Protestantismo y política en la vida y obra de John A. MacKay (1917-1936) Tomás Gutiérrez Sánchez Derechos de autor: © 2014 Seminario Evangélico de Lima Av. La Molina 585, Urb. Santa Felicia, La Molina - Lima Telf.: (511) 348-1202 Telefax: (511) 348-1761 Web: www.sel.edu Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2014-05448 ISBN N° 978-9972-701-92-4 Categoría: Vida de la iglesia / Misiones / Historia Primera edición, abril 2014
Editado por: © 2014 Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) – Ediciones Puma Av. Arnaldo Márquez 855, Jesús María - Lima Telf.: (511) 423–2772 E-mail: puma@cenip.org Web: www.edicionespuma.org Ediciones Puma es un programa del Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) Diseño de carátula: Henrique Martins Carvalho Diagramación: Hansel James Huaynate Reservados todos los derechos All rights reserved Prohibida la reproducción, almacenamiento o transmisión total o parcial de este libro por algún medio mecánico, electrónico, fotocopia, grabación u otro, sin autorización previa de los editores. Impreso en abril de 2014 en los talleres de Ortega Ramírez, Luis Pedro Mariscal Miller 2376, Lince, Lima Impreso en Perú Printed in Peru
A Pedro Arana Quiroz, por su vida y ministerio en la construcciรณn del reino de Dios.
Contenido Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 1. Los primeros años y su formación académica (1889–1916) . . . . . . . . . . . . . 19 2. La relación con los círculos académicos del Perú y su influencia en el liderazgo nacional (1917–1925) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 • El Colegio Anglo-Peruano, foco del pensamiento social protestante . . 28 • MacKay y sus vínculos con las sociedades de ideas en el Perú de los años veinte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 3. MacKay, la política panamericanista y los congresos evangélicos en América Latina (1916–1929) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 • Los congresos panamericanistas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 • Los congresos evangélicos en América Latina 1916–1929 . . . . . . . . . . . 59 4. Escritos políticos de John A. MacKay (1918–1936) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 • Escritos iniciales: Democracia y liderazgos éticos-religiosos (1918–1925). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 • Peregrinaje por América Latina, sus labores en la ymca y sus postulados críticos a la política norteamericana del panamericanismo (1926–1931) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 • La opción de MacKay por el aprismo como una posibilidad democrática para América Latina (1932–1936) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Presentación
El presente ensayo abre una ventana sobre el pensamiento social y político de un misionero evangélico escocés que trabajó por una década en el Perú y dejó como herencia un buen colegio, y muchos artículos y libros. Tuvo una influencia personal y amistad con muchos personajes importantes de la vida pública e hizo una contribución única al pensamiento latinoamericano. El pensamiento de John A. MacKay es poco recordado y comprendido hoy, aún en el movimiento evangélico, y Tomás Gutiérrez nos hace el servicio de reabrir el camino hacia su comprensión. Varias dificultades se presentan al que quiere acercarse al pensamiento de MacKay. Una dificultad elemental es la poca disponibilidad de sus escritos. Al conseguir leerlos se presentan otras dificultades más. El mundo ha cambiado en las décadas transcurridas desde que MacKay los escribió. Las circunstancias sociales y políticas hoy son muy diferentes, y los movimientos, organizaciones y personajes que analiza y comenta son poco familiares. Otras dificultades también se presentan. El estilo literario adornado y elaborado de un profesor de literatura y filosofía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y las revistas intelectuales de la década de los 1920 es poco
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asequible para el lector contemporáneo. El pensamiento cristiano bíblico, personalista, místico y europeo de la primera mitad del siglo pasado tampoco es familiar. Los líderes del movimiento evangélico actual desconocen los escritos de MacKay y algunos que estudian su pensamiento lo siguen sin mayor evaluación mientras otros sospechan de él como aliado dudoso. Si se tiene que buscar un letrero genérico para los temas que abre John A. MacKay diría que la frase cosmovisión bíblica cristiana es apropiada. No fue ni evangelista, ni plantador de iglesias ni constructor de templos, ni predicador popular, ni expositor bíblico ni teólogo típico. Fue un hombre de letras con gran facilidad para escribir, un cristiano filosófico con visión ecuménica, y un seguidor incondicional de Jesucristo con simpatía universal con los hombres y mujeres que luchan para mejorar la humanidad y el mundo que habitamos. Gracias a Tomás Gutiérrez por su diligente labor de historiador y traer nuevamente a la luz este pensamiento y obra antiguos con su visión de la renovación de nuestro continente. Nos toca informarnos al respecto, evaluar su relevancia para nuestra generación y tal vez descartar algunos énfasis que no consideramos pertinentes. El ensayo nos puede estimular para buscar un camino propio en la tarea de expresar el pensamiento cristiano bíblico y evangélico como alternativa para los peruanos de hoy. Rvdo. Dr. Donald Smith Kennedy BSc, DipTh, PhD, Rector del Seminario Evangélico de Lima La Molina, abril de 2014
Prólogo El ideario social y político de John A. MacKay En 1978 el Perú vivió un momento crucial de transición social y política. Luego de once años de un gobierno militar que comenzó con promesas de transformación profunda de las estructuras pero se descaminó, el país tuvo la oportunidad de darse una nueva constitución que expresara las aspiraciones democráticas y de justicia social de diferentes sectores políticos. El 17 de junio, en una elección siguiendo el voto preferencial de listas con un candidato principal, la lista que recibió más votos fue la del Partido Aprista, cuyos cuatro candidatos elegidos con la mayor votación fueron Víctor Raúl Haya de la Torre con 1 038 516 votos, Luis Alberto Sánchez 18 327, Ramiro Prialé 16 829 y Pedro Arana 8 807. Tres de estos elegidos eran discípulos de John A. MacKay, un misionero y educador protestante que vivió en el Perú de 1916 a 1925. Haya de la Torre y Sánchez habían sido amigos, discípulos y profesores en el Colegio Anglo Peruano que este maestro escocés fundara. Arana, de una nueva generación, había terminado sus estudios secundarios en dicho colegio en 1957 y también era discípulo de MacKay.
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La lectura atenta de la biografía, la correspondencia y las publicaciones de MacKay muestra que algunos de los principios social demócratas del Partido Aprista, en su etapa inicial, derivaban del ideario social y teológico que MacKay había ido exponiendo de diversas maneras durante los años que vivió en el Perú, y más tarde durante su residencia en Montevideo, Uruguay y en México, entre 1926 y 1932. A lo largo de esos años MacKay cultivó una relación cordial y recíproca con numerosos políticos, literatos, intelectuales y estudiosos de toda América Latina, con quienes compartía sus ideas y las debatía. La relación entre el pensamiento protestante y el desarrollo de la vida social y política en América Latina, particularmente en el Perú durante el siglo veinte, es un tema que el historiador Tomás Gutiérrez Sánchez ha venido investigando durante varias décadas. Su curiosidad de investigador acucioso le ha llevado a trabajar en bibliotecas y archivos tanto en el Perú como en Europa y Estados Unidos. El libro que ahora publica Gutiérrez nos ofrece en primer lugar una semblanza de MacKay, en la que presta particular atención a su intensa y significativa participación en la vida intelectual y universitaria del Perú y América Latina. Conforme avanza en el relato biográfico Gutiérrez va exponiendo el ideario social del maestro escocés. En la segunda parte de su libro, que me parece mucho más que un Apéndice, Gutiérrez ha reunido catorce trabajos de John A. MacKay escritos entre 1919 y 1935 y publicados en la revista continental La Nueva Democracia. Esta colección de ensayos resulta una valiosa antología para quienes quieran comprender el pensamiento social protestante y su forma de llegada y difusión en América Latina. En estos ensayos de MacKay se percibe la riqueza de su formación académica y su pasión por comprender la
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realidad latinoamericana. MacKay había recibido una muy completa formación humanística en la famosa Universidad de Aberdeen en su Escocia natal; de allí su familiaridad con los clásicos y con la literatura en inglés. Luego había estudiado teología en el Seminario de Princeton en Estados Unidos, centro de reconocida solvencia en lo que a Teología Protestante se refiere. A continuación, con una beca por su mérito académico, MacKay había pasado un año en España viviendo en la Residencia de Estudiantes, centro del pensamiento liberal en el que llegó a conocer a Miguel de Unamuno, el pensador cristiano rebelde que era Rector de la Universidad de Salamanca, con quien trabó una amistad duradera. De esta manera se fue forjando un pensamiento muy original, con lo mejor de la tradición clásica, la herencia de la cultura calvinista, la nota existencial especialmente del teólogo danés Kierkegaard cuyo pensamiento conoció gracias a Unamuno, y la familiaridad con la historia espiritual de la península ibérica. A ello debemos agregar que MacKay tenía sensibilidad social y un profundo sentido de la justicia derivado de su fe personal como cristiano. En cuanto empezó a vivir en el Perú y a viajar por América Latina, su oído atento a las inquietudes juveniles de los universitarios y su sentido agudo de observación lo llevaron a profundizar en la comprensión de la cultura ibérica, recibida por la vía de la conquista y colonia, y del papel que jugaba en ella la fe cristiana. Este impresionante bagaje cultural y espiritual se percibe en la obra clásica de MacKay El otro Cristo español que se publicó en inglés en 1932. Así MacKay se convirtió en un respetado intérprete de la realidad latinoamericana que tanto en Estados Unidos como en Europa ayudó a la comprensión de nuestro continente más allá de los estereotipos turísticos. Esta familiaridad
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con América Latina hizo que cuando ya residía en Estados Unidos como Rector del Seminario de Princeton, MacKay pudiera argumentar, por ejemplo, contra la jerarquía católica que presionaba para que el gobierno estadounidense prohibiese las misiones protestantes. Y luego cuando triunfó la revolución cubana en 1959, lo cual trajo una ola de macartismo agresivo a la diplomacia norteamericana, MacKay visitó Cuba y abogó por una política sensata que entendiera el contexto más amplio de ese momento histórico. Cuantos nos interesamos en la historia y la realidad de la presencia protestante en nuestro continente estamos en deuda con Tomás Gutiérrez porque no se ha limitado a hurgar con diligencia en archivos y bibliotecas sino que se ha esforzado también en compartir y difundir sus hallazgos. Prueba de ello es la revista Época que fundó en Lima y que publicó entre 1995 y 1999. En ella Gutiérrez sacó a luz documentos primarios de las primeras décadas del siglo veinte, sobre temas como el proceso a Francisco Penzotti, la relación entre Aprismo y Protestantismo, o los textos de tesis defendidas por misioneros protestantes en universidades peruanas. Gutiérrez fue también Coordinador General del área protestante del Centro de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina (cehila). En la década de 1960 empieza a forjarse un pensamiento evangélico sobre lo social y político en el cual trabajan diversos discípulos de MacKay. Luego el crecimiento numérico del protestantismo abre camino a la participación en política y es allí donde se puede advertir la distancia entre la promesa de la presencia protestante de la primera parte del siglo veinte y la precariedad de las realizaciones en la segunda parte de ese siglo. En el caso del Perú, Tomás Gutiérrez nos ofreció en el año 2000 su libro El “Hermano
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Fujimori”, obra documentada y honesta, cuya intención docente y autocrítica aprecio de manera especial. Ahora nos entrega este esfuerzo por recuperar la memoria de John A. MacKay y hacer justicia a la calidad y pertinencia de su pensamiento, para entendernos mejor nosotros mismos, como protestantes peruanos y latinoamericanos. Por ello he accedido gustosamente a escribir este prólogo a un libro que todo protestante peruano que quiera estar bien informado hará bien en leer. Samuel Escobar Valencia, octubre del 2013
Introducción Uno de los grandes pensadores evangélicos del siglo pasado en América Latina fue, sin duda, John Alexander MacKay (1889–1983), escocés de nacimiento pero con alma latina, como lo describió en su libro John Sinclair1. MacKay se caracterizó por ser un visionario comprometido con la implantación del reino de Dios, la búsqueda de armonía, confraternidad y justicia social para los pueblos de América Latina. Su presencia en nuestro continente empezó en 1916 y culminó con su designación como presidente del Seminario Teológico de Princeton en 19362, institución donde también había realizado sus estudios teológicos antes de llegar al Perú3. 1 Pocos libros existen sobre John A. MacKay, quizás el de mayor
popularidad sea el del misionero presbiteriano de origen norteamericano John Sinclair: Un escocés con alma latina (México: cupsa, 1990). También tenemos el libro The hand and the road: the life and times of John A. MacKay de John MacKay Metzger, quien ha desarrollado una biografía muy detallada y minuciosa sobre MacKay, además de descriptiva y bien narrada, con detalles importantes de su vida en América Latina, en la cual resaltan los sucesos políticos ocurridos en el Perú durante la década de 1920. El libro de Metzger es la primera investigación documentada sobre MacKay y nos da herramientas para penetrar en su pensamiento. 2 En 1932, MacKay es designado secretario de la Junta de Misiones Extranjeras de la Iglesia Presbiteriana del Norte de los Estados Unidos; dicho cargo le permitió seguir desarrollando —a través de sus conferencias y visitas—, labores misioneras en América Latina. 3 Sus estudios de teología los realizó en Escocia y Estados Unidos.
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Los escritos de John A. MacKay son innumerables: noticias, informes, artículos, ensayos de literatura, de teología, obras para las misiones, textos políticos y sociales. Su correspondencia también constituye un legado importante para la historia de las ideas protestantes en América Latina y el pensamiento social evangélico4. Para el presente ensayo, analizo y comento los escritos políticos que desarrolló MacKay entre 1917 y 1936. Fueron publicados en contextos sociales distintos y constituyeron, en su momento, opinión pública desde las comunidades evangélicas para las sociedades latinoamericanas5. Las revistas, boletines, folletos y libros evangélicos fueron los vehículos para la divulgación de las ideas y el pensamiento protestante6. Los escritos políticos de John A. MacKay publicados en revistas y libros que tomo para el presente estudio, van desde la presentación de su tesis para optar el grado de doctor en Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (unmsm), en 1918, hasta cuando asumió la
4 Lamentablemente las obras de MacKay no han sido sistematizadas y
compiladas; el solo hecho de hacerlo nos daría insumos importantes para la investigación del desarrollo de las ideas protestantes en las Américas. 5 El espíritu de esa época (1910–1939), lo dice el historiador y amigo Carlos Mondragón, era tal que las ideas protestantes fluían con gran naturalidad. Para canalizarlas y expresarlas, las misiones protestantes asentadas en nuestro continente crearon revistas evangélicas en casi todos los países de la región. Estas revistas sirvieron de plataformas para difundir opiniones sobre temas como la libertad de cultos, la separación Iglesia-Estado, la educación laica, el matrimonio civil, la temperancia, los cementerios laicos, la planificación familiar y otros. 6 Para el caso peruano podemos mencionar la revista La Antigua Fe (1895), El Heraldo (1911), El Mensajero (1914), El Cristiano (1916), Renacimiento (1922). En Argentina, El Estandarte Evangélico (1883); en México, El Abogado Cristiano (1880), entre muchas más.
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presidencia del Seminario Teológico de Princeton, en 1936. La mayoría de los escritos de MacKay fueron publicados por la revista La Nueva Democracia, de 1920, y constituyen un material fundamental para conocer sus ideas y las circunstancias en que fueron escritas7. Me acerco a estudiar el pensamiento y las ideas políticas de MacKay desde sus primeros años de formación académica (1907–1916). Luego su presencia en el Perú, tanto en la fundación y dirección del Colegio Anglo-Peruano como su participación en la vida intelectual del país (1917–1925), su trabajo en la Asociación Cristiana de Jóvenes o ymca (1925–1932), hasta su labor como secretario de la Junta de Misiones Extranjeras de la Iglesia Presbiteriana del Norte en los Estados Unidos (1932–1936). En este ensayo divido la vida y obra de MacKay respecto de su accionar y sus escritos políticos en los siguientes ejes temáticos o capítulos: 1. Los primeros años de formación académica (1907–1916) 2. La relación con los círculos académicos en el Perú (1917–1925) 3. La política panamericanista y los congresos evangélicos en América Latina (1916–1929) 4. Clasificación y comentarios de sus escritos políticos (1918–1936)
7 La revista La Nueva Democracia fue fundada por el Comité de
Cooperación para América Latina (ccla), en 1920. Tuvo entre sus directores al misionero norteamericano Samuel Guy Inman (1877–1965), uno de los principales propulsores del diálogo entre la cultura protestante y las sociedades latinoamericanas. Inman logró contar con un cuerpo editorial de renombre en América Latina; sobresalen José Vasconcelos, Gabriela Mistral, Baltazar Brum y John A. MacKay.
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Sobre la última etapa de sus escritos políticos en los años treinta, desarrollo con más amplitud y crítica su relación con el líder y fundador del apra: Víctor Raúl Haya de la Torre. La postura final de MacKay fue de adhesión al nuevo movimiento político, como alternativa democrática frente a los regímenes totalitarios en América Latina.
Capítulo 1
Los primeros años y su formación académica (1889–1916)
Img. 01: John Alexander MacKay, cuando era joven.
MacKay nació el 17 de mayo de 1889 en Inverness —norte de Escocia—. Su apellido significa “Hijo de la Antorcha” e indica que su sangre era celta sin combinación (Sinclair 1990: 41). Los primeros estudios universitarios los hizo en la Universidad de Aberdeen —institución ubicada en las tierras altas de Escocia—. “El principio de la sabiduría es el temor al Señor” era el lema de la universidad, y reflejaba la posición religiosa institucional.
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Cuando estaba en Aberdeen, conoció a Robert E. Speer1, quien en 1910 se encontraba en Edimburgo a raíz del Congreso Misionero que se realizó en dicha ciudad. El congreso reunió a las distintas misiones evangélicas que desarrollaban labores evangelizadoras en todo el mundo y determinó que América Latina no era campo de misión para las iglesias protestantes2. Después de escuchar de Speer la visión misionera que se tenía para América Latina, luego ya de graduarse
Img. 02: Princeton Theological Seminary, representación de 1879.
1 Elliot Speer, Robert (1867–1947) fue secretario de la Junta de Misiones
en el Extranjero de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos, de 1891 a 1937. Nació en Pennsylvania y se graduó con honores en la Universidad de Princeton. Fue uno de los participantes en el Congreso Misionero de Edimburgo de 1910, y abogó por la obra misionera evangélica en América Latina. Fundó en 1913, junto con Samuel Inman, el Comité de Cooperación para América Latina (ccla). Visitó en varias oportunidades América Latina y fue uno de los organizadores y oradores del Congreso de Obra Cristiana celebrado en la ciudad de Panamá en 1916. 2 El Congreso de Edimburgo de 1910 determinó que aquellos lugares donde había presencia del cristianismo no podrían recibir por parte de las sociedades misioneras personal evangélico. En América Latina se encontraba el cristianismo católico y, entonces, no era factible enviar misioneros, por lo cual quedó descartado cualquier apoyo masivo de misioneros y financiero para dicha obra. Países como China, Japón y la India recibirían los mayores beneficios. Esta perspectiva cambió en el Congreso Misionero de Jerusalén, de 1928.
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en Aberdeen, MacKay decidió estudiar en el Seminario Teológico de Princeton. Es aceptado ahí como estudiante de segundo año por tener como base sus estudios en Aberdeen. De 1913 a 1915 estudió en el Seminario. Como era un alumno brillante, ganó una beca para estudios de posgrado en Teología. Lamentablemente los sucesos que ocurrían en Europa, a raíz de la Primera Guerra Mundial, le impidieron la realización del viaje. Pero MacKay ya había decidido ser misionero en América Latina, así que escogió estudiar la tradición religiosa española y conocer bien el idioma español. Para conseguir su objetivo asiste a la Universidad de Salamanca, en donde llegaría a estudiar con el gran pensador y filósofo español Miguel de Unamuno (1864–1936) (Sinclair 1990: 63–68). Se matriculó en la Universidad de Salamanca para el período académico 1915–1916, y se alojó en la residencia de estudiantes de la universidad. Estando en Salamanca, visitó en dos oportunidades a Unamuno. Lo menciona en la introducción de su tesis Vida, personalidad y obra de Miguel de Unamuno, que presentó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, en 1918, para optar el grado de doctor en Filosofía y Letras. Allí dice: …cúpome la suerte en dos ocasiones, de visitar, en su propio domicilio, al ilustre escritor vascongado, don Miguel de Unamuno. A los momentos pasados a los pies de este maestro eximio, cuyas conversaciones me volvieron en fervoroso admirador y discípulo…3
3 La tesis que presentó MacKay fue elogiada por los maestros y estudiantes
de dicha casa y fue publicada en Lima por la Revista Universitaria de San Marcos y la editorial Villarán, en 1919.
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En la tesis podemos apreciar algunos aspectos importantes que presenta MacKay. Está dividida como en el siguiente bosquejo: • • • •
Personalidad: su raza, cultura y su individualismo Obra: publicaciones Ideas críticas: juicios literarios, juicios sociológicos Ideas filosóficas: antirracionalismo, vitalismo y españolismo • Ideas místicas • Influencia
En el segmento de juicios sociológicos define a la sociología como la ciencia que busca el origen, traza la historia y soluciona los problemas de los fenómenos sociales. Ve que una de las enfermedades de hoy es la “falta de interés en la política”. Dice: La falta de interés en la política es el tercer síntoma de la misma enfermedad psicológica. “No soy político”, “ese es un político”, “el gobierno nada me da”. Estas y otras expresiones repetidas a porfía y todas igualmente humillantes, las que años las satirizó el eminente escritor español, José Mariano de Larra, en su artículo intitulado “En este país”, ¿qué son sino indicios de la desconfianza de un pueblo en su vida política, y por lo tanto en sí mismo a quien le toca elegir políticos, así también en el porvenir de la patria? Pues como dice muy bien Unamuno “Donde el pueblo se desinteresa de la política, decaen ciencias, artes y hasta industrias”. (Soliloquios y Conversaciones p. 271)4
4 MacKay, John. “Vida, personalidad y obra de Miguel de Unamuno”.
Revista Época, n.º i, Archivo Histórico del Protestantismo Latinoamericano, Lima, 1995, p. 92.
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Este párrafo de su discurso fue una llamada de atención a los estudiantes, a los profesores y al propio jurado. Las palabras de Miguel de Unamuno: “Donde el pueblo se desinteresa de la política, decaen ciencias, artes y hasta industrias” abrieron el horizonte a un debate mucho mayor. En el mismo año de presentación de la tesis, los estudiantes participaron activamente en la lucha por la jornada de las ocho horas, lucha que se consolidó en 1919. La relación de MacKay con Unamuno fue fructífera desde un inicio. MacKay se convirtió en fervoroso discípulo de la obra de Img. 03: Miguel de Unamuno, retrato. Unamuno, y encontró en él la base religiosa y social para su labor misionera en el Perú. Participó su relación con Unamuno a los jóvenes intelectuales de la época, en especial a Edwin Elmore5 y Víctor Raúl Haya de la Torre6.
5 Edwin Elmore (1890–1925) fue un idealista peruano, amigo de John
MacKay y de misioneros evangélicos; publicó El Esfuerzo Civilizador y Vasconcelos frente a Chocano y Lugones. Sus libros se vendían en la Librería e Imprenta El Inca, perteneciente a la Misión Evangélica eusa, cuyo director era John Ritchie, y formaban parte del Catálogo de 1927. Asimismo, El Inca publicó en 1917 su Informe sobre la significación y trascendencia de la fiesta de la raza, para la Unión de Labor Nacionalista. 6 En sus cartas Edwin Elmore menciona los saludos de MacKay al ilustre salmantino, y Haya de la Torre le solicita en 1920 a Unamuno una foto para ser colocada en los salones de la Federación de Estudiantes del Perú, en la llamada Galería de Maestros Ilustres. Ver la correspondencia de estos personajes con otros peruanos en la Casa Museo de Unamuno en la Universidad de Salamanca.
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Los estudios que realizó sobre Miguel de Unamuno le permitieron a MacKay dar conferencias en distintas universidades y centros de estudios de toda América Latina7. La amistad de MacKay con Miguel de Unamuno está registrada en una carta enviada por MacKay el 6 de octubre de 1930, en la cual manifiesta su devoción y admiración a la obra de Unamuno: Usted fue uno de los pensadores contemporáneos que más hondamente había influido en mí. Hallé en sus escritos lo que no encontraba en otra parte de la literatura moderna. Su amor a las Escrituras, sobre todo a San Pablo —a quien yo debo mi alma—, su hondo sentido de lo trágico y lo paradójico de la vida, su colocación de lo ético en el pedestal de su espíritu de caballero andante a lo divino conducido por las sendas de la existencia por una “mano invisible e intangible que le estruja”; todo ello despertó un eco en mi espíritu8.
El encuentro con Miguel de Unamuno tuvo lugar a fines de diciembre de 1929, en Hendaya, frontera de España con Francia. Lugar donde Unamuno sufría el exilio por sus ideas. MacKay logró visitarlo dos días y después expresó la satisfacción “de poder querer más al hombre que a sus escritos”9. MacKay comentó el encuentro con Miguel de Unamuno en su libro El otro Cristo español:
7 Estas conferencias sobre Miguel de Unamuno fueron auspiciadas por
la Asociación Cristiana de Jóvenes (ymca), donde MacKay explicaba la vigencia de su pensamiento. 8 Correspondencia en la Casa Museo de Miguel de Unamuno, Universidad de Salamanca. “Carta de John A. MacKay”. México, 6 de octubre de 1930. 9 Ibíd.
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Jamás podré olvidar, mientras viva, aquel día que inició toda una época en mi experiencia, cuando visité a Unamuno en su hogar en Salamanca durante las navidades de 1915. Fue el año después que la influencia clerical lo había depuesto del rectorado de aquella antigua universidad, y unos años antes de ser desterrado de España. Catorce años más tarde compartí dos días de su exilio en el pueblo francés fronterizo de Hendaya, frente a las montañas vascas, tan fatalmente simbólicas en la vida de España. Fue aquella la oportunidad que yo había soñado durante tantos años, de compartir un breve espacio de la vida del hombre que me había revelado los secretos del alma española y cuyos escritos habían estimulado mi mente, más que los de cualquier otro pensador contemporáneo. (MacKay 1991: 201–202)
La devoción de MacKay por Unamuno se manifiesta en sus conferencias, escritos y comentarios sobre la vida del insigne salmantino. Compartió sus experiencias con Unamuno en toda América Latina y, en especial, cuando se desempeñó como secretario en asuntos religiosos de la ymca.
Capítulo 2
La relación con los círculos académicos del Perú y su influencia en el liderazgo nacional (1917–1925)
Img. 04: John A. MacKay y su esposa Jane (1916).
John A. MacKay llegó al Perú con su esposa el 21 noviembre de 1916, bajo los auspicios de la Iglesia Libre de Escocia1, la cual decidió empezar la obra misionera en el país con la creación de una escuela y la fundación de iglesias locales2. 1 Reports to the General Assembly of the Free Church of Scotland, 1917,
Edinburgh, p. 837. 2 La Iglesia Libre de Escocia empezó la obra misionera en el norte del
país, en la ciudad de Cajamarca, luego que MacKay iniciara la obra en Lima, la cual ampió sus bases al resto de provincias del departamento
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