Arca de valores

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ARCA DE VALORES Textos Rebeca Orozco Ilustraciones Menena Cottin



ARCA DE VALORES Textos Rebeca Orozco Ilustraciones Menena Cottin


Primera edición: 2008 Primera reimpresión: 2013 D.R. © Rebeca Orozco D.R. © Menena Cottin D.R. © Ediciones Tecolote, S.A. de C.V. General Juan Cano 180 Colonia San Miguel Chapultepec 11850, México, D.F. 5272 8085 / 8139 tecolote@edicionestecolote.com www.edicionestecolote.com Coordinación editorial: Ma. Cristina Urrutia y Mónica Bergna Diseño: Ediciones Tecolote Colaboración: Andrés Stebelski Corrección: Claudia Hernández ISBN: 978-970-825-011-5

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Arca de valores se imprimió en septiembre de 2013


Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos. Martin Luther King, 1929-1968 Premio Nobel de la Paz

Aunque no lo creas, los animales tienen un gran parecido con los seres humanos. Basta con que te detengas a observarlos para darte cuenta de que también experimentan afecto, dolor, alegría, sufrimiento, tensión... ¿No es inquietante? En una palabra, viven emociones que podrían calificarse como humanas. Es admirable, por ejemplo, la gran solidaridad que existe entre los miembros de una mandada de lobos o una comunidad de pingüinos. Asombra la comunicación entre las familias de delfines. Resulta ejemplar el compromiso de las parejas de flamencos o la gran responsabilidad que las hembras pulpo, armadillo y cocodrilo demuestran hacia sus crías. En las páginas de este libro descubrirás algunas escenas sorprendentes de la convivencia de los animales. ¿Podemos aprender de ellos? Claro que sí…



SARAGUATO PARTICIPACIÓN En la copa de un árbol, un saraguato miraba la luna. De pronto, al escuchar las pisadas de un jaguar sobre la maleza, chilló fuerte. Sus aullidos inundaron la selva para asustar al intruso, pero el jaguar no retrocedió. Moduló, entonces, el volumen de su voz: era la señal convenida para alertar a su grupo del peligro. El saraguato prefirió salvar a sus compañeros antes que a sí mismo. Gracias a este aviso, las hembras lograron escapar con sus crías, y los machos se agruparon para arrojar zapotes y ramas contra el enemigo. Al fin el jaguar se alejó.



FLAMENCO SOCIABILIDAD

Los nacimientos siempre traen alegría, así que al momento en que el polluelo rompió el cascarón, sus padres aletearon, y se esmeraron en cuidarlo y alimentarlo. La vigilancia continua del pequeño fue amorosa, pero resultó extenuante. Al cabo de una semana, la pareja se vio en la necesidad de volar hacia el lago para comer algas y reposar. Llevaron al pequeño flamenco a una zona del lago, donde un grupo de padres, a manera de guardería, cuidaba con dedicación a todos los polluelos. Al día siguiente, otro grupo de flamencos se ocuparía de las crías.


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