Luis Barragán desarrolló un
estilo muy personal de hacer
arquitectura. Incorporó el
agua y su sonido, el color y
las texturas a sus diseños. Sus
espacios recrean el silencio
e invitan a la intimidad. El
legado de este arquitecto
mexicano merece ser divulgado
para dar a conocer las obras
que lo llevaron a recibir en
1980 el Premio Pritzker.