Chilangoscopio

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Basta un parpadeo todo se precipita en un ojo sin fondo Basta un parpadeo todo reaparece en el mismo ojo Octavio Paz. Primavera y muchacha


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EL CHILANGOSCOPIO Pozole de noticias, curiosidades, retratos y panoramas para disfrutar solo o en compañía de veinte millones Compuesto por un panóptico de

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Imágenes de: ajolotes, alebrijes, boleros, botargas, cilindreros, chimecos, chinelos, chupirules, dorilocos, escamoles, ficheras, franeleros, huaraches, jicaletas, loterías, maquiladoras, merengueros, mirreyes, pachucos, peseros, pepenadores, piñatas, quesadillas con queso y sin queso y otras figuras verídicas y artísticas que le mostrarán la asombrosa

Ciudad de México de un modo nunca visto hasta la fecha, con la ayuda de un

ÍNDICE FIDEDIGNO PARA ILUSTRAR A LOS CURIOSOS. Letra y música de Javier Sáez Castán Arreglos de Aitana Carrasco Ensordecedora sinfonía ilustrada de la historia, el pensamiento, el arte, las letras, las ciencias, los espectáculos, la tauromaquia, el circo y la sociedad mexicana dotada de un ingenioso mecanismo para otear la inmensidad chilanguense sin caerse dentro Tipografió Murugarren¶


Para los que iluminan los rincones oscuros J.S.C., A.C. y M.M.M.

El chilangoscopio. Primera edición: 2017

© Javier Saéz Castán por el concepto, ilustraciones y texto Coordinación editorial: Javier Saéz Castán y Mónica Bergna Composición y arreglo digital: Aitana Carrasco Composición tipográfica: Miguel Murugarren Corrección: Teresa Icaza D.R. © 2017, Ediciones Tecolote, S.A. de C.V. General Juan Cano 180, Col. San Miguel Chapultepec, C.P. 11850, Ciudad de México 5272 8085 / 8139 tecolote@edicionestecolote.com www.edicionestecolote.com Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad de Ediciones Tecolote, S.A. de C.V. ISBN: 978- XXXXXXXXXXXX Impreso en México / Printed in Mexic


EL CHILANGOSCOPIO Y del griego

Del náhuatl

ixachilan,

scopos,

inmensidad.

que observa.

¿Existe de verdad la Ciudad de México? Es posible que Vd. frunza el ceño con fuerza o sonría con desgana… ¡hemos oído tantas leyendas! Pero no se vaya por favor, le suplicamos que nos escuche: el pesero todavía tardará unos minutos, si es que aparece, y no tratamos de venderle nada; como mucho le prestaremos unos lentes, sin compromiso. La Ciudad de México… la mítica, la improbable Ciudad de México… Durante siglos, los historiadores han tratado de ponerse de acuerdo sin conseguirlo: para algunos, se trata de una ciudad imaginaria semejante a Quivira o Cíbola, el resultado de un cúmulo de narraciones alimentadas por los aztecas y magnificadas posteriormente por los españoles para atraer al continente a toda clase de insensatos y buscavidas… Para otros, se trata de una simple operación comercial para aumentar el valor de unos terrenos pantanosos situados en un perdido valle del altiplano mexicano. Y sin embargo… la ciudad existe. Sabemos que tal afirmación puede escandalizar a los escépticos, pero repetimos: la ciudad existe. ¿Ha dejado de sonreír, querido lector? ¿Se indigna, nos recrimina la audacia, nos tilda de embaucadores, nos pide pruebas? Nos limitaremos a abrir el ojo del sueño a pleno sol y seguir al águila hasta descansar sobre el nopal. Pero, alto ahí, puede darse un caso opuesto al anterior. Tal vez Ud. se pregunte “¿qué tontería es ésta? ¿Pues no estoy ahora mismo allí, en pleno atasco en Insurgentes?” Si Ud. pertenece a ese grupo, le recordamos que muchos caminantes, viajeros em-

pedernidos, experimentaron, de pronto en medio del desierto, la seguridad de hallarse en el palacio de la Reina de Saba, en plena conversación con la bellísima reina, hasta que una expedición de rescate los sorprendió in extremis abrazados a una palmera. ¿En qué quedamos entonces? ¿Existe o no algo que merezca llamarse Ciudad de México? Existe, sin duda, pero permítanos reformular la pregunta, porque, al fin y al cabo ¿de qué Ciudad de México estamos hablando? ¿De México- Tenochtitlán o de la Capital de la Nueva España? ¿De la cosmopolita Ciudad de México o de la críptica Chilangolandia? Unas ciudades resbalan y chocan con otras como embravecidas placas tectónicas, y el desprevenido viandante nunca sabe a ciencia cierta qué se va encontrar, ni cuán profundo es el légamo que sostiene la ciudad bajo sus pies. Haría falta un visor místico, una especie de aleph borgiano que nos permitiera contemplar la ciudad de una sola vez y en toda su chilanguidad para estar seguros de que de verdad la hemos visto: la Ciudad Espejismo, la Babel del Nuevo Mundo, la que se alza del lodo de Texcoco con la bravura de un volcán. ¿Y existe realmente ese visor? ¿Nos tocará empezar de nuevo la rueda de las conjeturas? No… Ud. lo tiene entre sus manos, sólo tiene que agarrarlo fuerte para no caerse dentro, mirar al centro del ojo y pronunciar su nombre: el chilangoscopio. Si la ciudad existe, tal vez podamos inferir algo mucho más improbable: que nosotros también. E. Spirito, Ministro y albacea del Chilangoscopio

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870 "Quien pinte estos muros serรก consignado."

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871 "Esta propiedad no estรก a la venta. Para cualquier duda o necesidad llame al 5596- 4506."

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872 "Este hogar es catรณlico. No aceptamos propaganda protestante ni de otras sectas."

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873 "Las plantas, los arbustos y los รกrboles estรกn creciendo."

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Necesitan para su desarrollo no sĂłlo de nuestro cuidado, sino tambiĂŠn del de Vd." 57

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874 "No hay lugar para visitas. Acceso vehicular sรณlo con tarjetรณn."

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"No insista, los vigilantes sรณlo cumplen con su deber."

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