¡No, tú no!
Fanuel Hanán Díaz • Luis Lestón
Roberta estaba terriblemente aburrida. Su mirada se perdía detrás de la ventana por donde alcanzaba a ver el bosque. En su cabeza aún resonaban las palabras de su madre: “¡Péinate!, ¡lávate las manos!, ¡mira qué uñas tan largas!”. De pronto sintió una rabia incontenible, empujó la puerta sin hacer ruido y salió de su casa sin mirar atrás...
Caminó y caminó hasta llegar a un claro. Unas voces interrumpieron el silencio y se detuvo.
Dos monstruos se divertían de lo lindo detrás de unos arbustos; jugaban en la tierra con un montón de arañas.
-ÂżPuedo jugar con ustedes? -preguntĂł Roberta.