Las piezas del
Rompecabezas Rebeca Orozco • Rosana Faría
Las piezas del
Rompecabezas Texto de Rebeca Orozco basado en el diario de Patricia Bergna
Ilustraciones de Rosana FarĂa
6 de abril... ¡uf! me equivoqué, es 7 de abril de 1999
Este diario es para ti. Para que lo leas cuando crezcas y te enteres de lo que viviste de pequeñito. Cuando supe que nuestra madre estaba embarazada, salté y grité como loca por toda la casa. Te imaginaba sobre una cama de agua, muy a gusto... ¿Cómo imaginabas el mundo de acá afuera? Yo tocaba la panza de mamá como si tocara la puerta de tu habitación. Entonces tú dabas de pataditas. Luego, cuando apuntaba con la luz de una linterna sobre esa misma panza, te ponías duro, muy duro. No te movías. ¿Tenías miedo?
Con amor, Yola o Cucaracha o Gusano
4
18 de agosto de 1999 Rodi: Cuando llegaste a la familia, todo cambió. Las piezas del rompecabezas de nuestra vida volaron por los aires. A pesar de que, años atrás, Isabel y yo habíamos nacido sin complicaciones, tú apareciste antes de tiempo. El cordón umbilical se había enredado en tu cuello y el doctor tuvo que adelantar el parto. ¡Eras realmente pequeño!
Papá recorría nervioso los pasillos del sanatorio y mamá estaba muy alterada, pues las paredes de cristal de la incubadora le impedían acariciar tu frágil cuerpecito. Una puerta con el letrero de TERAPIA INTENSIVA me separaba de ti. En la sala de espera, yo me quedaba viendo el techo mientras nuestra hermana Isabel se comía las uñas.
6
20 de septiembre de 1999 Disculpa que te escriba en esta caja de cereal, pero me urgía decirte cosas. Mamá y papá se turnan para cuidarte, así que nunca estás solo. Yo voy a la escuela, y por las tardes, ¿qué crees? Hago mi tarea y... ¡juego contigo! Me caes muy bien porque te ríes muchísimo, sobre todo cuando hago gestos o te bailo. No todo es maravilloso, lloras cuando te doy papilla. Además, la otra tarde, mientras te cambiaba el pañal, te hiciste pipí y... ¡me bañaste! ¡Todo el mundo se rió de mí!
¿No te da vergüenza? Tampoco es fácil dormirte. Ayer, cuando al fin cerraste tus ojos, Isabel prendió la tele a todo volumen y te despertó. ¿Por qué no se fija? Empezaste a llorar muy fuerte y sólo te calmaste cuando mamá te dio pecho. Dice el pediatra que ya deberías sentarte y sostener la cabeza. ¿Por qué no lo haces? ¿Te cuesta mucho trabajo?
¡Ciao! Espero que tu primera palabra sea Yola, es decir, yo. 8