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Bordados del pueblo masehual en Tlatokxochitl: procesos educativos en mujeres bordadoras

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Mole oaxaqueño

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PATRIMONIAL

Bordados del pueblo masehual en Tlatokxochitl:

PROCESOS EDUCATIVOS EN MUJERES BORDADORAS*

Silvia Santiago Martínez**

El objetivo del trabajo es describir el aprendizaje de las

mujeres bordadoras y las representaciones culturales que construyen en torno a los bordados para comprender los procesos educativos propios de la cultura náhuatl. La metodología del trabajo es de tipo etnográfico y se resalta la importancia de los relatos de vida de cada sujeto participante.

mujeresbordadorastlatokxochitl.blogspot.mx

Introducción

En el pueblo masehual, que corresponde a la cultura náhuatl, los bordados forman la indumentaria de los masehualmej. El presente artículo es parte de la tesis “Los bordados del pueblo masehual en Tlatokxochitl como obra en la construcción cultural: aprendizajes y procesos educativos en mujeres bordadoras”, que se realizó con un grupo de mujeres bordadoras de la comunidad de Hueycoatitla, municipio de Benito Juárez, Veracruz. La práctica cultural de los bordados nos permite reconocer procesos educativos desde adentro, es decir, una educación intracultural de los masehualmej, donde lo subjetivo y la intersubjetividad son puentes que construyen estrategias de enseñanza-aprendizaje desde lo colectivo y lo comunitario. Las mujeres bordadoras expertas enseñan a las aprendices el valor de cada figura, textura y color de los bordados, los cuales consideran una práctica y patrimonio cultural.

* Este texto fue tomado de la tesis para obtener el grado de maestría en Pedagogía (FFyL-UNAM) titulada Los bordados del pueblo masehual en Tlatokxochitl como obra en la construcción cultural: aprendizajes y procesos educativos en mujeres bordadoras. ** Miembro del seminario de Educación Patrimonial de la Maestría en Pedagogía, FFyL-UNAM.

Tlatokxochitl en Hueycoatitla

Hueycoatitla es una comunidad hablante de la lengua masehualtlatoli (náhuatl), adscrita

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Benito Juárez Hueycoatitla

Municipio M c Munic de e Benito Juárez tiBe Benit á

Caminos de terracería

Camino pavimentado

La comunidad de Hueycoatitla se localiza en la región montañosa de la Huasteca, en la zona norte del estado de Veracruz, en el municipio Benito Juárez. Se encuentra a una altura de 304 metros sobre el nivel del mar.

al municipio de Benito Juárez, en el norte del estado de Veracruz. En esta localidad figura el grupo de mujeres llamado Tlatokxochitl, que se juntan a bordar para compartir experiencias, conocimientos, saberes, gustos, anhelos y alegrías que día a día viven con sus familias. Las mujeres se reúnen en la casa de la señora Albina (representante del grupo), donde el patio, el corredor y la sala se convierten en un espacio comunitario para bordar. Las mujeres bordadoras de Tlatokxochitl abren el espacio para enseñar y aprender, con la finalidad de fomentar el bordado como parte de las prácticas culturales de la comunidad.

Algunos referentes teóricos

En cuanto a los referentes teóricos en que fundamentamos nuestro trabajo, retomamos las ideas y teorías de los siguientes autores: la teoría de las representaciones de Henri Lefebvre, quien enfatiza que las representaciones no son falsas ni verdaderas sino que se definen en la obra (obra, todo aquello creado por el hombre); la teoría del aprendizaje social de Etienne Wenger y Jean Lave, los cuales sostienen que el aprendizaje es social y adquiere sentido desde la postura de la participación del sujeto, y que la participación es un referente epistemológico en que se fundamenta el aprendizaje; también retomamos los ideales de una educación comunitaria basada en la intersubjetividad que propone Carlos Lenkersdorf, y la cultura como trama de significaciones de Clifford Geertz.

Metodología

Nos apoyamos en las siguientes técnicas de investigación para realizar el trabajo etnográfico: • La observación fue fundamental en el trabajo de campo para recopilar información; consistió en ver qué está pasando en ese

contexto “sin fragmentar ni dividir lo real, tomando perspectiva para tener una visión del conjunto”.1 • Las entrevistas sirvieron para obtener información directa de los sujetos, por lo que constituyeron la parte esencial de la investigación que nutrió de vida las preguntas de investigación. En las entrevistas se pedía:

Cuéntame sobre los bordados. • En la construcción de entrevistas emergen los relatos de vida2 como una estrategia etnográfica para obtener información de los sujetos. Los relatos de vida acceden a “una dimensión diacrónica que permite captar la lógica de la acción en su desarrollo biográfico, y la configuración de las relaciones sociales en su desarrollo histórico (reproducción y dinámica de transformación)”3 de las mujeres respecto a la acción de bordar y crear bordados.

La investigación se efectuó en cinco familias bordadoras que integran el grupo Tlatokxochitl. Los participantes se eligieron a partir de los siguientes criterios: • Mujeres mayores que tienen los conocimientos de los bordados y que han sido creadoras de imágenes o figuras. • Jóvenes que elaboran bordados. • Niñas interesadas y que interactúan en los procesos de elaboración de bordados.

1 José A. Yuni y Claudio A. Urbano, Mapas y herramientas para conocer la escuela. Investigación etnográfica e investigación-acción, p. 183. 2 Retomo las historias de los relatos de vida. Abordar, en este punto, las historias, saberes, conocimientos y recuerdos que se tienen en torno a la vida productiva de bordados –incluyendo cómo aprendieron a bordar y qué les representa–, es una estrategia que agrego a la etnografía, la cual se fue desarrollando en el trabajo de campo; es decir, los relatos de vida emergen del trabajo de campo. 3 Daniel Bertaux, Los relatos de vida. Perspectiva etnosociológica, p. 11.

Bordados y procesos educativos en mujeres bordadoras

Trabajar con mujeres bordadoras permitió comprender que sus creaciones son obras construidas a través de representaciones culturales; y que el color, la textura y las figuras evidencian la cosmovisión de una cultura.

Podemos entender que el bordado es una escritura antigua de Mesoamérica; como escritura y práctica es transmitida de generación a generación cuando las mujeres bordan objetos de uso cotidiano, animales y flores de la región.

De acuerdo con Lechuga,4 el bordado es uno de los recursos de ornato más importantes del mundo. Sin embargo, en su elaboración existe una variedad de estilos. El que nos interesó en la investigación fue el punto de cruz, y la razón de ello es que para las bordadoras de Tlatokxochitl en Hueycoatitla, éste representa la memoria de sus ancestros que se mantiene viva en las figuras de la indumentaria. Las bordadoras argumentan que es el que se usa más y está presente en la cotidianidad de la comunidad; además, no dejan que desaparezca porque es una herencia de los abuelos y las abuelas de la comunidad.

Las bordadoras tienen un proceso de formación que comprende los principios y las estrategias de aprendizaje; en la construcción de representaciones culturales, los bordados son considerados como obra, y la creación implica saber bordar y combinar colores para poder escribir la literatura de la obra-bordado.

Principios de aprendizaje de la bordadora En nuestra tesis identificamos que el aprendizaje que toda bordadora desarrolla durante su formación se refiere a dos principios básicos: el primero es el deseo de bordar, que a su vez

4 Ruth D. Lechuga, La indumentaria en el México indígena.

Foto: Silvia Santiago Martínez.

Mujer bordando.

se nutre de la seriedad, el gusto, el interés y la atención surgidos de la actividad concreta la veía bordar; el segundo se refiere a la paciencia. Estos principios interactúan constantemente y se consolidan en la actividad concreta de bordar.

El principio de deseo aparece por el momento de inmediación, por la aproximación del entorno social que vive el sujeto5 y propicia condiciones en la persona para crear la obrabordado porque “parece ‘producir’ su tiempo, su espacio, su afirmación y su fuerza”.6 En la convivencia cotidiana de la niña junto a la experta nace el deseo de bordar.

El principio de paciencia es la base del compromiso con la actividad del bordado porque

5 Henri Lefevbre, La presencia y la ausencia. Contribuciones a la teoría de las representaciones. 6 Ibid., p. 251. genera las condiciones para que la aprendiz permanezca en todo el proceso de su aprendizaje. Cuando este principio no se desarrolla, surge el enojo, o bien las aprendices abandonan, como relata una bordadora:

Sí aprendió [su hija]. Una vez le dije que hiciera todo parejo; ella lo hizo, pero se equivocó porque las cruces no se veían y lo de abajo estaba chueco. Le dije que así no era; ella se enojó y ya no quiso hacer.7

La paciencia se demuestra cuando la aprendiz internaliza la responsabilidad con la práctica cultural del bordado.

Estrategias de aprendizaje que usan las bordadoras Otro elemento que abordamos en la tesis hace referencia a las estrategias de aprendizaje que usan las bordadoras. Ellas −que pueden ser madres, abuelas, tías o vecinas− buscan diversas formas de enseñanza para transmitir su saber a las futuras bordadoras. Una de las herramientas básicas que emplean las expertas es la entrega de los materiales indispensables que ayudan a la aprendiz a manipular los hilos, la tela y la aguja.

Las niñas interactúan con materiales necesarios en la elaboración de bordados, y en esta relación se crean condiciones que propician el aprendizaje en la vida cotidiana. Las bordadoras del grupo Tlatokxochitl argumentan que los cachos de telas e hilos son herramientas indispensables que estimulan acciones para el desarrollo del aprendizaje pues fungen como primeros materiales didácticos. Con éstos se estimula la ejecución de una actividad lúdica que apoya la construcción de conocimientos y saberes

7 Entrevista a la señora Luciana Hernández 11/1/2012, citado en Silvia Santiago, Los bordados del pueblo masehual en Tlatokxochitl como obra en la construcción cultural: aprendizajes y procesos educativos en mujeres bordadoras, p. 81.

Amaxochitl (flor de papel).

Foto: Silvia Santiago Martínez.

en la elaboración de bordados. Esas telas e hilos ayudan a desarrollar las habilidades, destrezas y actitudes que requiere cada aprendiz en su aprendizaje:

Recuerdo cómo me enseñaba. Ella [su mamá] me decía, me daba un cachito de cuadrillé, hilos, allí veía cómo hacer. Ella [su mamá] me decía: ‘Ahora copia esto, así hazlo, ve haciendo así’. Yo le decía: ‘No puedo, me equivoco’, pero sí lo sacaba.8

De lo expresado por la señora Albina, al recordar cómo aprendió a bordar siendo una niña, podemos deducir que los cachos de telas e hilos funcionan como estrategias de aprendizaje pues el contacto inmediato y manejo de materiales condicionan la construcción de conocimientos.

Las bordadoras saben que al proporcionarles esos materiales, motivan a las aprendices a crear bordados. Por otro lado, los pedazos de telas e

8 Entrevista a la señora Albina Bautista 7/1/2012, citado en Silvia Santiago op. cit., p. 83. hilos son usados para que la aprendiz se vaya adaptando y conociendo las formas de elaborar bordados; también con estos materiales se desarrollan las estrategias de enseñarse a sí mismas y con las demás.

Cuando la aprendiz toma la iniciativa de aprender por sí sola a bordar, se enseña a sí misma. Es decir, a partir de la convivencia y participación cercana con la experta, conoce algunos estilos del bordado y se consolida la curiosidad de toda aprendiz. Paradise diría: “se espera que el niño tome la iniciativa en el aprendizaje”.9

Enseñarse con las demás consiste en que la aprendiz aprende de otras personas para llegar a bordar. Esta estrategia posibilita que la aprendiz realice la práctica y junto con la experta aprenda nuevos estilos de bordado. En esta estrategia la participación es fundamental porque “sugiere un interés explícito sobre la persona, pero como

9 Ruth Paradise, Un análisis psicosocial de la motivación y participación emocional en un caso de aprendizaje individual, p. 84.

Foto: Silvia Santiago Martínez.

Bordado de un rebozo tradicional. Bordadodeunrebozotradicional

persona en el mundo, como miembros de una comunidad sociocultural”.10

Las estrategias enseñarse a sí misma y enseñarse con las demás generan un espacio comunitario donde se aprende a compartir, a dialogar, a enseñar lo que se sabe, y donde los consejos toman lugar.

En la educación del pueblo náhuatl, los conocimientos y los saberes se comparten en el espacio comunitario. Los miembros conviven con aquellas personas caracterizadas por poseer sa-

10 Jean Lave y Etienne Wenger, Aprendizaje situado. Participación periférica legítima, p. 26. beres de una determinada práctica cultural del pueblo. Así, la intersubjetividad cobra relevancia en las relaciones e interacciones en la vida cotidiana entre las bordadoras y las aprendices, quienes comparten un espacio comunitario, donde la bordadora sabe que tiene la responsabilidad de enseñar a aquella niña o joven que muestra interés en aprender a bordar.

La intersubjetividad en el ámbito comunitario se presenta en la relación de las subjetividades de los sujetos que asumen la responsabilidad de transmitir los conocimientos y de adquirir aquello que les es legado. En esta intersubjetividad, los sujetos se asumen como miembros de la comunidad y son responsables los unos con los otros de compartir aquello que es “nuestro”, que se dinamiza a través de las generaciones.

Representaciones culturales de bordados Las bordadoras del grupo Tlatokxochitl de Hueycoatitla conciben que el bordado es una práctica cultural, legado de los abuelos y las abuelas. En sus figuras se encuentra plasmada la cosmovisión, las prácticas cotidianas de la comunidad. Por ello, las mujeres bordadoras no pierden las nociones de lo que representa cada figura, color y diseño de los bordados. Para las bordadoras de Tlatokxochitl, esta práctica es patrimonio cultural de la comunidad. Entendemos por patrimonio cultural la construcción social que los sujetos atribuyen como significativa a ciertos elementos que son parte de su entorno sociocultural.

Reconocer el bordado como práctica cultural implicó considerar tanto las estrategias de aprendizaje como también lo que se aprende con éste. Así, encontramos que la práctica está orientada a la formación de sujetos comunitarios capaces de valorar las figuras del bordado como medio para plasmar la cosmovisión de la cultura náhuatl, así como la concepción de una forma de trabajo.

Para las mujeres de Tlatokxochitl, bordar no significa sólo cruzar hilos con diferentes colores, sino que al hacerlo se aprende a escribir la relación del hombre con la naturaleza, el cosmos, los ritos, las ceremonias; por ello, se habla de una reproducción cultural de los conocimientos de bordados. También saben que es el legado de las generaciones pasadas, que es parte del constructo de una historia colectiva, de una memoria colectiva, que posee tramas de significados11 para los habitantes de la localidad.

Las versiones que encontramos con las bordadoras de Tlatokxochitl se refieren a las representaciones que se tejen en la cultura construidas desde el contexto sociocultural. Hablamos de representaciones como aquellas concepciones o ideales que las personas de una cultura tienen sobre un objeto; en este caso consideramos los bordados como obra porque permiten comprender la relación sujeto-objeto para entender la creación de obra-bordado. Para Lefebvre,

[…] las representaciones no son en sí mismas ni verdaderas ni falsas. Pero como se les restituye en su contexto, se les presenta en su verdad, en sus relaciones como unos lugares y un tiempo, con unas condiciones de existencia concreta, las de una sociedad.12

Así, en la tesis hablamos de figuras representativas para la comunidad, como son el kuapelech (gallo), el popochkomitl (copalero) y la sempoalxochitl (flor de veinte pétalos o flor del muerto), que están vinculadas a las actividades rituales, ceremoniales y agrícolas de la comunidad. Cada uno de los motivos bordados posee una representación simbólica de la vida del hombre en su relación con el cosmos y la naturaleza.

Mediante las figuras de bordados se habla de una herencia cultural, manifiesta en la memoria

11 Clifford Geertz, La interpretación de la cultura. 12 Henri Lefebvre, op. cit., p. 170.

Foto: Silvia Santiago Martínez.

Sitlali (Estrella).

colectiva13 de Hueycoatitla. La herencia integra saberes ancestrales que dan sentido a la práctica actual, es decir, reconstruyen el pasado a partir de la textualidad de cada figura que se borda. Por ello hablamos de una pervivencia, porque cada bordadora construye sentidos y significados en torno a los bordados y reconoce que es parte de la comunidad.

Para las bordadoras de Tlatokxochitl, aprender y saber bordar representa poder salvaguardar las figuras que han dejado las abuelas, porque recuperan los bordados anteriores a su

13 La memoria colectiva constituye el reconocimiento de las prácticas del pasado que retoman significado en la vida contemporánea de los sujetos, es decir, se reconstruyen para formar sentidos y pertenencia cultural, “la memoria colectiva se encarga de diseminar los saberes individuales a los sociales, al significar lo que fue el pasado transponiéndolo en el presente, según las necesidades de los que viven en el ahora”, véase en Julia Clemente Corzo, El arte de formar y la artesanía del saber, p. 81.

existencia. Esto nos lleva a reflexionar en que la persona que borda está recuperando la práctica cultural porque la considera importante en la vida personal y colectiva, en el contexto cultural de la comunidad, como nos relata la siguiente bordadora:

[…] para mí es rescatar los tradicionales porque no quiero que se pierda en esta comunidad los bordados, ya que desde antes se viene haciendo. Ahora si decimos que ya no vamos a bordar, ya no vamos a enseñar, entonces desde allí se pierde los tradicionales de nosotros. Ahora nosotras copiamos de aquí, no copiamos esos que vienen en los catálogos, en revistas, sino que copiamos de antes, de las mamás de nuestras mamás, de muy antes, copiamos lo que nos han dejado en sus tiras, para que no se pierda los bordados tradicionales.14

Foto: Silvia Santiago Martínez.

Bordado antiguo.

Cuidar aquello que se viene haciendo porque es nuestro, funciona como hilo conductor de representaciones que cohesiona núcleos de identificación de algo propio que es heredado. Esto lleva a cuidar los bordados tradicionales y a aprender que el cuidado es un compromiso comunitario-colectivo.

En las representaciones culturales identificamos que las bordadoras hablan de dos tipos de bordados que son: los bordados de la comunidad como aquello que es nuestro y los bordados con figuras de los otros. Los primeros son propios de la comunidad; cada figura tiene nombre en masehualtaltoli (náhuatl), y presenta motivos de plantas, flores, animales, objetos de uso cotidiano y cosmogónicos significativos para la comunidad. Los bordados de la comunidad están en su mayoría en las tiras de kechkemitl15 de las abuelas como muestra la siguiente foto.

14 Entrevista a la señora Albina Bautista 7/1/2012, citada en Silvia Santiago, op. cit., p. 109. 15 Kechkemitl es el atuendo bordado que cubre el cuello de la mujer.

Fotos: Silvia Santiago Martínez.

Muestrario de bordados antiguos.

Es importante mencionar que las figuras de bordados con más presencia son las flores, seguidas de los objetos cosmogónicos y de uso cotidiano y animales. Entre las figuras de flores hallamos aquellas relacionadas con la agricultura, la fertilidad, la deidad y la belleza. Entre los animales está el kuapelech (gallo), como símbolo de fortaleza, “fertilidad agraria y humana”,16 en los objetos de uso cotidiano se encuentra el popochkomitl (copalero), que representa la acción de purificación.

16 Adriana Campos y Eduardo Terrazas, Dechado huasteco. Imágenes del textil indígena de la Huasteca Veracruzana, p. 19.

Los bordados con figuras de los otros son aquellos que no tienen contenidos significativos para los habitantes de la comunidad. La mayoría de las figuras son retomadas de catálogos o revistas de bordados, y su uso se debe a la elaboración de prendas de tipo comercial.

El bordado como obra

Considerar el bordado como obra nos llevó a reconocer los quehaceres de las bordadoras para identificar como ueli tlakopina (saber copiar), tlamachijchiua (crear con las manos) y tlayolitia

(crear con el corazón). Para llegar a cada uno de estos niveles de creación, la bordadora tiene que aprender a contar las puntadas y cuidar las simetrías de cada figura, así como saber combinar colores y el estilo del bordado. Estas habilidades se adquieren de la creatividad de cada una de ellas. Cabe señalar que en la creación de los bordados es importante que cada aprendiz y experta diseñe el tlakoayotilij (dibujar el delineado), que es la base de todo bordado. En la obra, cada bordadora plasma su propia creación porque cada puntada, combinación de color y simetría de las figuras surge de la creatividad de cada mujer.

Conclusiones

En los bordados encontramos formas de responsabilizarse respecto a las prácticas culturales que son patrimonio de la comunidad, y que no se aprenden de manera autoritaria y exigente ante una maestra, sino que el conocimiento fluye en un ambiente comunitario donde las niñas conviven con bordadoras expertas y con otras en formación, que en la actividad concreta aprenden a respetarse unas a otras y a reconocerse como integrantes de un colectivo.

Por otro lado, la intersubjetividad permea las condiciones de existencia comunitaria entre los miembros, donde la competencia no existe ni hay un solo ganador, sino que es compartida entre todas para mejorar y aprender de todas. Por ello hablamos de un aprendizaje compartido en la vida comunitaria y cotidiana de las mujeres bordadoras. Estas miradas de educación comunitaria en las mujeres bordadoras dentro del pueblo masehual constituyen las formas de vida intersubjetiva que los niños y las niñas van aprendiendo a lo largo de su existencia. La ayuda mutua, la iniciativa, la pertenencia a un grupo, las prácticas culturales, posibilitan la formación de hombres y mujeres comunitarios. Así, el individuo existe porque existe la comunidad, y por ello el individuo es un ser colectivo-comunitario.

Bibliografía:

BERTAUX, Daniel, Los relatos de vida. Perspectiva etnosociológica, Barcelona, Bellaterra, 2005. CAMPOS de la Peña, Adriana y Eduardo Terrazas, Dechado huasteco. Imágenes del textil indígena de la Huasteca Veracruzana, México, Ediciones del Programa de Desarrollo

Cultural de la Huasteca, 2004. CLEMENTE Corzo, Julia, El arte de formar y la artesanía del saber, México, Plaza y Valdés / Universidad Autónoma de Chiapas, 2009. GEERTZ, Clifford, La interpretación de la cultura, México, Gedisa, 2003. LAVE, Jean, y Etienne Wenger, Aprendizaje situado. Participación periférica legítima, México, UNAM-FES Iztacala, 2003. LECHUGA, Ruth, La indumentaria en el México indígena. Las técnicas textiles en el México indígena, México, SEP-Fonart, 1986.

LEFEBVRE, Henri, La presencia y la ausencia. Contribuciones a la teoría de las representaciones, México, FCE, 2006. LENKERSDORF, Carlos, Los hombres verdaderos: voces y testimonios tojolabales, México, Siglo XXI, 2008. YUNI, José A., y Claudio A. Urbano, Mapas y herramientas para conocer la escuela. Investigación etnográfica e investigación-acción, Córdoba [Argentina], Editorial Brujas, 2005.

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