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Yo-Yo Ma imparte clase

NOSOTROS

Julieta Fierro*

En este texto, pongo a consideración de los docentes algunas formas en que podemos aprovechar ciertas oportunidades que nos ofrecen los tiempos modernos.

1. Leer y escribir bien. 2. Ser capaces de resolver problemas. 3. Saber trabajar en equipo. 4. Ser creativos. 5. Saber cómo aprender lo que quieren.

World Economic Forum en commons.wikimedia.org

es indudable que se ha desplegado un nuevo paradigma educativo, acorde con una nueva realidad: la globalización y el cambio vertiginoso de las condiciones económicas, sociales, culturales, tecnológicas, científicas, etcétera. Enlisto algunos aspectos relevantes que debemos tener en consideración hoy en día, y para mostrar las nuevas necesidades educativas describo una clase magistral impartida en México por un chelista de origen chino, Yo-Yo Ma. Para finalizar, expongo algunas prácticas que permiten obtener provecho de las nuevas oportunidades a las que me refiero.

De manera sobresimplificada, el nuevo paradigma de la educación señala que los alumnos deben aprender a aprender, y las principales habilidades para lograrlo deben ser:

Sh utt e r s toc k.

Este último punto es importante, pues una de las causas más comunes de abandono escolar a partir de la secundaria es que los alumnos sienten que no les enseñan cosas útiles para su vida privada ni para su desarrollo profesional.

* Investigadora titular del Instituto de Astronomía de la UNAM y profesora de la Facultad de Ciencias de la misma.

Ante esta problemática, nosotros, los docentes, debemos:

Alcanzar lo anterior puede parecer un sueño imposible. Sin embargo, si logramos esto, prepararemos a nuestros alumnos para desenvolverse de la mejor manera en un mundo complejo, globalizado y que cambia rápidamente. Si nos atenemos a que –como es bien conocido– cuando enseñamos aprendemos, este principio puede funcionar como un aliciente extra para nuestro propio desarrollo.

Es importante considerar que no es obligado introducir nuevas formas de enseñar de un solo golpe, pues esto puede causar confusión, desorientarnos. Aceptemos que nos costará trabajo cambiar muchas prácticas fuertemente arraigadas. Pero si reflexionamos sobre nuestra práctica, sobre a dónde queremos ir nosotros y llevar a nuestros alumnos, y si cada semana nos dedicamos a trabajar con ellos y con nosotros mismos alguna de las habilidades mencionadas, al cabo de un tiempo, quizá algunos años, seremos los maestros que México necesita y, sobre todo, no nos asustará el arribo de nuevas situaciones y algún nuevo paradigma, ya que habremos aprendido a enfrentar un cambio fuerte.

Sh utterst o c k.

1. Actualizar constantemente nuestros conocimientos tanto en el aspecto didáctico, en nuestra área de enseñanza, como en el cultural. 2. Enseñar de manera multidisciplinaria, es decir, ofrecer un co2 nocimiento global. 3. Aceptar que nos equivocamos y estar dispuestos a aprender. 4. Leer mucho. 5. Pensar más para ser más creativos. 6. Aprender a actuar más como facilitadores del proceso educativo que como expositores.

La clase de Yo-Yo Ma

Yo-Yo Ma impartió una clase a tres jóvenes mexicanos estudiantes de chelo. Fue una clase abierta a la que asistieron unas 200 personas, principalmente alumnos y maestros de música.

El maestro Ma inició su disertación retando a los presentes a imaginar cómo lograrían algo que podría parecer muy difícil: hacer de los tres apren-

facebook.com/YoYoMa

Yo-Yo Ma es un chelista estadounidense, de padres chinos, de gran reconocimiento mundial

dices, grandes músicos. Para ejemplificar su propia estrategia, solicitó a uno de los jóvenes tocar de pie, como si su chelo fuera un contrabajo. A otro le pidió que interpretara una rapsodia húngara y se puso a bailar con el maestro Carlos Prieto –un afamado chelista mexicano que ha escrito sobre sus viajes en avión, acompañado siempre de su chelo Stradivarius en el asiento de al lado. Así, desacralizó la interpretación, mostró que la música es para que quien la escucha e interpreta, la goce. Cuando el tercer estudiante invitado interpretó con técnica impecable y sin cometer un solo error, Yo-Yo Ma sorprendió a toda la concurrencia al decirle que hubiera preferido que tocara con errores pero sintiendo la música, interpretándola a su manera. Argumentó que hacer música va más allá de la técnica, y que uno sólo aprende cuando se equivoca, cuando se arriesga a interpretar de una manera que no tiene por qué ser la usual, como tocar el chelo como si fuera un contrabajo. Para reforzar sus ideas, utilizó como tambor los costados del piano de cola que lo acompañó durante sus intervenciones.

Una vez terminada la clase, era evidente que los asistentes estaban utilizando sus redes sociales, a través de las cuales compartían su nuevo conocimiento en torno a la música. Los compositores, intérpretes, docentes y directores comentaban sus experiencias con sus compañeros de otros estados y obtenían una retroalimentación que puede convertirse en un tesoro.

Reflexionemos entonces sobre el hecho de que los docentes tenemos la capacidad de enriquecer nuestra práctica, de adaptarla, además, al tipo de estudiantes presentes. Muchos de nosotros lo venimos haciendo desde hace años, y sabemos que para lograrlo no existen recetas, sino que debemos ser creativos. Tenemos que experimentar con diversas maneras de educar, para garantizar que cada grupo y cada alumno lleguen tan lejos como sea posible.

¿Qué aprendimos durante la clase de Yo-Yo Ma?

1. La importancia de adaptarnos al grupo en general y a los estudiantes en particular para lograr enseñarles. Ellos son los que deben tocar, no es suficiente decirles cómo. 2. No podemos formar a los alumnos con todos los ingredientes que quisiéramos, sólo con los más significativos. Los conocimientos que deseamos enseñar no son sagrados, intocables; debemos experimentar y dejar que los alumnos experimenten con ellos, los manipulen y no les tengan miedo. 3. En una sola sesión, los estudiantes pueden aprender, sobre todo si tienen bases firmes, pues aprende más el que más sabe. Cada día de clase importa. 4. Debemos enseñarles lo necesario, así como darles herramientas para seguir buscando soluciones por su cuenta. 5. Y al ver a los asistentes compartir y discutir la información, advertimos que la formación de equipos nos fortalece.

Nuestras oportunidades para experimentar y aprender junto con nuestros alumnos

Para enriquecer nuestras clases y ser capaces de utilizar las diversas herramientas a nuestro alcance, es importante actualizarnos, aprender nuevas habilidades. No sólo vamos a enseñar a los alumnos, vamos a aprender junto a ellos, en el camino sin fin que es la práctica docente.

Como señalamos antes, cuanto más se sabe, es más fácil aprender. A mí me gustaría volver a la escuela para llenar las múltiples lagunas mentales que tengo, pero no puedo. Sin embargo, sí tengo posibilidad de desarrollar más destrezas y más conocimiento todos los días de mi vida. Por ejemplo, yo tomo clases de ballet y de piano. Gracias a ellas, me he dado cuenta de que una persona de 65 años puede aprender mucho todavía; y es más fácil hacerlo cuando hay gran gusto por lo que se quiere dominar. También he visto que mucho de lo que aprendo en estas clases es aplicable a cualquier disciplina: cómo pensar, cómo aprender, cómo tener éxito, cómo tener constancia, etcétera, y que lo puedo utilizar para otras cosas, como mi práctica docente en un ámbito muy diferente al artístico. Respecto a la música y la danza, por supuesto no pretendo ser primera bailarina ni concertista, pero sí puedo bailar para cierto público y tocar exclusivamente para mí, gozándolo.

A continuación mostraremos dos ejemplos de cómo las disciplinas se cruzan, y cómo aprender y utilizar conocimientos y herramientas que parece que poco tienen que ver con la materia que enseñamos nos puede servir mucho para obtener mejores resultados.

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Un ejemplo de interdisciplinariedad: el uso de Internet y la enseñanza-aprendizaje del inglés

Muchos maestros de inglés o de otra lengua extranjera utilizan Internet en su actividad; primero, para aprender ellos y, después, para enseñar. No obstante, para poder hacer esto y utilizar las múltiples oportunidades para la enseñanza-aprendizaje que se ofrecen en la red, deben actualizarse constantemente tanto en informática como en otros ámbitos. En Internet existen muchas páginas de apoyo para los maestros de inglés, con experiencias didácticas, discusiones sobre la aplicación de material, ejercicios, etcétera. También es necesario acercarse a otras disciplinas, como las de cultura general, ya que al enseñar otra lengua, también se debe acercar a los alumnos la cultura de los pueblos que la hablan; de otra manera, el aprendizaje será incompleto, pues habrá una incomprensión sobre la interpretación del mundo de los hablantes del idioma que se aprende.

Muchas personas que desean aprender inglés utilizan la red para hacerlo, ya que en México hay un déficit de profesores de dicha lengua. Hay muchos sitios que ofrecen asesoría y clases en este ámbito. Además, existen programas para enseñar habilidades puntuales. Para el caso del inglés, hay muchos que enseñan cómo pronunciar las palabras tomando en cuenta la posición de los labios, cómo pedir aquello que se necesita, cómo es la cultura de los diversos países angloparlantes, cómo actuar en situaciones diversas, etcétera; y también es posible acceder por Internet a películas en inglés con y sin subtítulos, a canciones y sus letras, en fin, ¡hay millones de posibilidades! ¡Imaginemos cómo será de útil Internet cuando sea muy importante aprender chino mandarín debido a la globalización!

Teniendo en cuenta la interdisciplinariedad, en el plantel, los maestros de inglés pueden asociarse con otros docentes en su práctica. Por ejemplo, el docente de música puede trabajar en sus clases algunas canciones en ese idioma, y el maestro de ciencias, ofrecer a leer un artículo o ver un documental en inglés.

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Un segundo ejemplo: la informática y la música

Para ofrecer otro ejemplo de cómo se entrecruzan las diversas disciplinas en la enseñanza, hablaré de una experiencia francesa conocida como MAO, acrónimo de la frase, en francés, Musique assistée par ordinateur.

En este proyecto se utiliza la informática para apoyar el aprendizaje musical. MAO no sólo incluye la enseñanza, sino también la creación, la ingeniería de sonido, la amplificación, etcétera, pero en este espacio nos interesa describir su utilización en escuelas secundarias francesas para que los niños se acerquen a la música, aprendan sobre ella y la practiquen.

El tipo de programas más utilizado con este fin es el de secuencias. Los alumnos crean y practican, a lo largo de su educación secundaria, algunas secuencias musicales. El programa Audacity, de este tipo, es gratuito y libre de derecho; en él se encuentran tutoriales de ayuda. En el sitio WinLibre se encuentran también otros programas de libre uso.

Los programas de secuencias permiten tener a muchos alumnos participando en un proyecto conjunto, pero que trabajan individualmente las informaciones sonoras elegidas por cada uno. Cada composición puede trabajarse de manera separada o conjuntarse; se puede utilizar un instrumento o muchos, una pista o varias. Hay programas de paga que tienen algunas ventajas, como la división del tiempo por medidas, la calibración de los instrumentos, el cambio de instrumentos para una misma pista, sostener varios trabajos al mismo tiempo, etcétera, pero tienen la desventaja de que son caros. Cada docente, de acuerdo con su situación, puede elegir el programa más conveniente, y es bueno tener en cuenta que los gratuitos son muy buenos, principalmente en la etapa inicial del aprendizaje.

Un segundo tipo de programas son los de instrumentos virtuales, que permiten grabar pistas controlando la altura del sonido. Hay muchos gratuitos y de buena calidad, tanto para aficionados como para semiprofesionales. Los de paga son en general de calidad extraordinaria y los utilizan profesionales, por lo que para el trabajo escolar puede no valer la pena realizar la inversión. Es bueno que los maestros sepan que la mayor parte de los programas gratuitos utilizan los protocolos VST (Virtual Studio Technology) para los plug-in de audio.

Los trackers o programas muestrario contienen instrumentos prerregistrados que permiten, sin conocimiento musical profundo, la creación inmediata de piezas. Existe el programa LMMS (Linux Multimedia Studio), que es gratuito y de libre uso. En él encontrarán ayuda guiada y completa sobre cómo utilizarlo.

También hay programas para grabación y edición. Los gratuitos abundan, entre ellos el mismo Audacity. De igual manera, hay programas convertidores que transforman los formatos de los distintos programas (mp3, WAV, Ogg Vorbis, MIDI, entre otros), lo que es muy práctico, pues permiten usar en diferentes etapas y con diferentes alumnos que trabajan en un mismo proyecto los programas que más convengan a cada caso, aunque usen formatos distintos. También los hay gratuitos y legales.

Hay algunos programas sobre notación musical, pero muy pocos gratuitos. Entre ellos, el más conocido es el MuseScore, aunque si se dispone de escasos conocimientos musicales no es muy útil.

De la misma forma que en Francia los maestros de música utilizan la MAO, los de nuestro país pueden echar mano de la tecnología informática para apoyar sus clases, especialmente mediante programas gratuitos. Por supuesto, los programas no sustituyen la actividad de los docentes, pero sí representan una herramienta muy útil que permite acceder a muchas prácticas sin que ello suponga una inversión económica importante, con frecuencia imposible, para los planteles educativos.

Conclusión

Como afirmamos en la primera parte de este artículo, hoy en día es importante que los maestros se actualicen y enriquezcan sus experiencias y conocimientos de manera permanente, y no sólo en la disciplina que enseñan, sino también en cultura general y en las herramientas útiles en su práctica docente. En los ejemplos que revisamos, nos enfocamos en la informática y en Internet por su importancia en nuestros días, pero no hay que excluir otras áreas, como las que señalé en mi caso, de la música y la danza. Tampoco debemos olvidar que todo aprendizaje permitirá que hagamos mejor nuestra práctica, sea cual sea la disciplina a la que nos dediquemos.

Con respecto a nuestra área de trabajo, como docentes debemos asistir frecuentemente a cursos de regularización y de actualización. Es cierto que esto cuesta trabajo, un esfuerzo que se suma al cotidiano de preparar e impartir clases; es verdad que aprender requiere de mucha energía, tanto física como emocional. Sin embargo, la satisfacción obtenida al contar con nuevas habilidades, es inmensa: nuestras clases serán mejores y, lo más importante, nuestros alumnos se verán favorecidos.

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