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El profesor Albino J. Lope y la revista El Paladín Escolar en Yucatán

E INCERTIDUMBRES

El profesor Albino J. Lope

Y LA REVISTA EL PALADÍN ESCOLAR EN YUCATÁN

www.bibliotecavirtualdeyucatan.com.mx Cristóbal León Campos* En los albores del siglo XX, Yucatán era uno de los estados del país que tenía mayor grado de injusticia, y una enorme población de origen maya vivía en conE diciones infrahumanas, trabajando como peones en las haciendas de henequén y al completo servicio de la “casta divina”. El rezago educativo tenía proporciones gigantescas, y el analfabetismo era la característica común en las comunidades urbanas y aún más en las rurales. Un nutrido grupo de maestros, entre los que destacó Albino J. Lope, comenzó a levantar la voz, a organizarse y a publicar sus ideales. El triunfo revolucionario abrió un nuevo camino que permitiría la aplicación de estas ideas, tanto en lo referente a la justicia social como a la pedagogía. La educación fue considerada el pilar para el desarrollo de una sociedad más justa, y los maestros lucharon para que ésta llegara a todas las capas de la sociedad. Esos profesores, entre ellos Albino J. Lope, trabajaron sin descanso para lograr este propósito, y gracias a ellos fue posible la discusión y puesta en práctica de las nuevas ideas, así como, entre muchos otros logros, el establecimiento de las escuelas rurales y la educación mixta.

I

La lectura, los libros, las publicaciones periódicas y su fomento se han convertido en los últimos años en tema recurrente de congresos y foros, cristalizándose como el centro de investigaciones y novedosas reflexiones. Saber qué se lee y quién o quiénes leen, así como analizar e implementar estrategias para el desarrollo del gusto por leer, son de los temas más reiterados. En particular, el auge que poco a poco va teniendo el estudio de la historia de la educación

* Antropólogo, coordinador técnico de la Casa de la Historia de la Educación de Yucatán. en México ha permitido que se realicen una serie de actividades orientadas a comprender los procesos que el libro, las publicaciones periódicas y la lectura han tenido a través del tiempo.1

1 Valiosas aportaciones representan obras como Lecturas y lectores en la historia de México, bajo la coordinación de Carmen

Castañeda García, Luz Elena Galván y Lucía Martínez Moctezuma (CIESAS, 2004); Historia de la lectura en México (El Colegio de México, 1988); y Las disciplinas escolares y sus libros, coordinado por Luz Elena Galván y Lucía Martínez Moctezuma (CIESAS, 2010). Estos importantes libros, junto con otros, y diversos artículos publicados en medios impresos y electrónicos, son la base de los análisis que se efectúan en materia de historia de la educación.

Sin embargo, los estudios de historia de la educación en Yucatán son pocos, y están más enfocados a aspectos políticos e institucionales, dejando de lado la cultura escolar, la vida cotidiana, el currículo, los libros, las publicaciones periódicas y demás documentos o fuentes de información. Los estudios sobre estos temas son incipientes.2

Por tal motivo, y con la intención de sumarnos a estos esfuerzos, las siguientes líneas pretenden explorar la revista El Paladín Escolar, editada durante los primeros años de la Revolución en Yucatán, específicamente entre 1913 y 1918, y acercarse a la figura de su precursor, el profesor Albino J. Lope, en un tiempo de amplia discusión de las ideas pedagógicas y de consolidación del proyecto educativo revolucionario.

II

En Yucatán existe una gran tradición de debate y difusión de las ideas pedagógicas a través de la publicación de revistas, entre las que destacan: El Periquito (1869-1870), que dirigió Ildefonso Estrada y Zenea;3 La Siempreviva (1870-1872),

2 Un ejemplo de los nuevos estudios en esta materia es el realizado por Roger Domínguez Saldívar, quien analiza la incorporación de la lectura y la escritura como requisito constitucional de los derechos políticos ciudadanos, en la primera mitad del siglo XIX. Resalta el hecho de que leer y escribir se constituyó en un requerimiento constitucional para el ejercicio de la ciudadanía. Véase: Roger Alonso Domínguez Saldívar,

“Educación y ciudadanía en Yucatán: 1812-1833”, en Sergio

Quezada (coord.), Encrucijadas de la ciudadanía y la democracia:

Yucatán, 1812-2004, Mérida, UADY / Congreso del Estado de

Yucatán LVII Legislatura, 2005. 3 Joed Almílcar Peña Alcocer, “Ildefonso de Estrada y Zenea y

El Periquito: un periódico para la instrucción infantil en el siglo

XIX en Yucatán”, en Chacmool VII. Cuadernos de trabajo cubano mexicano, Mérida / La Habana, UNO-Sociedad Cultural Nuestra América, 2013. Además, en 2012, la Casa de la Historia de la Educación de Yucatán reeditó el Diccionario de los niños, del profesor Ildefonso Estrada y Zenea, con un estudio introductorio de Roger Domínguez Saldívar y Magdalena Piste

Canché. El Diccionario fue publicado originalmente en 1869.

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Primeros números de El Periquito (1869-1870) y La Escuela Primaria (1886-1907), revistas de difusión de ideas pedagógicas en Yucatán

de Rita Cetina Gutiérrez;4 y La Escuela Primaria (1886-1907), fundada en 1886 por Rodolfo Menéndez de la Peña, revista que duró en circulación veinte años y significó un verdadero parteaguas en la discusión pedagógica del estado.5

La actividad intelectual del magisterio revolucionario heredó la tradición decimonónica de publicar libros y revistas que plasmaron el sentir de este grupo social. A principios del siglo XX, las publicaciones reflejaron en mayor grado las tendencias progresistas de la época y difundieron las ideas revolucionarias.

En años anteriores al inicio de la Revolución de 1910, existían en Yucatán grupos clandestinos de simpatizantes de los principios políticos y sociales del anarquismo y el socialismo. La llegada de estas ideas al estado se explica por la inmigración frecuente de Europa y Sudamérica, en particular de España, de donde procedían los principales seguidores de dichas doctrinas. Mucha de la literatura revolucionaria que se conoció en Yucatán durante esos años llegó con los inmigrantes, quienes se convirtieron en propagadores de sus ideas.

Las obras de Piotr Kropotkin, Francisco Ferrer Guardia, los hermanos Flores Magón y Carlos Marx, entre otros, empezaron a encontrar adeptos en los distintos sectores sociales. La incipiente clase obrera yucateca buscó, en estas nuevas ideologías, identidad y presencia dentro

4 Melchor Campos García (coord.), La Siempreviva, 1870-1872:

El arte de combatir por la emancipación de las mujeres, Mérida,

IEGY / ICY, 2010. 5 Como parte del Proyecto “Ilustres Maestros de Yucatán”, de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (SEGEY), en 2008 se digitalizó la colección completa de La

Escuela Primaria (1886-1907) de Rodolfo Menéndez de la Peña.

Los 375 números de la revista (4944 páginas) se pusieron a disposición de los maestros y la sociedad en general mediante la elaboración de un DVD multimedia que contiene todo el material digitalizado. De igual forma, este material puede ser consultado en la Biblioteca Virtual de Yucatán. de la sociedad. Las condiciones sociales y políticas fueron terreno fértil para la germinación de las ideas libertarias que proponían las diferentes expresiones anarquistas y socialistas.6

Los maestros yucatecos no eran ajenos a esta situación, pues el bajo salario que percibían los mantenía sujetos a condiciones cada vez más complicadas. El 23 de noviembre de 1912, un grupo de maestros destacados constituyó la Unión de Profesores de Yucatán, y designó como su presidente al profesor Vicente Gamboa Araujo. El objetivo de esta agrupación fue contribuir al mejoramiento de la enseñanza y la condición social del profesorado yucateco, fomentando el intercambio de ideas, la confraternidad y la protección de los intereses comunes mediante la dignificación de los profesores.7

Esta agrupación de profesores se caracterizó por su elevado empeño en mejorar la educación en el estado. Para ello organizó “conferencias pedagógicas” impartidas por los más destacados profesores del momento, quienes daban a conocer los avances teóricos y sus experiencias en los diferentes sistemas educativos. También fomentaba la defensa de los derechos laborales del magisterio y los valores patrióticos. Una de sus principales medidas para contribuir a la difusión y discusión de las ideas educativas fue la edición de una revista mensual.

6 La importancia de las ideas vanguardistas en materia de educación puede observarse en la influencia que tuvo el pensamiento de Francisco Ferrer Guardia, recogido en su libro La Escuela Moderna, sobre el profesor José de la Luz Mena, quien en Yucatán fue difusor y precursor de la Escuela Racionalista. Durante el gobierno socialista de Felipe Carrillo Puerto, esta escuela fue instaurada como sistema educativo en todos los niveles de enseñanza en Yucatán. Véase Cristóbal León Campos, “La escuela racionalista y la Revista Oriente en Yucatán”, en Archipiélago. Revista Cultural de Nuestra América, año 20, núm. 78, México, UNAM / UNESCO, octubre-diciembre 2012. 7 Julio Rodríguez, “Enarbolando la bandera”, en El Paladín Escolar, año 1, tomo 1, núm. 1, Mérida, 15 de febrero de 1913, pp. 3-4.

III

El 15 de febrero de 1913, se publicó el primer número de El Paladín Escolar, revista mensual de educación, órgano de la Unión de Profesores de Yucatán “Patria y Escuela”. Su primer director fue el profesor Albino J. Lope, y el secretario de redacción, el profesor Julio Rodríguez. guez. Entre sus colaboradores destacan los profeprofesores: Rodolfo Menéndez de la Peña, Manuel anuel Sales Cepeda, Eduardo Urzaiz Rodríguez, guez, Albino J. Lope, Julio Rodríguez, Santiago Pao Pacheco Cruz, Artemio Alpizar Ruz, Agustín ustín Franco Villanueva, Gregorio Torres Quintentero, Vicente Gamboa, Edmundo Bolio, Ricarcardo Mimenza Castillo, entre otros.

En su primer editorial, firmado por su su director, El Paladín Escolar dio a conocer sus sus objetivos:

¿A qué venimos? –A eso: a colaborar, en la memedida de nuestras fuerzas y en el círculo de de acción de nuestras actividades, para el enngrandecimiento de la Patria y para el proogreso de la Escuela moderna […] El Palaadín Escolar salta a la arena del periodismo o abroquelado únicamente en la pureza de e nuestras convicciones y en la generosidad d de nuestras miras. No luce charreteras, porque está lejos de todo partidismo; pero se adhiere desde luego, incondicionalmente, a toda hermosa manifestación de progreso, y de manera especialísima, a toda noble tendencia que tenga por objeto el mejoramiento de la enseñanza en el Estado, de conformidad con los fines que empeñosamente se propone la Unión de Profesores de Yucatán, de que es órgano oficial.8

8 Albino J. Lope, “En plena lid. Patria y escuela”, en El Paladín Escolar, año 1, tomo 1, núm. 1, Mérida, 15 de febrero de 1913, p. 2.

La clara misión propuesta por la organización magisterial respondía a los cambios y necesidades que la Revolución Mexicana había comenzado a hacer sentir en toda la república: la generación de organizaciones de trabajadores (maestros) para la defensa de sus derechos; la

Portada del primer número de El Paladín Escolar, revista mensual de educación, órgano de la Unión de Profesores de Yucatán “Patria y Escuela”, 15 de febrero de 1913

inclusión de nuevas tendencias educativas, como la Escuela Moderna, que se alejaba de la concepción tradicional de la enseñanza; la regeneración de la nación a partir del ideal de libertad; la inclusión de nuevos sectores sociales en las actividades productivas y en la toma de decisiones sobre el rumbo de la nación. Todas estas necesidades ubicaron al magisterio en una posición primordial durante las primeras décadas del siglo XX, por lo que los profesores se convirtieron en actores fundamentales para la construcción de los ideales revolucionarios en todo Yucatán.

El director fundador de El Paladín Escolar, el profesor Albino J. Lope, se destacó desde muy joven por su entusiasmo a favor de las transformaciones sociales. Él concebía la educación como el principal medio para conformar una nueva sociedad. Recordemos que al iniciarse la Revolución Mexicana, el magisterio fue uno de los sectores sociales que jugó un papel fundamental para la concientización y posterior consolidación del proyecto revolucionario. Una vez derrotada la dictadura de Porfirio Díaz, dicha participación resulta trascendental por la importancia que adquieren los profesores al convertirse en propagandistas y agentes revolucionarios desde antes de la llegada al estado del general Salvador Alvarado en 1915.9

9 La llegada del general Salvador Alvarado a Yucatán (19151918) marcó el inicio de una nueva época en materia educativa. “En 1915 decretó la Ley General de Educación Pública, que establecía la enseñanza primaria como obligatoria y laica, así como la fundación de escuelas rurales en cada comunidad marginada. En un período de dos años, se fundaron más de mil escuelas en las que once mil yucatecos aprendieron a leer y a escribir. Alvarado otorgó un reconocimiento necesario a la labor del magisterio; más de dos mil maestros se formaron y se dedicaron a trabajar en las zonas necesitadas en la campaña de alfabetización implementada por la Revolución”.

Véase Cristóbal León Campos, “La Revolución mexicana y la educación en Yucatán”, en Archipiélago. Revista Cultural de

Nuestra América, año 19, núm. 70, México, UNAM / UNESCO, octubre-diciembre de 2010, p. 23.

Una vez instaurado el régimen constitucional alvaradista, los profesores se consolidaron como sujetos revolucionarios, siendo ellos quienes ideaban los programas y reformas sociales y participaban de manera directa en el gobierno, mediante la ocupación de diputaciones u otros cargos públicos.

El profesor Albino J. Lope dedicó su vida a la implementación de la educación rural en Yucatán, y desde luego, las páginas de El Paladín Escolar reflejaron este empeño. Pocos días antes de su fallecimiento, se consagró su lucha, cuando el 28 de mayo de 1915 el general Salvador Alvarado decretó la Ley de Enseñanza Rural del Estado de Yucatán, la cual disponía que se establecieran escuelas en todas las haciendas del estado en donde hubiera niños en edad escolar, y que los propietarios de las haciendas sostuvieran estas escuelas a fin de lograr su meta de llevar la educación a los habitantes de las zonas marginadas.10

Nacido el 8 de abril de 1885, en la comunidad yucateca de Hunucmá, Albino J. Lope estudió en el Instituto Literario de Yucatán, donde se graduó de profesor de Instrucción Primaria Inferior y Superior en 1902.11

Inició sus labores docentes en Mérida, la capital del estado, en la escuela Lorenzo de Zavala, del barrio de Santa Ana, para luego pasar a la escuela José Ma. Castillo, del barrio de Mejorada, en la que se desempeñó como profesor auxiliar y subdirector. Ocupó el cargo de inspector

10 Para una explicación de la importancia de la educación rural durante el gobierno del general Salvador Alvarado, véase

Carlos Alberto Pérez y Pérez, Salvador Alvarado y la Educación

Rural en Yucatán: De la utopía a la realidad, tesis para optar al título de Licenciado en Ciencias Antropológicas en la especialidad de Historia, Mérida, Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY, 2005. 11 Cristóbal León Campos, “Albino J. Lope, profesor de la Revolución en Yucatán”, en Chacmool VII. Cuadernos de trabajo cubano mexicano, México, UNO-Sociedad Cultural Nuestra

América, 2013, p. 136.

de Escuelas Rurales en la zona de Acanceh; tuvo también bajo su responsabilidad las secciones de Enseñanza Primaria Superior en el Instituto Literario; fue catedrático interno de Pedagogía en la Escuela Normal de Profesores; durante cuatro meses fue jefe de la sección de Instrucción Pública en la Secretaría de la Dirección General de Gobierno y secretario de la Dirección General de las Escuelas Rurales.12

Cultivó la pluma como poeta y escritor de temas pedagógicos y magisteriales. Sus artículos aparecieron en las páginas de las principales publicaciones periódicas de su época como: La Revista de Mérida, el Diario Yucateco y La Voz de la Revolución. Como parte de su desempeño literario, fue cofundador de la revista Alma-Gema, además de autor de diversos poemas que dio a conocer en diferentes revistas del momento. No llegó a publicar toda su poesía −la cual dividió en dos partes: Crisálidas y Voces errantes–, sólo publicó algunos poemas en las revistas Artes y Letras y Cervantes. Fue un escritor modernista tanto en prosa como en verso; cultivó el romanticismo y la lírica.13

En 1914, publicó un libro sobre la necesidad de establecer la educación rural. Este detallado estudio, que lleva el título de La institución de las Escuelas Rurales en Yucatán, 14 es resultado de las profundas reflexiones que efectuó y que publicó periódicamente en la prensa. Destaca también una serie de artículos que complementaron su postura sobre la educación rural y que se denominó “Por la raza triste”.

De igual forma, su libro Geografía del estado de Yucatán15 fue recibido con gran entusiasmo

12 Ibid. 13 José Esquivel Pren, “Albino J. Lope”, en Historia de la literatura en Yucatán, tomo décimo, México, UDY, 1975, pp. 452-454. 14 Albino J. Lope, La institución de las Escuelas Rurales en Yucatán,

Mérida, Imprenta “El Porvenir”, 1914. 15 Albino J. Lope, Geografía del estado de Yucatán. Lecturas para alumnos del tercer grado de enseñanza elemental, México, Librería de la Viuda de Ch. Bouret, 1917. por el magisterio yucateco y destacó por la utilización de nuevas herramientas pedagógicas, como la inclusión de mapas e ilustraciones. El H. Consejo de Educación Pública lo declaró libro de texto de tercer grado para todas las escuelas primarias, distinción que perduró durante muchos años.16

A raíz del fallecimiento del profesor Albino J. Lope, el 24 de junio de 1915, El Paladín Escolar le dedicó su edición de julio y agosto del mismo año. En este número, dirigido por el profesor Artemio Alpizar Ruz, se pueden leer las sentidas notas que le dedicaron las plumas más reconocidas de la época, tanto en el campo del magisterio como en el literario. Los nombres de Rodolfo Menéndez de la Peña, Manuel Sales Cepeda, Ricardo Mimenza Castillo, Mónico Neck (Antonio Ancona Albertos), Edmundo Bolio Ontiveros, E. Pérez Peniche, entre otros, dan muestra de la altura de Albino J. Lope, quien con apenas treinta años, alcanzó un distinguido lugar en la educación de Yucatán. La edición incluyó la publicación completa de la Ley de Enseñanza Rural del Estado de Yucatán y un artículo del profesor Artemio Alpizar Ruz sobre el Primer Congreso Pedagógico.17

Durante su funeral, el 25 de junio de 1915, el profesor Rodolfo Menéndez de la Peña leyó con

16 Cristóbal León Campos, “Albino J. Lope, profesor de la Revolución en Yucatán”, op. cit., p. 136. 17 Durante el gobierno constitucionalista del general Salvador

Alvarado, se efectuó el Primer Congreso Pedagógico de Yucatán, del 11 al 16 de septiembre de 1915. Este congreso significó un gran acontecimiento en materia educativa, pues en él se discutieron las principales propuestas pedagógicas del momento, como fueron: la educación mixta, la enseñanza agrícola, la escuela racionalista y la educación rural. En el evento participaron poco más de 2000 maestros, cuyas conclusiones marcaron el rumbo de la política educativa durante muchos años. Véase Rodolfo Menéndez de la Peña, Reseña histórica del Primer Congreso Pedagógico de Yucatán, “Prólogo”,

Carlos Bojórquez Urzaiz y Fausto Sánchez Rosas, Mérida,

SEGEY / UADY, 2008.

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Portada de La institución de las Escuelas Rurales en Yucatán, que Albino J. Lope publicó en 1914 y trata sobre la necesidad de establecer la educación rural

El libro Geografía del estado de Yucatán, de Albino J. Lope se destacó por la utilización de nuevas herramientas pedagógicas, como la inclusión de mapas e ilustraciones

gran emotividad un discurso en homenaje, del cual destaca el siguiente fragmento:

Nos dice ¡adiós! sobre el campo de las ideas, en el momento preciso de iniciarse la jornada de luz a favor de la raza aborigen; la campaña de la escuela rural, a la que él consagró sus afanes y sus sueños de reformador y de misionero de simientes divinas.

La eterna desaparición de don Albino J. Lope entristece los corazones de los maestros y de los niños, entre quienes deja gratísima memoria de su ingenio fecundo de buenas obras y en altruistas propósitos.18

En sus páginas, la revista El Paladín Escolar reflejó los intereses primordiales del magisterio de la época publicando artículos de debate sobre temas como: las condiciones laborales y sociales de los profesores, los recursos económicos que el estado destinaba al sector educativo y los sueldos de los maestros, la defensa de la patria ante la invasión de Estados Unidos en 1914, la educación rural, los libros de texto, la educación moderna, la educación anarquista, el estado de la educación y de las escuelas en Yucatán, la moral y el civismo, la enseñanza del lenguaje y la educación rudimentaria, entre otros.

Si bien la revista se conformó como una miscelánea, es posible identificar algunas secciones fijas o cuya inclusión en los números de El Paladín Escolar era común, por ejemplo:

1. La sección “Ecos de las Conferencias Pedagógicas”. 2. “Glorias de la Escuela Nacional”, sección que se alternaba con la titulada “Yucatecos amigos de la enseñanza”.

18 Rodolfo Menéndez de la Peña, “Homenaje a Albino J. Lope.

Latido de corazones”, en El Paladín Escolar, año III, tomo III,

Mérida, julio y agosto de 1915, p. 483. 3. Se incluía de igual forma una sección dedicada a la información novedosa de la Unión de

Profesores de Yucatán. 4. “La efectividad de la enseñanza en el estado”. 5. La “Sección práctica”, destinada a divulgar ejercicios y metodologías para la enseñanza de la lengua española y de las matemáticas principalmente. 6. “La Biblioteca de la Unión de Profesores de

Yucatán”, sección cuyo fin era dar a conocer las novedades editoriales que eran adquiridas por la Biblioteca de la Unión de Profesores de Yucatán, que se fundó bajo el nombre de “Justo Sierra”, el 23 de noviembre de 1913, como parte de la celebración del primer aniversario de la asociación.

En su segundo año de publicación, la revista incluyó en un apartado final el nombre de los integrantes de la directiva de la Unión de Profesores de Yucatán y de los profesores miembros, así como el nombre del municipio al que pertenecían.19 Así continuó por lo menos hasta marzo de 1918, bajo la coordinación del profesor Artemio Alpizar Ruz, quien ocupó la dirección desde julio de 1915, por acuerdo de la Junta Directiva de la Unión de Profesores de Yucatán.20

Los números de El Paladín Escolar tuvieron una extensión de 16 páginas durante el primer año y de 24 páginas a partir del segundo año. En la portada se publicaba la fotografía de algunos de los profesores más destacados o de algún gobernante cuyas acciones contribuyeron

19 La Unión de Profesores de Yucatán fue una de las principales agrupaciones magisteriales del estado durante la segunda década del siglo XX. En 1918, contaba como socios a más de 250 profesores –la mayoría destacados por sus aportaciones intelectuales , establecidos en al menos 48 municipios de Yucatán. 20 Los ejemplares de El Paladín Escolar que se encuentran resguardados en la Biblioteca Yucatanense, abarcan de febrero de 1913 a marzo de 1918, con la excepción de ejemplares de 1916 y 1917.

Algunas secciones fijas o cuya inclusión era común en El Paladín Escolar

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al desarrollo de la educación en Yucatán. Por ejemplo, las imágenes de Gregorio Torres Quintero, Olegario Molina, Manuel Sales Cepeda, Rodolfo Menéndez de la Peña, David Casares, José Trava Rendón, Juan T. Carrillo, entre otros, vistieron algunos números de la revista.

En su interior, de igual forma, la revista fue ilustrada con fotografías de las “conferencias pedagógicas” organizadas por la Unión de Profesores de Yucatán, así como con el retrato de maestros y el anuncio de objetos didácticos que se ofertaban a los profesores yucatecos. El costo por ejemplar de la revista fue de 20 centavos durante los primeros tres años, y de 40 para el cuarto año de circulación. La suscripción trimestral también evolucionó de 50 centavos a un peso. Desde sus inicios el tiraje se hizo en la imprenta “El Porvenir”, de Lauro Franco.

La distribución de El Paladín Escolar fue amplia, pues a todos los socios de la Unión de Profesores de Yucatán se les entregaba un ejemplar de cada número, tal como establecía el reglamento de dicha asociación. Además, se enviaba a las bibliotecas del Estado y a las principales librerías. Los inventarios de las bibliotecas de las escuelas primarias dan muestra de que la revista llegó a los centros de enseñanza elemental y superior, y que se convirtió en una importante herramienta de los profesores yucatecos.

Durante sus años de publicación, El Paladín Escolar se constituyó como uno de los principales medios educativos de la región, y el impulso que dio al movimiento magisterial fue muy importante. Sus páginas son testimonio de los cimientos de la educación en la entidad.21

Para finalizar, podemos afirmar que la publicación de El Paladín Escolar y la obra del profesor Albino J. Lope constituyen una parte muy importante del patrimonio pedagógico de Yucatán, por lo que su conocimiento, estudio y preservación es de gran trascendencia para las nuevas generaciones de profesores.

Estudiar las publicaciones que forman parte de la prensa pedagógica resulta útil para reconocer, de igual forma, a uno de los personajes fundamentales en las transformaciones educativas: los maestros.22 Adentrarnos al pasado pedagógico a través de los ojos de los profesores, nos permite conocer otros aspectos del acontecer educativo, lo que proporciona elementos para la reconstrucción no sólo del pensamiento pedagógico, sino también de la práctica pedagógica de México y en particular de Yucatán.

IV

El profesor Albino J. Lope se destacó por ser un impetuoso propagandista de la educación como medio de transformación y mejoramiento social. Efectuó aportaciones puntuales para el establecimiento de la educación rural, además de contribuir al importante debate pedagógico que se desarrolló en Yucatán a principios del siglo XX.

21 Cristóbal León Campos, “El Paladín Escolar: a cien años de su publicación”, en Por Esto!, 2 de abril de 2013. 22 Juan Pedro Galván Gómez, “Testimonio de un saber sobre la educación: tres periódicos pedagógicos decimonónicos”, en Revista Mexicana de Historia de la Educación, vol. 1, núm. 1. México: Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, 2013, p. 81.

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