La “Ciudad Perdida” Localizada en Camboya, al sur de la Península Indochina; fue descubierta al mundo en 1860. En un área de 200 kilómetros cuadrados, considerada como el complejo religioso más grande del mundo. El conjunto arquitectónico, data del siglo XII, siendo contemporáneo de Notre Dame de París. Fue construido en el reinado de Suryavaman, durante el imperio Khemer (siglos IX-XIV) y se distingue por su grandiosidad y compleja ornamentación.
No es mi propósito explicar, tampoco sabría hacerlo, el desarrollo de ésta cultura, del imperio, del arte, de la gloria de los reyes khemeres la belleza de Ta Prohm, las piedras cayendo en desorden en algunos lugares, sostenidas o aplastadas por inmensas raíces, lianas y ramas colgando con grandes troncos A principios del siglo IX, el rey Jayavarman II escogió éste lugar para establecer la capital de su reino. En éste lugar se desarrolló una civilización "hidráulica", basándose en la cultura del arroz. Era evidente que el caudal del río Mekong, con sus subidas y bajadas de nivel impedía la creación de los campos de arroz. Para los khemeres, es el equivalente del Nilo para los antiguos egipcios.
En medio de la jungla y la neblina, de Angkor sobresalen sus cinco torres (la mayor de 70 metros de alto) que representan los picos del monte sagrado de Meru, el centro del universo hindú. De hecho, tres de esas torres constituyen el escudo nacional de Camboya, Los investigadores mantienen una larga controversia, acerca de cuáles son los más antiguos edificios de Ancora. Hasta ahora, todos eran de la opinión de que lo era el templo en el Monte Pnom - Bakheng. El Monte Phnom Bakheng es también llamado Monte Golubev, en honor del gran investigador y viajero Victor Golubev. Victor Golubev fue el primero en poder probar que el templo, situado en la cima del Monte Pnom - Bakheng, es la más antigua construcción en Ankor En los años 30's, Golubev realizó allí excavaciones, que confirmaron su hipótesis. En tiempos del Khmer budista Yashovarmana sólo habían comenzado a expandirse. El Rey Sam se convirtió al hinduismo y, en consecuencia, construyó un templo hindú que encabeza una magnífica vista.
En el norte está: Ankor- Thom, Ankor Grande, en el sudeste se encuentra el famoso templo Ankor-Vat, cuya silueta figura en la bandera del país. Algo más allá está Ta-Prom, y en dirección al este el templo Bantey-Srey. Desde el Monte Bak-Heng es claramente visible el famoso complejo de templos de Ankor-Vata. El Milagro de la Luz fue construido por el Rey Suryavarman II en el siglo XII. El templo y el área circundante ocupan una superficie de 200 hectáreas.
Pueden llamar a la Ankor-Vat un "templo fúnebre". Suryavarman lo construyó para depositar allí sus cenizas después de su muerte, así que la función de Ankor-Vata es la misma que las pirámides egipcias. Ankor - Vat tiene la forma de una pirámide de tres niveles. Sus paredes están cubiertas de tallas artísticas. La figura más común aquí es la figura de la diosa Apsary, la bailarina celeste. Son miles aquí, y ninguna de ellas se parece a otra, tienen una expresión diferente, distintos ornamentos. Por ej, diferentes pulseras sobre los hombros. Si se mira con detenimiento los sombrereros, se verá que también difieren el uno del otro.
Cada día por la mañana los motoristas nos buscaban en el hotel y a partir de allí pasábamos todo el día visitando las ruinas (todo el complejo se encuentra distribuido en 200 km2) también se puede alquilar bicicleta, o un rick-shaw, o un coche con conductor y aire acondicionado, en fin, hay para todos los gustos. La mejor manera de visitarlo, es con la moto cuando no se cuenta con mucho tiempo, además es una manera de oler y sentir la lluvia, dejarse mojar y luego secarse bajo el húmedo sol que abrasa. indispensable: un buen sombrero, ropa cómoda que se pueda mojar y secar, no olvidar un plástico para proteger la cámara y el dinero.
Hay varias formas de visitar el complejo de Ankor. Se lo puede hacer "a la japonesa"... en un día a gran velocidad. Nosotros escogimos un pase por dos días (20 dólares), alquilamos una moto con conductor que sabía muy bien, lo que queríamos ver y de ésta manera nos despreocupábamos de encontrar los caminos para llegar a cada lugar, aunque todo está muy bien comunicado por unos caminos asfaltados. Pero encontrábamos la falta de señalamiento como para poder hacer la visita por cuenta propia.
Caminamos sin darnos cuenta que nos agotábamos, pensamos que los arquitectos tendrían piernas de acero, porque algunas escaleras medirían un palmo de ancho por dos de altura, de manera que el subir aquello agotaba y la bajada era un continuo pensar: "Y ahora me rompo la cabeza. " Todo era amortizado con el impagable espectáculo. Gran cantidad de bajorrelieves, es de destacar que se encuentra en los largos corredores en el templo de Ankor Wat, representando las escrituras hindúes del Ramayana
Durante su búsqueda nos sorprendió una lluvia monzónica, que contemplamos, al reparo de las pesadas piedras y raíces, sentíamos el olor de la lluvia, su sonido entre las grietas dejándonos mojar como si formáramos parte de esa naturaleza. Cuando el agua cesó seguimos con la búsqueda de las bailarinas, ahora todo estaba absolutamente inundado y su encanto era muy especial.
Una alternativa era la creación de grandes depósitos (barays) en donde almacenar el agua aportada por los cientos de afluentes que vienen del norte. Desde éstos grandes barays se fueron creando otros y conectados entre sí, creando un laberinto de canales que distribuían y llevaban las aguas. Así nace éste complejo que por entonces llegó a concentrar una población humana de un millón de habitantes.
La mayoría de los soberanos de Ankor quisieron erigir sus propios monumentos, lo que provocó la proliferación de templos esparcidos en una amplia franja de tierra al norte del lago Tonlé Sap. El corazón de ésta civilización lo constituía la villa fortificada de Ankor Thom, donde se ubica el Palacio Real y la famosa Terraza de los Elefantes y el templo de Bayon. No lejos de allí se encuentra, para nuestro gusto, el más admirado conjunto arquitectónico el templo de Ta Prohm y el mítico Ankor Wat (la Roma de los Cristianos), construido por el emperador Suryavarman II, a principios del siglo XII, quien gobernó con energía expandiendo el imperio y estableciendo relaciones diplomáticas con China. Muere en 1150, posiblemente asesinado y se cree que fue enterrado en Ankor Wat.
Las terrazas son de distinta altura. Así han logrado notables efectos, ya que el templo parece de mayor tamaño. El Templo parece crecer en frente del espectador. Es un efecto fascinante. Para llegar a la terraza superior, es necesario subir por una escalera bastante particular. Los corredores son estrechos y altos, como en una pirámide maya. El Templo está coronado por cinco torres. La forma de cada una puede asemejarse a la de una piña o un pino. La altura del cono central es de 65 metros
Le sucedió Jayavarman VII, que se convertiría en el soberano más importante de Ankor, un místico budista que libró guerras, extendió el imperio e impuso el pago de tributos. Son admirables sus estatuas que lo representan sonriendo con los ojos semi cerrados y ajeno a las cosas mundanas pese a haberse embarcado en proyectos de construcción para su propia gloria para lo cual utilizó miles de trabajadores, muchos de ellos esclavos. Jayavarman VII murió de forma misteriosa por el año 1220 y con su muerte la civilización de Ankor entra en decadencia. Hacia 1430 Siam invade el país y los khemeres abandonaron Ankor para fundar la nueva capital en Phnom Penh. Así, el bosque implacable vuelve a ganar terreno y los templos comienzan a perderse entre los brazos de las raíces de higueras de agua, una lucha entre la vegetación y la piedra, donde el más débil llega a ser el más fuerte. Este es uno de los aspec-
Caminar entre las murallas mezcladas con las raíces y los troncos que con su fuerza y el tiempo van modificando los templos, es algo alucinante. Sentíamos la naturaleza vigente entre ese amasijo de piedras, caminar por los senderos y sentir la humedad de la selva, el olor agrio de los frutos parecidos a las ciruelas no comestibles, es algo que no podremos olvidar. Nos hacíamos a la idea de cómo habría sido aquello en los siglos IX o X en todo su esplendor. No encontrábamos las palabras, el sonido de pájaros, insectos y lluvia..
Se desconoce a ciencia cierta las razones por las cuales Angkor Wat fue abandonado. Evidentemente la decadencia del Imperio Jemer, principalmente a causa de las incursiones siameses que pusieron a la capital muy cerca del reino invasor, pudieron determinar la búsqueda de un sitio más seguro al sur del Tonlé Sap en lo que hoy es Phnom Penh y Udong, además porque la cercanía de estos dos últimos sitios al delta y al Mar de la China eran estratégicos para el comercio y el intercambio marítimo de la época. Se argumenta también la posibilidad de epidemias y hambrunas que obligaron a la monarquía a mover su trono hacia el sur.
A partir del siglo XVI Angkor Wat cayó en el total abandono y olvido. La selva y los monjes budistas fueron sus únicos habitantes, aunque quedó en la mente del pueblo como un misterioso lugar perdido. En 1586 un monje portugués, Antonio da Magdalena, se convirtió en el primer europeo en contemplar las ruinas: "es de una semejante construcción que no es posible describir con un lápiz, particularmente desde que no es como otras construcciones del mundo. Tiene unas torres y decoraciones todas tan refinadas que solo el genio humano puede concebir". El advenimiento de los franceses, traería de nuevo a la gloria el Templo de los Reyes
Con los últimos treinta años de guerra y los disturbios provocados por los khemeres rojos han cobrado un caro peaje a los templos de Ankor. Fueron escenario de tiroteos y sembrados de minas. Pero más que el daño provocado por la guerra el del pillaje es tremendo. Por ejemplo, en Ankor Wat pocas estatuas conservan su cabeza y otras han desaparecido en su totalidad. En los años 80, el gobierno camboyano retiró la mayoría de las esculturas expuestas a ser robadas y las almacenó en un depósito custodiado en Siem Reap, pero aún así el pillaje llegó a éste almacén.
Actualmente el pillaje existe, pero en los templos más apartados y que se encuentran cerca de la frontera con Thailandia. Cómo podemos entender éste pillaje sin control. Veamos que Camboya es uno de los países más pobres del mundo y azotado por hambrunas periódicas, por tanto un campesino pobre que encuentre una escultura en sus campos o algún guardia que la robe de noche de algún templo, sabe que si la vende a un contrabandista podrá alimentar a su familia por varios años. Toda ésta "dacapitación" de esculturas se justifica (entre paréntesis), cuando ha sido producida por aquellos ignorantes, desamparados, No hay justificación cuando han sido producidas por algunos personajes de la diplomacia o con altos cargos en el gobierno. Camboya ha sido y sigue siendo un país con un gobierno donde el Saqueo siempre ha estado al orden, por tanto es un tema donde la solución estaría a muy largo plazo. Nosotros no tuvimos la oportunidad de ver a alguien robando piedras o esculturas, pero si lo hubiéramos querido saquear, lo hubiésemos hecho sin problemas.
Localizada en Camboya, al sur de la Península Indochina. La “Ciudad Perdida” fue descubierta al mundo en 1860, en un área de 200 kilómetros cuadrados, considerada como el complejo religioso más grande del mundo. El conjunto arquitectónico, data del siglo XII, siendo contemporáneo de Notre Dame de París. Fue construido en el reinado de Suryavaman, durante el imperio Khemer (siglos IX-XIV). En medio de la jungla y la neblina, de Angkor sobresalen sus cinco torres (la mayor de 70 metros de alto) que representan sendos picos del monte sagrado de Meru, el centro del universo hindú. De hecho, tres de esas torres constituyen el escudo nacional de Camboya, el cual no sólo aparece en la bandera y las insignias oficiales, sino inclusive la cerveza y cigarrillos hechos en el país. El gran templo se alza sobre una base a la cual se llega por una calzada de unos 250 metros de largo. Rodeado de un muro que simboliza los límites de ese mundo y con un foso de agua: representa el océano, De ahí se sube, por una empinada escalera, a la terraza más elevada de la estructura, donde se encuentra el santuario central en el cual se adoraba la efigie de Vishnú. Según cálculos, en la edificación de Angkor se utilizó tanta piedra como la requerida para la construcción de la pirámide de Kefrén, en Egipto. Pero, más allá de la majestuosidad del conjunto, llama la atención los decorados hechos en bajorrelieve, que representan escenas eróticas y de la mitología hindú, con sus ninfas, sus flores de loto, sus deidades con un tercer ojo y sus sugerentes poses sexuales.