Como Administrar el Tiempo

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EDICIÓN ESPECIAL / VISIONARIOS POR LA FELICIDAD

Cómo Administrar el Tiempo


Cómo Administrar el Tiempo

El recurso más preciado y constantemente obviado tanto por las empresas como por nosotros mismos en nuestras vidas es el “manejo del Tiempo”, el tiempo en sí. Controlar su tiempo le ayudará a mantener el equilibrio entre las múltiples presiones bajo las cuales está sometido, facilitándole entonces el logro de sus objetivos y evitando el estrés y el cansancio. x Humberto René Garza Salinas


La administración del tiempo se refiere a analizar nuestro uso de este recurso en forma regular, para comprender la forma más adecuada de usarlo en forma efectiva. Tanto en el trabajo como en el hogar todos podemos beneficiarnos de hacer uso en forma eficiente del tiempo, el recurso más preciado. Manejar su tiempo le obligará a ser explícito en cuanto al valor que le da a su vida personal y profesional y le permitirá dirigir sus esfuerzos en concordancia. Controlar su tiempo le ayudará a mantener el equilibrio entre las múltiples presiones bajo las cuales está sometido, facilitándole entonces el logro de sus objetivos y evitando el estrés y el cansancio. Existe mucho escrito sobre el manejo del tiempo (en esta sección encontrará artículos, enlaces y otros recursos). Pero la mayoría de quienes conocen el tema coinciden en ciertos elementos básicos para controlar el tiempo: - Conozca cómo utiliza su tiempo: durante un par de días (mejor aún, una semana), lleve una bitácora del tiempo que dedica a cada actividad.

- Establezca sus objetivos: en base a lo que es importante para usted, determine que quiere lograr cada día y semana. Desglose cada objetivo en tareas, asígneles un tiempo estimado a cada una y establezca sus prioridades. - Organice su tiempo: identifique las herramientas correctas que le permitirán comprometerse a cumplir las tareas identificadas en un tiempo específico. Las herramientas puede ser: listas de cosas por hacer, calendarios, planificadores, etc. - Identifique y elimine los enemigos de su tiempo: los principales problemas para controlar el tiempo suelen ser: Sobrecargar su horario: tratar de hacer más de lo que el tiempo permite. Asumir tareas de otros: por ejemplo, cuando un subordinado no hace bien su trabajo Perdedores de tiempo (controlables): tales como llamadas telefónicas no planificadas, visitantes inesperados, reuniones improvisadas, etc.

Divida las tareas en categorías como: llamadas, reuniones, visitas inesperadas, trabajo administrativo, viajes, comida, descanso, actividades personales, etc. Analice si el uso de su tiempo se corresponde con sus responsabilidades.

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La Falta de Tiempo

Los Ladrones Del Tiempo

El mayor obstáculo para el éxito es la idea de que no tienes el tiempo suficiente para realizar todas las activSemanalmente contamos con 168 horas pero depende idades relacionadas con tu negocio entonces el estrés de cada uno sacarles el máximo provecho, tanto en y la frustración se acumulan y generalmente por ello el ámbito laboral como en el ámbito personal todos los grandes proyectos quedan estancados. podemos beneficiarnos al hacer buen uso del tiempo, el La administración del tiempo consiste en analizar el uso de este recurso en forma regular para así encontrar recurso más preciado en forma eficiente. Los famosos ladrones del tiempo son los diversos im- la forma adecuada de utilizarlo eficazmente. previstos que nos quitan horas de trabajo e impide que Manejar tu tiempo te obligará a ser claro en cuanto al valor que le das a tu vida personal y laboral, además alcancemos nuestros objetivos. Los ladrones del tiempo se clasifican en Externos (Pro- te permitirá enfocar mejor tus esfuerzos, también te vocados por otras personas) e Internos (Provocados por ayudará a mantener el equilibrio entre las tantas presiones bajo las cuales estás sometido, facilitándote de nosotros mismos.) esta forma el logro de tus objetivos y evitando el estrés y el cansancio.

Los Ladrones son:

Estudio de la BBC

El Papeleo Las Llamadas Telefónicas Las Visitas Las Reuniones Las Mala comunicación Las Políticas Los Procedimientos La Falta o el exceso de Información

Los resultados de un estudio realizado en el Reino Unido fueron detallados en un impactante documental de la BBC de Londres, que se transmite por la señal de cable National Geographic en su ciclo “El consumo humano”. El documental señala que el ser humano promedio vive 78.5 años y de acuerdo a ello, rastrea el consumo del hombre desde su nacimiento hasta su vejez. El programa busca hacernos conscientes del enorme impacto que cada persona –una sola personaproduce en la corteza terrestre a lo largo de su vida. Algunas de esas cifras (siempre consideradas “en promedio”) son las siguientes.

Los Ladrones del tiempo internos son: La Falta de prioridades La Falta de planes La Falta de Objetivos La Postergación El Intentar hacer varias actividades a la vez La Falta de autodisciplina La Falta de habilidad

El promedio de vida humano es de 2.475.576.000 segundos. 41240 000 horas La persona promedio experimentará y participará de

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la vida, mirando los acontecimientos en 415 millones Le habrán crecido 9,42 metros de cabello y 9,15 metde parpadeos. ros de barba y bigote. Derramará 61,5 litros de lágrimas durante toda su vida. Habrá bebido 6,000 litros de cerveza y 1,694 botellas de vinos. Habrá conocido a 1,700 personas, de las cuales 300 serán relaciones más cercanas. Un 0.7% de la población mundial siempre está borracha. Se enamorará 3 veces, tendrá 10 compañeros sexuales y tendrá actividad sexual 4.239 veces en toda su vida, Habrá expulsado 35,000 litros de gases. con 2 relaciones sexuales por semana. Habrá tomado 7,763 baños, gastando 1 millón de liMirará 148 minutos de televisión por día, 900 horas por tros de agua, 656 jabones, 198 frascos de champú. año, lo que equivale a 2.944 días –8 años completos– durante su vida. Habrá consumido en su higiene personal, 272 desodorantes, 273 envases de pasta dental, 37 botellas de perLeerá 533 libros y 2.455 periódicos durante su vida. fume, 25 esmaltes para uñas, 21 lápices de labios, 11 mil toallas higiénicas. Pronunciará 4.300 palabras por día, es decir, 123.205.740 palabras en toda su vida. Habrá utilizado 4,388 rollos de papel sanitario. En los 2 primeros años de vida aprenderá unas 25 mil palabras. Caminará 317 kilómetros por año. Habrá expulsado de su cuerpo 2,865 kg de materias fecales con una evacuación diaria. Conducirá 9.279 kilómetros por año, lo que suma la friolera de 728.489 kilómetros a lo largo de la vida. Esto Se habrá alimentado con 50 toneladas de comida equivale a ir a la Luna y volver. (aproximadamente equivalente a 4 vacas, 21 ovejas, 15 cerdos, 1,200 pollos, 13,345 huevos, 4,283 Cuando una persona promedio llega a los 60 años, paquetes de pan, 5,279 frutas y 10,289 vegetales). habrá visitado al médico en promedio 35 veces al año. Habrá producido 40 toneladas de basura. Habrá consumido 74,800 tasas de café. Habrá bebido 9,000 litros de leche. El matrimonio promedio dura 11 años. Habrá comido 10,000 barras de chocolate. Habrá tenido 8 vehículos en promedio. Habrá comprado 5 PC, 5 celulares, 5 televisores, 3 laHabrá votado en 50 elecciones. vadoras, 3 microondas y 3 bicicletas.

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Los 11.000 millones de árboles talados y los 8.000 millones de toneladas de dióxido de carbono liberados en la atmósfera solamente en 2007, sumados a las 40 toneladas de basura que un individuo produce durante su vida, dan cuenta de que el ser humano es el único animal sobre la Tierra que puede alterar significativamente el estado del planeta.

Una persona normal, a lo largo de su vida...

-a los 21 años habrá respirado como para llenar de aire más de 3 millones y medio de globos. -trabajará durante un poco más de 8 años. -será capaz de nombrar a 2000 personas, de ellas a 150 los considerará amigos suyos. -tendrá relaciones sexuales 2580 veces, con 5 personas distintas -se enamorará 2 veces. -parpadeará 415 millones de veces.

-empleará casi 3 años y medio comiendo, durante los -al final de su vida habrá caminado más de 22,000 km que consumirá 7300 huevos y 160 kg de chocolate. y hablado durante 12 años. -producirá 40000 l de orina y se pasará más de 6 meses El tiempo es nuestro recurso más preciado en el inodoro. En la búsqueda de “la buena vida “ el tiempo es nues-antes de su primer cumpleaños, babeará 145 l de sa- tro recurso más preciado. Aquí está una lista de las liva. cosas que pasamos la vida haciendo. Si vivimos a 70 años de edad, tendremos aproximadamente 613.200 -gateará 150 km antes de cumplir 2 años. horas de vida. -desde entonces aprenderá una nueva palabra cada 2 horas durante los 10 años siguientes. -a los 10 años, su corazón habrá latido 368 millones de veces. -pará más de 12 años viendo la televisión, 2 años y medio hablando por teléfono y 2 semanas besándose. -le crecerán 28 metros de uñas, 950 km de pelo en la cabeza, y más de 2 m dentro de la nariz.

En el curso de la vida habremos pronunciado - 123 205 750 palabras. Si consideramos que el vocabulario de un profesionista promedio se compone de 5.000 a 6.000 palabras. Las mujeres que trabajan en una media de 90 minutos para prepararse. 20 minutos en la regadera, a 30 minutos de aplicar el maquillaje, 24 minutos peinándose y 10 minutos para decidir qué ponerse y vestirse. Sumados dan un total de dos años. El promedio de hombres, gastaremos 2.965 horas de


afeitar durante su vida. Cinco minutos en la regadera, 11 minutos de afeitado, un minuto en el pelo y tres minutos para vestirse. Que se eleva a 32 minutos, cuando un hombre se prepara ir al trabajo. Sumados dan un total de seis meses. Las mujeres realizando tareas domésticas, barrer, aspirar y lavar los platos, la ropa. Se pasan cinco horas y media a la semana, 12 días al año, Sumados dan un total de dos años y medio. Hombre - 18 meses: sorprendido de que los hombres dedican mucho menos tiempo haciendo las tareas del hogar que las mujeres? No, no estábamos. Sumados dan un total de seis meses. Las mujeres - tres años: las mujeres pasan en la cocina 3 horas diarias, 19 días al año. Sumados dan un total de tres años. Los hombres - Están en la cocina durante unos 514 días durante toda su vida. Sumados dan un año y medio. Las mujeres manejando un auto, transportando a los niños, al trabajo, a las compras hasta 20 horas a la semana. Un total de tres años.

cola en el bar - hasta 11 meses para el tío media. Un total de seis meses. Las mujeres - cuatro años y medio: El tiempo pasado de sentarse a la mesa a comer disminuye rápidamente el número de mujeres ocupadas comer sobre la marcha. Sumados dan un total de seis meses. Los hombres - cuatro años: largos almuerzos y meriendas burla consume mucho tiempo en la vida de un hombre. Sumados dan un total de seis meses. Las mujeres durante toda la vida vamos a hacer o recibir llamadas 283,126 - 155,928 relacionado con el trabajo y 127.198 conversaciones telefónicas privadas. Sumados dan un total de cinco años y medio. Los hombres -: Puede ser una sorpresa que las mujeres pasan 18 meses más que los hombres en el teléfono. Sumados dan un total de cuatro años.

Las mujeres de trabajo entre las edades de 16 y 60, y teniendo tiempo libre para criar a los hijos y los fines de semana y días festivos, los relojes de un montón de trabajos forzados para las mujeres. Hombre - 10 años y medio: trabajar como esclavos en el trabajo desde la Los hombres detrás del volante, Sumados dan un total edad de 16 a 65 cortes de hasta más de una década de de tres años. Las mujeres dedican 18 horas de televisión la vida del hombre medio ocupado. Sumados dan un a la semana. Sumados dan un total de 13 años. El hom- total de ocho años y medio. bre - Sumados dan un total de 10 años. Dormir Las mujeres - cuatro años: de pie en la cola del kiosco Ocho horas de sueño de una noche puede sonar de de lotería, parada de autobús, supermercado u oficina lujo. La mayoría de las mujeres pasan durmiendo un de correos parece una pérdida importante de tiempo - y total de 27 años. es. El adulto promedio pasa 68 minutos cada día de pie en una cola. Un total de cuatro años. Las mujeres no pueden creer que los hombres dedican menos tiempo en la boca, pero en realidad tiene más Los hombres - Sumados dan un cuatro años: Un trozo que ver con la esperanza de vida más corto que con la grande de tiempo de los hombres de cola se gasta en la pereza. Un total de 25 años y medio.

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Ir al Baño Mujer - seis meses: Es una rápida entrada y salida de la LAV para las señoras. Pocos gastar tiempo leyendo revistas en el baño. Sumados dan un total de seis meses. Los hombres - tres años: Pasar un sorprendente 40 minutos al día en el baño sin duda los relojes a lo largo de toda la vida, caps. Sumados dan un total de seis meses. Mujer - seis meses: De los años que los hombres y las mujeres pasan en la cama, sólo seis meses de tener relaciones sexuales. Las cifras para hacer el amor en otros lugares aún no se han compilado. Sumados dan un total de seis meses. Hombre - seis meses: los hombres pasan exactamente la misma cantidad de tiempo que las mujeres que tienen relaciones sexuales - por razones obvias. Sumados dan un total de seis meses.

La Filosofia

Mujer -: Todos los horarios de trabajo a sudar en el gimy el Tiempo nasio o en la educación física en la escuela ocupa un total de 12 meses de vida de una mujer. Un total de un En la reflexión sobre el el tiempo destaca el aspecto año. paradójico de la reflexión del «sentido común», ya Los hombres - dos años: relojes jugar al fútbol, el rugby que, por una parte, nada hay tan obvio ni tan propio de y la piscina en hasta dos años de existencia de un hom- dicho «sentido común» como el tiempo: todos hablamos de él y creemos medirlo, hacemos previsiones y, bre. en la vida cotidiana, consideramos que está perfectaLas mujeres dedican un promedio de 22 minutos al día mente delimitado el pasado, el presente y el futuro. de compras. Eso es 651 días en el promedio de vida. Pero, por otra parte, nada hay tan complejo y contradictorio como intentar abordar su naturaleza, ya que al Sumados dan un total de dos años. intentarlo nos sumimos en paradojas y perplejidades. Los hombres un promedio de 370 días - se dedica a ser Todo esto es lo que expresaba San Agustín cuando se arrastrado por las mujeres. Sumados dan un total de un preguntaba qué era el tiempo (quid est ergo tempus?) y respondía que, si nadie se lo preguntaba, lo sabía, año. pero si alguien se lo preguntaba, no lo sabía (ver texto ). Si la filosofía contemporánea da una especial relevancia a la noción de tiempo y se presenta como un temporalismo, dicha noción aparece también como el núcleo de las teorías científicas que surgen a partir de la crisis de los modelos mecanicistas que habían imperado hasta finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Estas nuevas concepciones y teorías, surgidas en muchas ocasiones a partir de la reflexión cosmológica, son exponente de un nuevo paradigma científico emergente, en el cual, a diferencia de los modelos mecanicistas y deterministas clásicos -en los que el tiempo aparece sólo como una magnitud re-

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versible-, las nociones de tiempo y de irreversibilidad juegan un importante papel, y a partir de las cuales se posibilita una nueva alianza entre las ciencias de la naturaleza y la filosofía. De esta manera, la pregunta por el tiempo aparece como nexo de unión entre la ciencia y la filosofía. Históricamente, tanto el enfoque científico como el filosófico acerca del tiempo se han caracterizado, en su conjunto, por abordar la pregunta desde una perspectiva no temporal, es decir, se ha pensado generalmente el tiempo sub specie aeternitatis, lo que supone que se lo ha pensado desde su propia negación, lo cual, por otra parte (debido a la conexión entre la cuestión del tiempo y la cuestión del ser), ha condicionado la ontología tradicional.

Planteamiento irreflexivo del tiempo Previo al planteamiento reflexivo o teórico, el tiempo aparece en la experiencia individual, social y cultural, mediatizando, a través de dichas experiencias, la elaboración de una noción general de tiempo. De esta manera, la concepción del tiempo, así como los mitos que esta noción llevaba asociados, dominante en las sociedades cazadoras y nómadas, ha sido distinta de la elaborada en las sociedades agrícolas y sedentarias, las cuales, dependientes de la agricultura para su supervivencia, han tenido necesidad de una cronometría, de un calendario rector de sus actividades: el tiempo de la siembra y el tiempo de la recolección. Esta experiencia, junto con los ritos de renovación del poder, condujo a una conceptualización del tiempo que lo dividió (como lo destaca M. Eliade) en tiempo sagrado y tiempo profano. Por una parte, pues, en los albores de la civilización, aparecía un tiempo divinizado y absoluto y, por otra, el tiempo del calendario, propio de la actividad cotidiana. Por una parte, aparecía el tiempo que domina los ciclos naturales (día y noche, fases de la luna, estaciones del año, actividad vegetativa, tiempo de floración, fruto y agostamiento de las plantas, etc.) y, por otra, el tiempo de la experiencia individual, que comienza con el nacimiento y culmina en la muerte. Dos formas de experiencia contradictorias, ya que una es cíclica, dominada por la idea del retorno, y la otra es lineal e irreversible. Aunque, en cierta forma, esta irreversibilidad es negada por las creencias en la inmortalidad, que ponen la vida y el tiempo en función del tiempo absoluto de la

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divinidad. Es decir, en la medida en que la concepción religiosa del mundo se convirtió en predominante, se ha considerado el tiempo en función de la divinidad y se ha planteado la cuestión desde la noción de eternidad, es decir, a partir de la negación misma del tiempo.

además se descubren ritmos temporales biológicos, y umbrales mínimos de captación psicológica del tiempo. La música y la poesía (ritmo, métrica) aparecen como artes temporales, opuestas a la arquitectura, la escultura y (en parte) la pintura, como artes espaciales. Es decir, la reflexión acerca del tiempo va señalando Esta separación entre la experiencia del tiempo y la progresivamente su extremada complejidad, para no conceptualización religiosa del mismo, se manifiesta hablar del tiempo lingüístico (los tiempos verbales) también en la separación entre un planteamiento re- que actúan como condicionantes de la captación misligioso y metafísico, y un planteamiento científico del ma del tiempo. tiempo, lo cual, a su vez, supone que cualquier intento de relacionar ciencia y filosofía ha de hacerse teniendo El conjunto de este entramado de relaciones y vivenen cuenta el problema del tiempo y las diferentes deter- cias caracteriza la complejidad de la noción de tiempo, minaciones de la temporalidad, tales como las nociones la cual, además, no puede separarse de la de espacio. de duración, instante, eternidad, sempiternidad, inter- Ahora bien, esta caracterización del tiempo (como sisvalo, límite, dimensión, etc. tema de relaciones y como tiempo vivido), que, grosso modo equivale a lo que podría llamarse el tiempo oby el tiempo subjetivo, no aparece plenamente Planteamiento teórico del tiempo jetivo desarrollada en la tradición filosófica, y solamente en la actualidad se está acometiendo su análisis. La reflexión filosófica y científica ha ido señalando la complejidad del tiempo, destacando que, por una parte, el tiempo aparece como un sistema de relaciones de orden (simultaneidad, sucesión, antes-después, continuidad o discontinuidad), de relaciones métricas (intervalos, instantes, momentos, duraciones) y topológicas (linealidad, circularidad, dimensión, orientación, finitud o infinitud) y, por otra parte, aparece como devenir que relaciona las llamadas dimensiones temporales: pasado, presente y futuro, que se relacionan con las nociones de reversibilidad e irreversibilidad. Es decir, por una parte, el tiempo aparece como este sistema de relaciones, pero, por otra parte, aparece en su vivencia subjetiva (socialmente y culturalmente mediatizada). En la medida en que es un sistema de relaciones, se entiende desde las ciencias físicas (vinculando el tiempo al movimiento, en especial, al movimiento astronómico), pero

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El tiempo y la ciencia contemporánea Albert Einstein En la ciencia contemporánea las nociones de espacio y de tiempo han sido convulsionadas por la teoría generalizada de la relatividad de Einstein, que las relaciona y fusiona en el concepto unificado de espacio-tiempo. Según Minkowski, este concepto puede entenderse como formando un continuo de 31 dimensiones. En esta concepción, el tiempo adquiere un carácter distinto ya que, unido al espacio, determina las características de la materia y del movimiento. Por otra parte, la teoría de la relatividad sustenta el fenómeno de la dilatación y de la contracción del tiempo, de forma que el tiempo depende de la velocidad (si algo pudiese desplazarse a mayor velocidad que la luz, lo que según la teoría es imposible, retrocedería en el tiempo), y de la masa. Según la transformación de Lorentz, el tiempo -que no es absoluto-, depende del estado de reposo o de movimiento del observador que realiza la medida. La diferencia entre el «tiempo propio» de un móvil y el «tiempo medido» se expresa según la siguiente ecuación: )t’ = ) t / $, donde )t representa el intervalo de tiempo propio y )t’ el medido externamente por un observador, que siempre será menor que )t, ya que $ es siempre inferior a 1. Es decir, a velocidades próximas a las de la luz el tiempo transcurriría más lentamente. De esta manera, a una velocidad equivalente al 99,9 % de la de la luz, 10 años de «tiempo propio» equivaldrían a 7071,13 años de «tiempo externo». La velocidad de la luz es inalcanzable para cualquier objeto cuya masa en reposo sea distinta de cero. Es decir, si v =c, $=0, el tiempo externo correspondiente a un tiempo propio sería t/0, lo que no tiene sentido. Por su parte, las velocidades superiores a las de la luz quedan prohibidas físicamente, ya que en este caso $ sería imaginario (la raíz cuadrada de un número negativo). No hay, pues, según la teoría de la relatividad, un tiempo universal, lo que ha revitalizado la concepción relacional del tiempo. Así, el continuo espacio-tiempo tetradimensional puede concebirse como una representación matemática desde la cual se entienden los fenómenos físicos.

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Pero no es una descripción de lo que el tiempo es, probablemente porque la noción misma debe entenderse en su amplia y compleja significación. Por ello, se prosiguen los estudios sobre el tiempo, y se siguen proponiendo diversas teorías.

(representada especialmente por Newton y Laplace) a la ciencia contemporánea. La primera se caracteriza por las nociones de legalidad, determinismo y reversibilidad y estaba fundada en la concepción de la reversibilidad del tiempo, lo que era expresión de una privilegiación de la noción de eternidad, e impedía Partiendo de la teoría de la relatividad, algunos au- una fructífera alianza con las ciencias humanas, en las tores, como Reichenbach, por ejemplo, han retomado cuales la noción de irreversibilidad es fundamental. la concepción relacional del tiempo y la han unido a la La ciencia contemporánea, en cambio, da una nueva concepción que reduce el tiempo a la causalidad, dando importancia a lo aleatorio y espontáneo; a la irreversilugar a las llamadas teorías causales del tiempo. Sigu- bilidad temporal, creadora de novedad y diversidad. iendo también la teoría del continuo espacio-tiempo En suma, la nueva ciencia se desarrolla en contra del de 31 dimensiones, Alexander formuló una teoría del determinismo clásico y del reduccionismo de todo espacio-tiempo como matriz de todos los procesos, lo fenómeno a leyes mecanicistas. que se opone a la teoría relacional, ya que este continuo espacio-tiempo es concebido como el fundamento que En esta línea de pensamiento que reclama un papel genera los procesos reales y, por tanto, es entendido central a la comprensión del tiempo se puede obsercomo una especie de substrato último de todo el uni- var una fuerte influencia del pensamiento de Bergson verso. y de Whitehead, reconocida por el mismo Prigogine. Partiendo de esta concepción de la ciencia, Prigogine Por su parte, Prigogine insiste especialmente en el propugna una nueva alianza entre las ciencias y las carácter irreversible del tiempo, en contra de lo esta- humanidades; una nueva alianza que reintroduzca al blecido en la mecánica clásica y, por extensión, en la hombre dentro de la temporalidad que había sido exciencia clásica. Por ello, opone la ciencia moderna pulsada de la ciencia clásica, y que supere la distinción entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu.

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EL TIEMPO DESDE UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA Tanto en la vida cotidiana como en las diferentes ramas del saber, manejamos continuamente nociones temporales; antes, después, ahora, ya, simultáneamente, tarde, temprano, ayer, mañana,... El mundo se nos ofrece como una realidad que cambia incesantemente y la percepción del cambio, de la sucesión o de la duración de las cosas nos sugiere la idea del tiempo. Sabemos que ha transcurrido el tiempo lectivo, el tiempo de vacaciones o el tiempo de la juventud. Es indudable que tenemos experiencia del tiempo y hasta nos atrevemos a calcularlo mediante diversos procedimientos: el curso del sol, la sucesión de los días y las noches, el desplazamiento de las agujas del reloj. Sin embargo, qué es realmente el tiempo es una cuestión difícil y compleja, pues, como decía San Agustín, “si nadie me lo pregunta, lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta, no lo sé”. Dilucidar la esencia y naturaleza del tiempo, penetrar filosóficamente en su entraña más recóndita, partiendo de nuestra propia experiencia, es el objetivo que nos proponemos. Pero somos conscientes de las múltiples dificultades que comporta tan ardua empresa. Por ello

consideramos conveniente adoptar una perspectiva diacrónica, a fin de recabar las opiniones de los más destacados filósofos. Sólo al final intentaremos establecer, de manera sincrónica, algunas conclusiones. Ya la filosofía griega, propensa a la reflexión sobre los más variados asuntos, abordó la temática del tiempo. De todos los filósofos griegos es, sin duda, Aristóteles el que nos ha legado la doctrina más sólida sobre el tiempo. La visión aristotélica del tiempo está estrechamente vinculada al movimiento, ya que, en su opinión, el tiempo no es posible sin acontecimientos, sin seres en movimiento. De ahí que conciba el tiempo como el movimiento continuo de las cosas, susceptible de ser medido por el entendimiento. Conceptos como “antes” y “después”, sin los cuales no habría ningún tiempo, se hallan incluidos en la sucesión temporal. Esta estrecha vinculación induce a Aristóteles a definir el tiempo en su Física en los siguientes términos: “ la medida del movimiento respecto a lo anterior y lo posterior”. Esta definición nos revela que el tiempo no es el movimiento, pero lo implica de tal suerte que si no tuviéramos conciencia del cambio, no sabríamos que el tiempo transcurre. El tiempo aristotélico es exterior al movimiento, pero supone un mundo que dura sucesivamente y esta duración sucesiva nos permite establecer relaciones de medida entre sus partes según un “antes” y un “después”, Así surgirá el tiempo métrico, cuya estimación estará regulada por el movimiento de los astros, como el de rotación o el de traslación, o por el movimiento rítmico de aparatos de desarrollo preciso, como los relojes.

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Muy distinta es la concepción agustiniana del tiempo. El carácter intimista de su filosofía induce a San Agustín a concebir el tiempo como algo desligado del movimiento y estrechamente vinculado al alma, a la vez que manifiesta su profunda perplejidad ante el tiempo al resaltar la paradoja del presente. Si decimos de algo que es presente, estamos afirmando que ya no será y que pasará al mundo de lo inexistente. El presente propiamente no es, sino que pasa, deja de ser, carece de dimensión y sólo lo podemos caracterizar relacionándolo con el futuro, que todavía no existe, y con el pretérito, que ya ha dejado de ser. El tiempo es un “ahora”, que no es, porque el “ahora” no se puede detener, ya que si se pudiera detener no sería tiempo. No hay presente, no hay ya pasado, no hay todavía futuro. Por lo tanto, la medida del tiempo no es el movimiento, no son los seres que cambian; la verdadera medida del tiempo es el alma, el yo, el espíritu. El pasado es aquello que recordamos; el futuro, aquello que esperamos; el presente, aquello a lo que prestamos atención. Pasado, futuro y presente aparecen, pues, como memoria, espera y atención. En el “ ¿Quién puede negar que las cosas pasadas no son ya? Y, sin embargo, la memoria de lo pasado permanece en nuestro espíritu. ¿ Quién puede negar que las cosas futuras no son todavía? Y, sin embargo, la espera de ellas se halla en nuestro espíritu. ¿Quién puede negar que el presente no tiene extensión, por cuanto pasa en un instante? Y, sin embargo, nuestra atención permanece y por ella lo que no es todavía se apresura a llegar para desvanecerse”. Estos célebres y bellos pasajes revelan no sólo una perplejidad acerca de esa escurridiza realidad llamada tiempo, sino también, y sobre todo, la idea del tiempo como realidad vivida o, mejor dicho, vivible, como algo que se vive o se vivió o se vivirá. Es la concepción psicológica del tiempo. La llegada de la era moderna y el espectacular desarrollo que experimenta la física en la obra de Newton nos trae un nuevo concepto del tiempo como algo absoluto, existente en sí mismo e independiente de las cosas. El tiempo, al igual que el espacio, es una realidad absoluta, infinita, uniforme, vacía de todo movimiento, en cuyo seno se desarrollan los acontecimientos y los cambios sucesivos de las cosas. Esta concepción absolutista del tiempo es expresada por Newton en Los Principios del siguiente modo: “El tiempo absoluto, verdadero y matemático, por sí mismo y por su propia naturaleza, fluye uniformemente sin relación con nada externo”.

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Los filósofos racionalistas, influidos por la física newtoniana, también absolutizaron el tiempo e hicieron de él una realidad independiente. Pero más que pensar en algo sobre cuyo fondo transcurren los fenómenos, hacían referencia al tiempo de la totalidad del mundo y no al tiempo físico de cada fenómeno. De este modo, el tiempo absoluto vendría a ser como un fluir total, siendo los acontecimientos singulares transcursos del mundo físico insertos en ese fluir total. Opuesta a la anterior es la teoría kantiana sobre el tiempo. Para Kant el tiempo no existe como una realidad en sí exterior a nosotros, ni como algo que tienen las cosas en movimiento, sino como una manera de percibir propia del hombre. El tiempo existe en cada uno de nosotros como una forma de ordenar nuestra experiencia interna. El tiempo no es una idea obtenida por abstracción a partir de la observación de los acontecimientos, no es un concepto empírico, sino una estructura necesaria para cualquier observación. El tiempo es la posibilidad que hay en nosotros, en cuanto observadores, de percibir los acontecimientos. Tanto el tiempo como el espacio no son más que relaciones entre las cosas en cuanto que son percibidas. Cualquier experiencia tiene como condición el tiempo, de manera que éste es la condición general de todas las experiencias, superior incluso al espacio, no siempre necesario. Nuestra experiencia externa está sometida a las coordenadas espacio-temporales, mas la interna sólo lo está a la temporal. Según Kant, no podemos saber si “fuera” las cosas se suceden, pues cuando intentamos atisbarlas ya lo hacemos desde el tiempo, que es una cualidad de la conciencia del hombre. La sensibilidad humana lleva el tiempo como una manera de ser suya. El tiempo es una forma a priori de la sensibilidad que condiciona y hace posible toda experiencia. En la filosofía contemporánea la meditación sobre el tiempo arraiga profundamente en las tendencias que más impulsaron el desarrollo de las ciencias humanas, tales como el historicismo, el vitalismo y el existencialismo. Bergson, uno de los filósofos que más atención ha dedicado al estudio del tiempo, distingue dos modos diferentes de durar los seres, dos distintas temporalidades: el tiempo numerado, que está mezclado con el espacio, y el tiempo puro, que es mera duración interna. El primero es la duración exterior del mundo de las cosas, es un tiempo materializado que se desarrolla en el espacio, es la paralización del movimiento al considerar el tiempo como una yuxtaposición de quietudes en el espacio.

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En esta duración el tiempo es un mero espectador que no penetra en su realidad. Así, por ejemplo, si una sustancia química se hallase en debidas condiciones de conservación, no experimentaría ninguna variación con el paso del tiempo. Y si la experimentara, podríamos decir, en sentido figurado, que ha envejecido, pero, en realidad, sólo se habría operado en ella un proceso químico que podría -al menos teóricamente- revertir, es decir, someterse a un proceso inverso y retornar, sin variación alguna, a su estado primitivo. Si no hubiera un ser consciente que contemplara estos hechos del mundo material, no podría decirse que en él existiera tiempo, sino sólo coexistencia y sucesión de realidades de suyo atemporales. A juicio de Bergson, se han confundido espacio y tiempo, pues el movimiento parcelado en momentos estáticos no es otra cosa que espacio, y sólo adquiere sentido de movimiento si hay un espectador que opere la síntesis mental de lo recorrido por el móvil. Pero esta síntesis es un puro proceso psíquico. De hecho, fuera de nosotros, únicamente existen situaciones estáticas del móvil en el espacio. Cosa muy diferente acontece en la vida interior, en la duración que constituye la vida de cada uno, donde no es posible retornar a situaciones pasadas. El avance temporal y el paso del presente a pasado es un hecho radical e insuperable, porque el tiempo psicológico es irreversible. Soñamos, a veces, con volver a situaciones pasadas, con recomenzar la vida; pero, aunque todas

las circunstancias anteriores –lugar, compañía, ocupación- convergieran para situarnos en el ambiente pasado que añorábamos, pronto comprenderíamos que ni nosotros ni los que nos rodean somos ya los mismos. El tiempo no ha sido para nosotros espectador de unos procesos reversibles, sino que ha constituido, en cierto modo, nuestra propia esencia, la trama misma de nuestro ser. En cada momento de nuestra vida gravita todo el pasado, de forma que el momento presente es una especie de condensación de la vida anterior, y el yo que en él actúa es un producto de la experiencia pasada. El tiempo puro, piensa Bergson, es cualidad, interioridad, duración, devenir, intensidad. El tiempo verdadero es el puro fluir de nuestra interioridad, desprovisto de toda medida, sentido como algo cualitativo. El tiempo verdadero es un devenir indivisible, innumerable, incontable. Fuera de nosotros sólo hay espacio. En nuestro interior, en cambio, existe la verdadera duración: el proceso por el que se va penetrando y fusionando una sucesión de hechos psicológicos. El momento propicio para analizar el sentido de la duración verdadera es el sueño, porque en él se altera la comunicación entre el yo y el mundo exterior y, en consecuencia, se evita el riesgo de confundirla con el espacio. En estas circunstancias ya no medimos la duración, sino que únicamente la sentimos; deja de ser cuantitativa para convertirse en cualitativa

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y desaparece toda apreciación matemática del tiempo pasado. El tiempo bergsoniano, además de indivisible, es inconmensurable. Si habitualmente medimos el tiempo, es debido a que lo proyectamos sobre el espacio. Un ser ajeno al espacio tendría una noción pura del tiempo, noción que podemos obtener si no separamos el presente de los estados anteriores, porque la duración pura no yuxtapone estados, sino que los fusiona. La medida del tiempo no es posible, porque el tiempo no es homogéneo, sino pura heterogeneidad. Medirlo, por tanto, es exteriorizarlo, espacializarlo y degenerarlo. El tiempo para Bergson es el fundamento de toda la realidad. El fluir, que es la esencia del tiempo, embarga al hombre y a todas las cosas. El fluir, que es vida, cambio, tiempo, aunque nos es íntimamente conocido, resulta, sin embargo, indefinible, porque sólo se puede conceptualizar lo material y el tiempo no es una realidad material. Para captar la duración real hemos de utilizar la intuición en lugar del pensamiento. El tiempo de la física es un tiempo falsificado, porque, al medir y mecanizar, falsea la realidad, aunque permite su utilización. El tiempo verdadero es duración de algo que cambia, y ese algo es la conciencia, la vida interior del sujeto psíquico, para quien el tiempo reviste un carácter radical, porque el hombre posee un ser de naturaleza temporal. Es el sujeto psíquico el que introduce la noción de tiempo en el universo material, donde sólo hay sucesión o coexistencia de fenómenos atemporales.

Heidegger, en su analítica existencial del Dasein, descubre al hombre como un ser incompleto e inacabado, que tiene que hacer y proyectar su propia vida, autotrascendiéndose y anticipándose a lo que va a ser, porque el futuro, entendido como posibilidad de existir, constituye una dimensión de su ser. Pero el futuro implica el pasado, puesto que nuestra posibilidad de ser se plantea desde lo ya sido. Por lo tanto, también el pasado constituye una dimensión del ser del hombre. Ahora bien, la comprensión de lo ya sido determina la comprensión de lo que actualmente somos. El presente, pues, aparece envuelto por la relación entre futuro y pasado. Estas tres dimensiones –pasado, presente y futuro- constituyen la unidad del ser humano y reciben el nombre de temporalidad. El hombre es esencialmente un ser temporal y esta temporalidad es, en realidad, el tiempo originario, a diferencia del tiempo cósmico. La temporalidad es la estructura concreta del Dasein y su sentido último, porque el hombre no se limita a estar en el tiempo, sino que éste constituye su propia esencia. El tiempo es la textura más profunda de la existencia humana, que se patentiza como preocupación, y la preocupación cobra sentido en el tiempo, en el futuro, pasado y presente. También Ortega, al establecer las categorías que definen la vida, señala la temporalidad como raíz misma de la vida, porque ésta es futurización . La temporalidad es la esencia de la vida humana. El hombre está sujeto al

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tiempo, su vida transcurre en el tiempo, está sometido a un continuo ser y dejar de ser, impulsado por el pasado va proyectando y avanzando hacia el futuro. No sólo es lo que realmente es, lo que ha sido, sino también lo que ha de ser. La realidad específicamente humana se caracteriza por su consistencia temporal y, por ello, la historia es la propia vida de los hombres y de la sociedad. El hombre no tiene naturaleza, sino que tiene historia. La filosofía orteguiana empieza con el reconocimiento del tiempo y de la historia como elementos fundamentales de la vida humana. Toda noción referente a la vida específicamente humana es función del tiempo histórico. Este somero recorrido por la historia del pensamiento, amén de proporcionarnos una serie de datos sumamente interesantes sobre la multiplicidad de teorías que se han formulado acerca del tiempo, nos permite extraer algunas consideraciones en nuestro afán reflexivo de captación del tiempo. Por de pronto, es evidente que el tiempo no es un concepto unívoco ni tiene el mismo sentido si lo aplicamos al mundo o si lo aplicamos al hombre. Tal indistinción es la génesis de muchas aporías y dificultades en la comprensión del tiempo. Y es que hay dos maneras de hablar y de pensar sobre el tiempo: el tiempo del mundo y el tiempo del alma. El primero es un tiempo medible, objetivo y cosmológico. El segundo es un tiempo medido, subjetivo y antropológico. Disponemos de instrumentos – calendarios, relojes – que nos permiten medir

con facilidad el tiempo del mundo. Pero carecemos de procedimientos que nos permitan expresar la experiencia humana del tiempo, porque esta experiencia es heterogénea, plural y siempre cambiante. Conviene, por lo tanto, distinguir dos conceptos temporales: el tiempo cosmológico y el tiempo psicológico. El tiempo cosmológico es el tiempo físico, objetivo, homogéneo, susceptible de ser medido y calculado y gracias al cual podemos hablar de la edad de los astros. El tiempo psicológico, en cambio, es el tiempo de nuestra vida según nuestra propia experiencia. Es un tiempo subjetivo y variable, porque unas veces nos parece que transcurre muy deprisa y otras muy despacio; unas veces nos parece que lo aprovechamos y otras lo dejamos pasar; hay esperas interminables y momentos que nunca acaban. Es nuestra vivencia personal del tiempo. A estos dos conceptos fundamentales podríamos añadir un tercero, no menos importante, que no se identifica con ninguno de los dos y que viene a ocupar un lugar intermedio entre ambos: el tiempo histórico, el tiempo de los acontecimientos de la humanidad. El tiempo histórico nos permite comprender la existencia de épocas diferentes, así como los cambios continuos a que todo está sometido. En cierto modo, es el intento de integrar el tiempo personal en el tiempo universal. En el tiempo histórico nuestra propia vida se inscribe en el tiempo del mundo. Es lo que pretendemos hacer,

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hacia esa fugacidad del tiempo y tendemos a dilatarlo en el pasado y a proyectarlo en el futuro, instalándonos en una especie de eternidad como si nuestra vida nunca fuera a tener fin. Este sentido paradójico, que comporta la temporalidad, hace que el tiempo constituya una dimensión fundamental de la vida humana, ya que sin él seríamos incapaces de entender nuestra vida, porque somos seres limitados en el tiempo y porque éste va marcando nuestro propio devenir y el de la humanidad. El hombre es un ser histórico, cuya vida se inscribe en el transcurso del mundo. Gracias a esta dimensión temporal, de la que es imposible prescindir, el ser humano intenta entenderse a sí mismo y a los otros en relación con el tiempo de su vida. Esto hace que pertenezcamos a una generación, es decir, a un grupo de personas que comparten un tiempo específico: el tiempo que dura nuestra vida. Y esto hace también que podamos decir que las personas que compartimos una misma edad histórica somos coetáneos, porque somos hijos de nuestro tiempo y recibimos unas costumbres, una cultura y un modo de concebir la realidad dependientes del tiempo que nos ha tocado vivir.

por ejemplo, por medio de los calendarios. La división tripartita que acabamos de esbozar nos permite comprender mejor el tiempo, pero no resuelve toda la problemática que entraña tan compleja noción. Así, por ejemplo, podríamos preguntarnos si existen tres tiempos –pasado, presente y futuro – o si el tiempo reviste un carácter unitario y presencial. El pasado ha sido, pero ya no es; el futuro será, pero aún no es; sólo el presente es, aunque su modo de ser es instantáneo y fugaz, porque muy pronto deja de ser. Sin embargo, es cierto que el pasado es en tanto que pasado y el futuro es en tanto que futuro. Por lo tanto, parece que los tres tiempos convergen en el momento actual como si sólo existiera el presente, un presente de las cosas pasadas, un presente de las cosas presentes y un presente de las cosas futuras. He aquí lo paradójico del tiempo. Por un lado, lo percibimos como una realidad instantánea, huidiza y fugaz, como algo que se nos escapa y da a nuestra vida un sentido inestable y efímero. De ahí que intentemos aferrarnos al momento presente, como si quisiéramos asir el tiempo, porque somos conscientes de la brevedad de nuestra vida y necesitamos vivirla intensamente, porque el tiempo pasa y mañana, quizás, sea tarde. Pero, por otro lado, experimentamos como un rechazo

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o g i d ó C

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EDICIÓN ESPECIAL / VISIONARIOS POR LA FELICIDAD

Cómo Administrar el Tiempo


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