El alma de una cultura que prevalece, un alma que, aunque olvide ciertos nombres, sabe bien de tradiciones, de alegrías y también de derrotas. Esa es el alma mexicana, el alma que José Guadalupe Posada inmortalizó a través de sus grabados; trazos que hoy recorren el mundo de manera, muchas veces, anónima, para demostrar que la cultura trasciende la muerte.