Ensayos y chistes largos - José Pulido Mata

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Ensayos y chistes largos



JosĂŠ Pulido Mata

Ensayos y chistes largos

EDITORIAL

AN.ALFA.BETA


El cuidado de esta edición estuvo a cargo de Carlos Lejaim Gómez, Frank Blanco Wong y Sara Luz Sánchez Chávez Ilustración de portada: Natalia Luna

Primera edición © José Pulido Mata © Editorial An.alfa.beta Rambla 3006. Col. Riberas del Río, Guadalupe, Nuevo León. Contacto: ed.an.alfa.beta@gmail.com @ed_an_alfa_beta http://ed-analfabeta.tumblr.com Impreso en Monterrey, 2013


Ahora que la patria ha muerto

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éxico, el país que habitamos algún día, ya no existe. Se lo robaron. Lo secuestraron un día al salir de su casa. Le pusieron una bolsa negra en la cabeza y lo echaron a empujones al asiento trasero de una camioneta Caravan 98, color guinda. Allí lo desmayaron de dos golpes en la nuca y despertó ciego, confundido. Pasó sus últimos días recargado en la pared de un cuartucho, sin comida, ojos vendados, manos amarradas hacia atrás, pisando charcos de orines y cargando sus últimos desechos en sus propios pantalones. Los secuestradores, que hasta hoy siguen impunes, exigieron una cifra descomunal de dinero por regresarlo vivo, aunque no completo. Pobre México, nadie pudo pagar por él y lo mataron de la manera más simple y menos dramática —la que nos parece más familiar en estos días—: un tiro (aún se mueve), dos tiros; no era nada personal. Y al día siguiente su cuerpo ya se encontraba bullendo en un tambo rebosante de ácido, y nadie supo más de él —claro— fuera de las estampas, los mapamundi de la papelería, las banderas de papel lustrina que ni siquiera llevan escudo y nos recuerdan más a Italia, los juegos de la Selección Mexicana (contra Italia), la cinta roída de ese himno tan robusto y tan belicoso que termina por calar en los oídos de alumnos desvelados, cuando se toca cada lunes sin falta en cada escuela. En fin, fuera de cualquier muestra escuálida de fervor patrio que aún sobrevive nadie sabe nada de México, ni siquiera en las más absurdas y masivas celebraciones del 15-16 de septiembre hace eco su nombre. No se confunda lo anterior con uno de esos huecos llamados a “crear conciencia” que buscan dar con la raíz del


auténtico sentido nacionalista, no. Hay que aceptar la idea de que México, como algún día lo conocimos, ya no está entre nosotros, o que, más bien, nosotros ya no estamos en él. Me rehúso a creer que a esto se le pueda llamar patria, en el sentido integral del término. Si “patria” quiere decir caos, violencia, miedo, incertidumbre, inestabilidad, deficiencia: administración pública deficiente, leyes y políticas públicas deficientes —cuando no inexistentes—, deficiente educación y deficiente economía —cuando no inexistente—, seguridad inexistente, cuando no deficiente... si eso significa “patria” entonces sí, me trago mis palabras y hasta aquí el escrito, pero creo que no se trata de eso, ¿o sí? Por eso sugiero amablemente que se piense de manera objetiva y dejemos atrás las nostalgias, las fantasmagorías patrias; del apoyo a las guerras sin dirección ni sentido para recuperar un país que no existe, ni se hable. Hay que aprovechar nuestro luto para idear maneras de tomar el control de estas ruinas que llamamos país, ahora que la vía democrática una vez más demostró sumisión o insuficiencia. Siento y pienso en el apasionamiento revolucionario como algo anacrónico y romántico. Veo una juventud nostálgica y desinformada, sin preparación ni suficientes armas para representar un frente político que pueda ser tomado en serio, y me incluyo ahí. En vista de que somos parte de una generación que se formó entre el temor y el repudio a la violencia y que por tanto nos parece más o menos inconcebible tomar las armas, hago un llamado no a desistir sino a madurar y a perfeccionar por medio de la preparación intelectual lo que ya está iniciado. Hay que superar la rabieta en Facebook, en blogs, en tweets, ir más allá de las marchas y las exigencias sin fundamento que hacen reír a lo establecido. Aprendamos sobre los mecanismos que arrastran esta máquina descompuesta que llamamos país, no para arreglarla —porque es como un carro viejo al que jamás terminaríamos de meterle mano y a la larga resultaría costoso—, sino para terminarla de destruir y así tener terreno 8


libre para desarrollar no una máquina, sino un verdadero país. Porque a pesar de que el mundo ha conspirado para arruinar nuestras vidas volviéndonos inestables, económica y psicológicamente, estoy casi seguro de que pronto tendremos el control, a fin de cuentas es lo natural; pero hay que prepararnos, desde nuestras universidades, desde nuestras casas en donde estamos desempleados, y claro, desde nuestros trabajos temporales, donde ganamos sueldos indignos y donde nos damos la oportunidad de escribir cosas como ésta. Octubre de 2012

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Cómo editar un perfil en Facebook y armar una revolución a partir del mismo

Ahora, en la era globalizada, la capital del siglo xxi, por lo pronto, es Internet y los malls resultan embajadas de la globalización. Carlos Monsivás

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sí como París lo fue a principios del siglo xx, así como Nueva York lo fue poco después, la capital mundial del nuevo siglo —dice Carlos Monsiváis— es la metrópoli virtual del Internet. Hoy en día, para ventaja de los que menos tienen, basta con pagar quinientos pesos al mes para ser gente de mundo: se trata del cosmopolitismo al alcance de la mano. Gracias al Internet es ahora posible asomarse a cualquier nación a través de una ventana, es ahora posible acceder a cualquier tipo de información a través de una ventana, es posible entablar una relación laboral, educativa, amistosa, paternal, filial o sexual a través de una ventana. ¿Pero cuáles son las consecuencias de concebir al universo siempre desde afuera —si me permiten la reiteración: a través de una ventana— en lugar de entrar, como debiera ser, por la puerta de enfrente, es decir, por la realidad misma? El filósofo Slavoj Žižek señala, entre muchas otras consecuencias que nos llevaría la noche entera comprender y el resto del día poder olvidar, que uno de los efectos producidos por esta actitud posmoderna cada vez más común es la negación de la Vida Real y la totalización de la Realidad Virtual; esto quiere decir que Leopoldo, el hijo de la señora Tere que se la pasa todo el día frente a la computadora ve a la maestra de matemáticas como una hoja de Excel, cree que la última visita al doctor fue la descarga del antivirus más reciente y ve a sus amiguitos de la cuadra sólo de perfil.


Perfil, según la Real Academia, es un “conjunto de rasgos populares que caracterizan a alguien o algo”. Carlos Monsiváis, en un breve apartado referente al chat, en su último libro, nos dice que hoy “como nunca, la gente deposita en el Internet la personalidad, el cuerpo [y] el atractivo […] que quisiera tener” (p. 355) y que esto es como una declaración de bienes en función de una fantasía. O sea que el usuario hace ficción de sí mismo al construir de manera sistemática y apoyado en un modelo, ídolo o tendencia una imagen distinta de la que es en la Vida Real, que será la misma que lo proyecte ante todo mundo. A esta época en que la Realidad Virtual nos permite exagerar y mentir y hacer literatura sobre nosotros, Monsiváis la reconoce como el “esplendor de la mitomanía colectiva”, y ello explica que Leopoldo, el hijo de doña Tere, pueda buscar el único ángulo bueno de su cara, apretar un poco el bíceps y sumir el vientre redondo para tomarse la foto del perfil de Facebook. Pero la foto es sólo uno de los primeros elementos que conforman el perfil de un usuario. Tomemos como ejemplo la red social más rentable para señalar, paso por paso, cómo se da el fenómeno de la mitomanía colectiva.1 Información básica Es la primera pestaña del perfil de Facebook, en ella se nos incita a seleccionar la ciudad en la que residimos y nuestra ciudad de procedencia. Las opciones que tenemos van desde Las Vegas hasta Nampula, Mozambique. Podemos especificar (o no) nuestro sexo, la fecha en que nacimos, nuestros intereses sociales, ¿acaso sexuales?, los idiomas que hablamos, y hasta podemos relatar en un pequeñísimo recuadro que se titula “Acerca de mí” todas nuestras vivencias. Personas destacadas En el apartado de Personas destacadas el usuario debe especificar cuál es su situación sentimental: si es casado, 1. A partir de aquí se describen secciones que alguna vez conformaron la interfaz de Facebook y que de alguna forma se han transformado, y se siguen transformando al día de hoy.

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divorciado, viudo o separado, si anda de novio o está en una situación complicada, apenas dejan opciones fuera. También podemos agregar aquí a los miembros de nuestra familia y especificar su parentesco: madre, padre, primo, abuela, tío, tía, y lo sentimos pero no hay espacio para los medios hermanos o las familias alternas, Facebook guarda respeto a los valores de la familia tradicional. Formación académica y empleo Especificar dónde estudiaste o en qué lugar trabajas siempre será algo opcional, y tristemente las estadísticas indican que en nuestro país estas casillas por lo general quedan en blanco. Filosof ía Uno de los rubros favoritos de intelectuales y estudiosos. Aquí se trata de señalar y dar una breve explicación de la religión que el usuario profesa, de la ideología política que ostenta y de aquellos personajes que hayan realizado labores profundamente inspiradoras. Puede seleccionarse desde Lady Gaga hasta la Madre Teresa de Calcuta. Y ya entrados en el raciocinio, tenemos un pequeño espacio para transcribir alguna cita que nos haya marcado. No sé, muchos escriben, por ejemplo, “ir a pasear a un parque y comer helado, o ir al cine y luego a cenar”, todo se vale. Arte y ocio El arte y el ocio en Facebook son hermanos; ni siquiera Baudelaire pudo manifestarlo con tanta economía. Es en este apartado donde podemos señalar como propios todos y cada uno de los productos que se comercializan en tiendas de libros, música y devedés, información muy valiosa que seguramente se vende a buen precio para realizar estudios de mercadeo. Información de contacto Por último, Facebook ofrece el espacio para que des a conocer a los extraños del mundo toda tu información perso13


nal: teléfono celular, dirección, e-mail, código postal, Clave Única de Registro de Población, tipo de sangre, etc. Ésa es la forma que hay que llenar para poder ejercer formalmente la ciudadanía en Facebook. De no cumplir con este requisito al menos de manera parcial, el usuario queda reducido a una silueta en blanco y por lo tanto su opinión, por falta de madurez cibernética, quizá no sea tomada en cuenta en las acaloradas discusiones que puedan darse. Casi imposible es escapar de la obligación de ciudadano que nos incita a definir nuestro perfil ante el mundo virtual: aquél que no es un usuario de esta red social es considerado, quizá con un poco de pena, un espectro que deambula en una realidad alterna, que no es más que la realidad sobre la que estamos sentados. ¿Pero es acaso tan malo exagerarse, mentir y hacer literatura fantástica sobre nosotros mismos en Internet? Es de nuevo Slavoj Žižek (2009, p. 159) quien apoyado en la profesora Sherry Turkle y en teorías psicoanalíticas nos brinda otra perspectiva sobre nuestra imagen virtual: “La verdad tiene la estructura de la ficción”, cita a Lacan, y con esta frase la mitomanía acusada por Monsiváis se dignifica y adquiere un sentido liberador, el sentido del inconsciente. Para Turkle, señala Žižek, la creación de nuestra imagen virtual contrapuesta a la personalidad que mostramos en el mundo real puede ser incluso más nosotros mismos que el personaje oficial que mostramos en la “vida real”. Esto trae a relevancia la segunda definición que la Real Academia asigna a la palabra perfil: “Postura en que no se deja ver sino una sola de las dos mitades laterales del cuerpo”. Así es, además de la primera acepción en la cual se considera al perfil como el conjunto de elementos característicos de un cuerpo, el perfil es también esa perspectiva que sólo permite ver la mitad de un cuerpo dividido en dos: entiéndase consciente o inconsciente. Es entonces a través del perfil que las redes sociales se convierten en los depósitos de la fantasía y el deseo reprimido de las masas. Y por eso Leopoldo, el hijo de la señora 14


Tere que cuando pasa por la calle nos parece muy tímido y seriecito es todo un don juan por Inbox, y ni se diga que ya alcanzó el límite de los 4999 amigos en Facebook (si es que aún es el límite). Lo ideal en este tipo de casos en los que la personalidad partida en dos se rehúsa a combinarse en un solo individuo es, como señala el filósofo eslavo, que el usuario se dé cuenta de su perfil reprimido y quiera actuar y superar las dificultades para traer a la Vida Real” esa forma de su inconsciencia, es decir, que el perfil salte desde su ventana y que repercuta en la vida misma, lo cual es por cierto a grandes rasgos una de las tareas de los psicoanalistas. Por otro lado, si consideramos que un perfil de Facebook es literatura sobre nosotros mismos, ¿qué consecuencias puede acarrearnos el extraer esa mitad de nuestro ser a la entrecomillada Vida Real?

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Pues durante los últimos días hemos visto cómo este salto de perfiles al exterior se ha dado en cantidades masivas y en formas organizadas. Casi ineludible es referirnos a las rebeliones que se han presentado en países de los que antes apenas teníamos noticia. Allí tenemos a Egipto, donde las instrucciones de protesta contra la dictadura de Mubarak fueron diseminadas por Facebook, y donde más de 80 mil personas dieron clic en la invitación al evento llamado “Día de la revolución contra la tortura, la pobreza, la corrupción y el desempleo”. Semejante reacción intentó ser sosegada por parte del Gobierno al suspender el servicio de Internet durante cinco días, pero ya era tarde porque los perfiles, cansados del ciberespacio ya caminaban sobre las calles y se comunicaban. Recientemente Saif al Islam Gadafi, hijo del gobernante de Libia, ha señalado que las redes sociales Facebook y Twitter, manipuladas por intereses extranjeros, son las causantes de la situación crítica de la dictadura de su padre. Y mientras la reacción en cadena sigue creciendo en el norte de África y no se sabe hasta dónde las dictaduras seguirán cayendo, los mexicanos estamos en medio de una 15


guerra que no pedimos, inmovilizados entre balaceras y noticias inciertas. Vibramos en la frecuencia del miedo, habitamos la ciudad que describimos, y como cada vez salimos menos cada vez más entramos a Facebook. Que cada quien saque sus conclusiones. Septiembre de 2010 Bibliograf ía

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. En línea, www.rae.es. Monsiváis, Carlos. Apocalipstick. México, Debate, 2009. Žižek, Slavoj. El acoso de las fantasías. México, Siglo xxi, 2009.

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