La prensa leninista y los primeros pasos de Tribuna Popular

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Editorial Aurora

Caracas, 2023

Serie «Insumos para la historiografía del PCV»

Revisión y edición

Carlos Aquino G.

Diagramación

Alejandro Díaz M.

Diseño

Carolina Sandoval Q.

Portada

Diseño original con la primera plana de las ediciones Nº 1 y Nº 440 de Tribuna Popular, del 17 de febrero de 1948 y 22 de septiembre de 1949.

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El texto que estamos publicando son fragmentos del Trabajo de Grado «Tribuna Popular durante el Gobierno de Rómulo Gallegos», para optar al título de Licenciado en Comunicación Social, mención Impresos, en la Universidad Central de Venezuela (UCV), presentado en julio de 1985 por Luis Esteban Rojas Rojas, cuyo tutor fue Jesús Sanoja Hernándezi .

A principios de los años ochenta, Luis Esteban Rojas era del equipo de redacción de Tribuna Popular, militante de la Célula del PCV en la Escuela de Comunicación Social (UCV) y miembro del Comité Local del PCV en la UCV.

Finalmente, llamamos la atención del lector sobre algunos detalles formales que encontrará a lo largo del texto. En primer lugar, los paréntesis pertenecen al original, mientras que los corchetes denotan adiciones y supresiones hechas por esta Editorial. En segundo lugar, se conservaron las notas del autor al pie de página –indicando con un asterisco (*) a las que se les actualizaron la fuente–, y las incorporadas para esta publicación se marcaron como notas de la Editorial (N. de la Edit.). En tercer lugar, agregamos intertítulos para facilitar la lectura y estudio del material.

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i 27 de junio de 1930 - 9 de junio de 2007.

Hoy, cuando conmemoramos el 75º aniversario de la publicación del primer número de Tribuna Popular, el histórico órgano de prensa del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV), es fundamental repasar algunos principios de lo que significa la prensa leninista, para que los rituales de celebración y la repetición mecánica de consignas no obnubilen el análisis crítico de en qué lo han transformado.

Ser «órgano del Comité Central» no es sinónimo automático de ser un «órgano leninista», es decir, el que Lenin concibió y describió claramente. Por ejemplo, hasta una cuenta de Twitter puede ser designada como órgano del Comité Central, al igual que un periódico «digital», y en ninguno de los dos casos se cumplen –ni pueden cumplirse– los preceptos legados por Lenin, porque no basta con publicar y difundir textos, noticias e informaciones.

Aunque se crea «pasado de moda», una de las condiciones sine qua non para que un periódico pueda aspirar a denominarse leninista es que sea impreso, porque –como quedó sentado en un referencial documento de 2014– «el Partido conquista su papel dirigente al calor del contacto directo en las luchas de la clase obrera y el pueblo trabajador», y

«Tribuna Popular es el único instrumento que nos brinda una dinámica de distribución, agitación, organización, educación y venta que permite aceitar y fortalecer una estructura partidaria disciplinada», por lo que sentenció:

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Quienes desprecian o minimizan el papel y las potencialidades del periódico impreso de nuestro Partido, en general, son expresión de pereza, comodismo y desviación político-ideológica, que consciente o inconscientemente aportan a las concepciones reformistas del progresismo y el altermundismo […]i Además, sólo por el hecho de ser de un «partido comunista», un periódico tampoco puede ser considerado revolucionario por antonomasia, y menos aún leninista.

El periódico no debe estar al servicio de un grupito, sino al servicio de la generación de condiciones para alcanzar el triunfo de la revolución proletaria y popular.

Además, su contenido, estructura, diseño y diagramación deben ser, además de claros y sencillos de digerir, atrayentes tanto para la militancia como para amplios sectores de trabajadores –de la clase obrera y de las capas medias–. Si sólo es leído por «obligación militante», no educará, ni agitará, ni movilizará, ni organizará, ni conquistará aliados, ni ganará lectores.

Durante los casi once años en que ejercí como director de Tribuna Popular (desde enero de 2009 hasta octubre de 2019), siempre procuré tener presentes estos principios y aplicar desde el periódico los lineamientos del histórico 28º Pleno del Comité Centralii, para que el PCV se convirtiera realmente en un partido revolucionario.

El estudio profundo del Trabajo de Grado de Luis Esteban Rojas, del que él me habló y que gentil-

i «La organización marxista-leninista», 13ª Conferencia Nacional del PCV, Caracas, 8 al 10 de agosto de 2014.

ii «Diagnóstico de la situación organizativa y funcional del PCV y líneas para su mejoramiento», 28º Pleno del CC del PCV, 24 y 25 de enero de 2009.

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mente nos ofreció, ayudó mucho para entender mejor el papel que debía cumplir Tribuna Popular y para construir el concepto de trabajo que implementamos en esos años.

Todo ello redundó en que con relativa rapidez lográramos regularizar los lapsos de publicación del periódico de los comunistas, la clase obrera y el pueblo trabajador venezolano; posicionar a Tribuna Popular como instrumento para la lucha de clases, el fortalecimiento orgánico del PCV y la JCV, y el trabajo militante de masas; estructurar un equipo permanente de funcionarios y colaboradores; y garantizar el autofinanciamiento a través de la venta y pago de los ejemplares.

Un comunista no hace una mera lectura de los eventos históricos, como si fuesen un simple anecdotario, sino que debe estudiarlos, analizarlos y extraer las lecciones que encierran.

Algunos fragmentos del trabajo de Rojas los publicamos en los aniversarios 64º y 68º de Tribuna Popular, en 2012iii y 2016iv, respectivamente, y otros más en el libro conmemorativo que editamos por los 70 años de Tribuna Popular, en 2018: Periodismo revolucionario. Prensa alternativa, lucha de clases y poder popularv .

iii 3 de febrero al 1 de marzo de 2012, edición Nº 200 de la XI Época y Nº 2.890 de su historia.

iv 4 al 24 de febrero de 2016, edición Nº 2.956 de su historia.

v El libro se presentó en la 14ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), el 18 de noviembre de 2018. Ese año también se alcanzó la edición Nº 3.000 de la historia de Tribuna Popular

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En el marco del sistema capitalista existen dos criterios fundamentales acerca de la independencia de la prensa. Uno de ellos sostiene que la misma es libre si no interviene el Estado o algún partido político, pues la libertad se define como un asunto de las empresas privadas. El otro diverge del anterior al asentar que la prensa, además de frente al Estado y los partidos, debe salvaguardar su autonomía en relación con el capital.

El concepto leninista de la prensa está enfrentado a ambos y ubica el problema dentro del contexto de la lucha de clases: en el capitalismo, donde la clase dominante es la dueña del capital y de los medios de producción, el Estado obedece a sus intereses como clase hegemónica. En cuanto a los partidos políticos, también se define su ubicación de acuerdo a los intereses de clase que defiendan.

Por ello sostiene V.I. Lenin [1870-1924] en sus trabajos que en la sociedad capitalista la prensa no puede estar por encima de las clases, marginada de la política. Por consiguiente, en esta sociedad, la prensa refleja obligatoriamente los intereses de una clase determinada; es defensora y propagadora de sus puntos de vista.

A partir de esta concepción expuesta por Le-

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nin, se han realizado muchos trabajos que amplían el análisis. Veamos, por ejemplo, lo que dice Camilo Taufic1 [1938-2012]:

Se informa para orientar en determinado sentido a las diversas clases y capas de la sociedad, y con el propósito de que esa orientación llegue a expresarse en acciones determinadas. Es decir, se informa para dirigir (…). A través del periodismo, el auditorio capta una determinada visión ideológica de todo el conjunto de rasgos, aspectos y propiedades de las relaciones sociales, lo que llega a determinar la naturaleza de clase de las ideas que se imponen en su conciencia por esta vía de conocimiento.

Por ello, el contenido de los medios de información (…) está sujeto constantemente a discusión. El problema está en qué tipo de materiales debe publicar un diario (o sea, en la selección temática), teniendo en cuenta que un diario debe aludir a todo tipo de problemas de interés cotidiano.

El problema se hace concreto cuando la «ilimitada» cantidad de hechos sociales debe contenerse en el «limitado» número de columnas de un diario. ¿Cuáles registrar y cuáles no? ¿A cuáles darle preferencia? La respuesta está indisolublemente vinculada a la orientación de clase del periódico y al tipo de sociedad en la cual se desenvuelve, y a la que debe reflejar cotidianamente.2

El mismo autor se apoya en el escritor norteamericano Upton Sinclair [1878-1968], quien expone que «un diario capitalista podrá denunciar tal o cual cosa, podrá fingir ser esto o aquello, pero tarde o temprano se comprende que un diario ca-

1 Destacado periodista e investigador chileno, expulsado de la Universidad de Chile –y exilado– tras el golpe de Estado de 1973, enseñó periodismo en Argentina y Venezuela (N. de la Edit.)

2 Camilo Taufic, Periodismo y lucha de clases, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1974, pp. 76-77.

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pitalista vive del sistema capitalista, lucha por ese sistema y por naturaleza no puede hacer otra cosa»3 .

Para confirmar todo lo anterior, agregaremos aquí lo subrayado por el autor Lorenzo Gomis4 [1924-2005], quien invocó a Walter Lippmann5 [1889-1974] para afirmar:

Los hechos no son simples y evidentes, sino que están sujetos a elección y opinión. Los hechos de la vida moderna no cobran espontáneamente la forma por la que se les puede distinguir. Esa forma les ha de ser dada por alguien.

Al llegar al lector, todo periódico es el resultado de un proceso complejo, que comprende una serie de elecciones sobre lo que ha de publicarse, el lugar en que ha de ir, el espacio que tiene que ocupar, la importancia que debe concedérsele (…)6

Según V. Smirnov, «V.I. Lenin se mofaba de los teóricos y políticos que intentaban demostrar que la prensa es “apartidista”, que está por encima de las pugnas entre partidos. Cada persona defiende algo, rechaza algo. Su existencia clasista determina su conciencia de clase. También la prensa es partidista, refleja determinadas ideas, defiende los intereses de determinadas clases, lucha contra las fuerzas sociales hostiles»7 .

Estas ideas sobre la prensa obedecen directamente a la concepción leninista del partido, cuyo

3 Upton Sinclair, en: Camilo Taufic, Periodismo y lucha de clases, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1974, p. 113.

4 Poeta y periodista catalán (N. de la Edit.)

5 Periodista, intelectual, comentarista político y crítico de medios, obtuvo dos veces el premio Pulitzer, en 1958 y 1962 (N. de la Edit.)

6 Lorenzo Gomis, El medio media; la función política de la prensa, Editor, Seminarios y Ediciones, 1974, p. 13.

7 V. Smirnov, La libertad de prensa en la URSS, Editorial Progreso, Moscú, 1980, p. 17.

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principio, según el dirigente revolucionario, obliga a defender franca y abiertamente el punto de vista de un grupo social concreto siempre que se enjuicie un acontecimiento.

Ningún ser viviente puede menos de tomar partido por una u otra clase (tan pronto como haya comprendido la relación entre ellas), no puede dejar de alegrarse del éxito de una clase ni de sentir amargura por sus fracasos; no puede dejar de indignarse contra sus enemigos, contra los que ponen trabas en su desarrollo difundiendo concepciones atrasadas, etc.8

En función de lo sostenido por Lenin, añadiremos los conceptos expresados por Taufic:

El rol político de la actividad periodística depende de la clase social a la que sirve un diario determinado y del conjunto de las relaciones económicas y sociales que se dan en cada país, incluyendo el carácter de clase del aparato estatal. Por lo mismo, la naturaleza de un diario burgués será distinta a la de un diario proletario en la sociedad de clases, como distintos serán sus métodos y su actitud frente al gobierno y a los diversos problemas sociales. (…)

Aunque todos los diarios burgueses defienden la misma clase, representan a capas y grupos diferentes. Cada diario capitalista está vinculado a determinado grupo (económico, político o personal) y, además del punto de vista burgués general, expresa el criterio y los intereses del grupo que lo sustenta.

Pero esta diferencia entre ellos no logra ocultar, sino que hace más evidente, sus diversas ligazones

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8 V. Smirnov, La libertad de prensa en la URSS, Editorial Progreso, Moscú, 1980, p. 17

con los latifundistas, banqueros, industriales y comerciantes, familias oligárquicas, etcétera.9

A partir de su concepción general de la prensa, Lenin determinó que el periódico político es una condición fundamental para que cualquier clase de la sociedad contemporánea pueda participar en la vida política.

Es así como en la segunda mitad de 1899, ante los problemas organizativos del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR)10, escribió que la tarea de primerísimo orden en ese momento debía ser la puesta en funcionamiento del periódico y allí mismo aflora la singular importancia que le asigna a su circulación:

La formación del partido –si no se organiza un periódico determinado, que represente acertadamente a ese partido– se reducirá en grado considerable a simples palabras. La lucha económica, si no está unida por un órgano de prensa central, no puede convertirse en lucha de clase de todo el proletariado (…). Es imposible sostener la lucha política sin que el partido entero exprese su opinión acerca de todas las cuestiones políticas y dirija las diversas manifestaciones de la lucha. La organización de las fuerzas revolucionarias, su disciplina y el desarrollo de la técnica revolucionaria son imposibles sin discutir todas estas cuestiones en el órgano central, sin elaborar colectivamente determinadas formas y

9 Camilo Taufic, Periodismo y lucha de clases, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1974, pp. 77 y 104.

10 Desde 1914, a comienzos de la primera guerra mundial, Lenin planteó numerosas veces el cambio de nombre del partido: «En lugar de “socialdemocracia”, cuyos líderes oficiales han traicionado al socialismo en el mundo entero, pasándose a la burguesía […], debemos denominarnos Partido Comunista.», lo cual se aprobó finalmente en el VII Congreso, en marzo de 1918 (N. de la Edit.)

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normas de dirección de la labor y sin concretar –a través del órgano central– la responsabilidad de cada miembro del partido ante todo él.11

En refuerzo de lo anterior, por esa misma época escribió que «Sólo la creación de un órgano de prensa de todo el partido puede dar a cada “militante parcial” de la causa revolucionaria la conciencia de que marcha “en fila y columna”, de que su trabajo es imprescindible para el partido y que él es uno de los eslabones de la cadena que ahogará un día al peor enemigo del proletariado y de todo el pueblo (…)»12 .

Tratando sobre el mismo problema organizativo y la función de la prensa, enfatizó posteriormente que una organización formada en torno a un periódico central aseguraría «la flexibilidad indispensable (…), la capacidad de adaptarse en el acto a las condiciones de lucha más variadas y cambiantes con rapidez (…) La organización que se forme por sí misma en torno a este periódico, la organización de sus colaboradores (en la acepción más amplia del término, es decir, de todos los que trabajan en torno a él) estará precisamente dispuesta a todo, desde salvar el honor, el prestigio y la continuidad del partido en los momentos de mayor “depresión” revolucionaria, hasta preparar la insurrección armada de todo el pueblo, fijar fecha para su comienzo y llevarla a la práctica.»13 .

Estas ideas tienen su expresión más acabada

11 *«Nuestra tarea inmediata» [1899], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 21.

12 *«Una cuestión esencial» [1899], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 26.

13 *«¿Qué hacer?» [1902], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, pp. 100-102.

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en el artículo «¿Por dónde empezar?», en el cual explica la forma como operaría el periódico en el partido:

El periódico no es sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo. En este último sentido se le puede comparar con los andamios que se levantan alrededor de un edificio en construcción, que señalan sus contornos, facilitan las relaciones entre los distintos constructores, les ayudan a distribuirse la tarea y a observar los resultados generales alcanzados por el trabajo organizado. Con la ayuda del periódico, y en ligazón con él, se irá formando por sí misma una organización permanente, que se ocupe no sólo en la labor local, sino también en la labor general regular; que habitúe a sus miembros a seguir atentamente los acontecimientos políticos, a apreciar su significado y su influencia sobre los distintos sectores de la población, a concebir los medios más adecuados para que el partido revolucionario influya en estos acontecimientos.14

El papel educativo del periódico proletario lo definió Lenin en varios de sus trabajos, en los cuales también fijó criterio sobre la orientación del escritor popular y acerca de quienes habrían de escribir para el órgano periodístico del partido.

Señaló, en ese orden de ideas, que sectores obreros, a pesar de las horribles condiciones de trabajo y existencia, logran estudiar cada vez más y convertirse en una «intelectualidad obrera», a nivel de la cual debe estar el periódico, elevándose constantemente, a la par de «seguir

14 *«¿Por dónde empezar?» [1901], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, pp. 54-55.

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con atención todos los problemas tácticos, políticos y teóricos de la socialdemocracia15 mundial». Y agregó:

«El sector poco numeroso de los obreros avanzados es seguido por un vasto sector de obreros medios. También ellos desean con avidez el socialismo, actúan en los círculos obreros, leen los periódicos y libros socialistas, participan en la agitación y sólo se distinguen del sector anterior en que no pueden llegar a ser dirigentes del movimiento obrero socialdemócrata plenamente independientes. El obrero medio no comprenderá algunos artículos del periódico que sea órgano del partido, no tendrá una idea completa de algún problema teórico o práctico complicado. Mas de ahí no se deduce, ni mucho menos, que el periódico deba descender al nivel de la masa de sus lectores. Antes al contrario: tiene el deber precisamente de elevar el nivel de sus lectores y ayudar a promover obreros avanzados del sector de obreros medios», conduciéndolos a ser también de los lectores del periódico partidista.

(…) tras el sector medio sigue la masa de los sectores inferiores del proletariado. Es muy posible que el periódico socialista sea inaccesible para ellos total o casi totalmente (…); pero sería absurdo deducir de ahí que el periódico de los socialdemócratas16

15 Corriente política en el movimiento obrero internacional en la que a finales del siglo XIX triunfa el marxismo, que se convierte en doctrina oficial de la II Internacional [1889], pero a principios del siglo XX se fueron imponiendo primero las corrientes oportunistas y luego, en la primera guerra mundial [1914-1918], el socialchovinismo, generando que los marxistas rompieran con ese movimiento que desde entonces representa el «socialismo» reformista y la colaboración con la burguesía (N. de la Edit.)

16 Por la época [1899] debe entenderse como sinónimo de marxistas (N. de la Edit.)

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deba adaptarse al nivel más bajo posible de los obreros.17

De esta realidad concluye que sería necesario recurrir al apoyo de otro tipo de material e incluso de la actividad educativa. Uno de los elementos de ayuda podría ser el órgano periodístico popular y de ello habló en un discurso ante el Comité del POSDR en Petersburgo el 30 de mayo (12 de junio) de 1917:

El órgano popular tiene la misión de elevar al lector a un nivel que le permita comprender el órgano dirigente del partido. Si no fundamos un órgano de prensa popular, otros partidos se ganarán a las masas y especularán con ellas.18

A esta noción del periódico popular se aproxima la idea que tenía sobre el escritor popular:

El escritor popular no presupone un lector que no piensa, que no desea o no sabe pensar; al contrario, en el lector poco desarrollado presupone el serio propósito de trabajar con la cabeza y le ayuda a efectuar esa seria y difícil labor, le conduce, ayudándole a dar los primeros pasos y enseñándole a seguir adelante por su cuenta. El escritor vulgar presupone un lector que no piensa ni es capaz de pensar; no le empuja a asimilar los primeros rudimentos de una ciencia seria, sino que le ofrece ya «preparadas» –en forma monstruosamente simplificada, salpicada de bromas y adagios– todas las conclusiones de una doctrina conocida, de modo que el lector no tiene siquiera que masticarlas y debe limitarse a tragar esa papilla.19

17 *«Una tendencia retrógrada en la socialdemocracia rusa» [1899], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 30.

18 *«Discurso acerca del órgano de prensa del Comité de Petersburgo» [1917], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 232.

19 *«Acerca de la revista Svoboda» [1901], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, pp. 57-58.

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Especial atención dedicó Lenin a demandar de los militantes del POSDR el envío de cartas a la redacción con informaciones de todo tipo (desde los elementos más simples de la vida), que pudiesen servir tanto para su publicación como para actualizar los conocimientos de los miembros de la redacción. Ello constituiría una parte básica del contenido del periódico revolucionario.

En una de sus cartas a los camaradas, decía:

Dad a los obreros las más amplias posibilidades de escribir a nuestro periódico, de escribir absolutamente de todo, de escribir lo más posible de su vida cotidiana, de sus intereses y su trabajo: sin ese material, el órgano socialdemócrata no valdrá un comino y no merecerá la denominación de socialdemócrata.20

Una oportunidad similar pedía para los militantes más alejados de los comités, para los jóvenes activistas, para los «centralistas», para los organizadores o los simples participantes de los mítines relámpago y las concentraciones.

Sólo entonces y sólo con una correspondencia tan amplia podremos todos convertir en común nuestro periódico en verdadero órgano del movimiento obrero en Rusia. 21

Pero la fuente de las informaciones no estaría solamente en esas correspondencias, sino que precisó sobre la necesidad de estructurar un equipo de corresponsales que cubrieran el Parlamento y todas las ciudades del país así como las más importantes del extranjero.

20 *«Carta a los camaradas» [1904], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 119.

21 *«Carta a los camaradas» [1904], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 121.

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La sola tarea técnica de asegurar un suministro normal de informaciones al periódico y una difusión normal del mismo, obliga ya a crear una red de agentes locales del partido único, de agentes que mantengan entre sí relaciones intensas, que conozcan el estado general de las cosas, que se acostumbren a cumplir sistemáticamente funciones parciales de una labor realizada en toda Rusia (…)22

Dentro de ese universo de informaciones, Lenin estableció cierta jerarquización al especificar su importancia según el tipo de las mismas y destacar que:

Las denuncias políticas son precisamente una declaración de guerra al gobierno, de la misma manera que las denuncias de tipo económico son una declaración de guerra al fabricante. Y la importancia moral de esta declaración de guerra es tanto mayor cuanto más amplia y vigorosa es la campaña de denuncias, cuanto más numerosa y decidida es la clase social que declara la guerra para empezarla. En consecuencia, las denuncias políticas son, ya, de por sí, uno de los medios más potentes para disgregar las filas enemigas, para apartar del adversario a sus aliados fortuitos o temporales y sembrar la hostilidad y la desconfianza entre quienes participan de continuo en el poder autocrático.23

El tema del público lector también fue abordado por el teórico socialista, señalando que el periódico debería llegar con regularidad y en mayor cantidad de ejemplares a los centros industriales, las aldeas y ciudades fabriles, los barrios fabriles de las grandes ciudades, etc., donde casi

22 *«¿Por dónde empezar?» [1901], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 55.

23 *«¿Qué hacer?» [1902], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 69.

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toda la población es obrera.

Mientras que para los editores burgueses lo importante de un periódico es que tenga venta –dando igual que se venda dondequiera que sea y que agrupe o no a cierta y determinada clase–, para el marxista y el demócrata consecuente el periódico es importante como órgano de ilustración y de unión de las clases verdaderamente avanzadas. (…)

A nosotros lo que más nos importa es conocer si el periódico sirve en realidad para ilustrar y unir a la clase avanzada de Rusia, es decir, a la clase obrera.24 El financiamiento es una de las cuestiones más problemáticas para la edición del periódico revolucionario. Lenin no soslayó esa realidad sino que aportó algunas ideas tendientes a superarla y especificó que: «El periódico obrero debe desarrollarse y mejorar constantemente, y eso es imposible sin las colectas permanentes del mayor número posible de obreros para sus órganos de prensa.»25 .

Además, acotó que la importancia de esta actividad no reside únicamente en el aspecto financiero, sino que «(…) forman un fondo y prueban la fuerza de los vínculos de uno u otro grupo. Muestran su prestigio, la confianza que merecen a los obreros y su verdadera influencia sobre las masas proletarias.»26

En el aspecto de la estructura interna de los periódicos revolucionarios, Lenin consideró que éste habría de ser un asunto a determinar de

24 *«Algo en torno a los resultados y los hechos» [1913], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 188.

25 *«Balance de seis meses de trabajo» [1912], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 179.

26 *«Acerca de la situación actual del POSDR» [1912], en: V.I. Lenin, Acerca de la prensa, Editorial Progreso, Moscú, 1979, p. 184.

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acuerdo a las condiciones específicas de cada caso, en forma creativa.

La difusión de las ideas de Lenin en el ámbito mundial trajo consigo la estructuración de organizaciones políticas guiadas por el marxismo-leninismo, acerca de lo cual hablamos en la parte correspondiente. Dentro de esos partidos de nuevo tipo, la prensa pasó a ocupar un papel fundamental.

En el caso venezolano, por condiciones históricas adversas, éste fue un proceso que se inició con retraso. Ejemplo de ello es el hecho de que la fundación del Partido Comunista de Venezuela [PCV] no se produce sino hasta 1931, en la clandestinidad. Como lo sostiene el profesor Jesús Sanoja Hernández, durante los gobiernos dictatoriales de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez –que ocuparon los primeros 35 años del siglo XX–no había periodismo clandestino; excepto las hojas mimeografiadas o multigrafiadas. El Martillo, del PCV, fue una excepción y acaso revistas y publicaciones en La Habana, París y Nueva York, de entrada irregular y efecto escaso.

Con Eleazar López Contreras [1935-1941], durante un año hubo prensa opositora, como ORVE27 y El Popular y en el Zulia, un periódico proletario singular, Petróleo; pero luego, en 1937, todo se hundió. Diarios acosados o neutralizados

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27
N. de
Edit
Movimiento de Organización Venezolana, partido surgido tras la muerte de Gómez y que es uno de los antecesores de AD (
la
)

como Ahora o pequeños periódicos como Izquierdas y El Martillo no significaron mucho como respuesta a la ideología del sistema.

Durante el gobierno de Isaías Medina Angarita [1941-1945], al lado de la prensa oficial figuró una que otra muestra de periodismo con perfil político e ideológico, verbigracia El País y el semanario Acción Democrática, de AD, y ¡Aquí Está!28 , de los todavía no legalizados comunistas.

En el ámbito internacional se comenzaban a notar consecuencias de la reordenación del mundo tras la II Guerra Mundial [1939-1945]. Por una parte, Estados Unidos intensificó en América Latina su expansión económica y militar durante la guerra, de manera que, al finalizar ésta, tenían varias bases militares. «La llamada colaboración interamericana permitió a los monopolios estadounidenses apoderarse de posiciones predominantes en el comercio exterior de los países latinoamericanos»29. Por la otra, la victoria de las fuerzas aliadas, en las que participaba la URSS, incidió en que el gobierno de Medina Angarita estableciera relaciones diplomáticas con la Unión Soviética.

En el ámbito nacional se producía un recrudecimiento de los conflictos obrero-patronales, a pesar de la discrepancia sobre si convenía o no hacer huelgas.

En octubre de 1945, después de una intensa

28 Dirigido por Ernesto Silva Tellería (17 de febrero de 1907 - 4 de enero de 1985), era el órgano oficial del PCV (N. de la Edit.)

29 Historia Universal, tomo 2 (al cuidado del profesor A.Z. Manfred), Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 375.

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batalla por la eliminación del Inciso 6º de la Constitución Nacional (que proscribía las actividades comunistas) y de la organización de partidos de fachada, como Unión Municipal y Unión Popular Venezolana [UPV], fue legalizado el Partido Comunista de Venezuela, «paso de alta significación política en la vida nacional, ya que era el reconocimiento del Estado venezolano al derecho de los trabajadores a tener su partido. De la Constitución Nacional había desaparecido el Inciso 6º que prohibía toda actividad comunista y el 16 del mismo mes se instaló públicamente el PCV con un mitin realizado en el Nuevo Circo»30 .

Para 1947, ya Copei, que era uno de los grandes partidos, tenía un diario donde hizo promoción electoral, llamado El Gráfico. AD continuaba con El País; URD sacaba publicaciones ocasionales, mientras que el PCV editó primero Unidad31 y El Popular y luego Tribuna Popular. 32

Acerca de la definición de Tribuna Popular como periódico leninista, apelaremos al editorial de su número 1, correspondiente al 17 de febrero de 1948:

Con esta edición damos cabal cumplimiento a un viejo y sentido anhelo de los sectores revolucionarios de este país, como es el de disponer de un diario propio, en cotidiana y permanente actitud

30 Hemmy Croes, El movimiento obrero venezolano (elementos para su historia), Ediciones Movimiento Obrero, Caracas, 1973, p. 125.

31 Dirigido por Gustavo Machado (19 de julio de 1898 - 17 de julio de 1983), circuló paralelamente a ¡Aquí Está! (N. de la Edit.)

32 Jesús Sanoja Hernández, «La prensa de partido en Venezuela», en: Summa, Nº 68, Caracas, 28 de marzo al 15 de abril de 1973, pp. 12 y ss.

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beligerante, que sirva de auténtico vocero y defensor del proletariado nacional y, en función de clase obrera y de masas populares, de sus intereses y aspiraciones, contemple y defienda los intereses de los otros sectores sociales, la integridad de la patria y la soberanía nacional.

En primer lugar, se le expone como el diario propio de los sectores revolucionarios, es decir, el instrumento de una parte de la población que tiene su expresión organizada en el Partido Comunista de Venezuela.

Luego, se define como vocero y defensor del proletariado nacional, lo cual equivale a una orientación informativa y de opinión bien definida en cuanto a su posición de clase, con lo cual se cumplen los postulados leninistas de agitación, educación y propaganda.

Son conceptos que se amplían en un artículo escrito por Héctor Mujica, publicado días después:

Tribuna Popular, modesto tabloide de cuatro páginas, aspira a contribuir honradamente en el proceso de consolidación de la nacionalidad. La consigna que le sirve de lema: «pan, techo, tierra y liberación nacional» es sumamente clara. Por primera vez un diario en nuestro país hace uso de un lema concreto, de un lema-programa de lucha claro, meridiano, exacto. Por primera vez aparece un diario que no traiga como lema los consabidos, trajinados, manoseados y abusados «al servicio de la nación», «en bien del pueblo», «al servicio del país», etc., que por vagos, difusos y anodinos nos dicen en verdad a los intereses que sirven: al comercio.

Tribuna Popular se diferenciará de todos los órganos de prensa que hay en el país por algo funda-

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mental: no es un diario comercial sino ideológico, no es una empresa poderosa sino modesta, no está al servicio del dollar sino de Venezuela, de lo más puro de Venezuela, de la clase obrera venezolana. De allí que sea imposible establecer parangón alguno entre él y los demás que existen.33 Gustavo Machado, director-fundador de Tribuna Popular, afirmó durante una entrevista publicada en este periódico con motivo de los 28 años de su fundación:

Nació el 17 de febrero de 1948 para llenar un vacío en el periodismo político venezolano, que informara y orientara verazmente al pueblo acerca de sus intereses y en torno a las maniobras que se tejían en los cuarteles en ese turbulento período del gobierno de Don Rómulo Gallegos.34 Se tiene a TP como la culminación ideológica de un duro proceso de construcción política cuyos antecedentes estarían ubicados en Venezuela Libre, editado en Cuba por los comunistas antes de constituirse en Venezuela las primeras células del PCV; igualmente, en Libertad y El Libertador, editados en México35. En el interior del país, ya constituido el nucleamiento partidario, se imprimió El Martillo, clandestino, tanto en los finales del régimen de Juan Vicente Gómez [1908-1935] como bajo López Contreras, al cual seguiría ¡Aquí Está!, vocero de las tendencias actuantes en el período de Medina, mientras Unidad lo fue del PCV

33 Tribuna Popular, Nº 7, 24 de febrero de 1948.

34 *Tribuna Popular (Nº 1.985), IX Época, Nº 94, 20 al 26 de febrero de 1976, pp. 1617.

35 Gustavo Machado y Salvador de la Plaza, junto a otros revolucionarios latinoamericanos, crearon la Liga Antimperialista de América y editaron su órgano, El Libertador (1925-1928), luego crearon el policlasista Partido Revolucionario Venezolano (PRV) y su órgano, el periódico Libertad (1928-1930), editado en México (N. de la Edit.)

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(U)36, ya producido el cisma de 194537. Ambos cesarían luego del Congreso de Unidad, realizado en 194638, para dar paso a El Popular39. «En 1948 decidió el PCV sacar a la calle un nuevo órgano con el nombre de Tribuna Popular. El director, Gustavo Machado, era el mismo de El Popular»40 .

Humberto Rojas, uno de los reporteros de TP en 1948, a quien entrevistamos para el presente trabajo, afirmó:

Precisamente, Tribuna Popular aparece el 17 de febrero de 1948 después de haberse operado en el país, sobre todo en Caracas, un «boom» de periódicos. Llegaron a surgir diarios de muy poca duración, al calor de los acontecimientos de los años anteriores. En Caracas, la gente tenía avidez por la lectura y por estar al día en las cuestiones políticas. Eso se explica porque estaba reciente el 18 de octubre de 194541 y habían tenido lugar las elecciones de 1946 para la Constituyente42 y las de diciembre de 1947 para presidente, diputados y senadores43. Se

36 Partido Comunista Venezolano Unitario, constituido formalmente en marzo de 1946 aunque se gestó desde tiempo antes.

37 La agudización de las contradicciones existentes entre las diversas corrientes a lo interno del partido produjo la división en lo que serían tres grupos bien definidos: PCV, PCV (U) y el «Grupo No», que se pretendió zanjar con el Primer Congreso, denominado «de Unidad» (N. de la Edit.)

38 Del 28 de noviembre al 3 de diciembre de 1946 (N. de la Edit.)

39 En realidad, el primer número del semanario El Popular, como único vocero de los comunistas venezolanos, salió antes del Congreso, una semana después de que el 11 de septiembre de 1946 se publicara el último número de ¡Aquí Está! El nombre del nuevo semanario fue igual a otro que editó Gustavo Machado en 1936, en Caracas, como órgano del Partido Republicano Progresista - PRP (N. de la Edit.)

40 *Jesús Sanoja Hernández, «Un vocero de varias generaciones», Tribuna Popular (Nº 2.081), IX Época, Nº 190, 17 al 23 de febrero de 1978, p. 9.

41 Golpe de Estado que derrocó al presidente Medina Angarita, encabezado por dirigentes de AD y de la cúpula militar. Es lo que los adecos llaman «Revolución de Octubre» (N. de la Edit.)

42 27 de octubre de 1946, la primera elección en que se utilizó el sistema de tarjetas de colores para identificar cada partido. El PCV (en alianza de las corrientes existentes, un mes antes del «Congreso de Unidad») obtuvo 50.387 votos (3,62%) y dos constituyentes: Juan Bautista Fuenmayor, por el Zulia, y Gustavo Machado, por el Distrito Federal (N. de la Edit.)

43 14 de diciembre de 1947. El PCV –ya «unido» tuvo disensión del PCV (U) en Aragua y Miranda, y los escindidos «comunistas negros» constituyeron el Partido

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vivía una intensa actividad política y el periodismo, por supuesto, resultó un impulso tremendo en aquellos tiempos. Políticamente, existían El País, de AD; El Gráfico, de Copei; y Tribuna Popular44, del PCV.

Continuando en la caracterización del vocero comunista para la época, Rojas agregó:

Salió como una necesidad impuesta por la situación política. Era necesario llevar un mensaje diario a las masas. Sobre todo, utilizar el Parlamento y la calle para llevar la orientación, la consigna del momento político. Se le daba al factor prensa una importancia y un lugar prioritarios en la actividad política del Partido, además de que el Partido Comunista era la tercera organización del país y necesitaba un diario. Su penetración en la prensa cada día se iba haciendo más difícil. Esto lo obligaba a editar el diario, porque iba a quedar sin voz. Un vocero semanal, como El Popular, no guardaba proporción con las necesidades. Había que sacrificarse y hacer un diario.

Acerca del nombre, recordó el entrevistado que la base fue El Popular, al cual se le agregaría lo de Tribuna tomando en cuenta los diarios existentes en otros países, como Trybuna Ludu, Tribuna del Trabajo, Tribuna del Pueblo.

Aquí es oportuno agregar lo expuesto por Pompeyo Márquez, para entonces jefe de Redacción del periódico del PCV:

Como se sabe, ese era un periódico que fungía de órgano oficial del Partido Comunista y tenía como director a Gustavo Machado, que era miem-

Revolucionario del Proletariado (PRP)–, obtuvo 43.190 votos (3,7%) al Parlamento y 36.587 votos (3,12%) para la Presidencia (N. de la Edit.)

44 Que surgió el 17 de febrero de 1948, dos días después de ser juramentado Rómulo Gallegos, primer presidente electo de manera universal, directa y secreta (N. de la Edit.)

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bro del Secretariado Nacional del partido, y a mí, jefe de Prensa del partido, como jefe de Redacción. La relación entre el equipo de trabajo y la dirección del partido se explica por quienes lo dirigíamos.

Ambos éramos miembros del Buró Político. Cuando eso no había Secretaría General, había un Secretariado Nacional integrado por Gustavo Machado, Luis Emiro Arrieta45 y Juan Bautista Fuenmayor46 .

Después ese Secretariado se modificó para incluir a Jesús Faría47 por Luis Emiro Arrieta, quien, por cierto, moriría en la Cárcel Modelo en 1965.

«La idea –concretó Márquez– era hacer un periódico muy popular que estuviese al servicio de los asalariados y de las libertades democráticas.»

Estas expresiones del directivo vertidas durante una entrevista que nos concediera en este proceso, podemos complementarlas con algo que escribió en la oportunidad cuando el periódico llegó al número 200 en su primera época: Aquí en nuestra patria, en Venezuela, la mayoría de la prensa está entregada totalmente a las fuerzas enemigas de nuestro progreso. Otros, los pocos periódicos democráticos, están atemorizados por el chantaje y la amenaza (…) Esa es la condición en que se encuentra el movimiento obrero ante la prensa. Y esta situación no puede persistir. El movimiento obrero y revolucionario debe tomar con seriedad este grave problema. Y por ello no debe escatimar esfuerzos para levantar al diario de la clase obrera, que por lo regular siempre va a ser déficit pero tenemos fe en que ellos serán superados con el esfuerzo de la clase obrera.48

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45 27 de junio de 1910 - 27 de julio de 1965 (N. de la Edit.) 46 28 de septiembre de 1905 - 19 de mayo de 1998 (N. de la Edit.) 47 27 de junio de 1910 - 24 de enero de 1995 (N. de la Edit.) 48 Tribuna Popular, Nº 200, 20 de octubre de 1948 (N. de la Edit.)

Sería la continuación de algo ya expuesto a propósito de la edición número 100, cuando afirmó:

Adelante, vamos a la construcción de un Diario de la clase obrera, de los campesinos, de los pobres, del pueblo venezolano. Hemos dado los primeros pasos, entiéndase bien, sólo los primeros pasos, el camino es largo, duro, lleno de obstáculos, pero estamos seguros de que todos estos tropiezos, obstáculos e inconvenientes serán salvados con audacia y valentía, con decisión y firmeza por los valientes militantes del Partido de la clase obrera.49

Ayudan a precisar el punto los conceptos emitidos por Gustavo Machado en editorial publicado con motivo de los 29 años del periódico:

Hemos tratado siempre de inspirarnos en la tradición emancipadora bolivariana, extrayendo de aquel acendrado patriotismo fecundas enseñanzas antiimperialistas (…). Pero hemos de insistir en que la orientación fundamental que en todo momento tratamos de mantener ha sido marxista-leninista; vale decir, que el más firme empeño ha sido durante estos largos años elaborar un periódico que, al reflejar la política del PCV, se mantuviese con los lineamientos señalados por Lenin como guía político y como constructor del Partido. Un periódico político, pero no un vocero sectario.50

Estas ideas las podemos ver ampliadas en los editoriales con que se iniciaron las nuevas secciones, una vez aumentada la cantidad de páginas de TP, de lo cual habremos de hablar más adelante. En la sección femenina, a cargo de Olga Luzardo51, se decía:

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49 Tribuna Popular, Nº 100, 20 de junio de 1948 (N. de la Edit.) 50 *Tribuna Popular (Nº 2.033), IX Época, Nº 142, 18 al 24 de febrero de 1977. 51 29 de febrero de 1916 - 19 de septiembre de 2016 (N. de la Edit.)

Al iniciar esta página femenina, las mujeres del Partido Comunista no queremos hacer una página sectaria y exclusivista. Deseamos que todas las trabajadoras (…) y las mujeres que, por la posición económico-social que ocupan, tienen desde su hogar estrechos nexos con las aspiraciones de mejoramiento y transformación que nos animan, sientan en nuestro pequeño espacio semanal un rinconcito donde se les interpreta y pueden llegar en el momento que deseen para dejar también su confidencia.52

Héctor Mujica53, encargado de la sección cultural, señaló en su primera edición:

Además de la suficiente comodidad espacial de que disponen los demás diarios, nuestra página habrá de diferenciarse –se diferencia– por su carácter de orientación y divulgación revolucionarias. Esperamos que ella sea un vehículo efectivo para despertar inquietudes culturales en todos los militantes de la revolución venezolana, especialmente de la clase trabajadora. Queremos que ella se constituya en la orientadora responsable de los intelectuales de izquierda y en la mayor divulgadora de los nombres y las ideas de la revolución socialista.

Pero no por su caracterización política, esta página habrá de ser expresión sectaria de grupos literarios determinados (…). Lo que no debe interpretarse tampoco como una página literaria corriente, sin opinión, de falso «eclecticismo», en la cual acogeremos con buena voluntad a los más conspicuos representantes literarios de la reacción internacional y nacional (…). Aquí, por el contrario estará nuestra limpia voz (…) para desenmascararlos ante la clase obrera y los intelectuales demócratas de Ve-

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52 Tribuna Popular, Nº 150, 21 de agosto de 1948, p. 6. 53 10 de abril de 1927 - 14 de febrero de 2002 (N. de la Edit.)

nezuela, así como para orientar sanamente a aquellos que, ocasionalmente desviados, necesitan a gritos el empuje saludable y decisivo del pueblo.54

Por otra parte, el primer editorial de la sección económica, dirigida por Pedro Esteban Mejías y Fernando Key Sánchez55, explicaba:

Desde esta tribuna mostraremos a la clase obrera, al pueblo, toda la esencia monstruosa y contradictoria del sistema capitalista, apuntaremos las medidas de independencia económica que puedan mejorar nuestra situación actual y cuál es la única solución completa para los problemas del pueblo.56

Al revisar los ejemplares de Tribuna Popular en sus inicios, nos encontramos con un diario tamaño tabloide grande57, con cuatro páginas, valor de dos centavos (Bs 0,10) y circulación de martes a domingo. Su lema era «Pan, techo, tierra y liberación nacional», y la dirección: Miracielos a Hospital Nº 64, teléfono 96512. Poseía un logotipo semiflotante, por cuanto siempre estaba en la parte de arriba pero podía ser movido hacia la derecha o hacia la izquierda.

En sus primeros momentos mantuvo espacios fijos como «Un tema diario», donde inicialmente escribía un dirigente distinto cada día, pero luego fue ocupado por Pompeyo Márquez; también había un editorial sobre tema nacional y otro con lo internacional; caricatura fija en pri-

54 Tribuna Popular, Nº 151, 22 de agosto de 1948, p. 6.

55 16 de noviembre de 1909 - 22 de septiembre de 1989 (N. de la Edit.)

56 Tribuna Popular, Nº 152, 24 de agosto de 1948, p. 6.

57 28cm x 44 cm (N. de la Edit.)

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mera plana denominada «Un caso diario», autoría de «Tribuno»; «Martillazos», columna de comentarios breves; «Ojos y oídos del pueblo», con informaciones cortas; «Síntesis Internacional»; «Construyendo el Partido»; «Sucesos del día»; una columna para noticias de provincia; pequeña sección de deportes; noticiero sindical; mini artículos sobre problemas concretos y mancheta.

La publicidad no llegó a ocupar importantes espacios y en raras oportunidades se trató de anuncios de productos, con la siguiente tarifa: páginas interiores: Bs 3 el centímetro; última página: Bs 4 el centímetro; primera página: Bs 5 el centímetro; remitidos: Bs 4; avisos por palabras: dos centavos (Bs 0,10) la palabra.

[…] El 17 de agosto [1948]58 comenzó a circular con ocho páginas y el precio fue elevado a una locha (Bs 0,125). Era vespertino para Caracas y matutino para el interior.

Al anunciarse el cambio, el 10 de ese mes se dijo que las aspiraciones eran mejorar la redacción y las corresponsalías para hacer un periódico con páginas diarias fijas y secciones movidas, con información internacional, página editorial, sucesos, reportajes, sindicales, cartelera cinematográfica, deportes, información política, Congreso Nacional, Concejo Municipal, etc. Quedaron establecidas entonces algunas secciones semanales, de las cuales ya mencionamos económica, femenina y literaria, correspondientes a los días lunes, viernes y sábados. Las otras serían:

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58 Edición Nº 147 (N. de la Edit.)

juvenil, los martes, dirigida por el secretario nacional de Propaganda de la Juventud Comunista; magisterial, los miércoles, a cargo de Juan Negretti y Félix Ojeda Olaechea, y la de educación marxista, cuyo responsable era Eduardo Machado, los jueves.

Como se ve, había sido modificado también lo relativo a días de circulación.

[…] En el número 222 [14 de noviembre de 1948], primera página, Tribuna Popular dio a conocer que el martes 16 de noviembre haría un alto en sus ediciones hasta el lunes 22 motivado a que en esos días se mudaría a nuevas oficinas y talleres, entre las esquinas de Muñoz y Solís. Como estaba previsto, en la fecha señalada dejó de aparecer, pero el desarrollo de los acontecimientos con el avance de la asonada militar59 , motivaría la impresión de una hoja suelta donde se reprodujo lo publicado en septiembre acerca del golpe frío60 . Reaparecería luego con formato más grande que el standard, con fecha y número de edición ilegibles.

También localizamos en la colección consultada dos ejemplares de ese número: uno normal, donde se incluyen artículos e informaciones sobre la situación que se vivía para el momento, y otro con espacios en blanco. De acuerdo con lo explicado por Faustino Rodríguez Bauza61, redactor

59 El 24 de noviembre de 1948, a poco más de nueve meses de presidencia de Rómulo Gallegos, su ministro de Defensa, Carlos Delgado Chalbaud, y el Jefe del Estado Mayor, Marcos Pérez Jiménez, encabezaron un golpe de Estado que lo derrocó (N. de la Edit.)

60 «¿Golpe frío contra la Constitución y la República?», publicado en la edición Nº 179 de Tribuna Popular, del 24 de septiembre de 1948 (N. de la Edit.)

61 8 de octubre de 1928 - 26 de mayo de 2018 (N. de la Edit.)

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de TP en esa época, ello se debió a que una parte de la edición, sin censura, fue dirigida a la militancia del PCV, alguna gente de AD y de otros partidos, mientras la que iría a los kioscos y puestos de periódicos atendía a los requerimientos de la censura. Fue uno de los ardides de los que se valió Tribuna Popular en el período 1948-1950 para eludir los controles gubernamentales.

«En la etapa inicial de Tribuna Popular, la gente no nos tomaba en cuenta. Los colegas periodistas sentían a menos escribir “en el periodiquito ese”, muy débil en cuanto a formato y número de páginas», recordó Humberto Rojas en la ya mencionada entrevista.

Sobre la cuestión de forma del vocero comunista, el ex redactor señaló que tanto Gustavo Machado como Pompeyo Márquez tenían una concepción bien fundamentada de lo que debía ser un diario, buscando que, sin sacrificar el contenido, pudiera llegar, por su presentación, por su estilo, a las grandes masas. Que tuviese movimiento, utilizando la fotografía y los grandes tipos en primera plana.

Referida a estos primeros días, en entrevista concedida a Américo Díaz Núñez, al cumplirse 30 años de la fundación de TP, la versión de Gustavo

Machado es útil, pues hace algunas precisiones en lo tocante a los talleres donde se editaba el periódico:

33

La imprenta estaba ubicada en la esquina de Socarrás, a pocas cuadras de la Plaza Bolívar. No era una imprenta nuestra, pagábamos por editar Tribuna Popular.

También en la ya mencionada entrevista del 28º aniversario, el director-fundador del órgano periodístico del PCV habló sobre el tema:

La demanda cada vez creciente del periódico nos obligó a pensar en mejorar los talleres. Así iniciamos una campaña financiera, donde movilizamos a todo el Partido y a los amigos […]. Así compramos los talleres de la Editorial Bolívar.

En el editorial de Pompeyo Márquez, con motivo del número 100, el 20 de junio de 1948, se comentaba la situación:

Para tener ocho páginas necesitamos un linotipo más –diez y ocho mil bolívares aproximadamente–, necesitamos no una rotativa, pero sí, como mínimo, ahora, una máquina automática de a pliego –veintiocho mil bolívares aproximadamente–. Necesitamos continuar nuestra venta de acciones de la Editorial Bolívar.

Servando García Ponce62, quien a mediados del año 48 comenzó a desempeñarse como administrador del periódico, dio a conocer aspectos de lo mismo:

Creo que fue Pompeyo quien presentó un proyecto de comprar una imprenta para el periódico; entonces estaba en venta la maquinaria de El Heraldo, de [Ángel] Corao; ellos habían comprado otra máquina y tenían esa, plana; además, tenían un local grande. Entonces, nosotros trasladamos la Editorial Bolívar al local ese.

«Esa máquina había sido propiedad del Daily

(

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62 27 de julio de 1923 - 14 de octubre de 2014
N. de la Edit.)

Worker, el diario del Partido Comunista de los Estados Unidos. No sé cómo vino a parar aquí», acotó Humberto Rojas.

De acuerdo con lo expuesto por Gustavo Machado en su entrevista del 30º aniversario de TP, el proceso era complicado:

Hacíamos el trabajo de linotipo, titulación e imposición en Socarrás y trasladábamos las páginas en plomo hasta la Editorial Bolívar, de Solís a Marcos Parra, cerca de donde está hoy el Liceo «Fermín Toro». Como ninguno de nosotros tenía carro, había que meter las «ramas» con toda esa cantidad de plomo fundido en estereotipos en un taxi para hacer el traslado. Pero más de una vez, haciendo esa operación, se nos cayó todo al suelo. Era un desastre. Había que hacer el trabajo de nuevo en buena parte, pues el «empastelamiento» era casi total. Es decir, todo se revolvía y confundía. Eso retrasaba algo la edición, que debía salir entre 4 y 5 de la tarde.

Pero después, todo se hizo en el nuevo local: Linotipistas, tituladores, impositores, etc., venían a la Editorial Bolívar, después que equipamos ese taller, para realizar todo el proceso de edición allí y se superaban todas las limitaciones, que eran muchas, para hacer posible este esfuerzo colectivo que sigue siendo Tribuna Popular.

En la conversación que sostuvimos con Servando García Ponce, éste se refirió a la etapa de consolidación:

Con el crecimiento del periódico nos trasladamos a La Esfera, cuando ya sacábamos quince o veinte mil ejemplares. Le pagábamos a la administración de ese diario por sacar Tribuna Popular allí y luego lo trasladábamos a un local aparte para distribuirlo y venderlo.

35

Las firmas que logramos localizar durante el período en estudio, además de Gustavo Machado, Pompeyo Márquez, Servando García Ponce, Humberto Rojas, Héctor Mujica, Olga Luzardo, Félix Ojeda Olaechea, Juan Negretti, Pedro Esteban Mejías y Fernando Key Sánchez, fueron: Juan Bautista Fuenmayor, Jesús Faría, Eduardo Gallegos Mancera, Argimiro Gabaldón, Chío Zubillaga Perera, Rafael José Cortés, Pedro Ortega Díaz, Juan Rodríguez, Martín J. Ramírez, Radamés Larrazábal, Alí Lameda, Aquiles Nazoa, Jesús A. Núñez, Máximo Gutiérrez, Eloy Torres, José Martínez Pozo, Alonso Ojeda Olaechea, Guillermo García Ponce, Max García, Eva de Sierra, Juan Pérez, Juan de las Casas, Manuel Taborda, Pedro Barrios Guzmán, José Domingo Márquez M., Luis Emiro

Arrieta, Federico Brito Figueroa, Ramón Abad León, José R. Vegas, Rafael Agüin, Raúl Domínguez, José Manuel Torres, Pedro Pablo Piña, Bernardo Dolande, José Fernández Belardi y el escritor cubano, dirigente del Partido Socialista Popular, Juan Marinello.

Sobre el personal de planta, se hizo presente cierta discrepancia entre los entrevistados, mas la opinión de Faustino Rodríguez Bauza se impuso, por cuanto fue quien habló con mayor precisión. Así tenemos que el staff lo integraron: Gustavo Machado, director; Pompeyo Márquez, jefe de Redacción; Luis Evaristo Ramírez, jefe de Información; Humberto Rojas; Fidel Alberto Blanco (fotógrafo); Faustino Rodríguez Bauza; Otto Cividanes Lira; Claudio Cedeño (caricatu-

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rista); Rafael Emilio Alfonso (diagramador); Gustavo Aguirre; Rafael Pérez Agüero y José Alberto Quintero. A ellos se agregaban Olga Luzardo, Ítalo Novelino, Simón Muñoz, Jesús Sanoja Hernández, Aníbal Nazoa, Gregorio Barreto, Luis Aníbal Gómez, Teodoro Petkoff y Freddy Muñoz.

«En general, estos últimos colaboraban en algunos aspectos de la cobertura de información». Como administrador comenzó Víctor Paiva63, le siguió Germán Saltrón y a mediados de año se incorporó al cargo Servando García Ponce.

«Además, contábamos con gente de otros periódicos que, sin dejar de cumplir sus obligaciones con aquellos, respetando incluso las primicias, colaboraban con Tribuna Popular. Entre ellos estaban Arístides Bastidas, Francisco Guerrero Pulido, Bernardo Dolande y Hernani Portocarrero», evocó García Ponce.

Sobre la actividad interna, destacó nuestro entrevistado el hecho de que cada uno de quienes allí laboraban realizaba tareas diversas. «El director podía ocuparse de la administración, de redacción… Por ejemplo, Pompeyo Márquez, quien figuraba como jefe de Redacción, a veces se desempeñaba como director y hasta como reportero y escribía artículos. Era un periódico donde el trabajo se hacía en forma colectiva».

63 Es natural que hubiese un error en este dato, porque es de memoria. En el extraordinario arqueo hemerográfico que hicieron en 2014 los colaboradores de Tribuna Popular, Fernando Arribas García y Diego Peñalver, acerca de las ediciones de toda la historia del periódico, se constata que durante la Primera Época de TP hubo sólo dos administradores: Germán Saltrón, desde el Nº 1 (17 de febrero de 1948) hasta julio de 1948, sustituido ese mismo mes por Servando García Ponce, quien ejerció hasta abril de 1950, cuando la junta militar suspendió la publicación (N. de la Edit.)

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Justamente, Márquez precisó sobre ese asunto:

La opinión que se transmitía a través de sus columnas era la opinión del partido. Allí no había ninguna duda; sobre todo en aquellos momentos cuando no había debates internos, donde había una gran unidad. Yo sostuve la columna «Un tema diario». Intentaba a través de ella resumir el problema del día con un comentario periodístico. Era, dentro de la distribución de funciones, lo que a mí me correspondía, entendiendo que nuestro periódico era muy modesto, nosotros teníamos que hacer allí de todo. Los comentarios que se publicaban sin firma eran hechos, por lo general, por Gustavo, por mí o por el jefe de Información, Luis Evaristo Ramírez. Humberto Rojas contribuyó a aclarar la cuestión. Al puntualizar sobre el trabajo de cada uno, apuntó:

Como es la historia de todos los periódicos, al principio uno mismo era corrector y cumplía guardia; luego nos fuimos ensanchando un poco y después nos fuimos nutriendo de jóvenes provenientes de los liceos; al final de 1948, antes del golpe de noviembre, hubo algunos compañeros que se quedaron sin trabajo e ingresaron a Tribuna Popular. Entonces sí había cierta división del trabajo.

Hay un aspecto importante al estudiar la vida interna de todo el periódico: el relacionado con la política editorial y la línea informativa. Ya Pompeyo Márquez adelantó algo al respecto; veamos lo que dijo Servando García Ponce:

El Buró Político opinaba, orientaba y discutía los temas más importantes; pero, claro, el director y el

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jefe de Redacción, los integrantes del periódico, teníamos libertad para trazar lo que salía. En la aplicación práctica del quehacer, nosotros éramos quienes decidíamos, gozábamos de la confianza suficiente como para hacer eso, qué íbamos a machacar, sobre qué aspectos íbamos a contestar. Se hacían reuniones en la mañana para establecer la pauta informativa. Participaba todo el colectivo, no era discriminado nadie. Incluso, venían algunos compañeros de esos que llegaban por allí y nos hacían sugerencias, nos ayudaban con su mayor experiencia como periodistas. En cuanto al material con firma, se le asignaba a algún compañero un tema y eso servía para que participara la mayor cantidad de gente posible del Buró Político, del Comité Central o amigos escritores.

Según Humberto Rojas, «había una línea general que era la marcada por la reunión del Buró Político o del Secretariado del partido. Dos dirigentes, como Gustavo y Pompeyo, tenían una visión sobre el asunto y eran la línea directa con los parlamentarios. Era una escuela que se iba formando de cómo uno mismo ir valorando la importancia de la noticia y pensar qué era lo más conveniente al periódico. No había censura, uno mismo debía comprender qué era lo más interesante».

Hay una anécdota de esa época contada por Pompeyo Márquez: el director de la Escuela de Periodismo, Miguel Acosta Saignes64, llevó a su curso en una oportunidad a los talleres de Tribuna Popular para que los estudiantes aprendiesen cómo hacer un periódico sin recursos. «Nosotros éramos redactores, correctores de pruebas, im-

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64 8 de noviembre de 1908 - 10 de febrero de 1989 (N. de la Edit.)

positores en muchos casos.

De la información recabada entre nuestros entrevistados, pudimos concretar que el material informativo proveniente de la provincia se hacía llegar al diario por correo aéreo o teléfono. Había corresponsalías en las principales ciudades y una especial en Maracaibo. Los corresponsales eran designados por el Partido Comunista de entre sus militantes y amigos. Asimismo, información que no era incluida en otros periódicos amigos, la pasaban a TP.

En lo internacional, contaba con el correo para recibir información junto con la prensa de los partidos comunistas; también se utilizaban las emisiones de Radio Moscú y el servicio de cables de la Associated Press (AP).

Lo que se podría tomar como un balance general de todo lo dicho fue expuesto por Gustavo Machado en su entrevista del 28º aniversario de Tribuna Popular:

Aun cuando entonces un profesional del diario avatar periodístico no devengaba altos sueldos, nuestras limitaciones no nos permitían contar con un staff de avezados reporteros. Sin embargo, logramos hacernos de un grupo de jóvenes que en su mayoría dieron sus primeros pasos en el diarismo en Tribuna Popular. Este novel plantel de entonces era un material bueno para trabajar, pues sus integrantes tenían sentido de la noticia y eran verdaderos sabuesos políticos.

Por su parte, Humberto Rojas también recordó el rol de Gustavo Machado:

No había grandes contradicciones… Gustavo era muy comprensivo. Yo era el que más broma echaba.

40
»

A veces incluía cosas que no debían ser publicadas; Gustavo me mandaba llamar, me daba un sermoncito… Había mística en el trabajo y una gran calidad humana. Eso nos permitió soportar todos los embates y los sueldos. El más alto era el mío, de 400 bolívares. Había compañeros que no ganaban nada. Allí estaban Aníbal Nazoa, Faustino Rodríguez Bauza, a quienes les pagaban 50 bolívares cada lapso (los días 7, 15, 22 y último). A quienes sí había que pagarles tremendamente era a los gráficos; siempre han sido los más difíciles; más de una vez tuvimos que salir corriendo y entonces sacrificar el pago del lapso de los periodistas para dárselo a la gente de los talleres, sobre todo a los linotipistas.

Quien estaba vinculado directamente con este asunto administrativo, Servando García Ponce, hizo otras observaciones:

En cuanto al costo del periódico no sabría decirte, no recuerdo, hace ya más de 30 años. Lo que sí puedo decir es que era muy reducido porque el director no tenía sueldo, tampoco el jefe de Redacción ni el administrador. De todos modos, desde el punto de vista económico siempre fue difícil la situación; claro, los costos eran muy reducidos, pero la gente no se explicaba cómo se podía mantener ese periódico cuando los otros salían y quebraban, pero es que en estos se ponían sueldos altísimos.

Este aspecto financiero revestía mucha importancia y es así como observamos desde los primeros números las campañas para obtener recursos. La primera de ellas fue «Un bolívar para TP» y se buscó establecer emulación entre las diversas localidades y regiones. En cada número del periódico se incluían informaciones sobre la marcha de la misma, resaltando desde los aportes más insignificantes.

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Otra campaña sería la generada con motivo del cumpleaños de Gustavo Machado. También la dirigida a promover la venta de acciones de la Editorial Bolívar.

Ya adelantamos algo sobre la inclusión de publicidad, pero hay más, como lo señaló el ex administrador: «los avisos económicos eran muy pocos; a veces los tomábamos de otros periódicos para tratar de atraer a esos clientes, pero no dio resultado. Lo que sí resultó fueron los directorios profesionales de nuestros amigos».

Por su parte, Rojas acotó que el periódico nunca llegó a cubrir su costo y el partido financiaba las pérdidas, pero las campañas financieras también eran un gran soporte, lo ponían al día con los impresores y daban para pagar el personal, con la ayuda de los pocos avisos que lograban conseguir.

García Ponce tuvo cierta divergencia con Rojas en cuanto a la importancia del pregón desde el punto de vista de los ingresos. Mientras el reportero sostuvo que no llegó a ser significativo lo recuperado por la venta, el administrador asentó:

Las deudas sí influían en el desarrollo del periódico porque nosotros prácticamente vivíamos de lo que producía el pregón, representaba aproximadamente entre el 80 y el 90 por ciento del ingreso. El partido subsidiaba cuando faltaba algo, nos daba préstamos y se los pagábamos. También había gente amiga nuestra que nos obsequiaba bobinas de papel. Se hacían campañas para regalarle bobinas de papel al periódico y entonces el Partido y nuestros amigos se movilizaban para regalárselas;

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daban aportes en efectivo, pero también les buscábamos alternativas como esa. Un aspecto extraordinario era a veces la venta masiva del periódico. En una edición extraordinaria se dedicaba todo el mundo a vender Tribuna Popular; salían brigadas a venderla.

Con estas afirmaciones, entramos a otro punto fundamental: la distribución. En general, se hacía a través de la organización partidista, aun cuando en algunos casos lo hacían agentes. En Caracas era el colectivo del PCV quien se encargaba de tal tarea y se entrenaban cuadros de las células para llevarla a cabo. A los centros más distantes se enviaba por avión y a la región centrocostera por medio de camionetas y carros de alquiler.

«Había una gran mística –relató Humberto Rojas–, las células destacaban a los pregoneros y entonces todo el Partido se convertía en pregonero. Los sábados se hacían batidas especiales y el periódico se agotaba. Los mismos que escribíamos también vendíamos los fines de semana. Acudíamos en brigadas a los barrios y fábricas formando parte de la célula respectiva.»

De acuerdo a lo referido por García Ponce, el diario se inició con una circulación de cuatro a cinco mil ejemplares y luego fue creciendo hasta llegar a los 60 mil en algunas oportunidades, luego del golpe contra Gallegos [24 de noviembre de 1948]. Sobre este aspecto, también hizo observaciones Pompeyo Márquez:

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Tribuna Popular fue víctima de la censura y de suspensiones numerosísimas. Si la memoria no me falla, fueron ocho suspensiones parciales que concluyeron con el cierre total en abril de 1950. Hubo suspensiones de un mes, como por ejemplo cuando la protesta por el envío de presos políticos a El Dorado65, oportunidad en la cual también fue sancionado El Morrocoy Azul por salir como El Morrocoy Dorado. Pero Tribuna Popular llegó a alcanzar la mayor cifra de circulación en ese momento. La edición sobre El Dorado pasó de los 40 mil ejemplares. Esa cifra ubicada hoy equivaldría a más de cien mil ejemplares. La gente iba a buscar el periódico a los talleres. Teníamos incluso distribuidores espontáneos que iban y compraban varios ejemplares para distribuirlos, para ellos mismos hacerlos circular.

«Es bueno recordar –precisó Faustino Rodríguez Bauza– que para esa edición sobre los presos que serían enviados a El Dorado, todos los del equipo del periódico salimos a vocearlo. Gustavo estuvo toda esa tarde vendiendo Tribuna Popular en la esquina de Padre Sierra.»

* * *

65 A principios de octubre de 1949, la junta militar decidió enviar a 23 presos políticos a las Colonias Móviles de El Dorado, instauradas desde López Contreras, en la selva guayanesa, para que sancionados por la Ley de Vagos y Maleantes «se rehabilitaran» mediante trabajo agrícola (N. de la Edit.)

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Facsímil de la primera plana de la edición Nº 1 del diario Tribuna Popular, publicado el 17 de febrero de 1948.

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Comunicación del director de Tribuna Popular, del 30 de octubre de 2014, con las propuestas para que se asumiera la numeración continua de las ediciones del periódico desde su inicio, y que se actualizara el lema usado desde 2001. Finalmente, el 24º Pleno del Comité Central (17 y 18 de enero de 2015) aprobó la primera propuesta pero no la segunda.

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Facsímil de El Martillo (Época III, Nº 1, marzo de 1938), órgano central del Partido Comunista de Venezuela (Sección Venezolana de la Internacional Comunista).

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Semanario ¡Aquí Está! (Año 1, Nº 14, 6 de mayo de 1942), en tiempos cuando producto del Inciso 6º de la Constitución todavía era ilegal el Partido Comunista de Venezuela.

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Semanario El Popular (Nº 51, 18 de octubre de 1947), el más inmediato antecesor de Tribuna Popular.

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