40 grandes artistas retratan a sus
madres JULIET HESLEWOOD
Para la mía
Título original: Mother: Portraits by 40 Great Artists Traducción: Remedios Diéguez Diéguez Diseño: Maria Charalambous Revisión de la edición en lengua española: Anna Guasch Crítico de arte Profesora titular de Historia del arte Facultad de Bellas Artes (Universidad de Barcelona)
Coordinación de la edición en lengua española: Cristina Rodríguez Fischer Primera edición en lengua española 2010 © 2010 Art Blume, S.L. Av. Mare de Déu de Lorda, 20. 08034 Barcelona Tel. 93 205 40 00 Fax 93 205 14 41 E-mail: info@blume.net © 2009 Frances Lincoln Ltd, Londres © 2009 Juliet Heslewood ISBN: 978-84-9801-519-5 Impreso en China Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio mecánico o electrónico, sin la debida autorización por escrito del editor.
WWW.BLUME.NET Este libro se ha impreso sobre papel manufacturado con materia prima procedente de bosques sostenibles. En la producción de nuestros libros procuramos, con el máximo empeño, cumplir con los requisitos medioambientales que promueven la conservación y el uso sostenible de los bosques, en especial de los bosques primarios. Asimismo, en nuestra preocupación por el planeta, intentamos emplear al máximo materiales reciclados, y solicitamos a nuestros proveedores que usen materiales de manufactura cuya fabricación esté libre de cloro elemental (ECF) o de metales pesados, entre otros.
Imagen de la portada: BERTHE MORISOT Retrato de la madre y la hermana de la artista, 1869-1870 Óleo sobre lienzo, 1.010 x 818 mm Washington D. C., National Gallery of Art Imagen de la contraportada: AKSELI GALLÉN-KALLELA Retrato de la madre del artista, 1896 Témpera, 330 x 290 mm Estocolmo, Museo Nacional
CONTENIDO
7
Introducción
Mary Cassatt
56
Akseli Gallén-Kallela Albrecht Dürer (Durero) Guido Reni
16
14
18 20
Rembrandt van Rijn Hyacinthe Rigaud
22 John Constable 24 Antoine Raspal
Jean-Auguste-Dominique Ingres Dante Gabriel Rossetti Henryk Rodakowski
32 Paul Cézanne 34 Berthe Morisot 36
30
28
Édouard Manet
James McNeill Whistler
38
40 Jules Bastien-Lepage 42 Gustave Caillebotte 44 Georges Seurat 46 John Singer Sargent
Henri de Toulouse-Lautrec Paul Gauguin
50
52 54
60 Joseph Southall 62 Fernand Léger 64 Egon Schiele 66 Mark Gertler 68 Marc Chagall 70 James Ensor 72 Oskar Kokoschka 74 Pablo Picasso 76 Arshile Gorky 78 Henry Moore 80 Otto Dix 82 Frida Kahlo 84 Eric Wilson 86 Lucian Freud 88 David Hockney 90 Tom Phillips 92 Édouard Vuillard
48
26
94
Vincent van Gogh
Índice
Camille Pissarro
Agradecimientos
95
58
El artista y su familia, 1760 Óleo sobre lienzo, 1.200 x 1.000 mm Arles, Musée des Beaux-Arts
22
ANTOINE RASPAL (1738–1811) Claire Raspal (Dedieu de soltera) Esta encantadora pintura constituye un interesantísimo testimonio histórico de la vestimenta femenina en Arles antes de la Revolución francesa. Muestra al artista, Raspal, feliz y relajado, trabajando, en compañía de su madre y su hermana pequeña, Marie. La hermana mayor, Catherine, aparece en el retrato que Raspal está pintando. La madre de Raspal era hija de un escultor de Arles y sobrina de Jean Dedieu, escultor del rey que trabajó en los jardines de Versalles y en Chartres. Raspal trabajó en París en dos ocasiones, pero regresó a su ciudad natal para pintar temas muy diversos, incluyendo interiores, en los que mostró una atención a los detalles similar a la que practicaba Chardin. También realizó retratos de la aristocracia y la clase media de Arles. Una de sus pinturas muestra la actividad de un taller de costura. Por aquel entonces, Arles era célebre por la belleza de sus mujeres, las arlesianas, y por su atractivo vestido tradicional. En este cuadro, aunque la mirada aguda del pintor se centra en destacar la personalidad de los rostros femeninos, la ropa también se convierte en una parte importante del retrato de grupo. El artista lleva un pantalón de un rojo
intenso, perfectamente abotonado, que crea una base para la composición del cuadro. El mismo rojo asoma a sus mejillas y su agradable sonrisa, así como en los exquisitos vestidos de las mujeres. Cada una lleva un tocado vaporoso que responde al estilo «canonesa». En el cuello lucen cruces de malta esmaltadas con cinta de terciopelo negro; la de la madre, en concreto, presenta una pieza con forma de corazón. El corpiño de seda de la señora Claire es más discreto que el de sus hijas, en tonos pastel, y recuerda los diseños indios que fueron el origen de los motivos provenzales tradicionales. Las faldas y las mangas presentan delicados motivos florales con los dobladillos bordados. Los chales de muselina de las jóvenes se sujetan en el pecho con flores frescas (una rosa y lilas). Detrás de la familia observamos el sobrio diseño de rayas de la pared, contra el que destaca la belleza de los vestidos. La señora Raspal dejó sus vestidos de seda y tafetán a una de sus hijas, lo que da una idea de su valor y de cómo los apreciaban. Nunca pudo imaginar que el retrato de su hijo les daría una vida que se prolongaría mucho más allá de lo que ella jamás habría sospechado.
23
Anna Cornelia Van Gogh-Carbentus, 1888 Óleo sobre lienzo, 405 x 325 mm Pasadena, The Norton Simon Museum
52
VINCENT VAN GOGH (1853–1889)
Anna Cornelia Van Gogh-Carbentus Van Gogh estaba muy unido a su hermano menor, Theo, quien le apoyó en su carrera como pintor durante toda su etapa adulta. El intercambio epistolar era una actividad muy habitual en su familia, y a través de las cartas que se enviaron los hermanos y los padres, hoy conocemos muchos detalles sobre sus vidas. Cuando Anna, la hermana de Vincent, fue a vivir con él a Londres, su madre escribió a Theo para comunicarle su preocupación ante el hecho de que ya no le podría preparar beicon para el desayuno. Van Gogh tenía intención de establecer una colonia de artistas en el sur de Francia, en Arles, pero sólo consiguió el apoyo de Gauguin. Durante tres meses vivieron juntos y trabajaron muy cerca el uno del otro. Cuando Van Gogh recibió por correo una fotografía de su madre, se dio cuenta de que había pintado muchos retratos, pero nunca de sus padres. Ya fuesen paisajes, bodegones o retratos, quería tener sus temas pictóricos ante él y lo justificaba diciendo: «Me da demasiado miedo alejarme de lo posible y real» si pintaba de otro modo. Sin embargo,
la fotografía era demasiado monocroma para su gusto y decidió retratar a su madre «como la veo en mi memoria». Con sus característicos trazos gruesos, empleó una armonía de verdes contrastados con marrón oscuro. Cuando terminó el retrato, sintió el deseo de pintar uno de su padre y pidió que le enviasen una fotografía. Gauguin creía que un artista debía «soñar ante la naturaleza» utilizando la imaginación como una herramienta artística que podía transformar la realidad en un mundo más simbólico. Al mes siguiente, Van Gogh pintó Recuerdos del jardín de Etten, donde su madre resulta menos reconocible y su hermana Wil recuerda a la mujer arlesiana que regentaba el café local. La técnica del puntillismo contribuye a realizar el carácter vibrante del cuadro. Van Gogh explicó sobre él: «Sé que no es exactamente lo que podría llamarse un parecido, pero para mí transmite el carácter poético y el estilo del jardín tal como los siento [...] El uso deliberado del color, el violeta oscuro teñido con el amarillo limón de las dalias me sugiere la personalidad de mi madre».
Recuerdos del jardín de Etten, 1888 Óleo sobre lienzo, 735 x 925 mm San Petersburgo, Museo Estatal del Hermitage
53
D
esde Rembrandt, Rossetti y Van Gogh hasta Picasso, Kahlo y Hockney, cuarenta retratos componen esta colección sobre madres de artistas. Una deliciosa combinación de historia del arte y anécdotas biográficas que constituye, además, una elegante celebración de las intensas relaciones entre hijos, hijas y sus madres.
ISBN 978-84-9801-519-5
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