Depeche Mode. Faith and Devotion

Título original Depeche Mode. Faith and Devotion Diseño Becky Clarke Traducción Remedios Diéguez Diéguez Revisión de la edición en lengua española Llorenç Esteve de Udaeta Historiador de Música

Coordinación de la edición en lengua española Cristina Rodríguez Fischer Primera edición en lengua española 2019 © 2019 Naturart, S. A. Editado por BLUME Carrer de les Alberes, 52, 2.°, Vallvidrera 08017 Barcelona Tel. 93 205 40 00 e-mail info@blume.net © 2018 Palazzo Editions Ltd, Londres © 2018 del texto Ian Gittins I.S.B.N.: 978-84-17757-66-3 Impreso en China Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor.

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DERECHA Martin Gore

y Depeche Mode en directo en el 02 Arena, Praga, durante la gira Tour of the Universe, 14 de enero de 2010.

PÁGINA 4 Martin Gore, Andrew

Fletcher y Dave Gahan, 2001.

Depeche Mode FAITH AND DEVOTION

IAN GIT TINS

Contenido Introducción: Arte marginal 6

LOS MUROS DE BASILDON 10

LLEGADA Y PARTIDA 28

ENMARCADOS 50

EN CONSTRUCCIÓN 68

DEPECHE ÜBER ALLES 84

«¡BUENAS NOCHES, PASADENA!» 104

1 7 2 8 3 9 4 10 5 11 6 12

VIOLACIÓN INMACULADA 136 «LA GIRA MÁS DISOLUTA DE TODOS LOS TIEMPOS» 150

ULTRADESTRUCCIÓN 172

LA CALMA TRAS LA TORMENTA 190

RENDIMIENTO DECRECIENTE 210

UNA RENOVACIÓN ENÉRGICA 226

AGRADECIMIENTOS, FUENTES, CRÉDITOS DE LAS FOTOGRAFÍAS 240

«Suflé pop perfectamente espontáneo».

SOUNDS

una terrible y críptica imagen de portada con un cisne dentro de una bolsa de plástico, representó una eficaz lección práctica de lo que Vince Clarke había dado en llamar «U. P.» («ultrapop»).

Los singles y «Photographic» eran los elementos destacados obvios, pero el álbum latía con una intensidad delicada y melódica, en particular la nerviosa «Boys Say Go!», con toques a lo Human League. Solo un par de temas escritos por Martin Gore, «Tora! Tora! Tora!» y «Big Muff» (calificado como instrumental, algo cuestionable), introdujeron un tono algo más aciago.

Era alegre, aunque no demasiado estimulante, y los comentaristas británicos así lo trataron. Sounds lo calificó como un «suflé pop perfectamente espontáneo»; Melody Maker afirmó que brillaba «con nueva vida».

Para Record Mirror, era «alegre y breve, como debería ser el mejor pop».

Aunque esas críticas eran favorables, en general retrataron a Depeche Mode como una banda cualificada, pero al fin y al cabo intrascendente. No obstante, en NME, el periodista musical más influyente del momento, Paul Morley, adivinó un propósito y profundidad bajo la energía de la superficie.

Alabando su «pop electroestimulante, generoso, tonto y vulnerable», Morley especuló con la idea de que «Depeche, al parecer, podría alejarse mucho de crear una musiquilla ligeramente sarcástica». Y llegó a una conclusión ambigua, dada la confesión del propio Clarke de que sus letras eran «muy estúpidas»: «Depeche introducen calidad en la música para adolescentes».

La aprobación de la crítica estaba bien, pero Depeche Mode era un grupo de pop: tenían muy claro desde

el principio que lo que querían era crear éxitos. Y lo conseguirían. Tras su lanzamiento, Speak & Spell fue subiendo en la lista de álbumes hasta llegar al número 10.

Fue un éxito considerable y debería haber pregonado un momento de felicidad máxima para la banda; sin embargo, algo iba muy mal en el paraíso.

Animal de estudio y artesano del pop, Vince Clarke no tenía tiempo para los entresijos de la fama. Para él, las entrevistas y los compromisos promocionales que acompañaban al lanzamiento de discos suponían una distracción irritante que lo alejaba de sus queridos teclados y su secuenciador.

Esta actitud lo enfrentó al resto, cuya reacción inicial ante el éxito (como niños en una tienda de chucherías) implicaba que estaban dispuestos a pasar por todos los aros que los periodistas y los fotógrafos les pusiesen. ¿Poner cara de locos para Smash Hits? ¡Por supuesto, lo que sea!

El peor momento del rechazo de Clarke hacia esas frivolidades se produjo cuando Depeche conocieron a Rick Sky, escritorzuelo de pop para el Daily Star, y les preguntó si un buen aspecto suponía una ventaja para una estrella del pop. «Obviamente, tener un buen aspecto es una ventaja en la vida», respondió Clarke.

Cuando salió el tabloide, sus palabras se habían retorcido cruelmente y decían así: «Las bandas de feos no llegan a ninguna parte en este negocio». Se cuenta que Clarke, horrorizado ante esa jugarreta, se negó a salir de casa durante varios días.

Tras negarse a cumplir con sus deberes con los medios en el futuro, a Clarke parecía molestarle el hecho de que Gahan, Gore y Fletcher estuviesen dispuestos a seguir con ese juego y que pareciesen indiferentes a las traiciones de la prensa. El motor de la banda se retraía más y más, y el grupo empezó a agrietarse.

El problema resultó evidente para Daniel Miller cuando se unió al grupo en una minigira de presentación por Europa, justo antes del lanzamiento de Speak & Spell.

«Estaba produciéndose una fisura entre Vince y los otros miembros de la banda —recordó ante Steve Malins—. Llegó al punto de que no se hablaban».

La fisura acabaría convirtiéndose en un abismo. Cuando el grupo regresó al Reino Unido y a Basildon, Clarke visitó a cada uno de los miembros de la banda para comunicarles que estaba harto: dejaba el grupo.

Clarke intentó suavizar el impacto del golpe. Recalcó que no quería dejar el grupo en la estacada y que si lo deseaban tocaría con ellos en la inminente gira por el Reino Unido para promocionar Speak & Spell; anunciaría su retirada cuando acabase la gira.

IZQUIERDA Depeche Mode en Nottingham, 1981.

INFERIOR El «afortunadamente-no-feo» Dave Gahan,

The Lyceum, Londres, 1981.

«Depeche Mode introducen calidad en la música para adolescentes».

PAUL MORLEY, NME

«Tenía todo lo que podría querer, pero estaba perdido.

Sentía que ni siquiera me conocía ya a mí mismo».

GAHAN

«Dave Gahan nos invita a su nuevo y maravilloso acto sexual de Essex —se burló Danny Kelly en NME—. Nos maravillamos ante sus convincentes golpes de pelvis; observamos boquiabiertos su dominio de la postura “¿no son las hemorroides un crimen?” de Freddie Mercury y nos quedamos anonadados cuando (combinando las contorsiones de una gallina enjaulada artrítica, un stripper de película de serie B y la abuela de Mick Jagger) desvela la segunda peor coreografía de la Tierra».

Acostumbrados a ese tipo de comentarios sarcásticos, los profetas sin honor en su propia tierra pusieron rumbo a donde se les tomaba más en serio. Antes de un concierto inusual en Berlín Este, comprobaron que su atractivo cruzaba al otro lado del muro. Diez mil fans abarrotaron las calles horas antes del espectáculo en un recinto donde se celebraba habitualmente el Festival de la canción política.

El ambiente de la gira fue báquico. Gore retomó su papel de fiestero (esta vez adoptado por todos) mientras la cocaína se sumó a la hierba y el alcohol en el menú habitual durante los descansos en la gira. El cambio de conducta más acusado fue el de Dave Gahan.

Si en las giras anteriores había estado relativamente sobrio, Gahan empezó a vivir una fantasía de estrella del rock dentro y fuera del escenario. Claramente, había decidido que el sexo, las drogas y el rock ‘n’ roll eran en realidad muy buenos (sobre todo en cantidades industriales).

«Tenía todo lo que podría querer, pero estaba perdido —reflexionaría para Mojo años más tarde—. Sentía que ni siquiera me conocía ya a mí mismo y me sentía como una mierda porque engañaba constantemente a mi mujer y cuando volvía a casa seguía mintiendo».

El grave declive de Gahan estaba por llegar. La fiesta de los Depeche continuó durante su gira por Estados Unidos en la primavera de 1988. Aquella etapa de la gira la documentaría y comentaría una gran figura del mundo de los documentales de rock.

Antes del comienzo de la gira por Estados Unidos, Mute contactó con D. A. Pennebaker, el cineasta cuyo currículo incluía Dont Look Back (el legendario documental sobre la gira de Bob Dylan en el Reino Unido en 1965). Pennebaker aceptó acompañar a Depeche en Estados Unidos y codirigir un documental sobre la gira.

Con una de sus influencias musicales más tempranas, Orchestral Manoeuvres in the Dark, como teloneros, la banda recorrió el país agotando entradas en todos los conciertos. En Los Ángeles estuvieron con un fan sorprendente: Axl Rose, el vocalista de Guns N’ Roses.

Una fecha destacaba por encima de las demás. El 18 de junio, la Music for the Masses Tour llegaría a su final triunfante en el Pasadena Rose Bowl de California, con capacidad para sesenta mil personas. Aquel espectáculo descomunal sería el clímax del documental de Pennebaker (y el que le daría el título).

En un principio el documental iba a titularse Mass, un juego entre el título del disco y el aumento vertiginoso de seguidores de la banda; sin embargo, cuando Alan Wilder se dio cuenta de que el de Pasadena sería el concierto número 101 de la gira, incorporaron ese dato al título del documental: 101.

La película acabada es un documento curioso y desigual que arrojó una luz reveladora acerca de la nueva realidad cotidiana de fama y adulación de la banda. Su enfoque de cinéma vérité subrayó las emociones, las dificultades y el tedio de la inmensa gira mundial.

La personalidad de cada uno de los miembros de la banda se percibe alta y clara. Gore aparece como un granuja tímido y cohibido, un ingénu exagerado y sonriente con pantalones cortos de cuero, que, contradiciendo su fama de obseso del electropop, rara vez aparece sin su guitarra acústica.

En aquel momento Gahan era una fuerza de la naturaleza en el escenario, un front man brutal en continuo movimiento, que utilizaba los trucos de tipo Jagger del manual de las estrellas del rock en directo. Vestido de blanco, era el apoyo carismático de la banda, el que recogía los sunamis de energía del público (aunque fuera del escenario las grietas empezaban a ser visibles).

Cuando le explicó a un periodista estadounidense un episodio sobre una pelea que había tenido con un taxis«Si es jueves, tiene que ser... ¡momento de fiesta!».

«¡BUENAS NOCHES, PASADENA!» 133

«Y entonces, de repente, descubrí la heroína y mentiría si no dijese que me sentí... como nunca antes me había sentido.

Sentí que realmente era aceptado».

GAHAN

Gahan había adquirido el hábito de mantener largas charlas telefónicas de búsqueda espiritual con Teresa Conroy, la representante de prensa de la banda en Estados Unidos (que aparecía en un cameo en 101, el documental de Pennebaker). Cuando volvieron a encontrarse cara a cara por la gira, se convirtieron en pareja.

La gira era un proyecto descomunal, con un enorme escenario con imágenes de Anton Corbijn en blanco y negro proyectadas en pantallas gigantescas. De nuevo, la banda se desplazó de un espectáculo a otro en su jet privado mientras once camiones recorrían las distancias. Cien personas formaban el personal de la gira.

Las ventas de entradas para la fase norteamericana, con cuarenta y tres fechas, fueron espectaculares.

Depeche nunca habían tocado en Florida. En aquella ocasión, la gira comenzó en mayo de 1990 con cuatro

noches en Pensacola, Orlando, Miami y Tampa, ante un total de cuarenta y cinco mil personas.

Cuanto más grande era el estadio, más rápido se agotaban las entradas. Sorprendentemente, las cuarenta y dos mil entradas para el estadio de los Giants, Nueva York, se agotaron en cuatro horas. El Starplex Amphitheatre de Dallas, con capacidad para veinte mil personas, las agotó de inmediato; cuando se añadió una segunda noche, ocurrió lo mismo. En el Sports Arena de San Diego tuvieron que tocar tres noches.

Lo más asombroso fue que las cuarenta y ocho mil entradas para el concierto que pondría fin a la gira en Estados Unidos, en el Dodger Stadium de Los Ángeles, se agotaron en cuanto salieron a la venta. El hecho de que la banda añadiese un segundo concierto podría haberse visto como un riesgo, pero no: se vendió todo.

Depeche ya pertenecían a esa élite de reventadores de estadios formada por las mayores superestrellas del rock.

Era un itinerario comparable al de los Rolling Stones, Springsteen y Bon Jovi. Años más tarde, Alan Wilder describiría un día típico de la gira World Violation.

«Salida del hotel a la 1 o las 2 de la tarde —le explicó al escritor británico Stephen Dalton—. Desplazamiento hasta el aeródromo local. Vuelo en jet privado con el equipo más cercano (unas 12 personas) hasta la siguiente ciudad. Llegada a las 4 de la tarde. Directos al lugar del concierto para la prueba de sonido. »Vuelta al hotel a las 6 de la tarde; sauna o ejercicio rápido, si daba tiempo; salida para el concierto a las 8 menos cuarto. En el escenario a las 8:30/9 de la noche; salida a las 11, seguida de muestras de hospitalidad y noche en la ciudad hasta altas horas... ¡repite 44 veces!».

Era la clásica burbuja hermética en el centro de los excesos salvajes de una enorme gira multimillonaria de rock ‘n’ roll. Aislados de la realidad, los de la banda salieron mucho de fiesta. La cocaína y el éxtasis se unieron a la dieta básica de mares de cerveza durante las giras.

«El éxtasis era lo más y te metías uno después de cada concierto», revelaría Gahan años más tarde.

El vocalista de Depeche llevaría las cosas más lejos.

Roto por la culpa de haber dejado a su mujer y a su hijo, y de ir de fiesta en fiesta con su nueva pareja y alma gemela, Teresa Conroy, empezó a consumir heroína.

«Llevaba mucho tiempo bebiendo y tomando drogas, probablemente desde que tenía 12 años —le explicó a Q años más tarde, en su repaso de toda una vida de consumo de estupefacientes—. Me metía un par de fenobarbitales de mamá de vez en cuando. Hachís. Anfetaminas. Luego apareció la cocaína. El alcohol siempre estuvo ahí, de la mano con las drogas. »Y entonces, de repente, descubrí la heroína y mentiría si no dijese que me sentí... como nunca antes me había sentido. Sentí que realmente era aceptado. Sentí que nada iba a hacerme daño. Era invencible. Aquello era la euforia. Desde el momento en que me pinché por primera vez, quería sentirme así siempre».

Después de actuar delante de casi 100 000 personas en dos noches en el Dodger Stadium, Depeche volaron a Australia; después, seis noches en Japón, incluyendo dos en el Budokan. Los últimos tres meses de 1990 los pasaron por Europa. La demanda de fechas en Gran Bretaña se solventó con tres noches en Wembley y tres en el Birmingham NEC. Cuando World Violation Tour llegó a su fin, habían tocado ante 1 250 000 personas. ¿Qué iban a hacer después de aquello?

La World Violation Tour llega a Tokio, 1990. ´ INMACULADA VIOLACION

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«Estaba tan fuera que no me daba cuenta de nada. [...] Bajaba de vez en cuando con explosiones de entusiasmo creativo y después volvía a mi habitación».

GAHAN

«Walking in My Shoes» surgieron de una actividad que no iba para nada con Depeche Mode: jam sessions en el estudio.

Gahan, que cantó en solitario en el garaje de la casa, proporcionó una intervención vocal tremenda para el primer tema. Sus contribuciones serían firmes pero erráticas. Se encerraba en su habitación para pintar o para crear ruido blanco con su guitarra y un amplificador.

«Estaba claro que Dave se encontraba muy deteriorado —reflexionaría Wilder más tarde—. Aparecía de vez en cuando para cantar un par de temas o para ofrecer unas palabras de ánimo y después desaparecía».

«Estaba tan fuera que no me daba cuenta de nada —confesaría Gahan más tarde con su encantadora sinceridad—. Pintaba en mi habitación. Bajaba de vez en cuando con explosiones de entusiasmo creativo y después volvía a mi habitación».

Cuando llegó la pausa de mitad de la grabación, todas las partes se sintieron aliviadas. Gahan regresó a Los Ángeles y en abril se casó con su pareja en pecado, Teresa Conroy, en la capilla Graceland de Las Vegas (acompañados por un imitador de Elvis).

Cuando la banda volvió a reunirse, un par de semanas más tarde, en Hamburgo, había una baja. Las tensas sesiones de Madrid habían resultado ser insoportables para Andy Fletcher. Nunca fue un componente musical esencial para la banda, de modo que se saltó las sesiones y se quedó en Londres.

Alemania resultaría ser más productiva que Madrid.

Es posible que Gahan, Gore y Wilder estuviesen atascados, pero la tecnología y los trucos de estudio que 158 DEPECHE MODE

Flood aplicó a temas como «Mercy in You» y «Judas» les hicieron sonar como el auténtico Depeche Mode.

Para acabar el álbum, en Olympic Studios (Londres), Flood incluso reclutó a un trío de gospel para intervenir en «Get Right with Me», un tema con cierta euforia.

Gore manifestó sus dudas ante la idea, pero después tuvo una revelación espiritual: «En cuanto empezaron a cantar, el tema se elevó a otro nivel».

Dave Gahan era por entonces el más perjudicado de la banda, pero el resto de los miembros también estaban pagando las consecuencias de su estilo de vida caóticamente hedonista. En aquella época lo descubriría por mí mismo durante un extraño encuentro casual en un escenario tan poco frecuente como el bar de un Bed & Breakfast de Minehead (Somerset).

Yo estaba allí para asistir a la boda de un amigo común, Steev Toth, técnico de sonido y tour manager, que conocía bien a Depeche. Al final de un día largo y divertido, me dirigí al B&B con un amigo, a las 3 de la mañana, y me encontré a tres intrépidas figuras que seguían en pie, bebiendo, en el bar semioscuro.

Eran Gore, Fletcher y Wilder. Nos llamaron a su mesa.

—Venid aquí —nos dijo Gore— y sed nuestras cotorras morales.

Nos unimos a ellos. ¿Cómo? ¿Cotorras morales?

—Quiere decir jueces —explicó un sonriente Wilder.

Gore se me quedó mirando fijamente con una expresión de estar como una cuba—. Lo que pasa —comenzó— es que he tomado muchas drogas durante mucho tiempo, ¿vale? Muchas drogas. Pero nunca... me han afectado al cerebro. No. ¿Verdad?

Al parecer, sus compañeros de banda habían sugerido que el consumo prolongado de estupefacientes podría poner en peligro el rendimiento mental. Resultaba difícil dar un veredicto rápido sobre las facultades de Gore en aquel momento, pero le aseguré que en aquel instante parecía lúcido y compos mentis. Satisfecho con mi respuesta, Gore volvió a desplomarse en su silla mientras yo conversaba con Fletcher y Wilder.

Dos minutos más tarde, sentí un tirón en la manga. Al parecer, Gore sentía la necesidad de regresar al tema anterior.

—Esa es la cuestión, ¿entiendes? He tomado muchas drogas en mi vida hasta ahora... —se quedó en silencio un momento—, ¡pero no tengo el cerebro afectado!

Volví a expresar mi acuerdo con esa afirmación... y volvió a preguntarme dos minutos más tarde.

«Estaba claro que Dave se encontraba muy deteriorado».

Alan Wilder

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«Depeche Mode han lanzado un álbum que da la impresión de ser un aullido de indignación y horror».

GUARDIAN

cen ir al alza —escribió. Y acabó con esta conclusión—: Depeche Mode suenan crudos, vivos e inflexiblemente opuestos a dejarse llevar por la inercia».

Desde las punzadas intensas de los ritmos hasta las vehementes imprecaciones de las letras y sus viscerales explicaciones de Spirit a los medios, resultaba evidente que Depeche Mode creían en su álbum de estudio número catorce como hacía años que no creían en sus discos. Aquella fe en su nueva criatura, aquella devoción, se vio recompensada cuando alcanzó el número uno en diversos países y el puesto número cinco en el Reino Unido y Estados Unidos.

Estaba claro que al mundo le gustó Spirit, y Depeche Mode estaban dispuestos a ofrecérselo. Dos meses más tarde comenzó la mayor gira mundial de su carrera.

La odisea Global Spirit empezó en Estocolmo el 5 de mayo y cruzó el planeta a lo largo de seis fases y catorce meses. Los 130 conciertos recaudaron más de 250 millones de libras. Cuando llegó a su clímax, con dos noches en el Waldbühne de Berlín (el 23 y el 25 de julio de 2018), había deleitado a más de dos millones y medio de personas. Tal vez la revolución estaba en marcha.

En ocasiones, las historias cierran el círculo. Cuando Depeche Mode cerraron la Global Spirit Tour en el Waldbühne, en julio de 2018, sus teloneros fueron Deutsch Amerikanische Freundschaft (D. A. F.), uno de los dos grupos con los que Daniel Miller puso en marcha Mute Records cuarenta años atrás. Imagine las conversaciones que se producirían en el backstage.

Los propios Depeche Mode celebran su cuarenta aniversario en 2020. Será un momento para la nostalgia y la reflexión. Es posible que intenten evitar las celebra-

Presentación de la Global Spirit Tour, 11 de octubre de 2016, Milán. ´ ENERGETICA ´ UNA RENOVACION

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