Enseñanzas del buda

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ENSEÑANZAS DEL BUDA LA SABIDURÍA DEL DHARMA, DEL CANON PALI A LOS SUTRAS

DESMOND BIDDULPH Y DARCY FLYNN


Título original: Teachings of the Buddha Traducción: Miguel Portillo Díez Especialista en orientalismo Coordinación de la edición española: Cristina Rodríguez Fischer

Primera edición en lengua española 2011 Primera edición en rústica 2015 © 2011, 2015 Art Blume, S.L. Av. Mare de Déu de Lorda, 20 08034 Barcelona Tel. 93 205 40 00 Fax 93 205 14 41 e-mail: info@blume.net © 2009 Duncan Baird Publishers, Londres © 2009 de las fotografías John Cleare I.S.B.N.: 978-84-9801-843-1 Impreso en China Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor. WWW.BLUME.NET Este libro se ha impreso sobre papel manufacturado con materia prima procedente de bosques de gestión responsable. En la producción de nuestros libros procuramos, con el máximo empeño, cumplir con los requisitos medioambientales que promueven la conservación y el uso responsable de los bosques, en especial de los bosques primarios. Asimismo, en nuestra preocupación por el planeta, intentamos emplear al máximo materiales reciclados, y solicitamos a nuestros proveedores que usen materiales de manufactura cuya fabricación esté libre de cloro elemental (ECF) o de metales pesados, entre otros.

Abreviaturas utilizadas en este libro: a. C. antes de Cristo. d. C. después de Cristo. h. hacia, aproximadamente r. reinado s. sánscrito p. pali


ENSEÑANZAS DEL BUDA


La casa en llamas En una ocasión vivió un hombre rico cuya casa ardió. Él se encontraba lejos de casa y, cuando regresó, se encontró a sus hijos jugando tan absortos que no se habían percatado del rugido de las llamas. Entonces gritó: «¡Niños, salid! ¡Salid de casa, deprisa!». Pero no lo oían. Volvió a gritar: «Mirad, niños, qué juguetes más bonitos tengo aquí. ¡Salid de casa y venid a buscarlos!». En esta ocasión oyeron sus gritos y salieron corriendo de la casa en llamas para jugar con los juguetes que les había traído su padre. SUTRA DEL LOTO

Los sutras budistas utilizan todo tipo de recursos literarios (alegorías, metáforas, relatos dentro de relatos, escenarios fantásticos y demás) con el Þn de transmitir una enseñanza. En esta historia, los juguetes que trajo el padre para tentar a los hijos eran unos carros muy decorados y atractivos, que simbolizan los vehículos que son las enseñanzas. Aunque los niños no eran conscientes del peligro que corrían, igual que nosotros ignoramos el peligro que signiÞca el deseo y el anhelo, el Buda compuso, gracias a su gran compasión, las enseñanzas de manera que, igual que juguetes, nos sintiésemos atraídos hacia ellas, las estudiásemos y escapásemos de ese modo a algunos peligros que conlleva el apego. El mundo es una casa en llamas, se nos dice. No somos conscientes de que la casa arde y de que corremos peligro de perecer quemados porque estamos enmarañados en los placeres mundanos. Pero a través de esas enseñanzas compasivas podemos salvarnos. Esos juguetes (las enseñanzas) nos salvarán a pesar de nosotros mismos.

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INTRODUCCIÓN


INTRODUCCIÓN

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Las tres características de la existencia Las tres características de la existencia son impermanencia (annica/anitya), sufrimiento (dukkha/duhka) y carencia de alma, sin sí-mismo o sin yo (anatman/anatta). Llamados

trilaksana (trilakkhana, P.), a estos tres «sellos dhármicos», también denominados las «tres marcas de la existencia» o «de todos los fenómenos experimentados», se añade a veces un cuarto: nirvana. Estas características reßejan la perspectiva budista de que nada en el universo, por pequeño o grande que sea, fueren cuales fueren sus constituyentes, o lo estable que pudiera dar la impresión de ser, sigue siendo lo mismo ni siquiera durante el fragmento de tiempo más pequeño posible. Todo está en continuo cambio, movimiento o ßujo. La impermanencia y el sin sí-mismo son aplicables a todas las cosas en el universo, y el sufrimiento, a todo lo que es sensitivo, consciente o sensible. La confusión principal es que, para los seres humanos, las cosas parecen contar con una realidad esencial, un valor o una importancia suprema perdurable. Esta confusión cobra relevancia cuando se trata de ideas acerca de mi: mi sensación de identidad, mi autoestima (elevada o baja), mi individualidad, mis valores y demás. Si se les pregunta, muchas personas negarán cualquier creencia acerca de un alma o una identidad permanente, y, no obstante, actuarán exactamente como si la tuvieran. La mayoría de las religiones se basan en la creencia en una entidad esencial que sobrevive o un espíritu que perdurará tras la muerte, que suele denominarse «alma» (atman en sánscrito; an signiÞca «no», de ahí que anatman signiÞque «sin alma»). Según la temprana religión védica índica, el objeto de todo empeño religioso era la fusión última entre el atman, el alma

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LAS TRES CARACTERÍSTICAS DE LA EXISTENCIA



Las Cuatro Nobles Verdades No hay sitio alguno donde no existan el nacimiento, la vejez, la descomposición, el renacimiento; no obstante, no digo que no pueda existir un Þnal del sufrimiento, pues puede acabarse aquí y ahora. ANGUTTARA NIKAYA

Durante su primer discurso, el Buda (véase pág. 99) expuso las Cuatro Nobles Verdades (ariya sacca, P.), que es su formulación doctrinal angular, pues diagnostica la condición humana y prescribe un tratamiento. En su opinión, el sufrimiento existe, hay una causa para el sufrimiento, que es el deseo o anhelo, y el Þnal del sufrimiento es el Óctuple Noble Sendero. Esas sencillas aÞrmaciones son «nobles» porque pueden conferir una auténtica nobleza al practicante a través de la acción


moral más que a través del accidente del nacimiento. En los tiempos en que vivió el Buda, la India estaba estratiÞcada en cuatro clases sociales, o varnas, a las que se pertenecía por nacimiento. En el estrato superior estaba la clase sacerdotal de los brahmanes, por encima de la clase guerrera de los

kshatriyas, de la clase comerciante de los vaishyas y de la de los trabajadores y servidores, los shudras. El Buda entendía la nobleza de forma distinta, como un estado moral, algo que debía realizarse en la propia vida, como es el caso de la arahatidad. La propia iluminación del Buda culminó la realización de estas verdades. Al hacer esas aÞrmaciones, tenía como único objetivo acabar con el sufrimiento humano (o insatisfacción, duhkha/dukkha). Las Cuatro Nobles Verdades no hacen referencia a todo el sufrimiento, sino al que es posible eliminar: el sufrimiento que surge como consecuencia del deseo.


Meditación En realidad, la palabra meditación no existe en pali ni en sánscrito, idiomas en los que tampoco existe una palabra para describir las prácticas de desarrollo mental. Entre las opciones que podemos encontrar está bhavana, que signiÞca «cultivar» o «desarrollar», y citta, o «cultivo de la mente». Este último término signiÞca «el centro espiritual y emocional de una persona», su «corazón», en el sentido de ser incondicional, de poner el corazón en algo. Esos términos se utilizan en otros sistemas espirituales, probablemente porque hacen referencia a estados del ser, y como dichos estados son naturales pueden cultivarse hasta que se tornan más o menos permanentes. Todas las escuelas de budismo reconocen tres etapas en ese cultivo de la mente, que se reßejan en las tres categorías en que está organizado el Óctuple Noble Sendero (véase pág. 106). La primera es el cultivo de la disciplina moral, la segunda es el desarrollo de la absorción concentrada y la tercera es la realización de la sabiduría. Así pues, bhavana es el cultivo del corazón y la consciencia (o mente), con respecto a calma, concentración y meditación, que culmina en una sabiduría superior y en la emancipación espiritual.

Visión clara y concentración Las prácticas que en Occidente se han dado en llamar «meditación» tienen dos aspectos: visión clara (vipassana) y concentración (samadhi). A través de la calma (samatha), es decir, calmando los hiperactivos trenes de pensamiento, aparece de manera natural la visión clara, que a su vez deviene consciencia. Este proceso no tiene nada de misterioso: cuando se disipa un «arranque» y nos calmamos, volvemos a ver las cosas con más claridad. Esta «visión clara», o introspección, es vipassana.



Aquel cuyas buenas acciones superan a las malas ilumina este mundo como la luna cuando emerge de entre las nubes. DHAMMAPADA

ISBN 978-84-9801-843-1

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788498 018431


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