¿Dónde está Frida?

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¿DÓNDE ESTÁ FRIDA? BUSCA Y ENCUENTRA A FRIDA KAHLO

El último ingreso en el hospital

Mira a la izquierda de la segunda ventana.

¿No encuentras a Frida?

Laura Callaghan Catherine Ingram


Título original Find Frida Edición Gaynor Sermon Diseño Alexandre Coco Traducción Rosa María Borràs Montané Revisión de la edición en lengua española  Llorenç Esteve de Udaeta Historiador del Arte

Coordinación de la edición en lengua española  Cristina Rodríguez Fischer Primera edición en lengua española 2020 © 2020 Naturart, S. A. Editado por BLUME Carrer de les Alberes, 52, 2.º Vallvidrera 08017 Barcelona Tel. 93 205 40 00 e-mail info@blume.net © 2020 del texto Catherine Ingram © 2020 de las ilustraciones Laura Callaghan © 2020 Laurence King Publishing Ltd, Londres ISBN: 978-84-18075-36-0 Impreso en China Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor.

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Catherine Ingram Ilustraciones de Laura Callaghan


La Casa Azul La Escuela Nacional Preparatoria La boda de Frida y Diego El traje de tehuana Frida en Nueva York La casa estudio Inauguración en París Influencias aztecas El jardín de Frida La hospitalización final Retrospectiva en México El Día de Muertos


FRIDA KAHLO fue un icono del siglo xx con una vida y una carrera extraordinarias que siguen influenciando a artistas, diseñadores de moda, fotógrafos, diseñadores gráficos y músicos de todo el mundo. Con un espíritu indomable y un estilo extravagante, Frida fue una figura contradictoria a la que se califica de heroína política y feminista radical, así como de artista inspiradora e innovadora. Tras haber irrumpido en el mundo del arte como una tormenta, Frida tuvo a sus pies a importantes pensadores y personajes destacados de la época, que acudían a visitarla a México, a sus exposiciones o a cualquiera de sus residencias temporales en Estados Unidos y Europa. Su casa de México fue la meca de ilustres como Pablo Neruda, Sergei Eisenstein y André Breton, padre del surrealismo. Entre sus amigos se encontraban Leon Trotsky, Josephine Baker, Nelson Rockefeller y Georgia O’Keeffe. Se convirtió en musa de la diseñadora de moda italiana Elsa Schiaparelli y, en París, Miró, Kandinsky y Duchamp la elogiaban. ¿Dónde está Frida? es un homenaje a esta artista y te invita a buscar a Frida en 12 escenas que representan momentos de su vida. Ve al final del libro para conocer (y tratar de localizar luego) a los personajes que definieron estos episodios históricos y artísticos, y también a los invitados de honor que siguen la inspiración de Frida.


La boda de Frida y Diego

TAMBIÉN PUEDES LOCALIZAR A: María Izquierdo [18], Andrés y Alfa Henestrosa [19], Cristina y su marido [20], Isolda (hija de Cristina) [21], Bertram y Ella Wolfe [22], Juez [23], el alcalde [24], el doctor en homeopatía Coronado [25]; mini Frida y Diego [26].

¿No encuentras a Frida?

Mira en el centro, debajo del guitarrista.

Frida quedó fascinada por Diego Rivera [1] desde la primera vez que lo vio pintando en la escuela. Años más tarde, irrumpió en el estudio de Diego y le pidió que mirara los cuadros que ella había pintado. Al año siguiente, en 1929, se casaban en el ayuntamiento de Coyoacán ante un variopinto grupo de invitados. El padre de Frida, Guillermo [2], fue el único pariente que asistió; su madre pensaba que la boda era totalmente inapropiada: Frida tenía 22 años, Diego tenía 43 y su madre lo consideraba feo y gordo. Matilde veía la boda como la unión entre una «paloma» y un «elefante». Entre los testigos de la ceremonia, se encontraban el alcalde, el peluquero de Frida y un homeópata. Existe cierta confusión sobre el lugar del convite. Frida dijo que Roberto Montenegro [3] lo albergó en su casa, mientras que algunos invitados recuerdan que fue en la azotea de Tina Modotti [4]. Un invitado recuerda haber visto lencería tendida, una extraña contribución para crear el ambiente adecuado para una boda... Fue una fiesta mexicana sin grandes pretensiones, si bien la excentricidad llegó con las figuritas de aspecto occidental que coronaban el pastel de bodas tradicional del blanco más puro. La fiesta fue estridente en todos los sentidos. La gente felicitó a los novios, cantó canciones y no faltó el toque dramático. La exesposa de Diego, Lupe Marín [6], se autoinvitó a la boda. Molesta porque Diego la hubiera abandonado junto a sus hijas, Guadalupe y Ruth [5], fue directa hacia la novia y le tiró de la falda para dejar al descubierto su delgada pierna afectada por la polio y retó a los invitados a responderle cómo podía preferir Diego los palos de Frida a las piernas de ella. Después, Diego se peleó con un invitado y sacó la pistola. Finalmente, los recién casados tuvieron una discusión y Frida se marchó como un tornado y no vio a Diego hasta después de varios días. La boda se produjo en un punto de inflexión en las vidas de Diego y Frida. En la década de 1920, Frida había formado parte del dinámico círculo que incluía a la musa y artista Nahui Olin [7], la historiadora Anita Brenner [8] y el vulcanólogo y artista Dr. Atl [9]. Frances Toor [10] había fundado la innovadora revista Mexican Folkways, que reconciliaba el arte moderno con el arte folclórico mexicano, y el fotógrafo Edward Weston [11] dirigía un estudio propio con su novia, Modotti. La fotografía de la pareja inspiró a toda una generación de fotógrafos mexicanos, incluidos Lola y Manuel Álvarez Bravo, amigos de Frida. Pero los glamurosos años veinte estaban perdiendo el brillo y la vanguardia mexicana estaba ganando terreno. En la década de 1930, el característico arte personal de Frida encontró un altavoz en el destacado artista surrealista André Breton. La situación política también estaba cambiando. Frida y Diego eran comunistas, y eran tiempos peligrosos para los comunistas. El gobierno represivo había prohibido el partido, que pasó a la clandestinidad. Frida aseguró que todo el mundo llevaba armas. En enero de 1929, el nuevo amante de Modotti, el comunista cubano Julio Antonio Mella [12], fue asesinado ante ella, y Modotti fue acusada del crimen. Diego trabajó incansablemente para que la liberaran, pero eso no sirvió para que Modotti lo respaldara. Unos meses después de la boda, Diego fue expulsado del Partido Comunista porque había aceptado un trabajo del gobierno. Modotti se había posicionado contra él y Frida abandonó el partido, disgustada. Con poco trabajo en los alrededores, Diego aceptó encargos en Estados Unidos. Allí, Frida pintó un retrato de su boda, Frida y Diego Rivera (1931). Representa a una pareja recatada, pero los Rivera jamás fueron una pareja tan tradicional ni Frida una esposa remilgada. Era alborotadora, abiertamente bisexual y de género fluido. El escritor y crítico mexicano Carlos Monsiváis [13] dijo que la sexualidad de Frida era algo «brutalmente nuevo» para la anquilosada burguesía mexicana. Hoy en día, Frida es un icono para el colectivo LGTBIQ y, en 2012, la artista brasileña Camila Fontenele [14] llevó a cabo un proyecto denominado Todos podemos ser Frida, en el que pedía a los hombres que se vistieran como Frida Kahlo. La relación entre Frida y Diego ha fascinado a muchos escritores y cineastas. El biógrafo Hayden Herrera [15] presenta a Frida al servicio de Diego, mientras que la directora de cine Julie Taymor [16] airea los problemas de la pareja en su película biográfica sobre Frida. La cantante y poeta Patti Smith [17] entendía su relación como algo liberador, donde Frida y Diego compartían un amor terrenal duradero, hasta el punto que modeló su propia relación con Robert Mapplethorpe [17] inspirándose en ella.


El traje de tehuana

¿No encuentras a Frida?

Mira en la parte central derecha, detrás de Linda Evangelista.

En la época de Frida, el corazón y el alma de Tehuantepec era el mercado. A Frida le encantaba el ambiente de los mercados al aire libre, y lo extraordinario de este era que estaba regentado exclusivamente por mujeres. Los hombres tenían prohibida la entrada, y si se metían en el mercado eran objeto de burla. Las tehuanas lucían orgullosamente sus beneficios en forma de collares hechos con monedas de oro, y eran famosas por su belleza y sus vestidos chillones. A partir de la década de 1920, las tehuanas se convirtieron en un gran símbolo de México proyectado al mundo. A pesar de que Frida jamás llegó a visitar la ciudad de Tehuantepec, en su retrato de boda se pintó con un traje de tehuana. Su amigo de la infancia Andrés Henestrosa [1] creía que la vestimenta la reconstruía: la falda larga escondía su pierna dañada y le aportaba presencia y extravagancia. Supuestamente, fue su esposa, Alfa Ríos [2], quien le regaló a Frida su primer traje de tehuana, además de enseñarle a trenzarse el pelo. En Estados Unidos, Frida comprendió las ventajas de parecer exótica, y el colorido traje se convirtió en su imagen distintiva. El momento en el que decidió vestir el traje de tehuana sugiere su vinculación a la cultura posrevolucionaria. Tehuantepec representaba un paraíso utópico en el que las tradiciones mexicanas no se habían perdido. En 1921, José Vasconcelos [3] pagó a Diego para que estudiara en Tehuantepec y «mexicanizara» su arte. Diego [3] hizo cientos de retratos de tehuanas. Los biógrafos sugieren que Frida llevaba el vestido para complacer a su nuevo marido, pero también era una forma de conectar con la herencia de su madre. Frida solía lucir un collar tehuano con una moneda dorada de 20 dólares. No fue la primera en percatarse de la importancia de esta sociedad matriarcal en un mundo moderno que se estaba resistiendo a reconocer los derechos de las mujeres. En 1929, tras ser absuelta del asesinato de Julio Antonio Mella, Tina Modotti [4] tomó una serie de fotografías de mujeres tehuanas en Tehuantepec que se hizo famosa en Estados Unidos. Unos años antes, Edward Weston [5] había fotografiado a la artista y bailarina estadounidense Rosa Rolando [6] con un traje de tehuana. Visitaron Tehuantepec antropólogos famosos como Anita Brenner y Miguel Covarrubias [7], que escribió El sur de México: el Istmo de Tehuantepec, un libro sobre la historia y la cultura de la región. También acudieron cineastas y fotógrafos de todo el mundo, como Henri Cartier-Bresson [8], Paul Strand y Manuel Álvarez Bravo [9]. Sergei Eisenstein [10] rodó una larga secuencia en Tehuantepec para su película ¡Que viva México! Su metraje enfatiza la autenticidad de las tehuanas, que caminaban descalzas. Para Frida, su identidad como mujer mexicana también era auténtica. La imagen icónica de Frida, con su colorido traje de tehuana y flores en el pelo, evoca una confianza maravillosa que ha cautivado a generaciones y ha llevado a una especie de fridamanía. En vida, apareció en la revista Vogue, fotografiada por primera vez por Toni Frissell [11] en 1937. Editores y estilistas siguen inspirándose en su imagen; en 2012, Mario Testino [12] fotografió a la modelo Karlie Kloss [12] inspirándose en Frida para la edición estadounidense de Vogue. Sorprendentemente, Frida no necesita actualizaciones: una portada reciente de Vogue reproducía una de las fotografías de Frida tomadas por Nickolas Muray en 1939. Elsa Schiaparelli [13] fue la primera diseñadora que recreó «el vestido», copiando el bordado rico y colorido de Tehuantepec. En 1998, Jean Paul Gaultier [14] lanzó una colección tributo a Frida Kahlo, y las supermodelos Naomi Campbell [15] y Linda Evangelista [16] recorrieron la pasarela luciendo la monoceja de Frida. Alberta Ferretti [17] y Dolce & Gabbana [18] se han inspirado en el traje. Y la fascinación por el vestido de Frida no se limita al mundo de la moda; la artista contemporánea Corinne Dalle-Ore [19] ha deconstruido el mito. Si bien la adopción de la identidad tehuana le valió a Frida un caché instantáneo, diversos individuos y grupos se apropian de Frida con la intención de elevar su popularidad. En ocasiones funciona. Cuando la supermodelo Kate Moss [20] apareció con una camiseta grandísima con la foto estampada de Frida, su actitud rockera se vio amplificada con la seguridad irreverente de Frida. Y cuando Meghan Markle [21] se atavió con un vestido inspirado en Frida para su visita a Fiyi en 2018, se imbuyó de la energía y el estilo de Frida. Más sorprendente fue ver a la exprimera ministra del Reino Unido Theresa May [22] luciendo un brazalete adornado con miniaturas de Frida Kahlo en un congreso del Partido Conservador celebrado en 2017.


El jardín de Frida

TAMBIÉN PUEDES LOCALIZAR A: Sergei Eisenstein [22], Fanny Rabel [23].

¿No encuentras a Frida?

Mira bajo la cámara de cine en la parte superior derecha de la ilustración.

Un oasis exuberante de flora y fauna, el jardín de Frida era un lugar ruidoso, plagado de gorjeos de los pájaros, ladridos de los perros y chillidos de los monos. Diego [1] solía llegar silbando los primeros compases del himno de la izquierda, «La Internacional», para que Frida supiera que estaba ahí. A Frida le encantaba cantar viejas canciones populares mexicanas. Chavela Vargas [2], vestida de hombre, con su pistola y sus puros, podía unirse a ellos para cantar alguna ranchera apasionada. Era un universo en el que Frida sentía un gozo inmenso por vivir. Frida era panteísta y la lectura intensificó su amor por la naturaleza. En su mesita de noche descansaba una copia de Hojas de hierba de Walt Whitman [3]; su jardín cumplía el deseo de Whitman: «Dame en la madrugada un jardín oloroso de bellas flores en el que pueda pasear tranquilo». La teoría de la fuerza vital creativa de Henri Bergson [4] ocupaba un lugar central en el pensamiento posrevolucionario e inspiró la fascinación por la botánica y la naturaleza. Las pinturas de Frida muestran un conocimiento profundo de la estructura de las plantas. Frida se relacionaba con el botánico Luther Burbank [4], a quien pintó emergiendo de entre las raíces de un árbol. En México, la biología (y la agricultura) contribuían a la causa revolucionaria. A finales de la década de 1920, Diego trabajó con un investigador agrícola hindú, Pandurang Khankhoje [5], que estaba llevando a cabo unos estudios pioneros en genética vegetal para maximizar los cultivos en pro de los pobres. Tina Modotti [5] fotografió a Khankhoje trabajando en el laboratorio y en el campo. Diego también lo pintó en un mural. En las fotografías iluminadoras de la fotoperiodista Gisèle Freund [6], el jardín aparece como un escenario para Frida, un telón de fondo exótico para su personalidad teatral. En el jardín tuvieron lugar escenas muy variopintas. Frida conoció allí al comunista exiliado Leon Trotski [7], que acababa de llegar a México, y se arrojó en la Casa Azul junto con su esposa, donde John Dewey dirigió el interrogatorio que exoneraría a Trotski de los delitos de los que se le acusaba en Moscú. De pie bajo el naranjo, Trotski pronunció un discurso trascendental en el que proclamaba su inocencia y se declaraba en contra de Stalin. El acontecimiento se retransmitió en todo el mundo. Para Frida, su jardín era una inspiración. En sus autorretratos aparecía rodeada de plantas y animales exóticos, y decía que pintaba flores porque así no acababan de morir nunca. Frida solía enseñar a sus alumnos (conocidos como los Fridos) al aire libre; Arturo Estrada Hernández [8] recuerda el momento surrealista de la llegada de André Breton [9], que la encontró posando desnuda en el jardín. Breton tuvo su propia «visión extática» en el jardín de Frida, cuando vio a Trotski entre los ídolos, los cactus y las buganvillas. El jardín era también un lugar para socializar. Sus amigos, entre los que se contaban el director de cine Arcady Boytler [10] y la actriz Lina Boytler [10], Miguel y Rosa Covarrubias [11] y el galerista Alberto Misrachi [12], solían unirse a la pareja para comer. Las cantantes populares Concha Michel y Chabela Villaseñor [13] podían aparecer por allí con sus guitarras. La pintora surrealista Leonora Carrington [14] se aventuró a entrar en el mundo de Frida; y cuando Marc Chagall [16] estaba en México diseñando trajes para el ballet de Leonide Massine, el diseñador y su esposa también iban de visita. Entre la vegetación y los ídolos aztecas, se desarrollaron diversos romances. Una vez, el perro le llevó a Diego un calcetín, y Diego, sospechando que sería de algún amante, irrumpió en el dormitorio de Frida; Isamu Noguchi [17] había salido por la ventana y estaba escondido en el naranjo. La relación de Frida y Diego siguió siendo tormentosa y acabaron divorciándose en 1939. Cuando un año después volvieron a casarse, Frida se quedó en la Casa Azul mientras que Diego vivía en San Ángel. El hecho de que cada uno tuviera su espacio propio hacía que tener aventuras fuera más fácil, y Frida las tuvo con Emmy Lou Packard [15] y Dolores del Río [18]. Desde que la Casa Azul se abrió al público en 1958, el jardín ha sido una parte importante de la experiencia Frida Kahlo. El artista Julian Schnabel [19], conocido por sus cuadros de platos rotos, y David Bowie [20] hicieron sus peregrinajes al lugar. A Patti Smith [21] le sobrevino una migraña mientras visitaba la casa, y se tumbó en la cama de Diego. Mientras descansaba, reflexionó sobre las mariposas azules que colgaban sobre la cama de Frida (un regalo de Noguchi) y se le ocurrió una canción. La cantó en el jardín de la Casa Azul, frente a doscientos invitados, una actuación de la que Frida, sin duda, habría gozado.


El último ingreso en el hospital

TAMBIÉN PUEDES LOCALIZAR A: Cihuateteo y Temazcalteci [12], Rosa Covarrubias [18], los Cachuchas [19], Vidal Nikolas [20], paciente del hospital [21], Miguel Covarrubias [22].

¿No encuentras a Frida?

Mira a la izquierda de la segunda ventana.

En 1950, Frida fue ingresada en el Hospital Inglés con gangrena en los dedos de los pies y fiebre alta. Se pasó allí casi un año. Los hospitales eran terreno conocido para ella debido a la delicada salud derivada de la polio sufrida en la infancia y el accidente casi mortal que tuvo en 1925 al chocar el autobús en el que viajaba contra un tranvía. Tras el accidente, los padres de Frida no fueron a verla hasta casi un mes después; su hermana Matilde [1] iba y se sentaba a tejer junto a su cama; Alejandro Gómez Arias [2] le llevó de obsequio un muñeco bebé. A lo largo de su vida, Frida se sometió a más de cuarenta intervenciones quirúrgicas. Se llegó a sugerir que padecía el síndrome de Munchausen y que se sometía a cirugías innecesarias. Sin duda, mantenía una relación muy estrecha con sus médicos. Leo Eloesser [3], que la atendió por primera vez en San Francisco, se convirtió en un amigo para toda la vida y Frida le pintó un retrato. También pintó al doctor Juan Farill [3], el médico que la trataba en el Hospital Inglés. Mantuvo incluso el contacto con el doctor Philip Wilson [3], que le hizo una chapuza en la operación de columna y le soldó las vértebras equivocadas. El sufrimiento de Frida era muy real, pero lo realmente sorprendente era su tenacidad. La feminista y educadora pionera Eulalia Guzmán [4] la fotografió en el Hospital Inglés perfectamente maquillada y luciendo su perfecto glamour. Colgó en la pared peticiones de adhesión a la Apelación de Estocolmo, solicitando la prohibición del armamento nuclear, y pedía a los visitantes que las firmaran: el comunista Vicente Lombardo Toledano [5] la firmó. Pintaba cuando los médicos se lo permitían. El ambiente en la habitación de Frida era carnavalesco. Se pasaban por allí las actrices de cine María Félix y Dolores del Río [6]. La hermana de Frida, Cristina [7], le llevaba comida y bebida, y Frida entretenía a médicos y enfermeras con chismorreos picantes, o se ponía marionetas en los pies y ofrecía un espectáculo a sus visitas. Su habitación de hospital solía estar abarrotada de personas. Había un paciente oaxaqueño de nueve años, Vidal Nikolas, que se levantaba para verla pintar (Frida tenía pensado educar al muchacho, pero jamás llegó a recuperarse lo suficiente para que fuera posible). A Frida le encantaba ver a Laurel y Hardy, o a Charlie Chaplin en la televisión. Una vez, cuando estaba sufriendo unos terribles dolores, Diego [8] se puso a hacer de oso y empezó a bailar por la habitación con una pandereta. Las estancias en el hospital solían conllevar nuevas aventuras amorosas. Cuando la estuvieron tratando en el hospital de San Francisco, Frida se encaprichó del joven asistente de Diego, Heinz Berggruen, con el que mantuvo un apasionado romance. Cuando en el año 1946 la operaron de la columna en Nueva York, recibió las visitas de sus antiguos amantes Nickolas Muray e Isamu Noguchi [9] (este le regaló la colección de preciosas mariposas azules que después colgaría alrededor de su cama en la Casa Azul), e inició un nuevo romance con el pintor español Josep Bartolí [10]. Frida desafiaba a sus amistades a echar un vistazo a través de un agujero en el yeso para ver la herida abierta que tenía: decía que el fluido gangrenoso drenado de la herida tenía un hermoso tono verde. Siempre le habían fascinado las muestras médicas, y Eloesser una vez le dio un feto en un frasco. En el Hospital Inglés, le regalaron un hueso que se rumoreaba que era de Pancho Villa [11]; emocionada, anunció que saldría disparada del hospital e iniciaría una revolución. Ciertamente, se estaban gestando ideas revolucionarias en otro de los hospitales de Ciudad de México, donde el Che Guevara [16] trabajaba como médico en el servicio de alergología. Si bien Frida se mostraba optimista con las visitas, transmitía su dolor al lienzo. Con sorprendente franqueza, representaba su cuerpo sangrante y roto. Reflejó situaciones femeninas que por lo general estaban envueltas de pudor, como en su cuadro Mi nacimiento (1932), ahora propiedad de Madonna [13]. Diego comentó: «Ninguna mujer había puesto hasta entonces tanta agonizante poesía en un lienzo». Esta disposición a compartir su dolor ha contribuido a su estatus legendario actual. La banda de rock británica Coldplay [14] incluso bautizó un álbum en honor a Frida: Viva la vida. Es la despedida que Frida dejó inscrita en su último cuadro, un deseo de larga vida. En el cuadro de Frida Hospital Henry Ford (1932), yace sangrando en una cama de hospital metálica. La crudeza de esta imagen era drástica, un anticipo de la siguiente generación de artistas: la clínica Farmacia [15] de Damien Hirst (1992), con sus hileras de frascos de medicamentos, el Rallador de Mona Hatoum (2002), un separador de espacios de hospital en forma de rallador de cocina gigante, y La casa de los sueños (2005) de llya y Emilia Kabakov, una hilera de boxes de hospital blancos, todo ello eco de la visión alienada de Frida sobre la medicina moderna.


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o de Fr ida Ka hlo

nic a, revolu cio na ria y De sc ub re a la art ist a icó ce na s. ida en 12 din ám ica s es protofem ini sta es co nd do s ca en e as pe cto s de sta Ca da un a de ell as co nti ntr ica cé ex e su ad ole sc en cia de la vid a de Fri da , de sd al, ion ac ern t co mo art ist a int ha sta su en érg ico de bu a. an xic me ra am or po r la cu ltu as í co mo su profun do nc o de má s let as de un en orm e ele La s es ce na s es tán rep s loc ali za r, drá mp lem entar ios qu e po de 20 0 pe rso na jes co os , raf óg ea sta s, es cri tores , fot entre ell os art ist as , cin os os fam s es tel are s de ros tro y tam bié n ap ari cio ne s se en Fri da . qu e sig ue n ins pirán do

El jardín de Frida

ISBN 978-84-18075-36-0

Un oasis exuberante dePreservamos flora y fauna, el jardín de Frida era un lugar ruidoso, el medio ambiente • Reciclamos y reutilizamos. plagado de gorjeos de los pájaros, ladridos de los perros y chillidos de los • Usamos papel de bosques gestionados ¿No encuentras Frida? monos. Diegoa [1] solía llegar 9 7 8 8del 4 1 8 himno 075360 de manerasilbando responsable. los primeros compases

Mira bajo la cámara de cine en la parte superior derecha de la ilustración.


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