Jean-Michel Basquiat Caravaggio Mary Cassatt Paul Cézanne Salvador Dalí Marcel Duchamp Alberto Durero Helen Frankenthaler Caspar David Friedrich David Hockney Katsushika Hokusai Tove Jansson Frida Kahlo Vasili Kandinski Alexander Keirincx Paul Klee Gustav Klimt Oskar Kokoschka Henri Matisse Claude Monet Berthe Morisot Edvard Munch
El viaje del artista
Isamu Noguchi Marianne North Georgia O’Keeffe Pablo Picasso
Los viajes que inspiraron a los grandes artistas
Diego Rivera John Singer Sargent Joaquín Sorolla y Bastida J. M. W. Turner Vincent van Gogh
Travis Elborough
Agradecimientos En primer lugar, quiero agradecer a Zara Anvari que me encargase este libro; a Clare Churly, su cuidadosa edición del manuscrito y muchas otras cosas más, y a Andrew Roff y Michael Brunström, sus aportaciones sobre el contenido y el texto final. Este libro difícilmente podría llamarse «atlas» sin sus mapas que, junto con el diseño de la portada, son obra de Hannah Naughton. Y gracias a Andrew Pinder, por sus maravillosas ilustraciones. Quiero dar las gracias también a Richard Green, Jessica Axe y a todos los empleados de White Lion y Aurum, por sus esfuerzos para editar este libro y los
Título original The Artist's Journey Edición Zara Anvari, Clare Churly Diseño y cartografía Hannah Naughton Traducción Rosa Cano Camarassa Revisión de la edición en lengua española Llorenç Esteve de Udaeta Historiador de Arte Coordinación de la edición en lengua española Cristina Rodríguez Fischer Primera edición en lengua española 2024 © 2024 Naturart S.A. Editado por BLUME Carrer de les Alberes, 52, 2.° (Vallvidrera) 08017 Barcelona Tel. 93 205 40 00 e-mail: info@blume.net © 2024 White Lion Publishing, Londres © 2024 del texto Travis Elborough ISBN: 978-84-19785-71-8 Depósito legal: B. 18683-2023 Impreso en Malasia Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor.
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atlas anteriores, y especialmente a Melody Odusanya, por la publicidad. Gracias al personal y los bibliotecarios de la British Library en St Pancras, la London Library en St James’s y la Hackney Library, sucursal de Stoke Newington. Y también me gustaría dar las gracias a los amigos (antiguos y actuales; ausentes y presentes), a mis padres y familia a ambos lados del Atlántico, a mi brillante y bella esposa Emily Bick y a nuestra gata Hilda. En memoria de Kit, felino destructor de sofás y de pruebas de imprenta.
El viaje del artista Los viajes que inspiraron a los grandes artistas
Travis Elborough
Contenido Introducción
6
Jean-Michel Basquiat busca conexiones en Costa de Marfil y en Benín
8
Caravaggio huye a Malta
12
Mary Cassatt causa impresión en París
18
Paul Cézanne suspira por Aix-en-Provence
26
Salvador Dalí toma Manhattan por asalto surrealista
34
Marcel Duchamp se obsesiona por el ajedrez en Buenos Aires
42
Alberto Durero se lo pasa en grande en los Países Bajos
50
Helen Frankenthaler empapa Provincetown
58
Caspar David Friedrich se repone en Rügen
64
David Hockney se vuelve loco con Los Ángeles
70
Katsushika Hokusai escala el monte Fuji
78
Tove Jansson y sus veranos en el archipiélago de Pellinki
84
Frida Kahlo y Diego Rivera, luna de miel en Cuernavaca
90
Vasili Kandinski encuentra su vocación artística en la región de Vólogda
96
Alexander Keirincx pinta todos los castillos del rey en Yorkshire y Escocia
102
Túnez transforma a Paul Klee
108
Gustav Klimt se pone escénico en el lago Atter
116
Oskar Kokoschka se refugia en Polperro
124
Henri Matisse esquiva la lluvia en Marruecos
130
Londres causa una gran impresión en Claude Monet
136
Berthe Morisot acepta una proposición de matrimonio en Normandía
144
Edvard Munch veranea al lado del mar en Åsgårdstrand
150
El monumental viaje alrededor del mundo de Isamu Noguchi
156
Marianne North va al sur a pintar la flora india
164
Georgia O’Keeffe se va al oeste
170
Pablo Picasso se enamora del sur de Francia
176
John Singer Sargent se adentra en Venecia
184
Joaquín Sorolla y Bastida recorre España pintando
190
El último viaje de J. M. W. Turner por Suiza
198
Vincent van Gogh, qué año en la Provenza
206
Bibliografía seleccionada Índice Créditos de las fotografías
212 218 223
David Hockney se vuelve loco con Los Ángeles
E
stados Unidos era un país con el que el artista británico David Hockney (n. 1937) había fantaseado desde su infancia, cuando veía series de Hollywood como Superman y Flash Gordon en el Club Infantil de los sábados por la mañana en el cine Greengates de Bradford. Posteriormente, los tranvías de Leeds con la parada final «New York Road» despertaron en el adolescente la idea de cruzar el Atlántico y dar un mordisco a la Gran Manzana. Gracias a los ingresos obtenidos por el encargo de pintar un mural para el SS Canberra, el nuevo transatlántico insignia de P&O, y a un premio de la Robert Erskine Gallery, Hockney pudo finalmente visitar Estados Unidos en el verano de 1961: voló a Nueva York con un billete de ida y vuelta de 40 libras el 9 de julio, día de su vigésimo cuarto cumpleaños. Había acordado quedarse en casa de Mark Berger, un estadounidense abiertamente gay al que había conocido cuando los dos estudiaban en el Royal College of Art (RCA) de Londres. A través de Berger, Hockney había descubierto Physique Pictorial, una revista estadounidense masculina, cuyas páginas estaban repletas de fotografías homoeróticas de hombres semidesnudos, desde rudos tipos de la calle y culturistas preparados para todo hasta los típicos chicos guapos. Estos últimos eran más de su gusto. La revista iba a impregnar el «País de la Libertad» con el tipo de posibilidades sexuales que el artista consideraba que faltaban en Gran Bretaña, donde en aquella época la homosexualidad
seguía siendo un delito penal y la mayoría de los hombres y mujeres homosexuales vivían con miedo a la exposición pública. En comparación, Hockney iba a encontrar Nueva York increíblemente fácil. El artista la recordaba así: «La gente era mucho más abierta y me sentí completamente libre. La ciudad nunca dormía. Greenwich Village no cerraba nunca, las librerías estaban abiertas toda la noche para que pudieras curiosear, la vida gay estaba mucho más organizada». El viaje iba a transformar su vida en muchos aspectos. Uno de los más sorprendentes, sin embargo, fue su aspecto. Fue en Nueva York donde Hockney se decoloró el pelo de rubio por primera vez: ese pelo rubio platino se convirtió casi en su seña de identidad, desde entonces. Hockney realizó una segunda visita a Nueva York en abril de 1963, en esta ocasión permaneció cerca de un mes y conoció a Andy Warhol y al actor Dennis Hopper. Regresó en diciembre, pero esta vez planeaba pasar casi un año en Estados Unidos y quería ir a Los Ángeles. Como señala su biógrafo Christopher Simon Sykes, Hockney no conocía a nadie en la ciudad y no sabía conducir, y cuando su marchante de arte neoyorquino Charles Alan le preguntó cómo pensaba desplazarse por una metrópolis en expansión compuesta por cientos de kilómetros cuadrados de zonas residenciales le contestó que cogería un autobús. Alan intentó persuadir al artista para que probara en San Francisco. Pero Hockney insistió en que debía ir a la cuna de las películas de Hollywood y al lugar donde se encontraba la sede de Physique
Katsushika Hokusai escala el monte Fuji
«D
esde los seis años», escribió en una ocasión el artista japonés Katsushika Hokusai (1760-1849), «me gustaba copiar la forma de las cosas y, a partir de los cincuenta, mis cuadros se publicaban con frecuencia; pero hasta la edad de setenta años nada de lo que dibujé fue digno de mención». Hokusai era un poco duro consigo mismo y con su producción anterior, que era considerable. Antes de cumplir setenta años, el artista había producido al menos doce volúmenes de manga (bocetos o caricaturas precursoras del cómic moderno), miles de ilustraciones xilográficas para libros y grabados, junto con innumerables dibujos y pinturas de animales, flora, fauna y figuras religiosas, retratos de cortesanas y actores en el tradicional estilo ukiyo-e (que significa «imágenes del mundo flotante») y paisajes de estilo occidental del paisaje autóctono inspirados en grabados holandeses. El edicto aislacionista Sakoku de 1635, que impedía los viajes al extranjero y prohibía de hecho la entrada de europeos en Japón, prevaleció durante toda la larga vida de Hokusai, lo que limitó en cierto modo su acceso a las influencias exteriores. Sin embargo, pocos artistas han sido tan curiosos e indagadores como Hokusai, cuya vida entera podría decirse que consistió en la búsqueda de la perfección absoluta en su arte; una búsqueda que continuó hasta sus últimos días en la tierra. Se dice que gritó en su lecho de muerte: «Ojalá el cielo me conceda otros diez años... Solo cinco años más, entonces podría convertirme en un pintor de verdad». No obstante, fue en 1830, y a la tierna edad de
setenta años, cuando Hokusai se embarcó en una nueva serie de cuadros que acabaron por colmar su ambición de infundir a su obra tres elementos espirituales: ten (lo divino), jin (lo humano) y chi (lo terrenal). Entre estos cuadros se encontraba La gran ola de Kanagawa, que sigue siendo, con diferencia, su cuadro más famoso en Europa y América. En las últimas décadas, su imagen central de una inmensa ola espumosa, a la vez amenazadora y extrañamente placentera, se ha reproducido en todo tipo de objetos, desde toallas de baño y tablas de surf hasta latas de cerveza. Sin embargo, como ocurre con todos los demás cuadros de esta serie, el verdadero tema del cuadro, al acecho en el fondo, es el monte Fuji, un punto de referencia japonés en torno al que giró, de forma bastante obsesiva, la pintura de Hokusai durante tres años, de 1830 a 1833. En cierto modo, puede decirse que el monte Fuji siempre fue objeto de fascinación para Hokusai, ya que en sus primeros libros aparecen imágenes dispersas de él. Pero el compendio de estos últimos cuadros, publicado como Treinta y seis vistas del monte Fuji (aunque en realidad son cuarenta y seis), representó un regreso al paisaje tras una década alejado de él y un gran salto adelante en términos de enfoque y ejecución. En la cultura japonesa es justo decir que el monte Fuji tiene un lugar preponderante. No solo es la montaña más alta de la nación, sino que ocupa un lugar único en la psique del país. Desde la antigüedad, la montaña se ha considerado sagrada
Katsushika Hokusai escala el monte Fuji
Siga los pasos de algunos setenta de los esde los seis años», escribió en una ocasión años, cuando Hokusai se embarcó en una el artista japonés Hokusai del mundo nueva serie de cuadros que acabaron por colmar artistas másKatsushika famosos
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(1760-1849), «me gustaba copiar la forma de las su ambición de infundir a su obra tres elementos cosas Muchas y, a partir obras de los cincuenta, mis cuadros se espirituales: de arte realmente excepcionales han ten (lo divino), jin (lo humano) y chi publicaban con frecuencia; pero hasta edad terrenal). sido inspiradas por artistas lejosla de su entorno(lohabitual. de setenta años nada de lo que dibujé fue digno de Entre estos cuadros se encontraba La gran ola Desde interesantes viajes por mar y arduas caminatas mención». Hokusai era un poco duro consigo mismo de Kanagawa, que sigue siendo, con diferencia, su por territorios remotos hasta viajes culturales y vacaciones y con su producción anterior, que era considerable. cuadro más famoso en Europa y América. En las veraniegas, este libro examina treinta influyentes viajes realizados Antes de cumplir setenta años, el artista había últimas décadas, su imagen central de una inmensa por artistas célebres y revela las repercusiones que han tenido en producido al menos doce volúmenes de manga ola espumosa, a la vez amenazadora y extrañamente sus vidas personales y en el panorama cultural en general. (bocetos o caricaturas precursoras del cómic placentera, se ha reproducido en todo tipo de moderno), miles de ilustraciones xilográficas para objetos, desde toallas de baño y tablas de surf hasta El galardonado escritor Travis Elborough a cada uno Sin embargo, como ocurre con libros y grabados, junto con innumerables dibujosda y vidalatas de cerveza. de estosde viajes con fascinantes historias detrás de todos la creación de cuadros de esta serie, el verdadero pinturas animales, flora, fauna y figuras religiosas, los demás algunas decortesanas las obrasymás famosas del mundo, como retratos de actores en el tradicional temalas delvívidas cuadro, al acecho en el fondo, es el monte estilo ukiyo-e (que significa del mundo punto de pinturas de Marruecos de«imágenes Henri Matisse, los cuadrosFuji, deun piscinas dereferencia japonés en torno al que flotante») y paisajesladeinfl estilo occidental delgrabados paisaje del giró,monte de forma David Hockney, uyente serie de Fujibastante obsesiva, la pintura de autóctono inspirados en grabados holandeses. Hokusai durante de Katsushika Hokusai y las ilustraciones botánicas de Mariannetres años, de 1830 a 1833. El edicto aislacionista Sakoku que de un año En modo, puede decirse que el monte Fuji North realizadas a lo largo dede su1635, estancia encierto la India. impedía los viajes al extranjero y prohibía de hecho siempre fue objeto de fascinación para Hokusai, la entrada de europeos en Japón, prevaleció durante ya que en sus primeros libros aparecen imágenes toda la larga vida de Hokusai, lo que limitó en cierto dispersas de él. Pero el compendio de estos últimos modo su acceso a las influencias exteriores. Sin cuadros, publicado como Treinta y seis vistas del embargo, pocos artistas han sido tan curiosos monte Fuji (aunque en realidad son cuarenta y seis), e indagadores como Hokusai, cuya vida entera representó un regreso al paisaje tras una década podría decirse que consistió en la búsqueda de la alejado de él y un gran salto adelante en términos perfección absoluta en su arte; una búsqueda que de enfoque y ejecución. continuó hasta sus últimos días en la tierra. Se dice En la cultura japonesa es justo decir que el monte que gritó en su lecho de muerte: «Ojalá el cielo me Fuji tiene un lugar preponderante. No solo es la conceda otros diez años... Solo cinco años más, montaña más alta de la nación, sino que ocupa 978-84-19785-71-8 entonces podría convertirme en un pintor de verdad». unISBN lugar único en la psique del país. Desde la No obstante, fue en 1830, y a la tierna edad de antigüedad, la montaña se ha considerado sagrada C007207
9 788419 785718