100 ideas que cambiaron la moda urbana

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Título original: 100 ideas that changed street style Edición: Sophie Wise Diseño: Struktur Design (a partir del diseño original de TwoSheds Design) Traducción: Laura Collet Texidó Revisión técnica de la edición en lengua española: Isabel Jordana Baron Profesora de moda Escuela de la mujer, Barcelona

Coordinación de la edición en lengua española: Cristina Rodríguez Fischer Primera edición en lengua española 2014 © 2014 Art Blume, S. L. Av. Mare de Déu de Lorda, 20 08034 Barcelona Tel. 93 205 40 00 Fax 93 205 14 41 e-mail: info@blume.net © 2014 Laurence King Publishing Ltd., Londres © 2014 del texto Josh Sims I.S.B.N.: 978-84-9801-744-1 Impreso en China Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor. WWW.BLUME.NET Este libro se ha impreso sobre papel manufacturado con materia prima procedente de bosques de gestión responsable. En la producción de nuestros libros procuramos, con el máximo empeño, cumplir con los requisitos medioambientales que promueven la conservación y el uso sostenible de los bosques, en especial de los bosques primarios. Asimismo, en nuestra preocupación por el planeta, intentamos emplear al máximo materiales reciclados, y solicitamos a nuestros proveedores que usen materiales de manufactura cuya fabricación esté libre de cloro elemental (ECF) o de metales pesados, entre otros.


100 IDEAS QUE CAMBIARON LA

MODA URBANA JOSH SIMS


Introducción

6

100 ideas que cambiaron la moda urbana

8

Lecturas recomendadas

208

Índice

210

Créditos de las imágenes

214


N.º 1

ADOLESCENTES

8

N.º 51

BREAKING

N.º 2

ÍDOLOS ADOLESCENTES

10

N.º 52

CHOLOS

108 110

N.º 3

ZAZÚS

12

N.º 53

RAGGAMUFFINS

112

N.º 4

DANDISMO

14

N.º 54

NUEVO ROMANTICISMO

114

N.º 5

TEDDY BOYS

16

N.º 55

SKATERS

116

N.º 6

ROCK & ROLL

18

N.º 56

PRENDAS DESGASTADAS

118

N.º 7

CINE ADOLESCENTE

20

N.º 57

BLING BLING

120

N.º 8

CAFETERÍAS

22

N.º 58

BANDAS CALLEJERAS

122

N.º 9

ROCKABILLY

24

N.º 59

GÓTICOS

124

N.º 10

MOTEROS

26

N.º 60

ACID JAZZ

126

N.º 11

ROCKERS

28

N.º 61

VIAJEROS

128

N.º 12

MODS

30

N.º 62

BCBG

130

N.º 13

LA DOLCE VITA

32

N.º 63

CASUAL

132

N.º 14

ESTILO WESTERN

34

N.º 64

PRENSA ESPECIALIZADA EN TENDENCIAS

134

N.º 15

PREPPY

36

N.º 65

OLD SCHOOL

136

N.º 16

TATUAJES

38

N.º 66

GRAFITI

138

N.º 17

BLUE NOTE

40

N.º 67

PANINARO

140

N.º 18

GENERACIÓN BEAT

42

N.º 68

ESTILO PLAYERO BRASILEÑO

142

N.º 19

STILYAGIS

44

N.º 69

FESTIVALES DE MÚSICA

144

N.º 20

CULTURISMO

46

N.º 70

PRENDAS CON MENSAJE

146

N.º 21

SURFISTA

48

N.º 71

GRUNGE

148

N.º 22

VAQUEROS

50

N.º 72

TRICKLE-UP

150

N.º 23

NUDISMO

52

N.º 73

RAVE

152

N.º 24

ANDROGINIA

54

N.º 74

JÓVENES INDIE

154

N.º 25

UNIFORMES MILITARES

56

N.º 75

GEEK CHIC

156

N.º 26

TUNEO

58

N.º 76

CELEBRIDADES

158

N.º 27

HIPPIES

60

N.º 77

TECHNO

160

N.º 28

BOHEMIOS

62

N.º 78

HIPSTER

162

N.º 29

GRAFISMO DE CAMISETAS

64

N.º 79

DEPORTES EXTREMOS

164

N.º 30

GREASERS

66

N.º 80

TELÉFONOS MÓVILES

166

N.º 31

PSICODELIA

68

N.º 81

COSPLAY

168

N.º 32

MILITANTE CHIC

70

N.º 82

METROSEXUAL

170

N.º 33

RASTA

72

N.º 83

CYBERPUNK

172

N.º 34

SKINHEAD

74

N.º 84

STRAIGHT EDGE

174

N.º 35

TWO TONE

76

N.º 85

RETRO

176

N.º 36

REVIVAL

78

N.º 86

EMO

178

N.º 37

FUNK

80

N.º 87

MODA RÁPIDA

180

N.º 38

HEAVY METAL

82

N.º 88

FETICHE

182

N.º 39

MODA COMERCIAL

84

N.º 89

REDES SOCIALES

184

N.º 40

GLAM

86

N.º 90

BURLESQUE

186

N.º 41

COOL

88

N.º 91

VINTAGE

188

N.º 42

DISCO

90

N.º 92

STEAMPUNK

190

N.º 43

PUNK

92

N.º 93

DECORA

192

N.º 44

SOUL NORTEÑO

94

N.º 94

GANGURO

194

N.º 45

ROPA DEPORTIVA PARA EL DÍA A DÍA

96

N.º 95

LOLITA

196

N.º 46

ESTILO AERÓBIC

98

N.º 96

KOGAL

198

N.º 47

ZAPATILLAS DEPORTIVAS

100

N.º 97

REPRODUCCIÓN

200

N.º 48

HIP HOP

102

N.º 98

FOTOGRAFÍA URBANA

202

N.º 49

PSYCHOBILLY

104

N.º 99

CICLISMO

204

N.º 50

SUDADERAS CON CAPUCHA

106

N.º 100

ESTILO MAGPIE

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Calzado de culto

DERECHA: Un grupo de amigas sale a divertirse en el oeste de Londres, en 1999, con las zapatillas deportivas.

No sorprende que un deportista profesional tenga muchas zapatillas, pero el caso de Patrick Christopher, jugador de baloncesto de la Universidad de California y Berkeley, era exagerado. Aquí aparece con más de 50 pares distintos del modelo Air Force One de Nike y decenas de Air Jordan (2008).

INFERIOR:

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ZAPATILLAS DEPORTIVAS Al inicio, la razón principal del uso de zapatillas deportivas fuera de los estadios fue su comodidad, y solo posteriormente se consideraron cool y parte del look de determinadas tribus urbanas. No obstante, de algún modo, siempre han estado en el punto de mira tanto de la tecnología deportiva como de la cultura popular. En cualquier caso, nadie pudo prever la obsesión que generarían, los contratos multimillonarios que se firmarían para publicitar algunos de sus modelos, la aparición de ediciones limitadas ni su venta en subastas. Las zapatillas deportivas también han estado presentes en las pasarelas, con diseños exclusivos de firmas de alta costura como Prada o Louis Vuitton. Cuando en 1978 Bill Bowerman pagó 10 dólares a un diseñador gráfico de su ciudad para que le diseñara un logotipo que representara un «silbido» y cofundó la empresa Nike, pretendía sacar provecho de la afición de moda en la época, el footing, y estropeó varias máquinas de hacer gofres de su

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mujer vertiendo arcilla para experimentar con la creación de una suela mejor y más flexible. Las zapatillas deportivas ya eran más que un simple calzado funcional cuando Peter Moore diseñó las primeras deportivas Air Jordan en 1984, o cuando el célebre diseñador Tinker Hatfield empezó a plantearse cómo crear burbujas de aire en el interior de las suelas. El par y la marca que uno elegía eran reflejo de su estilo,

y en algunos barrios de Estados Unidos indicaban a qué banda o tribu urbana se pertenecía (como la ropa o el peinado). El jugador de baloncesto Walt Frazier afirmó una vez: «Mis zapatillas deportivas eran mi prenda favorita. Me encantaba bajar la vista y verlas». El grupo Run-D.M.C. lanzó el single «My Adidas» en 1986, y posteriormente sus miembros se convirtieron en las primeras estrellas de hip hop en colaborar con una firma de ropa deportiva. En la canción expresaban su pasión por este calzado, la misma que más tarde llevaría a la aparición de los llamados sneakerheads, coleccionistas de zapatillas deportivas sin usar (box-fresh, según la expresión inglesa). Incluso había demanda de zapatillas de personajes de ficción: en 2011 Nike creó Nike Mag, una réplica en edición limitada del modelo futurista que llevó Marty McFly en Back to the Future II ( Regreso al futuro II, 1989), en que el personaje viajaba en el tiempo hasta 2015. La moda urbana introduciría las zapatillas deportivas alternando entre los estilos «antiguos» más rudimentarios —como las Converse Chuck Taylor All Star, lanzadas en 1917, o las Vans de skate a cuadros, de 1966— y los modelos de alta tecnología, con características todavía en desarrollo, como las Air Rift de Nike con el dedo gordo separado, las Pump de Reebok o las Disc de Puma con mecanismo de cierre sin cordones. Tinker Hatfield subrayó: «Lo que distingue las zapatillas deportivas es que son parte de la moda pero aportan algo más. De todas formas, nunca hubiera predicho su influencia en la cultura popular ni que serían un medio de expresión de la personalidad».


Run-D.M.C., el grupo de rap que motivó el revival de los primeros modelos de Adidas. Su tema «My Adidas» hace referencia a su pasión por el calzado de esta marca. En la imagen, posan para la portada de NME, en Filadelfia, década de 1980.



El estilo de la burguesía parisina

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BCBG Los manuales The Official Preppy Handbook (1980) y The Sloane Ranger Handbook (1982) describían, de forma irónica, la vestimenta de las clases alta y media-alta de las comunidades WASP de la Costa Este de Estados Unidos y del oeste de Londres y los condados del sureste de Inglaterra, respectivamente. Un poco más tarde, en 1986, llegó la versión francesa de la mano de Thierry Mantoux: BCBG: Le guide du bon chic bon genre («manual de estilo y clase»). El estilo parisino de los acaudalados habitantes de la orilla derecha (en oposición a la orilla izquierda, intelectual y alternativa) se caracterizaba por un look fino y refinado, compuesto por prendas y accesorios clásicos y exclusivos, apreciados durante generaciones: jerséis de cachemira, gabardinas, merceditas, bolsos Birkin de Hermès, pañuelos de seda, faldas escocesas, conjuntos de jersey y rebeca de punto, carteras de piel, collares de

perlas y relojes exclusivos. Esta versión francesa del estilo preppy —más sofisticada y orientada a la mujer— caracterizó el estilo de la Ciudad de la luz hasta la década de 1990, no solo en cuanto a la moda, sino también en otros aspectos. No obstante, como en el caso del citado estilo estadounidense, no solo las prendas y accesorios identificaban a uno como miembro de la élite (o aspirante a ella), sino también la forma de lucirlos: como los polos preppy, la blusa de hombre se llevaba con el cuello hacia arriba. El estilo BCBG fue muy popular en los barrios residenciales de alto standing de las afueras de París, como Auteuil, Neuilly o Passy. De hecho, también recibió el nombre de seizième, en referencia al 16.o arrondissement, y versaillais. Fue en estas zonas donde su simbolismo alcanzó mayor fuerza. Ahí, sus seguidores lo consideraban estiloso; a los demás, sin embargo, les parecía más bien anticuado y conservador, pues tanto jóvenes como adultos vestían igual. Todo ello puso el look en el punto de mira de la ironía ligera de Mantoux.

PÁGINA ANTERIOR: Aunque la época dorada del estilo BCBG fuera la década de 1980, el look ha seguido vigente en el siglo XXI, como muestra esta fotografía tomada durante la Semana de la Moda de París en 2013.

Aunque el estereotipo del estudiante se caracterice por un look básico, desaliñado y con prendas de segunda mano, los estudiantes BCBG se visten como modelos de alta costura, como muestra esta fotografía tomada en París en 1986.

SUPERIOR:

IZQUIERDA: El estilo BCBG era básicamente clasista, asociado a las clases alta y media-alta, y contrastaba con el look informal de la clase obrera. En esta imagen, tomada en 1978, la ejecutiva de relaciones públicas parisina Angelika Lazensky luce el look BCBG antes de que se identificara como un estilo característico.

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Bizarre Ball, Reino Unido, 2010. Zoe Minihane y una amiga lucen un look compuesto por juguetes de plástico, similar al estilo decora japonés.


Looks de ciencia ficción

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CYBERPUNK Si el subgénero de ciencia ficción steampunk se inspira en el pasado para recrear su visión del porvenir, el cyberpunk solo miró al futuro, bastante distópico, por cierto. Aunque no hubiera una línea determinada que definiera el estilo, su visión angustiosa y tétrica del mundo del mañana se reflejó en el vestuario austero y oscuro de filmes como Blade Runner (1982), RoboCop (1987) o Matrix (1999). El estilo podía identificarse como una expresión ampliada de algunas tendencias actuales, pero con giros futuristas en la creación y el corte, y con el uso de cyberware: artilugios supuestamente injertados o implantados en el cuerpo humano. Su versión más extremada recuerda a la vestimenta de la banda new wave británica de la década de 1980 Sigue Sigue Sputnik, cuyos colores chillones, fluorescencias, formas estrafalarias y cortes de pelo primitivo-futuristas parecían sacados del género cinematográfico de filmes

como Mad Max (1979) o Terminator (1984). A diferencia del steampunk, el cyberpunk evitaba las referencias históricas demasiado obvias con el objetivo de ser determinantemente futurista: el resultado fue una combinación de elementos tribales (tatuajes, trenzas o pelo rapado), extremados (botas de plataforma, prendas muy ceñidas, tejidos artesanales) e industriales (antiparras, máscaras de gas, etc.). El look incluía materiales industriales sintéticos, como el caucho, el plástico, o cualquier otro con efectos visuales en la superficie. De hecho, fue después de filme de Blade Runner cuando se documentó por primera vez el uso del término cyberpunk, en un cortometraje de 1983 realizado por Bruce Bethke, y también después aparecieron influyentes novelas del nuevo género, como Dr. Adder y Neuromancer, de K. W. Jeter y William Gibson, respectivamente, ambas publicadas en 1984. El apogeo del cyberpunk se dio a finales de la década de 1980 y a principios de la de 1990 (aunque el estilo proliferó en las discotecas durante el resto de la década, sobre todo en la versión cibergótica, menos tétrica y más manga). En aquellos años, la angustia inquietante expresada en las obras artísticas del género no parecía muy alejada de la realidad, pues trataban temas como el desarrollo tecnológico desbocado, el corporativismo, la ruptura del orden social y la globalización. Muchas de

Zero Luie vestido de cyborg, con un look distópico al estilo cyberpunk, con pintura en el cuerpo y tubos industriales. SUPERIOR:

IZQUIERDA: Cyberpunks de estilo gótico con elementos fluorescentes, Santiago, Chile, 2007.

las preocupaciones de la ciencia ficción cyberpunk sobre el futuro próximo siguen vigentes en la actualidad, sobre todo en cuestiones filosóficas relacionadas con la inteligencia artificial y el lugar que ocupa el ser humano.

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Combinación de estilos de tribus urbanas

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ESTILO MAGPIE Se ha dado en llamar estilo magpie (en inglés, «acaparador», «recolector») porque toma prestados y combina de forma radical looks de múltiples tenencias y tribus urbanas de los siglos XX y XXI. También se conoce como pick and mix («elige y combina»), y en 2010 el antropólogo del estilismo Ted Polhemus lo apodó «el supermercado del estilo». El estilo magpie se ha definido como la expresión posmoderna de la moda: una mezcla de referencias de distintos períodos, en parte bien informada (solo quienes las conocen aprecian sus detalles), y en parte irónica (un look puede combinar elementos de subculturas rivales de generaciones anteriores, como una parka mod sobre una cazadora de rocker, o toques punk con zapatos Creepers). En cualquier caso, es un reflejo de la era tecnológica actual. De hecho, quizá este factor sea el más importante. Internet y la fotografía digi-

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tal, al alcance, de todos, han aumentado el conocimiento de la rica cultura popular de las distintas tribus urbanas de la historia, pero también han hecho más difícil que las nuevas subculturas de estilo arraiguen como lo hicieran las anteriores, y muy influyentes. Tan pronto como un grupo ha establecido un estilo propio, aparece publicado y difundido a nivel global, independientemente de su restricción geográfica, y luego es copiado, tanto por particulares externos al grupo, como por las grandes marcas comerciales, que de inmediato lo introducen en el mercado de masas gracias a los procesos de fabricación de la llamada moda rápida. Por supuesto, esta dinámica socaba el estilo antes de que tenga la oportunidad de madurar y consolidarse. Pero no todo es negativo. Internet también ha impulsado en todo el mundo la práctica de la fotografía de moda urbana —la documentación de la vestimenta cotidiana de ciudadanos anónimos—, motivando así el desarrollo de looks más personales no limitados al concepto de la indumentaria de una tribu urbana. A diferencia de los resultados a veces caricaturescos de los revival nostálgicos, el estilo magpie, más sofisticado, es una expresión de estilo personal, pues se basa en la selección y combinación cuidadosa de prendas de tendencias pasadas y las adapta a la actualidad.

La actriz francesa Vanessa Paradis combina un vestido largo y vaporoso con una chaqueta de cuero robusta, en la celebración de la pasarela de la alta costura de Chanel, en París, a principios de 2012.

SUPERIOR:

El estilo magpie permite explorar contrastes extremos con ropa de distintos estilos, como en esta imagen, en que el peinado, la cazadora y los pantalones acampanados parecen proceder de mudos aparte.

IZQUIERDA:

PÁGINA SIGUIENTE: La

modelo Kristina Salinovic posa durante la Semana de la Moda de París, en julio de 2011.



ISBN 978-84-9801-744-1

9

788498 017441


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