Bailey's Stardust

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Más de 250 fotografías de la obra completa de DAVID BAILEY, seleccionadas por él mismo


Dedicado a Catherine Bailey

Título original: Bailey’s Stardust Dirección editorial: Christopher Tinker Edición: Denny Hemming Diseño: David Bailey Diseño de cubierta: David Bailey, Damien Hirst, Paperhatftp, Ollie Saward y Sarah Brimley Maquetación y tipografía: Raymonde Watkins Producción: Ruth Müller-Wirth Traducción: Teresa Jarrín Rodríguez Coordinación de la edición en lengua española: Cristina Rodríguez Fischer Primera edición en lengua española 2014 © 2014 Art Blume, S. L. Av. Mare de Déu de Lorda, 20 08034 Barcelona Tel. 93 205 40 00 Fax 93 205 14 41 e-mail: info@blume.net © 2014 National Portrait Gallery, Londres © 2014 de las imágenes (a excepción de las que figuran en la página 272) David Bailey © 2014 Bailey y el retrato, Tim Marlow © 2014 Introducciones a los capítulos Christopher Tinker, National Portrait Gallery, Londres I.S.B.N.: 978-84-9801-740-3 Impreso en Italia Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor. WWW.BLUME.NET Preservamos el medio ambiente. En la producción de nuestros libros procuramos, con el máximo empeño, cumplir con los requisitos medioambientales que promueven la conservación y el uso responsable de los bosques, en especial de los bosques primarios. Asimismo, en nuestra preocupación por el planeta, intentamos emplear al máximo materiales reciclados y solicitamos a nuestros proveedores que usen materiales de manufactura cuya fabricación esté libre de cloro elemental (ECF) o de metales pesados, entre otros.

Portadilla: Everybody, 2010 Papel procedente de fuentes responsables

Este libro acompaña a la exposición «Bailey’s Stardust», en la National Portrait Gallery, Londres (6 de febrero a 1 de junio de 2014).

FSC C016114


Contenido

PRÓLOGOS BAILEY Y EL RETRATO: TIM MARLOW

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ICONOS EN BLANCO Y NEGRO DEMOCRACIA EAST END ANDY Y DALÍ ICONOS DE LA MODA LAS MONTAÑAS DE NAGA REVOLUCIÓN CATHERINE BAILEY DELHI 11 x 14 HOMBRES DUROS BELLEZA PAPÚA-NUEVA GUINEA BOX OF PIN-UPS ABORÍGENES LOS ROLLING STONES SUDÁN ARTISTAS CALAVERAS

18 46 54 68 80 96 106 118 138 150 160 166 180 190 198 210 222 232 260

CRONOLOGÍA ÍNDICE AGRADECIMIENTOS

266 270 272



Prólogo del director

La carrera de Bailey como fotógrafo y creador de imágenes ha sido excepcional. Durante más de cincuenta años ha creado imágenes destacadas para las grandes revistas de moda (incluidas más de 350 portadas para la revista Vogue), ha dirigido películas y anuncios premiados, y ha realizado sus propios proyectos y publicaciones especiales. «SNAP!», la primera exposición pública de Bailey (con David Hockney y Gerald Scarfe), se celebró en la primavera de 1971 en la National Portrait Gallery. Me complace mucho que «Bailey’s Stardust» se encuentre, cuarenta y tres años después, entre las exposiciones monográficas de artistas como Richard Avedon, Bruce Weber, Annie Leibovitz, David Hockney y Lucian Freud. «Bailey’s Stardust» contiene tanto etéreos retratos como una amplia reflexión sobre nuestro lugar en el mundo. Reconoce que todos somos iguales en la vida. Cada uno de nosotros puede ser una estrella en un campo en particular, pero todos «somos polvo y en polvo nos convertiremos». En 1929, en una deliciosa canción acerca de una canción, Hoagy Carmichael se refiere a «my stardust melody/the memory of love’s refrain» («mi melodía llena de encanto,/recuerdo del estribillo del amor»). Las fotografías ofrecen una reparación similar ante el paso del tiempo y de la gente: los grandes retratos crean o potencian los mejores recuerdos. Durante los últimos dos años y medio, Bailey ha recopilado estos retratos aplicando un proceso de filtro con el objetivo de seleccionar los que, a su modo de ver, son especialmente relevantes o memorables. Dicha selección se ha extraído de entre todos los periodos de su obra, agrupados no por un criterio cronológico, sino en función de temas que parecen ajenos a las distinciones que se suelen hacer entre el retrato y otros géneros, como la fotografía de moda o el bodegón. Algunos son versiones de temas ya tratados, imágenes familiares en distintos marcos que reflejan una percepción alterada. La mayoría se han vuelto a imprimir utilizando impresiones de gelatina de plata de fotografías en blanco y negro, lo que ha permitido recuperar y apreciar en su justa medida la densidad, el detalle y el equilibrio de cada imagen.

Bailey ha afirmado, con razón, que hace fotografías en lugar de simplemente sacarlas. Tanto a la hora de crear retratos de moda como de poner a punto proyectos del tipo de Box of Pin-Ups en 1965 o Democracy en 2005, realizar encargos editoriales para revistas o hacer fotos en Londres, Nueva York o Papúa-Nueva Guinea, tiende siempre a crear imágenes de gente que impactan profundamente. Ajeno a las convenciones estilísticas, el compromiso entre el artista y el modelo se palpa en la impresión final: «Hace falta mucha imaginación para ser un buen fotógrafo […] Es necesario mirar mucho antes de aprender a ver lo extraordinario». Esta exposición, junto con el libro que la acompaña, es, ante todo, una colaboración, y tengo que agradecer a Bailey su extraordinario compromiso con el proyecto. También quiero expresar un agradecimiento especial a Catherine Bailey; a Tim Marlow, por su reveladora y fantástica introducción; a Mark Pattenden, gerente del estudio de Bailey; a Sarah Brimley, Fenton Bailey y Hannah Speller; a Matt Nicholson, socio de gestión; a Visual Artists UK y a Raymonde Watkins, cuya aportación ha sido decisiva. En la National Portrait Gallery, Sarah Tinsley, Flora Fricker y Christopher Tinker se han implicado en todas las etapas del proyecto, por lo que les estoy muy agradecido. También me gustaría dar las gracias a otros colegas del museo, como Pim Baxter, Nick Budden, Perry Bushell, Natalia Calvocoressi, Robert Carr-Archer, Naomi Conway, Andrea Easey, Neil Evans, Ian Gardner, Justine Mclisky, Ruth Müller-Wirth, Vivienne Reiss, Nicola Saunders, Fiona Smith, Rachael Tate, Denise Vogelsang, Ulrike Wachsmann, Helen Whiteoak y Rosie Wilson. La National Portrait Gallery desea expresar un agradecimiento especial a Hugo Boss por su colaboración en la presentación de ¡«Bailey’s Stardust»! en Londres.

SANDY NAIRNE Director, National Portrait Gallery, Londres

5


Jean Shrimpton, 1974 Kate Moss, 2013




105



Jerry Hall y Helmut Newton, 1973

175


Mick Jagger, 1973


Mick Jagger, 1964

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ARTISTAS El título de este capítulo es una especie de concesión. «Realmente no me gusta mucho el término “artista” —confesó Bailey a la revista Esquire en 2012—. No estoy seguro de qué significa. Es un poco como la palabra “amor”». En cualquier caso, son muchos los pintores, fotógrafos y directores de cine que se han sometido al escrutinio del objetivo de Bailey a lo largo de los años. «Este capítulo es sobre expertos en lo visual —aclara—. Es demasiado pretencioso llamarlos “visionarios”, pero todos lo son». Entre los fotógrafos que aparecen aquí se encuentra Brian Duffy, quien, junto con Bailey y Terence Donovan, formaba parte del grupo de los «tres terribles» de los sesenta. El alemán Bill Brandt, el mexicano Manuel Álvarez Brazo y el húngaro André Kertész están fotografiados ya con una edad avanzada. La imagen de este último es una instantánea improvisada, hecha cerca de la casa de Bailey en el norte de Londres. «Nos quedamos fuera de casa —recuerda Bailey—. No había sacado la llave y no podíamos entrar». Brassaï, compatriota de Kertész y otro de los héroes de Bailey, aparece fotografiado en el balcón del piso que tenía en Beaulieu-sur-Mer, en la Riviera francesa. El prolífico fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki se nos muestra con una cámara Speed Graphic del tipo de las que utilizaba el fotógrafo callejero Weegee (Arthur Fellig) en los años cuarenta y el movimiento está congelado con flash. Para Bailey, el fotógrafo de moda Bruce Weber, que aparece aquí paseando a su perros, tiene un interés especial: «Me gustan los fotógrafos que hacen algo que yo no sé cómo hacer. Si sé cómo hacerlo, entonces no estoy tan interesado. Bruce hace una magia que no entiendo». Henri Cartier-Bresson, a quien Bailey considera como «el mayor surrealista —mucho mejor que Max Ernst o que Dalí—», aparece aquí con la herramienta de su oficio. Y el fotógrafo paisajista Ansel Adams se nos muestra en un entorno familiar: un paisaje. La imagen de 35 mm de Man Ray en un primerísimo plano se hizo durante la sesión que dio lugar al retrato de este formato más conocido de Bailey, pero ha sido redescubierta hace bien poco. «Las fotos de 35 mm suelen ser instantáneas. Ni siquiera sabía que la tenía». Bailey conoció a Francis Bacon, que aparece aquí en un retrato de 1983, en circunstancias algo inusuales: «Intentó pillarme cuando tenía veintiún años. Yo dije: “¿Quién es este tipo que está venga a invitarme a whisky con soda?”. Y me dijeron: “Ah, es un pintor muy famoso que se llama Francis Bacon”. Y yo inmediatamente lo bauticé como Frankie “el Cerdo”. No puedo decir que fuera amigo mío, pero fue probablemente el mejor pintor del siglo XX». A su vez, el retrato de Damien Hirst desnudo, a horcajadas sobre el cadáver de un animal, recuerda: «No teníamos luces porque se hizo en un hangar de aviones, donde guarda muchas cosas, así que lo iluminamos con focos de construcción». El dedo del retrato de Duffy es del propio Bailey.


Francis Bacon, 1983


ISBN 978-84-9801-740-3

9

788498 017403


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