Las vidas de Lee Miller

Page 1


Las vidas de Lee Miller

Título original: The Lives of Lee Miller

Traducción Cecilia Furió Vilaseca

Coordinación de la edición en lengua española

Cristina Rodríguez Fischer

Primera edición en lengua española 2025

© 2025 Naturart, S.A. Editado por BLUME

Carrer de les Alberes, 52, 2.º, Vallvidrera 08017 Barcelona

Tel. 93 205 40 00 e-mail: info@blume.net © 1985, 2021 del texto Antony Penrose © 1985, 1988, 2021 Thames&Hudson Ltd., Londres © 2021 de la imagen de la portada, Lee Miller Archives, «Autorretrato con diadema», Lee Miller, Nueva York, 1932

ISBN: 978-84-10469-52-5

Depósito legal: B. 3568-2025 Impreso en Macrolibros, Valladolid

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor.

WWW.BLUME.NET

C131427

Las vidas de Lee Miller

Para David E. Scherman, que me proporcionó el título de este libro y el valor para escribirlo, y para Suzanna: sin ella, nunca se habría hecho realidad.

El triunfalismo y euforia de lee al término de su largo y difícil viaje hasta Budapest resulta patente en la carta que escribió a uno de sus amigos de viena. Dicha persona no ha podido ser identificada, pero ese hecho carece de relevancia; quizá se trate de otra carta que lee no envió o quizás nunca tuvo la intención de hacerlo y solo la escribió para registrar sus andanzas y organizar sus pensamientos.

Jueves por la noche, 25 oct. 1945

Querido Ralph:

Seguro que ya habéis organizado una timba o algún tipo de apuesta sobre si he llegado a mi destino o no. De hecho, ¿qué posibilidades tenía? era una carretera larga y desierta y, según me dijeron los soldados, yo era la única que había pasado por allí aquel día.

Mis aventuras han sido dignas de una película y han incluido una persecución por soldados rusos, que me flanquearon en la carretera con sus vehículos. uno de ellos viró bruscamente delante de mí y me cortó el paso. Resulta que, de forma inconsciente, me había saltado un puesto de control. un rufián extremadamente hosco arrastró fuera del coche a mis dos pasajeros y los zarandearon a punta de pistola hasta uno de sus vehículos. Se subió a mi lado y empezó a vociferar «schnell»* y órdenes por el estilo. Me incrustó en las costillas el cañón del revólver de forma harto desagradable. varum había decidido juguetear y tuve que darme la vuelta en varias ocasiones para intentar atraparlo, lo que enfadó aún más a mi guardián. Como es natural, iba conduciendo todo lo despacio que podía; en ese tramo, la carretera estaba en muy mal estado, así que, cuando insistió en que acelerara, acabé dando contra un bache y el

* «Rápido», en alemán. (N. de la T.).

frenazo lo lanzó contra el parabrisas y se partió la nariz. Estuvo bastante relajado durante los siguientes diez kilómetros. tras pasar por varios edificios en Bruck, nos apeamos en la Comandancia, donde nos recibieron un coronel, un mayor y un surtido variado de personajes. Fueron muy corteses, aunque les sorprendía aquella combinación nuestra de conductora estadounidense, mayor húngaro con ictericia y artista de la radio austriaca en misión para la Cruz roja. llegó para hacerse cargo de la situación un teniente coronel guapísimo y encantador. Hablaba inglés mejor que nosotros, tenía gran sentido del humor y derrochaba confianza en sí mismo. tras un breve careo para determinar por qué yo, que estaba acreditada como corresponsal de guerra, era la conductora de la expedición y no la secretaria o una colega más, acabamos hablando de películas y de los libros que acababan de publicarse. dijo que intentaría conseguir destino en viena de inmediato, pues le interesaba mucho la producción cinematográfica de austria. mis papeles estaban en orden, aunque la carta del mayor Betz estaba escrita en un papel de tan mala calidad que nadie se creía que representara la autoridad del Gobierno estadounidense. Comentamos que el papel escaseaba debido a la necesidad de gestionarlo todo por triplicado, y nos marchamos.

En la frontera húngara inspeccionaron con detenimiento los papeles húngaros del actor. se había hecho tarde y ya no había luz. durante horas, el danubio se nos apareció en la distancia como un espejismo, hasta que Budapest emergió, cual icono enjoyado, al otro lado del agua. Estaba cansada de conducir. Íbamos los tres en el asiento delantero, habíamos pasado un día de mucha tensión y el hotel Bristol daba escalofríos: vacío, oscuro, apestaba a escayola húmeda y excrementos de rata. mis compañeros insistieron en encontrar un lugar mejor en el que yo pudiera descansar; prometimos regresar más tarde y nos

88 El estudio de Zsigmond Strobl, «el escultor más conocido». Budapest, 1945. (Lee Miller).

89 La «maravillosa anciana» que Lee estaba fotografiando en Mez˝okövesd cuando fue arrestada. 1946. (Lee Miller).

«Antony Penrose teje un retrato conmovedor y entretenido con las hebras de la asombrosa vida de su madre» The Times

«Una lectura sumamente amena y entretenida de principio a fin»

British Journal of Photography Bella, cautivadora y fotógrafa excepcional, Lee Miller fue, por encima de todo, una aventurera.

En los años veinte, fue chica de portada de Vogue en Nueva York. Lo dejó todo para abrazar París, la fotografía y el surrealismo. Y no fue su última mutación dramática: se reinventó como corresponsal de guerra y llegó a documentar la liberación de Dachau.

Estas son solo tres de las muchas vidas de Lee Miller narradas por su hijo, Antony Penrose. Este íntimo relato ofrece una selección de sus mejores fotografías y reportajes, así como retratos de sus amigos Picasso, Tanning y Ernst. Penrose rinde homenaje a su madre revelando por fin a la mujer de talento extraordinario que fue en los turbulentos tiempos que le tocó vivir.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.