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Pandillas juveniles, ¿1980 una década perdida?
Análisis desde la criminolog ía y el pensamiento filosófico
POR ERIC RODRÍGUEZ OCHOA*
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Es importante señalar que los estudios en criminología se remontan desde antes del siglo XVII, en la edad media, “los criminales” pagaban sus condenas bajo la tortura y los trabajos forzados. Se ha entendido al crimen como el análisis del medio o instrumento de un delito cometido por un autor—el autor del crimen—. Con ello, la presente reflexión considera hacer un análisis de las “pandillas” No hay una fecha exacta de este término, sin embargo, hago un rescate de éste para analizar las agrupaciones que, en la década de los años 80 del siglo XX se conformaron en las repúblicas como El Salvador, Honduras, México, Estados Unidos, etcétera. Estas pandillas eran y son, el enlace con el crimen organizado, específicamente con los cárteles de la droga: El cártel de Sinaloa, El cártel Jalisco nueva generación, entre otros.
Las pandillas como forma de resistencia: Los 80´s, la década perdida
Las agrupaciones o pandillas se formaron desde los tiempos más remotos en la historia de la humanidad con otros nombres: clanes, tribus, familias, etcétera. El concepto viene del latín pandus que significa “doblado o redondo”1 Las pandillas son estos círculos que no dejan entrar o salir a nuevos integrantes. A estos grupos que han modificado sus ideales y su pensamiento se les considera peligrosos para la sociedad, ¿en qué momento una pandilla pasó a formar parte de un orden delictivo? Giambattista Vico en su libro: Principios de una ciencia nueva, consideró que los salvajes se agrupaban para robar en los huertos, se valían de su físico, para cometer sus faltas. Sin embargo, estos hombres salva- jes a menudo morían a manos de otros hombres que, con ingenio, les daban caza (Vico, 2012). Así, se infiere que las pandillas cedían su fuerza a cambio de protección.
Las pandillas son estos círculos que no dejan entrar o salir a nuevos integrantes
Existe un orden importante después del histórico: el presente. En la década de los años 80´s las pandillas formadas, utilizaban no sólo códigos de vestimenta sino códigos de comunicación, para llevar a cabo delitos. Ya son agrupaciones formadas para fomentar la delincuencia y el terror a la sociedad. Los 80´s fue una década en que varios sociólogos la denominaron como “una generación perdida”, las crisis económicas y las devaluaciones monetarias llevaron a varios jóvenes a incurrir en grupos delictivos en Estados Unidos, que, dicho sea de paso, implementó una política antimigratoria con el fin de deportar a los indocumentados que vivían por el “sueño americano”, jóvenes que provenían de México, Guatemala y El
Salvador principalmente, regresaron a sus respectivos países. En lo que respecta a la agrupación “Maras” se formaron con los jóvenes enviados de regreso a El Salvador provenientes de América del Norte2.
El exterminio a las pandillas: una mirada crítica Hoy en día las pandillas se desintegran a menudo por conflictos externos o bien por su disolución con base en la fuerza estatal. Los años de la generación perdida, enfrentaron elementos policiacos antes no vistos: en Brasil “Los escuadrones de la muerte”; en Colombia “las policías armadas o cívicas”; en El Salvador “La sombra negra”, con la finalidad de “limpiar” a la sociedad asesinando a los pandilleros, en su mayoría jóvenes (Erikson, 1985). Ello nos lleva a un problema ético y moral sobre, ¿qué es lo que se castiga y cómo?, ¿la muerte es la solución?
Mark Platts en su libro, Dilemas éticos plantea, “¿cómo podemos resolver los asuntos éticos morales? La filosofía colabora con la resolución de conflictos, pero no los resuelve” (Platts, 1997, pp.12-17) por ello, pensar en el asesinato de jóvenes pandilleros, es a la vez un genocidio de una naturaleza mayor que rebasa la reflexión del filósofo. Sin embargo, si es una medida que sirve como ejemplo a la población en general, se lleva a cabo. Es allí en donde cabría pensar que el pandillero es el reflejo de una sociedad que está concebida para la producción, una máquina deseadora como afirma Deleuze, que justifica su existencia en los que se posee, en las reputaciones y en los merecimientos. La máquina capitalista funciona por códigos: de dinero, de entretenimiento y Guattari nos recuerda que además de una maquinaria social, está el sistema axiomático, que produce verdades para un mundo racional. En este mundo no hay cabida para “las pandillas” ni siquiera el porqué surgen sino, que en su exterminio está el silencio de una neurosis social
“¿Qué es lo que se castiga y cómo?, ¿la muerte es la solución?”
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Las pandillas puente: reflexión última
Las pandillas son un motín rentable para los cárteles de la droga, son el enlace con funciones de sicarios. Se les proponen me- tas, objetivos y a cambio, se les paga, y se les abastece de armas exclusivas del ejército. El joven, anteriormente, de un sector popular a falta de oportunidades, encontraba en su barrio, una identidad, un yo, que se desplazaba a un nosotros. Ahora, los jóvenes aún con oportunidades de empleo y escuela optan por ingresar a la “cultura del narco”, por “enaltecer a los héroes del cártel” ingresan a pandillas, ser amantes de los capos más grandes de la droga. No hay generación perdida, hay pérdida generacional, desorientación, psicosis, alineación. La criminología tiene una tarea importante que señalar y hacer: Advertir las consecuencias de la descomposición social, fomentar los espacios del diálogo, evaluar cómo afecta la violencia simbólica en la identidad juvenil. El criminólogo no es sólo el que estudia el origen del crimen sino cómo prever soluciones para una asimilación social. Los medios de comunicación, la industria del entretenimiento, generan ganancias cada vez que transmiten series de narcotraficantes, violencia, capital, generando deseos superfluos. De no detener la violencia como modelo social y la pérdida de valores, en 50 años se tendrá una anarquía reinada por la impunidad y cada vez más “pueblos fantasmas” aparecerán al norte del país hasta su extinción.
1 No hay con exactitud una raíz etimológica, sin embargo, aquí nos da una idea de ello: c.f.etimologias.dechile.net
2 Archundia, Mónica (2002), “Sobreviven en la ciudad 351 pandillas juveniles”, El Universal, 9 de octubre.
Referencias: profesorericrodriguezochoa@outlook.com
Erikson, E. H. (1985). Sociedad y adolescencia. Siglo XXI.
Platts, M. (1997). Dilemas éticos. Fondo de Cultura Económica.
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Vico, G. (2012). Principios de una ciencia nueva. FCE.
*Filósofo y teólogo con estudios y certificaciones en Criminología y Psicoanálisis. Profesor universitario, investigador y escritor