TERCERA ÉPOCA | Número. 31

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EL DESAFÍO

DE LA

LECTURA POLÍTICA

DE LA INDIGNACIÓN A LA ILUSIÓN GRADUAL DEL IMPERIO DEL PENSAMIENTO

Por Rael Salvador
Fotografía: Archivo Palabra JUNIO 2024 | NÚMERO 31

Política de la sospecha

lbert Camus, un sagaz observador de su tiempo —un tiempo electoral que no termina de agostarse—, no se equivoca al sentenciar que hemos adquirido la “servil costumbre de votar antes que la de pensar”. El mismo Sartre ha dejado su muesca en este paisaje trillado de manipulaciones y trampas cuando también deniega con la renuncia: “Creo en la ilegalidad, no voto”.

En el marco electoral que afrontamos, donde una minoría clasista se hace del poder a partir del impulso de una “desestabilidad” política —la toma por engaño, la cuantificación alterada, la imposición por mentira—, tenemos como consecuencia la “realidad” nacional en la que, no sin dureza, sobrevive el ciudadano común.

A partir de la cerril obediencia de la gente, como advierte el autor de El hombre rebelde —al cumplir la ley, mas no estudiando el régimen—, se regala un plebiscito “multimillonario” donde la consulta social es apenas existente y, de ahí, que lo “votado” sea inconsecuente.

Palabra ha querido abundar un poco, en una breve serie de textos, la función política de las costumbres —en relación a la cultura y su vinculación con el arte—, advirtiendo una vez más la desatención, cuando no la cruda ignorancia —no carente de felonía— al enorgullecerse el agente político al demostrar un franco desinterés sin disimulaciones. No hay hipocresía, sino desinformación y, en consecuencia, una total malformación.

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Director Editorial

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Editor PALABRA

Rael Salvador

Corrector

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Diseño Editorial

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Fotografía

El desafío de la lectura política / Rael Salvador

págs. 3 a 5

Aforismos del desastre: De política y sus tiempos electorales / Gabriel Trujillo Muñoz págs. 6 a 9

Política y cultura: vuelta a 1991 / Eduardo Cruz Vázquez págs. 10 y 11

Desea [Cristina Rivera Garza] que su Pulitzer sea un abrazo colectivo / Jeanette Sánchez págs. 12 y 13

Paul Auster: Meditaciones sobre un estado fallido con la cultura mexicana / Iliana Hernández págs. 14 y 15

El debate político y la dictadura de las mentiras / Eric Rodríguez Ochoa págs. 16 y 17

El pensamiento político en Byung-Chul Han / Fernando Mancillas Treviño págs. 18 y 19

La palabra políticos / Martín Caparrós pág. 20

En plan de retiro (Parte IV) / Enrique Botello pág. 21

La ciruela eléctrica: Capital del vinil en Baja California / Carlos Velázquez págs. 22 y 23

Mirar el presente para ver el futuro / Alberto Manguel pág. 24

Palabra no responde a colaboraciones no solicitadas ni asume como propias las opiniones de sus columnistas y comentaristas. La opinión de la revista literaria se encuentra reflejada en su editorial. Todas las imágenes y fotografías que aparecen en la presente edición son utilizadas con fines informativos. El equipo editorial se ha dado a la tarea de indagar los derechos de autor correspondientes o su procedencia, consciente de su obligada autoría. En caso de omitir algún crédito, ofrecemos una disculpa y agradeceremos la información brindada para incluirlo en una posterior edición.

raelart@hotmail.com

Enrique Botello

Colaboradores

Carlos Mongar, Sergio Gómez Montero, Gabriel Trujillo Muñoz, Federico Campbell (†), Daniel Salinas Basave, Leobardo Sarabia, Santiago M. Zarria, Manuel Quintero, Enrique Botello, Héctor García M., Óscar Ángeles Reyes, Fernando Mancillas, Iliana Hernández, Ruth Gámez, Herandy Rojas, Carlos-Blas Galindo, Alberto Manguel, Jeanette Sánchez, Martín Caparrós, Alfonso Lorenzana, Eduardo Cruz Vázquez, Eric Rodríguez Ochoa, Juan Arnau, Jorge Ruiz Dueñas y Carlos Velázquez.

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Ferdinando Scianna (Italia); Cony Mollet-Sigüenza (Francia); Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” (Chile); Patrick Liotta (Argentina); Héctor García Mejía (Los Ángeles).

Corresponsal en Tijuana

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Av. López Mateos, No. 1875. Ensenada, B. C. México.

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2 Junio 2024 / Número 31

EL DESAFÍO DE LA LECTURA POLÍTICA

De la indignación a la ilusión gradual del imperio del pensamiento

Tres personalidades brillantes para conocer el oscuro ambiente de referencia: Stéphane Hessel, Bhagwan Shree

Rajneesh (también conocido como Osho) y Mikis Theodorakis, quienes pasan la prueba de la Historia, en su más álgida controversia, y nos regalan su estela de intelectualidad contestataria

Desde hace muchísimas décadas, año tras año, minuto a minuto, las revueltas sociales están a la orden del día.

Stéphane Hessel (1913-2017) lo supo bien; fue miembro de la Resistencia Francesa, superviviente de un campo de concentración nazi, militante a favor de la independencia argelina y defensor asiduo de la causa palestina, a sus más de 100 años fue un testimonio viviente de las insurrecciones de los últimos dos siglos, tan viejo como los crepúsculos que embellecen la realidad antes de apagarse.

¡Indígnate! (Ediciones Destino), siendo una publicación ensayística, es un fenómeno literario tanto en Francia como en España y, a raíz de sus urgentes y diversas traducciones, un símbolo de dignidad en la mayor parte de los restantes países del mundo.

¡Stéphane Hessel, vivo y muerto, ha vendido más de 150 mil copias de su inmejorable postura política, que no rebasa las 32 páginas, pero que guardan en ellas un tesoro de inteligente insurrección, resistencia pacífica y sabia indignación!

Tengo su imagen frente a mí, se aprecia un hombre refinado, de mirada fija que guarda un delicado viso luminoso de astucia serena... Me interrogo: ¿Qué se dice de este hombre? ¿Será sólo mi aprecio la medida de mi intolerancia? No lo creo; algo hay en su gesto, en la nobleza que emana de su sonrisa espiritual... Y, vol-

teando parte de mi desparpajada hemeroteca, paso a leer, abajito —en la edición de un periódico europeo—, el retrato que Jiménez Barca hizo de él: «Delgado, con el pelo rapado, simpático, atento y lúcido. Tiene 93 años, se dirige a su mujer, de parecida edad, llamándola “amor mío”, ha vivido una vida de aventuras, coraje y determinación que no cabría en varias películas, y reside en un piso discreto y acogedor en un barrio del sur de París».

3 I INDIGNACIÓN
EN STÉPHANE HESSEL
Stéphane Hessel.

Y recuerdo que Hessel, antes de 2017, fue el único redactor aún vivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos... cosa que se puede decir fácil, pero que reclama, sobre todo, la fortaleza optimista de votar por lo humano y no descuidar jamás el vigor existencial de la esperanza activa.

Hace tiempo compré el libro y, ante los resentimientos, penas y dificultades sociales que a diario nos circundan, su meditada lectura me lleva a revalorar el sentido de la indignación y de la resistencia extraordinaria de un hombre que luchó físicamente desde la bella sencillez de la reflexión y la acción y, hasta este milagroso momento, con su insoslayable presencia libresca, como Camus, Mann, Sartre, Marcuse...

Si te falta inspiración, por ahí andan todavía las palabras de Stéphane Hessel, quien te dirá: “...apelamos a las jóvenes generaciones a dar vida y transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. Nosotros les decimos: tomen el relevo, ¡indígnense! Los responsables políticos, económicos, intelectuales, y el conjunto de la sociedad no puede claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia”.

¡No importa que no sea en el mejor estilo Hessel, tú indígnate!

II

EL HOMBRE MÁS PELIGROSO DEL MUNDO

Wild Wild Country, de los hermanos Maclain y Chapman Way, todavía causa revuelo en Netflix y, en sus seis abrumadores capítulos —más cercanos a la narrativa de ficción que a la muestra de un testimonio en claro—, es considerada por las audiencias televisivas como el más fascinante y maniático seguimiento de las actividades en Oregón (Estados Unidos) de la “secta de los Rajneeshees”, discípulos de las enseñanzas de Bhagwan Shree Rajneesh (1931-1990), llamado el “Gurú del sexo” y mejor conocido en el ambiente contracultural con el apelativo de Osho.

La trama es un trenzado fino, no carente de despeines al viento de otras investigaciones y a los testimonios del propio filósofo indio, donde entra en juego el sexo libre, la mística oriental, la histeria judicial, las sectas satanizadas, el hastío de provinciano, la heroína paradisiaca, el fraude migratorio y el armamento por parte de los colonos de Antelope, pequeña ciudad del condado de Wasco (que todavía en 2016 reunía sólo 48 habitantes), en el abordaje expansivo de los internacionalistas Rajneeshees… priorizando la línea narrativa en los desmanes psicóticos, traducidos en sa-

botaje, bioterrorismo, intentos criminales y desfalcos administrativos, por parte de Ma Anand Sheela (conocida también como Ambalal Patel Sh1la, Shila Silverman, Sheela Birnstiel), secretaria personal de Osho, así como en el trato arbitrario, el encarcelamiento ilegal y la deportación inminente.

Los hermanos Way realizan un culebrón demencial, tipo Discovery Channel (True Crime), revelando de manera parcial, en la acción y la aventura que promueven, las miles de cintas y videos confiscados al centro de meditación por el FBI, editados con una carga que evidencia rasgos de odio espiritual y exaltación de posturas neuróticas, expuestas como moralidad y razón, dejando de lado las dosis de credibilidad dura que debería amparar la verdad en la vida de una persona traducida en documental, en este caso la del mismo Osho, además de negarse la lucidez de ir más allá de los testimonios payasos de los involucrados — políticos, religiosos, territoriales— como contraste a una visión sesgada que facilita la confusión de las audiencias desinformadas.

Después de haber leído —la palabra “path”, en hindi, significa leer, pero leer la misma cosa cada día, durante toda la vida. No se puede traducir como el “leer” de occidente, en donde lees un libro de bolsillo y después lo abandonas en el parque o lo tiras— con acuciosa curiosidad intelectual la obra de Bhagwan Shree Rajneesh —contrastada con los trabajos de Yogananda, Gurdjieff, Ouspensky, Krishnamurti, Maharishi y otros místicos que oxigenaron con su espiritualidad el siglo XX—, he llegado a la conclusión de que Osho, maestro de Filosofía occidental en las universidades de la India, se valió ampliamente de la fórmula de Schopenhauer, esa riqueza que es un binomio de los profundos saberes de Oriente y Occidente, que más tarde utilizaría Jean-Paul Sartre —quien la recrea en el legado de Martin Heidegger, un fino orientalista— y que daría como resultado el Existencialismo (que, al cruzar el Océano Atlántico, derivaría un poco más tarde, sobre todo en Estados Unidos, en el movimiento Beat, el hippismo y la Contracultura).

en sabiduría— una exploración profunda a través de las diversas técnicas del budismo tibetano, el zen, el taoísmo, el hinduismo, el sufismo, el éxtasis cristiano, el legado ancestral de los habitantes originales, etcétera —Rolls Royces, la primicia de las joyas, sexo lujoso y lujurioso, multipropiedades y demás tonterías las puede obtener cualquier ladrón de cuello blanco y quienes heredan fortunas manchadas de sangre y lodo, sin contar jamás con las facultades de Osho—, y que es algo que escasamente transparenta el documental de los hermanos Way, Wild, Wild, Country, en Netflix.

“Hessel a sus más de 100 años fue un testimonio viviente de las insurrecciones de los últimos dos siglos, tan viejo como los crepúsculos que embellecen la realidad antes de apagarse”

A Osho hay que leerle en las ediciones originales (no tematizadas, como las presenta Editorial Grijalbo, sino en Neo Person, Gulaab, Kairós), pero sobre todo entenderle desde esa inevitable suma que es la filosofía de Oriente y Occidente, reconociendo que la libertad sexual es un legado de diversas culturas ancestrales y el cultivo de la intelectualidad —sensibilidad base para que el conocimiento se transforme

Al entramado Way le hace falta la exposición del perfil de su sujeto, vertebrar con un modelado de oro la trascendencia del pensamiento de Oriente –sin la fulguración de los muchos dioses y técnico occidentalizados los saberes de la economía– a partir del filósofo alemán Peter Sloterdijk, alumno de Osho y quien considera a éste como el Wittgenstein de la religión, nivelando su vital importancia a los horizontes de un Nietzsche que baila y canta, de un Hegel sonriente y de un Sartre bañado de rosas.

Pasadas las vejaciones —observables en la serie—, Osho negocia su liberación ante las autoridades norteamericanas, aborda uno de sus aviones y, miedo, por acuerdos internacionales de por medio, no se le

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Bhagwan Shree Rajneesh (Osho).

permite aterrizar en ningún país, siendo arrestado de nuevo en Grecia —si en la Unión Americana fue el cardenal Ratzinger (futuro Papa claudicante, hoy más muerto que Osho) el orquestador de la salida, en tierras griegas será la Iglesia Ortodoxa quien lo expulse—, así como Suiza, Suecia, Inglaterra, Irlanda, Jamaica, Uruguay (donde dará sus afamadas charlas), pasando clandestinamente por Portugal y llegar a Bombay… recorriendo 73 mil kilómetros desde su salida de la India, y que es conocida como “La gira mundial de Osho”.

Shree Rajneesh dejó muy en claro este episodio al responder de manera cabal ante el cuestionamiento de lo sucedido: «Si hubieran sido respetuosos, comprensivos y amorosos hacia mí, “eso” habría sido chocante. Su tratamiento es completamente el esperado».

No el desfalco espiritual y material de Sheela, sino la revelación de su verdad fue la mayor ofensa, agregará: «La gente se ha alejado mucho de la realidad y el hecho de recordárselas les hace sufrir. El tratamiento que me han dado no es más que una expresión de su corazón herido. No quieren ver sus heridas; no quieren que se les recuerde lo que han tratado de olvidar y perdonar con tanto esfuerzo. (…) Es Natural que se enfaden conmigo. Es natural que quieran lapidarme. Es natural que quieran hacerme todo lo que siempre han hecho con la gente como yo».

Sin mediación de metáforas, Sócrates y Séneca fueron conminados al suicidio; Jesús fue crucificado; Kabir fue llevado a los pies de los elefantes y aplastado hasta su muerte; a Mira, igual que a Osho, se le envenenó; en un periplo de tres semanas de acoso físico y psicológico, de alimentaciones obligadas en las diversas cárceles a las que fue sometido –Carolina del Norte, Oklahoma, Portland–, Bhagwan Shree Rajneesh, Osho, muere intoxicado de talio, el veneno preferido del contraespionaje, a los 58 años de edad.

En su casi inmovilidad, sentenció: «Déjame explicarte todo el concepto oriental de descender. Un hombre nace sólo si algo va mal, si algo va mal con él. Si nada va mal, él no nace; se va a la fuente, desaparece en el cosmos». En su epitafio, siguiendo el cálido ritual de sus alegorías él, que había leído los más de 150 mil libros que, de Sosan a Kazantzakis, de Aristóteles a Nietzsche, de Tolstói a Whitman, aún conforman su biblioteca—, se lee: “Osho nunca nació, nunca murió, sólo visitó este planeta Tierra entre el 11 de diciembre de 1931 y el 19 de enero de 1990”.

«Qué mundo tan maravilloso —nos comparte el “hombre más peligroso del mundo”—; incluso en estas alturas puede uno escuchar una risita en el valle».

III

UN PRECIOSO HOMBRE GRANDE

Más que otra cosa, Mikis Theodorakis (1925-2021) fue un poeta-músico, al cual cortejó la rebelión y la justicia, mellizas de un tiempo grande, como su figura, sus composiciones, sus manifiestos, sus poemas…

Al plantearse el regreso a las raíces de Grecia, Theodorakis lo hizo a partir de los poetas: Yannis Ritsos, Giorgos Seferis, Odiseas Elytes y otros, musicalizando sus versos, homenajeándolos con oratorias, ofrendándoles cantatas, arraigándolos de manera preciosa y contundente en la tradición popular griega.

Ritsos, Seferis, Elytes, por citar a los más emblemáticos, amigos del mismo Theodorakis, son poetas que recita y lee la gente por todos los rincones, explanadas, caminos y mercados, como uno lee y recita a Federico García Lorca o Pablo Neruda, a quienes también puso música y aparecen como imprescindibles en su repertorio internacional: Canto General, del chileno, y Lorca, para voz, solo de guitarra, coro y orquesta (basada en el Romancero Gitano).

Pero la pieza que lo hace memorable, de piel en cuerpo, de cuerpo en piel, de movimiento en movimiento, es Zorba el Griego, banda musical de la película realizada en 1964, donde el bouzou, también conocido como “guitarra del Sol”, va cadenciosamente aumentando de emisión a emoción, para que Anthony Quinn y Alan Bates registren en la memoria colectiva de la humanidad la danza o “sitaki” que ofrecerá presencia universal a esta nueva Grecia de los años posteriores a la posguerra y que no dejaremos de bailar hasta el fin de los tiempos.

“Sin mediación de metáforas, Sócrates y Séneca fueron conminados al suicidio; Jesús fue crucificado; Kabir fue llevado a los pies de los elefantes y aplastado hasta su muerte; a Mira, igual que a Osho, se le envenenó”

¿Cómo no recordar el cierre de la película dirigida por Cacoyannis, cuando Zorba es convidado a ofrecer la lección de baile a quien buscaba la vida perdiéndose intelectualmente en la biografía de Buda?

Por mi padre conocí a Theodorakis, siendo un niño, a mediados de los años 60 del siglo pasado, y Theodorakis me llevó a Nikos Katzantzakis, autor de Zorba el Griego, El pobre de Asís o Cristo de nuevo crucificado, que ha significado mucho en mi existencia. Leer o releer la autobiografía de Katzantzakis, Carta al Greco, aderezada siempre con

el trabajo musical de Theodorakis, me ha brindado la felicidad terrena ofreciéndome la medida del hombre ante sus imaginarios, porque como él mismo dice: “La felicidad es un ave doméstica que se encuentra en el patio de nuestra propia casa”.

Theodorakis vivió de tiempo en tiempo en París, donde activó la resistencia contra la junta militar de Grecia y reelaboró todo el material que había realizado antes de 1960: la Primera Sinfonía, el ballet Carnaval, Edipo Rey, por citar algunas. Pero también compuso nuevas piezas: la Primera Suite, para piano y orquesta; la Segunda Suite, para orquesta; la Tercera Suite, para soprano, coro y orquesta; el Concierto para piano; los ballets Los amantes de Teruel y Antígona

Mikis Theodorakis, nacido en la isla de Chio, Grecia, falleció el pasado 2021, a sus 96 años, heredándonos tanto su activismo político, cifrado en Diario de la Resistencia, como su memorioso atril, pletórico de palomas, poemas, oleajes mediterráneos, mitos griegos, fulgurante en un sinfín de piezas para orquesta, cine, ballet, teatro, gozo popular y todo tipo de manifestación contestataria…

En esa hora precisa, me agradó y agrandó decir — ante este precioso “Hombre Grande”— que la Música de la Resistencia baila a la luz de la Muerte, danzarina de lo Eterno.

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Mikis Theodorakis. Fotos: Archivo Palabra

Aforismos del desastre: De política y sus tiempos electorales

Antes los candidatos expresaban sus propuestas en términos políticos, económicos y sociales. Ahora usan términos de superación personal, de marketing religioso, de porras deportivas. Creen que el ciudadano es un simple seguidor, un like

QPor Gabriel Trujillo Muñoz Escritor y poeta, autor de Espantapájaros y Tijuana city, tres novelas cortas. angel.gabriel.trujillo.munoz@uabc.edu.mx

uien pide tu voto en estos tiempos sólo te ofrece dos opciones: los cuentos de hadas o los relatos de terror.

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Por más lujosa que sea su presentación, por más dinero que se le meta, la propaganda política siempre parece comida recalentada, residuo tóxico.

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Las sonrisas fingidas son parte esencial de las épocas electorales. Y las miradas de nobleza. Y los gestos de solidaridad.

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Para entender la política a la mexicana sólo se necesita entender el arte de la simulación que tanto practican sus representantes.

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La política es creatividad, por supuesto. Pero hay quienes la usan para mantener sus patrañas, para impulsar sus imposturas.

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¿Por qué los periodistas críticos se niegan a ser autocríticos?

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Toda elección es una prueba para saber quién vende miedo, quién dice: allí viene el lobo.

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En México, los partidos actúan como empresas mafiosas, como grupos criminales con alzheimer.

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En tiempos anteriores, la propaganda consistía en mostrar lo bueno que era tu candidato. En este siglo XXI, la propaganda consiste en mostrar lo malo que es tu adversario.

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Política y cultura, lo mismo que prensa y autoridad, se llevan de la mano según el presupuesto que pase de una a otra.

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¡Cuánto han empequeñecido nuestros grandes intelectuales! Antes eran faros de luz, guías confiables.

Ahora son asesores del odio, promotores del engaño.

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Yo fui testigo de cuando el partido de los pillos redomados fue sustituido por el partido de los puros de espíritu. Ahora ambos van en alianza para regresar al poder. Y me aseguran que ya son otros, que son buenas ovejas. Es el discurso de los lobos famélicos que quieren regresar por sus fueros, que añoran sus días de gloria, sus años de robo en despoblado.

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Votar es velar las armas, permanecer despierto frente a la batalla que se avecina.

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Muchos políticos piden tu voto como los ladrones piden tu cartera.

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En la ciencia hay mecanismo para descubrir los fraudes. En la política, sin embargo, los fraudes se promueven, se comparten sin vergüenza, se usan como ejemplos a seguir.

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Me gustan los políticos que hablan claro, que dan pruebas y no chismes, que usan la ciencia para construir el futuro.

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Lo peor de las campañas políticas son los espectaculares con la imagen del candidato en turno. Es como contemplar a Godzilla antes de destruir tu ciudad: es gigantesco, viene con todo, echa fuego por la boca.

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Como muchos mexicanos, no creo en las instituciones, pero confío en los individuos que las conforman. Unos cuantos, es verdad, pero ellos son los justos, los valiosos. Los que salvan la dignidad colectiva cuando más importa.

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Nuestro país es tierra contaminada. Y entonces llega la propaganda política, el caos de yo-sé- loque-te-conviene. Más palabrería. Más basura. Más contaminación.

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Los mexicanos sabemos quién es quién en la política. Eso es lo que no comprenden los comentaristas de los medios. Ellos creen que la gente es simple rebaño, que el pueblo se compra fácil. Pero no es así: detrás de las rutinas de la subsistencia diaria, hay la reflexión de quién es mejor para mis intereses, quién puede hacer menos pesada mi jornada de vida, quién comparte conmigo el orgullo de ser quien soy.

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Hace mucho que los payasos dejaron de ser divertidos. Ahora los vemos como los villanos de la película. Personajes siniestros que quieren atraparte en sus garras. Demonios que te sonríen mientras te conducen al inframundo.

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El problema de las elecciones en nuestra nación es que son demasiado largas. Deberían no pasar de un mes y ya. Así los gastos serían mucho menores y nadie se aburriría de estar oyendo tanto sonsonete, tanto desvarío.

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Acusar al adversario ya no es sorpresa. Hablar bien de él sí que sería noticia mundial.

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Nada escandaliza ahora. Si el candidato robó, extorsionó, violó o fue demandado, nada de eso interesa más allá de sus quince minutos de morbo. Y sin embargo, la indignación brota de pronto: A ese candidato no le gustan los perros. Esa candidata no bebe tequila. Delitos mayores, sin duda.

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Cada elección es una lección que jamás se aprende.

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Las benditas redes sociales son como el patio común de las antiguas vecindades. En ese espacio compartido circulaban todas las informaciones, interpretaciones y juicios de valor. Todos las fisgonerías y prejuicios habidos y por haber. Ahora nadie puede esconder sus secretos. La política se ha vuelto un asunto privado para consumo público. Una serie de dimes y diretes que no tiene fin.

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Los partidos políticos son como las dinastías reales: de lo primero que se les puede acusar es de incesto.

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Los políticos de antes aparentaban ser humildes. Los de ahora les encanta mostrar los lujos que dicen valer.

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Los políticos no sólo piden tu voto: piden tu aclamación, piden tu desmemoria.

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La violencia es el modo tradicional de hacer política a la antigua usanza. Con ella se apelaba al simple uso de la fuerza para obtener lo que deseaba, para amedrentar al que no se alineaba, para poner en su lugar al que no se sometía a los intereses hegemónicos.

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No soporto a esos comentaristas para los que todo es augurio de calamidad, profecía de una catástrofe por venir. Esos “Torquemadas” modernos que quieren quemar a quienes no piensan como ellos. Esos que anticipan crisis económicas, que señalan que nuestro país va al precipicio. Periodistas de la palabra ciega. Vaticinadores de sus propios, infames deseos.

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La gente está enojada y con razón: no viven en el país que les vendieron los partidos tradicionales, sino en el país que les robaron, en las ruinas que quedan de él, en el cascajo apenas habitable. La tarea actual es reconstruirlo, ponerlo de pie de nuevo. Y eso requiere labor paciente, esfuerzo tenaz. Paso a paso. Obra por obra.

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Los candidatos, antes, expresaban sus propuestas

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en términos políticos, económicos, sociales. Ahora usan términos de superación personal, de marketing religioso, de porras deportivas. Creen que el ciudadano es un simple seguidor, un like

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La política es el espejo hambriento de la sociedad en que vivimos, la imagen dolorosa, cruda, brutal, de nuestras carencias y flaquezas, de nuestras cegueras y defectos. Pero a veces también es un rayo de esperanza, un corazón comunitario a cielo abierto. Un ágora.

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Los políticos confunden majadería con franqueza, insultos con honestidad. Y así nos va.

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El pueblo es una entelequia hasta que se le pide su voto. O hasta que estalla de rencor contra quienes lo oprimen.

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En la democracia a la mexicana, todos los políticos son gente honesta, todos los periodistas dicen la verdad, todos los empresarios son justos y todas las iglesias están libres de abusos. Según ellos, los delincuentes unidos jamás serán vencidos. Pero a veces, portento de portento, acaban en el ojo de la opinión pública, en el meme del día.

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En la narrativa de ficción hay que incluir a las encuestas.

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Algoritmo de la política contemporánea: formula lo que ambicionas y llámalo certeza. Expón tu ignorancia y llámala verdad incuestionable. Define a los demás según el criterio de tus necesidades y deseos. Descríbete a ti mismo como la solución de todos los problemas. Mézclalo con fuerza y dalo de beber a los votantes. No les informes de sus efectos secundarios. No les digas que es una droga adictiva. Pero, sobre todo, no les digas cuánto va a costarles. Si te lo creen, excelente. Si no, ya habrá otra ocasión.

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atrocidades como leyes del mercado, como normas inapelables, como tratamientos necesarios para la salud de la nación.

* Nuestra democracia excluye a todos los que no aceptan la repartición del botín, la venta de la nación, la privatización de lo comunitario.

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La criatura política suele mudar de piel, cambiar de partido, para seguir con vida, para mantenerse en el escenario público el mayor tiempo posible.

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Ley universal de la política para principiantes: grita, gesticula, patalea. Repite el proceso cuantas veces sea necesario.

“En tiempos anteriores, la propaganda consistía en mostrar lo bueno que era tu candidato. En este siglo XXI, la propaganda consiste en mostrar lo malo que es tu adversario”

Los políticos son propensos a chantajear al electorado: si no llego yo al poder todo se vendrá abajo. Si no votas por mí, el desastre. Nuestros políticos —y muchos de sus corifeos— parecen profetas que viven en el desierto, ajenos a la realidad que los rodea.

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Los políticos son excelentes para vender las peores

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En México, los ciudadanos no defienden a sus políticos. Saben que la mayoría son impresentables. Pero en otros países, incluso en relación con sus peores políticos, la gente públicamente está a su lado, pensando que ahora sí su país será grande de nuevo. Son un electorado más ingenuo que el nuestro. Una sociedad más propensa a terminar caminando a paso de ganso, levantando el brazo del exclusivismo, demandando la expulsión de los que no son como ellos, de los que no hablan su idioma.

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La política es un deporte extremo: se practica de accidente en accidente, de lesión en lesión.

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No sé por qué a nuestros políticos se les define como dinosaurios: no hay señales de que se hayan extinguido en el pasado y son capaces de todo para seguir viviendo a nuestra costa. Nos gusten o no, los políticos son vistos como una especie endémica, como una plaga que goza de cabal salud. Ni un aerolito gigantesco cayendo a tierra los desaparecería del mapa de la creación. Son criaturas de piel gruesa. Seres que se adaptan a las peores condiciones sociales con la mayor desvergüenza, con el más sincero cinismo.

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Hoy que las campañas políticas son bombardeos de saturación, podemos ver que su propósito no es comunicar un mensaje pertinente sino hacer del escenario nacional una tierra baldía, un páramo atroz.

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La política se ha vuelto un reality show barato: con payasadas, con insultos, con miserias expuestas como medallas de buena conducta, con aplausos grabados mucho tiempo atrás.

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Cuando el político habla de utilizar expertos para resolver un problema quiere decir que está pensando en sus amigos y parientes para que hagan negocios con el gobierno, para que le cobren por lo que no saben.

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¿Cómo escoger a un buen candidato para un puesto de elección? Es aquel o aquella que dice la verdad y no hace un gesto de dolor.

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Foto: Archivo Palabra

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El político-empresario es una persona que quiere salirse con la suya. Siempre. Ahora mismo. Ya.

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Hoy en día parece que los empresarios son políticos frustrados. Quieren estar en campaña mientras cuentan sus ganancias. Quieren perorar sus “verdades” desde sus yates de lujo.

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Muchos candidatos ignoran la historia nacional. Creen que la política es cosa de propaganda insidiosa, de pago por ver, de ser pueblo unos cuantos meses. Cuando se ven al espejo no notan su parecido con Victoriano Huerta, con Porfirio Díaz, con los camisas pardas. Y por eso para ellos vender al país, traicionar a la patria no es un crimen: es un derecho de clase, un privilegio bien ganado, una medalla de honor.

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Dicen que el voto no se toca, pero cómo se retoca.

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No todos los políticos son monstruos. Muchos vienen de las luchas locales, regionales, del trabajo comunitario, de la cooperación para poner el país en marcha sin exclusivismos, sin cultos piramidales. Se han hecho en la brega diaria, en la friega por alcanzar la justicia, por afianzar la memoria colectiva, por devolver a la ciudadanía lo que le han privatizado. No todos los políticos son monstruos: muchos son gente que aboga por la igualdad sin restricciones, por la libertad sin cortapisas, por el trabajo como bien común. No medraron en los escándalos, en las hipocresías, en la calumnia. Se hicieron desde la integridad de sus convicciones, desde la dignidad de una democracia con muchos adjetivos y salvedades. A veces los atisbas leyendo lo que sus adversarios dicen de ellos, tomando nota de argumentos ajenos, dialogando con los que difieren de sus ideas y programas. Son la apertura que siempre tiene espacio para el otro, para los otros. Son la luz al final del túnel de la arrogancia, el resplandor en la noche oscura de la corrupción.

No preguntes qué puedes hacer por tu voto. Mejor pregúntate qué puede hacer tu voto por ti.

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Un buen votante es un ciudadano escéptico por antonomasia.

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Una buena porción de los políticos nacionales parecen criaturas que no están conectadas con su entorno. Personas que creen que lo que dicen es un dogma de fe. Algo que no puede ser debatido, que no debe ser criticado bajo ninguna circunstancia. Cállate y atiende mis palabras, nos gritan con ojos encendidos. Más que políticos parecen predicadores de sus propias entelequias, publicistas de sus propios negocios.

*

Vota para que algo siga adelante, para que algo quede atrás.

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“¡Cuánto han empequeñecido nuestros grandes intelectuales!

Antes eran faros de luz, guías confiables. Ahora son asesores del odio, promotores del engaño”

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Los asesores políticos no son como la orquesta del Titánic, que hasta el final tocaron para su audiencia cautiva. En nuestro país, los asesores políticos son los primeros en lanzarse sobre los botes salvavidas si su candidato se hunde. Los primeros en decir: no me hizo caso.

La prensa nacional tiene la mala costumbre de tropezarse con la misma piedra. Cuando estuvo Benito Juárez en la presidencia, cuántos comentarios racistas no hubo en su contra. Cuando tomó el poder el régimen legítimo de Francisco I. Madero, cuántos periódicos no se burlaron de sus actos de gobierno. Cuando Lázaro Cárdenas nacionalizó tierras e industrias, cuántos periodistas no pegaron el grito en el cielo. Y ahora leo lo que la prensa dice a tambor batiente y me recuerda aquellos otros tiempos, cuando las grandes empresas periodísticas criticaron la defensa de la nación, el ejercicio de la democracia, el triunfo de la dignidad mexicana. ¿Por qué la prensa no aprende de sus propios errores? Y entonces lo descubro: porque siguen creyendo que tenían razón. Que era mejor un emperador europeo de sangre azul que un presidente nativo. Que era mejor un general traidor como Victoriano Huerta que un civil como Madero. Que era mejor que nuestras riquezas naturales las explotaran las compañías extranjeras a que estuvieran en manos de mexicanos. Votar, por eso mismo, es cuestión de historia. Es cosa de recordar cómo llegamos a ser lo que somos como sociedad en pie de lucha, frente a cuántas mentiras se hizo este México nuestro en que hoy vivimos y trabajamos y votamos.

*

Debido a la creencia en la superación personal, en el individualismo arribista, en la ambición como causa única del progreso, los nuevos políticos piensan que lo merecen todo, que son un regalo para la ciudadanía,

el dios que se debe adorar sin cuestionarlo, sin chistar.

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Muchos políticos exhiben, en tiempos electorales, su intolerancia como un valor agregado. Miren, parecen decirnos, yo no transijo en mis valores. El país requiere amoldarse a mis creencias religiosas porque yo no me amoldaré a sus normas laicas.

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Votar no es siempre dar en el blanco. Votar es intentarlo.

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Hay políticos que son comparsas. Hay políticos que son intermediarios. Hay políticos que son cajas de resonancia. Hay políticos que son narradores natos.

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Votar es ejercer tu derecho a decidir tu futuro. El tuyo. El de todos.

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No se vota por quién. Se vota para qué.

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A pesar de tanto político desmemoriado, de tantos privatizadores para el bolsillo propio, de tantos depredadores de nuestras riquezas naturales, de tantos cortesanos que aún añoran a Maximiliano y Carlota, México, creo en ti.

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Yo no quiero que México sea grande de nuevo. Ya lo es.

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Ilustración: Abel Quezada.

Política y cultura: vuelta a 1991

La realización de cambios estructurales para modernizar el sector cultural en México continúa pendiente. Federalismo cultural, descentralización, corresponsabilidad, autogestión, desburocratización, replanteamiento con base en políticas económicas, apuntalamiento del marco jurídico y romper la dependencia con el Estado son postulados vigentes y anhelados

EPor Eduardo Cruz Vázquez Periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural angol97@yahoo.com.mx

l editor Rael Salvador me propuso orientar mi columna al tema que ocupa muchas páginas de Palabra en esta edición de junio. A reserva de contar las primeras impresiones del mes poselectoral en la entrega de julio, su petición me hizo regresar a una pregunta sin respuesta dado que, los protagonistas de las decisiones que se pudieron tomar murieron o bien siguen fieles a su silencio convenientemente sepulcral.

La pregunta es: ¿Por qué Carlos Salinas de Gortari, José María Córdoba Montoya, Jaime Serra Puche, Víctor Flores Olea y Rafael Tovar y de Teresa, personajes centrales de los años 90 del siglo XX, no modernizaron el sector cultural conformándose, en consecuencia, con una serie de cambios no estructurales pero eficaces para su momento político?

Por lo anterior, casi de manera milagrosa, entre los pocos papeles que traje en mi maleta para asentarme en Ensenada, venían unas cuartillas de papel revolución. En las mismas mecanografiado el serial “La modernización del sector cultural”, aparecido en cinco partes entre los últimos días de junio y los primeros de julio de 1991, en la sección cultural de El Universal, dirigida por Paco Ignacio Taibo I y editada por Andrés Ruiz.

colaborar en tres distintas etapas, de 1986 a 1991, de 1999 a 2001 y de 2005 a 2006. En tiempos actuales, Julio Aguilar, su editor, a la vez responsable del suplemento Confabulario, donde también llegué a participar en el periodo que lo dirigió Héctor de Mauleón, recibe algunos de mis escritos.

Quienes navegamos en este oficio del periodismo, volver a textos “viejos” nos remite a gratas o malas sensaciones. Algo normal para quien se la rifa cotidianamente en la generación de información y análisis. En este caso, no deja de sorprenderme la vigencia de algunos de los postulados que expuse entonces y que dejo ahora en esta entrega de Palabra

Así arranqué en la primera entrega: “Cobijado por un mítico manto protector y por una compleja estructura de poder, el sector de los bienes y servicios culturales no tardará mucho en entrar en una verdadera modernización”.

“Lo vivido advierte que, en política y cultura, arrastramos tantos rezagos que un nuevo sexenio no tiene por qué ser una esperanza para que, al fin, queden atrás”

Inmerso en dicho optimismo, “si a casi tres años de la actual administración hemos sido testigos de cambios sustanciales en la concepción del Estado —el que da, el que es propietario— no hay razón para pensar que el sector cultural tenga que permanecer al margen de dicha dinámica”.

Se trata de una experiencia que atesoro. Pude

En las cinco entregas fijé los aspectos centrales de esa modernización anhelada. “Primera revisión: la estructura burocrática y los subsidios. De lo poco que dedicó en su Segundo Informe el presidente de la República a la política cultural, fue su llamado a la revisión de la estructura burocrática en que se sustenta”.

No hay que olvidar que el salinismo cargaba con las crisis de los regímenes de Luis Echeverría (1970-1976), José López Portillo (1976-1982) y Miguel De la Madrid (1982-1988). Así las cosas,“el adelgazamiento, hasta donde puede ver la opinión pública, no ha tocado fondo. Si bien se ha recurrido al ‘congelamiento de plazas’ y a una temerosa campaña de ‘retiro voluntario’, es de esperarse que la instrucción presidencial sea cumplida”.

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Carlos Salinas de Gortari.

En otro renglón escribí en esos días de 1991: “Esta actitud de ‘hacer más y mejor con menos’ toca las fibras más sensibles de instancias como Bellas Artes y Antropología e Historia cuyo tamaño y, sobre todo, su operación, desborda ya a las autoridades (…) Más dependencias no resisten ya a estas alturas. Lo que por el momento señalamos es la labor que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes tiene que desarrollar para contar con una planta de funcionarios y trabajadores que realmente necesita”.

Por ello, “la reorganización del sector toca también el ámbito estatal y municipal. Acuñemos la expresión federalismo cultural, para lo que tiene que hacer el CNCA; es por añadidura la descentralización, propiciar un aumento en la corresponsabilidad y en la autogestión de cada entidad y municipio en esta tarea de reacomodamiento, con los recursos disponibles y bajo un estricto plan de desarrollo que contemple la liberalización del comercio”. (Tener presente que estaba en discusión el Tratado de Libre Comercio de América del Norte).

medio cultural? ¿Hasta dónde el neoliberalismo encuentra una barrera o puede dar con más cómplices entre los artistas e intelectuales?”.

Luego la “Segunda revisión. Del patrimonio nacional a las concesiones (…) En esta lógica, la modernización de los bienes y servicios culturales requieren de una desburocratización, de un replanteamiento con base a las políticas económicas que hoy determinan el acontecer nacional y el apuntalamiento del marco jurídico en que han de operar”.

“¿Por qué Carlos Salinas de Gortari, José María Córdoba Montoya, Jaime Serra Puche, Víctor Flores Olea y Rafael Tovar y de Teresa, personajes centrales de los años 90 del siglo XX, no modernizaron el sector cultural…?”

Añado en ese escrito que: “Esta restricción (económica del Estado) ha dado impulso a las llamadas industrias o empresas culturales. Cada vez es mayor el número de profesionales, artistas e intelectuales que pugnan por ser independientes, por generar sus propias fuentes de trabajo con salarios más decorosos, por romper esa dependencia con el Estado”.

“Entonces, ¿conviene una apertura decidida a los capitales nacionales y extranjeros?”.

considerable fortaleza de las presentes y futuras empresas. Este rubro será exigido cada día más por la modernidad e irremediablemente nos habla de que sólo podrán acceder aquellos que puedan pagarlo”.

Por ello “temerario es, pero no vemos salidas: concesionar, en un ejemplo urgente, algunas zonas arqueológicas. ¿Cómo vamos a evitar seguir haciendo ruinas de las ruinas?”.

“Un poco más: concesión e incluso venta de ciertos museos y teatros; entrega a asociaciones o fideicomisos —con la banca ya privada— de salas para su mejor manejo. Y es que a nadie escapa que hay muchos recintos subutilizados, abandonados y también casi en ruinas”.

Extraigo lo siguiente de la “Tercera revisión: las venas abiertas de los medios (…) Si a estas alturas ya resulta innecesario recordar lo que significan las prácticas de los medios privados, sí podemos partir de ese conocimiento para advertir que el Estado no tendrá presencia considerable”.

Finalmente: “Cuarta y última revisión: los funcionarios y los trabajadores ante el proceso de modernización (…) Las reglas del mercado tocarán a la actualización de funcionarios y trabajadores; a una renovación de las relaciones laborales, del sindicalismo que ha hecho tanto daño. También a las metodologías aplicadas a planes, proyectos y estrategias de desarrollo (que mucho vacío acumulan en cuanto al conocimiento de los públicos, la manera en que cada acción incide o no en las distintas capas de la sociedad) pasando por los esquemas de promoción y propaganda, hasta la política económica que el sector habrá de seguir en los años venideros, para convertirlo en un eje fundamental del aparato productivo”.

Como los escritores, los académicos y quienes generan vías de conocimiento, los reporteros y analistas tejemos con los años nuestras tesis. Mucho tiempo después puse en circulación el hacer investigación periodística bajo una noción sectorial, así como la propuesta de una reforma cultural para transformar el sector. En suma, los años pasan. Lo vivido advierte que, en política y cultura, arrastramos tantos rezagos que un nuevo sexenio no tiene por qué ser una esperanza para que, al fin, queden atrás.

Entonces “¿qué ámbitos se pueden tocar sin que exploten los ánimos nacionalistas y justicieros del

Encarrerado en mis 30 años en ese entonces, “sugerimos, en este breve espacio, la mínima pero

Rael Salvador: en 2036 espero me pidas escribir de este tema. Ojalá mis archivos digitales sobrevivan a ese momento.

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Víctor Flores Olea. Rafael Tovar y de Teresa. Fotos: Archivo Palabra

“ODesea que su Pulitzer sea un abrazo colectivo

Tras anunciarla como ganadora de uno de los mayores reconocimientos literarios internacionales, la mexicana Cristina Rivera Garza reitera su exigencia de justicia

Por Jeanette Sánchez

Licenciada en Comunicación por la UABC, con más de 20 años de experiencia en periodismo y gestión de contenidos periodistajsg@gmail.com

jalá que las familias que han perdido mujeres queridas debido a la violencia de género, también se sientan abrazadas por este reconocimiento. A Liliana le daría mucho gusto”, expresó la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, ganadora del premio Pulitzer por su libro Liliana’s Invincible Summer: A sister’s search for justice, publicado en inglés apenas en febrero de 2023.

“Si para algo sirven los premios, especialmente uno como éste, es para llamar la atención sobre un libro. Ojalá que esta atención que recae ahora sobre El invencible verano de Liliana, sea lo suficientemente grande como para conmover e invitar a la acción al personal de Mandamientos Judiciales de la Fiscalía de la Ciudad de México”, aseveró mediante mensaje de audio la también poeta y ensayista, radicada en Texas, donde es catedrática de la Universidad de Houston.

Liliana’s Invincible Summer centra su historia en el feminicidio de Liliana Rivera Garza, hermana de la autora, ocurrido el 16 de julio de 1990.

“Mi hermana era una muchacha de 20 años, estudiante de arquitectura. Tenía años tratando de terminar su relación con un novio de la preparatoria que insistía en no dejarla ir. Unas cuantas semanas antes de la tragedia, Liliana empezaría una nueva vida. Haría una maestría y después un doctorado; viajaría a Londres. Pero la decisión de él fue que ella no tendría una vida si no era a su lado”.

poner los reflectores sobre la impartición de justicia en torno a éste y a miles de feminicidios en México.

“Creo que juntos tenemos mucho trabajo por hacer, creo que cuando todos juntos nos ponemos a extrañar a estas mujeres, de alguna manera, las invocamos y las traemos de regreso; y ellas tienen también muchas lecciones que darnos”.

El invencible verano de Liliana (publicado en español por Penguin Random House en 2021) destapó el lento proceso que ha tenido el caso de Liliana, cuyo presunto feminicida, Ángel González Ramos, supuestamente falleció el 2 de mayo de 2020 en el sur de California donde era conocido con el alias de Michelle Angelo Giovanni.

“Hace más de 2 años los papeles de la investigación que, como tantas familias en México, mi familia y yo llevamos a cabo acerca del presunto feminicida, están ahí en Mandamientos Judiciales para que confirmen si ese Michel Angelo Giovanni, que murió en Marina del Rey, es en efecto el Ángel González Ramos sobre quien hay una orden de arresto vigente”, detalló Rivera Garza.

Y recalcó: “ojalá pues que este tipo de atención que generan los premios llegue hasta esas oficinas y ojalá que finalmente decidan hacer su trabajo. Hay mucho por hacer, como bien sabemos, respecto a la justicia en México”.

“Ganar este premio es para Cristina una forma de poner los reflectores sobre la impartición de justicia en torno a éste y a miles de feminicidios en México”

Ganar este premio es para Cristina una forma de

Afirmó además que “una de las múltiples razones por las cuales siguen existiendo feminicidios es por el alto porcentaje de impunidad, porque un feminicida en México sabe que tiene una gran probabilidad de salirse con la suya y sabe que, con mucha frecuencia, puede contar con la complicidad de familias, de amigos, de vecinos, de compañeros de trabajo que, en lugar de denunciar, se harán de la vista gorda y preferirán no comprometerse en una exigencia común de justicia”.

Con las emociones aún a flor de piel, Cristina señaló que “hay mucho por hacer”.

“Pero por otra parte yo creo que también es muy importante enfatizar que todos aquellos que seguimos haciendo este trabajo, todos los que extrañamos a las mujeres que hemos perdido a causa de la violencia, todos los que mencionamos sus nombres y contamos sus historias estamos participando de otra forma de justicia, una que tiene que ver con la memoria colectiva y con la verdad”.

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Y manifestó que desde su punto de vista “hay alguna especie de pequeña revolución cotidiana cuando nos ponemos todos de acuerdo y extrañamos a estas mujeres que hemos perdido, que nos han sido arrebatadas, cuando sabemos que estamos rodeados de esos lugares vacíos, esa pequeña revolución de nuestras conciencias, de nuestras emociones, de nuestra es-

“Se trata de un relato acerca de la hermana de 20 años de la autora, asesinada por un exnovio, que mezcla memorias, periodismo de investigación feminista y biografía poética con una determinación nacida de la pérdida”

piritualidad también constituye otra forma de justicia”.

“En todo caso es sólo en compañía y en solidaridad que vamos a poder construir un mundo en el que las niñas y las jóvenes puedan caminar libres y seguras, eso es lo que necesitamos”, recalcó la novelista.

TRABAJO GANADOR

El invencible verano de Liliana: la búsqueda de justicia de una hermana, de Cristina Rivera Garza

18 de octubre de 2019. Cristina Rivera Garza viaja desde su casa en Texas a la Ciudad de México, en busca de un antiguo expediente criminal sin resolver. “Mi nombre es Cristina Rivera Garza”, escribe en su solicitud al fiscal general, “y le escribo como familiar de Liliana Rivera Garza, quien fue asesinada el 16 de julio de 1990”. Han pasado veintinueve años. Veintinueve años, tres meses y dos días desde que Liliana fue asesinada por un exnovio abusivo. Inspirada por los movimientos feministas de todo el mundo y enfurecida por la epidemia global de feminicidio y violencia de pareja, Cristina se embarca en un camino hacia la justicia. El verano invencible de Liliana es el relato (y el resultado) de esa búsqueda.

En prosa luminosa y poética, Rivera Garza cuenta una historia singular pero universalmente resonante: Liliana es una joven enérgica y maravillosamente esperanzada que intentó sobrevivir en un mundo de violencia de género cada vez más normalizada. Rivera Garza rastrea la historia de su hermana, describiendo todo, desde el romance inicial de Liliana con un hombre apuesto pero posesivo y de mal genio hasta ese emocionante verano final de 1990 cuando amó, pensó y viajó más amplia y libremente que nunca antes.

Utilizando sus habilidades como académica, novelista y poeta aclamada, Rivera Garza recopiló y seleccionó evidencia (cartas escritas a mano, informes policiales, cuadernos escolares, entrevistas con los seres queridos de Liliana) para documentar la vida de su hermana. A través de estas extraordinarias memorias que desafían el género, ella confronta el trauma de perder a su hermana y examina cómo esta tragedia continúa moldeando quién es ella y por qué lucha hoy.

Junta del Premio Pulitzer

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Cristina Rivera Garza. Foto: Pía Riverola

Paul Auster: Meditaciones sobre un estado fallido con la cultura mexicana

¿Qué le espera a las artes y cultura del país? Recordemos el periodo de encierro durante Covid-19, fueron las manifestaciones artísticas las que nos permitieron conservar la cordura, aumentar la salud y la esperanza

EPor Iliana Hernández

Es docente y traductora. Escribe artículos, ensayos, cuentos y poesía premoniciones@hotmail.com

l escritor estadounidense Paul Auster falleció el 30 de abril de 2024, en el mundo de la literatura contemporánea se le contempla como unos de los autores que, en ejercicio de una escritura introspectiva, llevó al lector a examinar sus propios reveses y conflictos ante una sociedad cada vez más alienada y distante.

Durante la pandemia, en septiembre de 2020, tuve oportunidad de entrar por Zoom a una charla que Auster y la escritora mexicana Valeria Luiselli mantuvieron sobre las elecciones que se avecinaban en Estados Unidos. Relacionaron en su conversación temas como literatura y juventudes. Auster mantuvo una férrea crítica sobre el gobierno de Trump y las movilizaciones activistas en las que estaba involucrado, había que reflexionar sobre las propuestas de los candidatos y denunciar irregularidades en las elecciones que les vendrían.

Una de las estrategias para promover el voto, principalmente entre los jóvenes, dijo Auster, era reunir escritores que de manera virtual se comunicaban con interesados en la participación activa y defensa de las votaciones.

“La realidad mexicana ya no es de azoro sino de un pertinaz entumecimiento, mucho circo y sinsentido en el formato de debates…”

La mera idea de las elecciones presidenciales en México del año 2024 es extraña y puedo compartir el comentario de Auster cuando se refiere a Trump: “En lo que a mí concier-

ne, él me asusta a muerte, probablemente es la figura más aterradora que haya entrado al escenario de la vida norteamericana, en lo que yo me acuerdo”. La realidad mexicana ya no es de azoro sino de un pertinaz entumecimiento, mucho circo y sinsentido en el formato de debates que no han debatido ni argumentado para la construcción de propuestas que suenen lógicas, esto en relación a la inversión económica necesaria para llevarlas a cabo. Lo evidente es una constante promoción del emprendimiento individual porque

ya no hay esperanza colectiva de un trabajo consistente, toda economía es líquida, evaporable.

Es curioso como el autor norteamericano señala que serán mujeres las grandes líderes del futuro, pienso en que las aulas universitarias se llenan de mujeres que desean reescribir la historia opaca de sus ancestras, pero también me pregunto si las candidatas a la Presidencia de México comparten el sentir de las jóvenes respecto a nuevas maneras de ejercer su autonomía y realmente abrir puertas que hagan justicia a otras formas de entender el poder.

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Andrés Manuel López Obrador y Paco Ignacio Taibo II.

El director general del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II, asegura que con el arribo (asegurado) de Claudia Sheinbaum al poder se desplegará la segunda etapa de una transformación que hasta la fecha tiene más aspectos a celebrar que denostar. En este punto es justo preguntar si la formación de lectores se obtiene con reducir el precio de libros (¿qué tipo de libros, quién decide qué autores se publican masivamente para llevar hasta “el último pueblo del país” como dice Taibo II). Pienso en el libro como artefacto de conocimiento, diversión, lujo, tiempo contenido, voces y testimonios que compiten con otros mecanismos de satisfacción inmediata como los contenidos de las diferentes redes sociales que niños, jóvenes y adultos consumen diariamente.

La candidata del presidente López Obrador hace hincapié en la educación al prometer escuelas profesionales de arte y creación, nuevamente otorgar becas, incorporar la educación artística en todos los niveles, continuar con el fomento a la lectura (de la mano de Taibo II a quien ofreció la permanencia en el FCE), exentar del IVA a las librerías y crear una biblioteca pública en cada municipio que no la tuviera. Sin embargo, para llevar a fin esas acciones, que parecieran estrategias antiguas, no se describe un plan concreto.

Covid-19, fueron las manifestaciones artísticas las que nos permitieron conservar la cordura, aumentar la salud y la esperanza. Un parteaguas en el que la enfermedad, pareciera, llegó para quedarse. Muta según cada organismo y nos aísla al igual que las condiciones de temor al presente y futuro.

Reflexionar sobre la cultura lleva a entender otros ámbitos de la sociedad: la música popular y sus creadores, a quién escucha y tararea la gente en su vida cotidiana, qué mensajes repiten y normalizan en actos violentos, cómo determinan las aspiraciones de los jóvenes. Parece que la vida siempre sucede en otra parte, tiene lugar en las pantallas de celulares desde hace mucho tiempo con las sociedades del espectáculo, simulación y prisa por llegar a un punto indeterminado y absurdo de la vida de cada uno.

Auster se horrorizó ante la llegada de Trump a la presidencia. Nosotros escuchamos monólogos de candidatas que lanzan propuestas en la categoría cultura que, de principio, no tienen ni ancla económica ni son significativas para las comunidades, es como si desde el escenario político se viera un país infantilizado al que no se comprende, pero se quiere arribar para dar algo que no tiene solidez, para ofrecer un paquete cultural sin socializarse, carente de raíz para que crezca.

“Estamos al final de algo. No sé qué está acabando, pero algo está acabando, y no vamos a saber si nos tomará un par de décadas, si acaso”, comentó hace un año el cineasta Guillermo del Toro, nunca más cierto que en tiempos de elecciones en México y Estados Unidos, la imagen y discurso abigarrado de Trump vuelve a los escenarios políticos, el surrealismo del poder y el débil sueño de Make America Great Again. Un Nuevo Mundo está surgiendo, con diferentes escenarios económicos, con territorios naturales cada vez más precarios y millones de turistas consumiéndolos.

“Es constante que en redes sociales se solicite el apoyo de la sociedad para cubrir gastos médicos de quienes forman parte de la escena artística, el último caso es el del músico Javier Bátiz, quien a pesar de una larga trayectoria en la cultura no tiene el respaldo del Seguro Social”

La reconfiguración de México depende también de los cambios que priorice el nuevo presidente estadounidense, quede también para la reflexión, en las estrategias sobre programas de cultura, el impacto de los otros en suelo mexicano, cada día el movimiento migratorio altera nuestras concepciones de ciudadanía y propiedad. La gentrificación va en aumento y desplaza a las familias que formaron historia en pequeños pueblos o ciudades. La memoria de quienes hemos sido está amenazada por la constante venta de espacios que ya no pueden ser de quienes los crearon.

Trump: “Realmente no tengo una respuesta..., porque parece que decir la verdad no tiene ningún efecto en las personas que no quieren escuchar, y ya han tomado una decisión. Estos políticos fascistas de derecha obtienen su poder del descontento de la gente. Las personas no están contentas, sienten que el mundo no funciona bien y no les está funcionando bien. Quieren que las cosas cambien, (pero) no saben exactamente cómo quieren que cambien. Y creo que lo único que puede marcar la diferencia es que la otra parte se esfuerce mucho para que la sociedad sea más justa y equitativa. Y el gobierno (debe esforzarse) en ayudar a la gente en lugar de lastimar a la gente. Y si eso puede hacerse, las fuentes del descontento disminuirán. Pero las palabras no son suficientes, esto tiene que estar respaldado por acciones concretas para mejorar la vida cotidiana de los trabajadores, y de las personas que ni siquiera tienen palabras, los pobres”.

La candidata Xóchitl Gálvez, ha presentado un decálogo para la cultura, en primera instancia pretende el mayor presupuesto para la cultura en toda la historia e incrementarlo año con año, a partir de los 25 mil millones de pesos, aseguró en su campaña. En dicho proyecto se menciona la creación de tres universidades de las artes, dos escuelas de antropología e historia y dos escuelas técnicas de guías de turistas certificados, estudios de filmación, cuatro mediatecas, un centro cultural en el norte del país con un teatro, una sala de conciertos, una cineteca y una librería; y la construcción de un conjunto artístico en el actual Centro Cultural del Bosque en la Ciudad de México con diez teatros, salas de ensayo y una sala de conciertos. La promoción de diseños y creaciones artesanales a través de aplicaciones electrónicas. La difusión de los artistas a nivel internacional para recuperar el liderazgo intelectual.

Ambas candidatas mencionan en sus proyectos proveer con seguridad social a los trabajadores del arte y la cultura, en este punto, y hablando por Baja California, es constante que en redes sociales se solicite el apoyo de la sociedad para cubrir gastos médicos de quienes forman parte de la escena artística, el último caso es el del músico Javier Bátiz, quien a pesar de una larga trayectoria en la cultura no tiene el respaldo del Seguro Social.

¿Qué le espera a las artes y cultura del país? Solamente recordemos el periodo de encierro durante

A la distancia, retomo aquí la reflexión de Auster sobre lo aprendido después de la presidencia de

Juzgue usted los alcances de estos proyectos culturales, más cercanos a empujar el emprendimiento en solitario, la producción y venta de los imaginarios, obra y paisajes. Asegúrese de entrever quiénes, tras quien resulte ganadora, estarán controlando los diferentes escenarios políticos, sociales, económicos y, finalmente, con estrategias desordenadas y débiles, los rumbos de la cultura de este país.

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Paul Auster. Fotos: Archivo Palabra

El debate político y la dictadura de las mentiras

El campo político no es el lugar donde se esclarece el concepto de democracia, sino donde se oculta su significado

Por Eric Rodríguez Ochoa Filósofo y teólogo con estudios y certificaciones en Criminología y Psicoanálisis. Profesor universitario, investigador y escritor profesorericrodriguezochoa@outlook.com

Entre los deberes de un pensador e investigador —y para todo público— está pensar su pasado, presente y futuro político. No es para menos: se librará próximamente una batalla rumbo a la Presidencia de la República. Muchas y muchos tienen ya su voto definido, otros, quizá todavía no, y otros cuantos, anularán su voto.

Querido(a) lector(a), el propósito de escribir las siguientes líneas tiene por objetivo pensar no sólo en qué se pondrá en juego para los próximos seis años, sino también en por qué la decisión que tomemos cuenta para el ganador, pero no necesariamente para las decisiones políticas que se tomen en una nación.

esa idea era Pericles, ya hay una contradicción importante.

“No todo el ciudadano cree en esta maquinaria discursiva; al final, el resentimiento y el desencanto colectivo termina por distanciarse del ente político”

Si creemos que la democracia es el baluarte de toda política moderna, habría que meditarlo sin premura. En realidad, la democracia sigue siendo el objeto de estudio de la política, pero a su vez, no es el más claro, sino el más oscuro, desde donde se legitiman proyectos de dominación. En Grecia, los primeros críticos de la democracia fueron Platón y Aristóteles, éste último consideraba a la democracia como la peor forma de gobierno dentro de las mejores, y la mejor, dentro de las peores. En La Política de Aristóteles se desarrolla el siguiente argumento y permítanme parafrasear con ayuda de la memoria: El problema que radica en la democracia es pensar que todo lo que el pueblo diga, es verdadero, porque el poder está no en quienes gobierna sino en los que dejan que gobiernen, de aceptar la primera premisa, lo que digan unos y otros, es verdadero, por lo tanto, todas las opiniones son verdaderas. He allí su contradicción. Si alguien se enferma, va al doctor; si alguien demanda a un individuo, va al ministerio. ¿Por qué tendríamos que aceptar la idea de democracia viniendo de quienes no son especialistas? Con esta pregunta cierra la tesis el estagirita, para hablar de formas de gobierno. Cada cual es experto en su campo, pero no puede ser experto en un campo del saber diferente al suyo, claro, la base de la democracia es la igualdad —¿cuál igualdad?—. Todos los hombres son iguales menos los esclavos y las mujeres, de

La identidad mexicana queda dividida: Quienes apoyan a una candidata, candidato y defenderán su propuesta aún incluso, aunque las desconozcan. Desde luego, en todas y todos los candidatos hay acarreos, gente que no ha tenido acceso a una identidad política, porque la única que conocen es la que les dicen, a cuál pertenecer.

Cada día se hace más la revolución en las redes sociales y menos en las calles; en los años 60 del siglo XX se marcó en México que la lucha no es estudiantil, sino política: “la apertura democrática” exigía terminar con la dictadura del Partido Revolucionario Institucional (PRI); además, el 68 no fue la única represión estudiantil. Mi memoria en retrospectiva ha estudiado, la represión de estudiantes del IPN, 1942, y demás huelgas entre 1950-1964, épocas del PRI, de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) y Adolfo López Mateos (1958-1964). Sin embargo, hoy en día las “huelgas” están en las redes sociales. Las descalificaciones, las mentiras, que, quisiera detenerme en este punto: Los debates políticos, en su esencia, eran el intercambio de ideas con argumentos, y desde luego una propuesta viable en defensa de la dignidad de un candidato; el primer debate televisado en el 94 nos mostró, en partes, esa esencia. Ahora, los debates que presenciamos de las y el candidato

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a la presidencia son: “quién miente más”; si pensamos en esta última idea, damos por hecho que todos mienten y, por lo tanto, no hay honestidad en nadie; pero eso sería una contradicción para el gobierno, ya que allí la mentira simplemente no existe. ¿Tenemos algún criterio para creer en la verdad de sus palabras?

Al referir la “dictadura de las mentiras”, refiero en principio que los políticos en sus campañas mencionan: “De llegar a la presidencia, prometo”. Es una cuestión que no se hizo antes y que ahora la “harán” cuando no es opción; si hubiera voluntad de hacerlo, no habría promesas políticas. El mundo político moderno, atraviesa una de sus etapas críticas, el poder político ya no se está construyendo en el diálogo sino a partir de la fuerza discursiva; ésta muestra una perturbadora realidad oculta detrás del quehacer político del siglo XXI, edificada en mentiras o en —yo lo llamaría— “verdades convenientes”, en el deseo por alcanzar la aprobación colectiva con una percepción distorsionada, llámense encuestas, votos, spots, etcétera. No todo el ciudadano cree en esta maquinaria discursiva; al final, el resentimiento y el desencanto colectivo termina por distanciarse del ente político (así, salió el PRI, de Los Pinos).

En este escenario de desconfianza y manipulación política, es imperativo que como ciudadanos nos comprometamos a buscar ya no la verdad sino la transparencia de cómo se llega a la misma. Esto implica no sólo cuestionar las promesas vacías de los candidatos, sino también exigir cuentas claras y medidas concretas para abordar los problemas reales que enfrenta nuestra sociedad. La democracia no puede existir sin una ciudadanía informada y participativa que demande responsabilidad y ética en el ejercicio del poder y no sólo un intercambio de descalificaciones que ha hecho el gobierno en turno, que así ha reducido a la política.

Si en verdad preocupa la pobreza en México, ayudemos a que la política, en principio, deje de ser pobre, injuriosa, manipuladora, servicial, uno se vende al mejor postor, como el antiguo dirigente del #yosoy132, o como Cuauhtémoc Cárdenas, en los años 80, con un pie en la oposición y otro en el gobierno, y cómo olvidar a Carlos Salinas, etcétera.

Así pues, en medio del torbellino de discursos y promesas, es fundamental recordar que la participación ciudadana no es un fin en sí misma, sino un proceso continuo de construcción y vigilancia constante. Sólo a través del compromiso ciudadano y la búsqueda incansable del diálogo y del desacuerdo, podremos liberarnos de la dictadura de las mentiras y avanzar hacia un sistema político más justo, transparente y quizá, representativo.

En este crucial momento histórico, nuestra voz y nuestra acción colectiva son más importantes que nunca para forjar el futuro que deseamos para nuestra nación.

Referencias: Svampa, M. (2008). Cambio de época: movimientos sociales y poder político. Buenos Aires: CLACSO-Siglo XXI Editores. Torres, J. Á. (2002). Ciudadanía y poder: nuevas reglas del juego. México: Delfos. Woldenberg, J. (1995). Violencia y Política. Editorial: Fondo de Cultura Económica. Woldenberg, J. (2006). Historia mínima de la transición democrática en México. Editorial: El Colegio de México. Woldenberg, J. (2015). La voz de los otros. Libros para leer el siglo. México. S/F

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Fotos: Archivo Palabra

EEl pensamiento político en Byung-Chul Han

En su reciente publicación, el sobresaliente pensador contemporáneo coreano discursa sobre Eros, sobre la esperanza y sobre la tonalidad del pensamiento

n tiempos electorales y cambio político resulta indispensable reflexionar sobre la contribución del filósofo coreano Byung-Chul Han (1959, Seúl, Corea del Sur), residente en Alemania. Después de estudiar Metalurgia algunos años en la Universidad de Corea abandonó sus estudios y emigró a Alemania para estudiar literatura alemana sin saber un ápice del idioma. Para ello, decidió aprender alemán con la Fenomenología del espíritu (1807), de G. W. F. Hegel y con Ser y tiempo (1927), de Martin Heidegger. Además, dominando el idioma al estudiar en la Universidad de Friburgo, cambió su orientación formativa al transitar de la literatura a la filosofía alemana al descubrir, como señalaba Theodor Wiesengrund Adorno (1903-1969), que el alemán ofrece una afinidad natural con la filosofía.

Posteriormente desarrolló una descollante carrera como uno de los más sobresalientes pensadores contemporáneos, a través de la publicación de múltiples y originales obras filosóficas, traducidas a una variedad de idiomas en el mundo, suscitando una sustanciosa y vigorizante discusión y debate internacional.

En su más reciente publicación en español La tonalidad del pensamiento. Trilogía de las conferencias (Vol. I) —abril de 2024—, se reúnen tres conferencias magistrales impartidas: el 11 de abril de 2023, en Oporto, Portugal, sobre Eros; el 13 de abril de 2023, en Lisboa, Portugal, sobre la esperanza y en Leipzig, Alemania; y el 23 de abril de 2023 sobre la tonalidad del pensamiento.

Al discurrir sobre Eros, Byung-Chul Han resume su pensamiento filosófico en la siguiente frase: “El otro desaparece”. Desde la pandemia vivimos en un constante aislamiento en el cual el contacto físico representa un gran peligro. El inminente riesgo de contagio

representa un síndrome de angustia permanente. Con el teletrabajo ingresamos a un régimen de reclusión encapsulada. Pero ya anteriormente a la pandemia, con la comunicación digital, como comunicación sin contacto físico, la existencia del otro se vuelve espectral. Ausente de mirada y cuerpo, la comunicación digital se torna una comunicación sin presencia.

Con la digitalización del mundo de la vida deviene la desaparición del otro. En consecuencia: “a través de los medios digitales, intentamos disponer del otro, acercar al otro tanto como sea posible, ubicarlo y seguirlo. Pero el afán por disponer del otro lo destruye. Los medios digitales no nos aportan más cercanía, sino sólo una ausencia de distancia. La cercanía no es la ausencia de distancia. La cercanía es negatividad en la medida en que entraña lejanía. La cercanía y la lejanía van de la mano, se condicionan mutuamente, se refuerzan entre sí. La ausencia de distancia elimina la lejanía, pero también la cercanía. Hace desaparecer al otro. Sólo cosificando al otro podemos generar una ausencia de distancia”.

En contraposición, el Eros extrae al individuo de sí mismo, al sujeto narcisista de la “auto-optimización” y lo conduce hacia el otro. El Eros posibilita al individuo experimentar al otro en su otredad y extraer al sujeto del infierno de lo mismo. Refiriendo al filósofo francés Emmanuel Lévinas (1906-1995) concluye: “La esencia del otro es la alteridad. Por ello, hemos buscado esta alteridad en la relación absolutamente original del Eros, una relación que no es posible traducir en términos de poder”.

Basado en el pensamiento del escritor checo Václav Havel (1936-2011), Byung-Chul Han establece la diferencia entre el optimismo y la esperanza, en la razón de que nuestra conciencia no se sustenta en que algo saldrá bien necesariamente, sino en la certidumbre de que algo tiene sentido, independientemente de su resultado. En la tarea de realizar algo porque es justo, aunque no haya garantía de su éxito. Ante una mayor adversidad en las condiciones en que fincamos nuestra esperanza, con mayor profundidad operará nuestra esperanza. La fuerza y energía en nuestro

accionar se alimenta de esa trascendente esperanza, aun en desesperantes situaciones. Como afirmará Walter Benjamin (1892-1940): “Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza”.

Al contrario de la visión pesimista del escritor Albert Camus (1913-1960) sobre la esperanza como entidad pasiva y de resignación, el autor recupera la concepción del psicoanalista Erich Fromm (1900-1980) cuando aduce: “La esperanza es paradójica. No es ni una espera pasiva ni un violentamiento ajeno a la realidad de circunstancias que no se presentarán. Es, digámoslo así, como el tigre agazapado que sólo saltará cuando haya llegado el momento preciso. […] Tener esperanza significa, en cambio, estar presto en todo momento para lo que todavía no nace. […] Aquellos cuya esperanza es fuerte ven y fomentan todos los signos de la nueva vida y están preparados en todo momento para ayudar al advenimiento de lo que se halla en condiciones de nacer”.

En la conferencia de Leipzig encontramos en la con-

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movedora “Carta de los búfalos”, que Rosa Luxemburgo (1871-1919) escribió desde la cárcel a su amiga Sophie Liebknecht, un pasaje donde le dice: “Al patio donde camino llegan a menudo furgones militares cargados con mochilas, capotes raídos y camisas de soldados, a veces manchadas de sangre… Los descargan aquí y reparten las prendas por las celdas, para que las presas zurzan, y después vuelven a recogerlas. Hace unos días llegó uno de estos carruajes, pero esta vez tirado por búfalos, no por caballos. Nunca antes había visto de cerca a esos animales. Son más fuertes y corpulentos que nuestros bueyes, con cabezas aplanadas y cuernos curvados, por lo que sus cráneos parecen los de nuestros borregos. Son negros y tienen los ojos grandes y apacibles. Vienen de Rumanía, se trata de un botín de guerra. Los soldados que los conducen dicen que fue muy difícil atrapar a estos animales salvajes y habituarlos al tiro, pues siempre habían vivido en libertad. Han sido azotados sin piedad, [hasta que han aprendido que han perdido la guerra], siguiendo la máxima del vae victis. Hay más de un centenar en Breslavia y, acostumbrados a los abundantes pastos de Rumanía, reciben ahora un miserable y escaso forraje. Los obligan a trabajar sin parar, transportando todo tipo de cargas imposibles, por lo que no tardan en morir. Pues bien, hace unos días, llegó una carreta tan cargada de sacos que los búfalos no lograban franquear

“Byung-Chul Han, uno de los más sobresalientes pensadores contemporáneos, a través de la publicación de múltiples y originales obras filosóficas”

la puerta de entrada. El soldado que los conducía, un tipo muy bruto, comenzó a golpearlos con el grueso mango de su fusta de tal manera que la carcelera que hacía guardia a la puerta, indignada, le preguntó si acaso no sentía lástima por aquellos animales. ‘¡Nadie se apiada de nosotros, que somos hombres!’, respondió él con una perversa sonrisa, y golpeó con más fuerza aún a los animales. Finalmente, los búfalos lograron salvar el obstáculo, pero uno de ellos estaba sangrando. […] Sonitschka, la piel del búfalo es conocida por su grosor y dureza, y sin embargo había sido desgarrada. Mientras el carro era descargado, los animales permanecían inmóviles, exhaustos. El que sangraba tenía en su cara negra y sus tiernos ojos [negros] una expresión que recordaba a un niño cuando llora, uno que ha sido severamente castigado y no sabe por qué, [ni para qué], ni cómo librarse del tormento y de la brutalidad. Me paré frente a él, y el animal me miró; las lágrimas que brotaron de mis ojos eran sus lágrimas. […] Oh, mi pobre búfalo, ¡pobre y querido hermano! Henos aquí a los dos, impotentes y mudos, somos uno solo en el dolor, la debilidad y el anhelo”.

Byung-Chul Han actualmente es uno de los más reconocidos filósofos del pensamiento contemporáneo. Nació en 1959, en Seúl, Corea del Sur. Estudió filosofía en la Universidad de Friburgo y literatura alemana y teolo-

gía en la Universidad de Múnich. En 1994 se doctoró en la Universidad de Friburgo con una tesis sobre Martin Heidegger. Fue profesor de Filosofía en la Universidad de Basilea en 2000. En 2010 fue profesor de Filosofía y Teoría de los Medios en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe. A partir de 2012 es catedrático de Estudios Culturales y Filosofía en la Universidad de las Artes de Berlín (UdK).

La obra de Byung-Chul Han reúne más de 30 títulos, entre ellos: La sociedad del cansancio, La sociedad de la transparencia, El corazón de Heidegger, Caras de la muerte, Filosofía del budismo zen, El aroma del tiempo, Loa a la tierra, La desaparición de los rituales, En el enjambre, La expulsión de lo distinto, La agonía del Eros, Buen entretenimiento, Psicopolítica, Hegel y el poder, Muerte y alteridad, La sociedad paliativa, Hiperculturalidad, Topología de la violencia, Sobre el poder, La salvación de lo bello, Por favor, cierra los ojos, Shanzhai. El arte de la falsificación y la deconstrucción en China, Ausencia. Acerca de la cultura y la filosofía del Lejano Oriente. Recientemente: No cosas (2021), Infocracia (2022), Capitalismo y pulsión de muerte (2022), Vida contemplativa (2023) y La crisis de la Narración (2023).

Byung-Chul Han, La tonalidad del pensamiento. Trilogía de las conferencias (Vol. I), Uruguay, Ed. Planeta, 2024.

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Foto: Archivo Palabra

HLa palabra políticos

ay palabras cuyo plural se fostia —se golpea— con su singular. La hostia es una cosa, unas hostias muy otra. La esposa y las esposas, el carácter y los caracteres, la masa y las masas. Así que no es raro que políticos —como en “los políticos”— sea tan distinto de político.

Hace tanto un filósofo heleno dijo que el hombre era un zoon politikon un animal político: un ser hecho para vivir en la polis o ciudad y compartir con los otros su manejo, su gobierno. La idea duró poco: ya los romanos dejaron de aplicarla y la cambiaron por el poder total de uno, el imperator, césar o zar, el rey.

Y así nos fue durante siglos: no había políticos o, por lo menos, en nuestras sociedades nadie los llamaba así. Gobernaba un pequeño grupo de confabulados que habían conseguido ese lugar gracias al mérito indudable de haber nacido en él y dedicaban su tiempo a un doble juego: aliarse para conservar el poder del grupo, pelearse para decidir quién tenía más poder dentro del grupo. Esos “nobles” fueron los únicos que tuvieron la posibilidad de ciertas decisiones hasta que la política y los políticos volvieron: la insurrección americana, la francesa y otros levantamientos, tan políticos, armaron un mundo en que ser político, hacer política, era la única forma de ejercer el poder del Estado —salvo cuando lo secuestraba un general desaforado—.

Ya hace dos siglos que, de una forma u otra, son “los políticos” los que conducen nuestras naciones. Los políticos son un subproducto —ahora repudiado— de una de las mejores conquistas de la humanidad —ahora repudiada—: la convicción de que podemos y debemos intervenir en la cosa pública y que para eso tenemos, supuestamente, la posibilidad de elegir quién la gobierne.

ese señor hizo lo que cualquiera podía saber que haría y entonces dedicarse a odiarlo como si fuera el clásico marciano recién bajado de su dron descapotable. Las sociedades, en general, no se hacen cargo de lo que hacen: pocos ejemplos más burdos, más brutos que su relación con los políticos que encumbran. Como si les llovieran, como si fueran conquistadores en sus caballos de madera.

Porque lo importante es poder echar culpas. Nosotros somos los buenos, ellos los perversos. En épocas más cristianas, lo mismo decían los curas del famoso Diablo: todo estaba bien, pero el Malo solía meter la cola y arruinarlo. La gran diferencia es que estos Malos no estarían ahí si no los eligiéramos. Su única razón somos nosotros —por presencia o ausencia, acción u omisión—.

“Nos convencieron de que la política es eso —tedioso, retorcido, un poco hediondo— que hacen los políticos”

Nos costó mucho —mucho tiempo, muchos esfuerzos, mucha sangre— conseguirlo, pero ya no nos parece un logro. Ahora la participación política de la mayoría consiste en votar a alguien sin grandes averiguaciones y después sentirse decepcionado porque

Así que los políticos, nuestros representantes, se convirtieron en una raza —una “casta”— odiosa y odiada. La política está tan desprestigiada que se ha vuelto un coche-escoba de mediocres: casi ningún joven despierto piensa, cuando piensa su vida, que quiere ser político, porque serlo es ser uno de esos seres oscuros que nos manipulan desde salones y sillones. Un ejercicio que queda para los más perversos o los que no se ven ca-

paces de medrar con otra cosa: premio consuelo para desconsolados.

Entonces los pensamos —por qué será— como personas que usan el pretexto del bien común para conseguir su propio bien, saciar sus apetitos de famas o dineros, encontrar la mejor forma de engañarnos. El desprestigio les sirve: gracias a él nos distanciaron de la política, se la quedaron ellos. Es un recurso cruel, muy eficaz, tan cerca del suicidio: nos convencieron de que la política es eso —tedioso, retorcido, un poco hediondo— que hacen los políticos.

Y es tanto más. La política es, para empezar, la única forma conocida de mejorar nuestras vida, nuestras relaciones, nuestro modo de estar en el mundo. Pero, para eso, tenemos que creer que no es esas reyertas y querellas, barullos y chanchullos que ellos montan en sus despachos y sus restaurantes. Que la política debería ser reunirse y organizarse para conseguir cosas, desde una buena sanidad hasta la posibilidad de gobernarnos entre todos o aumentar la frecuencia del tren, desde una justicia justa y útil hasta la creación de un parque o el fin de los grandes privilegios. Recordar que la política es mucho más que eso que hacen los políticos, recuperarla, es la única esperanza de salvarnos.

O de empezar, al menos, a intentarlo.

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Foto: Archivo Palabra
Nelson Mandela.

En plan de retiro

(Parte IV)

n 1990 tomé la decisión de iniciarme como fotógrafo, vivir de esa profesión, dejando de manera paulatina mi vocación de Médico Veterinario. Para ese entonces ya había realizado algunos trabajos pagados; uno de ellos, para una compañía de artistas travestis que hicieron una larga temporada en Ensenada. Me di cuenta que la fotografía pagaba, y pagaba bien.

Entonces busqué a Hugo Vidaña, que estaba trabajando en una agencia de modelos, y le propuse poner un estudio y laboratorio; él tenía un pequeño cuarto oscuro en su casa, es decir, el espacio utilizado por los fotógrafos para revelar fotografías y, de vez en cuando, trabajábamos ahí. Aceptó mi propuesta y empezamos a buscar un espacio disponible. Durante el proceso de exploración, encontré un edificio que me cautivó a primera vista: la vieja estación de radio XEPF en la calle Moctezuma, entre 11 y 12.

Pasaron meses, trabajamos muy duro para llegar al punto de dejarlo lo más original posible por fuera y lo logramos. Lo interesante era la pared curva, que tenía una ventana comba y le daba un toque de Art déco. Por dentro, colocamos un recibidor, y gran parte era el área del estudio; al fondo, destinamos el espacio para el cuarto oscuro. Así nació Estudio EFE.

A principios de 1991, ya estábamos bien instalados y, poco a poco, nos fuimos dando a conocer. Gran parte de nuestro trabajo era la elaboración y proceso de transparencias para investigadores de la UABC y el CICESE, y la fotografía social, que en otro momento escribiré de cómo nos trataba el gremio en nuestros inicios.

Fue cuando nos topamos con César Chacón y Abelardo Cárdenas, los dos tenían una suerte de agencia y empezamos a trabajar para ellos; el gran salto fue cuando Abelardo se unió a la CESPE, como director de Comunicación Social, entonces el trabajo se hizo más copioso. Entre Abelardo y nosotros se creó un vínculo de amistad y confianza.

“Ya cada vez menos me involucro en esos menesteres políticos, las formas han evolucionado, aunque el propósito sea el mismo: convencer a través de la imagen”

Se encontraba en la propiedad del profesor Olguín, padre de mi maestra de matemáticas en la Secundaria Diurna Número 2, la maestra Teresa Olguín de Martínez, que en ese entonces se encargaba de los bienes de la familia. Fui y pacté una entrevista para visitar el espacio; de entrada, me dijo que no estaba en renta, que necesitaba muchas reparaciones para dejarlo funcional, pues una gran parte del techo estaba derrumbado, junto con el piso —que también era de madera— y que, por las pendientes del suelo, estaba volado en gran parte.

Estaba tan convencido que ese era el lugar indicado, que no tuve reparo en aferrarme a ese proyecto y convencer a Vidaña de que teníamos que regresarlo a la vida. Y así fue. Gran parte del dinero que recibí del traspaso de la clínica veterinaria “Del mar”, lo utilicé para la rehabilitación de la vieja estación de radio, la primera en Ensenada, por cierto.

En las elecciones de 1992, a Cárdenas se le pidió hacerse cargo de la imagen de campaña del candidato panista a la presidencia municipal de Ensenada, Óscar Sánchez del Palacio. De manera natural, nos convertimos en los fotógrafos oficiales en esa contienda, la primera de muchas.

Hugo y yo, igual que muchos de nuestra generación, teníamos una formación universitaria: éramos diciplinados con el aprendizaje; la cobertura de esa campaña fue nuestra primera gran oportunidad para demostrar que le sabíamos al asunto de la fotografía. Teníamos el mejor equipo de la época y seguíamos en revistas y periódicos a los grandes fotógrafos del momento: en México y en el mundo; leíamos todas las revistas y periódicos disponibles, hasta comprábamos el San Diego Union, junto con La Jornada dominical, sobre todo, en la Librería Ramírez.

Esta oportunidad fue un escaparate para nosotros; recorrimos todo el municipio. Recuerdo que nos citaron en el aeropuerto de El Ciprés: ¡volaríamos a Isla de Cedros en el famoso “Guajolote”! Ahí iniciamos el

camino hacia el norte, pasando por todos los poblados, entonces en una Vanagon, propiedad del candidato.

Con esta comisión vinieron más trabajos; en el partido Acción Nacional (PAN) había muchos empresarios y más de uno, al tiempo, solicitó nuestros servicios. Unos años más tarde abandoné el Estudio EFE. Mi participación en otras campañas políticas continuó y entonces participé con partidos de diferentes corrientes ideológicas. Como anécdota, X, el entonces coordinador de campaña de Ana María Fuentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), me llamó y me pidió hacer las fotografías de la candidata, el requisito era que yo tenía que ir a la sede del partido, entonces por el Arroyo Ensenada. Entre escritorios y gente que entraba y salía, monté lo necesario para hacer las fotos y la sesión duró menos de 10 minutos. Ana María, muy fotogénica, me regaló una foto increíble, entonces no se utilizaban los filtros de manera regular. Después de entregar el material, X me llamó de nuevo y me felicitó por la foto. Desde entonces, con Ana María he cultivado gran amistad, igual que con muchos otros profesionales de la política.

Y así mi devenir por las campañas políticas, tengo innumerables anécdotas en ese tema. Ya cada vez menos me involucro en esos menesteres, las formas han evolucionado, aunque el propósito sea el mismo: convencer a través de la imagen.

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Abelardo Cárdenas, ex director de Comunicación Social de la CESPE. Foto: Enrique Botello

La ciruela eléctrica:

Capital del vinil en Baja California

Muchas tiendas de segunda mano de todo el país se deshicieron de los discos de vinil, algunas los tiraron directamente a la basura; ante ese escenario apocalíptico, los aferrados de La ciruela continúan reservándoles una sección heroica

DPor Carlos Velázquez

Narrador y cuentista, Premio Bellas

Artes de Narrativa Colima 2018, autor de La Biblia Vaquera y El menonita zen @charlyfornicio

ice Penny Lane en Almost Famous: “Siempre que te sientas solo, ve a la tienda de discos de tu ciudad”. Durante la segunda mitad del siglo XX, la tienda de discos funcionó como centro de reunión para los “friks” de la música. Con la crisis que sufrió la industria musical, la gente dejó de comprar música en formato físico; a partir de la aparición del iPod, de Napster y de la piratería, cientos de tiendas en el planeta cerraron. Sin embargo, algunas resistieron, y sin renunciar a la venta de viniles. Sus propietarios, como los personajes de  Alta fidelidad, nunca se dieron por vencidos. Tal es el caso de La ciruela eléctrica, un espacio modesto en el que siempre suena música en vinil, ubicado en la frontera más transitada del mundo.

Nacida en 1994 (un año que fue convulso para el país entero y para Tijuana en especial, aunque Sergio Torres, el cabecilla del proyecto, se deslinda de todo esoterismo de la efeméride) mantiene en la actualidad una envidiable salud. La bautizaron así en honor a la banda sesentera The Electric Prunes, que se separó antes de que finalizara la década. En aquellos años “Los ciruelos”, como les dice la raza, estaban muy clavados con la psicodelia, con bandas como 13th Floor Elevators, The Chocolate Watchband o The Sacred Mushrooms. La tienda comenzó a cocinarse desde 1986, a unas tres cuadras de ahí, con venta de discos en el South Meet, durante los fines de semana. Se establecieron en el número 8151 de la calle Sexta. Desde su apertura nunca se han cambiado de lugar. El próximo año cumplirán

“Cada tanto vendían o intercambiaban material con alguien que no había jubilado su tornamesa. Nunca se imaginaron que el vinil resurgiría y se volvería a posicionar como el formato dominante”

tres décadas en la misma locación. Y se presume que es la tienda más longeva del país. Es decir: la única que se ha mantenido en funciones desde el 94 hasta el presente.

Durante la primera década del siglo XXI, La ciruela atravesó por momentos difíciles. Tener una tienda de discos se convirtió en un pésimo negocio. Pese a ello se mantuvo a flote gracias a todos aquellos amantes de la música que nunca dejaron de comprar discos. O casetes. O viniles. Mientras que mu-

chas tiendas de segunda mano de todo el país se deshicieron de los discos de vinil, algunas los tiraron directamente a la basura, los aferrados de La ciruela siguieron reservándoles una sección. Cada tanto vendían o intercambiaban material con alguien que no había jubilado su tornamesa. Nunca se imaginaron que el vinil resurgiría y se volvería a posicionar como el formato dominante.

A tal grado que hoy en día el principal atractivo de La ciruela es su oferta de viniles.

Un sueño para los coleccionistas

La ciruela es un pequeño cuadrángulo que

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Cipriano Carrasco y Sergio Torres. (Foto: Amaranta Caballero Prado

se divide en tres partes. La pared derecha está ocupada por la sección de video, DVD y blu ray. Ahí se encuentran cientos de películas y conciertos. Al centro hay una enorme mesa atestada de CD›s usados, por orden alfabético. En su mayoría son rock, pero también hay jazz, blues, folk, heavy, punk. Del lado izquierdo se encuentra la parte dedicada a los viniles usados y nuevos. Los usados están divididos por géneros, décadas y bandas. Los nuevos están organizados por tres categorías, una de rock general, otra de rock en español y las dedicadas a las discografías de grupos o solistas como Sonic Youth o David Bowie.

Encima de las cajoneras se aposenta el apartado para los coleccionistas bravos. Una pared con discos usados pero codiciadísimos. Primeras ediciones, ediciones raras o importadas de Japón o Europa. Los precios van desde los quinientos pesos hasta los quinientos dólares. El disco más caro que han vendido de esa sección ascendía a los quinientos dólares. Que con el tipo de cambio del momento equivalía a diez mil pesos. Se trataba del Yesterday and Today, de los Beatles, pero con la butcher cover, llamada así por la foto de los integrantes de la banda ataviados como carniceros, que en su momento fue censurada y cambiada por otra “políticamente correcta”. La recopilación Yesterday and Today, fue lanzada por Capitol de manera exclusiva para

Estados Unidos en 1966. Otras cosas que cuelgan de la pared son la primera edición inglesa de  My Generation de The Who, por cuatro mil pesos. O una copia promocional del Blue Valentine de Tom Waits, por mil pesos. O una copia para DJ del Soldier de Iggy Pop, en quinientos. O rarezas como la reedición de  Artaud de Pescado Rabioso con la réplica de la caja original, en dos mil pesos.

“Algo que distingue a La ciruela de otras tiendas del país es su honestidad a la hora de fijar el costo de los viniles. Su filosofía consiste en vender a precio razonable el catálogo, porque las ediciones raras se rigen por otras leyes de mercado”

Algo que distingue a La ciruela de otras tiendas del país es su honestidad a la hora de fijar el costo de los viniles. Su filosofía consiste en vender a precio razonable el catálogo, porque las ediciones raras se rigen por otras leyes de mercado. Mientras distintas tiendas del interior de la república les hincan el diente a sus clientes, aquí los discos son más accesibles. Por ejemplo, el  Bad Moon Rising de Sonic Youth nuevo y cerrado sale en cuatrocientos pesos. La misma edición en MercadoLibre cuesta 830, y en Amazon, 673. En La ciruela se pueden encontrar decenas de títulos a menor precio que en línea. Esto es vital para los coleccionistas de vinil.

La ciruela, como tienda de la vieja escuela, no vende en línea para México, debido al inconveniente que representa la aduana. Sólo hace envíos a Estados Unidos a través de Discogs. Se ha mantenido a flote gracias a un público fiel de tijuanenses, gabachos

(entre su clientela han figurado empleados de la legendaria Amoeba Records de Los Ángeles) y de cientos de turistas amantes de la música que, a su paso por Tijuana, se sientan solos o no, siguen el consejo de la Penny Lane y se lanzan a husmear en las cajoneras de La ciruela. Donde habitan no pocas joyas a precios insólitos. Por ejemplo, una copia de promo de New York de Lou Reed se vendía, hasta antes de la reedición nueva que comenzó a circular en 2020, por menos de doscientos pesos, pero en Amazon México un vendedor la ofrecía por cinco mil pesos. Pocas tiendas de discos se manejan con la misma honestidad.

La ciruela también es impulsora de la feria del disco. Establecido en 2014, el Tijuana Record Show es una fiesta que gira alrededor del vinil. Es un tianguis donde la gente compra, vende e intercambia viniles durante toda una jornada. Se ha desarrollado en diferentes sedes, como el Black Box, el Cecut o La Mezcalera. La inquietud nació porque no había ferias del disco en Baja California. La primera se organizó en Mexicali en 2013. La respuesta de La ciruela fue el Tijuana Record Show, que cada año ha crecido hasta volverse un referente. Únicamente no se llevó a cabo durante la pandemia. Pero en su última edición reunió a cincuenta expositores.

La ciruela ha demostrado que se puede hacer negocio siendo fiel a tus principios. Su fiel clientela es prueba de ello. Como dice el título de Supertramp: Crisis? What Crisis? )

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Fotos:
Archivo Palabra

EMirar el presente para ver el futuro

Las observaciones críticas de Manguel se suman al sendero de lucidez que es Huellas. En busca del mundo que dejamos atrás

Por Alberto Manguel

Escritor y editor argentino-canadiense, autor de Una historia de la lectura @albertomanguel

s un hecho curioso que tanto la noción de tiempo como la de espacio, frutos del cerebro humano, condicionan todos nuestros actos, nuestra visión del mundo y también nuestra identidad. El universo ignora el ayer y el mañana, el antes y el después, arriba y abajo, izquierda y derecha. Pero nosotros los humanos venimos al mundo conjugando en tiempos distintos los verbos que todavía no sabemos pronunciar, imaginando que los cambios que sufrimos al crecer y declinar son obra de un dios voraz que nos persigue incansablemente con su clepsidra, desde la cuna hasta la tumba certera. En el universo que así concebimos (que no es el de la astrofísica) todo tiene meta y deja rastros, y no aceptamos que nuestro pasado, presente y futuro sean coetáneos. Queremos conocer el principio de los hechos y lo que ocurrió antes del principio; queremos conocer el futuro y el momento posterior al último. De estas imposibilidades estamos hechos.

David Farrier, profesor de Literatura en la Universidad de Edimburgo, en un libro brillante y entretenido, prolijamente traducido por Pedro Pacheco González, se ha propuesto encontrar en lo que llamamos nuestro presente las claves que leeremos en lo que llamamos nuestro futuro. Desde nuestro siglo XXI analizamos e interpretamos las huellas que han dejado nuestros remotos abuelos y las otras criaturas que nos precedieron en esta tierra querida: sedimentos, fósiles, ruinas, bibliotecas, cementerios, escombros y basura. ¿Qué huellas dejaremos nosotros para futuros intérpretes, si por milagro nuestra especie sobrevive durante aún un siglo o 10? “Nuestras huellas,” nos dice Farrier, “revelarán cómo hemos vivido a cualquiera que por entonces siga aquí para descubrirlas, dando pistas de aquello que hemos cuidado y de lo que no, los pasos que dimos y la dirección que decidimos seguir”.

“Farrier logra convertir las rígidas restricciones de nuestras leyes temporales y espaciales en suntuosos tejidos y tupidos palimpsestos que componen no un tedioso y obligatorio camino de A a Z, sino un mágico entrecruzamiento de edades, lugares e imaginaciones que nos revelan una calidoscópica visión del cosmos”

Afortunadamente, Farrier no confía (al menos, no exclusivamente) en estadísticas y proyecciones de mercado. Sus fuentes son insólitos papeles científicos, imaginativas ficciones firmadas por Virginia Woolf, Borges, Ursula K. Le Guin, y crónicas divertidas e inteligentes como la de Tété-Michel Kpomassie, el africano que abandonó su país tropical por temor a las serpientes y se fue a vivir a Groenlandia, donde fue albergado en una casa de hielo tapizada anualmente con periódicos que servían como archivo de la historia reciente del mundo en ese punto lejano (para nosotros) del planeta. A partir de una escena de Los herederos, de William Golding, en la que un hombre neandertal tiene una primera imaginación de una concha como vasija, pasando por la aserción de la arqueóloga Elizabeth Fisher de que un receptáculo para transportar cosas, y no un cuchillo, fue la primera herramienta, deteniéndose un momento en las mitologías contemporáneas que compuso Roland Barthes para  Les lettres nouvelles, Farrier llega por fin a las islas de desechos plásticos que se acumulan implacablemente en nuestros océanos, para acabar dentro de un millón de años cuando uno de estos desechos —una botella de plástico, vástago de la concha prehistórica— complete su ciclo inmortal y vuelva al agua. De alguna manera imperceptible, Farrier logra convertir las rígidas restricciones de nuestras leyes temporales y espaciales en suntuosos tejidos y tupidos palimpsestos que componen no un tedioso y obligatorio camino de A a Z, sino un mágico entrecruzamiento de edades, lugares e imaginaciones que nos revelan una calidoscópica visión del cosmos.

“Si se descubriera ahora un Nuevo Mundo, ¿sabríamos verlo?”, preguntó alguna vez Italo Calvino. Farrier lo cita para concluir su ensayo y pregunta si sabremos reconocer, en lo que nos parece más transitorio y fugaz, las huellas que dejaremos cuando nos hayamos ido. “Pasamos por alto la oportunidad,” dice Farrier, “de ver las cosas no sólo por lo que son, sino también por aquello en lo que se están convirtiendo”. Los físicos nos dicen que nuestros átomos son los mismos que los que componen las más

lejanas estrellas, ésas que ya no existen sino en la luz que nos llega con inaudito atraso. ¿Qué conjuntos de átomos dejaremos atrás? ¿En qué se convertirán nuestras ruinas y vivencias?

Hace más de 20 siglos, Ovidio sentenció que “todo se transforma, nada muere; el aliento vital continúa a soplar haciendo prisionero toda clase de criatura; de los cuerpos de las bestias pasa al de los humanos, y de los nuestros a las bestias; nunca jamás se apaga”. Farrier propone ver nuestra existencia (y la de nuestro mundo) como una suerte de metempsicosis ovidiana en la que vamos transformándonos y transformando nuestro universo, a medida que dejamos, como retazos de esa piel de la que se despojan las serpientes, huellas que contarán a lectores futuros, quienesquiera que sean, que aquí vivimos y por aquí pasamos, antes de convertirnos nuevamente en polvo de estrellas.

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