Boletin IX FERIA ARTES Y AUTOGESTION

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IX FERIA ARTES & AUTOGESTIÓN / 18 - 10 - 2015 / PLAZA LAS HERAS “LA LIBERTAD NO ES UN BIEN QUE POSEEMOS. ES UN BIEN DEL QUE, GRACIAS A LAS LEYES, LOS REGLAMENTOS, LOS PREJUICIOS Y LA IGNORANCIA, NOS HEMOS VISTO DESPOJADOS.” Nanterre. Quítense las mordazas, ya no es secreto, no son rumores ocultos en archivos, llegamos a este punto reflexivo después de chocar durante años con nuestros propios muros edificados en conformismo e ignorancia impuesta. Hemos sido sin exagerar, simples piezas del engranaje despiadado del sistema; mano de obra, defensorxs de la moral establecida, disciplinidxs al discurso hegemónico… Atrévanse a mirarse, son mercancía, cifra y estadística. Pero hoy en día, estamos conscientes del entorno hostil al cual somos sometidxs y queremos tomar la vida por el cuello, reapropiarnos de nuestra existencia con creatividad combativa, apoyo mutuo y solidaridad. A simple vista podemos dar cuenta de la opresión mental y autoritaria en la están cimentadas nuestras vidas, cargamos a las espaldas siglos de pensamientos impuestos, todas las generaciones han replicado, justificado y normalizado el orden, el sistema económico, la religión, patriotismo, militarización, el manicomio, la cárcel, patriarcado, todo aquello para el beneficio de una clase dominante sin ningún ejercicio de sentido crítico. A todo aquello, le decimos basta, nos negamos a continuar con sus prácticas de domesticación. Falsifican el mundo, promueven una percepción de la realidad, artificialmente construida con distintos mecanismos y herramientas, (televisión, colegio, cánones de belleza, estándares de vida…) además del poder económico y político con el que cuentan a su favor. Nuestra lucha no es solo del presente, durante siglos personas anonimxs, grandes intelectuales, se han lanzado a la lucha contra la tiranía de los opresores, cuestionando el rol del estado y del poder para continuar con esta macabra servidumbre, lo han hecho desde la acción directa, la contrainformacion, autoorganizacion. El poder por su parte, ha utilizado todas sus armas para desprestigiar estas luchas por medio de la propaganda mediática, castigando con cárcel y muerte a quienes pretenden ejercer resistencia. Nuestra labor hoy en día es continuar propagando ideas y llevándolas a la acción, por eso es tan importante para nosotrxs abolir “el adiestramiento y domesticación donde lxs niñxs y lxs jóvenes perpetúan el sistema dominante. Allí acceden al orden simbólico y comienzan su proceso de cosificación. En estos campos -o escuelas de adoctrinamiento social- se reproduce la ideología que legitima al sistema. Lxs nuevxs miembros de la sociedad internalizan la falsa conciencia que bombea como un pulmón artificial, a fin de que todos repitan con más o menos eficacia el mismo discurso. Su idea es que todos digan, sueñen y piensen que éste es el mejor de los mundos posibles. Y que si tiene fallas, no importa porque es mejorable.” Entre cuadernos y barrotes. Escuelas contra la Diferencia (extracto El enigma de la docilidad – Pedro García Olivo ) Que, más allá -o más acá- de las estrategias institucionales y de las prácticas de los aparatos, existe una represión “popular” (cotidiana, anónima, colectiva) de la Diferencia es algo que se ha subrayado desde muy diversas tradiciones teóricas –Escuela de Frankfurt, genealogía francesa, Escuela de Ginebra, Escuela de Budapest,... Y que todos hemos experimentado en nuestras vidas... Se trata de una vigilancia espontánea del individuo, ejercida por “todos los demás”, por la comunidad, a modo de una conciencia anónima armada de ‘sentido común’ y de ‘proteofobia’; una vigilancia que se resuelve en imposición de los comportamientos habituales, de las pautas dictadas, de las actitudes canónicas. En virtud de esa imposición, de ese control de los comportamientos. Pues bien, esa represión cotidiana de la Diferencia se acentúa en las Escuelas, operando a través de la figura ‘moral’ del Educador y de la “opinión” consciente e inconsciente del conjunto de los estudiantes. Los comportamientos que escapan a la racionalidad docente (o escolar) son ‘atacados’ de dos maneras: por la antipatía y la marginación con que el grupo responde al individuo ‘diferente’ (esos niños con los que nadie quiere hablar, a los que no se admite en los juegos; esos estudiantes con los que nadie quiere trabar amistad, a los que nunca se recurre), y por la actitud “correctora” del Educador, que ve ahí un problema y procura subsanarlo por la vía de una ‘normalización’ del afectado (“no te aísles”, “intenta integrarte”, “haz un esfuerzo”,...). En muchos casos, por esa doble acción - segregadora/marginadora y normalizadora/integradora -, el individuo ‘distinto’ se aboca, en variable medida, a una suerte de autocoerción, a una deliberada “identificación” con el grupo, convergencia con las actitudes y manifestaciones de la colectividad -y se fuerza a hablar como no le gusta, a jugar a lo que no le interesa, a reducir la esfera de su idiosincrasia que no era bien acogida por la comunidad. la Escuela está diseñada, conformada, para ‘reforzar’ esos procesos consuetudinarios de represión de la Diferencia; los acepta gustosa, los amplifica, los sistematiza, los fortalece -de ahí, entre otras cosas, los ‘uniformes escolares’ de antaño, la disposición regular e indistinta del mobiliario, las mesas todas iguales, las sillas todas iguales, los lugares ‘asignados’ para los estudiantes, la exigencia de la simultaneidad en muchos actos, el silencio ‘general’ ante la voz del Educador, la dinámica horaria idéntica, la exposición a un núcleo básico de asignaturas ‘comunes’,... Todos estos aspectos, detalles y no sólo detalles, conducen a una disolución de la individualidad en la masa, en el colectivo, a una normalización y homogeneización de las psicologías. En la Escuela todo sugiere “igualdad”, “imitación” y “repetición” (¿puede, normalmente, cada niño ‘decorar’ a su manera, pintar y transformar, su “estacionamiento”, por ejemplo?). El examen juega también aquí su papel: el estudiante no lo enfoca como una ocasión para manifestar su personalidad, su singularidad, sino como un expediente para ‘gustar’ al profesor -y obtener así calificaciones más altas-, el vehículo de una semiconsciente prostitución intelectual... Adorno y Horkheimer hablaron, en relación con estas dinámicas, de la forja de un “carácter social” (pautas gregarias de conducta, formas coincidentes de pensamiento, modelos unívocos de sensibilidad)...


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