Águilas verano 2024
Saluda de la alcaldesa
Semana Santa
Hermandad Ntra. Sra. del Rocío de Águilas
Fotos: Fernando Mula
Edita: Ayuntamiento de Águilas Producción:
Saluda de la alcaldesa
Semana Santa
Hermandad Ntra. Sra. del Rocío de Águilas
Fotos: Fernando Mula
Edita: Ayuntamiento de Águilas Producción:
n año más llega a nuestras manos el Libro del Verano; una publicación que ve la luz, edición tras edición, gracias al trabajo desinteresado de articulistas y fotógrafos que de forma totalmente altruista ponen a nuestra disposición sus magníficos trabajos. A todos ellos quiero agradecerles su contribución para hacer posible este volumen.
El Libro de Verano llega para dar la bienvenida a la temporada estival; una fecha en la que nuestro municipio se convierte para locales y visitantes en el mejor rincón para disfrutar de las vacaciones. La oferta cultural, festiva y deportiva se mezclan en perfecta combinación con nuestra oferta gastronómica y nuestras innumerables playas y calas convirtiendo este rincón en uno de los más bellos del Mediterráneo.
Gracias también a todos los lectores que hoy tenéis este libro en vuestras manos porque con su compra, por el simbólico precio de un euro, estáis contribuyendo con Fundown, entidad a la que va destinada la recaudación íntegra de Libro de Verano y que se suma a Cáritas, Alzheimer Águilas, Hogar Betania, Afemac, Águilas Down, Balonmano Integra y AECC que ya lo recibieron en anteriores ediciones.
María del Carmen Moreno
Quizá hablar de una devoción rociera en el litoral murciano le pueda resultar extraño a quien sólo nos vislumbra sobre un mapa, pero para todo aquel que haya tenido la oportunidad de venir in situ y conocernos será muy fácil de comprender el porqué de este fervor mariano a una advocación tan andaluza.
Águilas es un pueblo de carácter abierto y tremendamente permeable a cuantas transformaciones se necesiten para evolucionar, sin importar de dónde vengan, sobre todo si van acompañadas de alegría, de buenas intenciones y de entusiasmo.
A aquellos hermanos que llenos de devoción y entusiasmo hace ya más de treinta y seis años iniciaron esta querencia a María del Rocío, nos hemos ido uniendo paulatinamente más romeros agradecidos en pos del amor a la Blanca Paloma, con destino siempre a Pentecostés.
Y los nuevos, por así decirlo, hemos añadido a través de estos tiempos savia nueva, energía renovada para trabajar con entusiasmo en el amor a María y al Divino Pastorcillo, trabajando en la organización de unas romerías cada vez más numerosas y asentadas en nuestra sustancia rociera.
Nunca hemos intentado obligar ni forzar un sentimiento, ni convencer de creencias ni contenidos. Solo hemos mostrado con humildad, con mucha humildad eso si, nuestra alegría, nuestra forma de expresar de qué material está compuesto el núcleo de nuestra fe, y en qué se sustenta el amor a María del Rocío: todo por una paloma que, año tras año, nos inunda con sus dones llenos de esperanza y luz, cantando tras un niño vestido de pastorcillo que solo quiere compartir con todos compasiones y perdones tan faltos en este mundo de sinrazón.
Treinta y seis romerías llevamos así. Treinta y seis años que han ido calando en el sentir de este pueblo y en todos sus estamentos, de forma que ya no es una devoción de “afuera”. Es nuestra. De los aguileños. ¿Cuándo se deja de ser una moda nueva para convertirse en tradición? ¿Cuántos años tienen que pasar para que sea de “tó” la vida? Pues me parece que aquí se han cumplido.
Águilas es marinera y agrícola. Águilas es sol y playa. Y carnavalera. Y humilde cofrade. Y rociera.
¡Viva Águilas y Viva la Virgen del Rocío!
Mari Quini López Ponce de León
Secretaria de la Hermandad Ntra. Sra. del Rocío de Águilas
Joaquín David Romera Franco. Doctor en Geografía y Ordenación del Territorio
Cuenta el cronista Luis Díaz Martínez que cuando el Conde de Aranda llegó a Águilas en su bergantín en junio de 1765 para inspeccionar las obras del nuevo castillo y planificar la ciudad de la Ilustración, ya existían once casas situadas en el istmo que separa las bahías de Levante y Poniente propiedad de familias adineradas de la ciudad de Lorca, que venían a tomar los denominados “aires del mar” (que no a bañarse), a los que designa como primeros veraneantes. Poco a poco fue aumentando la afluencia de lorquinos tras la apertura del nuevo camino hacia Águilas por el puerto de Purias, siendo más cómodo y directo respecto al camino histórico por el puerto de Carril. Los vecinos de Lorca levantaban sus viviendas de recreo junto al mar en el puerto de Poniente, adoptando en consecuencia aquella playa el nombre de “Colonia Lorquina”, simplificado hoy a “La Colonia”. La inauguración y puesta en servicio del ferrocarril en abril de 1890 abrió la oportunidad para la llegada de veraneantes procedentes de lugares más alejados, sacando la compañía concesionaria trenes exclusivos para bañistas. En agosto de 1905 concurrían hasta tres mil bañistas en dos trenes en los días más señalados.
Hace cien años, los establecimientos de alojamiento en Águilas eran muy modestos. El más antiguo era la Posada Real, prevista según el plano de organización de la nueva población de Águilas de Martínez de Lara de 1788 en la calle Rey Carlos III, poco antes de llegar a la Glorieta, junto a la parada de las diligencias de Lorca. De principios del siglo XIX era la Posada del Mar, situada próxima a la actual Plaza de Abastos, propiedad de la familia Moreno Romero, de cuando las aguas de la bahía de Levante se adentraban hasta casi los cimientos del Casino o la Iglesia de San José antes de ganar el puerto terreno al mar. También se tiene noticia que en 1903 Juan Martínez Cánovas, concesionario del primer alumbrado eléctrico de Águilas, inaugura su Gran Hotel junto a la fábrica de la luz en la playa de Levante, disponiendo de cuatro carruajes, balneario propio y coche de lujo para paseo.
Libro de festejos, 1965.
Los libros de festejos y la prensa de la época permiten conocer los establecimientos de hospedaje más destacados. En 1924 se inauguraba el Hotel Comercio, regentado por Pedro Martínez, con comedor en la planta baja y con “todo el confort apetecible”, el cual debía competir con la Fonda Jorquera, ya en activo entonces, de Víctor Viseras Rivera, que disponía de amplias habitaciones y “servicio de carruajes a todos los trenes”. En 1928 esta fonda se muda de la calle Cassola a la plaza Robles Vives, frente al Casino y al Círculo de Artes y Comercio y amplía sus servicios con garaje y gran terraza al aire libre. También abre el Hotel Central en la
esquina de Carlos III con Quintana, de “precios moderados, comida a la carta y servicio de carruajes”. En 1935 este hotel será reemplazado por el de Sebastiana Jorquera, de “cómodas y amplias habitaciones, todas exteriores y cocina esmerada”. En estos años, “la casa más concurrida por los veraneantes” cuya estancia en ella “deja gratos recuerdos” según un anuncio de la época, sigue siendo la Fonda Jorquera por su “excelente situación, magníficas vistas, orquestina y baile todas las noches en la plaza del Casino, trato inmejorable, cocina sana y abundante, cuarto de baño y por reformas diversas” realizadas. Entonces, también rivalizaban por conseguir clientes los balnearios
Reina Victoria, La Giralda y el Patria Chica, todos de madera con casetas para baños fríos o calientes tanto individuales como familiares instalados en la playa de Poniente, siendo un importante centro recreativo al contar con salas de fiestas y bailes, restaurantes y salón de cine-teatro, el último de ellos desmantelado en 1948.
En la década de 1940 abre sus puertas el Hotel Miramar, promovido por José Viseras en la plaza Robles Vives, siendo el principal reclamo el estar “situado frente al mar” además de la limpieza, economía y contar con garaje. La antigua Posada Real se reconvierte en la Posada de San Antonio, con gran patio interior para caballerías y “habitaciones confortables a precios económicos”. En 1953 aparece por primera vez anunciado el Hotel Rojas, propiedad de José Rojas Escarabajal, en la calle Isabel la Católica, próximo a la playa de Poniente, en un edificio de nueva planta con habitaciones con baño y ducha, cocina selecta y garaje, siendo el más moderno y confortable de la ciudad hasta entonces. El director Rafael Rivelles se alojó en él durante el rodaje de “El beso de Judas”. No lejos de allí se encuentra la Posada de los Baldrich, con tienda de ultramarinos en su interior. Por último, cierra este ciclo en 1958 la Pensión Cruz del Sur, el primer hospedaje a escasos metros del mar, en el paseo de La Colonia, regentado por Agustina Sánchez Arcas, que ofrece cómodas habitaciones con colchones Sema, terraza a la playa, agua corriente, bar, garaje y gran toldo sobre la arena de la playa.
Cruz del Sur y el Hotel Rojas constituyen los establecimientos de mayor confort, ocupados mayormente por veraneantes. Pero también existen muchos hospedajes en régimen de pensión donde se alojan viajantes y comerciantes, especialmente de Lorca y la comarca del Almanzora, para vender en Águilas todo tipo de productos. Es el caso de las posadas de Anica o la de Miguel Cárceles en las Puertas de Lorca, este última con gran patio interior y en sus bajos el Bar Deportivo, o la Fonda Doña Agustina en un segundo piso del Placetón, donde se alojaron artistas de teatro y de circo como los hermanos Tonelli o la trapecista María Cristina del Pino (Pinito de Oro). También se hacen muy populares los alquileres de habitaciones particulares como las de Sebastián “el de la draga” en el Placetón, siendo habitual la figura del “corredor de casas” para buscar alojamiento a los bañistas llegados en carruaje o en tren. En la década de 1950 las viviendas más cotizadas se sitúan en el paseo de La Colonia. También las existentes en la calle Triana y en el pie del Castillo así como las que dan a la playa de Levante (Cuesta del Sol, Paseo de Parra, calles Buenavista y Vistahermosa bajo el Cabezo del Molino). Lo habitual es que una familia veraneara en una sola habitación, compartiendo con las demás cocina, baño y útiles para el aseo a razón de cinco pesetas por hospedado. Los bañistas traían todo lo demás. En julio y agosto destacaba la presencia de familias de pequeños comerciantes procedentes de Lorca, Murcia y Madrid, mientras que en septiembre hacían lo propio las venidas de las comarcas de Los Vélez y el Almanzora, cada cual con sus modas y costumbres.
Por lo demás, Águilas se convierte en centro recreativo para colonias escolares y de productoras de toda España. La dictadura franquista habilita la Residencia Federico Servet en la playa de Las Delicias, dependiente de Educación y Descanso, en la que la Sección Femenina organiza estancias en tandas de diez días para mujeres trabajadoras, que realizan juegos recreativos, excursiones, charlas y cursillos, bailes regionales y ejercicios espirituales. En 1945 pasaron por la residencia más de 900 productoras de ocho Residencia Ávila, 1968 (Hnos. Galiana).
Libro del Verano 2024
provincias. En la playa de Calarreona la Sección Femenina instala un Albergue de Juventudes para niñas, en tres turnos de veraneo de un mes, con un centenar de plazas.
En 1959 comienzan a llegar a Águilas aires de grandes proyectos urbanísticos al socaire del desarrollo turístico del litoral como ocurre en otras localidades costeras. Importantes inversores planean modernos hoteles frente a las playas de Matalentisco y las Cuatro Calas que frenen la desviación del turismo internacional a Alicante y el de paso hacia la histórica Granada aprovechando las potencialidades paisajísticas y climáticas del municipio. En 1962 la urbanizadora TURSA presenta la maqueta de un gran hotel de nueve plantas y 144 habitaciones en Cuatro Calas dentro de un mega complejo residencial y de ocio que incluía lagos artificiales. Pero aquellos proyectos faraónicos no salieron adelante por la falta de capitales, la escasez de agua potable y las malas comunicaciones.
Pero Águilas quiere dar pasos hacia el maná turístico y aparecen diferentes iniciativas locales que darán lugar a la apertura de los primeros alojamientos modernos destinados al nuevo turista español y extranjero de clase media. El Hotel Calypso, aunque en San Juan de los Terreros siempre fue considerado aguileño, fue el primero, inaugurado en el verano de 1960, promovido por Vicente Bayona, Norberto Miras y Francisco Martínez, pioneros del turismo de playa en la comarca. Calificado como “pabellón-balneario”, fue bautizado con el nombre del barco oceanográfico del contralmirante galo Jacques Cousteau, quien había explorado los fondos marinos de la zona meses antes. La prensa del momento describe: “En aquel edificio, de bonita y cuidada arquitectura, cuya mayor belleza está en la sencillez de una figura que mira al mar, en la que se conjugan los sentidos de modernismo y comodidad, y en el que se hilvanan la paz, el campo, el mar y el sol, adornado con la brisa acariciante, dotan a este acceso de Águilas de uno de los lugares más paradisiacos que puedan concebirse”. Con 28 habitaciones, kiosco en la playa y restaurante, pronto se convirtió en lugar
exótico y cosmopolita, muy frecuentado por extranjeros. Se estableció servicio directo de camionetas con salida desde la Glorieta de Águilas.
Madrid, 1970.
Mientras se proyectan modernos hoteles, los establecimientos tradicionales modernizan sus instalaciones para ser competitivos. Es el caso de la Pensión Jorquera que en 1962 ofrece al veraneante “gran confort, habitaciones todas al exterior, con agua corriente y vistas al mar, dotado de camas metálicas y colchón Flex, de esmerado servicio”. También aparecen nuevos establecimientos como la Residencia Urci (1962), cerca de la explanada del puerto, junto al Gran Cinema, propiedad de Manuel Arranz Sáez,
que ofrece máximo confort, bar, restaurante y terraza de verano o la popular Pensión La Aguileña, frente a la Plaza de Abastos, de María Morillas Campoy. En 1964 hay registrados ocho alojamientos en Águilas, número que asciende a quince seis años después. Entre los nuevos, Pensión La Huerta junto a la gasolinera de la carretera de Lorca, no lejos del Hostal Vilar, la Pensión Rosa en la plaza de Robles Vives, la Pensión Gavilán en la calle Luis Prieto, la Pensión Los Clavales en la calle Lope de Vega o el cosmopolita Maxcaly en la playa de La Cabaña, todos con bar o restaurante.
Entre 1966 y 1970, en plena eclosión turística, se inauguran en la ciudad cuatro hoteles de categoría. El primero fue la Residencia La Calica, frente al puerto (donde hoy está la máquina del tren), promovido por Vicente Bayona y María Marín, abierto en julio de 1966 en un moderno edificio de tres plantas con cafetería y habitaciones exteriores, terrazas y vistas al mar. En activo hasta 1978, su lema publicitario fue: “Y si el sueño a usted le pica, a dormir a La Calica”. En julio de 1967 tiene lugar la inauguración del que será Hotel Bahía, antes Stella Maris al final de la playa de Las Delicias, derribado en 2004. Curiosamente, este hotel de emplazamiento privilegiado en primera línea de playa nació con el nombre de Residencia Ávila, promovido por la Cooperativa Ferroviaria Católica, con 100 habitaciones individuales o familiares a disposición de los ferroviarios españoles. Construido por la sociedad “Goin” de Madrid, este moderno edificio de ladrillo visto tenía en su interior murales artísticos con lugares típicos de Águilas, un amplio restaurante, bar-cafetería y salones sociales. En 1973 el establecimiento cambia de dueños y se presenta un proyecto de reforma interior para aumentar su categoría, el cual no será ejecutado hasta diez años después, reduciendo el número de habitaciones a 66. Durante muchos años fue el principal hotel playero de Águilas, siendo característicos los parasoles amarillos, sus sombrillas y tumbonas en la playa.
El 14 de agosto de 1969 tenía lugar la pomposa inauguración del Edificio Madrid en la plaza Robles Vives, en cuyo solar se situó la Real Aduana y el cine España. El inmueble,
de nueve plantas, construido por José Rodríguez Pérez (“Rodrigón”) según proyecto del arquitecto Fernando Cassinello, contaba con una discoteca (“Pepe´s Club”), hotel-residencia y 73 viviendas provistas de grandes terrazas corridas. La residencia se proyecta con 51 habitaciones dobles y sencillas con baño completo, teléfono y aire acondicionado, salón social y bar americano, destacando ante todo la decoración del local: moqueta roja, cortinas rojas y blancas, butacones y tresillos tapizados, iluminación indirecta, mobiliario moderno. La Residencia Madrid abrió sus puertas meses después de que lo hiciera el mejor hotel de Águilas: el Hotel Calarreona, situado en la urbanización del mismo nombre, proyectado en 1965 por el arquitecto Gabriel Olmos Caballero e inaugurado el 22 de junio del 68. Inspirado en el Hotel Don Pepe de Marbella, el empresario Antonio Grima Muñoz vislumbró el futuro turístico de Águilas con diversos negocios. Ejemplo de arquitectura del ocio y del relax con su planta en V muy abierta hacia el mar y fachada marítima reticular, el Hotel Calarreona, de tres estrellas y 44 habitaciones, pronto se convirtió en un lugar de moda para la celebración de acontecimientos culturales como el certamen Águilas de Novela. La publicidad de la época habla de un hotel moderno, con “todas las habitaciones con vistas al mar, dotadas de terraza, teléfono, baño completo, calefacción y sonorización musical”, ofreciendo a sus clientes “salones sociales de TV y para conferencias, cafetería, cocina internacional y platos típicos regionales, piscina privada para niños y adultos, parking, amplias terrazas y jardines, servicio de traslados y coches con o sin chófer”. Por diversas circunstancias, el hotel cerró cinco años después y fue reconvertido en edificio de apartamentos. La infraestructura hotelera de Águilas no se recuperará hasta la apertura del Hotel Carlos III en mayo de 1977, con 32 habitaciones y salón restaurante. En 1980 hay registrados 19 alojamientos turísticos con 389 habitaciones y un camping con 45 plazas.
Documentación: Juan de Dios Hernández – Miguel S. Puchol Franco
Texto: Jesús López Pérez
En la gran mayoría de las ciudades de nuestro país se están recuperando y rehabilitando los refugios de la guerra civil española. Y nosotros, aquí, en Águilas, no debemos ser menos. Debido a ello y, en primer lugar, porque se trata de un patrimonio latente que no podemos permitirnos el lujo de desaprovechar. Tampoco hemos de olvidarnos de nuestras raíces, las cuales son ricas en cultura e historia, pues la rehabilitación de dichos refugios cuyas condiciones sean óptimas para ser recuperados aportarían a nuestra ciudad más valor, tanto económico como patrimonial, además de un aliciente extra para los turistas y visitantes que recibimos anualmente. Existen múltiples razones más para recobrar nuestro acervo, y es por lo que, bajo mi punto de vista, debemos arrimar el hombro todos los aguileños en una sola dirección, la cual solo tiene un objetivo: el bien común.
Un poco de historia…
Nuestra ciudad no sufrió bombardeos hasta el mes de agosto de 1938, pero desde febrero de 1937 los ataques aéreos se convirtieron en una situación normal en la costa levantina. No obstante, desde bastante tiempo atrás, y debido a esa amenaza, se había comenzado ya a estudiar los posibles emplazamientos para que la población civil pudiera cobijarse en caso de alarma. Con fondos del Ayuntamiento empezaron a construirse los primeros refugios en zonas que podrían considerarse como objetivos militares. El refugio del puerto y el del cabezo del agua, junto al que los ferroviarios horadaron en el monte de la Estación, dieron lugar a que, paralelamente, vecinos y jóvenes promovidos por la Junta Local de Defensa Pasiva de Águilas, completaran un gran número de cobijos para los ciudadanos.
Aunque todos tenían bombillas, la mayoría estaban escasamente acondicionados. Eran construcciones de baja calidad. También hubo cuevas ampliadas y acondicionadas para el cobijo. Desde que los refugios fueron terminándose, se produjeron numerosas alarmas que no iban seguidas de bombardeos por lo que durante un año y medio la gente empezó a acostumbrarse a no acudir a ellos. Después, con los dos bombardeos de agosto de 1938, la situación cambió de forma radical.
Principales refugios de Águilas y sus características
REFUGIO DE LA PLAZA DEL CAÑO
Construido en noviembre de 1936, era el más grande en capacidad (600 personas). Tenía dos bocas, una en la plaza del Caño y otra en los Arcos. Su comodidad, anchura, altura y las habitaciones laterales y rampas, le conferían la calificación del más destacado.
REFUGIO DE LA ESTACIÓN
Construido en febrero de 1937, tenía una capacidad para 500 personas. La entrada se hallaba junto al depósito de máquinas, y al otro lado del cabezo, la salida. Era fresco, espacioso, con dos habitaciones y pasillos amplios.
REFUGIO DEL CASTILLO
Horadado en noviembre de 1936, de una altura de 2 metros, sin habitaciones, tipo cueva, poseía dos bocas, una junto al faro Punta Negra y la otra en la explanada del castillo.
REFUGIO DE LA CUESTA DEL SOL
Se excavó en mayo de 1937 bajo la cuesta (25 metros). Otra boca en calle Joaquín Costa. No se conectaron ambas entradas. Era tipo cueva.
REFUGIO DEL MOLINO
Se construyó en mayo de 1937. Una abertura en calle Robles, otra en Paseo de Parra y otra en calle San Marcelino, en mitad de la calle. Era amplio, ancho, alto, con fuertes rampas y sin habitaciones.
REFUGIO DEL CALVARIO
Se concluyó en verano de 1937. Tenía entradas por la calle San Diego (2) y Calle del Pilar. De bóvedas altas, con rampas fuertes, una habitación, dos túneles conectados por varios lugares.
REFUGIO DE LA CALLE CAÑON
Terminado en 1938, se conectó con varias cuevas particulares de la calle Triana. Tenía unos 40 metros terminado en habitación.
REFUGIO DE LA PESCADERÍA
Se finalizó en verano de 1938. Dos bocas, una en el Puerto Poniente, la otra en el pie castillo Casa de Vicente “el tonelero”. Tipo cueva de 25 metros.
REFUGIO DEL HOSPITAL DE SANGRE
Construido en julio de 1937, sus dos bocas se hallaban bajo el cabezo de las vías del ferrocarril en dirección al Hornillo. Tenía una habitación alta.
REFUGIO DEL CABEZO DEL DISCO
Se construyó en junio de 1938. Dos aberturas, una en el cabezo hacia el paso a nivel y la otra frente a la explanada de la antigua fábrica. No se terminó.
REFUGIO DE CALABARDINA
Se concluyó a principio de 1938. Sus dos bocas estaban en el muelle de pesca. Se construyó para la colectividad de la almadraba.
Algunos refugios privados que la población habilitó…
REFUGIO DE LA CALLE RELOJ
Calle Conde de Aranda (Antigua Casa de Correos), octubre de 1937. Una habitación amplia.
REFUGIO DE LA CALICA
Calle Joaquín Costa (ladera junto al cabezo del Molino y otra al pie del mismo cabezo), enero de 1938.
REFUGIO DE LAS YUCAS
Antigua fundición en calle Iberia. Septiembre de 1938.
Para que jamás se pierdan en la nebulosa de la historia y con el fin de que nuestros recuerdos, que son los mismos de nuestros antepasados, atiborrados de sufrimientos innecesarios que les trajo una guerra cruel, se hace imprescindible tratar por todos los medios restituir los refugios que se puedan. Son también nuestros símbolos de identidad.
Pepi Lillo
Me vienen tantos recuerdos ya bastante lejanos de aquella época.
Fue por la década de los años sesenta cuando España empezaba a despertar de los años oscuros del pasado.
En Águilas, los chicos y chicas con ganas de divertirse formaban las collas opandillas, como antes se les llamaban. Nosotros éramos una de ellas. Eran los años de los guateques, que eran los bailes que se hacían en las casas o en los patios y terrazas de nuestras familias. Alguno de los chicos llevaba el tocadiscos con unos cuantos discos actuales de aquella época, como Elvis o el Dúo Dinámico y también de los grupos que en aquellos años empezaban a ponerse de moda, algunos muy buenos y pasábamos las tardes de sábados o domingos muy divertidas. Era la moda del twist y la yenca, y los buenos boleros de Antonio Machín, Lucho Gatica y Nat King Cole.
Cuando se celebraban los santos o cumpleaños, nuestras madres preparaban una merienda para todos y llamábamos al retratista para que nos hiciera la foto para el recuerdo. Yo guardo algunas de ellas.
También nos gustaba ir al cine. Íbamos al cine Ideal y en verano al Gran Cinema, o “cine pijama” como también se le llamaba por su fachada a rayas. Poco después ya construyeron el cine Capri y el Cala Blanca.
En estas salas se proyectaban películas y estrenos de aquella época. Eran los años del cine de oro americano y se rodaban películas fabulosas con actores y actrices muy buenos, así como también actores y actrices del cine español, como Joselito y Marisol, entre otros. Como siempre he sido muy aficionada al cine me encantaban todas esas películas.
En ellos también actuaban compañías de teatro y se hacían sartenazos a beneficio de los pobres. Con el avance de la tecnología, estos cines fueron desapareciendo.
En el verano, Águilas se vestía de gala para recibir a sus visitantes, que ya empezaban a venir. La mayoría eran familias procedentes de Madrid y Barcelona ysobre todo nuestros vecinos de Lorca que venían a pasar los veranos.
Nuestra Águilas, hospitalaria y acogedora, les daba lo mejor de sí y se organizaban conciertos en la pista popular y también en la terraza del Casino, donde acudían loscantantes famosos y grupos de aquellos tiempos. Se hacían unos cotillones y bailes fabulosos que terminaban a altas horas de la madrugada. En estos bailes también actuaba un grupo de aguileños llamados los Dalex que lo hacían muy bien y terminábamos la coche comiendo sandía en la farola o pan y aceite en las panaderías.
Guardo un gran recuerdo de aquellos años, y después cuando nos vemos las amigas, casi siempre en verano, pues algunas al casarnos, nos fuimos fuera a otros puntos de España, recordamos nuestra juventud con añoranza y cariño.
Con el paso de los años, muchas cosas han cambiado pero Águilas, nuestro paraíso, sigue con su esplendor, su exquisita gastronomía, sus fiestas, sus fabulosos carnavales y sus hermosas playas. De aquellos años de juventud sólo nos quedan nuestros recuerdos.
Fue un agosto de 1.996 cuando la Junta Directiva del Águilas C.F., encabezada por su presidente Bartolomé Hernández Giménez, gestó la idea de celebrar el “Centenario del Fútbol” en nuestra localidad, que por aquellas fechas cumplía un siglo de andadura. Una decimonónica efeméride que dejaba atrás miles de vicisitudes inmemoriales con sus cuitas y venturas, jalonada por una etapa gloriosa que marcaría un antes y un después en el fútbol local y nacional. Una historia apasionante, cuya semilla, implantada en nuestra localidad en las postrimerías del siglo XIX, no tardó en diseminarse hacia amplias capas sociales de nuestro país con el telón de fondo del vetusto campo de fútbol de “El Rubial”, convertido en aquellos años en un inexpugnable hervidero de pasiones.
Este atractivo proyecto no resultó tarea fácil de organizar. La responsabilidad era grande, dado que lo que se pretendía inicialmente era testimoniar el arranque de esta novedosa práctica deportiva en Águilas, pero los organizadores advirtieron posteriormente que este evento podría tener una repercusión extramuros y suponer también un impulso a la extensión y asentamiento de este deporte en el resto de España. Para ello, se hacía necesario implicar, en el mismo, no solo a los legendarios jugadores, técnicos y directivos aguileños, sino también a las grandes figuras del fútbol español y extranjero pertenecientes a clubes importantes que habían sido historia. A tal efecto, la maquinaria, engrasada con la ilusión de sus promotores, se puso en marcha.
Para planificar este acontecimiento, se recurrió a nuestro paisano periodista radiofónico y televisivo Pedro Morata Calvo quien, acompañado por un entusiasta grupo de colaboradores, no escatimó esfuerzos a la hora de extender sus influyentes tentáculos más allá de nuestra frontera vecinal. El objetivo era contactar y comprometer, con su participación y asistencia, a relevantes figuras del balompié patrio. Todo presagiaba que iba a ser una gran fiesta, como así lo fue después, convirtiendo a Águilas, por unos días, en la capital del fútbol nacional, con idas y venidas de lo más granado del fútbol nacional y foráneo.
Esta celebración acaparó la atención de los principales medios informativos encargados de cubrir espacios deportivos (prensa, radio y televisión), convirtiéndose en todo un escaparate divulgador y promocional de Águilas sin precedentes. El colofón a estas actividades conmemorativas lo puso un partido benéfico en el centenario estadio de “El Rubial” entre la primera plantilla del Sevilla C.F. (capitaneada por su entrenador Camacho) y nuestro Águilas C.F., éste último reforzado con algunos jugadores de primera división. En este encuentro la banda de música entonó, por primera vez, el himno del Águilas, que aún perdura a día de hoy.
Por otro lado, paralelamente a la programación de los actos y prolegómenos que se iban sucediendo para el “Centenario”, la Casa de Cultura “Francisco Rabal” fue engalanada con toda clase de atuendos históricos futboleros tales como camisetas, banderines, fotos, botas, balones y propagandas, gentilmente cedidos por algunos particulares para la ocasión. Todo ello provocó una especie de éxtasis emocional, tanto a las personas que lo visitaban, como a los propios organizadores, al reverdecer viejos recuerdos, añoranzas, nostalgias y sentimientos encontrados, que animaron a los promotores del “Centenario” a embarcarse en otra nueva y fascinante aventura: la creación de un museo del fútbol en nuestro pueblo. La idea era disponer de un local en el que poder exhibir e inmortalizar la historia del balompié local y nacional, para conocimiento de futuras generaciones.
El salón para esta exposición, con el auspicio municipal, quedó ubicado inicialmente en la Avenida de Juan Carlos I, 1 (antigua cafetería Aníbal), inaugurándose el 11 de Diciembre de 1.996 el “Museo del Fútbol Aguileño”, con la asistencia de grandes figuras del balón como Zarra, Iribar, Amancio, Claramunt, Kubala y Gento.
Este coqueto recinto se mantuvo en su lugar de origen hasta el 2.009, año en el que, debido a la falta de espacio, La Junta Directiva acordó trasladarlo a su domicilio actual en la calle Muñoz Calero.
La nueva sede, con mayor superficie y disposición de amplias vitrinas y escaparates, propició el aumento expositor de una
gran cantidad de legajos, carteles y fotos, así como de otros entrañables objetos y documentos que habían permanecido celosamente custodiados en los archivos por su director Antonio De la Rosa, conocido popularmente como “Dela”. Entre ellos, algunos tan relevantes como una carta de S.M. el Rey aceptando la Presidencia de Honor del Centenario del Fútbol Aguileño y la concesión de la Placa de Plata de la Real Orden del Mérito Deportivo al Águilas C.F., otorgada por El Consejo Superior de Deportes.
En cuanto a narrativas periodísticas cabe mencionar, por su singularidad, la publicación de una crónica sobre la estancia en Águilas (año 1.951) del jugador Ladislao Kubala quien, acompañado por nuestro insigne D. Armando Muñoz Calero, se desplazó a esta localidad para recibir las aguas bautismales católicas (requisito imprescindible, entonces, para obtener la nacionalidad española). Destaca asimismo el espacio dedicado a la organización de la primera Copa de España (1.919) en la que el Águilas F.C. participó como campeón de Levante.
De extraordinario también podría catalogarse un reportaje periodístico que data de 1.912, correspondiente al desplazamiento en barco a Orán por parte del Club Deportivo Aguileño para jugar un partido. El Águilas C.F. se convirtió así en el primer equipo español en jugar fuera de nuestro Continente, siendo anunciado por la prensa local con todos los honores como si se tratara de la Selección Española. De hecho, se publicó como un France vs Espagne, dado que Orán, en aquellos años, era colonia francesa.
Interesante es, igualmente, la exposición en el Museo de los retratos, cartelería, balones y botas de la época, pertenecientes a equipos y jugadores del máximo nivel que han visitado Águilas.
Pero el Museo, hoy en día, es algo más que una sala de exposiciones y atractivo referente turístico. Es sede de la Asociación de Veteranos de Fútbol de Águilas, la cual viene celebrando convenciones anuales con desplazamientos de sus miembros desde toda España. Es también un lugar de animosas y respetuosas tertulias diarias, en el que nadie se siente extraño. Es un local generosamente cedido a cuantas entidades, asociaciones, colegios y federaciones lo solicitan, con el objetivo de impartir sus cursos, simposios, conferencias, ponencias, charlas y visitas guiadas.
El Museo del Fútbol Aguileño se ha convertido actualmente en un verdadero ateneo en donde se fomenta la interculturalidad, la conservación del patrimonio, la enseñanza, el intercambio de opiniones, el encuentro entre generaciones, un lugar donde van de la mano cultura y deporte.
Jesús López Pérez
Daniel Acuña, cuyas manos han dibujado para Marvel, en los últimos veinte años, las portadas de Spiderman y muchos otros superhéroes para deleite de los amantes de los cómics.
Me encontré con él una mañana luminosa de marzo, de esas en que las aguas mansas del Hornillo inspiran al mejor artista a que el trabajo trascienda de su imaginación al papel. Comentamos el clima impresionante de nuestro municipio observando a lo lejos la Isla del Fraile y muy pronto me explicó la fortuna de poder trabajar en lo que le gusta. Daniel es un aguileño de pro, amante de nuestra historia, cuya fama trasciende los límites de nuestra localidad. Promueve la cultura del comic con charlas, conferencias y muchos eventos en los que se tiene que desplazar a lugares distantes, y como buen profesional, le gusta estar al tanto de la vanguardia de su trabajo. Me dijo que dibuja desde temprana edad, que desde los trece años ya sabía que deseaba dedicarse a ello y que hizo Bellas Artes en Valencia mientras vendía sus primeras viñetas. Se define como autodidacta (mucha parte de tu formación tienes que hacerla tú mismo), amante de Popeye “El Marino”, de la música de Ennio Morricone y Daft Punk y del Carnaval de la Noche. Me confió con cierto desconsuelo que este año no pudo probar una Cuerva buena. En sus inicios realizó algunas publicaciones puntuales junto a Santi Arcas en la revista-fanzine El tío Saín, en donde conoció a Juan Álvarez, un murciano universal que trabajaba en aquella época para la famosa revista El Jueves y que sirvió a Acuña como referente para dedicarse al cómic. Bajo el aroma de un café y contemplando el embarcadero del Hornillo a través de la ventana, la conversación adquiere tintes de confianza. Me dice que se siente un privilegiado y es entonces cuando las preguntas surgen espontáneas:
¿Cómo fue llegar a Marvel?
A través de un agente. Tras contemplar la dificultad del mercado europeo, lo intenté en el norteamericano. Él presento mi trabajo en Nueva York en las oficinas de Marvel y al principio parecía que sí pero no, fue DC Comics quien se fijó en mí, no fue hasta que acabó mi contrato con esta editorial cuando me fichó la “Casa de las Ideas”. A partir de ese momento, se puede decir que mi vida cambió para siempre.
¿En qué consiste tu trabajo exactamente?
Siempre he hecho portadas e interiores de los comics de Capitán América o los Vengadores etc. Pero últimamente
también estoy empezando a trabajar en mis propias historias. Es un cambio, esto de hacer mis propias historias que nunca pensé que podría hacer y menos con personajes Marvel, es otro nivel que hace sentirme otra vez con la ilusión de un novato.
¿Tienes alguna anécdota interesante que me puedas contar?
Ya sabes lo que significa Stan Lee para todos los lectores de Marvel del mundo. Fue el cocreador de personajes icónicos como Spiderman, Hulk, Thor y muchos otros. Pues en una de las convenciones a las que asistí, concretamente en Chicago, él era otro de los invitados y mi amigo Cafu (otro autor
representado por el mismo agente) y yo, le dijimos a nuestro agente “gánate tu sueldo y preséntanos a Stan…” así un poco de broma, la verdad. Pues hubo una ocasión en la que iba andando solo con su “escolta” y mi agente dijo “¡¡¡ahora o nunca!!!”. Nos dirigíamos hacia él cuando una marabunta de gente casi nos arrolla en su afán por estrechar la mano de la leyenda. No pude conocerle finalmente. En realidad, fue la gran anécdota que no pudo ser.
¿Cuál es tu proceso creativo?
Pues empieza con la lectura del guion claro y los primeros bocetos de páginas, lo que llamamos storyboard. Terminado este storyboard lo mando al editor y me da el visto bueno (tengo que decir que trabajo con uno de los mejores editores de siempre que es Tom Brevoort). A partir de ahí hago el dibujo a lápiz y todo el proceso siguiente de tinta y color. Hay que explicar que normalmente esto lo hace un equipo compuesto por el dibujante que hace el lápiz, el entintador la tinta y el colorista el color, pero yo soy de los pocos autores que hace estos tres procesos. A veces me pongo para acompañar música instrumental, lo cual me relaja bastante. Otras ocasiones, si necesito encontrarme más despierto o más en alerta, me pongo algo más marchoso. También busco algunos podcasts, y por supuesto, siempre voy echando un vistazo a las últimas tendencias del mundo del cómic.
¿Cómo dibujarías Águilas para Marvel?
Ya lo hice en un cómic de Freedom Fighters para DC donde en una viñeta dibujo la playa del Hornillo con el Fraile al fondo. Desde siempre he tenido una idea en la cabeza de hacer una exposición sobre Águilas, pero no la ciudad esa que todos llevamos grabada de sitios emblemáticos como la Glorieta, el Castillo etc., sino una Águilas nocturna, más penumbrosa, cubierta por la boria esa que nos llega del mar y lo convierte todo más misterioso, más oculto. Y entonces dibujar esos callejones y callejuelas, pasadizos, fachadas antiguas, escalinatas que pueden encerrar un pasado enigmático. Creo que cuando tenga un poco tiempo libre, lo podré llevar a cabo. No estaría mal una exposición sobre Águilas… Espero poder hacerla alguna vez. Tal vez la podría llamar Águilas Nocturna o Águilas Noir.
La mañana avanzaba lentamente y a lo lejos nos íbamos embelesando con unos veleros maniobrando a favor de una brisa de Levante. Daniel me dijo que había participado durante cuatro años en el “Festival de Sombra” de Murcia, que había realizado dos carteles para el Carnaval nuestro, los cuales me enseña explicándome el colorido que aportó y su significado, porque siempre esconde algunos rostros conocidos o de familiares entre sus personajes (su mujer sirvió como modelo para su cartel del 2020), y finalmente, en su silencio, sabiéndose un privilegiado de tener ese paraíso azul frente a sus ojos, me explicó la importancia de su familia a la hora de preservar un sosiego con la finalidad de producir un buen trabajo. Las fotografías de su esposa y su hija ocupan gran parte del mobiliario, y antes de que se me vaya un pensamiento fugaz, le pregunto:
Libro del Verano 2024
¿Cómo llevas la rutina? Dibujar siempre superhéroes…
Tengo un proyecto nuevo entre manos —me explicó con una sonrisa pícara mientras el semblante se le iluminaba y se alisaba la barba—. Se trata de un cómic con un estilo que nunca he hecho y nunca creí que podría hacer. Ya sabes que cuando surgen nuevas ideas y las quieres plasmar aparecen algunas dudas. Pero te diré en pocas palabras que la historia transcurre en una ficticia Guerra Mundial y que me encanta todo lo relacionado con la década de los cuarenta: los aviones, los coches, la vestimenta de la gente, los sombreros… Y por eso he ubicado este cómic en esa época.
Echo un vistazo a los dibujos y me deja impresionado. Le digo que va a ser un éxito seguro y contesta con una mueca de incertidumbre. Pese a su experiencia en estos ámbitos, le noto muy ilusionado…
Además, acaba de salir en Estados Unidos mi último trabajo para Marvel, es una miniserie con los Vengadores en un futuro distópico. Es sin duda mi mejor trabajo. Me siento muy orgulloso del resultado obtenido. En Estados Unidos ya han salido los tres primeros números y estamos teniendo muy buenas críticas. En verano saldrá en España. Durante un rato charlamos sobre el panorama de los dibujantes actuales: Hoy en día creo que tienen bastante más salida que cuando yo empecé — me dijo convencido. Luego sobre el recelo que está creando la Inteligencia Artificial sobre los artistas: Existe inquietud, lo comento con muchos compañeros y ninguno se fía. Es un mundo nuevo que puede servir para fines buenos, que ayuden a la humanidad, como en el campo de la medicina, las nuevas tecnologías…, o, por el contrario, para suplantar de algún modo la tarea del arte. Sé que los demás artistas andan algo mosqueados. No cabe duda que estamos ante una nueva época….
¿Cuál es tu portada favorita?
Tengo dos que son muy especiales para mí. De las primeras que hice…Una sería la portada número uno de Eternos porque es la primera serie que hice para Marvel con y unos personajes creados por mí idolatrado ya Kirby el más grande creador de superhéroes de todos los tiempos injustamente olvidado bajo la sombra de Stan Lee. Y la otra portada favorita siempre es la última. En el silencio que prosiguió a sus palabras noté cierta nostalgia, tal vez el hecho de rememorar sus inicios. Le traslado que convendría añadirlas a la entrevista, y enseguida, tras comentar en un tono un poco más distendido anécdotas de la familia Acuña, muy conocida en nuestra localidad desde tiempos inmemoriales, me dispuse a efectuar la última pregunta. La dejé para el final pues sabía que se trataba de una cuestión importante para un artista de la talla de Daniel.
¿Cómo ves el mundo de la cultura en Águilas y qué le pedirías a las autoridades?
…Me muevo en un círculo de amigos y compañeros donde más o menos estamos satisfechos con nuestras aficiones, con nuestros trabajos. Yo, quizá, me desplazo más a Murcia, Cartagena. Tengo muchos lazos fuera de Águilas en el sentido laboral. En otras áreas culturales pienso que estamos a la altura de otros municipios. Mi mujer hace teatro, tenemos grandes pintores... Las autoridades deben estar siempre en alerta con la cultura. Jamás se debe perder el paso.
¿Deseas añadir algo para concluir?
A lo largo de estos años han venido a visitarme amigos dibujantes y siempre se quedan maravillados por la belleza de nuestro pueblo y lo bien que se come, no nos olvidemos, y siempre he pensado que sería un lugar perfecto para un Salón del Cómic pequeño. Pero embarcarte en algo así es solo para valientes, jeje, ya veremos.
Juan
Vicente Martínez de Haro Un antiguo alumno.
Cuando conversamos sobre la docencia y las anécdotas relacionadas con ella, ocurridas en nuestra etapa de alumnos en las escuelas de este pequeño pueblo llamado Águilas, es raro que no salgan a relucir entre los nombres de nuestros maestros, el de Juan Hernández Sánchez, nombre y apellidos bastante comunes en nuestro pueblo como en el resto de España, que en principio pudiera ser que nos costara identificar a quien pertenece, sobre todo para los que no se encuentran dentro de su círculo habitual de familiares, amigos y personas cercanas. Pero, causa un efecto distinto si añadimos a continuación del nombre, como frase aclaratoria, “Don Juan, el de las trillizas”, apodo, digámoslo así, por el que se le ha conocido y conoce en el pueblo por el hecho de tener tres hijas nacidas en un mismo parto. Acontecimiento mucho más notorio en aquel pequeño pueblo de entonces, que si ocurriera en la actualidad. Este apelativo amplía mucho más el círculo de personas que lo reconocen, especialmente los que fuimos sus alumnos en los distintos colegios en los que impartió la docencia durante más de 34 años.
Este hombre de estatura mediana, que siempre ha destacado por su singular corte de pelo “al cepillo”, a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, se propuso estudiar para obtener el título de Operador Técnico de Segunda de Teléfonos, aprobando con el n.º 20 en los exámenes realizados en el Instituto Virgen de la Paloma de Madrid. Sin embargo, no pudo ejercer esta profesión al no superar una evaluación médica preceptiva obligatoria. En definitiva, esta circunstancia y la influencia de su tío, que ya ejercía como maestro de escuela en aquel tiempo y al cual quiso
como un padre, hizo que se interesara por los estudios de Magisterio por los que finalmente se inclinó y completó en 1957 en la Universidad de Murcia. Remarquemos también, haciendo un pequeño paréntesis, la deferencia que tuvo el Ayuntamiento de Águilas con su mencionado tío, Paco Sánchez García, denominando con su nombre, el Aula de Estudio de la Casa de la Juventud “Capri”, en reconocimiento por la labor desarrollada en la docencia, en el municipio, a lo largo de su carrera.
Con tan solo 19 años, no perdió tiempo en presentarse y aprobar aquellos insufribles y rigurosos exámenes de oposición, característicos de la época, para obtener plaza de maestro, conocidos por lo implacables y en ocasiones absurdamente exigentes. Durante una de aquellas pruebas, en las que te podían catear por un simple estornudo, fue preguntado con cierta ironía por parte de un componente del tribunal examinador, si realmente tenía la edad que decía tener ya que aparentaba menos. Él, sorprendido y algo molesto por la duda que planteaba la pregunta sobre su verdadera edad, le indicó de manera contenida y con cautela por posibles represalias, ¿si le parecía poca la numerosa documentación aportada que así lo atestiguaba?
Su primer destino como maestro fue en marzo de 1959 en la Escuela Parroquial de las Zurraderas, a unos doscientos metros al norte del paso a nivel de la actual calle Murcia. En esta escuela, que aún se mantiene en pie, permaneció hasta septiembre del mismo año y posteriormente de mayo de 1963 hasta junio de 1968. Fue habilitada con material de segunda mano, proveniente de los almacenes donde se depositaba el mobiliario renovado de inmuebles
municipales. Estaba constituida por una sola estancia, que anteriormente se utilizaba para picar esparto con mazos, con una puerta y dos ventanas, que carecía de aseos para hacer las necesidades básicas, pero no de humedades y goteras cuando llovía. La reparación de mesas y bancos del mobiliario rescatado, así como el relleno de una zanja que cruzaba por el centro del piso e incluso componer un pequeño botiquín, fueron trabajos realizados por él mismo. Con todo esto nos podemos hacer una idea del estado del inmueble y en general del resto de las escuelas del mismo tipo, muy comunes entonces en todas las localidades y que operaban bajo la supervisión del clero. De esta misma índole era la Escuela Parroquial de la Calle de la Lotería, fundada por el sacerdote de la iglesia del Carmen D. Francisco Martínez Zapata, en la cual también dio clases su ya mencionado tío, Francisco Sánchez, que sustituyó al anterior maestro D. Juan García Hernández, que como anécdota de este último, diremos que modificó la altura de sillas y mesas, cortándoles las patas, para convertirla obligatoriamente en escuela de infantes noveles.
Al poco tiempo sustituyo a su tío Francisco, que dejó libre la plaza que ocupaba en la escuela de la calle de la Lotería, al ser destinado a la Villa Histórica y Literaria de Torre de Juan Abad, en la provincia de Ciudad Real, lugar donde al parecer, Francisco de Quevedo escribió alguna de sus obras. Por lo que tuvo que trasladar a sus alumnos a esta otra escuela que era algo más espaciosa.
Desde septiembre de 1959 hasta junio de 1962 ocupó plaza en la Escuela Graduada n° 2, en el recinto de la fábrica de espartería de Domingo Macamea, ubicada en la zona norte del actual tanatorio Virgen de la Piedad. En 1961 tuvo que hacer un paréntesis en su vida profesional para atender la llamada del servicio militar obligatorio que estuvo vigente en España hasta 2001, siendo destinado para ello a Sidi-Ifni un Protectorado español que existía al sur de Marruecos. Se trasladó al campamento militar de Los Rodeos en la Isla de Tenerife (Canarias) para realizar la I.P.S. (Instrucción Premilitar Superior), obteniendo la graduación militar de Alférez de Complemento.
En septiembre de 1962 ocupó plaza en la Escuela Graduada Fuente Nueva, en la calle del mismo nombre, frente al Caño de los Arcos entre el antiguo refugio de la guerra civil y la tienda de Isabel “La Picola”.
En septiembre de 1968 fue nombrado por la Dirección General de Personal, en concurso restringido, para asumir su siguiente destino como propietario definitivo de una plaza en la Escuela Graduada de Orientación Marítima, en la calle Santamaría nº 14, actual Oficina de Empleo y Formación, reemplazando a D. Joaquín Martínez Olivares.
Fue en esta escuela donde muchos de nosotros, incluido el que suscribe, conocimos por primera vez al protagonista de este relato, quien se convirtió en nuestro primer maestro. Él nos enseñó a “leer, escribir y hacer cuentas”, la frase que solíamos balbucear recién ingresados de párvulos, cuando los mayores nos interrogaban con la clásica pregunta, “¿y tú a qué vas a la escuela…?”, pues a eso.
Por las mañanas llegaba montado en una Velosolex de segunda mano de color negra, una extraña y rara bicicleta motorizada fabricada entre 1941 y 1970, que se hizo muy popular por su bajo precio de venta y que montaba sobre la rueda delantera un pequeño motor de gasolina de 38 cc que con un consumo de 1 litro de gasolina cada 100 Km, conseguía mover a su pasajero a una velocidad aproximada de 25 Km/h. Durante el horario de clase la dejaba en el pequeño patio de la escuela, pero en las contadas ocasiones en que la dejaba aparcada en la calle a nuestro alcance, bien durante la hora del recreo o antes de la entrada matutina a clase, era raro que no se formara un corrillo de chiquillos demasiado cerca de ella, curioseando y resistiéndose a manosearla. Para que no nos llamaran la atención reiteradamente por este motivo, intentábamos mantenernos a cierta distancia, poniendo mucha atención para que los graciosos que jugaban y correteaban a nuestra espalda, no nos empujaran a propósito y nos hiciesen caer con ella al suelo.
Más adelante, la Velosolex la cambio por una vespa azul claro, también de segunda mano, que utilizaba como transporte
Libro del Verano 2024
para llevar a sus hijos a la escuela; una de las trillizas la colocaba de pie delante de él, las otras dos detrás y por último, sobre los hierros del porta equipaje, su hijo mayor que las rodeaba con los brazos, agarrado al cinturón de su pantalón. Los municipales que lo conocían, se quejaban cuando hablaban con él, porque para evitar denunciarlo, tenían que apartar la vista cuando le veían venir. Con el tiempo adquirió un SEAT 600 verde oscuro, usado, con el que pudo mitigar estas incómodas situaciones.
Esta escuela más conocida como “Escuela de los pescadores” por ser el noventa por ciento del alumnado hijos de pescadores, se componía de tres aulas que a menudo masificadas, eran atendidas por tres maestros. La de Juan Hernández, que era la de los más pequeños, en una ocasión llego a albergar hasta ochenta y dos alumnos,
Era dispensada por el Servicio Escolar de Alimentación y Nutrición (SEAN) en enormes bidones de cartón marrón con tapas metálicas, proveniente del Plan A.S.A, Ayuda Social Americana.
Además de las materias académicas, nuestro maestro también nos inculcó normas fundamentales de educación. Cuando entraba en el aula alguna visita, nos obligaba a ponernos de pie, para darles al unísono, un cordial saludo de “buenos días” y al marcharse, un coreado “que usted lo pase bien”. Esto era en teoría, porque en la práctica, todo se complicaba, en especial cuando nos provocaba risa los sobresaltos y muecas que hacían algunas visitas, al escuchar de golpe el estruendo que se formaba al levantarnos en tropelía, junto al griterío desacompasado del saludo a la voz. Era comprensiblemente difícil a estas edades, conseguir
utilizando incluso la mesa del maestro de improvisado pupitre. Podemos imaginarnos las dificultades y esfuerzos que esto representaba para conseguir avances significativos por parte de todos.
La rutina en esta escuela comenzaba todas las mañana con la formación de los alumnos en la calle, dispuestos en fila de a uno por cursos. Luego, un maestro se dirigía a un grueso mástil de madera de corta altura, enclavado sobre la acera de la esquina norte del edificio y se subía a una pequeña silla de madera para izar la bandera de España. Entonces cantábamos alguna de las canciones propias del “Movimiento Nacional” y a continuación se ordenaba militarmente; “De frente ar” y entrábamos en fila india a nuestras respectivas aulas.
Estos eran los años de la leche en polvo que convenientemente mezclada con agua, se repartía en las escuelas como complemento alimenticio para los escolares.
con seriedad, acompasar toda la secuencia al completo, por más que nuestro maestro y nosotros mismos aunáramos esfuerzos para conseguirlo.
Nos enseñó a ser puntuales, instándonos a llegar a tiempo y sin retrasos a nuestros destinos. Para ello cerraba la puerta del aula pasados unos minutos de las nueve de la mañana y le colgaba en el exterior un cartel con la inscripción “Es tarde, no moleste”. De esta manera, evitaba el incesante goteo de los perezosos que normalmente llegaban tarde a clase, poniéndolos en un brete al tener que decidir, si entrar y enfrentarse al maestro o volver a casa y enfrentarse a la zapatilla de su madre.
Nos instó a respetar a los demás colocando en las paredes del aula, carteles con frases conductuales en letras de colores, que promovían valores como; “Si uno no quiere, dos no se pelean”, “Haz bien y no mires a quien” y otras por el estilo que anidaban en nuestra memoria a fuerza de releerlas una y otra vez.
El sueldo de un maestro en los años 70 rondaba aproximadamente las 3000 pesetas al mes, unos 18 € de los de ahora. Pero para un maestro con 4 hijos y otro que faltaba por venir, quedaba algo escaso. Así que decidió pluriemplearse, compaginando la docencia con agente comercial representante de turrón de Jijona, durante más de 10 años; impartiendo clases particulares desde 1966, las llamadas “permanencias”, primero en un local frente a la farmacia de Santamaría en l a calle Conde de Aranda y después en los bajos de su propia vivienda en la calle San Lorenzo, a unas decenas de metros del desaparecido Cine Capri. Estas clases de apoyo, servían para mejorar el rendimiento escolar de los alumnos menos aventajados, los que trabajaban y querían sacarse el Certificado de Estudios Primarios o los que querían mejorar su formación académica con intención de efectuar estudios más avanzados; presentándose además, a los exámenes de Procurador de los Tribunales que aprobó en julio de 1982 en Albacete.
Por diferentes vicisitudes, en septiembre de 1972 pasó destinado a la Escuela Comarcal Ramón y Cajal en calle J. Jiménez Ruano S/N, donde permaneció un año.
En septiembre de 1973 pasó destinado al Colegio Nacional Fco. Franco, sito en la ubicación actual del Colegio Urci, en la calle Carlos III, donde impartió clases de Geografía e Historia. Durante los 10 años de permanencia en este destino, también supo inculcar a sus pupilos, la necesidad de luchar frente a situaciones injustas y discriminatorias. Como el caso protagonizado aquella mañana, por una de sus alumnas, su hermano y el propio hijo del maestro. Al llegar a la escuela después de la hora de entrada, el conserje que ya había cerrado la puerta de la verja exterior,
no les dejó pasar a ellos dos, pero sí al hijo del maestro que lo conocía. Esto causó en los afectados tal indignación que desde allí mismo, tras unos momentos de reflexión, decidieron gritar incesantemente la primera frase que se les ocurrió, ¡¡¡Esto es una huelga, Esto es una huelga!!! Lo que no sabían, era que por casualidad, nuestro protagonista lo había observado todo desde la ventana del aula y mandó a su hijo de vuelta al patio para que se uniera y apoyara a los dos manifestantes, consiguiendo finalmente que les dejaran pasar. Al entrar en el aula, el maestro felicitó a su alumna por haber hecho frente a aquella injusta situación en vez de abandonar, haciendo que todos le dieran un aplauso.
En 1984 pasó a residir a Murcia, instalándose en un piso de 70 metros para una familia de 7 componente, desde aquí se trasladaba diariamente en una Mobilette a su nuevo destino en el colegio Fernández Caballero en la calle Profesor Antonio de Hoyos, situación que les permitió a sus hijos terminar sus estudios.
Finalmente, pasó destinado en 1988 al Colegio María Maroto de la misma localidad, en calle Puerta Nueva nº 16, donde finalizó su carrera como maestro en 1995. Durante su permanencia en este, su último destino, alternó su trabajo con los estudios en la Universidad de Murcia, licenciándose en Geografía e Historia.
Durante los 34 años, 11 meses y 27 días de servicio, formó parte de una estirpe de “Maestros” ya extinguida, dedicada a ejercer la difícil disciplina de la enseñanza. Por todo ello, sus alumnos, le agradecemos con efectos retroactivos, el haber dedicado parte de su vida a instruirnos e inculcarnos valores morales y normas de convivencia, intentando hacer de nosotros mejores personas.
Jaime Zaragoza
El escudo del Águilas cumple 70 años en este 2024.,
Con motivo de la visita que realizó en agosto de 1954 el R. Madrid a Águilas, para jugar un partido amistoso a beneficio del Hospital de Caridad, gracias al compromiso que le realizó Santiago Bernabéu a Armando Muñoz Calero, de jugar el R. Madrid un partido en Águilas y cumplió con esa cita benéfica.
Con motivo del partido, se quería realizar un reconocimiento tanto a Santiago Bernabéu como a Armando Muñoz Calero, por lo que, el pintor aguileño José Matrán hizo a plumilla el actual escudo del Águilas CF, puesto que hasta entonces carecía de uno institucional del club. Con ese dibujo de José Matrán se realizó la Insignia de Oro que se entregó en la previa de ese partido a Santiago Bernabéu y a Armando Muñoz Calero.
Para disputar aquel partido, el R. Madrid se desplazó con todas sus figuras, entre ellas Marquitos, Muñoz, Di Stefano, Gento o Rial, quien disputó en El Rubial su primer partido en España. El Águilas CF se reforzó con jugadores del R. Murcia.
Coordinador: Jesús López Pérez
Una gran cuestión nos reúne en una sala de la biblioteca municipal y acudimos encantados para tratar, sin ánimo pretencioso, diversos temas relacionados con nuestra ciudad.
Juan de Dios Hernández, arqueólogo municipal, Francisco García Calvo, ingeniero Industrial, Pedro Ibáñez Escarabajal, arquitecto técnico y Jesús López Pérez, ferroviario jubilado, nos sentamos alrededor de una mesa de cristal y la conversación fluye de un modo instantáneo:
Jesús López: Tengo entendido que existen algunas viviendas en las faldas del castillo con problemas en la cimentación…
Juan de Dios: Efectivamente, son algunos corrimientos sobre todo en la zona de las escaleras del castillo. Pero en general, en todo lo que es el monte, el problema es de estabilidad. Existe un estudio geotécnico del año 1991 o 1992 y cuesta muchísimo dinero asegurarlo. Hay bastantes desprendimientos. En las redes de las Brisas, por ejemplo, hace poco cayó una piedra enorme y por la zona de poniente también. La geología del Castillo, los frentes de cantera, tiene salientes cuaternarios, conglomerados calizos en la parte alta y en la parte baja gredas y terreno impermeable. Las calizas son permeables, lo cual produce la inestabilidad del terreno.
Pedro Ibáñez: He construido varias obras en las inmediaciones del castillo, y en algunas ha habido que tener mucha precaución por los desprendimientos y los corrimientos de tierras.
Jesús López: Supongo que hizo mucho daño aquel desmonte a fuerza de barrenos a finales de los sesenta, tanto en la zona de poniente como en la parte de atrás.
García Calvo: Sí, en aquellos años, con motivo de sacar piedra para realizar la obra del puerto, nos vendieron la idea de hacer un paseo por detrás del castillo que uniera las dos bahías. Recuerdo que se escuchaban los barrenos rompiendo el monte desde el placetón, en concreto en la “Academia Urci” adonde yo acudía normalmente a estudiar. Pero lo del paseo fue una patraña, puesto que cuando extrajeron la piedra que necesitaban ya no continuaron. Y ahí quedó patente.
Pedro Ibáñez: Ahora hacer ese paseo es mucho más complicado todavía, pues sería inimaginable rellenar la franja trasera de piedras o bloques de hormigón. Sería una obra muy costosa. Además, hay una profundidad de ocho o diez metros por la zona del Peñón y efectuar una sujeción bajo la batería de San Pedro o tal vez un muro de contención que contenga esos desprendimientos, casi inviable.
García Calvo: Esa zona hubiese sido la ideal para ubicar el ascensor…
Jesús López: Y… ¿cómo dar un carácter más turístico a toda la parte trasera del castillo…?
Pedro Ibáñez: Pienso que la única solución sería realizar un paseo de andar, metálico, elevado, a unos cinco o seis metros sobre el mar, sujeto y clavado a la roca, que diera la vuelta a toda la parte trasera del castillo.
Jesús López: Eso lo he visto en algunos pueblos cercanos donde hay ríos. La gente bordea el curso del agua desde arriba, desde las pasarelas enclavadas en las laderas de los montes. Qué duda cabe que sería un aliciente turístico para Águilas…
Juan de Dios: Estoy de acuerdo. Sin embargo, la cuestión sigue siendo el tramo desde el faro hasta donde termina la cantera. ¿Cómo se pueden evitar los desprendimientos?
Pedro Ibáñez: Habría que irse con el paseo hacia el borde del mar… Y hacer un muro de contención para evitar el peligro de cualquier derrumbamiento.
García Calvo: Recordad que para hacer eso habría que hablar con Costas, con el Ministerio de Medio Ambiente, con los ecologistas… O sea, que sería muy complicado.
La conversación va adquiriendo entusiasmo, incluso se van tratando otros temas relacionados con la arqueología de nuestra ciudad, con la historia, con el futuro. Alguna que otra llamada de móvil nos interrumpe cuando los asuntos son de máximo interés. Sale a colación la antigua Urci (Juan de Dios está convencido que estaba situada aquí y nos lo demuestra con bastantes detalles interesantes), también la posible ubicación de un anfiteatro romano que nos sorprende a todos. Después regresamos a la cuestión del castillo y seguimos comentando su seguridad:
Pedro Ibáñez: Las gredas se secan y luego las lluvias torrenciales se las llevan… Eso complica más la fijación. Hay muchas grietas.
Juan de Dios: También el terreno es propicio para que crezca vegetación entre las rocas y esas mismas plantas lo remueven todo. Eso es mortal, deja el terreno inestable totalmente. Ya, como he dicho antes, en los años noventa se estudió la posibilidad de inyectar hormigón por las zonas menos seguras y resultaba demasiado caro.
García Calvo: Y en cuanto a la pasarela, pienso que se trata de una gran idea. Pero existen demasiados contratiempos como hemos comentado anteriormente. Pero sí me gustaría incidir sobre la idea del ascensor por la zona de la batería de San Pedro. Sería un buen proyecto.
Pedro Ibáñez: De cualquier manera, todo ello requiere muchos estudios, mucho dinero, mucho tiempo…
Nos despedimos hasta una futura ocasión en la que otro asunto de nuestro municipio nos vuelva a reunir. Todos estábamos encantados de mantener una conversación en la que el objetivo sea que Águilas avance.
El pasado día 15 de diciembre de 2023 falleció un hijo de Águilas lejos de la tierra que le vio nacer. Nos dejó a sus 67 años , el primogénito de nuestra familia, el único aguileño junto a sus padres, mis abuelos,
José Troyano Sánchez y Pilar Matrán García, siendo nieto del conocido artista dibujante y fotógrafo José Matrán: Juan José Troyano Matrán, un aguileño de “pura cepa”.
Todos deseamos encontrar nuestro sitio en el mundo, pero para saber y valorar dónde estamos debemos tener siempre claro de dónde venimos, y Juanjico (como le llamaban mis abuelos) tuvo siempre muy claras sus coordenadas en la vida, pues en todo momento hizo gala de un fuerte sentimiento de pertenencia y de amor por su tierra natal, Águilas, que hizo compatible con un sereno y decidido cariño hacia su tierra de adopción, ya que se estableció laboralmente en un pueblo de la apreciada tierra de Barros de Badajoz, Santa Marta de los Barros, donde conoció a su compañera de viaje Julia, y dónde fondeó su barca, echó sus redes e hizo su vida, pero, eso sí, con el ancla firmemente asentada en la tierra que le vio nacer.
Nuestro querido Juanjico estudió en Salamanca la Licenciatura en Biología, se preparó las oposiciones al Banco Central, empezando a ejercer en Mérida, desde donde le ascendieron a director en la oficina de Santa Marta de los Barros y jubilándose en Badajoz. Y al mismo tiempo dio salida a su especial vocación educacional y altruista como fundador del Club Deportivo Cultural de Ajedrez de Santa
Marta y Fútbol femenino, dedicándose en cuerpo y alma como educador en valores deportivos y culturales, dejando profunda huella entre sus vecinos pues fue homenajeado en agradecimiento a su labor e incluso obsequiaron su memoria bautizando con su nombre a la plaza de Santa Marta en sus últimos meses para que pudiera disfrutarlo en vida.
En Águilas, le recordaremos por sus múltiples artículos en su búsqueda incansable por la flora murciana, publicados durante años con puntualidad y dedicación en esta revista de festejos. Recuerdo de niña las arriesgadas excursiones a Cabo Cope, las Cuatro Calas, al Castillo de San Juan de las águilas, la Cuesta de Gós, etc., en busca de plantas que fotografiar y clasificar que tanto disfruté y que, aunque en ese momento no lo sabía, me estaba haciendo testigo y partícipe en su singladura por la vida.
Ahora estará fotografiando paisajes y flores desde el cielo…
Toda la familia queríamos compartir estas líneas, que ahora yo escribo, tal y como hizo él en su día cuando partieron mis abuelos, en esta revista de festejos que tan importante ha sido para nosotros durante tantos años.
SIT TIBI TERRA LEVIS.
Francisco García Calvo
Ingeniero industrial, Exprofesor de ferrocarriles. Águilas, verano de 2024
Edmund Sykes Hett.
Fuente: Águilas y los ingleses, 2009. Antonio Hernández Moreno.
Edmund Sykes Hett, Con él empezó todo
Embarcadero de El Hornillo Gustav Gillman
Fuente: A.G.R.M
A mitad del siglo XIX, en plena segunda revolución industrial, en Águilas y sus alrededores existía materia prima de la más buscada en la época, mineral de hierro y esparto, el primero para fabricar acero con el que construir maquinaria de todo tipo, estructuras metálicas, puentes, edificios, barcos, locomotoras, vagones, railes, bombas de agua, telares, etc. Por su parte el esparto tuvo gran demanda en Inglaterra para la fabricación de papel gracias a un sistema patentado en Londres en el año 1839 a base de pulpa del mismo. Todo esto se cargaba manualmente por el antiguo puerto romano, adecuado posteriormente por Robles Vives y los pequeños muelles de madera situados en la bahía transportando la mercancía con barcazas que se abarloaban a los barcos fondeados en la misma.
Viendo la necesidad de tener un puerto adecuado para todo este tráfico marítimo, el ingeniero Luís Figueras y Silvela solicitó la concesión de la construcción del puerto y se le concedió por R.O. de 21 de Mayo de 1879, traspasándola después a la Compañía del Puerto de Águilas (la Casa Rostchild la apoyó financieramente), la concesión por 99 años incluía también la concesión de un ferrocarril de vía estrecha desde Águilas a Lorca por Sierra Almagrera, cuya explanación para la estación se inició en El Rubial en 1882. Antes en junio de 1880 se Iniciaron las obras del puerto que finalizaron el 20 de febrero de 1886.
Era la gran esperanza para la economía del pueblo, pues se establecerían consignatarios de buques, empresas auxiliares, aumento del comercio, daría muchos puesto de trabajo durante la construcción y sobre todo posteriormente para la carga y descarga de las mercancías, mineral de hierro, esparto, grano, mármol, ganado, etc. además de los acarreos desde el origen de cada una de ellas al puerto. Esto dio lugar a una gran inmigración de trabajadores de los alrededores.
En este escenario de euforia por el futuro prometedor para la economía y la sociedad del nuevo puerto de Águilas en construcción, aparece Edmund Sykes Hett un gran empresario británico que se dedicaba fundamentalmente a exportar carbón y construir ferrocarriles, quien conociendo la gran riqueza y calidad del mineral de hierro de la Sierra de los Filabres (Serón y Bacares) y la Sierra de En medio, junto a Almendricos, vio la posibilidad de transportar este mineral hasta la costa mediante la línea de ferrocarril que iba a licitar el Gobierno de España entre Murcia y Granada, pues pasaría por Serón y por Almendricos, muy cerca ya de la costa y junto a la mina de la Sierra de Enmedio, después podría hacer un ramal ferroviario para llegar a Águilas o Garrucha donde construiría un puerto para exportarlo.
Se presentó a la licitación de la línea ferroviaria consiguiéndola el 12 de marzo de 1885, lo hizo en solitario al no presentarse ninguna otra empresa, pues fue el único que vio la rentabilidad de la misma si se vinculaba al transporte de mineral como él había previsto. Traspasó después la concesión a la compañía G.S.S.R. (Great Southern of Spain Railway) creada en Londres por él mismo.
Sykes conocía la construcción del Puerto de Águilas y la concesión de la línea ferroviaria Águilas-Lorca a la misma compañía y estudió las alternativas de construir un ferrocarril desde Almendricos a Garrucha o a Águilas. Visitó la zona junto a su apoderado el ingeniero George Higgin Winfield experto en ferrocarriles mineros y eligieron la de Águilas. La alternativa de Garrucha era más barata y fácil de construir, pues consistía en seguir el valle hasta el mar, pero el posible puerto no tenía calado suficiente y no estaba protegido. La segunda era más corta pero más cara y difícil pues tenía que cruzar mediante túneles la sierra de El Aguilón, sin embargo la bahía de El Hornillo tenía calado suficiente, estaba protegida y podían construirse en el monte, junto al embarcadero, silos de almacenes reguladores de mineral. El gran inconveniente era que ya había una concesión para una línea ferroviaria de vía estrecha entre Lorca y Águilas y sería imposible conseguir otra.
Sykes conocía las dificultades que estaba teniendo la Compañía del Puerto para acabar la construcción de su ferrocarril de vía estrecha a pesar de las reiteradas prorrogas concedidas, y solicitó al Ministerio la construcción no de una línea LorcaÁguilas, que no se la concederían, sino de un ramal en ancho ibérico desde Almendricos a Águilas como complemento a la línea Lorca a Granada que ya tenía concedida. Se le concedió el 25 de junio de 1887. La estación estaría situada una vez pasada la carretera de Lorca y la rambla del Charcón, sin llegar al puerto. Después se solicitó el cambio de ubicación de la misma trasladándola al Bol, equidistante del Puerto de Águilas y del embarcadero de El Hornillo.
Justo un mes después, una vez conseguido esta concesión del ramal hasta Águilas, el 26 de julio de 1887 da a conocer su verdadera intención al solicitar al Ministerio de Fomento autorización para el proyecto de embarcadero de minerales en la ensenada de El Hornillo y el ramal de acceso desde la estación de Águilas. La estación se construiría sobreelevada del terreno para reducir la diferencia de cota entre esta y el Embarcadero para que los trenes pudieran subir hasta él y los silos. Esto ocasionó, como era de esperar, una gran alarma entre los accionistas y concesionarios de la Compañía del puerto de Águilas, lo que dio lugar a que el 10 de julio de 1888 el alcalde de Águilas Enrique Parra Fdez.-Ossorio, quien también era el presidente de la Compañía del Puerto, se dirigiera al Gobernador de la Provincia oponiéndose a la concesión del embarcadero de El Hornillo ya que era perjudicial para el puerto de Águilas.
Después de presentar la compañía inglesa un informe demostrando que el puerto de Águilas no tenía capacidad para cargar la gran cantidad de mineral que esperaban traer desde las minas de la Sierra de Los Filabres, además de la falta de competitividad y la lentitud de la carga de los buques por el sistema manual que usaba, mientras con el embarcadero se cargarían automáticamente, por gravedad, desde los vagones hasta las bodegas de los buques, casi sin mano de obra. El 13 de abril de 1889 se autoriza a Sykes Hett la construcción del embarcadero de El Hornillo, pero para uso exclusivo de embarque de mineral, de esta forma el puerto de Águilas podría seguir también exportando mineral de hierro (había muchas minas en los alrededores donde no llegaba el ferrocarril), esparto, grano, mármol, ganado, etc.
Nunca antes reveló su intención de hacer este embarcadero, pues quizás no se le hubiese facilitado la concesión y construcción del ramal de Almendricos a Águilas y menos aún la construcción del mismo.
La estrategia empresarial se demuestra también en que los terrenos necesarios por donde habría de pasar el ramal hasta el embarcadero de El Hornillo eran de él, los había comprado en septiembre de 1885, dos años antes de que solicitara la autorizara para su construcción, tal era la confianza que tenía en conseguirlo, además tenía ya, como mínimo, un anteproyecto del embarcadero. Por fin el 18 de agosto de 1903, se inauguró el embarcadero de El Hornillo con el vapor ingles Greatland.
Libro del Verano 2024
Esto supuso que Águilas fuera el final de la línea ferroviaria Lorca-Baza-Águilas, como se llamó finalmente, trasladando a esta las oficinas y la dirección de la compañía con sus correspondientes directivos y personal administrativo, entre los directivos Eduardo Argenti Schülz, quien se construyó en La Carolina la famosa casa de estilo colonial, nuestro admirado Gustav Gillman y finalmente el querido “Don Jorge” Lee Boag, el del huerto con su nombre y su casa también de estilo colonial y se construyeran los talleres de la G.S.S.R. creando gran cantidad de puestos de trabajo con personal cualificado.
El embarcadero de El Hornillo permitió que aunque el 14 de febrero de 1924 por Real Orden se cerrara el puerto de Águilas al mineral de hierro, por motivos de salubridad al provocar siderosis, se siguiese exportando por el Embarcadero mineral hasta el 1 de diciembre de 1970 en que salió el último buque, el español Juan Nespral, por último el 15 junio de 1973 se cerró oficialmente, después de 70 años.
El encuentro de nuestro pueblo con las culturas extrajeras, inglesa por el ferrocarril y el esparto y francesa por la compañía del puerto de Águilas, además de todos los consignatarios de buques y marineros con los que se convivían, dio lugar a nuestra forma de ser abierta y tolerante a otras costumbres y formas de pensar.
Todo se consiguió gracias a ese gran desconocido y olvidado EDMUND SYKES HETT quien ideó el ferrocarril y planificó la estrategia para conseguir construir el Embarcadero del Hornillo exponiendo su propio patrimonio, dando lugar además a la época dorada de Águilas en todos los aspectos, social, empresarial y culturalmente. Protestantes, Liberales, Masonería, Espiritismo, Casino, Teatros, Ateneo, balnearios, actores, literatos,…
Sirvan estas líneas como homenaje y agradecimiento.
Basado en los libros Águilas y los ingleses (Antonio Hernández Moreno, 2009), The Great Southern of Spain Railway Company Limited 1887-1936 y otros artículos (Joaquín Gris Martínez) e Historia del puerto de Águilas (Félix Luis Pareja Muñoz).
Permanecen magistrales, altivos, tienen años de silencio y confidencia, custodios de secretos cautivos, con savia anciana de experiencia.
Son nuestros ficus emblema, de una glorieta de antaño, sus raíces puro poema, sus hojas verdes de paño.
Ancestrales monumentos de anagrama, patrimonio de un legado natural, refugio de palomas en sus ramas, donde anidan en su espacio mundanal.
Admirados por todos los transeúntes, testigos de recuerdos y vivencias, esquinas de vidas y de apuntes… Que eternos … lloraron ausencias…
Rosa Raya Carrasco
Sosegados y calmados, permanecen anclados, por ellos pasan los días alineados, amarrados, entre el sol que nace y el que se va a esconder, aparcados en el agua, que no los deja de mecer.
Ellos son como la misma vida, pacientes, esperan con sus aperos anclados… corrientes, salir a su misión y engalanarse su cubierta, otros se quedan quietos, en una espera incierta,
El puerto los acurruca, como si fueran sus hijos, de todos es el refugio, en sus amarres cobijos, nosotros somos como barcos en el mar…
A veces dormidos, esperando a faenar…
A veces en la marea, de quien tiene que luchar.
Rosa Raya Carrasco
Cuatro tesoros bordean su costa más preciada… “Calarreona”, “La Higuerica”, “La Carolina” y “Los Cocedores”, las olas se rinden en la orilla por su belleza guiadas, donde el atardecer pinta el cielo y difuminan sus colores.
Cuatro rincones de sol donde elegir cada estancia, que renuevan nuestros sentidos y disfrute lentamente, un lujo cada una de sus playas de exquisita elegancia, arena de oro suave y agua de cristales transparente…
Cuatro calas de bandera del verano más elegidas, pasiones, momentos, vivencias, entre las sombrillas, que por algo son de todos las más concurridas… ¡Quién pudiera ser un sueño y amanecer en sus orillas…!
Rosa Raya Carrasco
Hoy recuerdo con emoción, esos momentos de verano, que vivíamos a la fresca y conabanico en mano. Antes por la tarde, se refrescaba la calle, tirando cubos de agua, no se nos caliente nadie. Una “barría” y las silletas. Algunas eran de la playa, por si venía visita, no sea que se nos vaya. Empezábamos merendando y después un helado. Era tanto el tiempo, que terminábamos cenando. Pasaba mucha gente, algunos saludando. Era nuestra costumbre, parar y quedarse hablando. También recuerdo los motes, que mis padres decían tanto. Eran muchos y diferentes, que aœn lossigo pensando. Mejor que el telediario, le hacíamos los repasos, de todo lo que pasaba Y así dormir informados. Recuerdo que no pasaban coches y jugábamos tranquilos. Podíamos hablar fuerte y sin molestar a los vecinos. Eran tiempos de tertulia, saludosy buena costumbre. De juegos y de juntarse. Allí sí que corría el aire. Un recuerdo a esas puertas, que nos enseñaron tanto, aconocer a nuestros vecinos yapasar muy buenos ratos.
Cari Rodríguez Díaz #laaguileña (A mi tío José Robles Cegarra, gran admirador y fiel a su libro de festejos, que este año 2024 tristemente nos dejó. Taté este año sí, con todo mi cariño para tí)
XLV Juegos deportivos en la playa
Julio y agosto
Playa de las Delicias
Zona deportiva junto al Club Náutico
Del 5 al 26 de Julio Exposición Romeral
Inauguración: 20:00 h
Casa de la Cultura
Francisco Rabal
Cursos de natación (adultos y niños)
Piscina Huerto Don Jorge
Viernes 5
Gala Cruz Roja 22: h
Plaza Antonio Cortijos
Plaza Antonio Cortijos
Viernes 5 Águilas Blanca Comercio Jueves 4 - Ojete Picor 22:00 h
Sábado 6
Gala AMIA
21:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Banda de Música “Anacrusa” de Bacares (Almería) Director: José David García Pérez.
Banda Municipal de Música de Molina de Segura. Director: Asensio Sánchez Martínez
Banda Sinfónica del Patronato Musical Aguileño Director: Antonio Cánovas Moreno.
Sábado 6 de Julio de 2024 - 21:00h.
Pasacalles - 20:30h.
Sábado 6
Festival de Bandas
21:00 h
Auditorio Infanta Doña Elena
Domingo 7
Baile Cotillón
21.30 h
Plaza Antonio Cortijos
Jueves 11
Antílopez y mercado artesano
Paseo de la Constitución
Viernes 12
Nagha y mercado artesano (Paseo de la Constitución).
22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 13 y domingo 14 24 horas de fútbol Polideportivo de Águilas
Sábado 13
Festival Sinergia y mercado artesano (Paseo de la Constitución).
22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
13 de Julio Cabaret, el musical 20:00 horas.
Auditorio Infanta Elena
Domingo 14
Los payasos y mercado artesano. 21:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Martes 16
LOS40 Summer Live. Explanada del Auditorio
Miércoles 17
Baile Cotillón 21.30
Plaza Antonio Cortijos
17, 24 y 31 de julio Visita teatralizada 19:30 h
Museos Arqueológico, Carnaval y Paco Rabal
Jueves 18
Teatro “Los bajos fondos”. Salón de Actos 20:30 h
Auditorio Infanta Elena
Viernes 19
Los Ratones y Noche Blanca
Viernes 19 y viernes 26
Visita teatralizada Museo del Esparto 19: 30 Oficina de Turismo
Sábado 20 Festival Goyi Vera 21:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Domingo 21 Festival Terpsicore 22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 20 y domingo 21 XXIX Rally Fotográfico
Domingo 21
Actividades infantiles en Calabardina
21:30 h
Avenida de la Ermita
Domingo 21
XLV Carrera popular 09:00 h
Salida: Plaza Antonio Cortijos
PLAZA Dr. CLEMENTE GARCÍA
22:00H.
Domingo 21
I Concierto de Verano 22:00 h
Plaza Dr. Clemente García
Del 22 al 26 de Julio
Semana Cultural 3 a Edad
Salón de Actos
Centro Municipal de la Tercera Edad
Miércoles 24 Aladín 21:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Jueves 25 Noches de España 20:15 h
Plaza Antonio Cortijos
Jueves 25 de julio · 22:00h. Pérgola del Paseo de la Colonia
Jueves 25
II Concierto de Verano
22:00 h
Pérgola del Paseo de la Colonia
Viernes 26
Lady Mabelle
21:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 27
Festival de Jazz 22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Domingo 28
Travesía a nado
Salida a las 9:30
Playa de Poniente
Domingo 28
Festival Aguanile 21:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Domingo 28
Baile cotillón en Calabardina 21:30
Miércoles 31
Gala AECC
21:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Del 31 al 11 de agosto
Fiesta del Esparto en Águilas
1, 6 y 8 de agosto
Conferencias Mirando al Mar 20:00 h
Salón de Actos
Del 1 al 31 Exposición “Maldita cuenta atrás”
Viernes 2
Gala Elección personajes 21:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 3
Carnaval de verano 21:30 h
Domingo 4
Encuentro de cuadrillas y Baile cotillón
Calabardina 22:00 h
Miércoles 7
Baile Cotillón 21.30 h
Plaza Antonio Cortijos
7, 14, 21 y 28 de agosto
Visita teatralizada 19:30 h
Museos Arqueológico, Carnaval y Paco Rabal
Jueves 8
Ángel Martín y mercado artesano. 22:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Jueves 8 y sábado 10
Encuentro de Cuadrillas 22:00 h
Viernes 9
Festival de Jazz y mercado artesano. 22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 10
Festival de Jazz y mercado artesano 22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 10
Vaya lío de boda. Teatro Asociación del Cáncer. 21:30 h
Auditorio Infanta Elena
Domingo 11
Tributo Alejandro Sanz, mercado artesano
22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Domingo 11
Actividades infantiles en Calabardina
21:30 h
Av. De la Ermita
Jueves 15
Cucaña y regata
Avenida de Levante
Jueves 15
Fusión 60
Gala in Memoriam
21:30
Plaza Antonio Cortijos
Miércoles 14
Fuegos artificiales
Bahía de Levante
Viernes 16
VIII Premio de Relato
Breve
Viernes 16 Merche
22:30 h
Plaza Antonio Cortijos
Domingo 18
La Canción del olvido. Auditorio
Domingo 17 Pride 20:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Domingo 18 Cabaret 22:30
Plaza Antonio Cortijos
Martes 20 Festival Imperial Auditorio
Del martes 20 al viernes 23
Talleres de cine
De 10:00 a 14:00 h
Casa de la Cultura Francisco Rabal
Miércoles 21
Baile Cotillón
21.30 h
Plaza Antonio Cortijos
Jueves 22
Gala Hospitalidad de Lourdes Sartenazo 21:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Viernes 23
Concierto Propiedad Privada 22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Viernes 24
Gala Cuarentones
22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 25
Supercalifragilistico
21:30
Plaza Antonio Cortijos
Jueves 29
Los Renegados
Viernes 30
Crispyn
22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 31
Blue Band
22:00 h
Plaza Antonio Cortijos
Sábado 31
XL Carrera nocturna