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1. INTRODUCCIÓN

1. Introducción

Una ciudad bien iluminada tiene un equilibrio entre aspectos esenciales o funcionales, como son el alumbrado de carreteras y calles, y aspectos electivos, como son la iluminación de edificios, infraestructuras y paisajes. Además, el diseñador de iluminación experimentado buscará oportunidades para combinar lo funcional y lo electivo, proporcionando una iluminación esencial de tipo innovador.

La forma de iluminar una ciudad no sólo revela su naturaleza física, también influye en el uso de la ciudad durante la noche, determina su imagen nocturna. Un paisaje ciudadano nocturno en que predomine una iluminación puramente funcional, como la que debe proporcionarse para la circulación segura de vehículos y peatones, las actividades al aire libre de los usuarios (habitantes, trabajadores, turistas) o la seguridad de las propiedades, carecerá de las cualidades visuales que generan atracción y deleite en las personas. En este sentido, hay que distinguir entre la iluminación funcional y la expresión visual que puede aportar un alumbrado bien diseñado y planificado.

No es fácil planificar el paisaje nocturno urbano de forma integral, debido a que la iluminación es suministrada y controlada por numerosos organismos. Estos organismos van desde el departamento de iluminación de las autopistas del gobierno hasta el propietario de un edificio que desea anunciar su negocio a través de la iluminación exterior de un edificio corporativo o, tal vez, sólo a través de una modesta iluminación de la fachada de su tienda. Además, los niveles de habilidad y experiencia en iluminación que determinan el aspecto nocturno de una ciudad varían enormemente. En primer lugar, esto se debe a los aspectos culturales que forman parte de la identidad de la ciudad. En segundo lugar, esta variación es consecuencia tanto del trabajo esmerado de un diseñador de iluminación especializado, o el de un arquitecto, como de las actividades de un contratista eléctrico que, al situar erróneamente un foco de seguridad, crea un efecto de deslumbramiento que perjudica la imagen, por lo demás cuidadosamente equilibrada, de un cierto recinto o edificio individual, pudiendo incluso ser un acto en contra de la seguridad.

El objetivo principal de un plan de iluminación es identificar todas las formas de iluminación que contribuyen al paisaje nocturno urbano, para garantizar que éstas funcionen de forma que creen un ambiente general equilibrado con respecto a las actividades de los usuarios y a los aspectos energéticos/ambientales. Para lograr esto, hay que tener en cuenta no sólo los objetivos visuales, sino también los aspectos legislativos, de gestión y económicos. Obviamente el alumbrado es un elemento importante para la visión y el consumo de energía, a la vez que una posible fuente de contaminación lumínica, por lo que un plan director de iluminación debe proporcionar una orientación clara para lograr un equilibrio óptimo entre el consumo de energía y los beneficios de tener una ciudad atractivamente iluminada. La Figura 1 muestra una aproximación de los principales temas a considerar.

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