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Entrevista Doctor Ángel Rodríguez Brioso
Doctor Ángel Rodríguez Brioso
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El doctor linense Ángel Rodríguez Brioso ha sido durante 31 años el presidente del Colegio Oficial de Dentistas de Cádiz. Mientras ha ocupado otros cargos como el de presidente de la comisión de Intrusismo del Consejo General de Dentistas de España o el de Consejero de la Fundación Dental Española. Hoy, hace un repaso a su carrera.
¿Cómo valora su trayectoria como presidente del Colegio Oficial de Dentistas de Cádiz? Han sido 31 años llevando las riendas de este Colegio, procurando en todo momento ser fiel a la mejora tanto de la labor colegial como de la defensa de la profesión y de sus profesionales. La tarea no ha sido fácil y, a decir verdad, no sería sincero si no dijese que, junto a muchas satisfacciones, he recibido algún que otro disgusto. Mientras que estos últimos los he olvidado, las satisfacciones las conservaré siempre como algo valioso y positivo y como premio al trabajo desarrollado de manera infatigable por mi Junta de Gobierno, que ha ejercido de eficiente soporte en este largo periodo de tiempo. Se pueden destacar varios hitos importantes. La primera: conseguir un Colegio netamente provincial con plena independencia y capacidad jurídica. Tras una década de lucha se promulgó el Decreto 150/1998 de la Junta de Andalucía que permitió la segregación de la antigua IV Región con sede en Sevilla, creándose el Ilustre Colegio Oficial de Dentistas de Cádiz.
En segundo lugar, la adquisición en propiedad de una Sede Colegial en la capital de la provincia que se materializó con su inauguración en el edificio “Nuevo Estadio Ramón de Carranza”.
Nos cabe la satisfacción de que nuestro trabajo y esfuerzo siempre
han ido dirigidos a la totalidad de la colegiación, de la que siempre hemos recibido apoyo, colaboración, comprensión y respeto. A lo que se suma una crítica constructiva de la que siempre hemos aprendido, gesto por el que a todos les expreso mi más profunda gratitud.
La tecnología en la profesión ha cambiado mucho durante los últimos años. ¿Ha cambiado también la manera de ejercer la profesión? Sí. Los avances científicos y tecnológicos se han ido incorporado también al campo de la odontología, tanto en aparatología como en instalaciones, instrumental, farmacología, ergonomía o protocolos de trabajo, contribuyendo a una mayor eficacia y confort en los procedimientos diagnósticos y terapéuticos que se dispensan a los pacientes; avances a los que hemos tenido que responder formándonos de manera continuada. También la normativa que regula nuestro ejercicio se ha ido complicando, añadiendo cada vez mayores exigencias.
¿Cuáles son los principales problemas por los que atraviesa la odontología en estos momentos? En primer lugar, estamos sometidos a una publicidad engañosa en la que todo vale. Debe haber una homogeneidad para afrontar el problema en las diferentes comunidades autónomas. En segundo lugar, el intrusismo, ya que éste en nuestra parcela adquiere unas connotaciones especiales porque lo que está en juego es la salud bucodental y general de la población. La ausencia de especialidades sería otro tema a tener en cuenta, ya que España junto a Luxemburgo son los dos únicos países de la Unión Europea que carecen de ellas. Y como broche final le comentaría la plétora profesional, que hace que el mercado laboral se resienta ostensiblemente, abocando a la emigración profesional.
¿Qué pueden hacer los pacientes para no caer en manos de algún intruso en la profesión? Los dentistas somos garantes de la salud bucodental y por eso estamos hartos de que se siga hiriendo y humillando la dignidad de una profesión sanitaria al servicio de la sociedad y formada por unos muy buenos profesionales. La garantía para un paciente que reciba servicios odontológicos es exigir que quien se lo presta tenga nombre, apellidos y número de colegiado. Y en esto no se debe ser pudoroso, ya que en la boca no solo es importante la estética sino también la salud. Aunque el intrusismo es inherente a todas las profesiones, en el campo de la odontología tiene un valor añadido. De hecho, el intrusismo en la odontología está perfectamente tipificado en el Código Penal. La legislación es clara y donde mejor se comprende es en los Tribunales de Justicia, que son los que ponen a cada cual en su sitio.