ACTIVIDADES SUBACUÁTICAS
Luis M. Naya Garmendia Jesús Carlos Preciado Barahona Sección de Actividades Subacuáticas del RCNSS
El pecio Joao Pessoa
UN CARGUERO ALEMÁN HUNDIDO EN NUESTRA COSTA
Corría el verano de 1942 y mientras en el Pacífico los japoneses sufrían una importante derrota en la batalla de Midway y las tropas niponas llegaban a las islas Aleutianas, muy cerca de los EE.UU., y en el frente ruso los nazis atacaban duramente Sebastopol, que caería en sus manos antes de un mes, en el Cantábrico se desarrollaba otro tipo de guerra: la guerra de los aprovisionamientos en la retaguardia alemana. Ésta era una guerra callada, con pocas grandes noticias, pero fundamental ya que sin los suministros de hierro y tungsteno que salían de Saltacaballo (Santander) o Bilbao las fuerzas nazis tendrían mucho mayores problemas de poder mantener su industria bélica en marcha. Donostia-San Sebastián era, en aquel momento, un lugar de descanso para las tropas nazis que ocupaban ya toda Francia y eran habituales las escenas de oficiales en las cafeterías de la Avenida.
El hundimiento
El 7 de junio de 1942, el carguero João Pessoa, barco de la Hamburg-American Packet Company, realizaba uno de sus fletes habituales entre Bilbao y Burdeos cuando, al parecer estaba siendo acosado por un submarino de la Royal Navy. Para intentar escapar del acoso decidió navegar muy cerca de la costa. Lo más probable es que no dispusiera de cartas de navegación de nuestro entorno y sobre las 20h. chocó contra la Pikatxia, un gran bajo que sube desde 30 m. de profun-
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didad casi hasta la superficie, situado entre Punta Mompás y Punta Atalayero. Como consecuencia del impacto el barco rompió el mamparo de colisión y comenzó a entrar abundante agua en la bodega número uno. Desde el puerto de Pasajes salieron algunos barcos de pesca que auxiliaron a los 44 miembros de la tripulación, pero no pudieron hacer nada para evitar el hundimiento del barco a la mañana siguiente tras derivar al sur.
El pecio y su desguace
El barco quedó hundido y dicen algunos donostiarras que desde el Paseo Nuevo eran visibles parte de la obra muerta y los mástiles. De hecho “La Voz de España” dos años después, probablemente con el objetivo de alejar a “curiosos”, publicaba un artículo diciendo que en los restos del barco habitaba un pulpo gigante. En 1945 comenzaron las tareas de desguace del pecio, en esta labor tomó parte la familia Mancisidor, una saga de buzos muy conocida en la costa guipuzcoana, que hicieron el trabajo, posiblemente, utilizando explosivos y recuperando grandes cantidades de hierro que fueron a parar a las empresas guipuzcoanas como materia prima, paliando la escasez de la misma a finales de la segunda guerra mundial