AÑO II DE LA PANDEMIA Luis M. Jiménez de Aberasturi Corta El Festival resiste, luce, y se prepara para renacer. Solo un detalle. Este año las entradas para los acreditados, iban numeradas. De esta forma se ha terminado con el espectáculo de los “listillos”, que mandaban a un voluntario con jerséis y chaquetas, que se dedicaba a reservar las mejores butacas, mientras el resto de los espectadores, esperaba a que llegase su turno. Parafraseando a Billy Wilder “nadie es perfecto”, el sistema ha tenido su lado negativo. Las entradas, para los acreditados, este año se tenían que solicitar por ordenador o presencialmente, día a día, a partir de la siete de la mañana. El que escribe, con gran paciencia, dos ordenadores (un PC y un Mac) y un sistema de comunicación de última generación, no pudo acceder a elegir las películas, ya que figuraban como completo, en un número superior al 30% del catálogo. Para colmo, al entrar a la sala, comprobó que en prácticamente todas películas, había sitio aunque figurasen “agotadas” a la hora de solicitarlas. El espacio dedicado al “jurado” estaba con todas las localidades vacías, en todas las ocasiones en las que pudo acudir a las salas. Ardua y sesgada labor, para el acreditado que tenía que informar sobre el Festival. Por cierto, curiosamente, para Crai Nou /Blue Moon, siempre hubo entradas, no se completaron las salas donde se proyectó.
54 | Trasluchada nº 84 diciembre 2021
