Gijon Emulsa 40 años

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La limpieza del viario público y la gestión de los residuos urbanos son dos servicios públicos considerados esenciales. En Gijón, desde el primer tercio del siglo XIX y ante el pavor que infundían las mortíferas epidemias de cólera, el Ayuntamiento comenzó a organizar y controlar el aspecto y el estado higienicosanitario de las calles de la villa, designando a un grupo de personas que se encargaban de barrer los cinco barrios o cuarteles en los que se dividía la población. Fue el germen del Servicio Municipal de Arrastres y Limpiezas, que se mantuvo operativo hasta la privatización de la prestación en 1969. El fracaso en la gestión de estos servicios básicos por las empresas privadas obligó al Ayuntamiento a recuperar el servicio, y abrió la puerta a la creación de la Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón (EMULSA) en 1978. Por tanto, en 2018 se cumple el cuadragésimo aniversario de la constitución de la empresa, tiempo suficiente para volver la vista atrás y poner sobre el papel su historia, que no deja de ser un trasunto de la propia historia reciente de la ciudad. Una historia repleta de anhelos e ilusiones, de contrariedades y conflictos, de esfuerzos compartidos para ofrecer un servicio público cada vez más eficiente, sostenible y de calidad. Un relato escrito por hombres y mujeres que supieron dejar atrás atavismos, prejuicios y estigmas para hacer de EMULSA lo que es hoy: una empresa municipal de referencia por su compromiso con el medioambiente, la sostenibilidad y la innovación tecnológica, puesta al servicio de Gijón y de los gijoneses. Un esfuerzo prolongado a lo largo de cuatro decenios que fructificó en numerosos reconocimientos, el principal de ellos el cariño y la consideración de todos los gijoneses.

La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (EMULSA): 40 años al servicio del municipio

1 El arenal de San Lorenzo: Historia del ensanche de La Arena. Luis Miguel Piñera Entrialgo. Septiembre 2001. pvp: 3,01 €. 2 Nuevos nombres en el viario gijonés (1999-2002). Luis Miguel Piñera Entrialgo. Junio 2002. No venal. 3 La Escalerona: Escalera monumental de entrada a la playa de San Lorenzo. Julio 2002. No venal. 4 Los barrios del sur: Historia de Roces, Contrueces, Montevil, Santa Bárbara, Pumarín, polígono de Pumarín, Nuevo Gijón, Perchera y La Braña. Luis Miguel Piñera Entrialgo y Francisco Javier Granda Álvarez. Julio 2002. pvp: 3,00 €. 5 Un paseo con Jovellanos en el Gijón del siglo xviii. María Teresa Caso Machicado. Agosto 2002. pvp: 3,00 €. 6 El Ayuntamiento al norte: Breve historia de la Casa Consistorial (1865-2002). Eduardo García García. Octubre 2002. pvp: 6,00 €. 7 La ciudad del agua: Historia del abastecimiento público de agua en Gijón. Héctor Blanco González. Marzo 2003. No venal. 8 La Gota de Leche, casa cuna de Gijón. Eduardo García García. Abril 2003. pvp: 2,50 €. 9 La llamada del deporte en los barrios del oeste: El Natahoyo, Moreda, Tremañes, La Calzada, El Cerillero, Jove y Veriña. Pablo González Pérez y Luis Miguel Piñera Entrialgo. Mayo 2003. pvp: 3,00 €. 10 El Frontón, recuerdo de un barrio gijonés desaparecido. Luis Miguel Piñera Entrialgo y Jesús Casals Pérez. Junio 2003. No venal. 11 Gijón a escala: La ciudad a través de su cartografía. Francisco Javier Granda Álvarez. Agosto 2003. pvp: 12,00 €. 12 Álbum de Honores de Gijón (1866-2004). Luis Miguel Piñera Entrialgo. Junio 2004. No venal. 13 Una historia de papel: 500 años en la historia de los documentos del Archivo Municipal de Gijón. Xuan F. Bas Costales y Eduardo Núñez Fernández. Abril 2006. pvp: 14,00 €. 14 La obra pública municipal en Gijón (1872-2006). Héctor Blanco González, Francisco Javier Granda Álvarez y María Fernanda Fernández

Gutiérrez. Diciembre 2006. pvp: 50,00 €. 15 Historias de El Llano. Luis Miguel Piñera Entrialgo y Francisco Javier Granda Álvarez. Abril 2007. pvp: 3,00 €. 16 Un patio gijonés: La ciudadela de Celestino González Solar (18771977). Nuria Vila Álvarez. Julio 2007. pvp: 12,00 €. 17 Muro de San Lorenzo, abrazo de mar: Un siglo de historia de Gijón. Héctor Blanco González. Julio 2007. No venal. 18 La fuente de Talavera: Del Jardín de la Infancia al Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Saturnino Noval García. Octubre 2007. No venal. 19 Natural de Gijón: Parques, jardines y espacios verdes municipales. Francisco Javier Granda Álvarez. Marzo 2008. pvp: 34,00 €. 20 Diccionario toponímico del concejo de Gijón. Ramón de Andrés Díaz. Julio 2008. pvp: 32,00 €. 21 Somos del agua: Historia de los equipamientos acuáticos de Gijón. Concepción Tuero del Prado. Agosto 2008. pvp: 15,00 €. 22 Gijón entre líneas: El transporte urbano en Gijón y la Empresa Municipal de Transportes Urbanos (emtusa). Francisco Javier Granda Álvarez. Noviembre 2009. pvp: 10,00 €. 23 Mujeres en el callejero de Gijón. Carmen Gómez Ojea. Marzo 2010. No venal. 24 1934 nombres: Monumento a la memoria de las víctimas de la represión franquista. Enriqueta Ortega Valcárcel. Abril 2010. No venal. 25 Luces de Gijón: El alumbrado público municipal (1834-2010). Eduardo García. Febrero 2011. pvp: 10,00 €. 26 La protección social de la infancia en Gijón. Ángel Mato Díaz. Noviembre 2013. pvp: 15,00 €. 27 El pequeño comercio en Gijón. Carmen Alonso Suárez y Pablo Rodríguez Fernández de la Vega. Agosto 2014. pvp: 15,00 €. 28 ema. Cincuenta años: Medio siglo de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón (1965-2015). Héctor Blanco. Marzo 2015. pvp: 8,00 €. 29 El patrimonio hidráulico de Gijón. Héctor Blanco. Abril 2015. pvp: 25,00 €. 30 La bici en Gijón: Del velocípedo al carril bici. Ángel Mato Díaz. Abril 2015. No venal. 31 El Cuerpo de Bomberos de Gijón: 125 años luchando contra el fuego. Francisco Javier Granda Álvarez. Noviembre 2015. pvp: 12,00 €. 32 En clave de mar. Historia de la Banda de Música de Gijón. FRANCISCO Francisco Javier Granda Álvarez. Abril 2018. pvp: 10,00 €.

La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón

(EMULSA) 40 años al servicio del municipio Francisco Javier Granda Álvarez

Francisco Javier Granda Álvarez Diplomado en la Escuela Universitaria de Magisterio y licenciado en Geografía por la Universidad de Oviedo, combina su labor como consultor con investigaciones de carácter histórico y geográfico sobre Gijón y Asturias. Ha coordinado varias exposiciones para el Ayuntamiento de Gijón, entre otras, «Gijón en el Camino a Europa 2020». Autor de numerosas publicaciones, las más recientes son: En clave de mar: Historia de la Banda de Música de Gijón (2018), El Cuerpo de Bomberos de Gijón: 125 años luchando contra el fuego (2015) y Gijón: Relato de un viaje (2014).





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Agradecimientos: Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón; Archivo Municipal de Gijón; Muséu del Pueblu d´Asturies; COCERSA; El Comercio; Pilar Vázquez, Alicia Hornazábal, Alfonso Laruelo Roa, Pedro Valdés, Ángel Gómez, Carmen Fernández, Alfonso Baragaño, Sergio de Lucas, Javier Merás, Elsa Zapico, Juanjo Valdés, Juan Torrontegui, Bernardo Nieto, Fernando Zapico, José Luis Vázquez, María Jesús Orosa, Juan Hevia, Enrique Álvarez, David Martínez, Gumersindo Viña, José Antonio Crego, Laura Pérez Macho, Pablo Entrialgo, Eduardo Nuñez, Alicia de la Iglesia, Luis Miguel Piñera, Modesto Fernández

Memoria de Gijón, núm. 33 (2018) La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (emulsa): 40 años al servicio del municipio

© de la edición: EMULSA © de los textos: Javier Granda Álvarez Investigación y textos: Javier Granda Álvarez Material fotográfico procedente de archivos y prensa: Archivo Municipal de Gijón (colecciones Municipal y Patac; expedientes y libros de actas); Fototeca del Muséu del Pueblu d´Asturies (colección Constantino Suárez); Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón, S. A; Archivo COGERSA; Archivo El Comercio; Juan José Valdés Bastián; Alfonso Laruelo Roa; Javier Granda Álvarez Diseño de la colección: Juan Jareño (Cyandiseño) Maquetación e impresión: Editorial Mic

Depósito legal: AS 03325-2018


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40 años al servicio del municipio

PRESENTACIÓN La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijon, S. A. cumple 40 años, y este libro es un botón de muestra del devenir de EMULSA y de Gijón a lo largo de cuatro decenios marcados por desafíos en la gestión pública de los residuos, la limpieza urbana, el mantenimiento de parques y zonas verdes, la señalización viaria y la limpieza de colegios y edificios municipales. Lejos en nuestra memoria, pero cercanos en la historia de Gijón, quedan los tiempos en que los camiones que recogían la basura de las aceras circulaban custodiados por la Guardia Civil en busca de zonas de vertido, o de los inicios del barrido y baldeo en las calles urbanizadas, entre otras actividades de EMULSA. En pleno siglo XXI podemos sentirnos orgullosos de una empresa municipal que ha conseguido desarrollar sus actividades aplicando criterios de calidad, sostenibilidad medioambiental, y eficacia y eficiencia económicas, y que ahora incorpora los nuevos paradigmas de la economía circular. Pero la historia y el trabajo cotidiano de EMULSA tienen nombres propios, el de sus operarios, los que fueron y los que son, que representan el orgullo del Ayuntamiento de Gijón y de todos los ciudadanos por esta empresa que tiene ante sí un futuro lleno de retos. En las páginas de este libro se repasan algunos de los hitos de los 40 años de historia de EMULSA y se apuntan esos desafíos de futuro, en los que la empresa ha comenzado a trabajar, dando respuestas a las demandas ciudadanas para el nuevo Gijón que todos deseamos y por el que trabajamos. Esteban Aparicio Bausili Concejal de Seguridad Ciudadana, Movilidad y Transportes Presidente de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón, S. A.

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PRÓLOGO En la calidad de vida de las ciudades y los pueblos siempre han desempeñado un papel fundamental la limpieza de las vías públicas, la gestión de residuos y el mantenimiento general de los servicios municipales básicos. Con el paso del tiempo, a las razones de salubridad pública y condiciones higienicosanitarias se fue uniendo la preocupación por la mejora del medioambiente urbano y el ornato público. El desarrollo de la actividad urbana ha generado una problemática especial en el ámbito de los residuos; por otra parte, las mayores exigencias ciudadanas y la elevación del nivel cultural y de vida han propiciado también un aumento importante de las dotaciones en estructuras medioambientales y, desde luego, una amplia normativa orientada a una mayor protección medioambiental. Esa evolución, que se describe en la presente obra explorando en los antecedentes de los servicios que hoy presta EMULSA, refleja muy a menudo los problemas para prestar un buen servicio, así como las deficiencias y la falta de capacidad y medios por parte del Ayuntamiento o de las empresas contratadas para llevarlo a cabo en los distintos momentos históricos. Esta situación, que se alarga hasta la creación de la Empresa Municipal de Limpiezas, se recoge en los primeros capítulos del libro, donde se narran los numerosos intentos de mejora y los cambios de titularidad por parte de quienes gestionaban estos servicios públicos. La creación de EMULSA en 1978, no exenta de dificultades, se presentó como una oportunidad para realizar un servicio más eficaz y convertir Gijón en una ciudad limpia y con mayor calidad de vida para la ciudadanía. Sin embargo, los comienzos no fueron fáciles. Por un lado, los equipamientos heredados eran muy precarios; la profesionalización del sector, muy escasa, y los problemas ambientales de la ciudad, muy relevantes (falta de saneamiento, vías públicas sin urbanizar, existencia de vertederos incontrolados y ausencia de una infraestructura para el tratamiento de los residuos); además, era indudable la inexperiencia en la gestión directa del servicio. La organización de la empresa en esos primeros años se vertebró alrededor de las actividades de Higiene Urbana y Recogida de Residuos, que integraron en EMULSA a 177 trabajadores y unos medios materiales valorados en algo más de 40 millones de pesetas. Al año siguiente se creó el Servicio de limpieza de Colegios y se añadieron 61 trabajadoras. Estos primeros años son de crecimiento cuantitativo, por la adición tanto de servicios como de personal. El Ayuntamiento de Gijón aprovecha economías de escala y una estructura que va consolidándose para encomendar nuevos servicios a EMULSA, y aunque el incremento de actividades tiene lugar a lo largo de toda la vida de la empresa, las cinco grandes áreas de EMULSA se encuentran plenamente incorporadas en 1987, con la suma del servicio de Parques y Jardines y sus 32 personas en plantilla en 1985, y el de señalización, con 7 personas, ya en 1987. A finales de este ejercicio, EMULSA contaba con todos los servicios actuales y tenía una plantilla de 422 efectivos, sumando el personal de Administración y Taller. La idea de empresa se forja en la mejora de la prestación del servicio público, pero también en su carácter social. 12


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Entretanto, la incipiente incorporación de tecnología en la empresa se concreta en la modernización de algunos vehículos, y en la mecanización del servicio de recogida de residuos a través de contenedores metálicos en 1989, que supuso un importante avance en la materia, y en la adquisición de la primera baldeadora. En este período, los residuos comienzan a depositarse en COGERSA y se termina así con la gran problemática existente hasta ese momento, con el vertedero de Pica Los Corros a punto de colmatarse. Son los tiempos de la creación del Muelle de Transferencia de Roces y del traslado de los talleres y la guardería de vehículos a Roces, tras un periplo en el que se sucedieron las ubicaciones de Contrueces y de la antigua fábrica de Moreda. La empresa ha ido creciendo y consolidándose, asumiendo mayores cargas de trabajo por la apertura en la ciudad de nuevas vías públicas, equipamientos y zonas verdes. Pero aún no se ha dado el gran paso adelante, en un sector que indudablemente va más lento en el desarrollo de nuevas tecnologías y en una ciudad donde los desafíos básicos hacen que se dé prioridad a otros ámbitos de la gestión municipal, para cubrir las necesidades que se han referido anteriormente. En 1992, con el Plan de Empresa plurianual, se inicia en EMULSA la etapa de modernización, del énfasis en la formación y la profesionalización del personal, la educación ambiental y la nueva concepción de la atención ciudadana. Gijón se ha esponjado en nuevos barrios, en nuevas áreas verdes y en más infraestructuras municipales, lo que deviene en un aumento del trabajo de EMULSA y los encargos del Ayuntamiento para dar respuesta a ese desarrollo. Las líneas de actuación, fijadas en el Plan de Empresa, sirvieron a toda la etapa de modernización y crecimiento de EMULSA. Se trata de un plan para incorporar tecnologías en materia de limpieza pública, para mejorar la seguridad e higiene en el trabajo, para dignificar las labores y la imagen de la empresa, para comunicar y concienciar a la ciudadanía con campañas y la puesta en marcha de un teléfono de atención ciudadana y, en definitiva, para poner al medioambiente en el horizonte de la gestión de la empresa. Se trató, además, de un plan participativo, en el que colaboraron mandos y jefaturas de los distintos servicios, dando lugar al primer diagnóstico empresarial y a las primeras medidas a largo plazo como las líneas de trabajo fundamentales en EMULSA. Si bien los primeros contenedores de recogida selectiva se instalan en Gijón ya en 1994, las normativas de 1997 y 1998 relativas a envases y residuos dan el empujón definitivo a la conversión de los residuos en recursos naturales, y aunque la gestión de la recogida selectiva en Asturias se encarga a COGERSA, EMULSA participa desde el primer momento en el diseño y la adquisición de contenedores, en la realización de campañas de sensibilización y, posteriormente, en la creación de los Puntos Limpios, de los que el primero fue el de Roces en 1994, tras la reconversión del Muelle de Transferencia. Diez años más tarde, desde la aprobación del Plan de Empresa, la limpieza viaria mecanizada ascendía ya al 30 % de la actividad, lo que significaba un aumento de las posibilidades de incrementar la calidad del servicio. Ese porcentaje de crecimiento ha llegado a superar el 55 % en estos últimos años y ha sido uno de los factores que han logrado hacer de Gijón una de las ciudades más limpias de España. La mecanización y la incorporación de nuevas tecnologías y métodos de trabajo han sido posibles gracias a la continua formación y reciclaje del personal de 13


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EMULSA, que ha adquirido unos niveles de profesionalización y especialización en sus tareas que han redundado en una mayor productividad y en una mejora de la calidad de los servicios. El servicio de Parques y Jardines aumentó enormemente sus actividades en este periodo. Desde los 300.000 m2 de zonas verdes que se incorporaron en 1985, se ascendió a más de un millón en 1992 y se alcanzaron casi 2,6 millones en 2005. En la actualidad, las zonas verdes superan los 3,7 millones de metros cuadrados. Esto significó que, necesariamente, el esfuerzo en mecanización durante todo este tiempo haya sido considerable y se haya visto acompañado de unas mejoras organizativas y una profesionalización constantes. El actual Sistema de Información Geográfico de EMULSA pone de manifiesto el relevante número de equipamiento, arbolado y áreas de juego, y en definitiva, de tareas que el servicio ha de atender. Un hito de gran importancia en la evolución de la recogida de residuos lo constituyó la implantación de la recogida lateral, cuyo proceso culminó en 2010 pero que tuvo su punto álgido con las adquisiciones de vehículos en los años 2004 y 2005. Esta tecnología ha permitido a EMULSA alcanzar altas cotas de eficiencia en la prestación del servicio, y su implantación se ha visto acompañada, como en los casos anteriores, de un importante proceso de capacitación de la plantilla que se emplea en esta actividad. El servicio de limpieza de colegios y edificios también participó en este proceso, innovando los sistemas de limpieza con métodos industriales y maquinaria y, más adelante, con la participación del personal adscrito a dicho servicio. De igual modo, se modificaron los procedimientos de señalización vial, tanto con la incorporación de nueva maquinaria como con materiales, productos y tareas. En el camino hacia la excelencia en la gestión, además de las líneas de trabajo referidas, como la continuidad de la mecanización o la mejora del equipamiento, han intervenido también la apuesta por la incorporación de energías menos contaminantes en instalaciones y vehículos, con los edificios bioclimáticos de Roces, Los Pericones y el Lauredal; el aumento del número de Puntos Limpios, con los de la Calzada y Tremañes; la utilización de vehículos eléctricos y de gas, y el empleo de técnicas y productos más sostenibles, desde la potenciación de la reducción del consumo de agua hasta la instalación de riego en remoto, pasando por la utilización de productos ecológicos y los métodos alternativos en los tratamientos del arbolado. No es ajena a ese camino la incorporación de nuevas tecnologías de la información y comunicación; el Sistema de Información Geográfico (GIS), el sistema integrado de SAP, Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE) o el de planificación (EPS), así como la creación del Centro Tecnológico, han definido una última etapa basada en la innovación que ha convertido a EMULSA en una empresa pionera en el sector al conjugar las soluciones tecnológicas con las medioambientales, y ha hecho, en resumen, que la empresa de servicios municipales inicial se convirtiera en la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente. La eficacia en el trabajo ha tomado como base la instalación de un sistema integrado de gestión en el que las certificaciones en calidad, medioambiente, seguridad vial, cálculo de la huella de carbono y prevención de riesgos laborales aseguran la mejora continua de los distintos ámbitos de gestión. 14


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En este proceso seguido por EMULSA, la satisfacción de la ciudadanía se ha incrementado de forma notable, tal como aseguran las encuestas, los estudios comparativos realizados por entidades independientes y los numerosos reconocimientos que la empresa ha venido recibiendo. Con un importante sentido de servicio público, EMULSA ha elevado ese carácter de empresa social desde sus inicios: internamente a través de la responsabilidad social corporativa, con el cuidado de las personas y la apuesta por la igualdad, porque las personas que trabajan en EMULSA son su principal valor, y externamente, porque el compromiso social de EMULSA debe verse reflejado en la atención al ciudadano y en la accesibilidad y transparencia de sus acciones. Los principios del Pacto Mundial, los objetivos de desarrollo sostenible y la economía circular se han convertido en los valores inspiradores de esta etapa de la empresa, que no se cierra en estos 40 años de vida, sino que se abre a nuevos retos por los que trabajar en el futuro. Gijón, octubre de 2018 Pilar Vázquez Palacios Directora Gerente de EMULSA

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La limpieza viaria en el Gijón decimonónico: Antecedentes históricos en la creación de un servicio municipal de limpieza

Riego en las calles del centro de la ciudad, en la década de 1890. amg, colección Patac

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I. LA LIMPIEZA VIARIA EN EL GIJÓN DECIMONÓNICO: ANTECEDENTES HISTÓRICOS EN LA CREACIÓN DE UN SERVICIO MUNICIPAL DE LIMPIEZA

La instauración en 1834 del régimen isabelino supuso, desde el punto de vista de la configuración, ordenación y embellecimiento de las ciudades españolas, un punto de inflexión positivo basado en la imposición de una serie de reglamentaciones encaminadas, como señaló el profesor Manuel Sendín, a favorecer la regulación y mejora de la trama viaria, dentro de una política general encaminada a mejorar la salubridad y el embellecimiento de los núcleos urbanos.1

1 Entre las acciones de mejora de la trama viariason de destacar las orientadas a pavimentar las calles, por el efecto positivo que esta medida tenía sobre la salubridad pública al disminuir el polvo y facilitar la limpieza de estas. Sendín García, Manuel Ángel, 1995. Las transformaciones en el paisaje urbano de Gijón (1834-1939). Oviedo: RIDEA, pág. 15. 2 Los encargados de verificar el cumplimiento de las normas dictadas por la Junta de Policía Urbana, que se hacían saber al vecindario a través de bandos municipales y que determinaban la forma de limpiar las calles o de evacuar aguas y comunes, podían ser sancionados económicamente por el Ayuntamiento si el estado de limpieza de los barrios era peor que el que manifestasen en sus informes. Archivo Municipal de Gijón, (en adelante amg), exp. 9/1834. 3 El aludido artículo 32 sí permitía que, en la época de calor, el dueño o inquilino del edificio regase con agua limpia el tramo de calle situado frente a su vivienda, si bien se especificaba que debía tener cuidado de no mojar a los transeúntes. amg, Colección Ordenanzas y Reglamentos, C1-3.

En Gijón, la preocupación por mejorar las condiciones higienicosanitarias de la villa se concretó en la creación, en 1834, de la denominada Junta de Policía Urbana, institución encargada de controlar la limpieza de los cinco barrios o cuarteles en que estaba divida la ciudad. Según las actas de esta institución, el control de la higiene pública recaía en dos personas nombradas al efecto, quienes, cada ocho días, debían presentar a la Junta los correspondientes partes o informes sobre la limpieza de los barrios que tenían asignados.2 En la Junta de Policía Urbana recayó también la responsabilidad de dictaminar sobre las primeras ordenanzas municipales, que fueron aprobadas en 1844. En estas, entre otros aspectos relacionados con el ornato y la salubridad públicos, se regulaba por primera vez de forma específica la limpieza viaria; en efecto, en su artículo 1, las ordenanzas determinaban que siendo las calles, plazas y paseos una propiedad pública, quedaba prohibido a los particulares hacer acopio en ellas de abonos y estiércoles, y depositar en la vía pública elementos como toneles, pipas, troncos o maderas, o juntar árgoma o rozo, que impidiesen el tránsito (y dificultasen su limpieza). La restricciones que impone el artículo 32 dan una idea de las prácticas sociales al uso, que comprometían no solo la estética de la ciudad, sino la salubridad pública, motivo por el cual se intentaban limitar mediante sanción: era frecuente arrojar a la calle, por puertas, balcones y antepechos, aguas sucias o limpias, barreduras, restos animales y vegetales y demás residuos generados en la vida doméstica. También quedaba prohibido que los canalones y albañales vertiesen a la calle.3 La limpieza de las calles quedó regulada en el artículo 37, según el cual, el Concejo, para que las calles se conservasen 18


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siempre con el mejor aseo, designaba a las personas necesarias para barrer, con la frecuencia debida, cada uno de los cinco barrios o distritos en que se dividía la población. Solo a estos barrenderos nombrados oficialmente se les permitía desempeñar esta labor y aprovechar lo retirado.4 Es preciso señalar que el Ayuntamiento era quien determinaba los días y las horas en las que debía realizarse la faena, y los lugares en los que estaba permitido que se amontonasen las basuras y estiércoles. Conforme al artículo 39 de la normativa municipal, también correspondía a estos barrenderos la limpieza de las albercas, fuentes y lavaderos. Al margen de cuestiones estéticas y de prestigio como ciudad, detrás de todas estas medidas higienistas impulsadas por el Ayuntamiento estaba el pavor que producían las epidemias de cólera morbo, enfermedad que había dejado un rastro indeleble de muerte y desolación desde su irrupción en Asturias en 1834.5

Portada de las ordenanzas municipales de 1844 amg, colección Ordenanzas y Reglamentos La acumulación de hierba y estiércol en las calles de Gijón fue muy común a lo largo de todo el siglo XIX amg, colección Patac

4 Para poder ser barrendero y beneficiarse de la tarea era preciso inscribirse en un registro creado a tal efecto por el Municipio. El aprovechamiento de los detritos, especialmente del estiércol, fue motivo de frecuentes desencuentros entre los barrenderos y los vecinos que pretendían utilizarlo para abonar sus huertos. Así lo confirma la apertura de varios expedientes sancionadores por barrer y aprovechar el estiércol sin ser barredero. amg, exps. 96 y 98/1849.

Que el Ayuntamiento de Gijón manifestase por medio de las ordenanzas municipales su preocupación por el ornato y la higiene de la ciudad no quiere decir, ni mucho menos, que estos estuviesen en consonancia con la urbe. Mediado el siglo xix, las condiciones higienicosanitarias de Gijón eran verdaderamente lamentables. A la presencia de los baluartes, levantados a partir de 1837 con motivo de la Primera Guerra Carlista conforme al proyecto del ingeniero militar Celestino Piélago, un cinturón opresor que limitaba la extensión física de la población, se sumaba el mal estado generalizado del alcantarillado, o su ausencia en muchas calles; la falta de comunes y depósitos para aguas sucias en la mayoría de las casas y las malas condiciones del empedrado, compuesto de guijarros y cascajos en la mayor parte del viario.6 Aunque las ordenanzas imponían a los propietarios la obligación de dotar los inmuebles de bajantes y aceras, estas para separar el tráfico rodado del peatonal, muchas calles carecían de ellas. Ante este panorama general, la organización, por parte del Consistorio, de un servicio que atendiese mínima19

5 Para profundizar más en la incidencia del cólera en la evolución de la sociedad asturiana del siglo xix, véase Moro, José María, 2014: Las epidemias de cólera en la Asturias del siglo xix. Oviedo: Universidad de Oviedo. 6 Todavía en 1876, el erudito Julio Somoza, cronista oficial de la villa, denunciaba en un artículo publicado en El Productor Asturiano el deplorable estado de las infraestructuras básicas de la población, con empedrados colmados de estiércol y basuras (demandaba el completo adoquinado de las calles), alcantarillas rudimentarias que ocasionaban el desprendimiento de miasmas insalubres y un caserío carente de letrinas y sumideros. Véase Somoza, Julio, 1988. Cosiquines de la mio quintana, Gijón: Editorial Auseva, reproducción en facsímil. Es preciso señalar que hasta comienzos del siglo xx, los pozos negros fueron el sistema más extendido de saneamiento de las calles, sistema que generaba importantes riesgos sanitarios por la filtración de los vertidos y la consiguiente contaminación de los acuíferos subterráneos. El primer proyecto para dotar a Gijón de una red integral de saneamiento fue firmado por el ingeniero Javier Sanz en 1895, si bien solo se materializó una pequeña parte. Blanco González, Héctor, 2006. La obra pública municipal en Gijón (1782-2006). Gijón, Ayuntamiento de Gijón.


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mente la limpieza del viario público no era sino el desagüe de un pequeño aguacero en el Cantábrico.7 En la década de 1870, el Ayuntamiento presidido por José Domínguez Gil, ante el estado de abandono en que se encontraba la población, comenzó a cuestionarse la idoneidad del sistema de barrido empleado hasta la fecha y puso sobre la mesa la idea de crear un servicio municipal para atender estos menesteres o entregarlos a la iniciativa particular; tuvo en cuenta el intento que en tal sentido había realizado el ayuntamiento republicano presidido por Eladio Carreño en 1873, año en el que se llegaron a redactar unas bases de tal servicio.

Propuesta para sacar a subasta pública la limpieza pública en 1873 amg, exp. 84/1873

Puede llamar la atención que en estas primeras iniciativas municipales encaminadas a mejorar la higiene pública no se haga mención de un elemento higiénico fundamental: el riego de las calles. Esta ausencia está justificada porque hasta 1889, Gijón careció de la moderna red de abastecimiento de agua procedente del manantial de Llantones y tenía que abastecerse de las fuentes que alumbraban en la población o sus proximidades, como la Fontica en Cimavilla, la fuente Vieja en Begoña, la Barquera en la plaza del Marqués o la del Carmen. Blanco González, Héctor, 2003. Historia del abastecimiento público de agua en Gijón. Gijón, Ayuntamiento de Gijón.

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Inicialmente se propuso como lugar para depositar el estiércol recogido por los empleados municipales un predio municipal situado junto a la finca Los Evaristos, en la carretera de Oviedo. Al ser esta parcela propiedad del marqués de San Esteban, máximo representante de la oligarquía local, el Ayuntamiento se decidió finalmente por el emplazamiento de Ceares, en el mismo lugar en el que, al parecer, se extraía el barro para la Fábrica de Vidrios. amg, Libro de Actas, 1875, sesión del 11 de septiembre. 8

Este sistema se venía empleando en Madrid desde la década de 1840. En la capital, los vecinos estaban obligados a bajar las espuertas de basura de las 6 a las 8 de la mañana. Quirós Linares, Francisco, 1991. Las ciudades españolas en el siglo xix. Madrid: Ámbito, pág. 47.

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Debido a la imposibilidad de asumir el coste que suponía para el erario municipal privatizar la limpieza, el Consistorio se decantó por organizar directamente el servicio, en la creencia de que esta forma de gestión reportaría beneficios para el Concejo por la vía de la enajenación de determinados residuos recogidos de las calles (trapería vieja, cuero, huesos y, sobre todo, estiércol) y serviría para generar puestos de trabajo entre los vecinos de escasa cualificación. Así pues, en 1875, la Comisión de Policía Urbana, en sesión del 11 de septiembre, acordó que el servicio de limpieza de la villa quedara a cargo del Municipio; por tanto, se prohibía que los particulares recogiesen cualquier tipo de basura de calles y plazas. Según se extrae de las actas municipales, el Ayuntamiento contrató inicialmente a once barrenderos, quienes se ocupaban de la limpieza viaria en las primeras horas de la mañana, bajo la supervisión del jefe de la Guardia Municipal. El resto del tiempo debían encargarse del arreglo y composición de las calles, bajo la dirección del maestro de obras municipales. Las basuras acopiadas por los barrenderos eran recogidas a primera hora de la mañana por el guarda de plantíos, quien, en compañía de su auxiliar y de un peón, y con los tres carros del municipio, las depositaba en un terreno destinado a tal fin, y previamente acondicionado para evitar una mala imagen pública, en la Cruz de Ceares.8 El estiércol y demás residuos recogidos de calles y plazas eran objeto de remate público cada dos o tres meses. Esta suerte de reglamento aprobado por la Comisión de Policía Urbana señalaba también la prohibición de arrojar a la calle cualquier tipo de basura después de que hubiera pasado el carro de recogida; estos carros hacían saber de su presencia haciendo sonar una campanilla, fuerte y sonora, que llevaban instalada.9 Del mismo modo, en el acuerdo se indicaba la remuneración de 20


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los empleados municipales dedicados a estos menesteres, a los que se les otorgaba la categoría de peones de limpieza y empedrados, y que se fijó en 8 reales diarios.10 De este modo quedó configurado el primer servicio municipal de limpieza con el que contó la ciudad de Gijón. La municipalización del servicio de limpieza no debió de resultar tan satisfactoria como esperaba el Consistorio, presidido por Domínguez Gil, ya que, en febrero de 1876, varios miembros de la Corporación encargados de estudiar el asunto propusieron que el servicio se sacase a remate público, a causa del elevado gasto que ocasionaba al Ayuntamiento y en atención a la escasa recompensa y utilidad que proporcionaba. Según argumentaban los ediles, solo los salarios de los diecisiete individuos que se encargaban de la limpieza suponían un gasto de 1.020 pesetas al mes, coste que consideraban inasumible para el Concejo a no ser que se desatendieran otras obligaciones más perentorias.11 Siguiendo el criterio de estos concejales instruidos en la materia, el Ayuntamiento aprobó unas bases para sacar a subasta pública la limpieza de las calles y plazas de la villa, en principio hasta junio de 1877. En ellas se señalaba la obligación del concesionario de llevar a cabo el barrido de las calles principales de la población todos los días a primera hora de la mañana, pudiendo realizarse la limpieza del resto en días alternos. La limpieza incluía las aceras y el adoquinado de las travesías, especialmente en aquellos días en que la acumulación de polvo o barro fuese considerable. El estiércol debía levantarse diariamente y transportarse al depósito de Ceares, donde el concesionario del servicio podía venderlo para su beneficio. El rematante de la limpieza tenía una serie de obligaciones adicionales vinculadas al contrato, como la limpieza de los tragaderos de los conductos principales o la retirada de las piedras sueltas que encontrasen en el viario público. Para limitar las molestias que el sistema de recogida de basuras generaba al vecindario, no se permitía el estacionamiento en las calles de los carros de recogida más tiempo que el necesario para realizar el trabajo. Por su parte, el Ayuntamiento se comprometía a prestar al concesionario todas las carretillas, palas y escobas disponibles, útiles que debían devolverse en el mismo estado en el que se entregaban, y uno de los carros del limitado parque móvil concejil, aunque sin las caballerías. Aprobadas las bases por el Pleno municipal, el contrato salió a licitación por la cantidad de 3.000 reales por el año económico 1876-1877, cuantía que se retendría a modo de aval como ga21

El acuerdo municipal también facultaba al alcalde a contratar más operarios de limpieza si era preciso, así como «para todo cuanto redunde en beneficio de tan útil mejora». amg, Libro de Actas, 1875, sesión del 11 de septiembre. 10

Con excepción del cabo de barrenderos Evaristo Díaz, a quien en atención a sus buenos servicios y a los muchos años que llevaba al servicio del Ayuntamiento se destinó, manteniendo el salario, al cuerpo de camineros municipal, y del peón Manuel Fernández, que hacía las veces de carretero para el traslado de los cadáveres «de pobres» del Hospital de la Caridad hasta el nuevo cementerio de Ceares, los demás empleados del servicio de limpieza fueron despedidos. amg, exp. 23/1875 11


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rantía del buen funcionamiento del servicio.12 Adjudicado el 26 de febrero al vecino de la villa José Acebal, el contrato regiría a partir del primero de marzo de 1876.13

Actas del Pleno Municipal que recogen la propuesta para organizar, a modo de ensayo, el servicio de limpieza en 1877 amg, Libro de actas, 14/07/1877

La forma de puja se estableció a la baja respecto a la subvención estipulada de 3.000 reales, y se fijó una penalización de dos pesetas por cada falta en la que incurriese el concesionario. amg, Libro de Actas, 1876, sesión del 12 de febrero. 12

Se da la particularidad de que ni el rematante ni el avalista del contrato sabían firmar, por lo que el documento aparece rubricado por delegación por Antonio Hera y Carlos Estrada. amg, exp. 23/1875. 13

Parece ser que Juan Valero de Tornos, vecino de Madrid, ofreció al ayuntamiento gijonés una máquina de barrer similar a las que estaban en uso en París, valorada en 2.200 pesetas. amg, Libro de Actas, 1877, sesión del 24 de septiembre. 14

En julio de 1877, una vez vencido el contrato con José Acebal, el Municipio decidió acometer un ensayo para la limpieza de la población estableciendo un servicio de recogida diario; para ello utilizó dos de los carros municipales y alquiló otros seis. La recogida, llevada a efecto por una cuadrilla de entre doce y dieciséis operarios contratados por el Concejo, se realizaba al despuntar el día. Los barrenderos tenían la obligación de amontonar los restos que los vecinos bajaban a la calle y depositarlos en los carros, a su paso en dirección al vertedero. Al mismo tiempo que instauraba este sistema a modo de prueba, el Ayuntamiento se puso en contacto con su homólogo de la ciudad de Barcelona para interesarse por una máquina de barrer que aquel había adquirido recientemente en Londres. Dos meses después se ofreció el artilugio al consistorio gijonés, que prudentemente acordó esperar a conocer los resultados que se obtuviesen en la ciudad catalana para decidir sobre su compra.14 La documentación obrante en el Archivo Municipal no proporciona más aclaraciones sobre este asunto, con lo que es de suponer que la adquisición no se llegó a materializar. Tampoco hay más referencias a la limpieza de la población, lo que parece indicar que esta seguía a cargo del Concejo, manteniéndose probablemente el sistema de recogida diaria puesto en marcha en julio de 1877. A pesar de estas medidas, la mejora del ornato y la higiene pública en Gijón progresaba muy lentamente debido, entre otras razones de peso, a la anemia crónica de los fondos municipales y a la escasez de mentalidad urbana, en expresión del profesor Quirós Linares, de una población que seguía arrojando basuras a la vía pública, en cualquier momento y de cualquier forma. Esta actitud incívica, más propia de mentalidades rurales que de los habitantes de una ciudad que se estaba modernizando espoleada por el incipiente desarrollo industrial, quedó reflejada en la promulgación, en julio de 1881, de un bando municipal sobre el depósito de basuras, en el que se señalaba nuevamente la prohibición de arrojar o depositar en patios, zaguanes y pasadizos materias descompuestas que pudiesen despedir malos olores. También se indicaba la prohibición de almacenar estiércol y establecer depósitos de basuras dentro de los límites del radio urbano, un espacio que se había ido extendiendo a partir de 1868 con la supresión del carácter de plaza fuerte y el posterior desmantelamiento de las fortificaciones. Tanto los 22


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barrenderos municipales como los particulares cuyos animales generasen estiércol quedaban obligados a trasladarlo al depósito de Ceares, en el que se habilitarían las necesarias separaciones para su posterior aprovechamiento.15 El incumplimiento de lo establecido en el bando podía verse sancionado con multas comprendidas entre 2 y 25 pesetas, siendo la Guardia Municipal la encargada de velar por el riguroso cumplimiento del bando.16

Desde la década de 1880, la limpieza del Mercado de la Pescadería se incluyó entre las obligaciones del contratista del servicio de limpieza pública amg, colección Patac

En junio de 1882, el Municipio volvió a sacar a licitación pública el servicio de limpieza para el ejercicio 1882-1883, conforme al pliego de condiciones elaborado por la Comisión de Policía Urbana. En este se establecía nuevamente la obligación del barrido y la limpieza diarios de las calles comprendidas en el centro de la villa, y en días alternos, de las del resto de la población. Entre las aportaciones de las nuevas bases del contrato estaba el establecimiento de un horario para la limpieza del viario público. Así, entre los meses de abril y septiembre, el aseo de las calles había de empezar a las seis de la mañana, y en los meses los restantes, a las siete. También se establecía un tiempo para la realización de la tarea, que se fijó en tres horas, lo que implicaba que los carros de la basura no debían estar presentes en las calles después de las nueve o las diez de la mañana. Para facilitar la labor de los barrenderos, un bando municipal impuso a los vecinos del centro de la villa la obligatoriedad de depositar las basuras en las inmediaciones de sus casas y habi23

La venta de estiércol no era una cuestión baladí. En 1883, el Ayuntamiento obtuvo por la venta del retirado de las calles y plazas públicas la cantidad de 518 pesetas. amg, Libro de Actas, 1883, sesión del 10 de septiembre. 15

Parece que el fundamento del bando estaba en el interés del Ayuntamiento en erradicar la costumbre de almacenar estiércol en la zona del Humedal, paraje en trance de urbanización y sobre el que se trazó en 1890 el paseo arbolado de San José, abierto sobre el antiguo foso de la fortificación. amg, Libro de Actas, 1881, sesión del 18 de julio. 16


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taciones a última hora de la noche o primera de la mañana; en este último caso, siempre antes de que comenzase el servicio.

Modelo de pozo negro amg, exp. 29/1890

17

amg, Libro de Actas, 1882, sesión del 5 de junio.

Como estipulaban las bases de la licitación, el contratista de la limpieza cobraba 375 pesetas trimestrales por sus servicios. amg, exp. 135/1882.

18

La limpieza afectaba no solo a las calles y plazas abiertas al tránsito público, sino también a las callejas cerradas, que la Guardia Municipal debía abrir para su aseo. Igualmente eran objeto de atención las fuentes públicas situadas en el casco de la villa y los mercados de Contracay (también conocido como de las Hortalizas) y de la Pescadería, infraestructuras que requerían una especial atención higienicosanitaria y cuya limpieza no se había incluido hasta entonces en las obligaciones de los contratistas del servicio. El aseo de estos dos concurridos mercados debía quedar satisfecho antes del comienzo de la limpieza general. La dotación del personal de limpieza quedaba por cuenta del contratista, el cual debía utilizar, conforme al pliego de condiciones, escobones «de las condiciones más ventajosas» que permitiesen recoger expeditamente todos los restos de basuras, levantando el menor polvo posible. Como venía siendo costumbre, la licitación se realizaba por el sistema de puja a la llana, entregando el servicio al licitador que hiciese la oferta más ventajosa para el Municipio a partir del tipo establecido, que en este caso se fijó en 1.500 pesetas. La negligencia en el cumplimiento de las bases del contrato podía ser objeto de una sanción económica que se incrementaba de forma progresiva al número de denuncias, quedando la Guardia Municipal encargada de velar por la exacta ejecución de los servicios, siempre bajo la supervisión de los tenientes de alcalde de cada distrito.17 A la subasta del servicio, celebrada el primero de julio en las consistoriales, solo se presentó el gijonés Indalecio Rubiera, quien se hizo cargo de la prestación desde ese mes.18 En el ejercicio siguiente, tomando como referencia el mismo pliego de condiciones, el Consistorio intentó rematar nuevamente el servicio de limpieza de la población, pero este quedó desierto, con lo que se entiende que el aseo del viario público volvió a resolverse con los medios propios del Concejo. Algunas de las prescripciones recogidas en estas licitaciones públicas fueron incorporadas al Reglamento de Policía Urbana publicado en 1888, elaborado al considerarse que las ordenanzas de 1844 necesitaban una revisión en profundidad debido a los notables cambios que se habían producido en la villa desde su promulgación. En el apartado relativo a la salubridad y limpieza de la población, en el artículo 49 se señalaba el horario para la limpieza pública, que debía comenzar diariamente de cinco a seis de la mañana en verano y de siete a ocho en invierno, y en 24


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el artículo 50 se regulaba la recogida de la basura de las casas, que debía llevarse a cabo al paso de los carros de la limpieza, los cuales, como ya quedó apuntado, anunciaban su presencia con una campana. Los vecinos tenían la obligación de bajar al portal las basuras que generasen, en cajones o espuertas que se encargaban de vaciar los barrenderos. Conforme al artículo 51, también quedaba prohibido arrojar cosa alguna a la calle desde balcones o ventanas, así como verter aguas sucias.19 En el tránsito finisecular, la higiene urbana pasó a formar parte de un servicio público más amplio que incluía el transporte de materiales y escombros, procedentes tanto de obras municipales como de particulares, a los vertederos concejiles; el arrastre de carnes desde el macelo municipal a las tablajerías de la villa, y la conducción de los cadáveres de las personas sin recursos fallecidas en el Hospital de la Caridad hasta el camposanto de El Suco, en Ceares. En efecto, el 22 de mayo de 1897, los miembros de la Comisión de Policía Urbana, con la idea de aligerar las cargas del Municipio, presentaron a sus compañeros de la Corporación un pliego de condiciones para sacar a subasta pública los servicios apuntados por un periodo de seis años, a partir del primero de julio de ese año, por un importe de 19.000 pesetas por campaña, pagaderas por mensualidades vencidas. Si bien la base del pliego era similar a la de contratos precedentes, el nuevo articulado incluía algunos puntos de especial relevancia para el correcto desenvolvimiento del servicio. Entre ellos, la determinación del número de barrenderos que efectuarían la limpieza de las calles, que se fijó en diez operarios; estos debían prestar servicio en los distintos barrios con carretillas cerradas de mano, en un horario comprendido desde las seis de la mañana hasta el anochecer entre los meses de octubre y abril, y desde las cinco de la mañana hasta las siete de la tarde en los meses restantes. También se recogía la obligación del contratista de disponer de nueve carros con su correspondiente conductor para retirar las basuras de las calles antes de las ocho de la mañana.20 Tanto los carros como las carretillas de mano debían ir rotulados con indicación del servicio al que estaban destinados, lo mismo que el carrero, quien debía llevar las iniciales en el sombrero. El pliego también determinaba que en los días de lluvia, y para liberar las calles del cieno que las embarazaba, el contratista estaba obligado a limpiar una vez por la mañana y otra por la tarde. Tanto para el servicio de arrastres de carnes procedentes 25

Portada del pliego de condiciones para la subasta de la limpieza viaria en 1897 amg, exp. 81/1897

El artículo 48 hace mención al barrido de las aceras, indicando que sería incumbencia de los dueños de tiendas y bodegas y de las personas que ocuparan sitios bajos, quienes deberían recoger y amontonar las basuras en un sitio de la calle destinado a tal propósito antes de la llegada de los carros de la limpieza. Véase: Reglamento de Policía Urbana, 1888. Gijón, Imprenta y librería de Lino V. Sangenís.

19

El pliego dejaba abierta la posibilidad de que se incorporase al servicio una barredora mecánica, si el Ayuntamiento lo estimaba oportuno. En ese caso, el contratista podía reducir los jornaleros de la limpieza hasta los diez efectivos. amg, Libro de Actas, 1897, sesión del 22 de mayo. 20


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Barrendero aseando la calle Jovellanos, junto al teatro del mismo nombre amg, colección Patac

Sin duda, la dilatada experiencia en el mundo empresarial del concejal De la Cerra (fue socio de la promotora del Mercado del Sur y de la Sociedad Gijón Industrial, entre otros negocios) alimentaba su buen juicio. Apenas un año después de adjudicarse la licitación del servicio de limpieza y arrastres de la población, el Consistorio promovió la extinción del contrato en la parte relativa a la limpieza de las calles. amg, exp. 81/1897. 21

22

amg,

julio.

Libro de Actas, 1897, sesión del 24 de

del matadero como para la conducción de cadáveres, se exigía al contratista que dispusiera de carros destinados exclusivamente a estos menesteres, los cuales debían ajustarse a un modelo impuesto por el Ayuntamiento. Estos vehículos especiales debían estacionarse en locales separados y, obligatoriamente, un encargado del laboratorio químico municipal debía desinfectarlos después de cada uso. La redacción de este documento, que marcó la configuración definitiva del llamado desde entonces Servicio de Arrastres y Limpiezas, denominación que se mantuvo en uso hasta bien entrada la década de 1960, no estuvo exenta de cierto debate entre los miembros de la Comisión de Policía Urbana, pues mientras algunos eran partidarios de bajar el precio de la licitación a 14.000 pesetas anuales a fin de favorecer el mayor ahorro posible para las arcas concejiles, otros, como don Daniel de la Cerra y Cerra, eran partidarios de aumentar el precio de la licitación, pues según sus palabras: «Cuando un servicio se subasta a bajo precio, siempre se cruzan después las influencias para tolerancias y contemplaciones, o se rescinde el contrato, mientras que cuando está bien retribuido, se hace cumplidamente y sin dificultades».21 Con todo, las bases de la licitación fueron aprobadas por la Junta Municipal a comienzos del mes de junio, y la adjudicación e resolvió el 24 de julio a favor del empresario Nicolás Cuervo.22 26


40 años al servicio del municipio

La gestión llevada a cabo por el contratista no fue como se esperaba, y el mal estado de la limpieza de la población se convirtió en asunto de debate público, del que se hacían eco los principales diarios locales. Al tiempo que esto acontecía, el empresario comenzó a acumular sanciones por el incumplimiento de las obligaciones acordadas. Intentó eludir las multas solicitando una revisión del contrato, opción que le fue denegada por el Consistorio.23 En su descargo, el arrendatario del servicio señalaba que en todos los días a los que se referían las denuncias tenía trabajando, desde las primeras horas de la mañana hasta las últimas de la tarde, a los diez operarios del servicio de barrido a los que le obligaba el pliego. Del mismo modo señalaba que, con tan exiguo personal, era imposible atender en las condiciones debidas a las necesidades de una población con un radio urbano tan extenso y un pavimento en su mayoría de carretera (se entiende que se refería al adoquín) y con un tránsito considerable. Más suerte tuvo el contratista en la reclamación que interpuso para el cobro de determinados arrastres que efectuaba por mandado de los empleados municipales, al margen del contrato, para los que se fijó un precio de 50 céntimos por metro cúbico cada 500 metros, sin distinción del tipo de material transportado. Esta solución no produjo el resultado esperado, pues era imposible fijar el precio de los arrastres de fuera del casco urbano, teniendo que pesar cada carro y además medir la distancia que debía recorrer. En abril de 1900, en vista de las incongruencias e indefiniciones del contrato y de los problemas que evidenciaba el contratista para resolver con eficacia la limpieza de las calles de Gijón, los miembros de la Comisión de Policía Urbana propusieron, ante la imposibilidad de rescindir el contrato de limpiezas y arrastres por falta de fondos municipales para atender a la posible demanda de indemnización y para adquirir todo el material necesario para la prestación del servicio, rescindir el contrato únicamente en la parte que afectaba a la limpieza pública, de cuya ejecución se encargaría el Municipio. Se acordaba también obligar al contratista a poner a disposición del Concejo diez carros en buenas condiciones, tirados por otros tantos caballos útiles, e igual número de carreros, dependientes estos de las órdenes del Ayuntamiento. Los carros debían prestar los servicios encomendados, tanto dentro como fuera de la población, entre las cuatro de la mañana y las seis de la tarde durante el verano, y entre las seis de la mañana y las cinco de la tarde el resto de los meses. Por estos transportes, el Ayuntamiento abonaría la cantidad anual de 5.000 pesetas. En el resto de los asuntos relativos a los transportes se mantenía vigente el contrato firmado en 1897. 27

La plaza Mayor, atravesada por uno de los carros del Servicio de Arrastres y Limpiezas amg, colección Patac

En un escrito del alcalde se indica que las denuncias no solo fueron impuestas por los agentes de la autoridad, sino que la prensa y la opinión pública se encargaron insistentemente de censurar la falta de aseo de las calles de la villa. amg, exp. 81/1897. 23


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ii

El servicio municipal de arrastres y limpiezas (1900-1968)

Carro para el riego viario diseñado por el ingeniero Antonio López en 1911 amg, exp. 394/1911

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II. EL SERVICIO MUNICIPAL DE ARRASTRES Y LIMPIEZAS (1900-1968)

En los albores del nuevo siglo, la preocupación de los responsables municipales por el estado de la limpieza viaria de la ciudad, que como se apuntó tuvo su correlato en la rescisión sin indemnización del contrato firmado en 1897 con el empresario Nicolás Cuervo, se resolvió en una serie de actuaciones dirigidas a mejorar aquellas infraestructuras urbanas que tenían una repercusión directa sobre el aseo y el ornato del viario público, tales como la progresiva extensión y adecuación de las aceras, en las que se instalarían losas en forma de cuadrícula que evacuaban mejor el agua y facilitaban su limpieza; la renovación y tendido paulatino de las redes de abastecimiento de aguas y saneamiento, y el inicio del empleo de asfalto para los pavimentos de las vías más céntricas de la población, iniciativa esta que, unida a la progresiva utilización del agua en la limpieza de las calles (primeramente transportada en carros del país sobre los que se disponían toneles con agua no potable), fue determinante para reducir las molestas olas de polvo que los vientos dominantes del oeste y noreste levantaban sobre la ciudad, sobre todo durante la época veraniega.24 Pese a lo señalado, la gestión municipal de la limpieza pública, cuestión a la que se aludía como «el pavoroso problema municipal», no se tradujo en una mejora sustancial de la situación, tal como se encargaron de señalar los cronistas de los principales diarios locales, quienes compartían con sus lectores opinioBarredora mecánica similar a la adquirida por el Ayuntamiento de Gijón en 1902

La primera calle en la que se introdujo el asfalto fue la de Corrida. El proyecto fue redactado en 1895 por el arquitecto municipal Luis Bellido, y ejecutado tres años más tarde. amg, exp. 102/1895.

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nes del siguiente tenor: «No podría hacerse peor el servicio de barrido de las calles; casi toda la mañana y en las horas de mayor tránsito, se ve a los barrenderos municipales en las calles céntricas, dale que le das una escobada ahora y otra después, como quien maneja un incensario, levantando nubes de polvo que hacen tragar a las gentes o va a parar a los comercios».25 Con el fin de atemperar las críticas, el Ayuntamiento, presidido por Ramón García Sala, apostó por la innovación tecnológica y decidió comprar una moderna máquina barredora similar a las que se empleaban en las principales ciudades europeas. Adquirida en Nueva York por un importe de 150.000 libras esterlinas, el moderno artilugio estaba formado por un voluminoso rodillo-escoba adaptado a un carro de grandes dimensiones y tirado por caballerías, que se encargaba de guiar el mismo operario que hacía funcionar el escobillón por medio de un torno. Como no podía ser de otro modo, y ante la expectación general de los gijoneses, siempre gustosos de comprobar in situ las novedades que llegaban a la villa, la barredora mecánica se probó en la principal vía de Gijón, la calle Corrida, el 21 de febrero de 1902. Según la crónica de El Comercio, la novedosa máquina levantó tal cantidad de polvo que el gentío que abarrotaba la calle tuvo que retirarse para evadirse de los molestos depósitos que aireaba, sin duda estimulados por la falta de riego previo. En todo caso, y según el criterio del gacetillero, las considerables dimensiones de la máquina no parecían las más adecuadas para el particular viario de Gijón, con un casco antiguo estructurado en una trama callejera de trazado sinuoso y de escasa latitud.26

25

Diario El Comercio, 4/11/1902.

26

amg,

exp. 119/1901 y El Comercio, 22/2/1902.

No queda constancia de la rentabilidad de la nueva barredora, pero sí de la necesidad que tuvo el Municipio de incrementar el número de carros destinados a la recogida de basura hasta alcanzar, en 1906, la cantidad de catorce unidades. Estos vehículos de tracción a sangre, sumados a los tres carros destinados al traslado de la carne muerta del macelo a los puestos de venta de la villa y el dedicado a la evacuación de los despojos del matadero y de la pescadería municipal, componían, junto con un coche fúnebre y cuatro carros con toldo de uso indefinido, todo el parque móvil del Servicio Municipal de Arrastres y Limpiezas. Por su parte, los barrenderos, en su mayoría personas mayores de escasa cualificación, disponían para el desempeño de su labor de largos escobones, recogedores y carretillas de mano dispuestas con tapa para evitar que se desperdigasen las basuras. Como complemento 32


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al equipo básico, los barrenderos solían llevar una regadera que adosaban al carro de mano. II.1. El largo pleito del contratista Alejandro de la Cerra La precariedad de su erario llevó nuevamente al Ayuntamiento a intentar aligerar sus cargas sacando a remate público la prestación del Servicio de Arrastres y Limpiezas; como en ocasiones anteriores, incluía el traslado de la carne del macelo a las tablajerías y la conducción de cadáveres del Hospital de la Caridad al camposanto de El Suco. Los pliegos para la licitación comenzaron a prepararse a finales de 1905, y el contrató salió a subasta en junio de 1906 en una sesión doble y simultánea celebrada en las Consistoriales y en la Dirección General de la Administración, dependiente de la Delegación del Gobierno. Solo se presentó a la licitación el industrial gijonés Alejandro de la Cerra, quien se haría cargo del servicio durante un periodo de seis años, que empezaban a contar tras la firma del contrato el 4 de noviembre de 1908. El empresario obtenía como contraprestación el pago de 55.000 pesetas al año, más el usufructo de la enajenación de los productos aprovechables de la basura, que se cuantificaba en unas 10.000 pesetas anuales.

Escritura del contrato de arrendamiento del Servicio de Arrastres y Limpiezas amg, exp. especial 111

En lo que respecta a las condiciones del servicio, el pliego aprobado por la Corporación mantenía muchos de los artículos que habían servido de base para licitaciones precedentes, aunque incorporaba algunos aspectos que a la postre lastraron la rentabilidad de la inversión realizada por el contratista, haciendo inviable el negocio. Entre ellos cabría resaltar la obligación de adquirir todo el material útil para la limpieza y el transporte (incluido el ganado) de que disponía el Municipio (previa tasación por peritos nombrados por ambas partes); útiles que, una vez finalizado el contrato, el empresario debía ceder al Ayuntamiento en las mismas condiciones en que los hubiera adquirido.27 También quedaba obligado a incorporar a todo el personal que trabajaba para el Concejo en estos menesteres. Por lo que respecta a la limpieza general, esta debía quedar resuelta antes de las ocho de la mañana durante el verano y de las nueve el resto del año, y debía realizarse simultáneamente a la evacuación de las basuras, que durante algún tiempo se estuvieron vertiendo en una charca situada en el corazón de la barriada de El Llano, conocida como el Po33

La tasación del ganado y del material adquirido por el contratista al Ayuntamiento fue de 12.656 pesetas. amg, exp especial 111.

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Barrendero junto a las instalaciones del primitivo Mercado de la Pescadería, en una imagen de comienzos del siglo XX Muséu del Pueblu d´Asturies

zón, de modo que al final de la limpieza general ya estuviesen las calles expeditas.28 Ya finalizada la limpieza, y como complemento, se establecía como novedad un servicio de mantenimiento realizado por los barrenderos, quienes debían recoger las basuras con carretillas de mano y que podían depositar provisionalmente las barreduras, siempre en la misma jornada, en un lugar determinado por la Alcaldía. Este personal, fijado en cuarenta y dos operarios, seis por distrito, debía realizar su labor de repaso hasta las siete de la tarde en verano; hasta las seis en la primavera y otoño, y hasta las cinco en invierno. Otro aspecto relevante del pliego, que resultó especialmente oneroso para el arrendatario, fue la obligatoriedad de aportar al parque móvil dos carros suplementarios, uno de tiro de bueyes y otro de caballos, al margen de los destinados para la limpieza, arrastres y mortuorio, y dos barredoras mecánicas para las calles asfaltadas. Si el contratista no había adquirido dicha maquinaria en el momento de firmar el contrato, la compraría el Municipio y la descontaría de los primeros pagos mensuales.29

La evacuación de las basuras al Pozón, situado en El Llano, barrio anegado frecuentemente por los desbordamientos del río Cutis y carente de una mínima infraestructura de saneamiento, no hizo sino agravar las pésimas condiciones higienicosanitarias del lugar, situación denunciada reiteradamente por vecinos y destacados médicos higienistas. El Comercio, 15/4/1909. También Sendín García, Manuel Ángel. 28

29

amg,

exp. Especial 111.

El hermano y representante del contratista del servicio, Germán de la Cerra, denunciaba en las páginas del principal diario local las malas artes de los obreros, que boicoteaban la empresa maltratando al ganado de tiro. El Comercio, 22/11/1909. También Sendín García, Manuel Ángel, 1995. Las transformaciones en el paisaje urbano de Gijón (1834-1939). Oviedo, Ridea, pp. 234-235. 30

Lo que parecía un negocio rentable y prometedor pronto se tornó en una pesada losa para el arrendatario, incapaz de sacar rendimiento de un material obsoleto e inadecuado para su finalidad, y de unos empleados poco eficientes, beligerantes y que cobraban unos sueldos excesivos «cual si se tratara de gente joven y organizada», y que, ante las exigencias del empresario, no dudaron en constituirse en sociedad de resistencia al objeto de mantener unas condiciones salariales y laborales que no eran las que habían servido para firmar el contrato.30 El 21 de noviembre de 1909, los empleados de Alejandro de la Cerra no dudaron en promover la primera huelga en la historia del servicio, como medida de presión para conseguir la readmisión en la empresa de tres obreros despedidos por negarse a realizar un servicio en compañía de un comisionista que no pertenecía al gremio. Sin previo aviso, los empleados de la limpieza se solidarizaron con los carreros y se negaron a realizar el aseo público, lo que generó una estampa nada edificante de calles sucias, vestidas de hojas muertas y amuebladas con los cajones de las basuras de las casas sin retirar, e incluso llegaron a producirse altercados entre los guardias municipales y los sirvientes responsables de bajar 34


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las espuertas a la calle. El empresario, que había delegado la gestión de la crisis en su hermano Germán de la Cerra, conocido empresario y destacado activista cultural, intentó hacer frente a la situación poniendo en servicio tres carros, guiados por personal de su confianza, que salieron a repartir la carne del macelo escoltados por una pareja de la Guardia Civil. Según informó la prensa, el servicio de limpieza fue imposible cubrirlo, y apenas se pudieron retirar unas pocas basuras con el auxilio de varios jóvenes ajenos a la empresa. Esa misma tarde, tras reunirse en el Centro Obrero, los huelguistas, que previamente habían expuesto sus demandas al Alcalde Donato Argüelles, decidieron deponer su actitud y retomar su trabajo al día siguiente.31 Las desavenencias con los empleados no fueron el único quebradero de cabeza del contratista De la Cerra. A los pocos meses de firmar, los responsables municipales comenzaron a hacerse eco de las quejas ciudadanas por la deficiente higiene de las calles públicas en forma de sanciones aplicadas por incumplimientos de las condiciones de la prestación. La retirada de los barrenderos de la calle Corrida antes del horario previsto, lo que dejaba sin recoger los excrementos que depositaban los animales de los coches de punto en las horas de paseo, la falta de recogida de los cajones de basuras en determinadas calles o la tardanza en el reparto de la carne procedente del matadero fueron algunas de las causas esgrimidas en la expedición de las multas de veinticinco pesetas impuestas al arrendatario del servicio. La reiteración de las sanciones llevó al Consistorio a imponer al contratista una multa de quinientas pesetas en concepto de indemnización, sanción que el contratista recurrió ante los tribunales. El enconamiento de las posturas impulsó al empresario a solicitar la rescisión del contrato, que el Consistorio llevó a término en febrero de 1910. Ante la imposibilidad de encontrar puntos de entendimiento, y sintiéndose cada parte acreedora de la legitimidad de sus actos, tuvieron que ser los tribunales quienes sentenciaran sobre el fondo del asunto y establecieran las repercusiones dinerarias derivadas. Así, después de años de litigios y fallos a favor del Ayuntamiento, y de apelaciones y recursos presentados por el empresario, la última instancia judicial de la región dictaminó finalmente, el 14 de junio de 1913, que de todas las sanciones impuestas por el Consistorio y refrendadas por el gobernador civil solo podía considerarse la que hacía refe35

De la Cerra entendía que la única solución de futuro para el servicio consistía en una reorganización general de este que ineludiblemente pasaba por despedir a todo el personal y sustituirlo por otro de edades comprendidas entre los 14 y los 30 años. El Comercio, 22/11/1909.

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rencia al incumplimiento de la cláusula 17 del contrato, que señalaba la obligación de poner diariamente a disposición del Ayuntamiento dos carros libres de todo servicio. El importe de esta sanción, que debía satisfacer Alejandro de la Cerra, era de veinticinco pesetas. Animado por la sentencia favorable, el contratista presentó en 1914 otra demanda judicial para que el Ayuntamiento le devolviese la fianza entregada a la firma del contrato, además de abonarle determinados servicios extraordinarios y el valor del material y del ganado del que el Municipio se había incautado tras la rescisión del contrato. El fallo de la audiencia provincial confirmó la pérdida de la fianza, pero condenó al Ayuntamiento al pago de la deuda contraída con el contratista, si bien rebajó su cuantía. Desde la década de 1890, para mejorar el estado higienicosanitario de las calles de Gijón, el Ayuntamiento impulsó la construcción de aseos públicos, también denominados kioscos mingitorios (en la imagen, el levantado en los jardines de Begoña, conforme al proyecto del arquitecto municipal Miguel García de la Cruz) amg, exp. 454/1912

Genaro Vigil plantea limpiar la playa y utilizar las piedras y pedruscos extraídos para la recomposición de calles y caminos. amg, exp. 25/1912. 32

II.2. El papel de los efectivos humanos Con la reversión del Servicio de Arrastres y Limpiezas al Municipio en 1910, los 42 barrenderos y 16 carreteros que componían la plantilla pasaron nuevamente a engrosar la crecida nómina de obreros municipales. Estos empleados fijos, a medida que la extensión del casco urbano incrementaba la carga de trabajo que tenían asignada, se reforzaron con personal temporero que el Concejo incorporaba en las épocas del año en las que el trabajo era mayor. Esto solía acontecer durante la estación veraniega, en la que la villa se vestía de fiesta para recibir a un buen número de visitantes deseosos de disfrutar de los encantos de una población hermosa y aseada, que competía con San Sebastián y Santander por ser el principal centro de ocio vacacional del norte de España. En este sentido puede entenderse la propuesta, realizada en 1912 por el concejal delegado del ramo, de destinar al personal de limpieza a desembarazar de piedras el principal reclamo turístico de la ciudad, el arenal de San Lorenzo.32 Ese mismo año, los concejales Bayón y Díaz de la Torre presentaron a sus compañeros de corporación una propuesta para poner orden en el Servicio de Arrastres y Limpiezas por la vía de la jubilación de los barrenderos mayores de cincuenta y cinco años, concediendo a los que llevaran diez años de servicio un año de sueldo, y la mitad a los que hubieran trabajado menos. La propuesta generó un acalorado debate entre los ediles, por cuanto algunos eran partidarios de destinar a los empleados mayores a tareas compatibles con sus menguadas fuerzas, mientras 36


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que otros pensaban que echar a la calle «a obreros aquejados por el paso de los años» era una mezquindad y una opción poco filantrópica. Algún munícipe de oratoria afilada y mordaz llegó a preguntar retóricamente si para ser barrendero era preciso ser un atleta. Después del intercambio dialéctico, la propuesta fue tomada en consideración para su estudio, aunque no hay constancia de que se aplicase.33 Por el contrario, sí se llevó a término la idea planteada por los responsables del control sanitario del macelo, quienes para mejorar las condiciones higiénicas del traslado de la carne a las tablajerías impusieron la obligatoriedad de que los carreteros fuesen dotados de blusas, prenda que aún no formaba parte de su atuendo. Hubo que esperar hasta 1917 para que se proporcionase a los barrenderos y carreros un vestuario apropiado y específico, que mejoró notablemente su imagen pública. En efecto, ese año, el concejal del ramo propuso invertir tres mil pesetas del presupuesto ordinario en la compra de trajes impermeables y el calzado correspondiente a la época de invierno, y de blusones de rayadillo y sombreros para el verano, solicitando que, dada la urgencia de la compra, esta fuera exceptuada de concurso público.34 En aquel momento, el Servicio de Arrastres y Limpiezas estaba conformado por un capataz, un subcapataz, cuarenta y dos barrenderos, dieciséis carreteros y alrededor de una veintena de peones temporeros: una plantilla que, en opinión de algunos ediles de la Corporación, resultaba excesivamente lesiva para las arcas concejiles, motivo por el cual llegaron a plantear, en noviembre de 1917, la supresión de la plaza de subcapataz y de siete barrenderos, además de ajustar el gasto destinado a la manutención del ganado, los herrajes y las carpinterías. Tras el pertinente debate y votación, se rechazó la amortización de las plazas, pero, en cambio se aprobó un aumento de cincuenta céntimos del jornal diario de los barrenderos.35 La organización del servicio dio un salto cualitativo en 1918 al aprobar el Ayuntamiento, en la sesión del 2 de agosto, su reglamento. Con este se pretendía dar un carácter más profesional al servicio y mejorar con ello su eficacia, así como su imagen y su consideración públicas, que en aquellos momentos no eran las mejores. Así, en el reglamento se determinaba la función principal del cuerpo de carreros y barrenderos, que no era otra que la de atender a los servicios de arrastre, limpieza y riego de la población. En funciones auxiliares, también tenían obligación de ayudar a los demás empleados concejiles, espe37

Aprobación del reglamento del Servicio de Arrastres y Limpiezas en 1918 amg, exp. 50/1918

33

El Comercio, 11/10/1912.

La propuesta fue aceptada por el gobernador civil de la provincia. amg, exp. 313/1917.

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35

El Comercio, 25/11/1917.


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La guerra de las gorras La segunda huelga que llevaron a cabo los empleados municipales del servicio de arrastres y limpiezas tuvo lugar en agosto de 1918. El día 7 de ese mes, los barrenderos que entraban de servicio a las seis de la mañana se negaron a realizar su faena porque el Ayuntamiento les obligaba a usar gorra de uniforme. La noticia se propagó como el eco por las polvorientas calles de la villa, y prestos y solidarios, los carreros encargados del traslado de la carne del macelo a las tablajerías, los encargados del riego y los que recogían la basura, se sumaron a la huelga. Una vez conocida la noticia en las Consistoriales, el alcalde, Ramón Fernández González, salió a la calle a comprobar personalmente la situación, porque no daba crédito al suceso. Tras conversar con los huelguistas, y sin conseguir que estos depusieran su actitud, el Alcalde dio aviso al comandante militar de la plaza para que enviara a la tropa a recoger las basuras; eso sí, a cambio del mismo salario que cobraban los sediciosos. Como no podía ser de otro modo, la guerra de las borras no pasó de una escaramuza, pues como escribió el gran Adeflor haciendo un guiño a los trabajadores, «¡si supieran tan modestos proletarios la gente que va de gorra a todas partes!». Según este articulado, tendrían prelación para cubrir la plaza aquellas personas que, además de cumplir con las condiciones generales, tuviesen el oficio de cantero o albañil, hubiesen prestado servicio en el Cuerpo de Ingenieros o en el de Artillería, fuesen peones de albañil o de obras en general y tuviesen práctica en la conducción de vehículos. amg, exp. 50/1918. 36

A modo de ejemplo se podría citar la denuncia que realizó en julio de 1918 la Sociedad Cultura e Higiene del Natahoyo sobre el estado de la barriada, con alcantarillas rotas que vertían aguas negras al exterior, calles invadidas de polvo por falta de riego, sumideros obturados por la basura o espacios públicos, como la fuente del barrio, convertidos en vertederos por el depósito de los residuos del barrido. El Comercio, 25/7/1918. 37

cialmente a la guardia municipal, siempre que este cuerpo de vigilancia e inspección lo demandase. El reglamento también establecía la obligatoriedad de usar uniforme, que consistía en blusa y gorra provista de numeración metálica, y señalaba que los empleados debían cuidarse no solo del atuendo del oficio sino también de su higiene personal, procurando estar siempre limpios y aseados. La reglamentación regulaba igualmente la jornada laboral, que se establecía en ocho horas diarias, y el salario mínimo, que se fijó en tres pesetas diarias, aunque a los menores de veinte años y a los mayores de sesenta, así como a los que presentaban algún impedimento o limitación física, se les abonaría un jornal mínimo de dos pesetas. En el apartado referido al personal, el reglamento definía la estructura básica de los empleados destinados a la limpieza, que en número variable según las necesidades, debía estar formado por un capataz, un subcapataz, mozos de carro, barrenderos distinguidos, barrenderos de número y suplentes. Además, se establecían los requisitos exigidos para ser barrendero municipal: ser español, mayor de veinte años y menor de cuarenta, tener constitución fuerte, carecer de enfermedades o defectos físicos y justificar buena conducta.36 Otro aspecto interesante era el que hacía mención a los ascensos, que se determinaban del siguiente modo: de suplente a número, de número a distinguido y de distinguido a mozo de carro. Estos ascensos, por vacante o por ampliación de efectivos, eran propuestos por el capataz, que era quien desempeñaba, por delegación de Alcaldía, la máxima autoridad en el cuerpo, y se encargaba de controlar y organizar el trabajo, el personal y el estado y operatividad de los trebejos del servicio. Como no podía ser de otro modo, el reglamento también determinaba las sanciones por el incumplimiento de las obligaciones del servicio, así como las tareas implícitas al puesto de capataz. La aprobación del reglamento resultó en sensibles mejoras para los empleados del servicio, como, por ejemplo, un día de descanso por semana, y la revisión de los salarios cuando las cuentas públicas lo permitían (entre 1918 y 1919, la remuneración de un barrendero de plantilla pasó de 3,50 pesetas a 4,50). No obstante, conviene señalar que los esfuerzos municipales por profesionalizar el cuerpo no tuvieron su traslación inmediata en una mejora notoria de las condiciones higiénicas de Gijón, en parte por el escaso arraigo de la cultura higienista entre amplios estratos de la sociedad local, como se encargaron de denunciar las distintas sociedades de cultura e higiene de los barrios.37 38


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II.3. Los medios materiales: De las carretillas de mano al primer vehículo motorizado De la dureza y penosidad del trabajo realizado por el personal del Servicio de Arrastres y Limpiezas da cuenta, de un lado, la preferencia de hombres fuertes, sin limitaciones físicas y curtidos en el desempeño de oficios vinculados a las obras públicas, y de otro, la ausencia de jóvenes, quienes preferían buscarse el sustento en ocupaciones menos laboriosas y con mejor imagen social. A la dureza inherente al trabajo se sumaba la precariedad de los medios con que contaban los empleados del servicio. Como ha quedado apuntado, el personal de limpieza solo disponía para el desempeño de su labor de un escobón de cerdas vegetales, un recogedor, una regadera y un carro de mano con tapadera en el que depositar las barreduras. Estos carros, de dimensiones y peso considerables, estaban compuestos por un armazón de madera que alojaba un depósito del mismo material en el que se almacenaba la basura, sustentado todo ello sobre un eje y dos ruedas de tipo carro de llanta estrecha. Estaban equipados con una suerte de caballete que permitía estacionarlos sin que se vertiese el contenido del depósito, y de dos mangos para su arrastre. Aparte, y 39

El paseo del Bulevar, en la calle Corrida, con uno de los carros de mano usados por los barrenderos gijoneses amg, colección Patac


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como se ha indicado, hasta mediada la década de 1910, cuando fueron equipados con blusas y gorras, los operarios del servicio realizaban su cometido con su propia ropa.

Grupo motor-bomba y detalle de la cuba diseñada por el industrial Antonio López amg, exp. 394/1911

Al margen de las barredoras mecánicas, a las que se debió de dar un muy uso limitado, los principales adelantos técnicos llegaron de la mano del servicio de riego, cuya implantación efectiva supuso un gran adelanto en el aseo del viario gijonés. En 1911, los viejos carros equipados con pipas o toneles cargados de agua para remojar las calles quedaron relegados al olvido con la adquisición de dos modernas cubas de riego de tracción a sangre. Estas estaban construidas a partir de un bastidor de hierro curvado en la parte posterior y arriostrado con dos travesaños del mismo material, para asegurar la solidez y evitar que la cuba se moviese de atrás adelante. Las ruedas eran de 140 cm de diámetro y llevaban una suspensión flexible solidaria con el chasis. La cuba o cisterna estaba construida en chapa de 3 mm y tenía una capacidad de mil litros. Adosada a la parte trasera del chasis se disponía la regadera, conformada por dos tubos curvos perforados que se comunicaban con el depósito mediante otros tubos enlazados entre sí con manguera de lona y goma (para darle elasticidad y evitar los efectos de los golpes y baches durante la marcha). Con el objeto de rentabilizar al máximo estos nuevos carros de riego, y debido a que durante el verano disminuía mucho el caudal del manantial de Llantones, que abastecía a la ciudad, se decidió construir en la zona de La Guía un depósito de agua en el que se pudieran alimentar las cubas, aprovechando el antiguo acueducto de La Matriz. Por este motivo se licitaron en un mismo lote el suministro de los dos vehículos y la construcción del depósito y un grupo motor-bomba con potencia suficiente para elevar el agua y llenarlo.38 La inversión del servicio se completó con la compra, por valor de mil quinientas pesetas, de tres caballos, dos de los cuales estaban destinados al arrastre de los nuevos carros de riego.

Realizada la subasta el 16 de febrero de 1911, fue adjudicada al empresario local Antonio López Mosquera por un monto de 3.000 pesetas. amg, exp. 394/1911. 38

La importancia creciente del uso del agua en la limpieza pública tuvo su reflejo en la incorporación de nuevos carros de riego al parque móvil del Servicio de Arrastres y Limpiezas y en la mejora de algunos de los existentes. En julio de 1917, la prensa local daba cuenta de la modificaciones que se habían realizado en cuatro de las ocho cubas de las que disponía el Ayuntamiento ese año. Según el cronista local, las mejoras permitían que el agua saliese despedida a mayor presión, con lo 40


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que se regaba de una vez todo el ancho de la calle y, por tanto, se podían regar más calles de la población. Como se apuntó anteriormente, las limitaciones durante el verano de los depósitos de la traída de Llantones no permitían usar mangas ni bocas de riego, y el agua corriente para el riego viario se sustituía por agua del mar, que tenía la ventaja de fijar mejor el polvo en suspensión. Las cubas municipales llenaban sus cisternas en el puente de La Guía, donde se instaló un motor-bomba adquirido en 1916 para elevar las aguas del río Piles, y sobre todo, en el aljibe del balneario de Las Carolinas.39 La necesidad de extender el sistema de riego y limpieza al conjunto de la población, incluidos los barrios del extrarradio, y mejorar su eficacia, llevó a los miembros de la Comisión de Policía Urbana a proponer, en julio de 1919, la modernización definitiva del parque móvil del servicio, con la adquisición de la primera cuba automóvil de la que dispuso el Municipio. Tomando como modelo los pliegos usados en la ciudad de San Sebastián, el Ayuntamiento sacó a licitación la compra de un vehículo automóvil cuyas prescripciones técnicas básicas eran: motor de explosión, carburador de varios surtidores, encendido por magneto blindado de alta tensión y tres cambios de velocidad hacia delante y uno hacia atrás. El chasis debía ser de acero; las ruedas, de bandajes de fácil repuesto, y debía disponer de dos frenos, uno de pedal y otro de mano. Por su parte, el depósito debía tener entre 5.000 y 5.500 litros de capacidad y estar provisto de bombas para su llenado, bien a través de las bocas de riego o con agua de los ríos o el mar, por lo cual debía estar construido con los materiales apropiados. La anchura de la faja regada era de 15 metros, pero podía reducirse a voluntad del conductor, que era quien manejaba todas la maniobras desde la cabina, y podía efectuar lavados a presión en los pavimentos por medio de un dispositivo independiente. La cuba automóvil fue adquirida por 40.000 pesetas a la casa A. Laffly de Billancourt, a través de su concesionario en España G. Risco y Compañía, de Madrid.40 El vehículo regadera llegó a Gijón en la primavera de 1920.41 El rendimiento y las buenas prestaciones del automóvil animaron al Ayuntamiento a continuar con la modernización de la flota del Servicio de Arrastres y Limpiezas, y al año siguiente se licitó la adquisición de una segunda cuba, así como dos camiones para la recogida de basuras y otro para el transporte de carnes, si bien solo se llevó a efecto la compra de la cuba, por el elevado coste de la operación. El vehículo, semejante en prestaciones y características al existente, fue adquirido a la firma Saurer por un importe de 55.000 pesetas, que se abonaron en los ejerci41

Propuesta para la adquisición de un grupo motor-bomba para elevar agua del río Piles para las cubas municipales amg, exp. 274/1916

En el verano de 1919, el motor que permitía la extracción de agua de mar para el riego instalado en el balneario de Las Carolinas (equipamiento lúdico de propiedad particular y exponente de las prácticas sociales de moda vinculadas al ocio burgués) se averió debido a su intenso uso, y el Ayuntamiento se vio obligado a adquirir uno nuevo. amg, exp. 162/1919.

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amg,

exp. 385/1919.

La flamante regadera automóvil, si bien estaba destinada al servicio de riego y limpieza viaria, permitía un uso compartido con los bomberos locales, servicio municipal que no tuvo vehículo motorizado propio hasta 1923. En julio de 1922, su intervención fue decisiva para sofocar el incendio que amenazaba con arrasar la central de teléfonos de Gijón. El Comercio, 6/6/1922.

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cios 1922-1923 y 1923-1924.42 La llegada del nuevo material rodante se retrasó más de lo previsto, y durante el verano de 1922, el Ayuntamiento se vio obligado a contratar un conductor y un auxiliar para doblar el servicio de riego de la población y sus afueras con la cuba automóvil existente, la cual se utilizaba durante dos turnos de ocho horas. La modernización del parque móvil del servicio dio un paso adelante en 1923 con la incorporación de dos camionetas para la recogida de basuras. Tras el pertinente concurso, fueron adjudicadas a la casa local Martínez y Cangas, que ofertó dos vehículos construidos de chapa de hierro de 3 mm montada sobre bastidores de vigueta, con basculante manual, puerta trasera para la descarga y dos puertas superiores inclinadas para facilitar la carga, todo ello dispuesto sobre un chasis de camión Ford, por un importe de 13.160 pesetas.43 El progreso en la motorización, que mejoró la eficacia del servicio y alivió la precariedad de las condiciones de trabajo del personal, también conllevó la incorporación obligada de personal cualificado para su manejo, lo cual no dejó de ser un problema para el Ayuntamiento debido a la escasez de conductores profesionales que había en aquella época. II.4. Los intentos de reorganización del servicio Arriba: Comunicación de la casa A. Laffly sobre la entrega de la cuba de riego automóvil adquirida por el Ayuntamiento en 1919 amg, exp. 385/1919 Abajo: Cuba de riego Naval-Souma amg, exp. 672/1931

A la licitación se presentó también el representante de la firma Faun, quien solo presentó oferta (79.000 pesetas) para los vehículos de recogida de basura y transporte de carne. amg, exp. 446/1921.

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Los camiones debían estar equipados con un motor capaz de transportar cargas de entre 1.000 y 1.500 kg, y con capacidad para alcanzar una media de 15 km/hora y subir pendientes del 15 %, conforme al pliego elaborado por el ingeniero municipal Federico Hulton. amg, exp. 573/1923. 43

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El Comercio, 7/5/1924.

Mediada la década de 1920, los males recurrentes en el Servicio de Arrastres y Limpiezas (la difícil gestión del personal, la organización deficiente, el coste excesivo que su mantenimiento exigía al erario municipal) se agudizaron, y en los diarios locales comenzó a lanzarse la idea de que el servicio se había convertido en una suerte de refugio de ancianos, cuando, por su dureza, se requerían brazos fuertes y jóvenes, y que, pese a los esfuerzos por modernizarlo dotándolo de vehículos a motor, no rendía lo que costaba. Algunos periódicos, como El Comercio, exponían sin ambages que la única medida racional posible para acabar con el desbarajuste existente y, sobre todo, para evitar el derroche de fondos públicos, era arrendarlo.44 Compartía esta opinión parte de los ediles de la Corporación, quienes llegaron a proponer que se creara una comisión para estudiar la viabilidad del tema. A pesar de las presiones externas y de la divergencia de opiniones en el seno de la Corporación (la derecha, que era minoritaria, era la partidaria de externalizar el servicio), el Ayuntamiento persistió en su criterio de mantener la gestión pública, si bien el concejal delegado del ramo, Daniel Roces, intentó darle un nuevo empuje controlando más rigurosa42


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mente el trabajo y los méritos de los empleados. En este sentido, el edil propuso una nueva organización basada en el escrupuloso cumplimiento del escalafón que marcaba la antigüedad (al parecer trataba de evitar favoritismos amparados en afinidades políticas) y el buen desempeño del trabajo, con el objeto de facilitar el acceso a puestos de mayor categoría a aquellos empleados que, reuniendo los requisitos de capacidad, se esforzasen por hacer bien su trabajo. Para dejar claro al personal el nuevo sistema de funcionamiento, el concejal delegado, tras consensuar la medida con el capataz Lorenzo Fernández, procedió al despido de veintitrés operarios. El resultado de tan drástica medida fue que la temporada de limpieza veraniega del año 1923 comenzó con una brigada de cinco operarios, a los que se fueron añadiendo efectivos hasta completar la plantilla de treinta efectivos que permitía el presupuesto en vigor. Desconocemos si esta medida tuvo repercusión directa en el rendimiento del personal. Sin embargo, de lo que sí quedó constancia fue de la buena acogida que tuvo la propuesta, aprobada por la Comisión Municipal Permanente el 2 de noviembre de 1925, de organizar un servicio específico para la recogida de las basuras generadas por los comercios situados en las calles más céntricas de la ciudad. En efecto, para terminar con la mala imagen y con los problemas sanitarios que generaban los depósitos de basuras que los comerciantes se veían obligados a almacenar 43

A mediados de la década de 1920, el Ayuntamiento de Gijón, para mejorar la imagen y la salubridad del viario público, organizó un servicio específico de recogida de basuras en los comercios del centro de la ciudad amg, colección Patac


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en patios y callejas al no coincidir sus horarios con los del personal de recogida, el Ayuntamiento, en un claro precedente de iniciativas actuales como la recogida de vidrio de hostelería o cartón comercial por el sistema puerta a puerta, puso en marcha un dispositivo para que la evacuación de esos residuos se llevase a cabo los lunes, miércoles y viernes de 9 a 10 de la mañana. De esta forma, quedaba prohibida la colocación de cajones o espuertas en la vía pública, y los comerciantes tenían la obligación de sacarlos al paso de los vehículos de recogida.45 Esta novedosa iniciativa se mantuvo en vigor a lo largo de los primeros años de la década de 1930, como confirmó la intención del entonces alcalde, Gil Fernández Barcia, de reunirse con el representante de la Unión de Gremios para tratar sobre la mejor forma de reglamentar esta recogida de basuras de los comercios.46 Como es lógico, el progreso y la eficacia del Servicio de Arrastres y Limpiezas estaban asociados a los cambios y transformaciones que afectaban a la ciudad, tanto en el plano físico como en el económico y el social. En la década de 1920, Gijón experimentó un crecimiento demográfico notable; en 1930, el número de habitantes se cifraba en 59.886 vecinos, entre el casco urbano y sus arrabales. De forma simultánea, la ciudad extendió su cuerpo y se incorporaron a la trama histórica las parcelaciones del extrarradio, que habían surgido al calor de las principales vías de acceso a Gijón desde finales del siglo xix. En este marco expansivo en el que las infraestructuras urbanas básicas se vieron desbordadas deben entenderse los sucesivos intentos de reorganizar el servicio municipal de limpiezas y de recogida de basuras domiciliarias. En mayo de 1928, la prensa reclamaba la extensión de la recogida a los

45 amg, exp. 523/1925. También El Comercio, 20/10/1925. 46

El Comercio, 13/5/1934.

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barrios más alejados, donde no llegaban los carros de basuras (también pedía extremar la limpieza en algunas vías céntricas que al parecer estaban deficientemente atendidas), y que se reglamentasen más estrictamente los horarios de recogida, para que a las diez de la mañana las calles del centro de la población estuviesen perfectamente aseadas; los periódicos animaban a la guardia municipal a llevar a cabo una labor de vigilancia más efectiva para sancionar los comportamientos incívicos.47 El Ayuntamiento intentó afrontar el desafío que imponía la realidad potenciando la motorización del servicio y atendiendo algunas de las necesidades básicas del personal, como la renovación periódica del vestuario de trabajo, que a partir de 1933, además de blusas, incluía para determinados operarios los denominados trajes de mecánico o buzos. En cuanto a las mejoras en las condiciones de trabajo, es de destacar que la Corporación presidida por el reformista Gil Fernández Barcia concedió en 1935 el descanso dominical a muchos de los obreros municipales, entre ellos a los integrantes del servicio; esto supuso un notable avance social, pero obligó a reajustar la prestación al suprimirse la recogida de basura domiciliaria los domingos. Para paliar los posibles inconvenientes que la medida generaba en los hogares gijoneses se recomendó a los vecinos que quemasen en sus cocinas todos aquellos residuos susceptibles de incineración. En lo relativo a la modernización del parque móvil, y pese a las reticencias de algunos munícipes como Germán de la Cerra, firme defensor de la tracción a sangre, el Ayuntamiento adquirió 45

Camioneta con volquete hidráulico montada sobre chasis Internacional para el Servicio de Arrastres y Limpiezas amg, exp. 673/1931

El editorialista animaba a llevar a efecto el servicio de barrido de repaso en cuantos puntos fuese necesario, pero sin molestar ni interrumpir la circulación. El Comercio, 8/5/1928. En 1931, un grupo de comerciantes e industriales de la ciudad reclamó al Ayuntamiento medidas contra el polvo que invadía sus instalaciones obligándolos a «tener personal dedicado a la limpieza de estanterías y anaqueles para que nuestros productos no se perjudiquen y lleguen en buenas condiciones a los clientes». Por otro lado, también reclamaban que el servicio de recogida de basuras se hiciese en los distintos barrios a unas horas prudentes y no avanzada la mañana, como sucedía hasta la fecha. Los comerciantes terminan la misiva pidiendo al alcalde que los libre de ese tormento que perjudica a toda la ciudad. amg, exp. 454/1931. 47


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entre 1930 y 1933 una camioneta Ford de dos toneladas y media de carga y cuatro metros entre ejes para el servicio de arrastres; dos cubas para riego (una de cinco mil litros de la casa Souma y otra de tres mil de la marca Internacional), y dos camionetas de la marca Internacional para el servicio de limpiezas.48 II.5. De la autarquía al desarrollismo: La lenta progresión del Servicio de Arrastres y Limpiezas La paulatina modernización del servicio, iniciada al comienzo de la década de 1930, quedó bruscamente interrumpida en julio de 1936 con la sublevación militar que acabó con la legalidad republicana y dio paso a una cruenta guerra civil que desgarró el país y la sociedad. Tras la entrada de las tropas franquistas en Gijón, en octubre de 1937, y una vez establecida la nueva gestora municipal, se inició en la vida de la ciudad una nueva etapa marcada por la penuria económica, la falta de viviendas y la represión política. En efecto, a finales de 1937, los empleados municipales fueron objeto de un expediente de depuración política para apartar a los desafectos al nuevo régimen, y como resultado, casi una docena de empleados fijos del Servicio de Arrastres y Limpiezas fueron suspendidos de empleo y sueldo, mientras que otros tantos eventuales fueron despedidos.49 Tal como dictaban las órdenes del Ministerio de Trabajo, para cubrir estas vacantes tenían prelación aquellos hombres que acreditasen su condición de excombatientes. Los efectos de la contienda también se dejaron sentir en los medios materiales de los que se servía el Municipio para atender los distintos servicios municipales, al desaparecer útiles de trabajo y buena parte de los A pesar la creciente motorización del Servicio de Arrastres y Limpiezas, mediada la década de 1930 los carros del país seguían siendo imprescindibles para la prestación del servicio amg, colección Patac

La extensión que había adquirido el radio de la ciudad hacía imprescindible la adquisición de dos nuevas cubas de riego, toda vez que la única cuba automóvil (marca Saurer) de la que disponía el Ayuntamiento llevaba en servicio casi un decenio y necesitaba una reparación en profundidad. amg, exps. 571/1930 , 672/1931 y 672/1931. 48

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El Comercio, 24/11 y 31/12 de 1937.

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40 años al servicio del municipio

Las cubas automóviles del Servicio de Arrastres y Limpiezas, a principios de la década de 1930 Muséu del Pueblu d´Asturies, colección Constantino Suárez

En la década de 1940, la tracción a sangre siguió moviendo parte de la flota del Servicio de Arrastres y Limpiezas amg, exp. 570/1943

vehículos motorizados que venían utilizando servicios básicos como el de limpiezas, el de obras o el de bomberos. Para intentar paliar esta penosa situación que lastraba seriamente la operatividad y la eficacia de los equipos municipales, en 1940, el Ayuntamiento presidido por Paulino Vigón solicitó autorización al Ministerio de Industria y Comercio para adquirir tres chasis Ford Motor Ibérica de ocho cilindros, de los que solo se autorizó la compra de uno por un importe de 20.400 pesetas, vehículo del que no hay constancia de que fuese destinado al Servicio de Arrastres y Limpiezas.50 La falta de automóviles obligó a seguir utilizando carros de tracción animal para la recogida de basuras durante casi un decenio, vehículos similares a los cuatro adquiridos en 1943 al empresario local del transporte Ceferino San Martín por 20.000 pesetas, y que se caracterizaban por contar con un depósito de basuras de chapa galvanizada de 2 mm. 47

amg, exp. 105/1940. Para hacerse una idea de la penosa situación en que se encontraba el Servicio de Arrastres y Limpiezas al principiar la década de 1940, baste pensar que, en 1942, los mulos que tiraban de los carros de recogida de basura habían sido prestados por el Regimiento Simancas. amg, exp.570/1943. 50


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Barrendero con el equipamiento básico en la calle Fernández Vallín, a medidos de la década de 1940 amg, colección Municipal

La prensa de la época denunció reiteradamente la limitación de medios y las deficiencias en la limpieza del espacio público, hasta el punto de que, en enero de 1948, desde las tribunas de El Comercio se reclamaba una reorganización urgente del servicio de limpieza; a su entender, lo razonable era que el riego y el aseo del espacio central de la ciudad se realizasen a primera hora y no a media mañana, cuando la concurrencia de personas en las calles era mayor, tal como se venía efectuando. También apuntaba la necesidad de incrementar el empleo de las cubas de riego, medios que al parecer solo se empleaban de manera intensiva durante la época estival.51 Unos meses más tarde, un mordaz columnista de este diario se preguntaba retóricamente si los barrenderos habrían desaparecido de Gijón: «Antes se veían a estos modestos empleados municipales siempre en plena faena, prestos a recoger cualquier cosa que ensuciase el suelo. Ahora no sabemos si el Ayuntamiento ha amortizado las plazas o los dedica a otros menesteres pero lo cierto es que no se los ve trabajar y las basuras se acumulan por doquier».

51

El Comercio, 16/3/1948.

La disponibilidad de agua para el riego fue más teórica que real, pues hasta entrada la década de 1960, las malas condiciones de la red general de abastecimiento imposibilitaron que la ciudad dispusiese de un volumen de agua suficiente para atender las necesidades de una población en expansión, siendo frecuentes los cortes y las restricciones diarias en el suministro. Héctor Blanco González, 2006. EMA: Cuarenta años. Historia de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón (1965-2005). Gijón: Ayuntamiento de Gijón. 52

A pesar de estas denuncias, en el ánimo de la Corporación estaba la idea de ir poniendo los medios necesarios para mejorar el estado de la limpieza pública y las condiciones de trabajo de sus empleados. En este sentido deben entenderse la adquisición de tres camiones de la marca Ford, que se incorporaron en 1948 para la recogida de basuras, y la renovación periódica de la vestimenta de trabajo del personal. De igual modo, la conclusión de las obras de la traída general de Los Arrudos, que habían quedado paralizadas a comienzos de la década de 1930, mejoró la disponibilidad de agua para el riego de las calles, facilitando las tareas de limpieza.52 Pese a lo apuntado, la realidad socioeconómica del momento se obstinaba en imponer sus propias limitaciones, y a finales de 1950, de los cuatro vehículos destinados a la recogida de 48


40 años al servicio del municipio

Un camión de basura multiusos A finales del mes de agosto de 1964, un avispado plumilla de La Nueva España de paso por el mercado del Sur, advirtió asombrado como varios empleados del servicio municipal de arrastres y limpiezas, procedentes del macelo, descargaban grandes cantidades de carne de un camión de recogida de basuras. El sagaz observador denunció en su crónica lo que consideraba un atentado contra la salud pública de los gijoneses, requiriendo una aclaración del Ayuntamiento. Días después, el responsable político del ramo aclaraba en la prensa que todo se debía a una avería en el camión del macelo, y que el asunto no pasaba de una mera cuestión estética porque el recolector multiuso había sido desinfectado a conciencia.

basuras solo podía prestar servicio uno, por la falta de combustible para alimentar los demás.53 La lucha ímproba del mal dotado personal de limpieza contra la suciedad que embarazaba las calles de Gijón comenzó a mejorar tímidamente a mediados de la década de 1950, gracias en buena medida a la implicación del concejal delegado del ramo, Celestino Piñera, y del ingeniero municipal Guillermo Cuesta, quienes se interesaron en la manera en que se gestionaba el problema de la limpieza viaria y la recogida de basuras en ciudades como Madrid y Barcelona. Estudiado el asunto, el edil propuso a la Corporación unas líneas básicas de actuación para convertir a Gijón en una ciudad limpia: la necesaria incorporación de más medios mecánicos, la sustitución de los anticuados carritos de limpieza por otros más eficientes y estéticos, la mejora en la organización del servicio (para controlar la efectividad del trabajo y evitar las habituales y prolongadas pérdidas de tiempo) y la resolución de los problemas sociales derivados del personal dedicado a la limpieza. La puesta en práctica de algunas de estas medidas no se hizo esperar; en 1956 se adquirieron diez carritos de limpieza modernos y dos cubiertas metálicas desmontables para los camiones del servicio de recogida de basuras,54 y en 1957 se incorporó el primer camión de recogida propiamente dicho, un vehículo Pegaso II de motor de gasolina y ocho toneladas, equipado con una caja Solver para la compresión de basuras de 15 m3 de capacidad,55 y que completaba un parque 49

Esta situación provocaba que las calles del centro de la población estuviesen atestadas de cajones repletos de desperdicios domésticos hasta bien entrada la mañana. El Comercio, 7/10/1950.

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La falta de cubierta en los camiones que realizaban la recogida de basura domiciliaria provocaba que al bascular los cajones, parte de los residuos cayeran al suelo, lo que se acentuaba en los días de viento. Por este motivo, el ingeniero municipal recomendaba la compra de las cubiertas metálicas. amg, exp. 761/1956.

54

Inicialmente, el ingeniero municipal puso reparos a la compra del camión Pegaso, sobre todo por sus dimensiones (2,5 m de ancho), por su condición de vehículo de gasolina y por estar equipado con una caja compresora Solver de patente italiana. El técnico municipal era partidario de un vehículo más pequeño y equipado con una caja de sistema Ochsner. amg, exp. 808/1957. 55


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Para mejorar el trabajo del personal de limpieza, el Ayuntamiento adquirió en 1956 diez carritos como el de la imagen, por un importe de 3.500 pesetas amg, exp. 735/1956

móvil compuesto por otros seis camiones, algunos próximos la obsolescencia, y treinta carros de tracción a sangre. Para mejorar la atención de los servicios también se incrementó gradualmente la plantilla, si bien nunca lo suficiente para el volumen de trabajo que debía desempeñar. Así, por ejemplo, a finales de 1958 estaba integrada por 74 trabajadores (los técnicos consideraban que lo ideal era una plantilla de 123 efectivos), de los cuales, 53 eran fijos, 15 eventuales y 6 de contrata. En 1960, el conjunto del personal se cifraba en 111 efectivos, para descender hasta los 83 (79 de plantilla y 4 eventuales) en 1964. Aquel año, el presupuesto del servicio ascendía a 1.150.000 pesetas, más una asignación especial de 150.000 para la limpieza de la playa y el muro de San Lorenzo.56

Imagen del primer camión recolector de basuras moderno del que dispuso el Municipio de Gijón amg, exp. 40/1959

Durante la época del desarrollismo, en las décadas de 1960 y 1970, tuvieron lugar intensos cambios en el tejido industrial y socioeconómico de Gijón que alteraron de manera significativa su estructura y su morfología. Al calor de la nueva industrialización, la población creció con rapidez y duplicó el número de efectivos en poco más de un decenio, lo que generó una extensión desmedida de la planta de la ciudad y con ella el desbordamiento de las capacidades de los servicios urbanos básicos, entre ellos la limpieza viaria y la recogida de basuras.

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El Comercio, 10/3/1964.

El Ayuntamiento, con las limitaciones que le imponía su siempre precaria economía, intentó hacer frente al desafío modernizando los equipos e instalaciones y tratando de reorganizar el servicio para ganar en eficiencia. Así, entre 1961 y 1968 se adquirieron un camión Ebro con caja Solver para la recogida de basuras, dos cubas de riego, modernos carritos 50


40 años al servicio del municipio

metálicos para la limpieza viaria fabricados por Industrias Mendoza y seis barredoras Parker de aspiración, y se construyó en la calle Fermín Canella un almacén para los operarios de limpieza, dotado de vestuario, duchas, comedor, oficina para los vigilantes y un departamento anejo para el lavado de los carritos de limpieza.57 En lo relativo a la reorganización del servicio, se centró en el establecimiento de nuevos horarios de recogida de basuras, servicio que pasó a efectuarse a las tres de la mañana en las calles del centro de la ciudad (atendido por cuatro brigadas de cinco operarios cada una) y a las ocho de la mañana en las afueras, estableciéndose a partir de esas horas un dispositivo de conservación.58 En este periodo también se implantaron algunos usos sociales que contribuyeron a mejorar la higiene pública y el trabajo del personal de limpieza, como la utilización obligatoria de bolsas (en un principio de papel) para el depósito de las basuras domésticas, sistema experimentado a partir de diciembre de 1967. Con todo, la desproporción entre las necesidades higiénicas de la población, la creciente complejidad de los problemas asociados a aquellas y las posibilidades presupuestarias del Municipio para hacerles frente de un modo eficaz y económico, movió al Consistorio, presidido por Ignacio Bertrand, a decantarse por externalizar el Servicio de Arrastres y Limpiezas conforme a las bases aprobadas por la Comisión Municipal Permanente el 2 de enero de 1969.

amg, exps. 5537-10, 10433-8, 5537-16, 153-33, 257-58 y 340-4. 57

La recogida nocturna de basuras comenzó a aplicarse de manera experimental en 1965 en el aristocrático barrio madrileño de Argüelles. El Comercio, 12/6/1965.

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40 años al servicio del municipio

iii

La privatización del servicio municipal de arrastres y limpiezas (1969-1977): La experiencia fallida de El Sol y EQUIMA

Personal de El Sol realizando la recogida de basuras domiciliarias EMULSA, Archivo de imágenes

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III. LA PRIVATIZACIÓN DEL SERVICIO MUNICIPAL DE ARRASTRES Y LIMPIEZAS (1969-1977): LA EXPERIENCIA FALLIDA DE EL SOL Y EQUIMA

Desbordada la capacidad del Ayuntamiento para hacer frente al problema creciente de la limpieza viaria y la recogida de basuras,59 el Consistorio sacó a licitación pública estos servicios básicos. El 17 de marzo de 1969 fueron adjudicados a la única empresa que se presentó al concurso, la firma bilbaína Central del Limpieza El Sol, que mostraba como aval de su capacidad de gestión la concesión que tenía de estos mismos servicios en las ciudades de Bilbao, Pamplona, León y Vitoria. Conforme a las bases aprobadas por el Ayuntamiento a principios de 1969, la concesión se firmó por diez años, con un coste anual para el erario gijonés de 11.469.000 pesetas.

Distintos modelos de papeleras ofrecidos al Ayuntamiento de Gijón en 1972 amg, exp. 5535-8

Los trabajos objeto de concesión comprendían la limpieza de las calles incluidas en el nomenclátor de la ciudad (no estaba recogido el barrido de las que carecían de asfalto, que eran mayoritarias en los barrios de la periferia); el riego, la recogida de basuras domiciliarias y el transporte de los desechos al vertedero. La planificación de los trabajos de higiene viaria y recogida de basuras partió de la división de la ciudad en sectores, estableciéndose distintos recorridos en cada uno para aprovechar al máximo el material y el personal disponible. Inicialmente, a petición del Ayuntamiento, se mantuvieron los horarios preestablecidos de limpieza (de las 2.00 a las 8.00,

Cuba de riego perteneciente a la empresa El Sol Archivo Modesto Fernández Carús

En marzo de 1969, el concejal delegado del Servicio de Arrastres y Limpiezas, Andrés González Urbaneja, explicaba a la prensa los motivos por los que el Ayuntamiento había optado por la privatización del servicio: «por un lado, resultaba demasiado oneroso para el Municipio disponer de unos camiones para la recogida que no eran suyos y que ocasionaban gastos excesivos; por otra parte, que no podíamos disponer de personal que sería preciso contratar». Voluntad, 6/4/1969. 59

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La limpieza del Rastro estaba incluida en las obligaciones de la adjudicación realizada en 1969 a la empresa El Sol Archivo Javier Granda

y barrido de repaso de 9.00 a 13.00 y de 15.00 a 17.00) y de recogida de basura (comenzaba a las 3.00). Según el pliego, la plantilla debía estar compuesta por 112 operarios: 30 para la recogida de basura, 70 para la limpieza viaria, 10 conductores y 2 vigilantes, estando obligada El Sol a incorporar a toda la plantilla (fijos y eventuales) que en ese momento formaba parte del Servicio Municipal de Arrastres y Limpiezas. Todo el personal debía prestar el servicio perfectamente uniformado, conforme a un vestuario básico compuesto por chaquetilla tipo sahariana, camisa, pantalón y botas, y que se complementaba en las épocas de frío o lluvia con prenda de abrigo o impermeable. Tanto la chaquetilla como el pantalón debían ser de color amarillo, y la prenda exterior del uniforme debía llevar en el lateral izquierdo un número de identificación. Quedaba por cuenta del contratista velar por el aseo y decoro, tanto en el vestir como en el trato con el vecindario, del personal del servicio.

Presentación de las nuevas máquinas barredoras incorporadas por El Sol para la limpieza de las calles gijonesas El Comercio, 17/10/1969

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Cuba de riego perteneciente al parque móvil de El Sol Archivo Modesto Fernández Carús

En cuanto al material necesario para el desempeño del trabajo, El Sol debía aportar cinco camiones nuevos de cinco toneladas y setenta carritos de limpieza, además de otros útiles como palas, escobones, mangas, etc. Al no estar incluida en el contrato, y dada la proximidad de la temporada veraniega, el Ayuntamiento de Gijón contrató con El Sol en julio de 1969 la limpieza de la playa de San Lorenzo por un monto de 145.000 pesetas, trabajos que incluían tanto la limpieza del arenal como el vaciado de las 55 papeleras que estaba previsto instalar.60 Las demás playas del concejo utilizadas durante la temporada de baños (principalmente las del Rinconín y El Arbeyal, motejada entonces como El Tallerín) las atendía personal municipal. La relación del Ayuntamiento con la empresa concesionaria no fue todo lo fluida que se esperaba, y las expectativas puestas en la buena gestión de El Sol pronto se vieron frustradas al evidenciarse una notoria relajación en el cumplimiento de las obligaciones contractuales. Apenas transcurridos unos meses desde la entrada en vigor del contrato, el concejal responsable del área, Andrés González Urbaneja, denunciaba que eran muchas las calles que no se barrían y que el personal que tenía que estar de servicio era insuficiente, e instaba a la compañía a subsanar las deficiencias en un breve plazo. A pesar de los recelos, y puesto que en términos generales el estado de la limpieza pública, sin ser óptimo, si era de mejor que cuando el prestador del servicio era el propio Municipio, en 1972, el Consistorio, presidido por Luis Cueto Felgueroso, accedió a la petición de revisión del contrato formulada por El Sol. Esta propuesta se justificaba en la necesidad de aumentar el canon anual, ya que el Misterio de Trabajo había aprobado una modificación del salario mínimo (se situó en 136 pesetas) que obligaba a la empresa a revisar al alza la cuantía destinada al pago de salarios. Del mismo modo, la revisión también se fundamentaba en la necesidad de extender la limpieza viaria y la recogida de basuras a calles que no estaban incluidas en el nomenclátor oficial en el momento de la primera adjudicación (excluía barrios como El Muselín, La Camocha, Nuestra Señora de Covadonga de Roces, Lloreda y partes residenciales de La Guía y Somió, entre otros), el barrido de los viales sin asfaltar y la recogida de basuras en hospitales, mataderos y mercados.

60

amg,

exp. 430-168.

Analizado el tema en profundidad por el ingeniero jefe municipal Guillermo Cuesta, y una vez avalado por las comisiones municipales preceptivas, la revisión del contrato con El Sol 56


40 años al servicio del municipio

fue aprobada con un coste anual para el presupuesto municipal de 21.836.000 pesetas. Con el nuevo contrato, la limpieza viaria y la recogida de basura se extendían a la ciudad histórica y al conjunto de los barrios, incluidos los denominados satélites, además de la limpieza de la playa de San Lorenzo, de los hospitales y mercados y de los sumideros de la vía pública, así como la recogida y eliminación de los vertederos piratas. La incorporación de dos baldeadoras que debía adquirir la concesionaria y la mejora de algunos procedimientos de limpieza, como la introducción del riego previo al barrido o la instauración de un exhaustivo barrido primario durante la noche (sumado al de repaso que ya se efectuaba), auguraban una mejora notable del estado higiénico de la ciudad. La extensión del servicio llegó acompañada de un incremento de la plantilla, que se cifró en 121 efectivos durante el invierno y 141 durante la temporada estival. Con el objeto de llevar a cabo el control y vigilancia del servicio, el Ayuntamiento creó una oficina a la que quedó adscrito un servicio de vigilancia permanente, dirigido por el ingeniero municipal y compuesta por un capataz y tres celadores que, provistos de motocicletas, inspeccionaban de forma continuada todas las zonas de la ciudad para verificar la buena ejecución de los trabajos.61

El 5 de enero de 1976, el Pleno Municipal acordó rescindir el contrato con El Sol, tras meses de denuncias y deficiencias en la prestación del servicio EMULSA, Archivo de imágenes

De forma complementaria al nuevo contrato, y a fin de mejorar el estado de la limpieza pública, el Ayuntamiento sacó a licitación el suministro, colocación, reposición y conservación de papeleras en número suficiente para cubrir toda la población durante un periodo de siete años, contrato que también se llevó El Sol por un importe anual de 192.629 pesetas. Los lugares de gran concentración de personas, como las paradas de autobús, las proximidades de almacenes y mercados, las calles y aveniUno de los caballos de batalla del movimiento vecinal gijonés fue conseguir la extensión de la limpieza viaria y la recogida de basuras a los barrios de la periferia (en la imagen, la barriada de Contrueces a finales de la década de 1970) Archivo Javier Granda

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amg,

exp. 820-2


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das de especial tránsito y las zonas de juego y estancia, como parques y jardines, fueron los puntos escogidos para emplazar las papeleras. Paralelamente, el Ayuntamiento emprendió una suerte de campaña publicitaria para animar a los gijoneses a usar y respetar los nuevos dispositivos públicos.62 En 1976, cuatro años después de la adjudicación, un informe del ingeniero municipal señalaba el incumplimiento de las bases del contrato por parte de El Sol (de las 400 papeleras que tenía que instalar en ese año solo se habían colocado 261), y la Comisión de Coordinación y Servicios del Ayuntamiento propuso, previa consulta a los servicios jurídicos, la rescisión del contrato, acto que sería el preámbulo de la ruptura definitiva del Ayuntamiento con Central de Limpieza El Sol. La rescisión fue aprobada por el Pleno Municipal el 5 de enero de 1976, tras meses de reiteradas faltas y deficiencias en la prestación del servicio, con sumideros obturados por falta de limpieza y calles con acumulaciones de basuras o con un aseo deficiente, sin que la empresa, una vez apercibida, atendiese los requerimientos municipales para su subsanación.63 El acuerdo de rescisión implicaba el abono de importes adeudados por los conceptos de revisión del canon, servicios fuera de contrato y revisión del material móvil, que pasaba a depender del Municipio, al igual que el personal. El Pleno acordó también convocar un nuevo concurso y, mientras tanto, mantener la prestación en régimen administrativo con El Sol, quien debía presentar una factura con justificante para el cobro de sus servicios.64 III.1. El efímero paso de Equipos Municipales Asturianos, S. A. (EQUIMA)

62

amg,

exp. 5535-8.

El ingeniero municipal llegó a explicar el escaso éxito de esta concesión con El Sol por la falta de realismo económico del contrato. amg, exp. 5677-4. 63

Según recogía la prensa gijonesa, el Ayuntamiento trató de evitar a toda costa un pleito con la concesionaria, rehuyendo de toda denuncia de incumplimiento de contrato y no declarando la lesividad del segundo contrato, todo ello a costa de abonar 30.000.000 de pesetas a El Sol. Atrás quedaban seis años de suciedad y malos olores en las calles. El Comercio. 4/1/1976. 64

Una vez rescindido el contrato con El Sol, desde la Comisión de Coordinación y Servicios del Ayuntamiento se procedió a estudiar cuál era el mejor sistema de gestión que el Municipio podía adoptar para organizar eficazmente el servicio de limpieza viaria y recogida de basuras; se debatía entre la vuelta a la municipalización, la creación de una empresa privada municipal o la contratación del servicio mediante licitación pública. Vistos los informes técnicos y los dictámenes de las correspondientes comisiones municipales, el Pleno Municipal acordó en mayo de 1976 adjudicar el servicio por el plazo de cinco años mediante concurso público. Celebrada la licitación en el mes de septiembre, concurrieron seis empresas: Construcciones y Contratas, Ingeniería 58


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Urbana y Saneamientos Sellberg, Compañía Española de Servicios Públicos Auxiliares, El Sol, Fomento de Construcciones y Contratas y EQUIMA (en unión de Transportes Roquer, Juan Gascón Vallina y José Ramón Gómez Marañón), siendo la adjudicataria esta última al haber presentado la mejor oferta económica (102.857.432 pesetas). En el contrato quedó excluida la recogida diurna de basuras en los establecimientos comerciales, tal como se venía realizando, al no poder asumir el Ayuntamiento el coste del servicio, motivo por el cual fue extinguido.A pesar de la contrariedad de los técnicos municipales y de algunos ediles de la Corporación que veían en la inexperiencia de la empresa un problema para el desempeño satisfactorio de sus obligaciones contractuales,65 EQUIMA se hizo cargo en febrero de 1977 de la limpieza pública en Gijón, una vez subrogado todo el personal de El Sol. Esta plantilla heredada, con un considerable porcentaje de trabajadores de edad avanzada que presentaban serios problemas de salud, fue una pesada carga que lastró la competencia y la eficacia en la prestación del servicio. De hecho, en el momento de hacerse cargo del servicio, EQUIMA contaba con 128 empleados en activo y 35 de baja, personal insuficiente para el correcto desarrollo de los trabajos a realizar, tal como confirmaron los descuentos efectuados por el Ayuntamiento 59

Barrenderos depositando las barreduras en uno de los camiones Pegaso Barybal de EQUIMA EMULSA, Archivo de imágenes

El ingeniero municipal José Luis Díaz Caneja señalaba en su informe de valoración que, si en la adjudicación debía primar la solvencia técnica, el contrato debería ser para Fomento de Construcciones y Contratas. Parece ser que el interventor municipal indicó que la prestación no podía sobrepasar la cifra de 106.500.000 pesetas, por lo que la única alternativa válida era la de EQUIMA, oferta cuya inviabilidad no podía demostrase. amg, exp. 5677-4.

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Acumulación de basuras tras la primera huelga de los trabajadores de EQUIMA, en septiembre 1977 Archivo El Comercio, foto: Vegafer

Tal como señalaba el ingeniero municipal, los descuentos practicados en las certificaciones (ascendían a más de 3.500.000 pesetas) se debieron a la falta reconocida de los medios materiales y humanos precisos para atender adecuadamente el servicio. El informe afirmaba con rotundidad que en el mes de agosto, con una plantilla de 174 trabajadores, EQUIMA no había conseguido tener la ciudad correctamente limpia. amg, exp. 5677-4. 66

Según recogió la prensa local, el grueso de la plantilla aceptaba el dictamen del laudo laboral, y tan solo los 36 trabajadores del servicio nocturno de recogida de basuras lo rechazaron, si bien estos contaron con el apoyo del resto de los trabajadores. El Comercio, 18/9/1977. 67

en las liquidaciones de las certificaciones correspondientes a los meses de febrero, marzo, abril y mayo de 1977.66 Además, el personal integrado en EQUIMA tenía una clara conciencia social y sindical, y no dudó en hacer valer lo que consideraba sus derechos recurriendo a métodos de presión de tanta repercusión pública como la huelga. Así ocurrió en septiembre de 1977, cuando la ruptura de las negociaciones entre la empresa y sus trabajadores en pos de conseguir una revisión salarial (demandaban un incremento de 5.000 pesetas, además de las 4.000 fijadas en un laudo de la autoridad laboral) desembocó en un paro que afectó notablemente a la imagen pública y a la higiene de la ciudad.67 Desde la Alcaldía, y tras pedir la colaboración vecinal, se solicitó por intermediación del gobernador civil la intervención del Ejército para que realizase los trabajos de la contrata, con el objeto de evitar problemas higienicosanitarios en la población; el Municipio se sentía rehén de un conflicto laboral al que era ajeno. Así, el 21 de septiembre, tropas acantonadas en Gijón, con el auxilio de las fuerzas del orden público, comenzaron a retirar las basuras de las calles hasta el día 23, cuando los huelguistas depusieron su 60


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actitud.68 EQUIMA no empezaba con buen pie su andadura por unas calles gijonesas que seguían más bien sucias, y desde el Ayuntamiento se advertía a la empresa de que no se toleraría una revisión arbitraria del canon de la prestación (sujeto a unas fórmulas polinómicas especificadas en las bases de la licitación) para satisfacer las demandas salariales de los trabajadores, pues la obligación principal del Municipio era la de velar por el interés de los vecinos de Gijón. En definitiva: si EQUIMA no podía cumplir con las bases del contrato, le correspondía solicitar la resolución de este y no pretender obtener réditos económicos de un conflicto laboral en el que el Ayuntamiento no era parte implicada. En el plano material, y para hacer frente a sus obligaciones, la concesionaria presentó en Gijón a comienzos de 1977 doce camiones recolectores nuevos de la marca Pegaso con caja cerrada, una máquina de limpieza de playas Beemer y una barredora automática Wayne de 200 CV y 5 m de largo, equipada con una tolva autocargante de 4.000 kg, y capaz no solo de barrer, sino de absorber el barro y el polvo solidificado.69 Los camiones de recogida domiciliaria de basuras tenían una capacidad de 15 m3 y podían ir compactando la basura a medida que se depositaban las bolsas. Algunos de estos vehículos permitían la introducción de contenedores, por lo que estaba previsto que en algunas zonas de la ciudad y del extrarradio se instalasen estos contenedores para que los vecinos depositasen en ellos los residuos domiciliarios. Los nuevos equipos Operario realizando la limpieza de los sumideros. EMULSA, Archivo de imágenes

Desde el Ayuntamiento se pretendió gratificar con 500 pesetas diarias la actuación de cada uno de los miembros del Ejército que participaron en la resolución de la huelga de la limpieza y recogida de basuras, pero el responsable de la Comandancia Militar de Gijón declinó el ofrecimiento, puesto que la naturaleza de su servicio les impedía aceptar gratificaciones. amg, exp. 1461-8.

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La utilización de esta moderna máquina barredora no estuvo exenta de problemas, pues debido a sus considerables dimensiones (estaba diseñada para el uso en carreteras y autopistas) requería liberar estacionamientos en las calles para permitir su paso, hasta el punto de tener que anunciar en la prensa las calles que se iban a barrer para que los automovilistas estacionasen en la otra margen de la calzada. El Comercio, 10-2-1977 y 31/5/1978

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La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (EMULSA)

Soldados del Ejército de Tierra realizando el trabajo del personal en huelga de EQUIMA. Archivo El Comercio, foto: Matilla

permitían también reordenar el funcionamiento de los operarios de la limpieza viaria, al dedicarse dos camiones a la recogida de los cubos de los diferentes barredores, quienes anteriormente depositaban sus bolsas en lugares determinados. A pesar de lo apuntado, Gijón no experimentaba el cambio que se demandaba en el estado de limpieza de sus espacios públicos, en parte por falta de concienciación ciudadana y en parte por la deficiente gestión de la concesionaria, que veía restringidos los márgenes de actuación por su limitada solvencia económica. A todo esto había que sumar la conflictividad y politización de la plantilla, la cual se declaró en huelga indefinida el 14 de abril de 1978 al no llegar a un acuerdo con la empresa para firmar la renovación del convenio colectivo (la patronal alegaba falta de liquidez debida a que el Ayuntamiento todavía no había aprobado la revisión legal de los precios de la contrata). De nuevo, las calles de Gijón anegadas por toneladas de basura; de nuevo, la ciudad y sus vecinos rehenes de un conflicto laboral; de nuevo, el Ejército de Tierra y la Policía Armada realizando el trabajo de unos huelguistas entre los que prendía la aspiración de pasar a engrosar las filas de los trabajadores 62


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municipales, por más que desde el Ayuntamiento se lanzasen mensajes disuasorios que apuntaban a una bajada considerable de las retribuciones, un aumento de la jornada laboral y posibles despidos en el hipotético caso de que este anhelo se convirtiese en realidad.70 La prolongación del conflicto laboral, que amenazaba seriamente el decoro y la higiene públicos y la convivencia ciudadana, forzó al Ayuntamiento a tomar una decisión drástica: proceder al secuestro de la contrata durante seis meses e iniciar los trámites para la rescisión del contrato con EQUIMA por incumplimiento, conforme al acuerdo del Pleno adoptado el 8 de mayo de 1978. A partir de este momento, y después de un ultimátum a los trabajadores de EQUIMA para la normalización del servicio, este pasó a estar bajo las órdenes directas del Ayuntamiento a través del interventor municipal. Se abría así la puerta a nueva etapa en la limpieza de la ciudad, cuyo primer jalón fue el acuerdo plenario del 22 de agosto de 1978, por el que el Ayuntamiento decidió constituir una empresa privada municipal para la prestación directa de los servicios, que pasaría a denominarse Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón, S. A. (EMULSA). 63

Estado de las calles de Gijón durante el conflicto laboral de los trabajadores de EQUIMA, en abril de 1978 EMULSA, Archivo de imágenes

«Reducción de salarios y de personal si el Ayuntamiento se hace cargo de los servicios de limpieza de la ciudad»: así de rotundo era el titular de El Comercio del 29/4/1978, que recogía las manifestaciones de la Alcaldía presidida por Pedro Lantero.

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La Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón (EMULSA): Una historia nueva para una ciudad nueva

Edificio bioclimático que alberga la sede central de EMULSA EMULSA, Archivo de imágenes

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IV. LA EMPRESA MUNICIPAL DE LIMPIEZAS DE GIJÓN (EMULSA): UNA HISTORIA NUEVA PARA UNA CIUDAD NUEVA

Vista aérea de Gijón a medidos de la década de 1970 amg, colección Municipal

Con el inicio de la actividad de la Empresa Municipal de Limpiezas, a partir del 1 de noviembre de 1978 dio comienzo un periodo nuevo en la historia de la higiene de la ciudad de Gijón, marcado por la gestión pública del servicio de limpieza y recogida domiciliaria de basuras. La prestación directa, aunque bajo la forma de una empresa privada municipal, permitía una mayor libertad de acción y, en consecuencia una gestión más eficaz del servicio, sin perder el carácter social de cualquier entidad de titularidad municipal. La política de la nueva sociedad, EMULSA, se centró en convertir a Gijón en una ciudad más limpia y eficiente, trabajando para modernizar y mejorar la calidad del servicio que se prestaba a los ciudadanos y adecuándolo a las nuevas necesidades de la población, recuperando con ello la confianza de los gijoneses en la gestión pública de los servicios urbanos básicos. En definitiva, contribuyendo con

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su esfuerzo a que los ciudadanos se sintiesen orgullosos de su ciudad y partícipes de sus logros, pues que las calles estuviesen limpias era una cuestión que implicaba a todos. No fue una tarea fácil; la ciudad que comenzaba a transitar por la senda de la democracia tuvo que hacer frente a una profunda crisis económica que extendió su negra sombra a lo largo de la década de 1980 y los primeros años de la de 1990, y que socavó los cimientos de la economía local, basados en la industria siderúrgica, la construcción naval y la minería. Como no podía ser de otro modo, la conflictividad laboral y social tuvo un reflejo directo en las calles de una ciudad que, a menudo, veía interrumpida su actividad cotidiana por manifestaciones y otras acciones de protesta. La dimensión social que desde su creación caracterizó el devenir de la nueva empresa municipal, receptora de mano de obra (de carácter temporal o fijo) procedente de las engrosadas listas del paro, supuso una suerte de bálsamo sanador para un buen número de gijoneses que encontraron en EMULSA un puerto de refugio desde el que comenzar una nueva y más próspera andadura laboral. Por otro lado, la ciudad heredada del régimen anterior —que había crecido de forma exponencial y al margen de todo rigor urbanístico, impulsada por el crecimiento industrial y demográfico de la etapa desarrollista— presentaba graves problemas de vertebración, medioambientales y de dotación de equipamientos e infraestructuras básicos. Con los ayuntamientos democráticos se impuso una nueva forma de entender y gestionar la ciudad y sus necesidades, más equilibrada y justa, que se centraba en subsanar las carencias heredadas y en procurar una mayor calidad de vida para los vecinos. Actuaciones tan importantes como la completa urbanización del viario de los barrios (a finales de la década de 1970, un buen número de las calles que conformaban la trama de los barrios más densamente poblados de la periferia estaba sin urbanizar), el tendido de aceras, la creación de zonas verdes y espacios de juego y solaz públicos, y la construcción de nuevos centros de enseñanza tuvieron una repercusión directa sobre el quehacer diario de EMULSA. La búsqueda de soluciones para problemas medioambientales acuciantes, como la gestión de las basuras o la erradicación de los vertederos piratas, también centraron muchos de los esfuerzos de la nueva entidad municipal. 67

La calle Corrida en 1981, antes de su peatonalización amg, colección Municipal


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Barrenderos realizando la limpieza del exterior de la Pescadería Municipal EMULSA, Archivo de imágenes

IV.1. La etapa de creación y consolidación (1978-1991) Con la aprobación de los estatutos de EMULSA por el Pleno Municipal, el 22 de agosto de 1978, se sentaban las bases para la organización de la nueva empresa municipal, cuyo objeto social será la limpieza viaria de Gijón, la recogida de todas las basuras domiciliarias (así como las industriales que se determinasen), el tratamiento de estas basuras mediante los sistemas más adecuados, la desratización de la ciudad y la limpieza de playas y sumideros, así como cualquier otro tipo de actividad relacionado con la limpieza que en cualquier momento pudiera encomendársele. También se incluían entre sus competencias la regularización de la forma en que se prestarían estos servicios y el establecimiento de disposiciones para determinar cómo debían los usuarios depositar o tratar las basuras recogidas por la empresa. Desde el punto de vista de la organización de la sociedad, los estatutos determinaban que esta debía estar constituida por una Junta General —cuyas funciones recayeron en la Corporación Municipal—, un Consejo de Administración y una Dirección-Gerencia. El Ayuntamiento en Pleno (en funciones de Junta General) era el órgano supremo de la sociedad, y asumía sin limitaciones su dirección y representación. 68


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Las funciones básicas de la Junta General eran: nombrar al Consejo de Administración, fijar las dietas de los consejeros, modificar los estatutos, aumentar o disminuir el capital social, aprobar el inventario y el balance anual, y aprobar las tarifas que rigen la prestación del servicio. El Consejo de Administración, órgano al que correspondía la administración de la sociedad, debía estar integrado por nueve vocales, denominados consejeros, de los cuales seis serían designados libremente (por un periodo de seis años) por la Junta General entre personas especialmente capacitadas (dos representantes de los usuarios-vecinos, dos de los trabajadores y dos del tejido social y empresarial de la localidad) y tres concejales. El alcalde la ciudad era el presidente nato, tanto de la Junta General como del Consejo de Administración, y el secretario y el interventor municipal también eran miembros del Consejo conforme a la Ley de Régimen Local y a los propios estatutos. Eran facultades del Consejo de Administración, entre otras, nombrar y separar al gerente, nombrar y separar a los empleados de la sociedad a propuesta del gerente (así como las retribuciones de todos los cargos), concertar operaciones de crédito, representar a la sociedad frente a terceros y otras administraciones o entidades, otorgar y formalizar contratos y escrituras, y llevar a término los acuerdos de la Junta General. Por su parte, al director gerente le correspondían todas aquellas facultades que le confiriera el Consejo de Administración, estando a su cargo la ejecución de los acuerdos del Consejo, la fiscalización de las actividades de la empresa y la jefatura directa del personal, y podía proponer al Consejo aquellas variaciones que considerase oportunas. Para sostener económicamente esta estructura organizativa se dotó a la Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón de un capital social de cien millones de pesetas, representado en forma de acciones nominativas que pasaron a ser de propiedad exclusiva del Ayuntamiento de Gijón, que quedaba obligado a destinar este capital íntegramente al objeto que regía la sociedad. Al inicio de la actividad, el Consejo de Administración eligió para la Dirección-Gerencia de la empresa al ingeniero Ángel Gómez Fernández, recayendo la concejalía delegada en el edil Aladino Cordero González.71 Una vez configurado el esquema organizativo de la entidad municipal responsable de la limpieza y el ornato de la ciudad, para empezar a funcionar fue preciso llegar a un acuerdo con EQUIMA para la cesión formal del servicio, previa tasación 69

Exterior del Mercado del Sur antes de la retirada de las basuras generadas por la actividad comercial EMULSA, Archivo de imágenes

Los concejales designados para formar parte del primer Consejo de Administración de EMULSA fueron Aurelio Visuña Estrada y Agustín Amigo Ríos. Por su parte, el Comité de Empresa de EMULSA eligió como representantes a Agustín Roquer Aval y José del Amo del Río, designando la Junta General a Oscar Piñera Corujedo, Julio Cesar Vázquez Pidal, Faustino González Alcalde y José Luis Díaz-Caneja Burgaleta. En abril de 1979, tras las primeras elecciones municipales del periodo democrático, la presidencia del Consejo recayó en el alcalde José Manuel Palacio Álvarez, actuando como vocales los ediles Víctor del Busto Díaz y Aladino Cordero González. amg, exp. 19140-1 y 5337-39. 71


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Camiones Pegaso-Barybal de la primera flota de EMULSA EMULSA, Archivo de imágenes

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amg,

exp. 5677-4.

Todavía en 1996, el Ayuntamiento de Gijón pugnaba con la Delegación de Hacienda para que el importe del aval de EQUIMA terminase en las arcas del concejo. amg, exp. 19140-1. 73

pericial de sus activos. Conforme al acta de entrega firmada el 31 de octubre de 1978, EMULSA recibía unos bienes valorados en algo más de 41.000.000 de pesetas, integrados básicamente por una flota de 23 vehículos, una plantilla de 177 trabajadores y útiles y herramientas diversas (84 carritos, 28 contenedores, 60 escobas y 13 mangueras, entre otros), y se subrogaba en todas sus obligaciones, entre ellas el pago de 21.400.000 pesetas para hacer frente al abono aplazado de los vehículos de la empresa. Con la firma del acta de entrega, el Ayuntamiento de Gijón se comprometió al pago inmediato de 8.000.000 de pesetas a cuenta de los 20.038.000 pesetas que adeudaba a EQUIMA, una vez descontado el importe del pago de los vehículos.72 A pesar de lo apuntado, la municipalización del servicio de limpieza de Gijón se dilató más de un decenio debido a los recursos interpuestos por EQUIMA, entre otras razones de índole administrativa. En efecto, la anterior concesionaria del servicio entendía que la resolución del contrato aprobado por el Pleno en agosto de 1978 no se ajustaba a derecho y reclamaba la devolución de la fianza definitiva (por importe de 2.230.000 pesetas) presentada en su día como aval para responder por la adjudicación del contrato, solicitud que fue denegada por acuerdo de la Comisión Municipal Permanente del 8 de febrero de 1983 y refrendada por sentencia del Tribunal Supremo.73 EQUIMA también pleiteó para que los tribunales le reconociesen su derecho a percibir el importe de la revisión de precios de la contrata durante el periodo comprendido entre septiembre de 1977 y febrero de 1978, y que ascendía a 24.964.402 pesetas. Finalmente, EMULSA saldó su deuda con EQUIMA en 1984 tras el abono de 420.131 pesetas que quedaban pendientes de los pagos efectuados por el consistorio gijonés durante 1982 a cuenta de la citada revisión de precios impuesta por sentencia del Tribunal Supremo. Resueltas las cuitas pendientes con el anterior contratista del servicio, el Ayuntamiento inició los trámites para escriturar e inscribir la Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón en el registro mercantil, actuación que se complicó más de lo previsto por la negativa de la Dirección General de Tributos a conceder la exención de los impuestos correspondientes a la creación de la entidad municipal, alegando que carecía del trámite de la municipalización avalado por el Ministerio del Interior. En 1981, el alcalde José Manuel Palacio envió a la Agencia Tributaria un escrito en el que se señalaban las 70


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La gestión de las basuras domiciliarias y de las producidas en los mercados fueron uno de los grandes retos a los que tuvo que enfrentarse la Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón EMULSA, Archivo de imágenes

especiales circunstancias que obligaron al Ayuntamiento gijonés a hacerse cargo de la gestión directa del servicio y que imposibilitaron cubrir los trámites legales establecidos, si bien, una vez llevada a término la municipalización de facto, el Municipio había solicitado a la Administración Central el reconocimiento de esta municipalización y de la empresa privada municipal creada, acordándose incoar un expediente para su regularización. Ante la cerrazón de la Administración Tributaria, en octubre de 1985 se solicitó nuevamente desde la Alcaldía la exención fiscal, incluyendo en la argumentación legal el precedente que suponía la creación de la Empresa Municipal de Aguas.74 Finalmente, la Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón fijó el comienzo legal de sus operaciones 1 de marzo de 1987 y fue inscrita en el registro mercantil el 30 de abril de 1990. IV.1.1. Un reto difícil pero apasionante Como no podía ser de otro modo, los comienzos de EMULSA no fueron nada fáciles, marcados por la escasez y precariedad de medios humanos y materiales con que hacer frente a unos servicios que crecían en número y complejidad. Fueron tiempos de planificar, de organizar el personal y los medios de trabajo; en definitiva: de sentar las bases para conformar una sólida estructura empresarial capaz de afrontar con solvencia los retos que iba a plantear una ciudad inmersa en un decidido proceso de modernización y crecimiento. 71

En el escrito de la Alcaldía se señalaba que no se podía llegar a la formalización de la empresa municipal si no se obtenían las exenciones fiscales, dado que la cuantía del gasto que su pago produciría impedía, por las limitaciones presupuestarias del Ayuntamiento, llevar a término el proceso. Por este motivo, ya en febrero de 1979 se había solicitado formalmente la exención fiscal. amg, exp. 5696-6.

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Arriba: Ejemplar del Convenio Colectivo firmado en 1983 Abajo: Personal de la brigada especial de limpieza formada en 1979 EMULSA, Archivo de imágenes

75 Conforme al acuerdo de la Comisión Municipal Permanente del 18 de diciembre de 1978, a partir del primero de enero de 1979, EMULSA quedaba obligada a presentar al Ayuntamiento la correspondiente certificación mensual de los trabajos realizados para su cobro. amg, exp. 1576-44. 76

amg,

exp. 5037-45.

En la memoria de este año de 1983 se indica que la cuenta de pérdidas y ganancias reflejaba un saldo positivo de 20.273.585 pesetas, en parte atribuido a los trabajos que se realizaron en colaboración con el INEM y las bonificaciones a la Seguridad Social, y a una fuerte reducción del absentismo laboral. Archivo General de EMULSA, Memorias impresas, 1983. 77

Desde el punto de vista económico, los primeros ejercicios estuvieron determinados por la subrogación de las obligaciones del anterior contratista, EQUIMA, que condicionaron la cuenta de resultados de la empresa. En efecto, tras acordar la Comisión Municipal Permanente que durante los meses de noviembre y diciembre de 1978 EMULSA recibiese el mismo importe de la certificación mensual que recibía EQUIMA (cifrado en 12.489.726 pesetas),75 el balance de ese año, una vez satisfechas las deudas contraídas, se cerró con un saldo negativo de casi 6.000.000 de pesetas. Durante 1979, al no aprobarse los presupuestos municipales, se prorrogó la misma subvención del ejercicio anterior y se llegó a finales de año con un superávit de un millón de pesetas. Desde la Gerencia de EMULSA se calificaba el resultado de la municipalización como muy satisfactorio, puesto que con un presupuesto prorrogado se había conseguido que el déficit acumulado en los dos primeros años de vida de la empresa no llegase a los cinco millones, a pesar de los incrementos salariales acordados en el primer convenio colectivo (firmado en enero de 1979), de alguna ampliación de la plantilla (entre agosto y diciembre de 1979 se contrataron dos conductores y quince peones para formar una brigada especial de limpieza) y de la implantación de nuevos servicios, como la gestión de los vertederos y la limpieza de los colegios públicos. El ejercicio siguiente se cerró con un déficit que rondó los 33.000.000 de pesetas, lo que apuntaba a un considerable desfase entre la subvención municipal y la evolución real de los costes de los componentes que integraban la subvención (salarios, carburantes, nuevos servicios, como la recogida de muebles o la de basuras en zonas rurales, no contemplados en la aportación municipal, o los gastos de amortización del material inmovilizado, tampoco sufragados por el Municipio).76 A mediados de la década de 1980, las mejoras organizativas y el ajuste entre la subvención municipal y el coste real de los servicios permitió a EMULSA mejorar notablemente la cuenta de resultados, que retornó al saldo positivo, cifrándose en 20.000.000 en 1983.77 En este sentido es de destacar la incorporación, en 1981, de la joven economista Pilar Vázquez, quien, procedente de la Intervención Municipal, se haría cargo de la parte administrativa y económica de la empresa. Bajo su dirección comenzó a llevarse a cabo una gestión económica más rigurosa y profesionalizada, empezando por la reconversión del sistema contable al Plan General de 72


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Contabilidad del Ayuntamiento con objeto de normalizar los balances. Pilar Vázquez fue también la responsable de que en EMULSA se implantase la denominada «contabilidad analítica», un sistema de gestión económica encaminado a mejorar la calidad de las prestaciones a partir del conocimiento real de lo que costaba cada servicio; fue una de las primeras empresas del sector en implantarlo en España.78 EMULSA comenzaba a transitar por la senda de la modernización, pero en esta andadura fue preciso establecer un rudimentario (aunque efectivo) sistema de información que permitiese medir las unidades de producción en un momento en el que todavía no se habían institucionalizado los partes de trabajo. Así, con la colaboración de encargados y trabajadores, comenzaron a cumplimentarse estadillos sobre los kilómetros recorridos por la flota de vehículos, el consumo de carburante, el número de viajes realizados por los camiones de recogida a los vertederos, el número de servicios realizados, etc.79 También se realizó un proceso de inventariado, para un conocimiento más exhaustivo del destino de los materiales y su correcta valoración. Esta necesaria labor de medición, cuantificación y control que permitió una mejor y más eficaz planificación de los servicios y, por tanto, una mayor calidad y eficiencia en la prestación, se vio reforzada con la incorporación en 1984 de Bernardo Nieto, el primer técnico propiamente dicho con que contó EMULSA. Las aludidas incorporaciones de la economista y el técnico vinieron a completar la estructura profesional de una plantilla que había experimentado ligeras modificaciones desde el principio de la actividad en noviembre de 1978, asociadas siempre a la puesta en marcha de nuevos servicios. De hecho, esta etapa inicial de la historia de EMULSA se caracterizó por un crecimiento cuantitativo y cualitativo de la empresa, impulsado por su afán de buscar soluciones a los problemas higienicoambientales de la ciudad. En un principio, los 177 trabajadores absorbidos de EQUIMA, a los que se sumó el nuevo director gerente, se organizaron en dos servicios principales (barrido y recogida de basuras) y otros tres auxiliares (limpieza de sumideros, administración y taller). La estructura profesional quedó organizada del siguiente modo: un gerente, dos trabajadores de administración (oficial de 1.ª y auxiliar), ocho mandos intermedios (dos encargados de servicio, cinco inspectores de día y un inspector de 73

Arriba: Aseo viario por el procedimiento de baldeo manual Abajo: Conductor de uno de los primeros camiones recolectores de EMULSA EMULSA, Archivo de imágenes y Archivo Gumersindo Viña

78 Para su implantación se adquirió el primer ordenador que tuvo la empresa, un Philips 400. 79 En el servicio de recogida de basuras, ante la imposibilidad de realizar el pesaje de los residuos retirados, se estimaba su volumen en función de la capacidad ocupada diariamente en los vehículos y atendiendo a las indicaciones de los fabricantes sobre el número de toneladas para las que estaba capacitado cada vehículo. También se llegaron a cuantificar en kilómetros las distancias entre cada uno de los distritos y el vertedero, a fin de obtener el número de kilómetros recorridos al día por los camiones de recogida. Archivo General de EMULSA, Memorias impresas, 1984.


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noche), cuatro operarios de taller (oficial de 2.ª administrativo, oficial de 1.ª mecánico, oficial de 2.ª mecánico y peón) y 163 operarios (10 conductores de barrido, 14 conductores de recogida, 3 conductores de riego, 27 peones de recogida, 8 peones de riego y 101 peones de barrido). La jornada laboral para todo el personal se fijó inicialmente en cuarenta y dos horas semanales, repartidas en siete horas diarias de trabajo, de lunes a sábado, con un descanso de carácter general de veinte minutos.80

En 1979 EMULSA se hizo cargo de la limpieza de los colegios públicos y de determinados centros municipales EMULSA, Archivo de imágenes

En 1984, la jornada laboral se redujo a 40 horas semanales de trabajo efectivo, lo que obligó a ajustar los horarios de todo el personal. amg, exp. 5039-27. 80

En 1979, tras el acuerdo del Pleno Municipal del 10 de agosto por el que se encargaba a EMULSA la gestión directa de la limpieza de los colegios públicos mediante el pago de un canon inicial de casi 33.000.000 de pesetas, la empresa creó una nueva sección denominada EMULSA Colegios, integrada por 61 trabajadoras (procedentes en su mayoría de la empresa privada que tenía adjudicada la concesión de este servicio costeado por el Ayuntamiento) cuyo convenio colectivo quedó adscrito inicialmente al provincial de Limpieza de Edificios y Locales. La incorporación paulatina a la prestación de centros escolares de nueva creación (Piles, Balmes, Montiana, Pescadores y Portuarios, Montevil, Evaristo Valle, El Llano, etc.), de edificios e instalaciones municipales (Universidad Popular, Oficina Municipal de Tráfico, la Casa del Maestro y el Pabellón de Deportes, entre otros) e incluso de algún centro de salud, como el de Vega, conllevó un aumento notable de la plantilla de esta sección, que en 1983 se cifraba en 105 trabajadores fijos (la mayor parte personal femenino) y 5 eventuales. En el año citado, EMULSA ya presentaba una estructura empresarial más definida que se mantendrá en el tiempo, retocada tan solo por la incorporación de nuevos servicios (mantenimiento y conservación de parques y jardines, y señalización vial) y de dos técnicos para su dirección. Al frente de la organización se mantenía la Dirección-Gerencia, de la que dependían los servicios de Limpieza Viaria, Recogida de Residuos Sólidos Urbanos (terminología que comienza a implantarse en este momento) y Limpieza de Colegios y Edificios Públicos, y las secciones auxiliares de Taller y Administración. En el organigrama apareció la figura del encargado general, que sería el responsable de los servicios. El Servicio de Limpieza Viaria se componía de encargado, inspectores, capataces, conductores y peones; el de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, de encargado, conductores y 74


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peones, y el de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos estaba formado por un inspector, un conductor-cristalero, peones cristaleros y limpiadoras. Por su parte, la sección de Administración, dirigida por la economista, estaba integrada por administrativos y auxiliares administrativos, y la de Taller, por un encargado y oficiales mecánicos de primera y segunda. En ese año de 1983, la plantilla de EMULSA era de 326 trabajadores con la siguiente adscripción: Administración y Servicios Generales (7), Taller (6), Residuos Sólidos Urbanos (59), Limpieza Viaria (149) y Colegios (105). Además de ahormar la estructura empresarial, estos primeros años de la vida de la Empresa Municipal de Limpiezas sirvieron también para dar forma al carácter social de la entidad por la vía de la negociación de los convenios colectivos. Los representantes sindicales planteaban a la empresa aquellas reivindicaciones que les parecían justas para mejorar las condiciones sociolaborales del personal (revisiones periódicas de las tablas salariales y los incentivos, organización de los descansos y vacaciones, mejoras en la seguridad e higiene en el trabajo, derecho a un economato laboral, becas, ayudas familiares, jubilaciones anticipadas, etc.), entablándose duras negociaciones con la dirección de la empresa, que en caso de desacuerdo podían desembocar en una huelga como la que tuvo lugar a mediados de marzo de 1981.81 El activo trabajo sindical en favor de los derechos laborales y la receptividad de la dirección de la empresa, que buscaba un equilibrio entre los aspectos económicos y los beneficios sociales, atemperaron la conflictividad laboral y posibilitaron la consecución de importantes mejoras sociales y laborales, como la adscripción en 1983 del personal de colegios a un convenio propio (EMULSA-Colegios) que suponía de facto la equiparación salarial y de derechos con el resto del personal de la empresa; la instauración en 1984 de la jornada laboral de 40 horas, y la creación de puestos compatibles para aquellos trabajadores con problemas físicos, entre otras mejoras. Un problema importante que tuvo que arrostrar la dirección en esos años, y que no favorecía la deseada paz social, fue el del absentismo laboral, especialmente elevado entre el personal de menor cualificación, llegando en 1984 al 10 % entre los peones de limpieza, al 12 % entre los de recogida y al 8 % en el colectivo de limpiadoras de colegios. En estos primeros años, desde EMULSA también trabajó con ahínco en la educación y concienciación ciudadana para conseguir un Gijón más limpio, colaborando con el Ayuntamiento 75

Material didáctico relacionado con el cuidado del medioambiente y la higiene urbana elaborado por el Servicio de Animación Cultural del Ayuntamiento de Gijón en 1980 amg, exp 1949-9

Según recogió la prensa local, la propuesta sindical se basaba en un aumento del 15 % del salario para todos los trabajadores de la empresa, vacaciones durante todos los meses del año y mejoras de tipo social en casos de muerte, accidente laboral y jubilación. La propuesta de la empresa, favorable a un aumento salarial del 13,3 %, permitió que se desconvocara una huelga que duró apenas dos días, y en la que se permitió trabajar a dos recolectores con seis peones para llevar a cabo los servicios imprescindibles y otro más con dos peones para realizar la recogida en la Pescadería Municipal. El Comercio, 22/3/1981. 81


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Catorce camisetas, catorce pantalones y tres balones de cuero

A diferencia de otras empresas municipales, el deporte nunca tuvo demasiado predicamento en EMULSA. Sin embargo, en 1981, un grupo de entusiastas de la práctica balompédica, capitaneados por el encargado del Servicio de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, Enrique Álvarez, consiguieron que el Ayuntamiento de Gijón les subvencionase la compra de catorce uniformes (y tres balones de cuero) para vestir al recién creado equipo que pretendía llevar dignamente el nombre de EMULSA por los campos de fútbol empresariales. La experiencia fue efímera, pero el equipo de fútbol EMULSA, integrado inicialmente por trabajadores de los servicios de Recogida y Limpieza (después se enrolaron efectivos de Taller, Oficinas y Colegios), pasó a ocupar un lugar destacado en las páginas de la historia social y lúdica de la empresa.

La edición de los folletos fue adjudicada a la empresa Almacenes Flores en 249.000 pesetas, y la campaña publicitaria sobre la limpieza de la ciudad, a Molleda Publicidad en 562.464 pesetas. amg, exp 1949-9 y 18950-2. En 1987, el Ayuntamiento aprobó el gasto de 3.900.000 pesetas para que EMULSA realizase una nueva campaña de concienciación ciudadana para mejorar la limpieza de las vías públicas. amg, exp. 3017-8. 82

Modelo de papelera diseñado y fabricado en las instalaciones de EMULSA EMULSA, Archivo de imágenes

en campañas publicitarias para solicitar la cooperación de los vecinos en el uso adecuado de los dispositivos de limpieza y educar en valores medioambientales. Fruto de esa colaboración fue la campaña desarrollada en 1980, en la que además de dar difusión a través de los medios de comunicación locales, se editaron paneles informativos y 40.000 folletos con dibujos e imágenes alusivas a la necesidad de colaborar en la limpieza viaria, y se diseñó un conjunto de actividades educativas complementarias pensadas para los escolares del Concejo, preparadas por Victoria Fernández y Paco Abril, integrantes del Servicio de Animación Cultural del Ayuntamiento.82 En consonancia con la iniciativa municipal, desde EMULSA se potenciaron las campañas de desratización y la instalación de papeleras en la vía pública, actuaciones que importaron 5.500.000 pesetas. El modelo de papelera que se instaló, de chapa metálica y diseño y fabricación de la propia EMULSA, estuvo vigente hasta principios de la década de 1990, cuando comenzaron a implantarse las papeleras modelo DIN, de diseño y estética más modernos y fabricadas en polietileno de alta densidad. La promoción de la limpieza pública para conseguir una ciudad más higiénica y habitable, cuya ejecución directa correspondía a EMULSA, recibió un importante espaldarazo con la aprobación de la Ordenanza Municipal de Limpieza Viaria, normativa que pretendía trascender de su condición de sistema sancionador para convertirse en modelo de información y orientación cívica para los vecinos de Gijón. Esta normativa, 76


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con la que se buscaba una regulación efectiva de la limpieza de las calles y zonas verdes públicas, de la recogida de residuos sólidos urbanos, de los vertederos e instalaciones para la transformación o eliminación de residuos y de las normas para la higiene y el mantenimiento de las playas, entre otras cuestiones, tuvo una larga tramitación, que comenzó en 1985 de la mano del entonces concejal delegado de la empresa, Julio Gómez Rivas, y que finalizó el 8 de mayo de 1987 con su aprobación por el Pleno Municipal. Su entrada en vigor en julio de 1988, tras su publicación en el Boletín Oficial del Principado de Asturias, favoreció notablemente el trabajo de los empleados de EMULSA al regular cuestiones esenciales como los horarios de evacuación de los residuos domiciliarios (también se establecía la obligatoriedad de usar bolsas de plástico o sacos expresamente establecidos para basura) y su depósito en los contenedores, y al sancionar comportamientos incívicos que dificultaban y gravaban el duro trabajo de los operarios de limpieza, como el escaso uso de las papeleras, las deposiciones incontroladas de los perros, etc.83

Barrendero de EMULSA con el uniforme de pantalón y chaquetilla de color naranja implantado a mediados de la década de 1980 EMULSA, Archivo de imágenes

Para dar difusión a la norma, desde EMULSA se lanzó una campaña de sensibilización ciudadana con un presupuesto de 5.000.000 de pesetas, dirigida a concienciar a los vecinos respecto a cuestiones medioambientales y de limpieza pública; se editaron 30.000 guías de limpieza urbana que fueron repartidas entre la población, las asociaciones de vecinos y diversas entidades sociales y municipales. La campaña, con una amplia cobertura a través de la prensa y la radio, culminó con el simbólico izado de la bandera azul de los mares limpios de Europa. Aparte de colaborar en la educación y sensibilización ciudadana para conseguir una ciudad más saludable y hermosa, desde la empresa se trabajaba para mejorar su imagen social y acercar su labor a los vecinos. En este sentido deben entenderse actuaciones llevadas a cabo desde mediados de la década de 1980, tales como la uniformización de la vestimenta de todo el personal de los servicios operativos, que comenzó a utilizar fundas o trajes de chaquetilla y pantalón de color naranja, y la mejora de los procedimientos de trabajo para ocasionar las menores molestias posibles a los vecinos.

Imágenes del vertedero de la Pica Corros y protesta de los vecinos de L´Abadía Cenero reclamando su cierre Archivo El Comercio

IV.1.2. El difícil problema de la gestión de las basuras Con el desarrollo urbanístico y el crecimiento de la población que se produjeron en la etapa desarrollista, la generación de 77

83

amg,

exp. 6506-2.


La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (EMULSA)

Los vertederos provisionales de La Riega y de la finca Obaya fueron utilizados por EMULSA a comienzos de la década de 1980 EMULSA, Archivo de imágenes

84 Según parece, por aquellas fechas, el ingeniero municipal José Luis Díaz Caneja había realizado un estudio para instalar un vertedero con capacidad para veinte años en La Enmesnada, un paraje próximo a la cantera de La Pica Corros. La problemática surgida con el vertedero provisional de la Pica Corros imposibilitó que este proyecto siguiese su normal tramitación. El Comercio, 15/5/1981. 85 En febrero de 1979, el Gobierno Civil informó al alcalde gijonés Pedro Lantero de que acababa de adjudicar a la ingeniería INTECESA el estudio del Plan Director para el Tratamiento de los Residuos Sólidos en la zona central de Asturias. amg, exp. 4837-1. En 1981, el Consejo Regional de Asturias, la Diputación Provincial y los tres ayuntamientos con más población de la región (Gijón, Oviedo y Avilés) trabajaban para encontrar una solución a los problemas del tratamiento de los residuos sólidos. Según parece, al Ayuntamiento gijonés se le ofrecieron unos terrenos en una finca de la parroquia de Serín denominada La Zoreda, a unos catorce kilómetros del casco urbano. La idoneidad de este solar para acoger un gran vertedero fue confirmada por un informe encargado por el Municipio al Instituto Minero y Geológico, lo cual puso en conocimiento de la autoridad regional para su valoración, ya que la zona comprendía los concejos de Carreño y Corvera. El Comercio, 15/5/1981.

residuos sólidos urbanos de la ciudad aumentó vertiginosamente, y su eliminación se convirtió en uno de los principales quebraderos de cabeza de las distintas corporaciones municipales. Desde 1976, los residuos retirados de las calles se depositaban en el vertedero controlado de la Pica Corros, una cantera municipal situada en la parroquia de L´Abadía Cenero.84 A pesar de los informes favorables de los técnicos municipales y de la Comisión de Saneamiento, que consideraban que el emplazamiento (una vaguada rodeada de eucaliptos y alejada del vecindario, sin riesgo de contaminación para las fuentes de abastecimiento ni para el río) era el idóneo, los vecinos se opusieron frontalmente a la instalación y emprendieron una campaña para forzar al Ayuntamiento a su cierre. Después de meses de protestas, sabotajes (se vertía aceite en la carretera para impedir el acceso de los camiones de recogida al vertedero y hasta se llegó a quemar una máquina compactadora municipal John Deere valorada en más de tres millones de pesetas) y manifestaciones por las calles de Gijón, los vecinos de L’Abadía consiguieron que el gobernador civil prohibiese los vertidos a partir del primero de abril de 1979. Desde esa fecha, y por mandato municipal, EMULSA se hizo cargo de la gestión directa de los vertederos y participó activamente en la búsqueda de soluciones provisionales para el depósito de los residuos sólidos de la ciudad, mientras tomaba cuerpo la idea de habilitar un vertedero para la gestión de todos los residuos del área central de Asturias.85 Tras el cierre del basurero de la Pica Corros se intentó trasladar provisionalmente los residuos a una escombrera de HUNOSA, en la parroquia sierense de San Pedro de Anes, pero la iniciativa fue vetada por el Ayuntamiento de este concejo vecino. Finalmente, el Consistorio encomendó a EMULSA buscar emplazamientos propicios dentro del concejo de Gijón. El primer vertedero provisional que utilizó EMULSA fue una finca de la Cooperativa de Agricultores denominada La Riega, situada la parroquia de Granda, que se utilizó durante seis meses hasta su colmatación. Tras el cierre, los residuos sólidos de la ciudad fueron a parar durante siete meses a la margen derecha del río Piles (en el lugar donde hoy se levanta el Palacio de los Deportes de La Guía). Una vez completada su capacidad de almacenamiento, los terrenos fueron cubiertos de escombros y explanados por EMULSA, conforme al presupuesto aprobado por el Ayuntamiento, en abril de 1982. El agotamiento de este vertedero llevó a estudiar otro emplazamiento; los técnicos 78


40 años al servicio del municipio

se decantaron por la finca Obaya, en Roces, unos predios cuya ocupación aprobó el Pleno Municipal el 5 de octubre de 1979 y que permitieron su uso solo durante siete meses, lo que motivó la apertura, en 1981, de un nuevo depósito controlado en Fresno, en terrenos anejos a la factoría siderúrgica de ENSIDESA.86 En mayo de 1981, EMULSA presentó al Consistorio un proyecto firmado por el gerente de la empresa, Ángel Gómez, para ampliar la instalación existente, en vías de colmatación, con el objeto de permitir su continuidad hasta la implantación del vertedero central de Asturias. En lo que respecta a los condicionamientos de los vertidos, cabe señalar que todos los vertederos provisionales que se habilitaron en el concejo entre 1979 y 1984 contaban con los estudios técnicos previos que aseguraban que las condiciones higienicosanitarias para su instalación eran las adecuadas. El procedimiento de vertido siempre era el mismo: consistía en la superposición alternativa de capas de rellenos de residuos sólidos urbanos y materiales de cubrición margoarenosos, de modo que se produjese el proceso de fermentación más aeróbico posible, aislando a la vez las basuras del medio ambiente. El espesor de las capas de basura no superaba los 2,20 m, para permitir la penetración del oxígeno necesario para la oxidación de la materia orgánica.87 La solución de los acuciantes problemas derivados de la eliminación de las basuras generadas en los hogares gijoneses llegó a finales del año 1985, con la apertura efectiva del anhelado vertedero central de Asturias, situado en el paraje de La Zoreda, entre los concejos de Gijón, Llanera, Carreño y Corvera.88 Para su gestión se creó, en 1983, el Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de la Zona Central de Asturias (COGERSA), entidad inicialmente participada por el Principado de Asturias y 16 ayuntamientos de la región, entre los que el Ayuntamiento de Gijón era el que realizaba una mayor contribución (30,97 %) atendiendo al tamaño de su población. Orgánicamente, este ente supramunicipal se articuló en una junta de gobierno y un consejo de administración, y aportaban el presupuesto para su funcionamiento la administración regional, la Dirección General de Medio Ambiente del Ministerio de Obras Públicas, ENSIDESA y los municipios integrantes del consorcio. El primer concejal representante del Ayuntamiento de Gijón en el órgano de gobierno de COGERSA fue Juan José Lana Rodríguez, que ocupó la presidencia de EMULSA entre 1989 y 1991. La gestión mancomunada de las basuras en Asturias marcó el inicio de una nueva etapa en la gestión 79

Camiones de EMULSA realizando el vertido de los residuos domiciliaros gijoneses en el vertedero de La Zoreda Archivo COGERSA

86 Los trabajos del vertedero de la finca Obaya se realizaron por el sistema de vertido en zanjas previamente excavadas (al igual que se había hecho en La Riega), lo que obligó a EMULSA a adquirir una segunda pala oruga de la marca Caterpillar a la casa Finanzauto, por un importe de 5.060.000 pesetas. amg, exp. 5038-24. 87

amg,

exp. 5039-12.

A pesar del inicio de los vertidos en el vertedero controlado de COCERSA, el Ayuntamiento de Gijón decidió proseguir enviando parte de los residuos generados en la ciudad al basurero provisional de la Juvería, en Tremañes, hasta su completo relleno. El Comercio, 11/2/1985.

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de los residuos sólidos urbanos de la ciudad, en la que EMULSA se ocuparía exclusivamente de la recogida diaria de los residuos y de su posterior traslado al vertedero de La Zoreda. La integración de los recursos en la entidad mancomunada y el uso compartido de sus cada vez más modernas instalaciones permitió un importante ahorro de costes a las arcas de la empresa de limpieza gijonesa, dinero que pudo destinarse a otros fines como la obligada renovación de la flota y la modernización de las instalaciones y de los sistemas de trabajo. IV.1.3. La caracterización de los servicios básicos Limpieza Viaria, Recogida de Residuos Sólidos Urbanos y Limpieza de Colegios y edificios de promoción municipal fueron, hasta 1985, los tres servicios básicos de EMULSA. Los operarios de Limpieza Viaria tenían a su cargo un conjunto de actividades entre las que se encontraban el barrido de las calles, la retirada de contenedores (los pocos existentes atendían las necesidades de los mercados y de la Pescadería Municipal), la limpieza de playas, la instalación y mantenimiento de papeleras, la eliminación de vertederos piratas, la limpieza de sumideros, el baldeo a mano o con cubas de riego, la recogida rural y la retirada de muebles (servicios incorporados en junio 1980), la desratización, la limpieza del Rastro y el servicio de brigada. Las playas de la ciudad, si bien estaban mantenidas durante todo el año con un servicio mínimo que garantizaba la retirada de las basuras, intensificaban su limpieza durante la época estival con personal de refuerzo, cuyos operarios trabajaban en horario nocturno (a partir de las 11 de la noche).89 Hasta entrada la década de 1990, los medios mecánicos eran escasos en EMULSA y el método de trabajo era principalmente manual EMULSA, Archivo de imágenes

En 1983 el servicio de limpieza viaria realizaba trabajos externos para entidades como la Universidad Laboral, Alcampo o el cámping de Deva, que reportaban a la empresa una ingresos de 1.500.000 pesetas. amg, exp. 5039-32. 89

En el ejercicio de 1983, el Servicio de Limpieza Viaria, que estaba formado por 149 trabajadores (un encargado, cinco inspectores, dos capataces, once conductores y 130 peones), se hizo cargo de un nuevo servicio, la descartelización, actividad que fue adquiriendo mayor relevancia conforme crecía la preocupación por el aspecto estético de la ciudad. Con el fin de barrer las calles de un modo eficaz y racional, la ciudad se dividió en distritos de barrido, a cargo de cada cual estaba un barredor. Al principio de la década de 1980, los distritos de barrido eran demasiado extensos; esto fue motivo de frecuentes quejas por parte de los trabajadores, que reclamaban por medio del Comité de Empresa un aumento de la plantilla para poder realizar el servicio correctamente. 80


40 años al servicio del municipio

Con el tiempo, además de incrementar el número de efectivos de la sección, se fueron ajustando los distritos, de tal modo que en 1987 había un total de 87, calculándose en 1.500 los metros que recorría de media cada barredor. El trabajo de estos operarios de barrido era principalmente manual, y su equipo básico estaba compuesto por vetustos y pesados carritos de limpieza y un cepillo de barrido no menos pesado. El riego con manguera se realizaba en horario nocturno, generalmente con un equipo formado por un vigilante y entre seis y ocho peones, y el riego mecánico (para las calzadas), durante el día, con las tres cubas Pegaso heredadas del anterior concesionario. En 1985, el resto de los medios mecánicos del servicio eran: dos camiones Pegaso de caja descubierta, un barredora de arrastre Wayne (no muy apropiada para el viario gijonés por sus considerables dimensiones), un tractor empleado en la limpieza de playas, una maquina limpiaplayas Beemer y una furgoneta. El servicio contaba por esas fechas con cuatro precarios locales de trabajo alquilados y distribuidos por distintas zonas de la ciudad: calle Cienfuegos, calle Siglo XX, calle Bolivia y los bajos de la Pescadería Municipal (por este último no se pagaba alquiler), desde los cuales los barredores iniciaban su jornada laboral. Al igual que sucedía con la limpieza viaria, para racionalizar la recogida de los residuos domiciliarios, la ciudad se dividió en 1979 en 13 distritos (se aumentaron a 16 en 1988: 13 urbanos y 3 de tipo rural) y a cada uno de ellos se le asignó un camión recolector cerrado con un equipo compuesto por un conductor y dos operarios.90 La recogida y evacuación de las basuras a los vertederos municipales se realizaba de lunes a sábado en horario nocturno, comenzando a las once de la noche y finalizando a las seis de la madrugada. En el año citado, los vehículos de recogida eran doce camiones Pegaso 1098-Barybal de carga trasera, procedentes de EQUIMA, y un Pegaso 1135 con caja Kuka, adquirido en ese ejercicio por un importe de 5.230.280 pesetas. La recogida de las bolsas de basura que los vecinos depositaban en la vía pública se realizaba a mano (todavía no se había implantado de forma generalizada el sistema de almacenamiento en contenedores), lo que hacía más ingrato, peligroso y dificultoso el trabajo de los peones de recogida. En 1981, desde la dirección de la empresa se informaba al Ayun81

Unidades del parque móvil de EMULSA de la década de 1980: cuba de riego Pegaso, tractor de limpieza de playas, recolector Pegaso-Barybal y recolectores Pegaso 1217 con equipo Semat EMULSA, Archivo de imágenes

Según el primer convenio colectivo firmado en EMULSA, en caso de que alguno de los trece camiones no realizase la recogida en su distrito (algo que no era infrecuente por las continuas averías que sufrían los Pegaso-Barybal), el importe se repartiría rotativamente entre los vehículos que, una vez terminado su distrito, interviniesen en la operación. amg, exp. 5039-25.

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Furgoneta Saba Combi del Servicio de Parques y Jardines adquirida en 1982 EMULSA, Archivo de imágenes

tamiento que de los Pegaso-Barybal acusaban en exceso su uso intenso y continuado, y que sus reparaciones se tornaban complicadas por la falta de recambios al haber cerrado la empresa fabricante, por lo que se demandaba la adquisición de un nuevo recolector compactador: un Pegaso 1135-Semat que entró en servicio en el ejercicio siguiente. En 1984, el servicio estaba formado por un encargado, un capataz, 20 conductores y 38 peones, y disponía de una flota de 16 recolectores (los 3 últimos adquiridos, Pegaso-Semat con elevacontenedores de la misma casa), dos palas (para trabajos en el vertedero) y una furgoneta Sava. En 1985, año en el que los residuos sólidos urbanos gijoneses comenzaron a depositarse en el vertedero de COGERSA, se estimaba que en Gijón se retiraban unas 65.000 toneladas de residuos al año. Creado en 1979, el Servicio de Colegios, que además tenía a su cargo la limpieza de edificios e instalaciones municipales, se caracterizó desde sus inicios por estar integrado mayoritariamente por personal femenino y por presentar un crecimiento constante, asociado a la apertura de nuevos centros educativos públicos en un momento en el que la comunidad escolar gijonesa estaba en franca expansión. Por ello, no es de extrañar que de las 61 trabajadoras que componían la plantilla inicial se pasara a 86 en 1981, y a 115 en 1985. En este año, el organigrama del servicio estaba formado por un inspector, dos supervisores, un conductor cristalero, siete peones cristaleros y 104 limpiadoras. El incremento de la carga de trabajo en esos años iniciales no permitía atender la totalidad de la prestación con medios propios, lo que obligó a la empresa a subcontratar algunos de los servicios, como la limpieza del consultorio médico de Vega. En lo que se refiere a la organización del trabajo, hay que señalar que los inicios no fueron nada fáciles debido principalmente a las dispares características de los colegios (estructura, estado de conservación, distribución interna, existencia o ausencia de equipamientos como gimnasios, vestuarios o laboratorios, etc.), a la densidad de alumnos por aula y a la cantidad de actividades extraescolares, cuestiones estas que incidían directamente sobre el trabajo de las limpiadoras. Tampoco fue fácil compaginar la jornada laboral con el horario escolar; el inicio de la jornada se estableció a las seis de la mañana, comenzando la actividad por la limpieza de las aulas de modo que estuviesen aseadas al empezar las clases. Los periodos de vacaciones escolares solían aprovecharse para realizar limpiezas generales. La forma de trabajar era principalmente manual, predominando la limpieza interior 82


40 años al servicio del municipio

y de cristales, si bien ya en 1984 se realizaron pruebas para introducir la mecanización de algunos procesos, como la limpieza de las aulas mediante aspiradoras y el fregado de polideportivos y gimnasios con una fregadora Comac, ensayos que en ese momento no resultaron satisfactorios, pero que apuntaban hacia una política empresarial que pretendía incorporar la mecanización para mejorar la calidad de los trabajos.91 Para las necesidades del servicio se disponía de una furgoneta Sava Combi adquirida en 1979.

En 1984, el parque móvil de EMULSA se instaló de forma transitoria en las instalaciones de la desaparecida fábrica de Moreda Archivo El Comercio

IV.1.4. La imperiosa necesidad de unas instalaciones apropiadas La falta de una instalaciones capaces y adecuadas para albergar al personal y al parque móvil y taller obligó a la empresa a disociar sus instalaciones. Desde la creación de EMULSA en noviembre de 1978 y hasta 1982, la Dirección y la Sección Administrativa estuvieron instaladas en un entresuelo alquilado de la calle Jovellanos, utilizado por el anterior contratista del servicio. La falta de espacio y la inadecuación de estos locales motivaron el traslado de las oficinas a otro entresuelo de la calle Magnus Blikstad, en el que permanecieron alojadas hasta el año 2003, cuando tuvo lugar el traslado definitivo a la nueva sede de Roces. Mayor itinerancia tuvieron la guardería de vehículos y el taller, instalados desde 1978 en un patio de manzana de la calle San Juan, en el barrio de Contrueces. El local no reunía las condiciones exigidas, tanto por su limitada capacidad como por su localización, y eran frecuentes las quejas de los vecinos, molestos por los malos olores y los ruidos (debe tenerse en cuenta que la flota de recogida trabajaba por la noche). A finales de 1981 se planteó la posibilidad de su traslado a las instalaciones de la empresa Rubiera, en Las Quintanas, pero finalmente hubo que esperar hasta junio de 1984 para que la flota abandonase la vecindad de Contrueces y se radicara, con carácter provisional, en unas instalaciones en desuso de la antigua factoría siderúrgica de Moreda, a la espera de la construcción de un nuevo parque móvil municipal que se situaría en Roces. El proyecto de este nuevo edificio municipal, pensado para albergar a las brigadas municipales y a EMULSA, dotándolas de naves dedicadas a guardería de vehículos, talleres, almacenes y un edificio de vestuarios, fue redactado en 1983 83

Archivo General de EMULSA, Memorias impresas, 1988.

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Mejor debajo de casa En 1986, cuando llegaron a Gijón los primeros contenedores metálicos de 800 litros de capacidad de Ros Roca, los servicios técnicos realizaron un laborioso y detallado estudio para elegir el emplazamiento adecuado de estos novedosos y necesarios activos de la empresa. A pesar del trabajo previo, había ciertos recelos respecto a la respuesta de los vecinos ante el nuevo equipamiento. Para que el técnico responsable de su gestión pudiese valorar de primera mano la reacción ciudadana, la dirección decidió que la primera batería de contenedores (formada por 11 unidades) se instalase en la calle Lastres, donde residía el técnico responsable de la recogida.

92

amg,

exp. 6675-1 y 6675-2.

Según las estimaciones de la empresa, en 1988 se habían recogido en el muelle de transferencias unas 12.000 t de residuos, que aumentaron a 24.000 t en 1990, año en el que se realizaron 2.400 viajes para evacuar estos residuos al vertedero de COGERSA. Archivo General de EMULSA, Memorias impresas, 1988 y 1990. 93

por el ingeniero municipal Luis Alemany. La construcción se proyectó con dos naves de 30 m de luz cada una y de 80 m de longitud, con un edificio anejo de vestuario de 20 x 20 m y dos plantas, que fue adosado a la fachada oriental y alineado

Imagen del centro de transferencias de Roces habilitado en 1987 EMULSA, Archivo de imágenes

con la crujía que separaba las dependencias municipales de las de EMULSA, pero retranqueado respecto a la línea de la fachada principal. La nave de la empresa disponía de un almacén de 200 m2 con entrada desde el interior de la nave, un local de lavado de vehículos y un almacén de repuestos anejo a una zona de reparación de vehículos. El resto de la nave se destinaba a guardería de los elementos de transporte. En 1986 se llevó a cabo una modificación del proyecto, variando el sistema constructivo de la estructura de las naves para mejorar su mantenimiento y reforzando la cimentación, al tiempo que se adaptaba el proyecto original para alojar al Servicio de Extinción de Incendios.92 Finalmente, en junio de 1987, la flota y el personal de EMULSA comenzaron a hacer uso de las nuevas instalaciones de Roces, en las que se habilitó una estación de transferencia de residuos en la que se depositaban los escombros y aquellas basuras que no podían trasladar los camiones de recogida. Aquí también se acopiaban los muebles que se recogían una vez por semana en las calles de la ciudad. Para el funcionamiento de la estación de transferencia se adquirieron varios contenedores abiertos y se dotó al vehículo n.º 20 de la flota, un Pegaso 3135 incorporado en 1980, de un brazo articulado Ampliroll para poder cargar los contenedores y trasladarlos al vertedero de COGERSA.93 84


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IV.1.5 La creación de nuevos servicios y la evolución de la plantilla En enero de 1984, el concejal delegado de Parques y Jardines, Luis Fernández Roces, presentó una moción ante la Corporación para que la conservación y el mantenimiento de las zonas verdes públicas, que desde 1974 venían siendo realizados por Contratas Piñera, fuese encomendada a la Empresa Municipal de Limpiezas, dado que era política del Ayuntamiento municipalizar los servicios en la medida de lo posible para una mejor gestión y control. Desde la dirección de la empresa se realizó una estimación de los costes del servicio, que fueron valorados en 47.400.000 pesetas, y el Ayuntamiento decidió que este fuese prestado directamente por EMULSA a partir del primero de enero de 1985, con la obligación de subrogar al personal de la contrata que hasta entonces trabajaba para el Ayuntamiento.94 Así, a comienzos del ejercicio de 1985 se incorporó un servicio con una plantilla de 32 trabajadores (supuso un incremento de efectivos del 15 % para el conjunto de la empresa) y dos vehículos. En este primer año, el servicio, que se encargaba de la conservación y el mantenimiento de 369.000 m2 de zonas verdes (además del mobiliario propio de estas) se llevó a cabo con dos capataces, dos oficiales de primera, dos oficiales de segunda y 22 jardineros. En los primeros años de funcionamiento del servicio, las labores que se realizaban eran fundamentalmente de jardinería y se ejecutaban de forma manual, siendo muy limitada la mecanización. Desde el punto de vista de la organización de la tarea, la ciudad se dividió en dos grandes zonas que contaban con dos precarios locales de trabajo, uno situado en el parque de Isabel la Católica y el otro en la plaza de Europa. Dentro de cada una de las zonas, los espacios verdes se clasificaron en tres tipologías: A, B y C, en función de las exigencias de los trabajos de mantenimiento que requería cada una, correspondiendo la primera a parques con zonas ajardinadas y la última a espacios en los que las labores se limitaban prácticamente a la siega. En función de la superficie atendida de cada tipo se realizaba una certificación mensual, que era validada por el jardinero mayor y por el arquitecto municipal, para el cobro del servicio. El incremento constante de las zonas verdes públicas, que al final del periodo de referencia (1991) rondaba los 950.000 m2 (duplicando la superficie de mantenimiento inicial), obli85

Equipo de jardineros del parque de Isabel la Católica, tras la creación del Servicio de Parques y Jardines en 1985 Archivo Juanjo Valdés

Abierto al público en 1986, el parque del Lauredal fue el primero que se equipó con riego automático amg, colección Municipal

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amg,

exp. 5037-28.


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Furgoneta Nissan Trade del Servicio de Parques y Jardines EMULSA, Archivo de imágenes

gó a nuevas zonificaciones, a la apertura de más locales de trabajo —para evitar desplazamientos innecesarios y tiempos muertos— como el situado en la calle Soria, en Pumarín, y a una nueva tipificación de los espacios, con seis tipos de jardines. El personal del servicio también se hizo cargo de las campañas de plantación de arbolado de alineación impulsadas por el Ayuntamiento desde finales de la década de 1980, que llenaron de aligustres, falsas acacias, olmos y arces negundos amplios sectores de las barriadas de El Coto de San Nicolás, Pumarín y La Calzada. En paralelo al aumento del volumen de trabajo se incrementó el personal, que pasó de 45 trabajadores en 1987 a 61 en 1991. En este año, el parque móvil del servicio estaba compuesto por 12 vehículos, entre ellos un recolector Pegaso-Barybal, dos camiones Pegaso de caja abierta, un tractor y varias furgonetas (Sava, Renault J-4 y Nissan Trade). La incorporación del recolector al Servicio de Mantenimiento y Conservación de Parques y Jardines supuso una mejora considerable para los trabajadores, por cuanto permitía evacuar los restos vegetales de grandes espacios, como el parque de Isabel la Católica, de una manera más eficaz y en mejores condiciones que con los camiones de caja abierta, que obligaban a lanzar los residuos con una pala a una mayor altura y con más esfuerzo. En los parques del centro de la ciudad, donde los residuos eran menores, estos se amontonaban en la acera para cargarlos posteriormente en el compactador. A finales de la década de 1980, cuando se generalizó el uso de los contenedores, los residuos menores se depositaban en contenedores asignados al servicio que luego se desplazaban hasta el camión de recogida.

Personal del Servicio de Señalización Vial realizando trabajos de señalización horizontal EMULSA, Archivo de imágenes

En 1987 se completó la estructura de los equipos operativos con la adhesión del Servicio de Señalización Vial, que se encargaría de la señalización vertical y horizontal de la ciudad y de su mantenimiento, incorporando para ello a los siete trabajadores (seis operarios y una administrativa) de Industrias Mendoza que hasta la fecha venían encargándose de estas labores subcontratadas por el Ayuntamiento. El número de efectivos del servicio se mantuvo sin variación hasta el final de esta etapa de la historia de la empresa. El equipo, que seguía las directrices técnicas marcadas por la Oficina Municipal de Tráfico, mantuvo una actividad constante, con una media de 4.000 actuaciones en señalización vertical (principalmente colocación de señales nuevas y reparación de seña86


40 años al servicio del municipio

¿Por qué no un váter para perros?

Instalaciones del Servicio Médico de EMULSA a finales de la década de 1990 EMULSA, Archivo de imágenes

les dañadas) y en torno a los 40.000 m2 en señalización horizontal (ejes de calzada y carriles, estacionamientos, marcas viales, etc.). En estos años, las señales verticales que se instalaban eran de chapa de acero con la pintura cocida al horno, carentes de reflexividad. Para la señalización horizontal de ejes y estacionamientos se utilizaban principalmente pinturas de clorocaucho, aplicadas con máquinas autopropulsadas (en un principio alquiladas), y para las marcas viales, pinturas termoplásticas de aplicación manual, que ofrecían un mayor rendimiento por su alto grado de resistencia al rodamiento de los vehículos y al tránsito peatonal. En 1988 se dotó al servicio con dos furgonetas Ford Transit, y en 1990 se adquirió a la firma Marcas Viales una máquina pintabandas Hofmann H26, que incrementó considerablemente la productividad de los trabajos de señalización horizontal. Una vez configurada la estructura operativa de la empresa, entre 1989 y 1990, se completó el cuadro de mandos con la incorporación de dos ingenieros técnicos, Fernando Zapico y Juan Antonio Torrontegui, que pasaron a ocupar la dirección de los servicios de recogida de Residuos Sólidos Urbanos y Señalización Vial y de Limpieza Viaria, respectivamente. En septiembre de 1989 también se integró en el organigrama del personal el Servicio Médico, compuesto por una facultativa y una asistente tecnicosanitaria.95 De este modo, al comenzar la década de 1990, el conjunto de la plantilla de EMULSA alcanzó los 387 efectivos, distribuidos del siguiente modo: 11 en Administración y Servicios Generales, 8 en Taller, 87 en Residuos Sólidos Urbanos, 159 en Limpieza Viaria, 148 en Colegios y Edificios 87

A medios de la década de 1980, uno de los mayores tormentos para los viandantes y para el personal encargado de velar por el estado higiénico de las calles de Gijón era la acumulación incontrolada de excrementos caninos en la vía pública. La presión ejercida por los ciudadanos, las denuncias de los medios de comunicación y las reiteradas quejas de EMULSA impulsaron al Ayuntamiento a realizar campañas de concienciación ciudadana para que los propietarios de perros retirasen los excrementos de sus mascotas mediante bolsas de plástico y recogedores. También se pusieron en marcha novedosas iniciativas como el denominado city-can, o váter canino. Este ingenioso dispositivo, cuya primera unidad se instaló en los jardines del Náutico en junio de 1988, disponía de un eje central impregnado con una sustancia solo perceptible por los perros que los incitaba a la micción y a la defecación. Con solo pulsar un botón, el aparato expulsaba agua a presión suficiente para arrastrar los residuos a una pequeña cloaca y dejar limpia la base. Un decenio después, EMULSA comenzó a promover la instalación en los parques de la ciudad de otra innovación, los denominados kioscan o dispensadores de bolsas para la recogida de excrementos de animales domésticos. 95 Este servicio permaneció en la empresa hasta 2003, año en que el Ayuntamiento de Gijón creó el Servicio de Prevención y Salud Laboral, que atiende a todos los empleados municipales, incluidos los de las fundaciones, patronatos y empresas municipales. Desde la creación del servicio mancomunado, los puestos de médico y ATS, aunque siguen siendo a todos los efectos personal de EMULSA, pertenecen del Servicio de Prevención y Salud Laboral del Ayuntamiento y trabajan en sus dependencias.


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Públicos, 67 en Parques y Jardines y 7 en Señalización Vial. Analizando la evolución de la plantilla a lo largo de este primer ciclo de la historia de la empresa se advierte que el colectivo más numeroso correspondía al servicio de limpieza viaria (todavía muy poco mecanizado), seguido del de limpieza de colegios y edificios públicos y recogida de residuos sólidos urbanos. De todos los servicios, el que experimentó un mayor crecimiento en el número de efectivos a lo largo de este periodo fue el de colegios, seguido de los de recogida de basura y jardines. IV.1.6. La renovación del parque móvil y el inicio de la mecanización para mejorar la calidad de los servicios

La adquisición de los primeros contenedores, adjudicados a la casa Ros Roca, obligó a renovar la flota de camiones recolectores EMULSA, Archivo de imágenes

La compra de los contenedores se realizó para los ejercicios 1986, 1897 y 1988, y el importe ascendió a 61.531.253 pesetas. El Ayuntamiento acordó que este equipamiento pasase a engrosar el patrimonio de inmovilizado de EMULSA. amg, exp, 3243-12.

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Para cumplir el objetivo empresarial de EMULSA, que no era otro que el de atender y satisfacer las necesidades de los habitantes y visitantes de Gijón, siempre con criterios de calidad y eficacia, fue necesario un enorme esfuerzo inversor para disponer de medios técnicos cada vez mejores con los que acometer los trabajos. Un paso adelante en ese largo camino, por el que continua transitando la empresa, fue la adquisición, en 1986, de los primeros contenedores para la recogida de residuos sólidos urbanos. Se trataba de contenedores de 800 l de capacidad, de chapa metálica, dotados de freno y tapa de poliéster de color verde, fabricados por la firma Ros Roca.96 Su implantación en la ciudad supuso un gran avance, tanto desde el punto de vista medioambiental e higiénico, al evitar el depósito de basuras sobre las aceras, como desde la perspectiva de los operarios de recogida, que vieron como con el nuevo sistema se mejoraban notablemente las condiciones de trabajo al no tener que manipular manualmente las bolsas de basura, con los riesgos que ello conllevaba. Del mismo modo, las baterías de contenedores contribuyeron a mejorar la estética urbana, al desaparecer las montoneras de residuos que producían una lastimosa imagen de la ciudad. La contenerización de la ciudad, que fue una realidad para el conjunto de los 16 distritos de recogida en 1989, exigió también un importante trabajo previo de planificación para determinar la mejor ubicación de las baterías de contenedores, que finalmente se emplazaron atendiendo a la combinación de distintos parámetros como el número de viviendas de la calle, las distancias, las dimensiones del viario, el sentido de circulación, etc. Este primer avance hacia una gestión basada en criterios medioambientales tuvo su correlato en la modernización de la flota del Servicio de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, 88


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Con nombre propio: La baldeadora Lady Llegó a Gijón en marzo de 1990, envuelta en una enorme expectación, como una estrella de cine; y no era para menos. Después de mucho tiempo, la innovación tecnológica asociada a la mecanización de los métodos de trabajo llegaba a la empresa para mejorar la calidad del servicio público, y, además, lo hacía para quedarse. Al igual que había ocurrido en 1902 con el primer artilugio mecánico adquirido por el Ayuntamiento de Gijón para el barrido de las calles, la Lady hizo gala de sus prestaciones en la calle Corrida, la más distinguida y principal de las arterias de la ciudad. La versatilidad, maniobrabilidad y capacidad de limpieza a través de su sistema de expulsión de agua fría a alta presión procedente de un depósito de 1.600 l, dejó satisfechos a políticos, técnicos y dirección de la empresa que se había congregado en aquella desapacible mañana de marzo para advertir las evoluciones del innovador vehículo. Con una inversión de 8.736.000 pesetas, la nueva máquina limpia aceras y descartelizadora como fue calificada por la prensa, se incorporó al Servicio de Limpieza Viaria en junio de ese año de 1990. Su llegada supuso un gran avance en los trabajos de higienización de las calles de Gijón porque permitía una limpieza más eficiente, más efectiva y más económica. Fiel cumplidora de su cometido, en enero de 2009, tras casi dos décadas de intensivo trabajo, la baldeadora Lady que abrió la puerta a la mecanización del Servicio de Higiene Urbana, pasó a engrosar la lista de bajas del parque móvil de EMULSA.

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al verse obligada la empresa a adquirir camiones recolectores equipados con dispositivos para elevar los contenedores, así como a adaptar algunos de los existentes para facilitar las operaciones de recogida. Así, entre 1986 y 1989 se adquirieron tres Pegaso 1217-Semat, tres Pegaso 1217-Sita, un Pegaso 1216 lavacontenedores (el primero de la flota), cuatro Scania- Sita y un Pegaso 1217-Roca con caja LVC. Todos estos vehículos recolectores-compactadores, que elevaron a 65 el número de unidades del parque móvil de la empresa, tenían mayor capacidad de almacenamiento y compactación y ofrecían unas prestaciones muy superiores a los precedentes, tanto en lo relativo a la conducción y la seguridad como al mantenimiento y las reparaciones.

La periódica renovación del parque del móvil para mejorar la calidad del servicio público ha sido una constante en la historia de la empresa EMULSA, Archivo de imágenes

La modernización del material rodante también se hizo notar en otros servicios y secciones como Servicios Generales, Parques y Jardines y Limpieza Viaria, a los que se asignaron nuevas furgonetas Renault 4F y Nissan Trade. Fue especialmente importante, por su repercusión para el Servicio de Limpieza Viaria, la adquisición en 1990 de la primera baldeadora mecánica de aceras de alta presión por agua fría (Lady) y la primera barredora autopropulsada (City Cat). Ambas máquinas supusieron un gran avance en la mejora de la calidad de la higiene viaria y en la progresiva mecanización de los métodos de trabajo. Este esfuerzo por modernizar la flota, que situó el conjunto del parque móvil al final de este periodo en 73 vehículos, no habría sido posible sin una gestión económica profesionalizada basada en la contención de los costes de los servicios (fue especialmente importante la lucha contra el absentismo laboral), sin que esta política empañase la función y el carácter de servicio público de la empresa.

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IV.2. La etapa de modernización y crecimiento (1992-2005) En 1992 se inició en la historia de EMULSA una nueva etapa que la conduciría a su consolidación como la empresa municipal de servicios de Gijón. La aprobación del primer Plan de Empresa (1992-1995) marcó un punto de inflexión y abrió las puertas hacia el futuro, forjándose una sólida personalidad empresarial que se sustentó sobre una nueva organización estructural, una mejora de la gestión y una apuesta decidida por la mecanización y tecnificación de los medios y procesos de trabajo. Este nuevo periodo también se caracterizó por un importante aumento de las inversiones encaminado a hacer frente al reto modernizador, sostenidas en una saneada situación económica y patrimonial manifestada en incrementos progresivos del volumen de negocio (se pasó de alrededor de 1.474.000.000 pesetas en 1991 a 3.102.000.000 en 2001) y en la búsqueda del equilibrio entre el coste de los servicios y la subvención municipal recibida para su prestación. A lo largo de este periodo se evidenció también un cambio notable en el paisaje urbano gijonés con la urbanización de nuevos espacios surgidos de los Planes de Reforma Interior y del desarrollo del planeamiento de 1986, tales como El Llano, Moreda y Montevil Este, entre otros. Esta intensa actividad urbanística, unida a la multiplicación de los espacios verdes públicos y a la recuperación del frente marítimo occidental de la ciudad, con la creación de la playa artificial de Poniente y la recuperación del arenal de El Arbeyal, supuso un reto muy importante para EMULSA por el considerable incremento de la carga de trabajo, reto que se fue solventando con planificación, dedicación, mecanización y aumento del número de efectivos; en definitiva, con una gestión más eficiente de los recursos. La empresa también tuvo que afrontar otros importantes desafíos para lograr el objetivo de una mejora continua de los servicios, como la reducción del absentismo laboral, la formación continua del personal y el acercamiento al ciudadano estableciendo los adecuados canales de comunicación y difusión de la actividad. Adelantándose en el tiempo a los planteamientos de género, EMULSA también favoreció e impulsó la incorporación de mujeres a puestos de trabajo tradicionalmente desempeñados por hombres, como el barrido de calles o la conservación de las zonas 91


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verdes, siendo pionera en este sentido entre las empresas del sector en España. En consonancia con su condición de agente medioambiental activo, EMULSA también se postuló tempranamente a favor de la reducción de los residuos con destino al vertedero, favoreciendo el reciclaje y la recogida selectiva, inicialmente de vidrio y papel o cartón y posteriormente de envases. En este segundo estadio de la historia de la Empresa Municipal de Limpiezas, los aires de renovación también afectaron al organigrama directivo. En efecto, en 1991, Bernardo Santaeugenia sustituyó a Juan José Lana Rodríguez en la presidencia del Consejo de Administración; se mantuvo en el cargo hasta mayo de 1993, momento en el que fue nombrado presidente Julio Gómez Rivas. El que fuera concejal delegado de la empresa permaneció en el cargo hasta 1995, año en el que fue designado para la presidencia Carlos Zapico Acebal, quien estuvo al frente de la entidad hasta 2003; en este año, por primera vez en la historia de las empresas municipales gijonesas, ocupa la presidencia una mujer, en este caso la concejala Dulce Gallego Canteli. Los cambios también afectaron a la Dirección-Gerencia, con la sustitución en 1993 de Ángel Gómez por Avelino Tejón, ingeniero gijonés que se encargó de la gestión de la actividad cotidiana de la empresa hasta el año 2008.97 IV.2.1. El Plan de Empresa 1992-1995: Un plan para ganar el futuro

Según recogió la prensa local, al proceso de selección llevado a cabo por una empresa madrileña de psicólogos especialistas, a la que el Ayuntamiento de Gijón había encargado la búsqueda de un sustituto para Ángel Gómez, se presentaron más de medio centenar de candidatos. La noticia apuntaba a que el cese del anterior gerente estaba motivado por el notorio deterioro de las relaciones sindicales dentro de EMULSA, incluida una huelga de varios días que rompió la unidad del comité de empresa. La Nueva España, 26/7/1993. 97

A comienzos de la década de 1990, la ciudad de Gijón estaba inmersa en un intenso proceso renovación urbana —creación de nuevos espacios urbanos, regeneración de la trama histórica, mejora de las comunicaciones e infraestructuras, creación de nuevos equipamientos públicos— que transformó su fisonomía. La concienciación sobre los problemas medioambientales aumenta, y con ella la exigencia sobre el estado higiénico y estético de una ciudad en la que el turismo va adquiriendo un peso cada vez mayor en la economía local. En este momento también comenzaron a producirse cambios importantes en la forma de concebir y gestionar los residuos sólidos urbanos, imponiéndose el nuevo paradigma del reciclaje que postulaba la separación de los residuos antes de su traslado al vertedero para su posterior reutilización, por los beneficios ecológicos y económicos que se obtenían al evitar la degradación ambiental y el ahorro de materia prima. 92


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Con la experiencia acumulada desde el inicio de la actividad y teniendo presente la incidencia directa de todas estas cuestiones sobre la actividad de la empresa municipal, EMULSA apostó por llevar a término un ambicioso proceso de reorganización y modernización edificado sobre el primer Plan de Empresa. Este plan estratégico, del que dimanarían las futuras líneas de actuación de la empresa, tenía una vigencia de cuatro años y perseguía esencialmente afrontar la necesaria reestructuración de la organización y los recursos, para mejorar la calidad y la eficacia de los servicios que se prestaban y garantizar con ello el interés común. El plan partió de un exhaustivo análisis de la realidad de la empresa, realizado a lo largo del año 1991, en el que se estudió pormenorizadamente cada uno de los servicios (personal, organización del trabajo, control de la actividad, evaluación de la calidad de la prestación, costes y financiación, etc.). A partir de todo este caudal de información se plantearon acciones para mejorar la estructura orgánica y los servicios. Algunas de las más destacadas fueron: aumentar el nivel de profesionalidad en la prestación de los servicios a través de la formación del personal (implicaba una dignificación del trabajo y de los operarios que lo llevaban a cabo), replantear los métodos de trabajo para hacerlos más flexibles ante posibles modificaciones o ampliaciones, cuantificar los medios personales y materiales para lograr los objetivos de mejora de la calidad y eficiencia de los trabajos, apostar por la implantación de medios mecánicos, dotar a la empresa de una estructura orgánica y funcional que permitiese afrontar los nuevos retos y mejorar la comunicación con los ciudadanos para favorecer la concienciación respecto a que la limpieza pública era una cuestión de interés general que implicaba a todos, con la creación de un servicio de información. En una clara apuesta de futuro, desde EMULSA se trabajó para dejar atrás la tradicional concepción de entidad pública de limpieza para convertirse en una empresa municipal de higiene urbana y calidad medioambiental. Una de las primeras medidas para que la ciudadanía visualizase esa transformación fue incorporar el color verde a la indumentaria del personal operativo. También se abría la puerta a la recogida selectiva de residuos sólidos urbanos como forma de reducir los impactos ambientales asociados al creciente consumismo y la sobreocupación del vertedero central de Asturias, asegurando su mantenimiento a largo plazo. 93

Recolector-compactador Renault con equipo Jumbo y lavacontenedores Renault, adquiridos conforme al desarrollo del Plan de Empresa 1992-1995 EMULSA, Archivo de imágenes


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En 1992, EMULSA creó el teléfono verde para favorecer la comunicación de la empresa con los vecinos de Gijón EMULSA, Archivo de imágenes

El denominado autobús ecológico sirvió de soporte para difundir una campaña general de concienciación y comunicación ciudadana EMULSA, Archivo de imágenes

El plan cuatrienal de EMULSA fue aprobado por el Pleno Municipal a comienzos de 1993, tras haber sido estudiado por la Comisión de Infraestructuras y Empresas Municipales y contar con el visto bueno del Consejo de Administración. Para su desarrollo se preveía la inversión de 714 millones de pesetas, de los que 147 se ejecutaron ya en el ejercicio de 1992, principalmente en la modernización de la flota de los servicios de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos y Limpieza Viaria, con la adquisición de cuatro modernos vehículos recolectores-compactadores Renault Jumbo, dos vehículos de lavado de contenedores por agua caliente a presión y una barredora mecánica de aspiración SMV modelo VAYA. La aplicación de algunas de las propuestas de actuación recogidas en el Plan de Empresa 1992-1995 fue casi inmediata. Así, por ejemplo, se estableció un plan de formación continua para todo el personal, con una doble dimensión: la formación especializada y la básica. De este modo comenzaron a impartirse, entre otros, cursos de manejo de maquinaria y de vehículos para adaptarse a las nuevas tecnologías que se estaban implantando, de jardinería y poda, de relaciones ciudadanas, de informática y de seguridad e higiene en el trabajo, formación con la que se pretendía una mejor utilización de las prendas y equipos de protección, tanto individuales como colectivos. Para facilitar la comunicación con los vecinos, en agosto de 1992 se creó el teléfono verde o teléfono de la limpieza viaria, a través del cual los ciudadanos podían transmitir avisos, solicitudes, reclamaciones o sugerencias con que mejorar el trabajo en la calle. Su entrada en funcionamiento se incluyó en una campaña general de concienciación y comunicación ciudadana, bajo el lema «La ciudad limpia, tarea de todos», que fue difundida a través del conocido como autobús ecológico, un vehículo cedido por la Empresa Municipal de Transportes rotulado con la nueva imagen corporativa de la empresa, diseñada por la firma local Cyan. El autobús, en el que se repartía material informativo diverso (camisetas, pegatinas, folletos, pequeños contenedores de residuos con caramelos, etc.), recorrió los barrios de la ciudad; estuvo presente en fiestas, sedes vecinales y centros escolares, y realizó excursiones educativas a lugares como el vertedero de COGERSA y el área natural del monte Deva. Además de solicitar la colaboración ciudadana en materia de limpieza, la campaña 94


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Siempre hay una papelera cerca de ti La historia de la implantación de las papeleras en Gijón fue tan azarosa como la de limpieza pública. En la década de 1940, el Ayuntamiento recibió varios ofrecimientos para instalar un moderno modelo de papelera-anuncio, que fueron rechazados alegando que, al estar prohibido en la ciudad el reparto de publicidad en la calle, no se precisaba colocar las papeleras, elementos que, por otro lado, se consideraban un estorbo en la vía pública. Hubo que esperar a la década siguiente para ver instaladas las primeras papeleras, cuyo destino fue el parque de Isabel la Católica. Se trataba de un dispositivo sencillo, formado por un mástil que sustentaba un panel rectangular para fijar publicidad y al que se adosaba una pequeña papelera circular. Hasta la década de 1960 no se instalaron papeleras en la ciudad de forma más o menos generalizada, dentro de campañas municipales para mejorar la limpieza pública. A lo largo de la década de 1980, EMULSA realizó un esfuerzo económico considerable en la instalación, la reparación, la reposición y el mantenimiento de papeleras, cuyas bajas eran muy numerosas por culpa de los comportamientos incívicos de una parte minoritaria de la población. En esos años, las papeleras que se colocaban en la vía pública eran de chapa metálica, con diseño y fabricación propios de la empresa. A comienzos de la década siguiente se implantó en Gijón un modelo nuevo, más refinado y estético, fabricado en polietileno de alta densidad. Eran las denominadas papeleras DIN, de 50 y 80 litros de capacidad, identificables por su boca de buzón y su tapa de color verde. Para espacios de alta concentración de personas se adquirió una variante de este modelo, de 130 litros de capacidad, que podía fijarse al suelo mediante tornillos de expansión. Estas papeleras de Plastic Omnium de mayor capacidad, caracterizadas por disponer de dos bocas, se utilizaron mucho en los arenales gijoneses. A mediados de la década de 1990 comenzaron a instalarse en determinadas calles del casco histórico y en las zonas verdes públicas dos nuevos tipos de mobiliario para la recogida de papeles y desperdicios menores: las llamadas papeleras modelo Gijón, también conocidas como antivandálicas, y otras de acero inoxidable. Las primeras eran de fábrica de fundición, sin tapa, y llevaban grabado el escudo de la ciudad y su titular (Ayuntamiento de Gijón). Estaban fijadas a un pie cilíndrico de fundición que se anclaba a la acera. El segundo modelo tenía una capacidad aproximada de 30 litros, y el cubículo de forma ovalada, con las caras frontales perforadas y acabado liso, colocado sobre un pie cilíndrico también de acero inoxidable. Estos dispositivos se caracterizan por ser 95


volcantes, si bien incluían un sistema de anclaje al soporte para evitar accidentes en los parques cuando las usaran niños de corta edad. Además de estos modelos básicos, EMULSA se encarga de mantener otros tipos de papeleras singulares, concebidas para espacios concretos como el paseo del Muro de San Lorenzo, los jardines del Náutico, el parque y el paseo de Begoña o la Plaza de Europa, todas ellas instaladas con la reforma de estos espacios urbanos tan señalados. A todas estas papeleras especiales hay que añadir las colocadas en 2009 para la recogida selectiva en las playas, con un diseño exclusivo en forma de caseta playera y de boya, que permiten depositar por separado papel o cartón, envases y residuos orgánicos. A partir de 2011, con la reforma de la comúnmente denominada «ley antitabaco», que extendió la prohibición de fumar a los locales abiertos al público, EMULSA amplió el parque de papeleras; en ese año se inició la implantación de un nuevo modelo que permitiría homogeneizar el mobiliario instalado en las vías públicas al tiempo que se iban retirando los elementos más antiguos. Se trataba del tipo Cibeles, caracterizado por disponer de un recipiente para depositar las colillas. Estaban fabricadas en polietileno inyectado de alta densidad, con puerta y soporte en fundición de aluminio y equipadas con una (las unidades de 60 litros de capacidad) o dos bocas (las de 80 litros). El modelo de 50 litros, con cuerpo, tapa y soporte también de polietileno de alta densidad, está diseñado para adosarse a otros elementos del mobiliario urbano, como postes de señales de tráfico, farolas, etc. En la compra de las primeras 1.100 unidades de este modelo Cibeles se invirtieron 120.000 euros. EMULSA invierte anualmente una importante cantidad de dinero para que en Gijón siempre haya un papelera cerca. Si en el año 2000 había 4.237 papeleras urbanas y 1.385 en parques y jardines, al finalizar el ejercicio de 2017, la ciudad disponía de 7.500 papeleras en vías públicas y 2.048 en zonas verdes, a las que había que sumar otras 225 en arenales y accesos y otras 69 repartidas por los colegios del municipio. 96


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sirvió para difundir el nuevo logotipo de la empresa, diseñado a partir de los colores verde, azul y blanco, y para dar a conocer a su mascota, una simpática ardilla nacida de la creatividad de la artista Mabel Álvarez y que transmitía los mensajes divulgativos.98 También tuvo un papel muy destacado en la nueva dinámica organizativa que se estaba impulsando la creación de los denominados círculos de progreso o de calidad. Con estos se pretendía fijar unos objetivos comunes para el conjunto de los trabajadores de la empresa, tales como mejorar la calidad y afianzar la competitividad y la rentabilidad, pues una entidad de servicio público bien administrada beneficiaba tanto a los empleados como al conjunto de los gijoneses. La efectividad de estos círculos de calidad se basaba en la implicación y el desarrollo personal de cada uno de los miembros de la empresa, fomentándose la responsabilidad individual respecto al trabajo. El desarrollo de los círculos de progreso permitió, por la vía del compromiso personal en la mejora de las condiciones y los métodos de trabajo, incrementar la productividad y solucionar problemas internos (falta de coordinación, asignación de medios, etc.) que lastraban la buena marcha de los servicios. IV.2.2. La progresiva implantación de la recogida selectiva Establecida en el plan cuatrienal de empresa la conveniencia de impulsar la recogida selectiva de residuos urbanos desde su origen, como un método eficaz para reducir la producción de residuos y el consumo de materias primas y mejorar el medioambiente, el Ayuntamiento de Gijón dio el visto bueno a la progresiva implantación en la ciudad de la recogida selectiva de residuos, tras realizar la empresa municipal los pertinentes estudios para valorar las repercusiones económicas y sociales de la medida. Así, siguiendo la estela marcada por el Ayuntamiento de Pamplona —pionero en su aplicación en España— y las directrices de la Comunidad Europea, y a pesar de las reservas iniciales que provocaba el nuevo sistema en algunos responsables políticos,99 preocupados por un posible aumento de las tasas municipales de recogida de basuras, en el último trimestre de 1994 comenzaron las pruebas para la implantación del sistema mediante la instalación de islas de recogida selectiva. Cada una de ellas estaba conformada por un contenedor de color verde con forma 97

La implantación de la recogida selectiva supuso un gran avance en la mejora medioambiental de la ciudad de Gijón EMULSA, Archivo de imágenes

La Nueva España y La Voz de Asturias, 22/8/1992.

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99 En agosto de 1993, el entonces presidente del Consejo de Administración, el concejal Julio Gómez Rivas, exponía sus dudas respecto a la puesta en marcha de la recogida selectiva en Gijón por el incremento de costes que podía conllevar. Señalaba el edil que en ese momento la tarifa de recogida de basuras era baja (unas 3.500 pesetas al año por hogar) y que el esfuerzo económico que exigiría cubrir la recogida selectiva podría disparar el precio de la tasa. El Comercio, 19/8/1993.


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de iglú para el depósito de vidrio, y otro de color azul y aspecto de buzón para papel y cartón. Estas seis primeras islas de aportación voluntaria de residuos reciclables fueron instaladas en distintos emplazamientos para comprobar la participación de los ciudadanos, que a la vista de los volúmenes recogidos entre octubre y diciembre de ese año 1994 (18.470 kg de vidrio y 59.620 kg de cartón) bien podría calificarse como satisfactoria. De forma complementaria, la empresa promovió una iniciativa para la retirada de cartón en los ejes comerciales de la ciudad. Estas medidas fueron acompañadas de campañas de información y concienciación para que los vecinos fuesen asumiendo paulatinamente la modificación de sus hábitos en lo relativo a la separación y depósito diferenciado de los residuos100. Puntos Limpios de Roces y de la FIDMA EMULSA, Archivo de imágenes

En 1999 se incorporó el contenedor amarillo para la recogida selectiva de envases EMULSA, Archivo de imágenes

Archivo General de EMULSA, Memoria anual, 1993 y 1994.

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Según fuentes de EMULSA, en 1992 se calculaba que en el concejo de Gijón había alrededor de 60 vertederos incontrolados, lo que generaba un importante problema higiénico y ambiental.

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A finales del ejercicio 1995 ya se advierte la progresión del sistema: el número de contenedores instalados en la ciudad para la recogida de papel y cartón era de 131, a los que había que añadir otros 34 repartidos en centros públicos. De los primeros, la inversión correspondiente a 50 fue asumida por EMULSA, y la del resto, por el Ministerio de Obras Públicas y Medio Ambiente. Los contenedores de vidrio instalados eran 77, de los cuales 18 habían sido adquiridos por la empresa y el resto por COGERSA o el Ministerio. Desde el inicio del programa, la recogida de los residuos separados en origen fue llevada a cabo por COGERSA con la aportación de un vehículo por parte de EMULSA. La instalación de las primeras unidades de recogida selectiva fue acompañada de otras medidas de hondo calado, como la transformación, en 1994, del muelle de transferencias de Roces (creado para la eliminación de los vertederos incontrolados existentes en el municipio),101 en el que tradicionalmente se acopiaban muebles, neumáticos y materiales de construcción que posteriormente eran evacuados al vertedero central en camiones dotados de Ampliroll, en el primer centro de recogida de residuos especiales (CERES) o punto limpio de Gijón. La conversión de la instalación preexistente en una suerte de planta de valorización, proyectada por el ingeniero municipal Luis Alemany en colaboración con Fernando Zapico, jefe del Servicio de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, surgió de la necesidad de cubrir el vacío existente en la recogida convencional en relación a aquella fracción de residuos que por sus características especiales precisaban 98


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un tratamiento diferenciado o específico. De este modo, el equipamiento pasó a incluir la recogida selectiva mediante la clasificación por medio de depósitos exclusivos para distintos tipos de residuos: industriales no clasificados, férricos, neumáticos, muebles, escombros, fluorescentes, baterías y productos químicos, papel y cartón, vidrio, plásticos y pilas, entre otros. El movimiento anual del CERES desde 1994 se mantuvo alrededor de las 30.000 t hasta el año 2005, en el que se gestionaron 36.007 t. A finales de 2001, gracias a un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Gijón y la Cámara de Comercio, se abrió el segundo Punto Limpio de la ciudad, emplazado en el recinto de la Feria Internacional de Muestras de Asturias, que daba servicio a los habitantes de la zona Este de la población. La aportación de este Punto Limpio fue creciendo hasta el final del periodo de referencia, en el que se recogieron 794 t. La tendencia en el tratamiento de los residuos sólidos urbanos hacia el aprovechamiento al máximo de todas las fracciones que los componen dio un paso adelante en 1999 con la incorporación de un tercer contenedor (el de color amarillo) para la recogida selectiva de envases (latas, briks y todo tipo de recipientes de plástico), del que se instalaron a lo largo de ese año 107 unidades. Durante este ejercicio también se llevó a cabo de modo experimental el soterramiento de nueve islas de contenedores de recogida selectiva, que integraban las tres unidades: vidrio, papel-cartón y envases. Exteriormente, estos nuevos dispositivos tenían forma de buzón, y el tipo de residuo que alojaban se identificaba mediante una banda de color situada por debajo de la boca. A pesar del elevado coste que implicaba el soterramiento, la innegable mejora estética

La entonces alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso; el edil de urbanismo, Pedro Sanjurjo, y el gerente de EMULSA, Avelino Tejón, en la inauguración del Punto Limpio de La Calzada EMULSA, Archivo de imágenes

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que esa medida producía en las calles de la ciudad animó a la empresa a continuar progresivamente con su implantación, de modo que en 2005, con veinte islas de reciclaje soterradas, Gijón se situaba a la cabeza de las ciudades españolas de su misma entidad en cuanto al número de puntos de recogida de esta modalidad.102 En el año citado, EMULSA, en colaboración con COGERSA, inició también un plan para renovar la estética externa de estas instalaciones soterradas, sustituyendo las bocas en forma de buzón postal por cilindros de acero inoxidable, más accesibles y de diseño más actual.

Imágenes del nuevo Punto Limpio de La Calzada, obra de los arquitectos Enrique Argüelles y Maximiliano de la Rasilla EMULSA, Archivo de imágenes

El elevado coste del sistema, valorado en 18.000 euros por unidad soterrada en 2005, no era el único freno a la sustitución de los contenedores de selectiva en superficie por los soterrados, pues según aclaraba el gerente Avelino Tejón, las instalaciones soterradas también planteaban considerables problemas de espacio y emplazamiento, por las dimensiones de cada unidad: 6 m de longitud por 2 de ancho y 2 de profundidad. En 2005, además de las 20 islas soterradas existentes (la mayoría en la zona centro), estaban en avanzada fase de ejecución otras 12 en la zona de influencia del Proyecto URBAN. El Comercio, 19/11/2005.

102

Archivo General de EMULSA, Informe de gestión, 2005.

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104 Estos residuos eran tratados en un nueva planta de compostaje de COGERSA para producir compost. Archivo General de EMULSA, Informe anual, 2003.

El progresivo aumento del número de contenedores, la optimización de las distancias y las campañas de mentalización ciudadana hicieron que la recogida selectiva fuese un éxito en Gijón, incrementándose año tras año el volumen de las fracciones recogidas. En efecto, si en 1999, con un parque de contenedores de selectiva de 790 unidades (443 de papel-cartón, 240 de vidrio y 107 de envases) se recogieron 5.922 toneladas (4.387 de papel-cartón, 1.372 de vidrio y 163 de envases), el volumen recogido en 2005fue de 13.512 toneladas (8.493 de papel-cartón, 3.128 de vidrio y 1.891 de envases), con un total de 2.371 contenedores instalados (107 siete de ellos soterrados).103 Otros hitos señalados en el camino para incrementar los niveles de reutilización, reciclado y valorización de los residuos fueron la creación de una nueva línea de recogida selectiva destinada a los residuos vegetales, integrada tanto por los procedentes de la jardinería pública como los de origen privado, que se empezaron a recoger en los puntos limpios a finales de 2002;104 el inicio de la recogida de aceites vegetales, también en los puntos limpios y en ese año 2002, y la propuesta para el reciclado de aceites domésticos, iniciada en 2003, con la instalación de varios contenedores específicos, campaña desarrollada en colaboración con COGERSA. Mención aparte merece la creación del tercer Punto Limpio con el que contó el Municipio, que fue emplazado en la confluencia de la calle Simón Bolívar y la avenida de Juan Carlos I, en el barrio de La Calzada, para atender a la población de la zona oeste de la ciudad. Con un coste de 629.490 euros, de los cuales el 75 % corrió a cargo de fondos europeos dentro del programa URBAN, la instalación se caracterizó por su innovador diseño, obra de los arquitectos Enrique Argüelles y Maximiliano de la Rasilla. La idea era generar un espacio accesible y funcional, pero 100


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que a la vez fuera estéticamente atractivo, con el objetivo de despojarlo de cualquier atisbo de estigma asociado a los residuos. El uso del acero corten en los cerramientos fue decisivo en ese sentido. La instalación, equipada con los dispositivos necesarios para albergar escombros, férricos, muebles, neumáticos, vegetales y frigoríficos, además de envases, vidrio, aceites, fluorescentes, baterías, tóxicos del hogar, medicamentos y papel, se completó con un aula de educación ambiental de sugerente diseño. El CERES de La Calzada fue inaugurado oficialmente en febrero de 2005. IV.2.3. La incidencia de la mecanización y las innovaciones técnicas en la calidad de los servicios En la década de 1990, la ciudad seguía sin resolver adecuadamente algunos de los problemas relacionados con la limpieza pública arrastrados de etapas precedentes. El lema «Mantener Gijón limpio es tarea de todos», era en aquellos momentos más bien un desiderátum, pues, al igual que ocurre con el orbayu, cuyo húmedo abrazo tarda largo tiempo en empapar los campos, los gijoneses tardaron decenios en mejorar sus hábitos en relación con la higiene del espacio público. El escaso uso de las papeleras, las deposiciones caninas sin recoger por cualquier sitio, el incumplimiento de los horarios para dejar los residuos en los contenedores, el depósito de enseres u objetos voluminosos en la calle (obviando que había un servicio gratuito de recogida para el que solo había que hacer una llamada al 5141414), los actos vandálicos contra el mobiliario o los carteles y pintadas recurrentes en fachadas y monu-

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Durante decenios, la limpieza de pintadas en fachadas y monumentos fue uno de los caballos de batalla de la empresa EMULSA, Archivo de imágenes


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mentos eran solo algunos de los comportamientos incívicos a los que el personal de EMULSA tenía que hacer frente. La formación continua del personal para incrementar el nivel de profesionalidad en la ejecución de los trabajos, la aplicación de tratamientos cada vez más específicos y la dotación de más y mejores medios mecánicos fueron las principales armas puestas en liza por la empresa para arrostrar la desigual batalla por la higiene urbana. Así, desde el Servicio de Limpieza Viaria, que se ocupaba básicamente del barrido y limpieza de las calles, la limpieza de fachadas y retirada de carteles, la eliminación de vertederos ilegales, el lavado y reposición de papeleras, la desratización, la conservación y limpieza de las playas del concejo y su entorno, así como las limpiezas de detalle (atención a barrios) y especiales (asociadas a la celebración de festejos populares), se potenció el empleo del agua en la limpieza viaria por la calidad y eficiencia que ofrecía, tanto desde la perspectiva higienista como desde la estética. El baldeo se llevaba a cabo de forma manual o mediante baldeadoras mecánicas de alta presión en las aceras, y con cubas de riego dotadas de pértiga en las calzadas.105

La intensa mecanización y la combinación de distintos procedimientos y técnicas de trabajo mejoraron notablemente la eficacia y la eficiencia del Servicio de Limpieza Viaria EMULSA, Archivo de imágenes

En 1992 se dotó a dos de las tres cubas de riego en activo de la empresa (n.º 13 y 14 de la flota) de pértigas para mejorar su versatilidad. Incorporadas en 1978 de la flota del anterior concesionario, en 1998 se dio de baja este material rodante obsoleto. Archivo General de EMULSA, Memoria anual, 1992 e Informes y Memorias, Fichas de vehículos, 1978-1998.

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106 La mecanización de la limpieza viaria no fue una cuestión menor ni exenta de dificultades. Su paulatina implantación requirió detallados estudios previos, en los que se valoraban aspectos como la influencia de los estacionamientos de vehículos, la estrechez de parte del viario gijonés (especialmente en la trama histórica), la existencia de mobiliario urbano u otros impedimentos en la acera, el acceso de la maquinaria a esta, etc.

También se impulsaron los sistemas mixtos constituidos por una máquina con apoyo de trabajo manual, que permitían que los operarios de limpieza completasen la labor realizada por las máquinas en aquellas zonas de difícil acceso para estas.106 Dado el mayor rendimiento y mejor calidad del trabajo mecanizado frente al manual, y dado el progresivo aumento de la carga de trabajo por el constante crecimiento de la trama urbana, la empresa hizo un importante esfuerzo inversor para aumentar los medios mecánicos del servicio. De esta forma, en diez años (1992-2002) se pasó de disponer de tres cubas de riego, una baldeadora de alta presión y dos barredoras de aspiración a catorce barredoras, dos baldeadoras de alta presión, dos cubas de riego, dos barredoras semiautomáticas (también denominadas barredoras manuales autopropulsadas), dos lavaaceras de alta presión y dos vehículos limpiapintadas, que formaban parte de una flota compuesta por 46 vehículos. Esto supuso que la limpieza mecanizada se situase en torno al 30 % en 2002. Tres años más tarde, los medios mecánicos son reforzados notablemente con la adquisición de dos barredoras City Cat 2020 (de 2 m3 de aspiración), tres baldeadoras de alta presión City Lav 2020, una cuba de baldeo Renault y una má102


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quina de lavado a presión para pintadas (montada sobre vehículo Nissan Cabstar con equipo Falch), lo que situó el parque móvil del servicio en 52 unidades.107 En ese año, la plantilla media del Servicio de Higiene Urbana era de 197 efectivos, y la limpieza mecanizada suponía el 32 % del total. Este afán modernizador dirigido a incrementar la efectividad y la calidad del servicio público tuvo su correlato en una adecuación de la actividad y los distintos tratamientos a las exigencias crecientes de la ciudad. Así, por ejemplo, tras la reforma paseo del Muro de San Lorenzo llevada a efecto entre 1992 y 1993, conforme al proyecto de los arquitectos Diego Cabezudo y Jorge Paraja, se intensificó durante la época veraniega la limpieza de este emblemático escaparate de la ciudad, reforzándose el mantenimiento ordinario con una brigada de tarde compuesta principalmente por personal (femenino) de colegios. En ese verano de 1993 también se puso en marcha el barrido de repaso, que se centró principalmente en las zonas Miembros del equipo de limpieza de playas y paseos en el año 2004 EMULSA, Archivo de imágenes

Según la Memoria de Gestión de 2005, en ese año se invirtieron 1,4 millones de euros en la adquisición de elementos de transporte para el conjunto de los servicios. Archivo General de EMULSA, Informe de Gestión, 2005.

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Presentación de los nuevos carros de baldeo hacia 1993 EMULSA, Archivo de imágenes

turísticas y de más tránsito peatonal, y que en 1999, ampliado al conjunto de la ciudad, pasó a tener un carácter anual, buscando mantener unas condiciones higiénicas estables durante toda la jornada. En lo que respecta a la limpieza específica del espacio playero, esta comprendía el cribado de la arena con máquinas limpiaplayas integradas por tractor y criba; la retirada de todos los residuos encontrados, tanto en la arena como en los pedreros; la retirada de algas; el lavado de contenedores y papeleras, y el lavado de escaleras y accesos. Como es lógico, estas labores se realizaban en horarios compatibles con el uso y disfrute de la playa por los ciudadanos. En 1995, la creación de la playa de Poniente y la recuperación de la del Arbeyal llevaron aparejado un aumento sustancial de la dedicación a la limpieza de playas y paseos, atenciones que obligaron durante la época estival a incorporar personal temporero, procedente inicialmente de las listas del paro y posteriormente de bolsas de empleo propias. La innovaciones llegaron también a los equipos de limpieza y a los locales de trabajo. En 1993 se retiraron los viejos carros de barrido Ros-Roca, que llevaban en servicio desde 1978, y los sustituyó un nuevo modelo más actualizado, que aportaba mayor eficacia, higiene y comodidad para los operarios, y del que se adquirieron 90 unidades por un importe de algo más de seis millones de pesetas. En ese año también se renovaron los obsoletos carritos de baldeo.

Planos e imagen del nuevo modelo de carrito de barrido incorporado en 1998 Archivo General de EMULSA y Archivo Javier Granda

En 2003, EMULSA modernizó los sistemas de comunicación e informáticos, incorporando la red trunking y nuevos equipos informáticos, con una inversión de 260.000 euros. Un año antes se había procedido a la implantación del Sistema de Gestión Integrado o SAP. Archivo General de EMULSA, Informe de Gestión, 2003.

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En 1998 se fue un paso más allá, y partiendo de un diseño propio de los servicios técnicos, EMULSA incorporó, mediante concurso público, un nuevo modelo de carrito de barrido que mejoraba las prestaciones del precedente. Se trataba de un carro compuesto por un bastidor metálico realizado con tubo de acero inoxidable, dos ruedas de goma negra con cámara y cubierta de 400 mm de diámetro y cubo de PVC de 90 litros con tapa de color verde. La calidad del diseño y de los materiales con los que estaba fabricado han hecho posible que el modelo siga actualmente en uso. Respecto a las instalaciones de trabajo, los seis locales destinados al Servicio de Limpieza Viaria (calles: Almacenes, Marqués de Urquijo, San Rafael, Soria, Cuba y Río Nervión, este en uso desde 1996) se adecuaron convenientemente para dar cabida al personal femenino que en esos años comenzaba a integrarse en el servicio. Otro avance destacado y que mejoró la coordinación con los equipos operativos fue la incorporación de la radiotelefonía, que se materializó a partir de 1994.108 104


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También es preciso destacar que la creciente preocupación por la estética urbana llevó aparejada la creación, en el año anteriormente citado, de un servicio permanente de descartelización y limpieza de pintadas (antes con carácter esporádico), que fue equipado con dos hidrolimpiadoras de alta presión montadas sobre los vehículos n.º 94 y 98 y dotadas con equipo Catcher. Esa inquietud por mejorar la calidad de la limpieza de los pavimentos tuvo su traslación en la compra de maquinaria específica, como la aspiradora mecánica MAD-VAC, motejada por el personal como el Elefante e incorporada en 1998, las dos primeras máquinas lavaaceras con agua a presión (hidrolimpiadoras Falch) conocidas como las Cúpulas, adquiridas en 2000, o las dos barredoras semiautomáticas destinadas al aseo de paseos y calles amplias, llegadas en 2001. La evolución de las cifras relativas a las superficies de vías públicas tratadas (medidas a eje de calle) resulta un claro indicador del progreso en la mecanización del servicio; de los 126.879 km tratados en 1996 se pasó a 258.760 en 2001 y a 319.411 en el ejercicio 2005, año en el que se limpiaron 215.022 km con medios manuales y 104.389 con medios mecánicos (suponía el 33 %). Además, la disponibilidad de maquinaria y utillaje cada vez más modernos permitió a EMULSA poner en marcha planes especiales de limpieza, como el desarrollado en el barrio de La Arena, y programas más ambiciosos como «Gijón Limpio, barrio a barrio», ambos iniciados en 2004 y encaminados a hacer de Gijón una ciudad más sostenible, de calidad y respetuosa con el medio ambiente.109

Arriba: Detalle de una hidrolimpiadora de alta presión Abajo: Aspiradora mecánica MAD-VAC, popularmente conocida como el Elefante EMULSA, Archivo de imágenes

Las lavaaceras Falch, motejadas como las Cúpulas, fueron adquiridas en el año 2000 EMULSA, Archivo de imágenes

En ese ejercicio de 2004 se ampliaron notablemente los distritos de barrido en las zonas de La Calzada, Montevil y Viesques, en plena expansión urbanística. Archivo General de EMULSA, Informe de Gestión, 2003.

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Presentación del nuevo sistema de recogida automatizada por carga lateral en el año 2001 EMULSA, Archivo de imágenes

110 En 2001, los trece distritos urbanos se caracterizaban por una alta concentración de residuos, con 20 t/día, recorridos medios de 100 km y horario de recogida nocturna; los dos semiurbanos, con una concentración de residuos diarios por debajo de los de la zona urbana (16 t/día), y recorridos superiores a los urbanos. Los del entorno rural se caracterizaban por producciones limitadas (9 t/ día), una relación muy elevada entre kilómetros y toneladas, y horario de recogida diurno. Archivo General de EMULSA, Informe de Gestión, 2001.

En el Servicio de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, las primeras novedades técnicas se iniciaron en 1992 con la adquisición de dos camiones Renault para el lavado de contenedores por agua caliente a presión, un sistema novedoso que comenzó a aplicarse en este momento y que significó un gran adelanto en la higienización de los contenedores, permitiendo también aumentar la frecuencia de lavado. Dos años después comenzó la sustitución progresiva de los contenedores metálicos de 800 l de capacidad por otros de polietileno de 1000 l, más manejables e higiénicos y menos ruidosos. Con la renovación del parque de contenedores, que fue completada en 2001 para toda la zona urbana (con un total de 4.353 unidades), se consiguió una importante mejora en la calidad estética de la ciudad, pues los contenedores verdes de polietileno, al tener mayor capacidad de depósito además de ocupar menos espacio, permitieron reducir el número de unidades en la calle, reduciendo con ello el impacto visual. Estas mejoras en el equipamiento básico de recogida fueron acompañadas por la progresiva renovación de la flota de recolectores, al objeto de eliminar de la circulación los elementos más antiguos, algunos rayanos en la obsolescencia, y más contaminantes. De este modo se fueron incorporando al parque móvil vehículos cada vez más avanzados y con mejores prestaciones: Renault con caja compactadora Jumbo, Iveco Eurotech con caja compactadora Cross, Iveco Eurotech con caja compactadora Jumbo, Renault con equipo Geesink e Iveco con equipo Geesink, entre otros. Igualmente se adquirieron para el servicio otros vehículos para funciones especiales como portacontenedores, recogida de muebles y objetos voluminosos, etc. La renovación del material rodante también permitió aquilatar la planificación y la organización de los medios técnicos y humanos, ajustándose los itinerarios de recogida a las necesidades cambiantes de la ciudad, de modo que a comienzos de la década de 2000 había establecidos en Gijón 19 distritos de recogida domiciliaria que atendían tanto a la zona urbana como a la periurbana y rural.110 Entre 1992 y 2005, la generación de residuos en masa (no reciclables) creció de manera sostenida, pasando de 115.000 toneladas en 1992 a 142.713 toneladas en 2005, si bien entre los años 2002 y 2003 se produjo un acusado descenso que situó la generación a niveles de mediados 106


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de la década anterior, lo que apuntaba a una tendencia a la estabilidad.111 La gran revolución tecnológica aplicada a la recogida de residuos en masa se produjo en 2001 con la puesta en marcha de la recogida lateral de contenedores. La carga lateral automatizada se caracterizaba por el uso de contenedores sin ruedas y de gran capacidad, que eran recogidos de forma automática y robotizada por un vehículo recolector-compactador especial. Todas las operaciones se efectuaban desde la cabina, controladas por el conductor y sin necesidad de que este se apease. Circuitos cerrados de TV, sensores de diversos tipos y procesadores intervenían en la realización de todas las secuencias de acercamiento del elevador, volteo y retorno del contenedor. Con el nuevo sistema, implantado experimentalmente en los distritos de El Coto y la Urgisa (Pumarín), se evitaba el esfuerzo reiterado de tener que arrastrar los contenedores hasta el compactador, cuestión esta que, combinada con las condiciones meteorológicas adversas, era motivo frecuente de bajas laborales. Del mismo modo, la recogida lateral permitió incrementar la seguridad del personal y mejorar sustancialmente la calidad de este servicio público. La introducción de este gran avance implicó un importante desembolso económico para hacer frente a la compra de los nuevos compactadores y los contenedores específicos que precisaban. Así, por ejemplo, en 2001 entraron en servicio los dos primeros recolectores Renault con caja OBM (n.º 155 y 156), que ascendieron a 145.346 y 143.188 euros respectivamente, y se instalaron cerca de 100 contenedores metálicos de 3.200 y 2.400 litros. Entre 2002 y 2005 se incorporaron al parque móvil otros seis compactadores Renault con equipo OMB y dos vehículos lavacontenedores montados sobre chasis Iveco, también con caja OMB, con lo que la flota del servicio se situó en 57 vehículos. En 2005, la recogida lateral ya estaba implantada en siete distritos, y con los nuevos contenedores en masa de recogida lateral, que además eran más cómodos para el usuario al disponer de un pedal que levantaba la tapa, se consiguió que la capacidad instalada se situase en 24,67 litros por habitante (en 1996 era de 16,66) reduciendo el número de instalaciones en la calle. Su efectiva implantación se acompañó con la creación de un equipo de lavado de contenedores in situ, que mejoró sustancialmente la higienización del parque de contenedores existente. 107

La implantación del sistema de recogida de residuos por carga lateral automatizada supuso un gran avance en la calidad del servicio de recogida domiciliaria EMULSA, Archivo de imágenes

La mejora de los índices de sostenibilidad que se advierte en el tramo final de esta etapa de la historia de EMULSA está relacionada con el aumento del número de puntos de recogida selectiva, la creación del Punto Limpio de La Calzada y la mayor preocupación ciudadana respecto a la gestión de sus residuos, como consecuencia de las campañas de concienciación y educación ambiental.

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La incorporación de una barredora mecánica de aspiración al Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos mejoró notablemente la calidad en la limpieza de los patios escolares

A lo largo de la década de 1990, el grueso de la actividad del Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos se centraba principalmente en la limpieza interior y de cristales, por lo que el trabajo manual seguía siendo el predominante. En los patios, que eran atendidos diariamente por las trabajadoras de cada centro, y en los gimnasios, con una atención más esporádica, la mecanización era más bien escasa. A lo largo de esta década se produjo una paulatina disminución de los centros educativos (sobre todo a partir de 1997, con el traslado de la ESO a los institutos), pero la actividad se mantuvo, compensándose la pérdida de aulas y alumnos con el incremento de las actividades extraescolares y los comedores. La apertura de los patios escolares como recintos polideportivos fuera del horario lectivo, para uso de la comunidad, implicó cambios organizativos en el servicio y aumentó sensiblemente la carga de trabajo. Para dar respuesta a estas necesidades, el servicio intensificó la profesionalización del personal, con metodología específica, mejor utillaje, formación en prevención de riesgos laborales (a los que el equipo de cristaleros estaba muy expuesto) y mecanización. Esta se hizo notar en las tareas de limpieza interior, especialmente en los espacios más amplios, como los gimnasios, pero sobre todo en el acondicionamiento de los patios. En este sentido, la calidad del servicio y la productividad se vieron muy mejoradas a partir de 2004 con la adquisición de una barredora mecánica de aspiración. Al año siguiente, el servicio atendía 40 colegios, 7 parvularios y 17 edificios públicos, con una plantilla de 130 trabajadores y cinco vehículos con equipo de cristales y de apoyo. 108


40 años al servicio del municipio

La playa y la ciudad no se limpian solas Los ciudadanos, encerrados en la burbuja de nuestra cotidianeidad, perdemos a menudo la visión de conjunto y, dejándonos llevar por esa cuota de insolidaridad que todos llevamos dentro (en algunas personas puede llegar a ser un abismo insondable), tendemos a pensar que la limpieza de la ciudad es una cuestión que solo atañe al Ayuntamiento y a la Empresa Municipal de Servicios de Medioambiente Urbano. A veces pensamos que nuestro papel como ciudadanos se limita a pagar los impuestos y las tasas municipales que nos corresponden, cuando en realidad somos agentes medioambientales activos y nuestro papel resulta decisivo en la gestión de los residuos urbanos —por la vía de la selección de los residuos en origen— y en el estado del espacio público. Definitivamente, la ciudad no se limpia sola, y la ingente movilización de personal y medios materiales que EMULSA realiza a diario se debe corresponder con un comportamiento cívico y proactivo por parte de los vecinos, pues mantener limpia una ciudad es una responsabilidad compartida. Quizá sean las playas y los paseos marítimos los espacios urbanos en los que se advierten con mayor claridad la evolución del comportamiento de los gijoneses respecto al uso del espacio público y el esfuerzo que realiza EMULSA para procurar un estado de limpieza óptimo. Durante la época estival, el arenal de San Lorenzo y el paseo del Muro, en su condición de espacios de referencia tanto para los visitantes como para los gijoneses, siempre fueron objeto de una atención especial. En 1993, tras la reforma del paseo que bordea la concha de San Lorenzo, esos trabajos se intensificaron. Las habituales tareas de aseo del paseo con medios manuales y mecanizados, de cribado de la arena con máquinas limpiaplayas (integradas por tractor y criba), de retirada de residuos y recogida de algas, y de lavado de contenedores, papeleras, escaleras y accesos, se completaron con una brigada de mantenimiento de tarde integrada por mujeres del Servicio de Limpieza de Colegios, reasignadas a estas tareas durante el verano. Si bien este equipo venía funcionado desde hacía unos años, es en este momento cuando se potencia e institucionaliza, dado su

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éxito en la progresiva concienciación cívica. Los ciudadanos, al comprobar el trabajo directo de estas mujeres, tomaban conciencia de que la ciudad no se limpiaba sola. La incorporación de los nuevos paseos y arenales de Poniente y El Arbeyal exigieron un progresivo aumento de dedicación a su limpieza y un esfuerzo económico para adquirir maquinaria cada vez más moderna con que mejorar la calidad del servicio. Así, en el año 2000 se dedicaban a la atención de las playas del concejo 56 operarios, tres tractores con sus cribas, un vehículo recolector, un arado, dos equipos de desinfección, dos baldeadoras de alta presión y una cuba de riego. Estos equipos se fueron renovando y mejorando con los años, siendo especialmente significativas, por su incidencia en el trabajo de los operarios, las incorporaciones de un camión 4x4 con basculante para evacuar los residuos playeros (2003) y de dos vehículos 4x4 para playas John Deere Gator, que se integraron al parque móvil entre 2005 y 2006. Por otra parte, el personal de EMULSA también tuvo que hacer frente a contingencias especiales, como las derivadas de los vertidos de crudo del buque Prestige, que generaron 5.000 horas de trabajo adicionales en 2002. También debe dar cobertura a actos festivos veraniegos desarrollados en el entorno marítimo de la ciudad, como la hoguera de San Juan o la noche de los fuegos artificiales, entre otros. La puesta en marcha de planes especiales de limpieza de playas, y actuaciones como el reparto de conos ceniceros y papeleras de uso individualizado (2004) o la implantación de la recogida selectiva en las playas (2009) mediante papeleras de diseño exclusivo con forma de casetas playeras (San Lorenzo) y de boyas (Poniente y El Arbeyal), tuvo su reconocimiento público con la concesión por parte de ATEGRUS de la distinción Ecoplayas. A este reconocimiento se sumó en 2010 la Q de Calidad Turística para las tres playas urbanas, concedida por el Instituto de la Calidad Turística Española, que certificaba la calidad del trabajo en la limpieza de las playas desde el respeto a los valores medioambientales y la sostenibilidad. En 2017, año en que se destinaron a la atención a playas y espacios turísticos 53 operarios y los medios de soporte necesarios para realizar las labores de cribado y arado del arenal, barrido y baldeo de los paseos, y vaciado de papeleras y contenedores, los arenales urbanos se certificaron en Eco-Managment and Audit Scheme (EMAS). 110


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El Servicio de Parques y Jardines fue uno de los que más se beneficiaron del enorme esfuerzo en la modernización de equipos y maquinaria, en atención al crecimiento exponencial de la superficie verde mantenida, que pasó de 1.060.000 m2 en 1992 a 2.578.000 en 2005. La adición de nuevas labores a las clásicas de jardinería, tales como aireaciones, resiembras, recebados, tratamientos fitosanitarios o poda del arbolado, tanto de alineación como de parques y zonas verdes, fue acompañada de una formación exhaustiva del personal, que se hizo extensiva al manejo de la nueva maquinaria. Respecto a las labores de poda, es preciso indicar que estas fueron aumentando en horas efectivas de trabajo desde que, en 1995, EMULSA tomó a su cargo el mantenimiento del arbolado viario, cuyo censo pasó de 4.159 alcorques en 1995 a 6.487 en 2005.112 De igual modo, el servicio se responsabilizó del mantenimiento del mobiliario urbano y de los equipamientos en parques y jardines (juegos infantiles, bancos, jardineras, papeleras, estanques y fuentes), así como de determinadas labores de infraestructura, como las instalaciones de riego y las obras menores de reparación de actos vandálicos. Para valorar en su justa medida la carga de trabajo que estas actividades complementarias conllevaba, baste pensar que en 2003 el servicio mantenía 80 áreas de juego, 1.385 papeleras, 4.061 bancos, 275 jardineras y 72 asientos rurales, con una dedicación anual de más de 7.000 horas. En 1994, con una plantilla de 68 empelados, comenzó verdaderamente el proceso de renovación material del servicio, 111

Distintos trabajos del personal del Servicio de Parques y Jardines EMULSA, Archivo de imágenes

El mantenimiento adecuado del arbolado urbano conlleva un amplio catálogo de actividades que incluyen: riegos, recortes y podas, abonados, reposición de pies deteriorados, aireación y entrecavado, limpiezas, tratamientos fitosanitarios, tutorado y retirada de ejemplares secos, todas ellas ejecutadas por el personal de EMULSA.

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que se concretó en una inversión de algo más de 32.000.000 de pesetas, efectivo con el que se adquirieron un camión grúa,113 un vehículo multitransporte, un vehículo multiuso, una segadora Ground Master, podadoras eléctricas, cortacéspedes y aireadoras, maquinaria que facilitó la labor del personal e incrementó notablemente la productividad y rentabilidad del servicio. En ese año también se construyó en el parque de Moreda una nave para vestuarios y resguardo de maquinaria, lo que permitió reasignar los efectivos y aminorar los tiempos de desplazamiento del personal. La integración en el contrato de mantenimiento de parques de gran extensión (Moreda, El Lauredal, Los Pericones, monte Deva, Cabo de San Lorenzo, etc.) obligó a adquirir segadoras de mayor potencia y anchura de corte, como las cuatro unidades Toro 530 incorporadas en 1996, que mejoraron enormemente la efectividad y la calidad de los trabajos. Al principiar la década de 2000, con una superficie mantenida de 1.973.276 m2 y 111 efectivos, las labores de jardinería constituían casi el 90 % de la actividad del servicio. Además de la ingente labor de siembra planta de temporada, se inició la plantación de especies de duración bianual y carácter arbustivo o tapizante, que requerían menor mantenimiento y ofrecían mejores productividades. En ese momento, la organización operativa estaba articulada en nueve zonas, a las que estaban adscritos el personal y la maquinaria. Además se contaba con locales de trabajo en las calles Soria y Río Nervión, ambos compartidos con Limpieza Viaria, en los bajos del estadio de El Molinón y en los parques de Moreda y El Lauredal. Para una mejor gestión del trabajo, las zonas verdes se categorizaron en función de los tipos prioritarios de tratamiento que requerían: parques urbanos, jardines y plazas con parterres, plazas arboladas, carbayeras (robledales) y zonas verdes rurales.

113 Este vehículo grúa, equipado con cuchara y pinza, se utilizaba en la poda y traslado de residuos, lo que permitió suspender la subcontratación de estos servicios. Archivo General de EMULSA, Informe de Gestión, 1995.

En 2004, y enmarcado en un programa más amplio de aprecio hacia espacios urbanos que tradicionalmente habían pasado inadvertidos o habían sido objeto de atenciones mínimas, se puso en marcha, en colaboración con el Servicio Municipal de Parques y Jardines (encargado del diseño y planificación del conjunto de los espacios verdes del concejo), el programa «Rincones», que trataba de humanizar pequeños reductos urbanos degradados o marginales con la ejecución de obras de renovación de pavimentos, jardinería y dotación de mobiliario e iluminación. En ese año también comenzó su andadura el programa «Grandes Parques», al objeto de pres112


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tar una atención más específica a aquellos espacios verdes municipales de mayor extensión. A lo largo de esta fase de la historia de EMULSA, en el Servicio de Señalización, que era uno de los más estables de la empresa, tanto en lo referente a personal (entre 1992 y 2005 el equipo se mantuvo siempre entre siete y ocho trabajadores) como en lo tocante a la actividad y productividad, no se produjeron grandes avances en lo tocante a la dotación de equipos y maquinaria. Su actividad estaba originada, en gran medida, por la actividad urbanística y por las modificaciones en la regulación del tráfico y en la seguridad vial, dependientes de la Oficinal Municipal de Tráfico, el departamento municipal con competencias en la materia. A lo largo de todo el periodo, la señalización vertical mantuvo un comportamiento estable, con una media que rondaba las 3.000 actuaciones (colocación, reposición, reparación y mantenimiento preventivo) anuales. Desde mediados de la década de 1990, EMULSA comenzó a adquirir e instalar señales de chapa blanca revestidas con esmalte vitrificado por ambas caras, que ofrecían una mayor duración y mejor conservación que las precedentes de acero galvanizado. Esto se reflejó en un descenso considerable en las intervenciones de reparación. A comienzos del nuevo milenio, la señalización vertical mejoró notablemente la calidad de sus elementos básicos con la introducción de señales de aluminio, más ligeras y estéticas y de mayor durabilidad.114 Estas señales incorporaban una lámina reflectante que aseguraba una optima visibilidad nocturna y protección antivandálica, ya que permitía limpiar las pintadas sin dañar la lámina reflectante. La señalización horizontal se mantuvo sin grandes variaciones a lo largo de la última década del siglo xx y los primeros años del xix, tanto en la superficie pintada como en lo relativo a los procedimientos y materiales. Para los ejes viarios y las rayas de separación de carriles y estacionamientos se sigue utilizando pintura clorocaucho aplicada con máquinas autopropulsadas (Hofman H 26 y MVM 40), la misma que se usaba en los bordillos (prohibición de estacionamiento), cebreados e isletas, pero en estos casos aplicada manualmente. Para mejorar la visibilidad y aumentar la permanencia de los pasos de peatones, en estos se empleaba pintura termoplástica de dos componentes, usada también para las marcas viales, que garantizaba una mayor durabilidad. Con el fin de reforzar la seguridad de estas señales fundamentales para los 113

114 En los primeros años de la década de 2000, las señales de aluminio quedaron reservadas para las calles de nueva urbanización, manteniéndose en el resto de las vías públicas las señales vitrificadas. En el tramo final de esa década se generalizó la instalación de las señales de aluminio, a media que se iban retirando las vitrificadas más antiguas.


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viandantes, a principios de la década de 2000 comenzaron a aplicarse en ellas cargas antideslizantes. IV.2.4. Más cerca de los ciudadanos para incrementar la concienciación cívica y la educación ambiental El esfuerzo y la ingente movilización de recursos, tanto humanos como materiales, que la Empresa Municipal de Limpiezas realizaba para mantener la ciudad en estado de revista resultaría baldío sin la colaboración de los vecinos de Gijón. Consciente de ello, la dirección puso siempre un gran énfasis en la concienciación y educación ciudadana respecto a la higiene pública, pues tener una ciudad saludable, hermosa y bien aseada era una cuestión que requería el esfuerzo y el compromiso de todos. La creación en 1992 del teléfono verde, que permitía una comunicación más fluida con los gijoneses, fue seguida de campañas de información y sensibilización en años sucesivos: «Gijón limpio, disfrútalo», «Gijón limpio, colabora», «Si tienes perro, cumple con tu papel», «No es basura, son recursos naturales», con el objetivo de que los ciudadanos fuesen modificando sus hábitos de consumo y de uso del espacio público. A lo largo de la década de 1990, EMULSA desarrolló también campañas más específicas, como la destinada a concienciar a los comerciantes sobre la recogida selectiva de cartón mediante el sistema «puerta a puerta» o la denominada «Nuestras playas, cada día más limpias», enmarcada dentro de la política municipal para la puesta en valor y

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recuperación del espacio litoral para el disfrute ciudadano, y que se materializó en la colocación de varios paneles informativos en los principales arenales del concejo y en una instalación en la Feria Internacional de Muestras de Asturias de 1998, dentro de un aula didáctica sobre sostenibilidad ambiental promovida por el Ayuntamiento de Gijón. En colaboración con COGERSA se desarrollaron asimismo iniciativas informativas para fomentar la recogida selectiva, especialmente desde la implantación en 1999 de los contenedores amarillos para envases. Para hacer llegar el mensaje a la ciudadanía, EMULSA utilizó todos los recursos y soportes a su alcance: carteles, anuncios en prensa, radio y televisión, participación en fiestas populares, regalo de objetos con los lemas de las campañas, etc. Dado el carácter municipal de la empresa, EMULSA también tomó parte en campañas de civismo de índole más general promovidas por el Ayuntamiento de Gijón, como «Gijón, mejor contigo», iniciada en 2001 y que se estructuraba sobre cuatro ejes de acción prioritarios: promover la convivencia, respetar el medio ambiente, y mejorar la higiene pública y el tráfico de la ciudad. Puesto que la educación es el inicio de todo cambio en la conducta, la empresa municipal, en colaboración con la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, también llevó a término numerosas iniciativas para fomentar el respeto y cuidado del espacio público y el medioambiente entre los escolares del concejo. Algunos de los programas más destacados fueron: «Con arte», basado en un concurso para

Programas educativos desarrollados por EMULSA en colaboración con la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular EMULSA, Archivo de imágenes

Entrega de premios de «El juego del medio ambiente urbano» EMULSA, Archivo de imágenes

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decorar contenedores; «Ag, qué asco», un concurso de guiones sobre la problemática de la recogida de los excrementos de los perros y, sobre todo, «El juego del medio ambiente urbano», experiencia educativa en forma de yincana con la que descubrir a través de diversas pruebas los servicios que prestaba EMULSA.115 Las actividades educativas se complementaban con talleres y visitas a los Puntos Limpios de la ciudad. En EMULSA, la relación con los vecinos se entiende como una oportunidad para mejorar la planificación y subsanar las deficiencias en el trabajo cotidiano; por ello, en 1998 se creó la figura del coordinador ciudadano, cuya función principal era la de procurar que las relaciones con los usuarios se desarrollasen de una forma más directa y personalizada. A través del teléfono de atención al ciudadano, el coordinador del servicio recibía avisos, sugerencias, reclamaciones y solicitudes, que eran gestionadas de manera directa y a la mayor prontitud. Desde un trabajo efectivo a pie de calle, el coordinador ciudadano trasladaba las demandas existentes, interviniendo personalmente en actuaciones tanto de tipo informativo y preventivo como correctoras. En 2004, el trabajo de atención al usuario se reforzó con la creación de tres equipos de inspección cívica, cuyo objetivo era el de detectar las incorrecciones de los servicios, así como los incumplimientos de las ordenanzas y normativas por parte de los ciudadanos. Al año siguiente, los canales de comunicación con los usuarios se modernizaron con la incorporación del correo electrónico. Todos estos esfuerzos para potenciar la participación y la colaboración ciudadana en pos de conseguir mejorar la limpieza urbana y una gestión más eficaz de los residuos tuvieron su reconocimiento con la concesión, en el año 2000, de la distinción Bandera Verde-Ciudad Sostenible (Barrendero Ecológico), otorgada por la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes en colaboración con el Ministerio de Sanidad y Consumo. IV.2.5. Un edificio bioclimático para celebrar el vigésimo quinto aniversario de la empresa 115 Iniciado en 1999 y desarrollado durante seis años, «El juego del medio ambiente urbano», diseñado en colaboración con el finado arquitecto y gran aficionado a los juegos de ingenio Joaquín Aranda, fue una de las actividades educativas más populares y de mayor aceptación entre los escolares de las propuestas por EMULSA.

En abril de 1996, el entonces concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón y presidente del Consejo de Administración de EMULSA, Carlos Zapico, encargó a los arquitectos Juan González Moriyón y Javier Hernández Cabezudo el estudio previo de un edificio de oficinas para la empresa. 116


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La idea era que la nueva sede reflejase la imagen de marca, es decir, que fuera un edificio atractivo y funcional que encarnara los valores que la Empresa Municipal de Limpiezas pretendía trasladar a la sociedad. Los facultativos, en colaboración con el arquitecto de instalaciones bioclimáticas José Luis Pérez-Lozao, plantean la construcción de un edificio limpio, integrado en el entorno, que contribuyese a concienciar a los ciudadanos de la necesidad de respetar el medioambiente y la limpieza de la ciudad. Con estos objetivos, los arquitectos diseñaron un proyecto que se realizaría con materiales de construcción cuyo coste energético de producción fuera lo más bajo posible y que permitieran su reciclaje sin perjudicar el medioambiente. También debía permitir la utilización del mayor número posible de instalaciones de producción de energía natural y contar con un aislamiento acústico adecuado para evitar la contaminación sonora. En el año 2000, la empresa decidió sacar a contratación el proyecto firmado por estos arquitectos; se adjudicó a la empresa Necso, que comenzó las obras en agosto de 2001. La construcción, de planta rectangular de 32 x 14 m con orientación norte-sur, a la que se adosó otra cuadrada de 8 m de lado destinada a locales de servicio, se desarrolla en dos alturas, más una tercera parcial, y presenta huecos de iluminación orientados al norte (de tamaño pequeño) y al sur (más amplios). Las oficinas se encuentran en la primera planta a modo de paisaje, abiertas al sur y cerradas hacia el norte, con luz natural sur que no incide directamente en los puestos de trabajo. La mayor parte de la fachada sur se mantiene ciega para utilizarla como colector solar. La producción de la energía renovable para la calefacción se produce mediante un colector de 234 m2 de superficie en la fachada sur, empleado para el calentamiento previo del aire de ventilación, y de un captador-acumulador de calor en muro de hormigón, que se adapta automáticamente a las condiciones de radiación y temperatura de acumulación mediante toldos y rejillas. El acopio de energía térmica se produce a través de los cerramientos verticales exteriores con muro de hormigón, que al carecer de recubrimiento interior facilitan el intercambio térmico. Del mismo modo, la producción de energía renovable para la refrigeración se realiza aprovechando la menor temperatura del terreno para la prerrefrigeración 117

Inauguración del nuevo edificio de oficinas de EMULSA, en Roces EMULSA, Archivo de imágenes


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del aire (efecto bodega) previamente a su circulación por el edificio. Para el movimiento del aire ventilado se dispusieron chimeneas solares para calentamiento y extracción por efecto termosifón. También se previó el ahorro de energía eléctrica destinada a la iluminación, mediante el diseño de lucernarios y galerías que aportaban luz natural y el empleo de un sistema de fotómetros que deciden cuándo es preciso recurrir a la electricidad. Las salas de reunión se equiparon con sensores de presencia que contribuyen al ahorro energético. Atendiendo a su funcionalidad, carácter bioclimático e integración paisajística, el edificio se vistió exteriormente con losas de piedra caliza, sustituidas por madera de pino en la fachada norte, donde se localiza el grueso de las oficinas, y en el lado sur, por una galería acristalada que actúa como captador de energía solar y que recuerda conceptualmente las típicas galerías de la arquitectura tradicional asturiana. La originalidad, la calidad constructiva y la concepción del inmueble hicieron que fuera seleccionado para representar a España en la Conferencia Internacional sobre Arquitectura Sostenible Green Building Challenge 2005, y también se presentó como ejemplo de edificación sostenible en la 4.ª Semana sobre Calidad en la Edificación, Técnicas y Políticas hacía una Edificación Sostenible, organizada por la Fundación de la Calidad de la Edificación de Asturias (FECEA).

Exposición de vehículos y maquinaria en la plaza Mayor con motivo de la celebración del 25.º aniversario de EMULSA EMULSA, Archivo de imágenes

En el otoño de 2003, después de dos decenios trabajando en unas instalaciones inadecuadas, el personal directivo, técnico y de oficinas de EMULSA pasó a ocupar la nueva sede, procediéndose así a la centralización de todo el personal en una instalación única, lo cual mejoraba notablemente la operatividad del conjunto de la empresa. Además de un espacio grato para trabajar, el nuevo edificio, cuyo coste se elevó a 1,3 millones de euros, trascendió de su función elemental de contenedor, propia de toda arquitectura, para convertirse en la seña de identidad de EMULSA, en la imagen edificada de los valores de progreso y modernidad hacia los que la empresa orienta su futuro. La ocupación de las nuevas instalaciones, como si de un regalo de cumpleaños se tratara, coincidió con los actos de celebración del vigésimo quinto aniversario de EMULSA: 118


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un programa de actividades diverso (mesas redondas, exposiciones, actos sociales con los trabajadores, etc.) con que se pretendía acercar la actividad de la empresa a la sociedad gijonesa, de modo que los ciudadanos pudiesen advertir la enorme transformación que en esos veinticinco años habían experimentado tanto la ciudad como la propia entidad, convertida ya en una empresa con una clara vocación medioambiental. Al despedir este año jubilar, EMULSA contaba con un capital humano (que siempre fue la base de la empresa) cifrado en 597 trabajadores, con la siguiente adscripción: 186 de Limpieza Viaria, 102 de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos (R.S.U), 128 de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos, 139 de Parques y Jardines, 7 de Señalización, 10 de Taller y 25 de Administración y Servicios Generales. El parque móvil, cuya modernización constituía una de las bases para la transformación de la empresa, se elevaba a 141 unidades; 44 de R.S.U, 52 de Limpieza Viaria, 35 de Parques y Jardines, 4 de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos, 4 de Señalización y 2 de Taller y Servicios Generales. Desde el punto de vista económico, las cuentas mostraban una empresa saneada y solvente, con un volumen de negocio que alcanzó los 21.543.503 euros; en el ejercicio se obtuvo un resultado positivo del ejercicio de 257.526 euros. IV.3. En el camino de la excelencia: De la limpieza pública a los servicios de medioambiente urbano (2006-2018) Esta nueva etapa comienza con un cambio sustancial en la concepción de la entidad y en la imagen que transmite, al pasar de Empresa Municipal de Limpiezas a Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano, cambio que refleja tanto la evolución y modernización de la propia empresa como la de la sociedad, en la que empieza asumirse la evidencia de que los residuos son un problema medioambiental de primer orden, por lo que resulta ineludible establecer una nueva forma de gestionarlos apostando, entre otras medidas, por la sostenibilidad, el reciclaje y la reutilización. A lo largo de este periodo, EMULSA centra sus esfuerzos en la integración de la innovación y el desarrollo tecnológico en el trabajo cotidiano, en la maquinaria y en la propia gestión de la empresa para aumentar la eficacia y la eficiencia de los servicios que presta a la ciudad y a los vecinos de Gijón.

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Entre las actividades programadas para festejar el 25.º aniversario de la empresa destacó una exposición que recogía su historia EMULSA, Archivo de imágenes


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Presentación de las nuevas incorporaciones a la flota de EMULSA en abril de 2007 EMULSA, Archivo de imágenes

Personal del Servicio de RSU en el año 2009 EMULSA, Archivo de imágenes

116 En 2013, EMULSA se adhirió al Pacto Mundial de las Naciones Unidas, por su compromiso para implantar los principios de la Responsabilidad Social Corporativa en su modelo de gestión, bajo diez principios articulados en cuatro bloques: derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y la lucha contra la corrupción. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2013.

Asociado a ese cambio de mentalidad, EMULSA asumió un compromiso con la sostenibilidad entendida en una triple dimensión: económica, social y medioambiental. Por la vía de la inversión en innovación y desarrollo tecnológico, desde la empresa se trabaja para reducir el impacto ambiental de las actividades, disminuyendo el consumo de recursos naturales e incorporando vehículos y maquinaria que reducen las emisiones contaminantes y sistemas de gestión que mejoran su eficiencia y las condiciones de trabajo, al tiempo que se promueven la sensibilización ciudadana y la divulgación de las buenas prácticas medioambientales. Es preciso señalar igualmente que durante este lapso temporal se llevó a cabo la implantación de nuevas tecnologías de la información y la comunicación (sistemas GIS y GPS en la flota para informatizar el seguimiento de los procesos desde las instalaciones de la empresa, puesta en servicio de un Centro de Control y Gestión Tecnológica, etc.) para incrementar la eficacia, la eficiencia y la rentabilidad de los servicios y poder así dar una respuesta adecuada a las nuevas necesidades de los gijoneses. En este sentido también es preciso resaltar el papel de la empresa municipal como avanzadilla en su sector al asumir y poner en marcha iniciativas vinculadas con la economía circular, un nuevo paradigma que va más allá de la recogida selectiva para transformar los residuos en recursos económicos por la vía de la reutilización y la elaboración de nuevos productos. Por añadidura, durante esta etapa de su historia, EMULSA avanzó en la aplicación efectiva de las políticas de género en la gestión de los recursos humanos, especialmente desde la instauración en 2008 del Plan de Igualdad. Como empresa pública municipal, en EMULSA adquirió una importancia creciente la responsabilidad social corporativa,116 mediante la que se busca un equilibrio entre los aspectos económicos y los beneficios sociales que aporta a las personas afectadas por su actividad. También aumentó la importancia de los procesos de transparencia y buen gobierno, estos últimos favorecidos con medidas como la incorporación al sistema de gestión de compras de los principios denominados «compra verde o ecológica» y «compra ética», la difusión de información de utilidad para los ciudadanos se realiza mediante la web, con un portal de compras online centralizado con el resto del Ayuntamiento de Gijón. A la puesta en marcha de estas líneas estratégicas no fue ajena la renovación en la 120


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Educar para el medioambiente Los viejos pedagogos escribieron que la educación no consistía en la mera transmisión de conocimientos, sino en la creación de personas nuevas, por cuanto que debía ser un instrumento para posibilitar el cambio y desarrollo personal. Este es el fundamento en el que se apoya EMULSA para elaborar sus programas de educación ambiental, a través de los cuales se busca acercar el trabajo de la empresa a la población y convertirla en activos medioambientales, en ciudadanos sensibles con el entorno y concienciados con la necesidad de reciclar y reducir los residuos. La educación ambiental de EMULSA se canaliza a través de dos vías: una destinada a escolares en horario lectivo, enmarcada dentro de la oferta educativa que desarrolla el Ayuntamiento de Gijón, y otra a través de campañas ciudadanas de concienciación medioambiental dirigidas al conjunto de la sociedad gijonesa, llevadas a cabo en escenarios y horarios diferentes. La primera, desarrollada en colaboración con el Área de Educación de la Fundación Municipal de Cultura, tiene como finalidad mejorar el conocimiento y el respeto del entorno que nos rodea, especialmente en todo lo relacionado con la biodiversidad y el medio ambiente urbano. Talleres, visitas guiadas y acciones educativas diversas, que se renuevan y amplían anualmente coincidiendo con el curso escolar, conforman este apartado, en el que talleres como «EMULSA man», «El huerto en miniatura» y «Observación de aves en el parque de Isabel la Católica» han tenido un éxito y una participación notables. Las campañas de concienciación más generalistas tienen el objetivo de sensibilizar e informar a los ciudadanos sobre cuestiones como el reciclaje, la reutilización y reducción de residuos, la limpieza viaria y la gestión de residuos, entre otras. En 2012 se llegó a un punto de inflexión en la sensibilización ciudadana, con la puesta en marcha de «Gijón verde nos gusta más», una campaña cuyo impacto positivo fue reconocido por la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA) en la categoría de comunicación internacional. Destinada a distintos colectivos y desarrollada en más de 25 acciones diferentes, esta campaña se apoyó en un vetusto camión reconvertido en punto limpio móvil y una furgoneta obsoleta transformada en punto de información. El viejo camión de recogida de muebles, con casi tres decenios de vida útil, ha servido para mostrar in situ a los gijoneses cuáles son

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los servicios que se ofrecen gratuitamente en los cuatro puntos limpios de Gijón. Además de tener un objetivo informativo y publicitario, los vecinos pueden depositar en este punto limpio móvil aquellos residuos destinados al reciclaje y que normalmente hay que llegar a los puntos limpios. La presencia temporal de estos dispositivos móviles en los distintos distritos y barrios de la ciudad refuerza las acciones de sensibilización que se desarrollan en espacios singulares como bibliotecas y centros municipales, sedes de asociaciones vecinales, colegios, parques y playas. Esta novedosa iniciativa contó con el concurso de los cuatro inspectores cívicos de la empresa. Esta figura se creó en 2011 con finalidad principalmente informativa (atender las quejas ciudadanas sobre la falta de cumplimiento de las normas de limpieza, detectar incidencias en relación con el mobiliario o el funcionamiento de los servicios, etc.) y educativa, y está plenamente integrada en el funcionamiento cotidiano de EMULSA. Desde el punto de vista de la sensibilización ciudadana, especialmente para el público escolar, las actividades vinculadas con la Semana Europea de la Prevención de Residuos han tenido un impacto muy positivo. El objetivo de estas jornadas, que comenzaron su andadura en 2009, no es otro que el de concienciar a la población sobre la prevención, el reciclaje y la reutilización de los residuos. Actividades como «La comida no se tira, la comida no es basura»,, desarrollada en los comedores escolares; «Cachivaches por el empleo»; «2020: Una odisea de la basura»; «La revolución marrón», y «Repair café» fueron algunas de las más destacadas.

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dirección de la empresa aprobada por el Consejo de Administración en noviembre de 2008, y que supuso el traspaso de la gerencia de Avelino Tejón a Pilar Vázquez, hasta ese momento al frente de la gestión financiera. IV.3.1. Las nuevas políticas de recursos humanos: El Plan de Igualdad de Género y la evolución de la plantilla En 2006, al comienzo de este nuevo periodo, la plantilla de EMULSA estaba formada por un promedio de 641 trabajadores empleados a tiempo completo, con la siguiente adscripción: 191 de Higiene Urbana, 131 de Gestión de Residuos, 127 de Limpieza de colegios y Edificios Públicos, 146 de Parques y Jardines, 8 de Señalización Vial y 38 repartidos entre el Taller, la Administración y los Servicios Generales. A todo este personal activo había que añadir a los trabajadores en fase de prejubilación, que también estaban dados de alta en la empresa.

Integrantes del Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos en 2009 EMULSA, Archivo de imágenes

Esta vía de las prejubilaciones y la adaptación de determinados puestos para el personal de mayor edad formaron parte de las estrategias puestas en marcha para facilitar la consolidación del proceso de modernización que se estaba llevando a cabo en la empresa. En definitiva, se trataba de evitar que el personal de mayor edad y escasa cualificación supusiese un freno para la incorporación de los nuevos métodos y tecnologías de trabajo. Por otro lado, la contratación en los años precedentes de un gran contingente de personal joven por la vía de las ofertas públicas de empleo permitió

La aprobación del Plan de Igualdad de Género en 2008 favoreció la consideración y la participación de la mujer en todos los estratos de la empresa EMULSA, Archivo de imágenes

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invertir la tendencia al envejecimiento de la plantilla y rebajar la edad media del conjunto, lo que fue especialmente significativo en los servicios de Limpieza Viaria y Parques y Jardines. El Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos era en ese momento el que agrupaba más personal con edad superior a los 55 años. En ese ejercicio, la presencia de la mujer en la plantilla suponía el 36 %, advirtiéndose un ligero incremento de la mano de obra femenina en servicios como Limpieza Viaria y Parques y Jardines, tradicionalmente ocupados por personal masculino, al tiempo que aumentaba discretamente la cuota masculina en el Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos. A partir de marzo de 2008, con la puesta en marcha del Plan de Igualdad, la participación y la consideración de la mujer en la vida de la empresa cambiaron sustancialmente. Con la firma del Plan, consensuado entre la dirección y los representantes del personal, se buscaba la equiparación efectiva entre los hombres y las mujeres dentro de la empresa. El Plan de Igualdad, pionero en Asturias, se concretó en una serie de medidas, que iban desde los procesos de selección hasta la conciliación laboral y familiar, pasando por la formación y la convivencia cotidiana, con el fin de desterrar estereotipos y comportamientos machistas.117 Entre las medidas más destacadas cabría señalar la fijación de una cuota paritaria en los procesos de selección de personal y promoción interna, la priorización del género menos representado en igualdad de condiciones, la inclusión de mujeres en los equi-

117 EMULSA fue la primera empresa municipal en aprobar y aplicar un plan de género, nacido al amparo de la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres. Su puesta en marcha estaba contemplada en el Convenio Colectivo en vigor entre 2008 y 2011, en el que se incluyeron los salarios base y complementarios de los distintos niveles y categorías profesionales, desapareciendo por primera vez en la historia de la empresa los impactos de género.

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pos de selección y valoración del personal y la conciencia de igualdad de género en los procesos de contratación, así como la realización de cursos y campañas de información sobre los derechos y deberes en materia de igualdad. Estas medidas fueron acompañadas de la divulgación de los Códigos Ético y de Conducta, documentos que habían sido aprobados en 2008 con el Plan de Igualdad. La aplicación de las medidas de género no se hizo esperar, y en la oferta pública de empleo que la empresa convocó en 2008 —conforme a lo consensuado con las centrales sindicales, se realizaba cada dos años— para cubrir las necesidades de la actividad estacional, además de seguir manteniendo los criterios para favorecer la inclusión de los colectivos menos favorecidos (jóvenes, desempleados mayores de 45 años y personas con cargas familiares),118 se aplicaron los criterios de igualdad de género, seleccionándose para la bolsa de peones 200 hombres y 200 mujeres. El balance de la aplicación de las políticas de igualdad fue muy positivo, y en poco tiempo se advirtió como el personal femenino mostraba más interés por la formación y por la realización de cursos de promoción interna, cuestión esta importante para alcanzar el objetivo de aumentar la presencia de mujeres en los puestos de responsabilidad. De forma paralela a estos cambios se produjo un aumento de las solicitudes de medidas de conciliación de la vida familiar y laboral, tanto del personal masculino como femenino. En diciembre de 2010, EMULSA recibió el reconocimiento oficial a sus esfuerzos para promover la igualdad de género en las políticas de recursos humanos con la concesión del distintivo Igualdad en la Empresa, otorgado por el Ministerio de Sanidad, Políticas Sociales e Igualdad.119 Sin embargo, el mayor reconocimiento hacia las políticas de igualdad es el que reflejan los datos de la participación de la mujer en el trabajo diario y en los órganos de gestión y dirección de la empresa, según los cuales, el porcentaje de mujeres pasó del 37,5 en 2008 al 38 en 2011, para situarse en el 39,4 al finalizar el ejercicio de 2017. Respecto a la evolución de la plantilla, es preciso destacar que la empresa municipal siempre ha mantenido una política de recursos humanos tendente a potenciar la estabilidad en el empleo, con crecimientos asociados a las necesidades y prestaciones de cada servicio —el aumento suele centrarse en Higiene Urbana y Parques y Jardines, asociado al aumento de las superficies atendidas— y a otros factores como el 125

Arriba: Operarios del Servicio de Parques y Jardines acondicionando una pequeña zona verde Abajo: Personal del Servicio de Higiene Urbana en 2009 EMULSA, Archivo de imágenes

118 La aplicación de políticas de inclusión social en los procesos de selección de personal y una activa y amplia acción social para con los trabajadores que lo necesitan (becas de estudios, ayudas por incapacidad, invalidez, accidente o fallecimiento, etc) forman parte de las señas de identidad de EMULSA y de su cultura empresarial. 119 En 2017, EMULSA renovó por sexta vez el distintivo de igualdad en la empresa otrogado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, haciéndose acreedor de este, según la comunicación del Ministerio, por: las actuaciones y medidas tendentes a facilitar la conciliación de la vida personal, familiar y laboral; las medidas para garantizar la igualdad de trato y de oportunidades en la selección y en la promoción profesional, y la adopción de planes de igualdad, acción positiva y publicidad no sexista de los productos o servicios. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017.


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Equipo directivo y de Administración en una imagen de 2009 EMULSA, Archivo de imágenes

absentismo,120 las condiciones meteorológicas o la concentración de actos públicos en determinadas épocas del año. Esta estabilidad se refleja en una tasa de temporalidad baja, que se mantiene a lo largo del tiempo entre el 17 y el 20 %, porcentaje promedio ligado a la necesidad de cubrir las interinidades y las actividades de carácter estacional. De este modo, si en 2011 la plantilla media se situaba en 656 empleados (199 de Higiene Urbana, 108 de Gestión de Residuos, 119 de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos, 172 de Parques y Jardines, 9 de Señalización Vial y 49 de Taller, Administración y Servicios Generales), al cierre del ejercicio de 2017 se cifró en 642 personas (207 de Higiene Urbana, 86 de Gestión de Residuos, 121 de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos, 169 de Parques y Jardines, 9 de Señalización Vial y 50 de Taller, Administración y Servicios Generales), con una edad media de 47,7 años. IV.3.2. La renovación de los órganos de gobierno y de la estructura empresarial Conforme a lo dispuesto en su estatuto fundacional, EMULSA sigue estando gobernada por una Junta General, órgano supremo de la empresa, cuyas funciones asume el Ayuntamiento en Pleno. La administración de la entidad está atribuida al Consejo de Administración, integrado por nueve consejeros (uno de los cuales ocupa la presidencia, sin ser un cargo ejecutivo) y formado por miembros designados a propuesta del Ayuntamiento, las organizaciones sindicales y la federación de asociaciones de vecinos.

El absentismo laboral ha sido uno de los caballos de batalla de la empresa a lo largo de toda su historia. La aplicación de políticas sociales, como las prejubilaciones, y la progresiva mejora de las condiciones de trabajo (asociadas a la mecanización y modernización de los medios y procedimientos de trabajo) han conseguido una paulatina disminución de este indicador, hasta situarlo en 2017 en un 7,03 %. 120

Los miembros del Consejo de Administración no perciben de la entidad retribución alguna por su representación, salvo el pago de las dietas por asistencia a los consejos, si bien en 2015, el Pleno Municipal acordó que los concejales con dedicación exclusiva o parcial no recibiesen esas dietas. En junio del año 2011, tras las elecciones municipales, el cambio de administración propició la remoción en los órganos de gobierno de la empresa; pasó a ocupar la presidencia del Consejo de Administración el concejal Fernando Couto Garciablanco, quien permaneció en el cargo hasta marzo de 2015, momento en el que fue sustituido por Esteban Aparicio Bausili. Entre mayo y noviembre de 2016, la presidencia pasó nuevamente al edil Fernando Couto Garciablanco. Desde el 8 de noviembre de 2016 hasta el momento presente (septiembre de 2018), 126


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la representación institucional de la empresa corresponde a Esteban Aparicio Bausili, en su calidad de presidente del Consejo de Administración. Por lo que respecta a la estructura empresarial, además del apuntado cambio en la gerencia con el nombramiento en noviembre de 2008 de Pilar Vázquez Palacios, también es preciso reseñar la creación en ese mismo año de la Dirección General de Servicios y Procesos y la Dirección General Financiera y de Planificación y Control,121 estructuras ambas dependientes de Dirección-Gerencia con las que se pretendía profesionalizar y mejorar el funcionamiento interno de la empresa. De estos órganos directivos dependían las Jefaturas de Servicio y Administración encargadas de dirigir los Servicios Operativos, con sus mandos intermedios, y los denominados Servicios Corporativos, que incluían Recursos Humanos, el Gabinete de Salud y Prevención de Riesgos Laborales, Taller, los Sistemas de Información y Compras, etc. Con el paso de los años, la estructura empresarial se fue aquilatando y reajustando para adecuarse al nivel de prestación de los servicios, al volumen de personal y a la incorporación de nuevos métodos y tecnologías en la gestión, comunicación e información empresarial. De este modo, de Dirección-Gerencia dependen actualmente tres estructuras básicas en el organigrama: Servicios Económicos y de Control y Planificación, Recursos Humanos, y Servicios Operativos y Mantenimiento.122 De los primeros dependen Administración (integra Compras, Contratación, y Almacén y Contabilidad), Control de Gestión (a la que se adscriben

Parte de la flota de Servicio de Gestión de Residuos en 2016 EMULSA, Archivo de imágenes

Desde EMULSA siempre se ha dado mucha importancia a la formación continuada del personal para mejorar la seguridad laboral, la profesionalización y la eficacia del servicio público EMULSA, Archivo de imágenes

La Dirección General de Servicios y Procesos fue ocupada por Ángel Miguel Jaime Gutiérrez hasta 2011, año en el que el cambio en el gobierno municipal propició que el puesto fuese ocupado por Manuel Álvarez Amandi, quien ocupó el cargo hasta 2016, estando vacante desde entonces. Por su parte, la Dirección General Financiera y de Planificación y Control fue asumida por la gerente, Pilar Vázquez Palacios.

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En el organigrama actual se mantiene la Dirección General Financiera y de Control, asumida por la gerente Pilar Vázquez, pero no así la Dirección General de Servicios y Procesos. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017.

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Control de Producción y Sistemas Integrados de Gestión, este último externalizado), Sistemas de Información y Relaciones Ciudadanas (agrupa al Coordinador Ciudadano-Inspección Cívica y a Información y Relaciones Ciudadanas). De Recursos Humanos dependen Relaciones Laborales y la Unidad Básica de Salud y Prevención de Riesgos Laborales. Por su parte, a los Servicios Operativos y Mantenimiento se adscriben Higiene Urbana, Gestión de Residuos, Limpieza de Colegios y Edificios Públicos, Parques y Jardines, Señalización Vial y Mantenimiento de instalaciones, Equipos y Taller. IV.3.3. La mejora de las condiciones laborales y las atenciones al personal En su condición de empresa municipal de servicio público, el principal activo de EMULSA, el soporte sobre el que se articula toda la estructura, es el capital humano. Es por ello que la dirección siempre ha sido muy sensible al modo y las condiciones en que los trabajadores desempeñan sus tareas, por cuanto que la eficacia y la calidad de los servicios para satisfacer las demandas de los ciudadanos de Gijón, cuestiones estas que forman parte de la estrategia y valores esenciales de EMULSA, nunca serían las adecuadas sin la plena implicación del personal. La profesionalización de los trabajadores —clave para desterrar antiguos estigmas asociados a determinados servicios como Higiene Urbana o Recogida de Residuos Sólidos Urbanos— mediante de cursos específicos de capacitación y manejo de maquinaria y vehículos, y la formación continua en seguridad y salud en el trabajo, resultan esenciales en este sentido.

Barredoras y baldeadoras rotuladas con la renovada imagen corporativa desarrollada por el estudio de Paco Currás, en 2009 EMULSA, Archivo de imágenes

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Es preciso señalar que, durante los últimos años, la empresa ha impuesto a toda la plantilla la realización obligatoria de un curso de Prevención de Riesgos Laborales de 50 horas de duración, formación con la que se pretende que el personal identifique los riesgos específicos a su puesto de trabajo, así como la forma de minimizarlos si no se pueden evitar. El compromiso de la empresa para procurar unas condiciones de trabajo de calidad y seguras para todos sus empleados se afianzó con la implantación de la certificación OSHAS 18001, que garantiza el cumplimiento de toda la normativa vigente en materia de seguridad y salud laboral.123

Todo el personal de los servicios operativos de EMULSA dispone de un uniforme de verano y otro de invierno, adaptados a las exigencias y los condicionantes del trabajo EMULSA, Archivo de imágenes

Otras acciones destacadas para mejorar la seguridad y las condiciones laborales son la revisión periódica de los locales de trabajo, la maquinaria y los vehículos (además de otros elementos sujetos a revisión obligatoria), tareas llevadas a término por los capataces. Estas medidas corren parejas a la adquisición de vehículos y maquinaria cada vez más ergonómica, eficiente y segura, con la que se evita la realización de determinadas tareas cuyo desempeño con medios manuales implica riesgos graves para los operarios.124 Desde hace más de un decenio, la salud y la seguridad en el trabajo en EMULSA se atienden de forma mancomunada con el Ayuntamiento de Gijón, a través de un servicio médico y dos técnicos en prevención que dan cobertura al 100 % de la plantilla. Este servicio médico de vigilancia de la salud laboral realiza tanto los reconocimientos médicos previos a la

Iniciado el proceso de esta certificación en sistemas de gestión de salud y seguridad laboral en 2011, desde su implantación al año siguiente, dicha certificación fue renovada periódicamente hasta el presente ejercicio.

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Dos ejemplos claros en este sentido son la adquisición, en 2017, de un robot de siega teledirigido para el Servicio de Parques y Jardines, con el que se evitan los riesgos derivados de la siega manual en aquellas zonas verdes con taludes muy pronunciados, y de una carretilla subescalera eléctrica para el traslado de muebles y objetos voluminosos para el Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Publicos. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017.

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Personal del Servicio de Parques y Jardines en 2009

incorporación del personal nuevo como los reconocimientos periódicos ordinarios de los trabajadores en activo, además de consultas especializadas y asistencia en accidentes. La política de seguridad y salud de la empresa tiene su reflejo en un índice de accidentalidad bajo, que en los últimos ejercicios ronda el 5,6 %, siendo los servicios de Limpieza Viaria y Parques y Jardines los que tienen mayor número de accidentes que causan baja laboral (en su mayoría inferior a una semana). Puede parecer intranscendente, pero la dotación de un vestuario de trabajo adecuado es una cuestión que importa mucho a los empleados y que resulta un claro indicador del grado de preocupación de la empresa por el bienestar y las condiciones de trabajo del personal. En EMULSA, desde la asunción del verde oscuro y el naranja de alta intensidad como colores corporativos e identificativos de su actividad medioambiental, los uniformes se renuevan periódicamente mediante concurso público, incorporando siempre las mejoras técnicas disponibles en el mercado en lo relativo a confort, durabilidad y seguridad de las prendas.

El último Convenio Colectivo se firmó a comienzos de 2018 EMULSA, Archivo de imágenes

En la actualidad, el personal operativo dispone de una equipación de invierno y otra de verano. La primera está compuesta por botas con membrana impermeable, puntera no metálica y plantilla textil antipinchazos; pantalón de invierno bicolor con cinta reflectante por debajo de la rodilla; forro polar o cortavientos con mangas desmontables, transpirable y con protección contra el frío y la lluvia (puede formar un solo conjunto con la chaqueta de agua), y polo de manga larga verde oscuro y naranja de alta visibilidad con cinta reflectante. Esta indumentaria básica de trabajo se completa con un equipo de agua compuesto por chaquetón y pantalón impermeables, con bandas reflectantes y certificados como equipo de protección individual (EPI). La indumentaria estival está formada por pantalón, cazadora y polo de manga corta con los colores corporativos, certificados como EPI y dotados con los correspondientes elementos reflectantes. El tejido del conjunto de las prendas debe presentar cierta oposición al desgarro, y garantizar tanto la seguridad y la protección de los trabajadores como la duración y resistencia al lavado y a las condiciones de trabajo. Toda la ropa se adquiere con las correspondientes certificaciones de seguridad, alta visibilidad, transpirabilidad e impermeabilidad cuando procede. Para que la ciudadanía pueda distinguir a los mandos intermedios del personal operativo, los primeros disponen de una vestimenta oficial de corte más clásico, compuesta por un 130


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La paridad como bandera

Tradicionalmente, en el sector empresarial en que EMULSA desarrolla su actividad, la presencia de hombres ha sido mayoritaria, sobre todo en los puestos directivos y los cargos medios. En la propia empresa, hasta finales de la década de 2000, la mujer estaba relegada a actividades tan concretas y estereotipadas como la limpieza de colegios y edificios públicos. Acabó con la brecha de género en EMULSA Pilar Vázquez Palacios, actual gerente de la empresa, que fue la primera mujer que se incorporó a la plantilla en un puesto directivo en el ya lejano año de 1981. En noviembre de 2008 sustituyó al ingeniero gijonés Avelino Tejón al frente de la gerencia, compatibilizando las responsabilidades del cargo con las atribuciones propias de la Dirección General Financiera y de Planificación y Control que venía desempeñando. Otra de las pioneras de la empresa fue Alicia Hornazábal Pérez, que ingresó en EMULSA en 1987 con el personal procedente de Industrias Mendoza, al crearse el Servicio de Señalización Vial. Vinculada desde el principio al Departamento de Contabilidad, en 2008 pasó a hacerse cargo de la Jefatura de Administración. En ese mismo ejercicio, Marta González Cortés se incorporó a la plantilla como la primera mujer en el Departamento de Recursos Humanos, que actualmente dirige. Fue precisamente en ese año, 2008, cuando comenzó en EMULSA la verdadera revolución de género; una revolución incruenta, pero revitalizadora como la lluvia de primavera. El instrumento que impulsó la transformación fue el primer Plan de Igualdad, con el que se buscaba la equiparación efectiva entre hombres y mujeres den-

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tro de la empresa. El establecimiento de la paridad en los procesos de selección de personal y ascensos, las medidas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, y la inclusión de mujeres en los equipos de selección y valoración en los procesos de selección de personal fueron algunas de las medidas dimanadas de este plan que contribuyeron a cambiar la cara de la empresa. En 2010, el esfuerzo por la igualdad y por desterrar comportamientos propios del pasado fue reconocido por el Ministerio de Sanidad, Políticas Sociales e Igualdad con el distintivo Igualdad en la Empresa, siendo la primera empresa municipal de España en obtenerlo. Si el ascenso de la mujer a los puestos de mando y responsabilidad en la empresa fue toda una proeza, su integración en los servicios operativos supuso un auténtico cataclismo que sacudió conciencias e hizo tambalear los cimientos del estereotipo de género. En efecto, cuando Margarita Martínez Balseiro, María Emma Fernández Álvarez y María Elisa García Álvarez se enfundaron el traje de faena y, carrito y escobón en mano, comenzaron a poner orden en el barrido del distrito de La Arena, no fueron pocos los vecinos que se sorprendieron al ver a aquellas mujeres menudas desempeñando tan diligentemente actividades que se tenían por exclusivas de hombres. Corría el año 1991. Por esas fechas también comenzaron a funcionar, en época estival, las brigadas de repaso de limpieza de playas y paseos, integradas por el personal femenino del Servicio de Colegios y Edificios Públicos, reconvertido estacionalmente para reforzar la higiene viaria. En el repaso a las pioneras de EMULSA, a aquellas mujeres que se olvidaron de los prejuicios y los estigmas sociales y de género para desempeñar sin complejos trabajos tradicionalmente considerados masculinos, no podían faltar Socorro Miranda Franco ni María Emma Fernández (después de pasar por Limpieza Viaria), que fueron las primeras en franquear las puertas de los parques y jardines gijoneses. Tampoco María Eugenia Meana, que comenzó como operaria, limpiando en la playa de San Lorenzo y barriendo, y que logró ascender hasta convertirse en la primera mujer en conducir un camión de recogida de residuos sólidos urbanos. Soplos de aire fresco que consiguieron una empresa más justa e igualitaria.

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traje de color gris marengo integrado por americana (o cazadora en verano), pantalón o falda, chaleco, jersey y corbata o pañuelo, prendas con sus correspondientes versiones de invierno y verano. El atuendo se completa con una prenda para protegerse del frío y la lluvia, una parka o anorak reversible de color negro o gris marengo y certificada como EPI. Otras acciones que han contribuido a una mejora significativa de las condiciones de trabajo, desarrolladas a lo largo de los últimos ejercicios, han sido la renovación en 2017 del Plan de Igualdad, con toda su batería de medidas tendentes a favorecer la igualdad de trato y oportunidades y la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, y la firma en febrero de 2018 del Convenio Colectivo 2016-2019, normativa esencial para regular la vida, las relaciones laborales y las condiciones de trabajo en la empresa.

En marzo de 2018 se firmó el nuevo Plan de Igualdad, que seguirá vigente hasta 2022 EMULSA, Archivo de imágenes

El convenio, pactado entre la dirección y el comité de empresa y ratificado por la mayoría de los trabajadores, recoge aspectos de tanto calado como la organización del trabajo; la jornada laboral (establecida en 37,5 horas de trabajo efectivo, compensándose y acumulándose los excesos semanales con descansos de igual cuantía); los horarios de cada uno de los servicios con atención a sus especificidades y sus posibles adaptaciones en función de las contingencias de los servicios públicos;125 las retribuciones salariales; todo lo relativo a descansos, permisos, excedencias y vacaciones, etc. Según señalaba la prensa local, el nuevo marco laboral introducía importantes mejoras, como por ejemplo unos 80 ascensos internos, medidas para aumentar la productividad, reducción del absentismo laboral y la siniestralidad, y mantenimiento de las jubilaciones parciales.126 IV.3.4. La eficacia y la eficiencia en la prestación de los servicios A modo de ejemplo se podría citar la fijación de los horarios del Servicio de Limpieza Viaria, donde se especifica detalladamente la actividad del servicio y su horario: limpieza viaria y especiales diurnas, limpieza viaria nocturna, servicios especiales para el día de Begoña, limpieza del arenal de San Lorenzo en la noche de los fuegos artificiales, desfile del Antroxu y cabalgata de Reyes, limpieza del Rastro, limpieza viaria y servicios especiales de tarde, barrido de repaso estacional y limpieza de playas en temporada estival. Boletín Oficial del Principado de Asturias, n.º 71, 26/3/2018.

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A lo largo del último decenio, en el marco de la política general de la empresa orientada hacia el continuo progreso en la modernización e innovación tecnológica para conseguir una gestión cada vez más eficaz y ofrecer un servicio público de calidad han tenido especial incidencia la potenciación de la mecanización, la puesta en marcha de programas específicos de mejora y la implantación de nuevos métodos y procedimientos de trabajo. También es de destacar el enorme esfuerzo que se viene realizando a lo largo de los últimos 133

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El Comercio, 2/2/2018.


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A finales de 2009 se presentaron los vehículos eléctricos Goupil EMULSA, Archivo de imágenes

años en la aplicación de las nuevas tecnologías para facilitar el desempeño del trabajo cotidiano de cada servicio. Este esfuerzo obtuvo su reconocimiento en 2014 con las certificaciones ISO 9001, ISO 14001 y OHSAS 18001 en Calidad, Medioambiente y Prevención de Riesgos Laborales para el conjunto de los servicios. En lo que respecta al Servicio de Limpieza Viaria, los nuevos procedimientos se centraron principalmente en la combinación del trabajo manual y mecanizado para ganar en calidad y efectividad, y en la potenciación del empleo del agua en la limpieza viaria, ya mediante el baldeo manual o empleando baldeadoras mecánicas (precisaban menor caudal de agua) y cubas dotadas de pértigas. Para dar una respuesta rápida y flexible en actuaciones esporádicas, también comenzaron a aplicarse de manera combinada las técnicas de soplado, aspiración mecánica y limpieza a presión, con una notable efectividad. Equipo de hidrolimpieza utilizado en la retirada de restos de chicles incrustados en las aceras EMULSA, Archivo de imágenes

Estos nuevos métodos de trabajo no habrían sido posibles sin un importante esfuerzo económico para mecanizar el servicio. En efecto, entre 2006 y 2009 se adquirieron tres fregadoras de aceras (decapadoras CMAR), ocho barredoras mecánicas de aspiración (Haiko City Master y City Cat) y seis baldeadoras de alta presión (City Lav), además de diez vehículos eléctricos de la casa Goupil, adquiridos en el último de los años citados. Estos elementos de transporte, muy versátiles y respetuosos con el medioambiente, se caracterizan por su capacidad para generar agua a presión que se emplea en tratamientos de higiene urbana. 2009 fue un año en el que se registró un aumento considerable de la carga de trabajo del servicio, con la incorporación de 31 calles a la 134


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En 2009 se implantó la recogida selectiva en las playas, instalándose contenedores de diseño marinero, unos con forma de caseta de playa y otros semejantes a una boya EMULSA, Archivo de imágenes

limpieza viaria y un crecimiento de 14.500 km, alcanzando los 345.809 km atendidos, circunstancia a la que se pudo hacer frente gracias al señalado incremento de los medios mecánicos. Este fue también el año de la implantación de la recogida selectiva en las playas; para estas se diseñaron dos tipos de contenedores de aire marinero, uno con forma de caseta de playa (para el arenal de San Lorenzo) y otro semejante a una boya (para las playas de Poniente y el Arbeyal). La incorporación de los nuevos vehículos para la modernización de los tratamientos de higiene urbana, a los que se añadió una nueva máquina para la eliminación de pintadas por hidrolimpieza y una máquina limpiaplayas, situó el parque móvil del servicio en 67 unidades en 2010, y permitió la puesta en marcha en ese año de un nuevo programa que se sumaba a la limpieza ordinaria y a las limpiezas especiales: la atención a los puntos de uso intensivo ciudadano. Se trataba de entrar al detalle y aumentar la calidad y los niveles de limpieza de aquellos lugares del casco urbano (tramos de acera, esquinas, pasos peatonales, zonas de juegos, etc.) que requerían una atención especial, bien por tener unos niveles de uso muy elevados, bien por registrar acumulaciones de suciedad anormales.127 Durante ese verano, más de 100 operarios del servicio pusieron en marcha el plan especial de limpieza de playas y zonas turísticas y hosteleras, que se alargó entre los meses de junio y septiembre y que se renovó en años sucesivos aumentando el número de intervenciones. El año 2010 marcó también un punto de inflexión en la progresión de los tratamientos mecanizados, al superar por primera vez en la historia de la empresa a la limpieza manual 135

El programa fue fruto de la experiencia acumulada en campañas precedentes como «Gijón Limpio, barrio a barrio» y del contacto directo con las asociaciones vecinales, siempre beligerantes en lo relativo a la limpieza de sus zonas de influencia. Actualmente, EMULSA atiende 728 puntos de uso intensivo, principalmente con los 12 vehículos eléctricos que cuentan con equipo de lavado a presión, que se complementan con los baldeos manuales o mecanizados que tenga asignados cada distrito.

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ordinaria; se situó en el 46,5 %, con 168.920 km tratados con medios mecánicos frente a los 157.752 atendidos de forma manual.128 En 2012, la adquisición de dos baldeadoras, tres barredoras y dos vehículos eléctricos elevó nuevamente el porcentaje de limpieza por medios mecánicos hasta situarlo en el 55,25, y facilitó la ejecución de otras actuaciones novedosas, como el primer plan de choque de limpieza en polígonos industriales. En ese año, los esfuerzos para alcanzar la excelencia en la realización de las actividades del servicio se vieron recompensados con la obtención de las certificaciones ISO 9001, 14001 y OSHAS 18000 en Calidad, Medioambiente y Prevención de Riesgos Laborales. También se consiguieron revalidar otras distinciones, como Ecoplayas concedido por ATEGRUS, la Q de Calidad Turística para los arenales urbanos otorgada por el Instituto para la Calidad Turística Española y la Escoba de Plata. Para fomentar la separación de residuos, EMULSA comenzó en 2018 a implantar en los espacios de ocio el contenedor gris, destinado a los residuos no reciclables que no tienen cabida en los otros contenedores EMULSA, Archivo de imágenes

Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2010.

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En los años siguientes, la incorporación de más medios mecánicos permitió proseguir con la modernización del servicio, incrementando la productividad y efectividad mediante la combinación de diferentes técnicas de limpieza y aumentando año tras año el número de kilómetros lineales atendidos (444.328 en 2017). Por otra parte, la continua incorporación de nuevos viales a la trama urbana obligó a revisar periódicamente los distritos de barrido y baldeo con el fin de aprovechar más eficazmente los recursos disponibles. La modernización también se diri136


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El programa especial de limpieza «EMULSA por todos los barrios» tuvo muy buena aceptación social EMULSA, Archivo de imágenes

gió hacia los locales de trabajo, y se realizaron obras de adecuación y mejora en muchos de ellos. Es de destacar la puesta en servicio en 2016 del situado en la calle Valencia, en el barrio de Pumarín, adquirido para reemplazar al arrendado en la calle Soria del mismo barrio, con vestuarios y guardería de material y vehículos, y dotado de equipos informáticos. Actualmente, con una plantilla media de 207 efectivos y un parque móvil de 79 vehículos (en 2017 se invirtieron 993.482 euros para mejorar el servicio),129 la actividad diaria se distribuye en 58 distritos de barrido manual, 16 de baldeo manual, 14 de barrido mecánico y 11 de baldeo mecánico. También se mantiene una intensa actividad en servicios complementarios como la descartelización y retirada de pegatinas, la reparación y mantenimiento de papeleras, la atención a barrios, la desratización, la eliminación de vertederos ilegales, los festejos, etc., y se llevan a cabo programas especiales de limpieza como «EMULSA por todos los barrios», el plan de lavado de aceras, el de eventos y el de lucha contra la contaminación de la zona oeste de la ciudad, entre otros. En el Servicio de Gestión de Residuos, la transformación de más alcance se produjo con la progresiva implantación del sistema de recogida lateral, mucho más eficiente que el precedente, y que permitió aumentar la capacidad de los contenedores; ello conllevó una disminución de las unidades situadas en la calle, dando más servicio con un menor impacto visual. Además, este sistema automatizado es mucho más se137

En 2014 finalizó la implantación del sistema de recogida lateral en todo el concejo de Gijón EMULSA, Archivo de imágenes

El detalle de la flota de Higiene Urbana al finalizar el ejercicio 2017 era: 22 barredoras de aspiración, 15 baldeadoras de alta presión, 2 camiones volquete portacontenedores, 2 cubas de baldeo, 1 vehículo eléctrico de caja abierta, 11 vehículos eléctricos con bomba (Goupil), 3 fregadoras, 1 tractor, 34 furgones y furgonetas y 3 furgonetas eléctricas. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017.

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guro para los trabajadores, por cuanto todas las operaciones de recogida se realizan desde la cabina del camión recolector, y menos molesto para los vecinos, pues al no arrastrarse los contenedores, los ruidos son menores. En el año 2014, con la instalación de 190 contenedores de recogida lateral en la zona de Serín, se dio por culminado el proceso de implantación de este método de recogida,130 llevándose a efecto una reorganización de recursos que permitió reducir tres distritos de recogida de residuos y uno de recogida de muebles, y trasvasar recursos a otras actividades. Para llegar a este estadio fue precisa una inversión millonaria en nuevos recolectores y contenedores específicos para este tipo de carga.131 En este sentido es de destacar la instalación en 2011 de más de 180 contenedores accesibles para la recogida de residuos sólidos, fracción resto (no reciclables), que fueron distribuidos atendiendo al reparto de las plazas de estacionamiento reservadas para personas con movilidad reducida. Dos años después, con un parque de contenedores formado por 3.856 unidades de selectiva en superficie, 398 unidades de selectiva soterradas y 3.265 unidades de recogida en masa (42 soterradas y 114 accesibles), estos dispositivos fueron dotados de códigos QR que recogen información referente a residuos y reciclaje, y a cuyo contenido se puede acceder mediante dispositivos móviles, en un claro ejemplo de la aplicación de las nuevas tecnologías para mejorar la calidad y la eficiencia del servicio público.

A lo largo de ese ejercicio se instalaron 18 nuevos contenedores de residuos sólidos, fracción resto, y 11 baterías de contenedores selectivos, distribuidos en ocho parroquias de la zona rural del concejo. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2014.

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Entre 2006 y 2014 se adquirieron para el Servicio de RSU 18 chasis Renault Premium equipados con distintas cajas compactadoras y 2 lavacontenedores Iveco de carga lateral. En 2011 también se incorporaron dos camiones Renault Access con cabina de piso bajo de carga trasera, los primeros de su clase que circularon por España, que fueron destinados a la recogida en la zona rural.

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Desde una perspectiva medioambiental —al reducir considerablemente el impacto visual, la utilización del espacio público, y los ruidos y los malos olores— y de comodidad de uso para el ciudadano, tuvo mucha repercusión la ejecución del plan de soterramiento de contenedores de selectiva, iniciado en el paseo del Muro de San Lorenzo en el año 2012 y que supuso la ocultación de 26 contenedores distribuidos en 12 situaciones a lo largo del paseo marítimo, con una inversión de 342.000 euros. El plan, ampliado a la recogida en masa, se extendió a lo largo de los ejercicios siguientes a la zona centro y a otros barrios de la ciudad como El Llano, La Calzada o La Arena, de modo que en 2016, año en el que se ejecutaron 31 soterramientos de fracción resto en 13 lugares y de 18 contenedores de selectiva en 6 baterías con diferentes emplazamientos, había 183 unidades de fracción resto y 470 unidades de selectiva bajo el pavimento de la ciudad. En 138


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este año también se puso en marcha un plan específico de lavado de contenedores, con una frecuencia media de higienización de 16 días por contenedor. El esfuerzo por dotar de mayor número de puntos y mejores instalaciones de recogida de residuos se inscribe en el conjunto de iniciativas de EMULSA que buscan mejorar la satisfacción de los ciudadanos y el logro de objetivos ambientales a través del incremento de la recogida selectiva. De hecho, el principal objetivo del servicio está determinado por el programa 2020 de la Unión Europea, según el cual, el 50 % de los residuos generados tiene que destinarse al reciclado o a la reutilización. En este sentido constituyó un gran paso adelante la puesta en marcha en 2015 del proyecto piloto de recogida selectiva de residuos orgánicos, iniciado de forma experimental en el Polígono de Pumarín y ampliado a otros cuatro barrios (Montevil, Nuevo Gijón, Nuevo Roces y Viesques) a lo largo de los dos años siguientes. 132 El proyecto de implantación del quinto contenedor, el marrón de la fracción orgánica, fue acompañado de una importante campaña de información ciudadana. Si bien el proceso de renovación y ampliación del número de contenedores para el depósito de los residuos es continuo, y la capacidad de los contenedores de recogida selectiva o en masa se incrementó de forma gradual a lo largo de los últimos años, EMULSA dio en 2016 un salto de calidad mirando hacia el futuro con la licitación pública del proyecto de homogeneización y renovación del parque de contenedores. El contrato, adjudicado a la empresa Formato Verde, estableció la renovación durante un plazo máximo de cinco años de 5.520 contenedores de residuos (1.735 de fracción resto, 1.155 de orgánica, 830 de papel/cartón, 830 de envases, 830 de vidrio y 145 con accesibilidad especial), elementos que ofrecen una estética renovada y mejorada respecto a los precedentes. Los nuevos contenedores se caracterizan por estar adaptados para instalar un dispositivo electrónico de control de acceso mediante la tarjeta ciudadana, que permite identificar a los usuarios y obtener información sobre los hábitos de uso. Los colores de las tapas (gris, marrón, azul, amarillo y verde) asociados a las distintas fracciones son los que facilitan su identificación. A finales de 2017 ya se habían instalado 190 de estos nuevos equipos. 139

El balance del plan piloto de recogida de fracción orgánica fue un éxito, recogiéndose 140.000 kg de residuos que fueron tratados en la planta de biometanización de COGERSA para generar biogás y compost. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2015. 132


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El Punto Limpio de Tremañes comenzó a prestar servicio en 2010 EMULSA, Archivo de imágenes

Las campañas de concienciación, las iniciativas como la recogida puerta a puerta de cartón comercial y vidrio de hostelería, la recogida selectiva de aceites de uso doméstico en supermercados y la entrada funcionamiento, en 2010, del Punto Limpio de Tremañes,133 obra financiada con fondos FEIL y ejecutada conforme al proyecto de los arquitectos Enrique Argüelles y Maximiliano de la Rasilla, unidos a los proyectos anteriormente descritos y cuyo objeto último no era otro que mejorar la calidad y eficiencia del servicio público, tuvieron su reflejo en un descenso significativo en la producción de residuos desde el año 2010, pasando de 143.100 t a 125.600 en 2017. En este ejercicio, si bien se produjo un ligero incremento respecto al año precedente, se mejoró la segregación, situándose el porcentaje de residuos destinados al reciclaje en un 25,3 %; esta es la mejor cifra en la historia de la empresa, pero todavía está alejada del 50 % fijado en las directivas europeas y el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos para el año 2020. En esta política de impulsar el reciclaje y la economía circular se enmarca también la puesta en marcha, a finales del año 2016, del Consejo para la Prevención y el Reciclado de Residuos de Gijón/Xixón, un órgano consultivo que tiene por objeto favorecer la participación de los ciudadanos, sus asociaciones y otras entidades interesadas en el conocimiento, la planificación y la gestión de los asuntos relacionados con la protección del medioambiente, la gestión de residuos y la mejora de la calidad de vida y la sostenibilidad en el municipio. Con una plantilla media de 86 trabajadores y un parque móvil integrado por 64 vehículos134 a finales de 2017, el Servicio de Gestión de Residuos, además de la recogida domiciliaria en

En 2010 también se acometieron obras de mejora en los otros tres Puntos Limpios de la ciudad para las certificaciones en Calidad ISO 9001 y Medio Ambiente 14001, que se obtuvieron al año siguiente. En 2014, los Puntos Limpios también fueron certificados en Prevención de Riesgos Laborales según la norma OHSAS. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2011 y 2014.

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134 Al final del ejercicio 2017, la flota de RSU estaba formada por 22 recolectores de lateral (dos propulsados por gas natural comprimido), 2 recolectores de trasera, 7 lavacontenedores de lateral y trasera, 7 camiones caja y grúa, 3 portacontenedores, 1 tractor y 22 furgones y furgonetas. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017.

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los 19 distritos en los que está dividido el municipio, viene llevando a cabo una gestión eficiente de los Puntos Limpios, la recogida de muebles, el traslado de contenedores de gran volumen y de la recogida selectiva de envases ligeros, vidrio, y papel-cartón, entre otras actividades. Como es sabido, el Servicio de Parques y Jardines se ocupa de la limpieza y mantenimiento de las zonas verdes del concejo, el aseo y mantenimiento del mobiliario y los elementos propios de estos espacios (estanques, bancos, papeleras, etc.), el mantenimiento de los sistemas de riego,135 el cuidado de las zonas de recreo infantil y la plantación, conservación y mantenimiento del arbolado de calle. A lo largo del último decenio, periodo en el que la superficie verde objeto de atención no paró de crecer hasta situarse en 3.762.026 m2 al finalizar el año 2017, los esfuerzos se focalizaron en impulsar una jardinería medioambientalmente más sostenible que permitiese utilizar los recursos disponibles de un modo más eficiente y racional; se trataba de dar pasos hacia un modelo de gestión que posibilitase el mantenimiento de las zonas verdes públicas a un menor coste, para de este modo poder asumir nuevas tareas sin aumentar los medios humanos y materiales. Todo esto no habría pasado de desiderátum sin la implicación del personal, al que se forma y recicla de manera permanente, y sin un notable esfuerzo inversor por parte de la empresa para poner en liza vehículos y maquinaria cada vez más eficaces y respetuosos con el medioambiente (reduciendo las emisiones contaminantes, la contaminación acústica, el consumo de agua, etc.) y herramientas de gestión más eficientes, como el denominado GIS de Parques y Jardines: un sistema informático que permite disponer de información detallada y georreferenciada sobre usos del suelo, mobiliario, arbolado, infraestructuras, etc. Desde la perspectiva medioambiental, el servicio apostó pronto por el empleo de técnicas de jardinería sostenible (las labores de jardinería siguen ocupando la mayor parte de la actividad) y por la potenciación del riego automático, instalando sensores de humedad para favorecer el ahorro de agua y el riego eficiente. En 2014 se fue un paso más allá en este sentido con el proyecto de riego en remoto, que se aplicó de forma experimental en zonas verdes de Roces y Montevil y en el cual se sigue trabajando.136

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La utilización de vehículos y maquinaria cada vez más eficientes y respetuosos con el medioambiente, así como la aplicación técnicas de jardinería sostenible, han mejorado sustancialmente la eficiencia del Servicio de Parques y Jardines EMULSA, Archivo de imágenes

135 En 2009 se creó dentro del Servicio de Parques y Jardines una brigada permanente para la realización de los trabajos de infraestructura en las zonas verdes. En 2013 se habilitó también un equipo de intervención rápida destinado a velar por el correcto mantenimiento de los espacios de recreo infantil.

Según la Memoria de Gestión de 2017, a 31 de diciembre la superficie gestionada con la aplicación de riego en remoto ascendía a 386.262,65 metros cuadrados. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017.

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Robot cortacésped teledirigido incorporado en el año 2017 EMULSA, Archivo de imágenes

Camión de caja bicompartimentada del Servicio de Parques y Jardines EMULSA, Archivo de imágenes

En los últimos años se está experimentando también con métodos alternativos a los tratamientos fitosanitarios convencionales para el control de plagas en árboles y arbustos, mediante elementos biológicos como las feromonas o técnicas como la endoterapia (inyección en el tronco a baja presión de sustancias nutritivas o curativas), aplicada para atajar el pulgón del tilo, cuya melaza embaraza los suelos durante el estío y provoca muchas incomodidades a los viandantes. Igualmente, para la eliminación de malas hierbas se están empleando técnicas más ecológicas y alternativas al uso de herbicidas. Otra opción que se está ensayando es el denominado mantenimiento diferenciado o ecológico, que persigue disminuir las horas de siega en época estival mediante el establecimiento de islas en las que se reducen las frecuencias de siega. Este sistema, experimentado en el parque Fluvial, posibilita mejorar el equilibrio de los ecosistemas, pues mantiene zonas de cobijo y alimento para la fauna salvaje. Desde la incorporación al servicio en 2011 de los tres primeros vehículos eléctricos de la marca Goupil, la movilidad sostenible no ha dejado de ser una opción en continuo crecimiento debido a su influencia directa en la reducción del consumo energético y las emisiones contaminantes. Así, entre 2016 y 2017 se incorporaron al parque móvil del servicio seis furgonetas eléctricas, y en 2018, un furgón y una furgoneta Fiat impulsados por gas natural comprimido. Del mismo modo, en 2014 comenzó un proceso, aún en marcha, de sustitución paulatina de la maquinaria alimentada por combustibles fósiles por unidades eléctricas mantenidas con baterías (cortasetos, desbrozadoras, podadoras de altura, etc.), elementos medioambientalmente más sostenibles y eficientes y que reportan más seguridad para los trabajadores. En este sentido es destacable la adquisición en 2017 de un robot cortacésped teledirigido de la casa Agria, que se emplea en las labores de siega de zonas verdes con taludes muy verticales; con ello se eliminan los riesgos derivados de la realización manual de estos trabajos. Las últimas incorporaciones de tractores de siega Toro Groundmaster, Iseki y Kubota, muy versátiles, de amplia superficie de corte y equipados con sistemas de reciclado, también contribuyeron a mejorar la eficiencia y la productividad en las labores de mantenimiento de las zonas verdes municipales. 142




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Un

árbol con raíces recicladas

Como es sabido, la sidra es la bebida por excelencia de Asturias, tanto por tradición como por producción y consumo. Tal es así que, hoy en día, la sidra natural asturiana ha sobrepasado su condición de bebida social para convertirse es uno de los símbolos más representativos de la región. Apelando a ese carácter simbólico y fácilmente identificable, en el año 2013, EMULSA se planteó crear un elemento simbólico, al modo de las esculturas urbanas, que contribuyese a despertar la conciencia de los ciudadanos sobre la necesidad de reciclar y reaprovechar, tomando como inspiración el mundo de la sidra. Así nació el conocido como Árbol de la sidra, una pieza formada por 3.200 botellas de sidra reutilizadas que se implantó en el paseo que bordea el Puerto Deportivo, que los gijoneses siguen refiriéndose cariñosamente como «el Muelle». La estructura, de casi 8 toneladas, se instaló en agosto de 2013 coincidiendo con los festejos de la patrona de la ciudad, nuestra señora de Begoña, y el Festival de la Sidra. Fue diseñada y construida por la empresa Pidemut, especializada en el trabajo con el vidrio, el aluminio y el acero, en colaboración con el estudio de arquitectura Labaula, que ganó el concurso público convocado al efecto. La cantidad de envases utilizados en este faro verde, iluminador de la conciencia ecológica de gijoneses y visitantes, era el equivalente al consumo medio anual de vidrio de cien familias. Este árbol singular, concebido con una finalidad didáctica y de concienciación sobre el reciclaje y la sostenibilidad ambiental, pronto enraizó en la cultura popular y festiva del pueblo gijonés, que lo convirtió en una pieza más del crecido patrimonio simbólico e identitario de la ciudad. También se convirtió en la foto que no puede faltar en el álbum del visitante de Gijón. Con su peculiar estructura tubular y su permanente recuerdo al líquido ambarino que fluye por las gargantas de los asturianos como los ríos de la región al mar Cantábrico, este árbol de raíces recicladas trascendió de su condición educadora para renovar el paisaje de uno de los espacios más entrañables del viejo Gijón, el que se arracima como las manzanas del árbol sidrero en tono a la plaza del Marqués.

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La modernización de los locales de trabajo y la habilitación de otros nuevos dotados de vestuarios y guardería de vehículos y maquinaria, como el edificio bioclimático de Los Pericones (2010), el local del Palacio de los Deportes de La Guía (2013) y los de la calle Valencia (compartido con Higiene Urbana) y el Lauredal (los dos últimos en 2016) fueron también un factor importante en la mejora de las condiciones de trabajo y en la eficiencia de este servicio público. Desde la óptica de la sostenibilidad están teniendo un impacto muy positivo otras medidas encaminadas a mejorar la gestión de los residuos vegetales obtenidos en el trabajo cotidiano por la vía del perfeccionamiento en su segregación, separándolos en contenedores específicos para su posterior envío a la planta de compostaje de COGERSA. Prácticas como la reutilización de los restos de poda para el acolchado de alcorques tras su astillado con biotrituradora, se ven favorecidas con la incorporación en 2017 de un camión de caja bicompartimentada que permite recoger de forma separada residuos vegetales y procedentes de poda, así como residuos mezclados no reciclables procedentes de las papeleras. Además, el vehículo facilita la reducción de emisiones al disminuir los desplazamientos hasta el vertedero. Un compromiso con el verde gijonés y el medioambiente sostenido en una plantilla media de 169 trabajadores y una flota específica de 96 vehículos.137

137 Al finalizar el ejercicio 2017, la flota del Servicio de Parques y Jardines estaba constituida por 32 tractores de siega y un robot teledirigido, 3 camiones grúa, 5 recolectores de trasera, 1 recolector bicompartimentado, 9 plataformas elevadoras, 1 cuba de riego, 3 vehículos eléctricos y 42 furgones y furgonetas. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017.

Desde comienzos de la segunda década de 2000, el Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos, siguiendo la dinámica general de la empresa, también se embarcó en el proceso de modernización y mejora de la eficiencia del servicio con la introducción de nuevos métodos de trabajo, sistemas de gestión y planificación más eficaces (en 2009 se implantó un plan de calidad para una evaluación continua de la prestación), y maquinaria y vehículos más efectivos y menos contaminantes y ruidosos. También se apostó por la utilización de productos de limpieza no tóxicos y respetuosos con el medioambiente. El utillaje específico, tanto para las limpiezas interiores como para los cristales y patios, también se fue modernizando para mejorar la calidad de los tratamientos y las condiciones de trabajo de los operarios, y se adquirieron medios más ergonómicos y seguros. Por otra parte, las mejoras en la planificación y la reordenación de las actividades permitieron asumir el incremento de la carga de trabajo derivada del aumento del número de aulas, equipamientos municipales (en 2012 comenzó la atención de interiores en el Jardín Botánico Atlántico) 146


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y programas socioeducativos como 11x12, que generan un intenso uso de las instalaciones educativas, todo ello sin incrementar el número de efectivos. También permitieron recuperar las tareas de limpieza de centros o instalaciones públicas que estaban subcontratadas. En estos años, la preocupación por mejorar la eficacia de los trabajos y la satisfacción de los usuarios llevó a la realización de planes de choque específicos, como el destinado a la limpieza de persianas, sumideros y papeleras. Es de destacar la implantación de la recogida selectiva en los colegios en 2013, que fue acompañada de una campaña de concienciación dirigida específicamente a los centros educativos. El empleo de técnicas como el decapado y abrillantado de suelos, el fregado plano (paulatinamente se fueron sustituyendo los carritos tradicionales por otros de fregado mixto) y la potenciación del uso del agua (mediante baldeo manual o mecánico en colaboración con el Servicio de Higiene Urbana) y una barredora mecánica en la higienización de los patios fueron determinantes para aumentar los rendimientos del servicio. Desde el punto de vista medioambiental y de eficacia, las labores de limpieza de los patios mejoraron sustancialmente con la adquisición en 2015 de un vehículo eléctrico con bomba de agua a presión con el que se pudo hacer frente al tratamiento de manchas de excrementos de aves, acción muy demandada por los usuarios. En los últimos ejercicios, el personal también se ocupa del control y eliminación de las malas hierbas en los patios, y colabora en pruebas deportivas y limpiezas especiales. Con una plantilla media de 121 trabajadores, una barredora, cuatro furgonetas y furgones y un vehículo eléctrico, en el servicio se sigue trabajando en la aplicación de criterios de calidad y de normalización de los procedimientos. De todos los servicios de la Empresa Municipal de Medio Ambiente Urbano, quizás sea el de Señalización el que menos avances ha experimentado en los últimos años en cuanto a procedimientos y métodos de trabajo. Como ya ha quedado escrito, su actividad es bastante estable en el tiempo, tanto en lo relativo a la instalación, reposición y mantenimiento de la señalización vertical como en lo tocante a la a horizontal, ambos servicios condicionados por la actividad urbanística y por los cambios en la regulación del tráfico y en la seguridad vial determinados por la Oficinal Municipal de Tráfico, que es la que tiene las competencias en la materia. 147


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El Servicio de Señalización Vial dispone de varias máquinas pintabandas para la señalización horizontal Arriba: la máquina MVM 150 Archivo Javier Granda

Con una plantilla media de nueve trabajadores, tres máquinas pintabandas autopropulsadas y tres furgones, el servicio viene realizando a lo largo del último decenio entre 2.200 y 3.800 actuaciones al año de señalización vertical y manteniendo entre 30.000 y 40.000 m2 de superficie en señalización horizontal. La incorporación en 2011 de la última de las máquinas para la señalización horizontal (MVM 150) permitió mejorar notablemente el rendimiento y la calidad en este tipo de trabajos. A lo largo de este periodo se han llevado además a término algunos proyectos de gran repercusión para el interés público, como el plan especial de señalización rural, iniciado en 2012 y que movilizó a un equipo de seis personas durante varios meses para pintar las carreteras y caminos locales del concejo y colocar señales nuevas, así como ocuparse de la limpieza y afianzamiento de las existentes.138 Otra actuación destacada fue la campaña especial para la renovación de la señalización de los carriles bici de la ciudad, abordada en 2016.139

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En lo referente a la señalización vertical, cabe destacar que durante los últimos años, la empresa ha realizado un importante esfuerzo económico orientado a mejorar la calidad de las señales, sustituyendo las de acero por otras de aluminio de mayor durabilidad y estética más moderna. También se mejoró su instalación por medio de ménsulas y soportes más robustos, de manera que las intervenciones de reparación y renovación se han reducido considerablemente. En la señalización horizontal, las novedades referentes a las técnicas de trabajo y los materiales son más bien limitadas. Se mantiene la pintura de clorocaucho aplicada con máquina autopropulsada para líneas, y la de dos componentes y aplicación manual para zigzag, cebreados, bandas, pasos y marcas viales. Este sistema, casi artesanal, requiere una alta cualificación del operario pero no permite productividades muy altas, aunque sí acabados de gran calidad, resistencia y seguridad para los usuarios, ya sean vehículos o peatones.

139 Los primeros trabajos de este tipo se llevaron a cabo en 2010, cuando la ciudad completó y abrió a la circulación la red de carriles bici que comunica el centro urbano con los distintos barrios de la ciudad.

Para reducir el impacto medioambiental de la actividad, en la señalización horizontal se está experimentado con el empleo de nuevos materiales, como el termoconformable —de momento empleado en pasos de peatones y marcas viales— y las cintas adhesivas con lámina reflectante de alta intensidad, con las que se pretende sustituir la pintura amarilla de clorocaucho, más agresiva y peligrosa para los trabajadores.

Cuba de baldeo n.º 48, uno de vehículos más veteranos de la flota, y recolector Renault Access de piso bajo EMULSA, Archivo de imágenes

El balance inicial de este plan especial de señalización rural (se prorrogó hasta 2014) se saldó con la pintura de más de 350 kilómetros de línea blanca (sobre todo de borde de calzada) y 464 señales verticales nuevas. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2012.

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IV.3.5. Más sostenibles, más eficaces: La renovación de la flota Una de las piedras angulares del proceso de modernización de EMULSA ha sido la renovación periódica del parque móvil y la maquinaria específica de cada servicio. La actualización de la flota de vehículos, que a lo largo de la historia de la empresa ha consumido una ingente cantidad de recursos dinerarios, solo disponibles gracias a una gestión económica ejemplar y eficiente, no buscaba simplemente rebajar la edad media del material rodante, sino que este se adecuase en cada momento a los requerimientos de la actividad para cumplir con el fin último de mejorar la calidad del servicio público. De hecho, algunos vehículos, generalmente con un uso no muy intensivo y escaso kilometraje acumulado, han alargado su vida útil bastante más allá de su periodo de amortización por la vía del mantenimiento preventivo y la realización de reparaciones en profundidad.140 Por su influencia en el desarrollo de la actividad empresarial, quizá los recolectores del Servicio de Gestión de Residuos y las barredoras y baldeadoras del Servicio de Higiene Urbana sean los elementos más reconocibles y característicos de la variada flota de la empresa, que en 2017 estaba integrada por 260 vehículos. En el Servicio de RSU, la gran renovación de su parque móvil vino impuesta por la implantación de la recogida lateral. Esto explica la incorporación entre 2006 y 2010 de 16 camiones Renault Premium (los primeros con cambio automático) que fueron equipados con cajas recolectoras Ros Roca Farid y dos lavacontenedores montados sobre chasis Iveco para carga lateral, vehículos que eran más eficientes y ofrecían más seguridad y mejores prestaciones que sus antecesores. En 2011, para atender la recogida en la zona rural, se adquirieron dos novedosos recolectores Renault de la gama Access, caracterizados por disponer de una amplia cabina de piso bajo que permite que conductor y acompañante se puedan mantener en pie. Además, la puerta se cierra de manera automática al poner en marcha el vehículo, al modo de los autobuses urbanos, y carecen de estribo trasero para evitar riesgos a los operarios. Desde ese año hasta la actualidad se han incorporado nuevas unidades sobre chasis Renault Premium, Renault Access, Iveco Hi 149

Camiones recolectores del Servicio de Gestión de Residuos. De arriba abajo: Renault Access de piso bajo, Iveco Stralis Hi Road e Iveco AD260S33Y (propulsado por gas natural comprimido) EMULSA, Archivo de imágenes

Este es el caso de la cuba de baldeo n.º 48, todavía en activo, que comenzó su andadura en la empresa en 1986 como recolector y fue posteriormente reconvertida a su uso actual.

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Street y Renault D26 Wide, con diferentes equipos compactadores, dotados con mejores sistemas de control y gestión —a través de cámaras de centrado de los contenedores, del interior de la tolva y de la zona de actuación del elevador— controlados desde la cabina. Todos estos vehículos (y proyectos, como el de conducción eficiente) han permitido reducir los consumos, la contaminación acústica y la emisión de gases contaminantes de la flota de RSU, al tiempo que han contribuido a mejorar la eficiencia en la ejecución de este servicio público.

Para reducir el impacto de la actividad, EMULSA apuesta por la movilidad sostenible, incorporando al parque móvil vehículos eléctricos y propulsados por gas natural comprimido EMULSA, Archivo de imágenes

141 Desde 2002 y con el objeto de reducir la emisión a la atmósfera de partículas y gases contaminantes, en EMULSA comenzó a mezclarse el gasóleo con biodiésel, realizándose pruebas con distintas proporciones. Entre 2005 y 2010, en algunos vehículos se experimentó con repostajes de biodiésel puro, pero las pruebas no fueron satisfactorias. 142 Según este proyecto, durante un año EDP se hacía cargo del coste del combustible repostado por EMULSA en la gasinera de la empresa. Posteriormente, el acuerdo fue prorrogado para hacer frente a las nuevas incorporaciones de la flota. 143 Entre 2015 y 2018 se integraron en la flota de Higiene Urbana 4 barredoras City Cat 2020, 1 barredora City Cat 5006 y 1 barredora Schmidt Swingo, además de 7 baldeadoras de alta presión City Lav 2020. 144 Los Goupil, con una autonomía de batería de más de 100 kilómetros, incorporan sobre su cabina biplaza un fanal rotativo con avisador acústico, accionable por el conductor desde la cabina, que emite un sonido similar a una campana a muy bajos decibelios para advertir de su presencia cuando circula por zonas peatonales. También están equipados con un depósito de agua de entre 300 y 400 l y una bomba de agua de alta presión, lo que los convierte en vehículos ideales para intervenciones rápidas en puntos de uso intensivo ciudadano. Comprobado su buen rendimiento, en 2011 se adquirieron tres unidades para el Servicio de Parques y Jardines.

La reducción del impacto ambiental, una de las líneas estratégicas de la política empresarial de EMULSA, fue lo que motivó la experimentación con nuevos tipos de combustible. Así, desde 2011, en los surtidores de EMULSA se emplea una mezcla consistente en un 90 % de gasóleo y un 10 % de biodiésel.141 En 2016 se fue un paso más allá con la adquisición para el Servicio de Gestión de Residuos de los dos primeros camiones recolectores Iveco Hi Street propulsados por gas natural comprimido, dentro de un proyecto piloto encuadrado en un convenio entre el Ayuntamiento de Gijón y la empresa EDP para mejorar la calidad del aire y la eficiencia energética.142 En aplicación del plan de inversiones 2017-2020, que prevé la adquisición de 29 vehículos accionados por motores de gas natural comprimido, los dos últimos años se incorporaron al parque móvil dos furgonetas Fiat Doblo y cinco furgones Fiat Ducato impulsados por gas, en lo que constituye una apuesta inequívoca por una movilidad medioambientalmente más sostenible y eficiente. Si la mejora en la calidad del Servicio de Higiene Urbana se apoyó fundamentalmente en la incorporación de nuevas máquinas barredoras y baldeadoras con las que complementar el trabajo manual143, y vehículos cada vez más eficientes y sostenibles equipados con motores adaptados a la normativa Euro VI de control de emisión de gases contaminantes, la verdadera revolución, en lo que a la reducción de impactos ambientales asociados a la movilidad se refiere, llegó con los vehículos eléctricos. En efecto, en 2009, la aparición de las unidades eléctricas Goupil, muy versátiles, silenciosas y respetuosas con el medioambiente, marcó un antes y un después en la apuesta por la movilidad sostenible en la empresa.144 A partir de 2014 se amplió la variedad de vehículos eléctricos, incorporando al parque móvil turismos y furgonetas 150


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Una

empresa comprometida socialmente

En la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón, los valores derivados de la Responsabilidad Social Corporativa está sólidamente afianzados y forman parte de su esencia como entidad empresarial de carácter público. Desde hace décadas, en EMULSA se vela no solo por la mejora de las condiciones sociolaborales de sus trabajadores, del medioambiente y de la sostenibilidad entendida en un sentido amplio, sino también por el bienestar de grupos o colectivos sociales que lo necesitan, ya sea en el ámbito local o fuera de nuestras fronteras. Tanto la entidad corporativa como sus trabajadores se han destacado siempre por su compromiso social y su carácter solidario. Acciones de cooperación internacional desarrolladas en colaboración con el Ayuntamiento de Gijón, como el envío a la isla de Cuba de vehículos retirados del servicio a lo largo de las décadas de 1990 y 2000, son un claro ejemplo de ello. La última acción solidaria de este tipo se materializó en el verano de 2018, con la entrega de un camión recolector Iveco con equipo Jumbo a la Asociación de Amigos del Sáhara, con destino a los campamentos de Tinduf (Argelia). Los proyectos de acción social, aparte de la finalidad específica de paliar situaciones de urgencia social o modificar las condiciones de vida de las personas, también pueden tener una dimensión medioambiental destacada. Este es el caso del proyecto puesto en marcha en mayo de 2014 en colaboración con Cáritas, según el cual, EMULSA instaló inicialmente 55 contenedores de 2.500 litros de

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capacidad, que posteriormente se ampliaron a 61, para la recogida de ropa, calzado y complementos, repartidos por la ciudad. Estos residuos textiles son seleccionados, clasificados y recuperados para su comercialización por una empresa de economía social, con lo que se crean puestos de trabajo para personas en riesgo de exclusión social. Aquellas prendas que no puedan prolongar su vida útil se convierten en trapos para limpieza industrial, relleno de tapicerías o materia prima para otros procesos. Al año siguiente, EMULSA y Cáritas-Koopera ampliaron el convenio de colaboración, aumentando hasta 68 el número de contenedores de recogida. En clara sintonía con los postulados de la economía circular, el proyecto está permitiendo la recuperación selectiva y el reciclaje de textiles, así como la creación de empleo estable en colectivos con dificultad para incorporase al mercado laboral y la dignificación del acceso a la ropa a los más necesitados. A comienzos de 2018, EMULSA impulsó otro interesante y novedoso proyecto de acción social y medioambiental la firma de un convenio de colaboración con EMAUS Fundación Social para destinar a la reutilización aquellos muebles en buen estado de los que los ciudadanos se deshacen gratuitamente a través del Servicio de Recogida de Muebles y Enseres. Con este proyecto piloto, el personal de EMAUS recoge en los domicilios, gratuitamente y en un plazo máximo de 48 horas, los muebles en buen estado, que son destinados a la venta en las tiendas que esta organización sin ánimo de lucro tiene en Gijón y Avilés. Los muebles que no puedan reutilizarse siguen siendo recogidos de manera gratuita en la calle por el personal de EMULSA.

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(Renault Kangoo y Nissan) que no consumen combustibles fósiles. Actualmente, EMULSA cuenta en su flota con 26 vehículos eléctricos, con los que se en 2017 recorrieron más de 120.000 kilómetros. El Proyecto Clima está estrechamente relacionado con la aplicación de políticas tendentes a la sostenibilidad medioambiental y a la práctica de una movilidad alternativa. Iniciado en 2016, con este proyecto se persigue la reducción del empleo de combustibles fósiles gracias a la implantación de un sistema de ahorro de combustible y gestión eficiente de la flota, a través del uso compartido de determinados elementos de transporte y la instalación de un dispositivo de asistencia a la conducción en 18 vehículos, 16 de ellos propulsados por biodiésel y dos por gas natural comprimido. Esta iniciativa se enmarca en los trabajos de implantación de buenas prácticas en materia de conducción eficiente que se venían realizando desde 2013. IV.3.6 La apuesta por la innovación y el desarrollo tecnológico Uno de los requisitos fundamentales para conseguir un crecimiento sostenible, cuestión nuclear en la estrategia de la empresa, es el desarrollo de proyectos de investigación e innovación que permitan la mejora continua de la actividad y, con ella, del grado de satisfacción de los ciudadanos. Desde la segunda década del nuevo milenio, en EMULSA se está trabajado con intensidad y rigor en la implantación de nuevas tecnologías y medios mecánicos

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Presentación de las nuevas incorporaciones de vehículos y maquinaria en mayo de 2017. En la imagen, Javier Merás, jefe del Servicio de Parques y Jardines; Esteban Aparicio, presidente de EMULSA; Pilar Vázquez, gerente de EMULSA; Sergio de Lucas y Fernando Zapico, responsables del Servicio de Gestión de Residuos, y Juan Torrontegui, jefe del Servicio de Higiene Urbana. EMULSA, Archivo de imágenes


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que incrementen la eficiencia y la competitividad de la entidad, y que al mismo tiempo contribuyan a la sostenibilidad medioambiental, pues no hay que olvidar que EMULSA es, en esencia, una empresa de medioambiente. En este sentido, 2011 fue un año clave, con la apertura del Centro Tecnológico de Gestión y Logística —actualmente denominado Centro de Control y Gestión Tecnológica, que se instaló en un altillo reformado de una nave próxima a las instalaciones centrales de la empresa— y la implantación del sistema de ayuda a la explotación (SAE) y un sistema de gestión de avisos e incidencias. El SAE consiste en un sistema informatizado avanzado de gestión de flotas, que además de supervisar en tiempo real los vehículos y actividades mediante la localización vía satélite (GPS diferencial) permite la gestión de otros activos de la empresa, como contenedores, papeleras o mobiliario. Gestiona todo ello sobre la base cartográfica del Ayuntamiento de Gijón, y forma parte del Sistema de Gestión Integral (SAP) de la empresa. El SAE se compone de tres elementos básicos: un sistema embarcado que se encarga de determinar la posición del vehículo, un sistema de comunicaciones para transmitir en tiempo real los datos recogidos por el sistema embarcado y un sistema en el centro de control, donde se recogen y gestionan todas las comunicaciones entre los diversos elementos. En 2009, con una inversión de 350.000 euros, comenzó la implantación de estos sistemas GIS y GPS en la flota de Higiene Urbana y Gestión de Residuos. Con estas innovaciones tecnológicas se pretendía mejorar los servicios, aumentar la productividad por la vía de una mejor planificación de los recursos y proporcionar una respuesta más inmediata y eficaz a los requerimientos de los ciudadanos. Por su parte, el sistema de gestión de avisos de incidencias consiste en una plataforma de centralización en la que se agrupan las notificaciones procedentes de diferentes canales, incorporándose como elemento de entrada y salida de las incidencias los dispositivos móviles (el sistema permite la creación y envío de todo tipo de fichas y formularios). Esta plataforma incluía un sistema de inspección de zonas de juegos infantiles. Su desarrollo fue muy importante en el trabajo del Departamento de Relaciones e Información Ciudadana, que gestiona la comunicación con los distintos grupos de interés de la empresa y atiende sus peticiones, reclamaciones y sugerencias para la mejo154


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ra de los distintos servicios, por cuanto facilitó el análisis y gestión de las solicitudes posibilitando una atención individualizada y rápida.145 El denominado GIS medioambiental de EMULSA se completó con el desarrollo de un proyecto específico para Parques y Jardines que dio sus primeros pasos con el inventariado y la geolocalización del arbolado de alineación mantenido por la empresa. Posteriormente se avanzó hacia la digitalización de la cartografía de las zonas verdes, para disponer de un conocimiento exhaustivo de estas. Actualmente, este módulo cuenta con capas georreferenciadas que aportan información sobre usos del suelo, arbolado,146 mobiliario, infraestructuras de riego, etc. Desde el año 2016, toda la información georreferenciada que se gestiona desde el GIS se actualiza con periodicidad mensual para recoger de manera sistemática las variaciones. Hoy en día, el GIS medioambiental constituye una herramienta tecnológica indispensable en la planificación y organización de muchos de los trabajos de que llevan a cabo los distintos servicios de EMULSA. Por ejemplo, la información que suministra permite una ordenación más eficiente de los distritos de higiene urbana y la evaluación de riesgos en el trabajo cotidiano del Parques y Jardines. Igualmente, y tal como recoge el Plan Estratégico 20172019 en el apartado relativo a la innovación y desarrollo tecnológicos, en EMULSA se está trabajando en un sistema de planificación, control de producción y recursos humanos administrado a través del GIS, que permitirá la gestión informatizada de toda la información referente a la programación de actividades, el uso de recursos (personal, vehículos y máquinas) y zonas de actuación, integrado con producción, nóminas y costes. El fin último de este proyecto en fase de desarrollo es el de incorporar un cuadro de mandos integral de la organización. Otro proyecto importante, aún en fase embrionaria, vinculado con el GIS es el relativo al Servicio de Señalización, cuyo desarrollo permitirá conocer de un modo exhaustivo la señalética existente en el viario gijonés y programar de un modo más eficaz los trabajos de renovación, reposición y mantenimiento, además de servir de soporte para la gestión y ordenación del tráfico en la ciudad, realizadas desde la oficina municipal competente. 155

Según se recoge en la memoria de 2017 (la última publicada), la tramitación y resolución de los avisos ciudadanos recibidos por el Departamento de Relaciones e Información Ciudadana se lleva a cabo, en un 80 % de los casos, en menos de 72 horas. Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2017. 145

En 2014 comenzó a utilizarse la información del GIS de Parques y Jardines para evaluar la mejora de los rendimientos de la labor de poda del arbolado de alcorque, y actualmente sirve de sostén para la realización de estudios sobre el rendimiento de los trabajos más habituales del servicio, con el objetivo de mejorar su planificación y organización. Gracias al GIS sabemos que EMULSA mantiene a día de hoy 35.271 árboles, de los cuales 473 corresponden a pies ubicados en las vías públicas. Los ejemplares más numerosos en las calles de Gijón son los tilos (2.022), seguidos de aligustres (1.481) y carpes (915). Archivo General de EMULSA, Memoria de Sostenibilidad e Informe de Gestión, 2014, 2016 y 2017.

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Sistema de control de acceso al Punto Limpio de Roces EMULSA, Archivo de imágenes

En el ejercicio 2014 se llevaron a término otros proyectos destacados vinculados con la innovación y la sostenibilidad, que exigieron un importante esfuerzo inversor por parte de la empresa. Nos referimos a la creación de una planta de reciclado del agua de los lavaderos de vehículos de la flota y maquinaria, y la instalación del control de acceso y registro a los Puntos Limpios; en estos últimos se realizaron también obras de mejora en la separación y el reciclaje de los residuos. Al año siguiente, con el objetivo de mejorar la seguridad general y prevenir riesgos evitando la libre circulación de personas y vehículos en determinadas áreas del parque móvil y en las vías de emergencia, taller o almacén, también se implantó un sistema de control de acceso a las instalaciones centrales de la empresa. Otro proyecto innovador vinculado con el desarrollo tecnológico es el sistema de riego en remoto, iniciado de forma experimental en 2013, con el que se buscaba mejorar las frecuencias de riego y reducir el consumo del líquido elemento mediante una gestión más eficiente. El sistema está conectado a una estación meteorológica que detecta y aplica el riego en función de la necesidad de las plantas. En el presente está en ejecución la tercera fase del proyecto, lo que ha permitido extender este riego eficiente a 386.263 m2 de zonas verdes. La innovación puesta al servicio del medioambiente y de la sostenibilidad ha permitido a EMULSA trabajar en la implantación de una metodología de cálculo de la huella de carbono con la que medir el impacto que genera la empresa como consecuencia del desarrollo de las actividades que le son propias. La consecución en 2017 de la certificación ISO 14064 en Sistemas de Gestión de Gases Invernadero y el registro de la huella de carbono de la empresa en el MAPAMA no son sino un paso más en el compromiso medioambiental de EMULSA con la reducción de los gases de efecto invernadero. La huella de carbono identifica los elementos productores de los gases, lo que permite definir mejor las estrategias de reducción.

Espacio para el programa ReusApp en el Punto Limpio de Roces EMULSA, Archivo de imágenes

En clave tecnológica también hay que destacar la creación, en 2018, de la aplicación para dispositivos móviles ReusApp, pensada para facilitar la reutilización de materiales antes de que se conviertan en residuos. La aplicación, que se puede descargar gratuitamente de las plataformas de Google y Apple, sirve como punto de intercambio público y gratuito 156


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para aquellos materiales usados, pero en buen estado o con algún pequeño defecto, de los que los ciudadanos quieran deshacerse, dándoles una segunda vida. El sistema permite el intercambio de objetos (no la compraventa), poniendo en contacto a las personas que quieren deshacerse de ellos con aquellas para las que puedan tener utilidad. Los depósitos y peticiones son gestionados por EMULSA, y tienen un espacio destinado para ello en el punto limpio de Roces. Como complemento a la aplicación móvil para impulsar la reducción, reutilización y reciclaje de los residuos conforme a los principios de la economía circular se creó el mapa «Gijón Sostenible y Circular», en el que se pueden localizar comercios de reparación, venta de segunda mando, etc. IV.3.7 Las nuevas infraestructuras Emplazado en una parcela excéntrica del hermoso y extenso parque de Los Pericones, en la parte que limita con el barrio de Ceares, el nuevo edificio del Servicio de Parques y Jardines fue la segunda gran apuesta de EMULSA por la arquitectura sostenible y de bajo impacto ecológico, tras el edificio que alberga las instalaciones centrales. Inaugurado en 2010, con una inversión de 530.000 euros, esta ecoarquitectura fue diseñada por los arquitectos Enrique Maojo y Gumersindo López y ejecutada por la empresa SEDES. En el edificio de Los Pericones se buscaba compatibilizar la funcionalidad requerida por su uso con un impacto ambiental mínimo, para favorecer una integración paisajística sin estridencias en el entorno verde que lo abraza. Para ello se recurrió a la utilización de varios 157

Vistas del edificio bioclimático de Los Pericones EMULSA, Archivo de imágenes


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módulos de arquitectura semienterrada, abiertos a patios centrales, que permiten ofrecer solo una fachada al exterior, quedando el resto con alturas menores de un metro y medio. La cubierta del edificio es ajardinada, lo que facilita su acomodo en el entorno, además de contribuir a su aislamiento térmico tanto en verano como en invierno. A la adecuación paisajística contribuyó también el cierre aplicado al conjunto, a base de gaviones rellenos de piedra y tierra cubiertos de vegetación trepadora.

Imágenes del Centro de Control y Gestión Logística y del local de trabajo de la calle Valencia EMULSA, Archivo de imágenes

Por lo que respecta a la eficiencia energética, el edificio fue proyectado para aprovechar al máximo el efecto de regulación térmica producido por el aislamiento vegetal que lo envuelve, así como la iluminación natural, que llega a todas las estancias a partir de amplios lucernarios y del patio interior. Otro de los aspectos destacables en relación a la eficiencia energética es la utilización óptima del ciclo del agua, que permite la producción del caudal de agua caliente sanitaria por medio de paneles termosolares, la captación de las aguas pluviales para atender los inodoros y la regeneración de las aguas jabonosas para el riego. Otra de las características distintivas del edificio es la utilización 158


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de materiales de construcción de bajo impacto ecológico y larga durabilidad.147 Al año siguiente entró en funcionamiento otra instalación capital en EMULSA: el denominado Centro Tecnológico de Gestión y Logística, actualmente referido como Centro de Control y Gestión Tecnológica. Este espacio se habilitó en un altillo de nueva planta construido sobre una nave de almacén y guardería ya existente, situada en las proximidades del edificio central. Se concibió como un espacio dual; por un lado albergaría el cerebro tecnológico de la empresa, es decir, el Departamento de Gestión y Control y el de Sistemas de Información, donde se desarrollan los proyectos de innovación tecnológica; por otro funcionaría como un centro de recepción de visitantes en el que dar a conocer las actividades y los medios que la empresa pone en liza para contribuir a que los gijoneses disfruten de una ciudad más habitable y saludable. En la zona tecnológica hay varios puestos de trabajo y un gran panel de visualización en el que se muestra el contenido de los sistemas desarrollados. En el espacio de recepción, diferentes medios audiovisuales dan forma a una suerte de exposición de temática medioambiental con la que difundir los valores que personalizan y distinguen a EMULSA. Las últimas incorporaciones destacadas al patrimonio edilicio de la empresa tuvieron lugar en el año 2016. Se trata de los locales de trabajo situados en la calle Valencia, en el barrio de Pumarín, para uso de los servicios de Higiene Urbana y de Parques y Jardines, y en el parque del Lauredal, también de uso compartido para los operarios encargados de la limpieza viaria y del mantenimiento de las zonas verdes de los barrios más occidentales de la ciudad. El primero, adquirido en 2014, sustituyó a los locales situados en la calle Soria, que se utilizaban en régimen de alquiler desde hacía décadas. Con más de 500 m2 de superficie y 25 m de línea de fachada, se destinó a vestuarios y guardería de vehículos y maquinaria conforme al proyecto de adecuación firmado por el arquitecto Alejandro Alcázar. Este edificio ha supuesto una inversión por parte de EMULSA de 570.000 euros (295.000 de la adquisición más 275.000 de las obras de adecuación), y sirve de centro de trabajo al personal que atiende los distritos de Laviada, Pumarín, Polígono de Pumarín, Contrueces, Roces, Nuevo Roces, Nuevo Gijón, Santa Bárbara, La Braña, La Camocha y Montevil. 159

Una de las propuestas más interesante del proyecto era la reducción de los residuos, tanto en la fase de construcción como en el futuro mantenimiento del edificio. Es por esto que se reutilizaron in situ los residuos generados en las obras de demolición, así como el volumen íntegro de las tierras vegetales y productos de excavación. Síntesis arquitectura (2012). Arquitectura sostenible. Oviedo, Manuel Rúa García (ed.).

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Presentación del nuevo edificio de EMULSA en el parque del Lauredal EMULSA, Archivo de imágenes

Más empaque y entidad arquitectónica tiene el edificio emplazado en el parque del Lauredal, proyectado por los arquitectos Maximiliano de la Rasilla y Enrique Argüelles. Con un coste de 566.000 euros, esta arquitectura se caracteriza tanto por la fluida integración en el paisaje verde colindante como por su sostenibilidad. Para reducir el impacto visual, la construcción se desarrolló con una sola planta en superficie y un semisótano de 350 m2 para almacén de maquinaria, herramientas y vehículos, al que se accede por una rampa. Un sutil cierre de cilindros de acero corten, a modo de troncos insertos en el parque, introdujo un interesante matiz cromático y contribuyó a la integración paisajística con el entorno. La elevación sobre el terreno, que aporta un aire de ligereza al edificio, permite la entrada de luz natural en las instalaciones, favoreciendo al ahorro energético. Asimismo, el aprovechamiento de la geotermia, con una bomba de calor que utiliza la temperatura del terreno, ayuda a reducir los consumos de calefacción y agua caliente. Además de las instalaciones para el personal de EMULSA, cuya entrada en servicio en mayo de 2016 propició un significativo ahorro económico al evitarse los desplazamientos (al tiempo que se mejoraba la eficacia y la eficiencia del servicio público), el edificio alberga unos aseos públicos para los usuarios del parque, accesibles mediante tarjeta ciudadana. IV.3.8. El reconocimiento al compromiso con la calidad, la eficiencia y la sostenibilidad medioambiental El trabajo continuado que la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano viene realizando desde hace décadas para mejorar la eficiencia de los servicios prestados a los ciudadanos y visitantes de la ciudad de Gijón ha tenido su reconocimiento en la obtención de una serie de distinciones y certificaciones, que no son sino un aval del trabajo bien hecho y una oportunidad para seguir mejorando la gestión y sistematizando los procedimientos y métodos de trabajo.148

148 Esta gestión eficiente de los recursos ha permitido que Gijón sea una de las ciudades con menor coste efectivo por habitante en la prestación de los servicios de higiene urbana y recogida de residuos, según los datos hechos públicos por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.

Esa búsqueda permanente de la excelencia empresarial en la prestación de un servicio público es lo que mueve a EMULSA a participar en redes y asociaciones sectoriales, como la International Waste Management Asociation (ISWA), la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), la Asociación Nacional de Empresas Públicas de Medio Ambiente (ANEPMA), la Red de Empresas Locales de Interés General 160


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(ELIGE), la Asociación Técnica de Empresas de Gestión de Residuos (ATEGRUS), la Asociación Española de Empresas Productoras de Papel (ASPAPEL), Ecoembalajes España (ECOEMBES), la Asociación Ecovidrio, la Fundación para la Economía Circular (ISR), la Federación de Consumidores y Usuarios Independientes (FUCI) y el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), entre otras muchas. En octubre de 2013, la empresa se adhirió al Pacto Mundial de las Naciones Unidas, al que están suscritas más de 2.000 empresas españolas que comparten el compromiso de aplicar los principios de la Responsabilidad Social Corporativa (RSP) en su modelo de gestión, entendida esta bajo diez principios articulados en cuatro bloques: derechos humanos, normas laborales, medioambiente y anticorrupción. Igualmente suscriben los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Mucho camino se ha recorrido por la senda de la eficiencia y la sostenibilidad desde que EMULSA obtuvo en el año 2000 la Bandera Verde Ciudad Sostenible (Barrendero Ecológico), otorgada por la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes en colaboración con el Ministerio de Sanidad y Consumo. A esta distinción, renovada de manera continuada durante años, se sumó en 2009 la Bandera Ecoplayas, concedida por ATEGRUS, por hacer del arenal de San Lorenzo un modelo de gestión de servicios públicos de calidad. En 2011, al tiempo se revalidaban estas distinciones, se conseguía la Q de Calidad Turística para los tres arenales urbanos, en reconocimiento a la calidad de los sistemas dirigidos al disfrute turístico de las playas desde el respeto a los valores medioambientales y la sostenibilidad de los ecosistemas. ATEGRUS, en los premios Escoba que otorga para reconocer a aquellas instituciones y organismos que más destacan por sus iniciativas para mejorar aspectos relacionados con la gestión de los residuos urbanos, la limpieza y el aseo de ciudades e industrias, reconoció el trabajo de EMULSA con las Escobas de oro, plata y platino, esta última recogida en junio de 2018 por el presidente de la entidad, Esteban Aparicio. Otra distinción cargada de simbolismo es la Pajarita Azul de ASPAPEL (la primera, obtenida en 2008), que ratifica el compromiso de la entidad con la gestión eficiente en la recogida selectiva del cartón y el papel, también revalidada en 2018. Mención aparte merecen las certificaciones en calidad, medioambiente y prevención de riesgos laborales ISO 9001, ISO 14001 y OHSAS 18001, obtenidas por el conjunto de los 161


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servicios de la empresa en el año 2014 y revalidadas desde entonces. Al año siguiente, la empresa obtuvo la certificación SR 10, sobre sistemas de gestión de la responsabilidad social. En 2017, el buen hacer y la movilización de recursos humanos y materiales en la limpieza de los arenales urbanos tuvo su reconocimiento con la obtención de la certificación en Eco-Management and Audit Scheme (EMAS), un instrumento de gestión desarrollado por la Comisión Europea destinado a evaluar, informar y mejorar el desempeño ambiental de cualquier organización. Para obtener estas certificaciones, las playas fueron sometidas a un proceso de auditorías externas e independientes. La gestión de residuos y reciclajes mediante la instalación de papeleras selectivas en las playas y paseos, y la disponibilidad de UVI móvil y servicio médico en los arenales, así como contar con motos de agua como medio de intervención rápida y equipamiento para personas con diversidad funcional, fueron determinantes para la certificación.

El presidente y la gerente de EMULSA recibiendo, en Madrid, la Escoba de Platino en el año 2018 EMULSA, Archivo de imágenes

El compromiso con el medioambiente y la sostenibilidad ha quedado plasmado en la última certificación obtenida por la empresa, la ISO 14064 en Sistemas de Gestión de Gases de Efecto Invernadero. Esta certificación fue acompañada por el registro de la huella de carbono en el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), con objeto de conocer y hacer públicas las emisiones contaminantes que se generan como resultado de la actividad de la empresa y con el propósito de reducirlas. IV.3.9 Los retos del futuro A lo largo de sus cuarenta años de vida, la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón ha venido trabajando para ofrecer un servicio público de calidad, que contribuya a hacer de Gijón una ciudad más limpia, hermosa y eficiente. El compromiso de la empresa con el medioambiente y con la mejora en la calidad de vida de los gijoneses se ha traducido en una labor constante para modernizar los equipos, las instalaciones y los procedimientos de trabajo, siempre apostando por la innovación y el desarrollo tecnológico para incrementar la eficiencia y la eficacia del servicio público. Las principales líneas de trabajo de EMULSA, actuales y futuras, ya vienen marcadas en el Plan Estratégico 2017-2019, un documento que permite afianzar la arquitectura empresa162


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rial y encarar con garantías el futuro más próximo, y cuyas líneas maestras son: • la prestación eficaz y eficiente del servicio público; • el cuidado de las personas, desarrollando modelos de trabajo encaminados a alcanzar la excelencia en la gestión; • el respeto al medio ambiente, aplicando el Plan Integral Municipal de Residuos de Gijón, bajo los principios de economía circular y reducción de los impactos medioambientales, sustentado en la innovación y aplicación de las nuevas tecnologías que también contribuyen a la modernización de EMULSA; • la transparencia, la accesibilidad y el buen gobierno. Todas estas acciones consolidarán la sostenibilidad en el tiempo de EMULSA como una empresa municipal sólida, puntera en su sector y con una clara vocación de futuro que, además, con su incansable trabajo a lo largo de los cuatro últimos decenios se ha ganado el respeto y el cariño de los gijoneses por la eficacia de su labor y por su compromiso con la mejora medioambiental de la ciudad. Que su reconocimiento social se prolongue en el tiempo dependerá de cómo afronte los retos que le plantea el futuro.

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Bibliografía, fuentes y apéndices

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BIBLIOGRAFÍA Alonso Bonet, J. (1970). Biografía de la villa y puerto de Gijón. Gijón: La Industria. Alvargonzález Rodríguez, R. M.ª (1977). Gijón: industrialización y crecimiento urbano. Salinas, Ayalga. Blanco González, H. (2003). Historia del abastecimiento público de agua en Gijón. Gijón, Ayuntamiento de Gijón. Blanco González, H.; Granda Álvarez, F. J. y Fernández Gutierrez, M.ª. F. (2006). La obra pública municipal en Gijón (1782-2006). Gijón, Ayuntamiento de Gijón. Díez Blanco, F. (1947). Algunas notas sobre la evolución progresiva de Gijón en un cuarto de siglo: 1922-1947. Gijón, Ayuntamiento de Gijón. Granda Álvarez, F. J. (2008): Natural de Gijón: Parques, jardines y espacios verdes municipales. Gijón, Ayuntamiento de Gijón. Reglamento de Policía Urbana (1888). Gijón, Imprenta y librería Lino V. Sangenís. Red Española de Ciudades por el Clima (2007). Guía técnica de gestión de residuos municipales y limpieza viaria. Madrid, Federación Española de Municipios y Provincias. Torrontegui Sagarduy, J. A. y Vázquez Palacios, P. (1997). «La gestión y la organización de la limpieza viaria en Gijón», Ingeniería municipal, septiembre (1997). Sendín García, M. A. (1995). Las transformaciones en el paisaje urbano de Gijón (1834-1936). Oviedo, R.I.D.E.A. Síntesis arquitectura (2012). Arquitectura sostenible. Oviedo, Manuel Rúa García (ed.). Zapico González, F. (2001). «La recogida lateral», Tarea de todos, Revista de EMULSA, núm. 14.

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FUENTES DOCUMENTALES Archivo Municipal de Gijón: Expedientes: 9/1834, 81/1891, Exp. Especial 111, 119/1901, 335/1906, 139/1911, 394/1911, 25/1912, 90/1913, 274/1916, 312/1916, 313/1917, 50/1918, 202/1918, 385/1919, 162/1919, 446/1921, 504/1922, 23/1923, 337/1923, 573/1923, 386/1924, 523/1925, 1/1927, 570/1927, 552/1929, 571/1930, 454/1931, 672/1931, 673/1931, 750/1931, 192/1933, 346/1939, 105/1940, 570/1943, 59/1946, 339/1947, 34/1949, 473/1951, 648/1951, 695/1952, 735/1956, 761/1956, 808/1957, 920/1957, 40/1959, 5537-10, 5537-12, 5537-18, 10433-8, 5537-16, 723/1963, 151-9, 153-33, 257-58, 3404, 344-18, 430-168, 430-171, 430-189, 5037-16, 498-11, 518-18, 846-34, 5535-8, 820-2, 6802-12, 966-18, 107140, 5677-4, 1188-30, 1322-8, 5036-34, 1331-48, 1461-8, 1461-8, 5037-29, 5027-19, 5037-34, 5037-37, 5037-39, 5038-6, 1474-30, 1576-44, 19140-1, 1690-58, 1735-10, 1769-21, 4670-18, 4670-20, 4837-1, 5037-42, 5039-24, 5039-25, 5039-29, 5541-7, 6499-4, 10471-25, 1941-1, 1949-9, 1950-2, 5039-30, 2067-27, 2529-11, 5037-45, 5039-28, 2251-14, 2265-20, 4532-13, 5557-8, 6580-35, 5039-32, 4891-13, 6675-1, 5037-28, 5039-27, 4532-26, 5022-32, 5696-6, 5696-6, 2980-16, 6675-2, 2974-12, 3017-8, 3243-12, 4004-33, 4301-10, 4537-13, 4702-18, 14449-1, 17710-9 Actas del Pleno Municipal, años 1875-1900 (varias fechas) Archivo de Imágenes: colecciones Patac y Municipal Muséu del Pueblu d´Asturies Archivo de EMULSA: Memorias e informes de gestión, años 1980-2017 FUENTES HEMEROGRÁFICAS Voluntad (1940-1976) El Comercio (1900-1969 y 1970-2018) La Nueva España (1992-2018)

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APÉNDICE 1. HITOS PARA UNA HISTORIA 1978. Comienza la actividad de la empresa. 1979. Integración del Servicio de Limpieza de Colegios y Edificios Públicos. 1985. Incorporación del Servicio de Mantenimiento y Conservación de Parques y Jardines. 1986. Construcción del parque móvil en Roces y creación de la estación de transferencia de residuos. 1987. Integración del Servicio de Señalización Vial. Inicio de la recogida mecanizada. 1990. Entran en servicio la primera baldeadora de agua fría a presión y la primera barredora mecánica. 1992. Aprobación del primer Plan de Empresa. Nuevos métodos de trabajo. Inicio de la mecanización. 1994. El muelle de transferencia se convierte en el primer Punto Limpio. 1995. Inicio de la recogida selectiva de vidrio y papel-cartón. 1999. Inicio de la recogida selectiva de envases. Primeras islas de reciclaje soterradas. 2001. Se crea el Punto Limpio de Somió. Inicio de la recogida lateral de residuos sólidos urbanos. 2002. Ampliación de la recogida de residuos en la zona rural. Implantación del SAP. 2003. Entra en servicio el nuevo edificio bioclimático que acoge las oficinas generales.

2004. Comienza la actividad en el punto limpio de La Calzada. Programa de limpiezas especiales «Gijón Limpio, barrio a barrio». 2006. EMULSA pasa de Empresa Municipal de Limpiezas a Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano. 2008. Se aprueban el Plan de Igualdad de Género y los Códigos Ético y de Conducta en el marco de la renovación del Convenio Colectivo. 2010. Comienza la actividad en el nuevo Punto Limpio de Tremañes y en el edificio bioclimático de Los Pericones, de uso para el Servicio de Parques y Jardines. Incorporación de vehículos eléctricos a la flota. 2011. Puesta en marcha del Servicio de Ayuda a la Explotación (SAE). Se crea la figura del inspector cívico. 2014. Certificaciones ISO 9001, ISO 14001 y OHSAS 18001 para el conjunto de los servicios. Implantación de un GIS para la mejora de la gestión del mantenimiento del arbolado viario y de los parques y jardines. 2015. Certificación SR 10. Proyecto piloto de recogida orgánica. Implantación total de la recogida lateral. 2016. Incorporación de dos camiones recolectores propulsados por gas natural comprimido. Nuevos locales en la calle Valencia y en el parque del Lauredal. 2017. Registro de la huella de carbono. Certificación ISO 14064. Implantación de la recogida orgánica en cinco barrios. 2018. Inicio del proceso de renovación del parque de contenedores y de proyectos en clave de economía circular e innovación. 169


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APÉNDICE 2. RELACIÓN DEL PERSONAL QUE FORMÓ PARTE DE LA PRIMERA PLANTILLA DE EMULSA, 1978 Eduardo A. Acebal Fernández, Moisés Albertos Redondo, José M. Alonso Álvarez, Sabino Alonso García, José S. Álvarez Álvarez, Manuel Álvarez Barbosa, Alfredo A. Álvarez Cosío, Alfredo Álvarez García, Pedro Álvarez González, Eduardo Álvarez Roquer, José del Amo del Río, Ildefonso Arias Sánchez, Isidro Amandi Mieres, Antonio M. Augusto Gonzálvez, José Bastián Molleda, Sebastián Benito González, José Luis Blanco Alas, Indalecio Blanco Pérez, Antonio Blanco Varas, José R. Bonet Menéndez, Fermín Boto Fernández, Alfredo Busto Cañal, Liborio Carrasco de Alba, Emilio Corral de Castro, Valentín Cadavieco Castro, Francisco Caldevilla Vega, Servando Caldevilla Vega, Andrés A. Campos Miranda, Eugenio Canal Serna, Indalecio Carpintero García, Delfino Cerezales Santín, Andrés C. Ceñal García, Eusebio Compán Martínez, Benedicto Cora García, Gregorio Corral de Castro, José L. Costales Pardo, Eleuterio Chamorro Chamorro, Luis Delgado Escudero, Antonio Díaz Enríquez, Luis Díaz Hermógenes, Antonio Díaz Lacalle, Daniel Díaz Lacalle, José Díaz Sánchez, Ramón Diego Tomás, José Dosil Álvarez, Ulpiano Durán Valiño, Leandro Escudero Fernández, Manuel Fernández Díaz, Alfredo Fernández Fernández, Manuel Fernández Fernández, Santiago Fernández García, Constantino Fernández García, Manuel Fernández Menéndez, Antonio Fernández Lorenzo, Elías Fernández Lozano, Máximo Folledo Martínez, Manuel Gallardo Gálvez, Juan P. Gallardo Sanz, Amador Ganso Muñiz, Marcos Gaona Glera, Ángel García Canellada, Jesús García Gabín, Aventino García García, Enrique García Palacios, Celestino M. García Rodríguez, Félix García Rodríguez, Plácido Garrido Calvo, Ángel Gómez 170

Fernández, Abundio González Cortina, Manuel González Cuervo, Julio González Fernández, Leoncio González Moro, César González Portal, Ángel González Salgado, Juan Granado Duarte, Celestino Gutiérrez Díaz, Antonio Jiménez Ruiz, Juan A. Hevia Montes, Francisco Hinojosa Pérez, José López Lada, Santiago López López, Baltasar López Millares, Ángel Longo González, Ricardo Lozano Prendes, Francisco A. Lousadas, José A. Ludeña Miguelez, Álvaro Magadán López, Juan Martín Sánchez, Acacio Martín Vaquero, Joaquín Martínez Arduengo, Jacinto Martínez Crespo, Joaquín Martínez Fernández, Ángel Martínez Martínez, Ángel Martínez Prieto, Francisco Mata Pérez, Emeterio Meana Valdés, Miguel Ángel Menéndez Martínez, José María Miranda Álvarez, José María Molina López, José María Montes Pardo, Francisco Montero del Campo, Tomás Morán Pérez, Francisco Moreno Alonso, Pedro Muñoz Tejado, Rufino Nava Dindurra, Antonio Oreiro Souto, Carlos Osorio Muslera, Manuel Pacios Martínez, Menas Palacios Gago, Bernardo Palomero Baraja, Agustín Pardo García, Pedro Peláez Camino, Guillermo Peliz Rodríguez , Matías Peña Villalón, José Luis Pérez Ayaso, Eliseo Pérez Rapado, Bernardo Pérez Villar, Ventura Pernas Balseiro, Ángel Peruyero Noriega, Ángel Piñera Fernández, Emiliano del Pino Hernández, Macario del Prado Agúndez, Francisco Quintana Guillén, Ovidio Reigosa Villapol, Manuel Eladio Riesgo Martínez, Antonio Rigueras Llamas, Manuel Ríos Álvarez, Luis Miguel Rodríguez Álvarez, Alejandro Rodríguez Álvarez, Alejandro Rodríguez Benayas, Benjamín Rodríguez Fernández, Manuel Rodríguez Flórez, Jesús Rodríguez García, Vicente Rodríguez Lorenzo, José Luis Rodríguez


40 años al servicio del municipio

Menéndez, Alfonso Rodríguez Rico, José Ramón Rodríguez Rodríguez, Manuel Rodríguez Vega, Agustín Rojas Calderón, Ricardo Rosado Alvarado, José Ron Rubinos, Agustín Roquer Abal, José Roquer Abal, Bautista Rivera Manso, José Ruiz García, Paulino Sampedro Martínez, José San Juan Pastor, Victoriano Sánchez Álvarez, Jesús Sánchez Cabo, Feliciano Sánchez Díaz, Facundo Santaeugenia Costales, Víctor Sánchez García, Roberto Sánchez Vázquez, Abelardo Santurio Martínez, Ángel Seco

López, José Senra Fernández, José Manuel Seiz Rodríguez, Carlos Sinoga Romero, Robustiano Solar Menéndez, Lorenzo Soto Holguera, Bonifacio Terrones Pérez, Daniel Urbaneja Salazar, Antonio Ureña Palomino, Reinaldo del Valle Álvarez, José Manuel Valle Martínez, Alberto Vallina Alonso, Rufino Vallina Costales, José Manuel Vega Arduengo, Quintiliano Vela Herguedes, Santiago Vela Marcos, Maximino Villar Rodríguez, Rafael de la Viña Castro, Servando Yañez González.

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La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (EMULSA)

APÉNDICE 3. RELACIÓN DE PRESIDENTES Y GERENTES DE EMULSA

1979-1983

En este periodo no estaba legalmente constituida la empresa, por lo que su presidencia correspondía al alcalde de Gijón, José Manuel Palacio. Concejal Delegado: Aladino Cordero González. Gerente: Ángel Gómez Fernández.

1983-1987

Concejal Delegado: Julio Gómez Rivas. Gerente: Ángel Gómez Fernández.

1987-1991

Comienzo legal de las operaciones (1/3/1987). Inscripción en el Registro Mercantil (30/4/1990). Presidente: Juan José Lana Rodríguez. Gerente: Ángel Gómez Fernández.

1991-1995

Presidentes: Bernardo Santaeugenia Bastián (hasta 20/5/1993) y Julio Gómez Rivas (desde 20/5/1993). Gerentes: Ángel Gómez Fernández (hasta 10/1993) y Avelino Tejón Alonso.

1995-1999

Presidente: Carlos Zapico Acebal. Gerente: Avelino Tejón Alonso.

1999-2003

Presidente: Carlos Zapico Acebal. Gerente: Avelino Tejón Alonso.

2003-2008

Presidenta: Dulce Gallego Canteli. Gerentes: Avelino Tejón Alonso y Pilar Vázquez Palacios (11/2008).

2008-2011

Presidentes: Dulce Gallego Canteli (hasta 6/2011) y Fernando Couto Garciablanco. Gerente: Pilar Vázquez Palacios.

2011-2015

Presidentes: Fernando Couto Garciablanco (hasta 3/2015) y Esteban Aparicio Bausili. Gerente: Pilar Vázquez Palacios.

2015-2016

Presidentes: Esteban Aparicio Bausili (hasta 5/2016) y Fernando Couto Garciablanco. Gerente: Pilar Vázquez Palacios.

2016-2017

Presidentes: Fernando Couto Garciablanco (hasta 11/2016) y Esteban Aparicio Bausili. Gerente: Pilar Vázquez Palacios.

2017-2018

Presidente: Esteban Aparicio Bausili. Gerente: Pilar Vázquez Palacios.

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La limpieza del viario público y la gestión de los residuos urbanos son dos servicios públicos considerados esenciales. En Gijón, desde el primer tercio del siglo XIX y ante el pavor que infundían las mortíferas epidemias de cólera, el Ayuntamiento comenzó a organizar y controlar el aspecto y el estado higienicosanitario de las calles de la villa, designando a un grupo de personas que se encargaban de barrer los cinco barrios o cuarteles en los que se dividía la población. Fue el germen del Servicio Municipal de Arrastres y Limpiezas, que se mantuvo operativo hasta la privatización de la prestación en 1969. El fracaso en la gestión de estos servicios básicos por las empresas privadas obligó al Ayuntamiento a recuperar el servicio, y abrió la puerta a la creación de la Empresa Municipal de Limpiezas de Gijón (EMULSA) en 1978. Por tanto, en 2018 se cumple el cuadragésimo aniversario de la constitución de la empresa, tiempo suficiente para volver la vista atrás y poner sobre el papel su historia, que no deja de ser un trasunto de la propia historia reciente de la ciudad. Una historia repleta de anhelos e ilusiones, de contrariedades y conflictos, de esfuerzos compartidos para ofrecer un servicio público cada vez más eficiente, sostenible y de calidad. Un relato escrito por hombres y mujeres que supieron dejar atrás atavismos, prejuicios y estigmas para hacer de EMULSA lo que es hoy: una empresa municipal de referencia por su compromiso con el medioambiente, la sostenibilidad y la innovación tecnológica, puesta al servicio de Gijón y de los gijoneses. Un esfuerzo prolongado a lo largo de cuatro decenios que fructificó en numerosos reconocimientos, el principal de ellos el cariño y la consideración de todos los gijoneses.

La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón (EMULSA): 40 años al servicio del municipio

1 El arenal de San Lorenzo: Historia del ensanche de La Arena. Luis Miguel Piñera Entrialgo. Septiembre 2001. pvp: 3,01 €. 2 Nuevos nombres en el viario gijonés (1999-2002). Luis Miguel Piñera Entrialgo. Junio 2002. No venal. 3 La Escalerona: Escalera monumental de entrada a la playa de San Lorenzo. Julio 2002. No venal. 4 Los barrios del sur: Historia de Roces, Contrueces, Montevil, Santa Bárbara, Pumarín, polígono de Pumarín, Nuevo Gijón, Perchera y La Braña. Luis Miguel Piñera Entrialgo y Francisco Javier Granda Álvarez. Julio 2002. pvp: 3,00 €. 5 Un paseo con Jovellanos en el Gijón del siglo xviii. María Teresa Caso Machicado. Agosto 2002. pvp: 3,00 €. 6 El Ayuntamiento al norte: Breve historia de la Casa Consistorial (1865-2002). Eduardo García García. Octubre 2002. pvp: 6,00 €. 7 La ciudad del agua: Historia del abastecimiento público de agua en Gijón. Héctor Blanco González. Marzo 2003. No venal. 8 La Gota de Leche, casa cuna de Gijón. Eduardo García García. Abril 2003. pvp: 2,50 €. 9 La llamada del deporte en los barrios del oeste: El Natahoyo, Moreda, Tremañes, La Calzada, El Cerillero, Jove y Veriña. Pablo González Pérez y Luis Miguel Piñera Entrialgo. Mayo 2003. pvp: 3,00 €. 10 El Frontón, recuerdo de un barrio gijonés desaparecido. Luis Miguel Piñera Entrialgo y Jesús Casals Pérez. Junio 2003. No venal. 11 Gijón a escala: La ciudad a través de su cartografía. Francisco Javier Granda Álvarez. Agosto 2003. pvp: 12,00 €. 12 Álbum de Honores de Gijón (1866-2004). Luis Miguel Piñera Entrialgo. Junio 2004. No venal. 13 Una historia de papel: 500 años en la historia de los documentos del Archivo Municipal de Gijón. Xuan F. Bas Costales y Eduardo Núñez Fernández. Abril 2006. pvp: 14,00 €. 14 La obra pública municipal en Gijón (1872-2006). Héctor Blanco González, Francisco Javier Granda Álvarez y María Fernanda Fernández

Gutiérrez. Diciembre 2006. pvp: 50,00 €. 15 Historias de El Llano. Luis Miguel Piñera Entrialgo y Francisco Javier Granda Álvarez. Abril 2007. pvp: 3,00 €. 16 Un patio gijonés: La ciudadela de Celestino González Solar (18771977). Nuria Vila Álvarez. Julio 2007. pvp: 12,00 €. 17 Muro de San Lorenzo, abrazo de mar: Un siglo de historia de Gijón. Héctor Blanco González. Julio 2007. No venal. 18 La fuente de Talavera: Del Jardín de la Infancia al Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Saturnino Noval García. Octubre 2007. No venal. 19 Natural de Gijón: Parques, jardines y espacios verdes municipales. Francisco Javier Granda Álvarez. Marzo 2008. pvp: 34,00 €. 20 Diccionario toponímico del concejo de Gijón. Ramón de Andrés Díaz. Julio 2008. pvp: 32,00 €. 21 Somos del agua: Historia de los equipamientos acuáticos de Gijón. Concepción Tuero del Prado. Agosto 2008. pvp: 15,00 €. 22 Gijón entre líneas: El transporte urbano en Gijón y la Empresa Municipal de Transportes Urbanos (emtusa). Francisco Javier Granda Álvarez. Noviembre 2009. pvp: 10,00 €. 23 Mujeres en el callejero de Gijón. Carmen Gómez Ojea. Marzo 2010. No venal. 24 1934 nombres: Monumento a la memoria de las víctimas de la represión franquista. Enriqueta Ortega Valcárcel. Abril 2010. No venal. 25 Luces de Gijón: El alumbrado público municipal (1834-2010). Eduardo García. Febrero 2011. pvp: 10,00 €. 26 La protección social de la infancia en Gijón. Ángel Mato Díaz. Noviembre 2013. pvp: 15,00 €. 27 El pequeño comercio en Gijón. Carmen Alonso Suárez y Pablo Rodríguez Fernández de la Vega. Agosto 2014. pvp: 15,00 €. 28 ema. Cincuenta años: Medio siglo de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón (1965-2015). Héctor Blanco. Marzo 2015. pvp: 8,00 €. 29 El patrimonio hidráulico de Gijón. Héctor Blanco. Abril 2015. pvp: 25,00 €. 30 La bici en Gijón: Del velocípedo al carril bici. Ángel Mato Díaz. Abril 2015. No venal. 31 El Cuerpo de Bomberos de Gijón: 125 años luchando contra el fuego. Francisco Javier Granda Álvarez. Noviembre 2015. pvp: 12,00 €. 32 En clave de mar. Historia de la Banda de Música de Gijón. FRANCISCO Francisco Javier Granda Álvarez. Abril 2018. pvp: 10,00 €.

La Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano de Gijón

(EMULSA) 40 años al servicio del municipio Francisco Javier Granda Álvarez

Francisco Javier Granda Álvarez Diplomado en la Escuela Universitaria de Magisterio y licenciado en Geografía por la Universidad de Oviedo, combina su labor como consultor con investigaciones de carácter histórico y geográfico sobre Gijón y Asturias. Ha coordinado varias exposiciones para el Ayuntamiento de Gijón, entre otras, «Gijón en el Camino a Europa 2020». Autor de numerosas publicaciones, las más recientes son: En clave de mar: Historia de la Banda de Música de Gijón (2018), El Cuerpo de Bomberos de Gijón: 125 años luchando contra el fuego (2015) y Gijón: Relato de un viaje (2014).


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