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La censura de las letras de carnaval.

CARNAVAL Isla Cristina

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Por Vicente López Márquez

La capacidad que tienen las agrupaciones de carnaval de divulgar opiniones e ideas a través de sus letras cantadas y la influencia que ejercen dentro de su comunidad fue desde siempre muy temida por los poderes públicos. En Isla Cristina, desde el inicio del pasado siglo se impuso a los grupos la obligatoriedad de registrarse y de presentar sus letras antes de que pudieran ser cantadas tanto en la calle como en locales públicos.

Fue en el año 1909 cuando el Ayuntamiento de Isla Cristina introdujo en el acostumbrado Bando de Carnaval nuevas prohibiciones añadidas a las que se venían publicando desde años anteriores. Según lo anunciado quedaba prohibido los expresado en los puntos siguientes: “Quinto: se prohíben igualmente las canciones y bailes contrarios a los principios de la más severa moral. - Sexto: las comparsas y estudiantinas no podrán cantar más canciones, que las que expresamente autorice esta alcaldía, a cuyo fin los directores o encargados de aquéllas, quedan obligados a poner en conocimiento de mi autoridad por escrito y bajo firma, antes del día 21 del corriente, la letra de dichas canciones”. Consecuencia inmediata de lo referido aparecen los primeros cancioneros impresos que se conservan: el más antiguo, de 1910, cantado por la comparsa “Los Héroes de la Campaña”. Tras la proclamación de la II República, ya en los carnavales de 1932 comenzaron a proliferar las coplas que aludían a la libertad, a los derechos laborales, a la desigualdad de las clases, y las denuncias de la situación social o política . La censura actuaría generalmente endulzando algunas letras aunque no llegaría a ser tan tajante como lo sería años más tarde. Como ejemplo podemos ofrecer una letra censurada del carnaval de 1933 del coro “Escuela Moderna”. En el último renglón fue sustituida por el censor los términos “la República” por “sus ideas”.

Presentamos esta Escuela Moderna como orgullo de nuestra nación en memoria de aquél noble mártir que sufrió horrible escarnio y persecución. Dio su vida gustosa por todos y fue fusilado sin piedad resplandecen siempre sus ideas mientras tengamos sangre hasta poder luchar. Falsos caciques vuestra astucia es infernal, así mataron a Ferrer, a García Hernández y también a Fermín Galán. Pero en sus tumbas todos lloran con dolor Por los mártires, que en Casas Viejas la República mató.

Letras censuradas en todo o en parte. (Archivo Municipal de Isla Cristina).

CARNAVAL Isla Cristina

Como es sabido, en el año 1937 el Carnaval volvería a ser prohibido, padeciendo la más larga etapa de silencio jamás conocida. Aquella etapa restringida por el régimen de Franco se prolongaría en Isla Cristina hasta 1967, pues al año siguiente se institucionalizaron los festejos y se convocaría un concurso de agrupaciones bajo el nombre de Fiestas Típicas de Invierno.

A partir de entonces, en las bases de participación se dejan claro en el punto 2 que “Las canciones a interpretar en Concurso serán las autorizadas, previa censura, por la Comisión Organizadora de las Fiestas.-”. En el punto 4, además, se fijaban los plazos en que debían entregarse las letras “para estudio a efecto de censura”, las cuales se devolverían ya censuradas con tiempo suficiente para proceder a imprimir los cancioneros con las correcciones que se determinaran.

Generalmente la censura solo actuaba sobre aspectos erótico-sexuales pues era impensable que en aquel régimen los letristas se aventuraran a expresar ideas religiosas o políticas. En ocasiones se sustituían términos por otros menos picarescos como en el caso del cuplé de 1972 “Está mi prima Enriqueta”. En este caso el censor autorizó a cantar la letrilla sustituyendo el último renglón por otro menos picaresco. La copla terminaba refiriéndose a “un mango muy alargado”. Un cuplé de Los Aladinos, en aquel mismo año, se vio obligado a sustituir el concepto “cosa” por “lámpara” en la letra “…pa´ las niñas tengo yo esta cosa reservá. La que quiera conseguir algún deseo, solo la tiene que frotar”. En algunos casos, cuando la carga erótica les parecía excesiva a los censores, la copla era desautorizada totalmente sin enmienda posible.

Sin embargo, era inevitable que alguna agrupación se saltara las indicaciones de la censura y eso tenía un precio. En el carnaval de 1970, por ejemplo, fue impuesta una sanción de 500 pesetas a una agrupación por desobedecer a los censores, por ello que le fue descontada la multa del premio de 7.500 pesetas con que fue galardonada.

Tras la promulgación de la Constitución de 1978, que garantiza la libertad de expresar ideas, pensamientos y opiniones, se acaba definitivamente con la censura institucional en las letras de carnaval de la forma en que se venía ejerciendo desde 1968. Y hasta aquí se puede tratar de la censura en las letras de carnaval. De estas últimas décadas, como es sabido, también se podría escribir, y mucho, pero ya sería otro capítulo de la historia de nuestro carnaval.

Los cancioneros debían pasar la censura antes de que sus letras fueran enviadas a la imprenta. (Archivo Municipal de Isla Cristina).

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