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Excavaciones arqueológicas en la Peña del Castro, campaña de 2017 Página
SEGUIMOS DIALOGANDO CON LA TIERRA: EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA PEÑA DEL CASTRO, CAMPAÑA DE 2017
Eduardo González Gómez de Agüero; Víctor Bejega García; Fernando Muñoz Villarejo
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Como cada año, y ya van seis, el equipo de Arqueoercina llega fi el a su cita con esta revista, así con el yacimiento de la Peña del Castro. Este año además lo hacemos con ilusiones renovadas, ya que, gracias a las aportaciones económicas de La
Junta de Castilla y León, La Diputación de León y el Ayto. de la Ercina podemos ampliar los días de excavación, superando las dos semanas de los últimos tres años. Por otro lado, los resultados de la última intervención han abierto nuevas perspectivas de estudio que nos adentran en aspectos quizás menos conocidos de la Edad del Hierro, pero que son de gran interés para acercarnos a la vida cotidiana de las gentes que habitaron este poblado. En la campaña de excavación de 2017 decidimos ampliar el sondeo de la terraza inferior para sacar a la luz la Estructura 07, que pensábamos que se trataba de una vivienda oval con un patio. Sin embargo, una vez que empezamos la intervención, pudimos comprobar cómo nuestra hipótesis de partida era errónea. Según avanzaba la excavación, las evidencias apuntaban a que no era posible que estuviéramos en una vivienda. Siempre nos había parecido relevante la ausencia de un molino en la mitad de la estructura excavada en el año 2014, máxime cuando en el resto de viviendas siempre había aparecido cerca del hogar, elemento que supuestamente ya habíamos excavado en esta estructura. Sin embargo, pronto pudimos comprobar que ese hogar no era tal, ya que al quitar el derrumbe de las paredes del edifi cio, realizadas en barro y madera, el nivel de carbones y cenizas se ampliaba y generalizaba por toda la mitad sur de la cabaña. Una vez detectada la presencia de este nivel, rápidamente nos vino a la mente los importantes niveles de cenizas y carbones documentados en otras estructuras, como en la “gran cabaña roja”. Sin duda un gran incendio había consumido y destruido nuestro poblado. Sin embargo, algo que parecía tan simple abría en nuestra mente miles de interrogantes. ¿A qué correspondían aquellas cenizas? ¿Qué fue lo que se quemó? ¿Sería la cubierta?, pero... ¿porqué solo de documentaban en la mitad sur? La aplicación de un trabajo más minucioso, para limpiar y ex-
Cesto documentado en el interior del almacén.
cavar este nivel, nos dio la solución. Poco a poco empezaron a aparecer tablones de madera que se cruzaban perpendicularmente formando... ¿un suelo?, pero no podía ser, el suelo era de arcilla pisada y se encontraba debajo de esos elementos de madera. Al seguir excavando, y con la mente llenas de dudas, una vez más la solución se presentó delante de nosotros, como si el propio yacimiento nos fuera guiando por sus entresijos para poder llegar a descubrir sus secretos. En la parte central del edificio apareció un agujero de poste, así como una zanja en forma de “L” con restos de tablones carbonizados. ¿Tablones carbonizados?, ¡Claro!, era un tabique de madera, el edificio estaba dividido en dos espacios por esta estructura de material perecedero y que se había conservado parcialmente por la acción del fuego. Además, pudimos comprobar cómo al norte de la zanja no aparecían carbones. Entonces caímos en la cuenta, ¿y si la estructura de madera se apoyara en este tabique?... ¡eso era! habíamos documentado un altillo de madera. Este hallazgo nos sumergía en la alegría y las dudas a partes iguales, era relevante su documentación, pero esa vivienda cada vez presentaba más elementos que la diferenciaba del resto de las casas que habíamos documentado en el asentamiento. Durante el proceso de excavación había otro aspecto que nos llamaba la atención, y era que prácticamente no aparecía material. Estábamos acostumbrados a que en el resto de casas fuera común la presencia de cerámica fina y de cocina, herramientas, adornos corporales... sin embargo aquí solo conseguíamos sacar afiladeras de piedra, algún fragmento de cerámica, tres piezas perforadas de talco y dos placas de hierro de las que desconocíamos su funcionalidad. Pronto este problema pasó un segundo plano cuando al sacar el pico de la tierra, cientos de pequeñas bolitas negras corrieron hacia nuestros pies. Tras analizar con extrañeza estos elementos, descubrimos con alegría que eran ¡semillas carbonizadas!, esto se ponía cada vez más interesante, y cada vez que la herramienta se introducía en la tierra, nos alejábamos un poco más de la idea de que estábamos excavando una vivienda. Una vez retirado el derrumbe de las paredes pudimos comprobar cómo efectivamente habíamos localizado un depósito de semillas, pero es que además estas estaban sobre madera quemada, que al excavarla pudimos identificar como tiras de corteza entrelazada... ¿un cesto? Sí sin duda, las semillas estaban depositadas en un cesto de materia vegetal que había sido conservado por el gran incendio que asoló la estructura. Aquello que acabó con el asentamiento ahora nos devolvía un poco de a aquellas gentes, como queriendo compensar los daños ocasionados para que dos mil años después sus habitantes permanecieran en nuestra memoria y que las llamas no les llevaran al olvido. Además del cesto, se pudo identificar junto al poste central una cerámica completa que se encontraba semienterrada, seguramente utilizada como recipiente de almacenaje, así como varios huesos largos de animales que además de estar muy quemados, estaban en conexión anatómica, aquello no era fruto de consumo. Ahora sí que teníamos claro que no era otra vivienda lo que habíamos descubierto, pero entonces, ¿qué era aquello? Tras unir las diferentes pistas que el tiempo nos había dejado pudimos comprobar que aquello podría ser un almacén, un espacio donde acumular comida,
Excavación del cesto de materia vegetal.
Taller textil por parte de la Asociación Boquique.
herramientas, incluso para realizar diferentes actividades artesanales. Esto era de gran importancia, no solo porque acabábamos de entrar en la despensa de los habitantes del castro, sino porque acabábamos de comprobar que estábamos ante una organización social y económica compleja. Aquello no era comunal, pertenecía a una familia o a un grupo familiar, una vez más esquivábamos la mera narrativa para introducirnos de lleno en la sociedad, la economía y la ideología de aquellas gentes, que sin saberlo nos estaban dejando pequeñas señales que nos guiaban entre las costuras del tiempo para recomponer las piezas del pasado. Tras el trabajo de campo comenzaron las tareas de laboratorio, realizando el inventario de los materiales recuperados, además de procesar las muestras de sedimento con semillas que habíamos recogido. Durante este trabajo pudimos comprobar que las semillas no correspondían a una única especie, sino que pertenecían a dos clases de cereales (trigo y avena), así como a guisantes y algunas bellotas, si bien las menos numerosas dentro del conjunto. Este hallazgo venía a corroborar la hipótesis que habíamos lanzado ya por el año 2013 sobre la importancia de la agricultura en el asentamiento. La importante presencia de molinos, la documentación de arados, azuelas, horcas o las deformaciones en las falanges de los bóvidos, cobraban otro sentido con la presencia de las semillas y daba forma a la economía de esta comunidad. Por otro lado, aquellos huesos en conexión anatómica resultaron ser patas delanteras de vacuno, documentándose por lo menos tres de ellas, lo cual nos sugería la idea de que contábamos con carne curada almacenada para su consumo, habíamos documentado cecina. Después de los excelentes resultados de la campaña del año pasado, este año iniciamos las excavaciones con gran ilusión, deseosos de que otra vez la Peña del Castro nos vuelva a sorprender. Por ello para este 2018 hemos planificado intervenir en la cabaña cuadrangular, para ver como se relaciona tanto con el almacén, como con la casa oval. También es nuestra intención descubrir la casa de piedra amarilla localizada junto a la calle de acceso. ¿Estaremos ante otro edificio comunal como la cabaña roja?, ¿que esconde en su interior? Cada año que pasa vamos avanzando en nuestro conocimiento sobre al
Sondeo realizado en la campaña arqueológica de 2017, donde se puede ver el suelo del almacén.
Semillas de trigo recuperadas en la excavación de 2017.
asentamiento que ocupó este monte, pero a la vez son cada vez más los interrogantes que no hacen más que aumentar el interés por tan generoso yacimiento. Sin duda este año volverá a sorprendernos.
Visita teatralizada al yacimiento.
Conferencia de David Martino.
DIALOGANDO CON EL PASADO
Por otro lado, otro año más, junto a la excavación del yacimiento, volvimos a realizar el ciclo de actividades que tiene como objetivo la divulgación del patrimonio histórico y arqueológico. Como en otras ocasiones, estas actividades estaban encabezadas por la apertura del yacimiento a la colaboración de los vecinos para la excavación y conservación del mismo, así como la explicación en vivo de los restos que se iban documentando. Junto a la “excavación abierta”, volvieron también las conferencias y los talleres al Salón del Actos del Ayto. de la Ercina. La primera de ellas corrió a cargo de Dr. David Martino García, que nos acercó de manera muy didáctica las lápidas conocidas como vadinienses que se han localizado en la montaña oriental leonesa, así como las nuevas teorías y estudios que se están realizando actualmente sobre ellas. Por otro lado, la segunda de las conferencias corrió a cargo de Roberto Fernández, director del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, que nos explicó la experiencia didáctica y expositiva de este centro y del trabajo de musealización y recuperación del patrimonio material e inmaterial del pasado industrial y minero de Castilla y León. Sin duda conferencia obligada debido al pasado minero del municipio. Junto a las conferencias, desde el grupo de Recreación Protohistórica Boquique, se realizó un taller de textiles en la antigüedad, pudiendo ver diferentes tipos de telares utilizados en la Edad del Hierro, así como ejemplos de ropa que pudo haber sido utilizada por los habitantes de La Peña del Castro. Por último, y como ya viene siendo habitual en estas cinco campañas de excavación, se realizó la jornada de Puertas abiertas. En esta ocasión, el sábado día 16 de septiembre, en la campa junto al Mesón, nuestros compañeros y amigos de Flasback Archaeologica volvieron a traer sus juegos romanos para el deleite de los más pequeños y de los más mayores. También pudimos ver diferentes réplicas de materiales romanos, así como de la Edad del Hierro. Por último, gracias a 3DUBU se pudo realizar un visionado de la recreación 3d que han realizado de los restos recuperados en la terraza inferior de la Peña del Castro. En cuanto a la jornada del domingo, como ya es costumbre, se subió caminando al yacimiento desde la Estación de tren. Una vez en el asentamiento se procedió a la visita guiada y a la explicación de lo realizado en la última campaña de excavación. Posteriormente se realizó la tradicional comida popular, que este año consistió en una olla ferroviaria, recuperando uno de los platos típicos de la zona. Por otro lado, y como siempre os decimos, entre campañas de excavación Arqueoercina no se detiene, y el proceso de investigación sigue su curso. Este año, además del análisis de los materiales documentados en la última intervención, desde la Universidad de León se están realizando los pertinentes análisis para la caracterización del talco documentado en el asentamiento, y de este modo poder definir el origen del mismo, ya que no es un material que se documente en el entorno más cercano al asentamiento. Por otro lado, el 19 de Julio presentamos en el “IV Congreso Internacional de Arqueoloxía de Vilalba (Lugo)” los resultados de las últimas campañas arqueológicas, formando parte esta comunicación de las actas del congreso y que podéis consultar en nuestra página de Facebook, como el resto de publicaciones que se han ido realizando en los últimos años.