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Costal ¿Afición o Devoción?

Es quizás esta pregunta la que en muchas ocasiones en diferentes foros o tertulias se debate dicha cuestión.

Si nos transportamos al inicio del costalero como tal, debemos de recordar a aquellos cargadores, de la Plaza del Salvador o del Pan sevillana, que con su trabajo ganaban el sustento para sus familias y que se le llegaron a conocer como Gallegos. Estos durante cuatro siglos fueron los faeneros perfectos que cargaban los pasos en los días de la Semana Santa, su trabajo diario los realizaban con cuerdas, esportillas y costales, de ahí qué tras llamarles gallegos por su procedencia geográfica terminarán llamándose costaleros aproximadamente en el 1930. En esta década igualmente aparecerán por primera vez de la mano de Rafael Franco Luque el primer cuadrante de una cuadrilla y se comenzará a perfeccionar la forma de trabajar y la técnica de la igualá.

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Tendrán que pasar algunos años hasta que llegado el año setenta y tres se forme la primera cuadrilla de hermanos costaleros la que llevaría sobre sus cerviz al Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiantes, hecho este que se produce tras las revueltas de los llamados costaleros profesionales o asalariados que intentaron ganarle un pulso a las hermandades queriendo aumentar sus emolumentos, este movimiento nacido en la capital hispalense tendrá continuidad y resurgimiento en muchas poblaciones de nuestra Andalucía, en nuestra ciudad cabría recordar casos de cargadores del mercado de abastos de mayoristas municipal e incluso cargadores del ejército cuando los diferentes cuarteles tanto de nuestra ciudad como era vecina ciudad sanroqueña abastecían de personal para mover los pasos por las calles, para así llegado los principios de los 80 se creara la primera cuadrilla de hermanos costaleros nacida en el seno de la Hermandad de la Virgen de los Dolores.

Pues bien, de muchos es sabido que en la vida casi todo tiene unas etapas cíclicas, y hoy llegada a la actualidad ha habido hermandades que una vez habiendo tenido sus cuadrillas de hermanos costaleros, han pasado por penurias de casi no poder sacar sus sagradas imágenes a la calle, y he aquí que vuelve a oírse la palabra del costalero profesional. Como decía al principio en muchas tertulias se han comentado estos aspectos y se dice habitualmente por parte de unos que los pasos los levantan el corazón y la fe, y por parte de otros que los pasos los levantan la fuerza y las piernas y los riñones.

Y yo me pregunto, en voz alta, ahora que está de moda ir a cargar pasos de imágenes a las que quizás no se le tengan devoción, por el simple hecho de cargar un paso, ¿no estaremos volviendo de nuevo aquellos gallegos del puerto aunque no sea por un salario que llevar a la casa?

Y qué ocurre cuando las fuerzas fallan, ¿ya no serán solo las piernas las que muevan los kilos? Y me sigo preguntando… ¿dónde queda la profesionalidad y la vergüenza torera del costalero de devoción que no cuida su preparación para poder cargar con el peso del madero?

No quisiera ni es intención de este artículo crear ninguna polémica, simplemente reavivar la memoria de muchos y poner en valor nuevamente el orgullo de ser costalero, apelando a la responsabilidad y a la grandeza que esta palabra conlleva, y por supuesto recordando y siempre teniendo en mente el deber evangelizador que como cristianos debemos de mantener día a día y mucho más el día qué hacemos estación de penitencia.

Andrés Losada Sempere

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