Reportaje
Un pequeño mundo en el centro de La Solana La rehabilitación de los sótanos de la Casa de la Iglesia descubre un pasado escondido, lleno de historia y misterio
Panorámica de una de las galerías restauradas
Belén López
¿
Quién iba a decir que en un lugar como este podríamos encontrar sótanos de este tamaño? Con esta pregunta, Valeriano Jaime, presidente de la Hermandad de Santiago, nos resumió la restauración que se ha llevado a cabo para poder dar una imagen nueva a estos sótanos situados en la Casa de la Iglesia, especialmente el de Santiago Apóstol, que recibe el nombre del patrón de La Solana. Será el nuevo lugar de reuniones de la hermandad, que tan solo con diez años desde su creación ya tiene unos 350 miembros. Gracias a su aportación, junto a la ayuda de la Iglesia y de la fundación La Caixa, se ha llevado a cabo la limpieza del sótano, que como dice el presidente “empezamos 22
con todo desde cero, sin nada y poco a poco hemos conseguido todo esto, ya que en un pueblo como La Solana se merecía tener una hermandad cuyo protagonismo fuera el Apóstol Santiago”.
En busca del ‘tesoro’
En 2011 comenzó la restauración de estos sótanos. Las paredes abovedadas de aquellos lugares y sus suelos estaban repletos de escombros, tanto que casi no se podía pasar debido a las obras que se habían realizado en la parroquia porque sirvió de escombrera durante este período. “Lo que se necesitaba era sanear esa infección de las humedades y generar un espacio íntimo para la oración”, indicó Benjamín Rey, párroco de Santa Catalina.
Ahí fue donde empezó todo, haciendo una gran limpieza para poder disfrutar de sus espacios. Rey señala que fue un recuerdo bastante bonito. En ese momento se encontraban en la Casa de la Iglesia unos chicos de un plan de trabajo, y que todos juntos bajaban a los sótanos a “encontrar el tesoro”. Recuerda haber paredes huecas, que al final resultaron ser túneles. “Empezamos con una maquinaria pequeña y con un presupuesto también muy reducido que al final no ha variado mucho”, explica Valeriano Jaime moviendo las manos para reflejar exactamente cómo fue aquella obra de esa gran envergadura y de la que también afirma que solamente llevó unos pocos meses. Poco a poco, las Gaceta de La Solana