OPINIÓN OPINION
FEDERACIÓN DE TENIS DE MADRID
¿ERES “FEDERISTA” O “NADALISTA”? O ser de Federer, o ser de Nadal, o de Djokovic, o de Murray... En el tenis, como en muchos de los deportes que levantan pasiones mundiales, parece que si no eliges bando no eres un verdadero aficionado.
Q
uienes hayan vivido tiempos pasados te dirán que esto es como cuando ellos eran de Connors o de Borg, de Senna o de Prost, de Karpov o de Kasparov... Puede ser, aunque yo añadiría un matiz: la sociedad global en la que vivimos constantemente conectados - a través de las redes sociales online - ha creado auténticos ejércitos, muy bien coordinados, listos para defender a su ídolo frente a cualquier situación o comentario que identifiquen como ataque. En ocasiones, ni siquiera es necesaria ofensa para que surjan debates, acusaciones o hasta insultos dramáticamente exagerados por un altavoz que, a través de esa conexión mundial, calientan demasiado el ambiente de lo que no debería pasar de ser una competición deportiva. No seré yo quien niegue que estas rivalidades engrandecen el deporte y generan historias de héroes y contiendas que trascenderán a su tiempo. Sí me planteo varias preguntas: ¿no estaremos exagerando? ¿De verdad disfrutamos más con el deporte odiando a los rivales de nuestro ídolo? ¿Creéis que ellos sienten esa rivalidad igual que vosotros? La respuesta a la primera pregunta la tengo clara: Sí. Exageramos. Intentad recordar la primera vez que os fijasteis en vuestro tenista favorito y el motivo por el que le elegisteis a él y no a otro. Lo habitual es que uno haga esta elección siendo muy joven, o niño aún. ¿Quién suele ser el elegido? El que gana. Casi nadie prefiere al que pierde - salvo los que nos quedamos con Lendl -. Además,
pensamos que tiene que ganar siempre; que si pierde es que le pasa algo, no porque el rival haya jugado mejor. Algunos, incluso, sienten tanto las derrotas de sus ídolos que la pena o el mal humor o la falta de apetito les dura días... ¿Comprensible? Hasta cierto punto, sí. El deporte conlleva esa pasión que nos contagia como si nosotros mismos estuviéramos compitiendo. ¿Exagerado? También. Con el paso de los años y con la lógica madurez social e intelectual, cada uno debería comprender lo que es y significa, en nuestro caso, el tenis. Precisamente, solo eso: tenis. - también el profesional y esto lo explico luego -. La segunda pregunta puede generar más debate, porque cada uno disfruta a su manera. Mi respuesta es que no. No creo que el fanatismo por un determinado jugador, que suele desembocar en odio por todo lo que representa su directo rival, resulte más divertido que presenciar un partido en el que aprender de tu ídolo exprimiéndose al máximo porque quien tiene delante es igual de bueno que él, o mejor. Tranquilos. En la mayoría de los casos, ese fanatismo se pasa con el tiempo. Permitidme confesaros algo. Hace tiempo, en aquellos años en los que los
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