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Os confieso que la quiero y un comedor único

OS CONFIESO QUE LA QUIERO

Su aspecto delata cuántos guisos lleva probados

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Aunque parezca mentira, también a los objetos inanimados se les toma cariño y hasta se habla con ellos, o mejor dicho se habla a solas y ellos son testigos de nuestros soliloquios y “nos miran” aprobándolos. Eso me ocurre con la cuchara de madera de la cocina que lleva conmigo una pila de años.

He tratado de sustituirla, de que se jubile, pero compro otras y… cuando las cojo no me gusta su tacto, no están suavecitas como la mía y al probar el caldito para darle el punto, percibo un sabor a madera fresca que me desagrada. Total, que aunque la pobre mía está de color oscuro por su avanzada edad, tiene filos quemados y su forma ya no es perfecta, hoy le he dicho que no se preocupe, pues he decidido que las dos envejeceremos felizmente juntas y nos “contaremos” cada día nuestras cuitas entre puchero y puchero. • Ana Sola Loja

“UN COMEDOR ÚNICO”

Pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas.

Dice Alexandre de Málaga

Requisito indispensable para que un comedor sea excelente es su carta, la variedad de menús que ofrece. Requisito importante es que sea espacioso, no? Requisito atractivo son sus precios. Pues amigos, no tenemos que ir a buscarlo lejos, pues en Málaga somos tan especiales, que ese “comedor” lo tenemos a tiro de piedra, dónde? Abarca el mismísimo centro de la ciudad, pues ocupa varias calles de las que no daré su nombre por si me olvido de alguna, y hasta con bonitas plazas situadas entre ellas. Ustedes salís a pasear y recorréis un montón llenas de mesas ocupándolas casi por completo y jóvenes camareros que con una sonrisa os invitan a saborear sus manjares. Los menús son de lo más variados, como así sus precios. Desde paellas que saborean felizmente los extranjeros a las siete de la tarde, hasta carnes, pescados, pasta, ensaladas y cocina moderna y sofisticada. De todo absolutamente. Y además no falta animación, pues es tal el gentío que hay, que a los peatones nos cuesta andar porque vamos sorteando esa inmensa cantidad de personas que con sus risas y conversaciones animan el ambiente. Ese centro de Málaga es “un inmenso comedor” que os invito a visitar, pues se mezclan los olores provocándote probar un poquito de cada plato; te aseguro que no te aburres, pues la gente es tan extrovertida y cariñosa, que puedes conversar un rato sin conocer a nadie. Precisamente ayer saliendo del teatro Echegaray, estuve charlando con una muchacha venezolana la mar de cariñosa, con unos ingleses y después con una familia gallega que me pidió consejo para elegir donde cenar con sabor a Málaga. Lo malo es que luego, cuando llegas en tu casa, todo te sabe soso, pues desde luego vienes impregnado de tantos olores sabrosos y variados, que no te apetece la cena frugal que habías programado tomar. • Ana Sola Loja

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