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TRATAR DE LO IMPOSIBLE

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Obra. MARÍA FERRERA

DOLORES IZQUIERDO LABRADO

Tratar de lo imposible, como un vuelo de pájaro que conoce el cristal de la consciencia, como la pasajera y estrepitosa vida que nos consuela con la paz de la muerte, como tu boca estremecida en la sonrisa del recuerdo complacido y amable, que habita nuestro pecho y culmina un trasiego de sensibles axiomas y convexas respuestas, para la música invisible del tropiezo que guarda irrepetible, el vibrato posible de tu nombre.

Como una melodía armónica y silente que siempre me acompaña, como tu voz, aquí, dormida en la espesura del aire que me lleva, “donde habita el olvido”, y vuelves transparencia los akáshicos y cuánticos compases de las horas, de un tiempo que no existe, remedado en relojes y esferas persistentes para cuantificar la vida que no para, movimiento celeste de los astros que bien nos sedujeron, con el raudo latido que persiste insonoro al oído que perdura en otra realidad, física clásica de lo ya memorable.

Tratar de lo imposible, la enérgica materia que transfiere la luz y te acaricia, y atraviesa el espacio multiverso perfecto de tus ojos, y narra levemente en la memoria universal el rastro de tu risa, como un verso que irrumpe primera línea del poema no escrito todavía, y apenas reflejado, que corre por mis venas y enciende mis reflejos, y grita sin palabras por mis días como un verbo candente en la hoguera del viento, en la hoguera circundante del mar que batallando porfía la luna y sus corrientes.

Buscándote en las llamas de las estrellas guía, de los perfectos galácticos confines que estremecen eternales octavas sin remedio, te encuentro siempre, te encuentro en cada vuelo de mariposa leve, que transfiere el efecto que vibra en la abundancia del movimiento que no cesa tu voz junto a la mía, como si acariciaras la estrella más bonita del cielo, y fuera brisa que moviera la levedad del corazón que grita, el océano del universo escrito tantas veces, con tantas letanías, con tantos nombres y acentos diferentes, y con tantas esquinas…

Tratar de lo imposible es posible también, como decía, te confundo conmigo, materia de mi vida, sin tapujos, sin vías, como un vuelo de luz en mi pupila, el tiempo que no existe me confirma tu voz junto a la mía, el amor desgarrado en la consciencia del mar que nos habita, y no responde sino en la experiencia de la forma que no cesa y trasmina tu corazón y el mío, la hoguera de los pueblos, tu color es mi vida, tu sexo, tu ambición, tu duda, tu alegría, tu perenne ilusión, tu valentía, tratar de lo imposible: Amarte cada día.

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