8 minute read

Adepama

Next Article
Aproama

Aproama

ADEPAMA Asociación para la Defensa del Patrimonio de Mazarrón

Advertisement

Algunas consideraciones sobre el patrimonio local

El término “patrimonio” es algo tan impreciso a nivel de calle que es preciso reconducir ese relativismo existente en relación a este concepto. En los últimos años, la signifi cación de “patrimonio” ha visto cómo se expandía su ámbito de aplicación y se desdibujaban sus límites entroncando con otros aspectos como “recurso heredado del pasado”; “patrimonio cultural”; “patrimonio material, inmaterial y natural”; y llegando a relacionarse hasta con educación, salud, emigración, desigualdades económicas, cambio climático y desastres naturales (como la pérdida de biodiversidad o del acceso a agua y alimentos seguros). Todo ello nos lleva a un nuevo concepto de patrimonio donde lo esencial es que sea capaz de contribuir a la paz y al desarrollo social, ambiental y económico sostenible.

De todo ello, creo que este año el patrimonio y sus relaciones con lo natural y las cuestiones ambientales ha sido un tema destacado en Mazarrón. Ha sido sorprendente ver cómo el municipio saltaba a la prensa nacional para reclamar la conservación de unos elementos que, según la normativa europea, son categóricamente perjudiciales para la salud. Y tampoco deja de ser llamativo el respaldo que se ha querido imprimir a una cuestión que está fuera de toda duda. No hay más que ver las fotografías de las calles del municipio estos últimos días de lluvias para darse cuenta de la magnitud del problema del patrimonio minero en su vertiente de salubridad y contaminación. Todos los que vivimos aquí hemos visto correr por la avenida Constitución y las principales calles del municipio auténticos ríos amarillos donde el agua baja alegremente cargada de sustancias contaminantes y tóxicas para los seres humanos. La incidencia de estas sustancias en la salud de las personas está sobradamente estudiada y en general se trata de los metales pesados contenidos en las terreras de las antiguas explotaciones mineras que vemos dispersas por todo el Coto Minero de San Cristóbal y Los Perules (sulfuros de plomo, cadmio, zinc, arsénico, etc).

Desde un punto de vista medioambiental no se justifi ca en absoluto la conservación de estas balsas de lodos, en tanto en cuanto no afectan a los bienes inmuebles del patrimonio minero de Mazarrón y, además, es indiscutible que son perjudiciales para las personas que habitan en su área de incidencia. Esto viene dado por numerosas causas, como la lixiviación de estas sustancias que al fi nal, acaban corriendo por las calles del centro urbano y termina formando parte prácticamente de todo lo que tocamos. Para hacernos una idea, basta recordar que en los registros de la Confederación Hidrográfi ca en la Rambla de las Moreras aparecen metales pesados. Y esto es algo perfectamente constatable, porque todos los que vivimos aquí hemos visto alguna vez las aguas de escorrentía que bajan por las calles del pueblo cada vez que llueve.

Por ello resulta paradójico el hecho de que se haya querido magnifi car tanto un hecho tan cuestionable mientras que, por otra parte, se mira hacia otro lado ante los continuos ataques que ha venido sufriendo el patrimonio minero de Mazarrón en los últimos años. De hecho, este aspecto es el verdadero caballo de batalla de las asociaciones que buscan su conservación, además de la puesta en valor y su transformación en recurso y potencial elemento de desarrollo en aquellas sociedades que lo poseen.

El deterioro del patrimonio local es un hecho más que evidente y basta con echar un vistazo alrededor para darse cuenta de ello. Es evidente que el défi cit en este asunto realmente se encuentra en la sensibilización ciudadana. La respuesta del vecindario ante las cuestiones relativas al patrimonio de Mazarrón es el punto de partida para cualquier actuación porque, de otro modo, lo único que haremos será continuar en la misma dinámica que nos ha llevado a la pérdida sistemática de patrimonio. Basta hacer un poco de memoria y recordar lo que desde este punto de vista supuso para el municipio el boom inmobiliario que vivimos hace unos años. Una pérdida irreparable que, de haber sido gestionada correctamente hoy serían elementos que contribuirían indudablemente a la idea de transformación económica que hace tiempo se viene queriendo aplicar en la localidad.

Una transformación económica que pasa por la puesta en valor de aquellos bienes inmuebles y materiales que integran el patrimonio local en razón al interés y relevancia, además de la relación más o menos estrecha que guarden con los objetivos que se planteen. En este sentido cabe destacar la idoneidad de trabajar en el sentido de sacar a la luz recursos que hasta ahora han pasado desapercibidos pero que guardan un potencial indiscutible como se ha comprobado en los numerosos casos que ya existen. Por citar alguno en particular podríamos señalar el propio yacimiento de Ifre que constituye una referencia en materia de prehistoria de las llamadas “de libro”. Se trata de un pequeño asentamiento fortifi cado con un área de captación que incluye otros asentamientos diseminados por las proximidades del límite territorial entre Lorca y Mazarrón. Estudios recientes lo ubican dentro de la idea de frontera y perteneciente a una unidad territorial funcionando como fortín dedicado al control territorial.

Independientemente de esta teoría, el caso es que el enclave de Ifre es un buen ejemplo dentro del poblamiento argárico en la provincia de Murcia con un área de captación de tres kilómetros en la que se incluyen varias estaciones argáricas más. Ifre y su hinterland es un claro ejemplo de bien patrimonial perfectamente válido a la hora de pensar en nuevos elementos que poner en valor dentro de la dinámica de apertura de nuevos recursos económicos de la localidad y reclamo de perfi les turísticos diferentes a los habituales de sol y playa. Siempre se ha dicho que en este tipo de cuestiones hay mucho por hacer en Mazarrón y, como se puede comprobar, recursos para ponerse en marcha no nos faltan.

En este sentido lo que sí podríamos echar en falta es la evidencia palpable de la preocupación por el patrimonio. Se hace patente la necesidad de volver a poner en marcha campañas de sensibilización sobre el signifi cado de este término, la defi nición de los elementos que lo integran y el valor intrínseco que poseen, además de las perspectivas y posibilidades potenciales que pudieran tener de cara a un hipotético progreso del municipio a corto y medio plazo. El patrimonio es responsabilidad de todos y todos, en mayor o menor medida podemos contribuir a su conservación y a que llegue en las mejores condiciones a las manos de la generaciones futuras.

Juan Francisco Belmar González

Presidente de la Asociación para la Defensa del Patrimonio de Mazarrón - ADEPAMA

This article is from: