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Aspadem
¡Felices Fiestas! “Una historia que escuchar”
Queridos lectores: deseamos que llegado el momento de echarle un vistazo a esta publicación, España, siga siendo España, y Mazarrón disponga del uso de las instalaciones de la residencia “El Peñasco”.
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Esto era una vez un niño especial que vivía con sus padres en las montañas. Tenía un sueño: construirse una cabaña en un árbol parlante. Su cabeza era como la de un animal. Tenía una libélula como mascota. Ella, tenía la capacidad de comunicarse con las mentes de las personas, animales y plantas. Realmente para ella, esa virtud, era muy traumática. Un día ella se marchó a ver mundo y pasado un tiempo, volvió con una historia que contar. Lo más impactante para la libélula fue escuchar de nuevo la voz de su amigo con discapacidad intelectual. El niño, expresaba sus sentimientos sin mucho orden, excepto para la libélula que lo entendía perfectamente. Un día le contó a la libélula que se acababa de producir una gran guerra entre las abejas y los pájaros del bosque. Todos los habitantes del bosque estuvieron atemorizados durante mucho tiempo. El bosque se había quedado grisáceo y un día, el niño pidió ayuda a sus otros amigos: los animales del bosque y también al unicornio. Decidieron dejar a un lado sus diferencias y logró reunirlos a todos. Por fin, decidieron dialogar con la abeja reina y lograr acabar con la guerra. Casualmente, la historia que tenía que contar la libélula, era muy similar a la que le contó el niño.
La libélula pudo entrar en la mente de los padres y les contó esta historia. Los padres, incrédulos “escucharon la historia”. Ellos, casi nunca habían confiado en las capacidades de su hijo, por eso se sintieron culpables de su ignorancia y a través de la libélula, se comunicaron con él, hasta que llegó el día en que no hacía falta la intervención de la libélula, pues con tan solo un gesto, ya se comunicaban y todos sabían las necesidades de cada uno. Los padres le confiaron todos sus ahorros para que pudiera cumplir su sueño: la cabaña en el árbol parlante. Como los animales ya se le estaban construyendo su pequeña cabaña, él tomó la decisión de gastar el dinero para reparar la humilde cabaña de sus padres y construir un gran establo junto a ella. Así podrían acoger a todos sus amigos durante el invierno. Sus padres se quedaron tranquilos,
pues al morir sabían que su hijo con discapacidad, jamás estaría solo. Desde entonces, la discapacidad intelectual de aquel niño pasó a un segundo plano y él, se sintió mucho más comprendido y seguro de sus capacidades.
En ASPADEM también deseamos quedarnos tranquilos y sentirnos comprendidos; seguimos necesitando vuestra ayuda, para poder realizar los sueños de muchas personas especiales y conseguir la “Plena Inclusión” que nuestros familiares con algún grado de discapacidad se merecen.
Este año también nos han dejado personas muy cercanas a ASPADEM. Jean Halford, Key Irene Worteley, Juan Hernández, Antonia Vivancos, Eloísa Morte… A sus familias nuestro más sentido pésame y que todos ellos D.E.P.
También queremos animar a todas las personas y familiares amigos de ASPADEM que lo están pasando mal por diferentes motivos. Como siempre valoramos mucho el gran esfuerzo, trabajo, y la gran labor de todas las personas que trabajáis por el bienestar de nuestros familiares con discapacidad intelectual o del desarrollo. Muchas gracias a todas las personas que nos seguís ayudando. FELICES E INCLUSIVAS FIESTAS. E-mail: aspadem@gmail.com Telf. 669.519.422
Agradecemos la bonita ilustración de la fábula, realizada por Marta Hernández Zamora
LECTURA FÁCIL
Estamos en Fiestas y en ASPADEM también queremos participar.
En noviembre se celebró el 24 aniversario de ASPADEM y se contó una fábula.
Una Fábula es una pequeña historia irreal. (Irreal es que no sucedió exactamente). El título es: “Una historia que escuchar”. Trata de un niño con discapacidad intelectual que vive con sus padres en el bosque.
Tiene una libélula de mascota y puede hablar con ella.
Hay una pelea entre abejas y pájaros. Todos en el bosque se ponen tristes y tienen miedo. La libélula se marcha a conocer el mundo, pero también se encuentra con
la pelea.
Al final los animales del bosque hablan con la abeja reina y se acaba la pelea.
La libélula vuelve y el niño le cuenta la historia de la pelea.
La historia que le iba a contar la libélula al niño, era la misma.
La Fábula también habla de las capacidades que tenemos las personas con discapacidad.
Todas las personas necesitamos que nos comprendan y así estamos más tranquilos.
Tenemos que decir lo que necesitamos y así podemos conseguir nuestros sueños.
Este año murieron personas que querían a ASPADEM: Dos amigas inglesas: Jean Halford y Key Irene Worteley. La tía de Antonio Juan Ortiz: Antonia Vivancos. La abuela materna de Irene Candel: Eloísa Morte. El padre de Diego Hernández: Juan Hernández. ASPADEM da las gracias a todas las personas que hacen un buen trabajo y nos ayudan.