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Lucía Hernández: La Abuela de Leiva

Este año en las Fiestas Patronales de Leiva le han hecho un emotivo homenaje a Lucía Hernández por ser la vecina de más edad de la pedanía.

Lucía nació hace 91 años en Leiva y aquí ha pasado toda su larga y difícil vida. De niña vivió en “los Vidales”, al lado de la ermita de Leiva, con sus abuelos maternos, Juan Pedro y Aurora, sus padres Pedro y Antonia y dos hermanos un poco mayores que ella, Juan y Pedro. A pesar de pertenecer a una familia humilde de labradores y mineros, pasó una infancia feliz. Tenía muchas amigas para jugar y le gustaba mucho el colegio. Soñaba con ser maestra cuando fuese mayor.

Pero un hecho terrible e inesperado cambio su vida y acabó con su sueño, estalló la terrible guerra civil que durante tres años tanto daño hizo a España. Su padre que se encontraba en Cataluña trabajando de minero y se había afiliado a un partido favorable a la República, cuando el general Franco entró en Cataluña, como muchas otras personas huyó a Francia, pensando que seria lo mejor, pero al poco se iniciaría la Segunda Guerra Mundial. Como era un refugiado político, estuvo en un campo de concentración y realizó trabajos forzados, de todo lo cual enfermó y años después falleció sin poder regresar a su país con su familia.

Lucía y sus hermanos se quedaron sin padre y fue muy difícil atravesar los duros años de la posguerra. Pasaron los años y se casó con Pepe Morales y pusieron una tienda en el barrio de Los Cañavates, y al poco se quedó embarazada. En España las cosas mejoraban lentamente y soñó que su vida también mejoraría. Pero el destino le mandó una prueba muy dura, la más dura de su vida. Tubo problemas en el parto y su hija nació con una parálisis cerebral profunda. Esto siempre es algo terrible para una familia, pero en aquellos años mucho más, porque no había ayudas de ningún tipo, ni del estado ni de los Ayuntamientos.

Lucía sacó fuerzas y dedicó su vida a cuidar a su hija y a ayudar a su marido en la tienda. Nunca tuvo tiempo para cotilleos, ni espacio para la envidia o el rencor. Sus únicas distracciones eran leer libros y los concursos y las películas de la televisión. Una vida de trabajo y sacrificio sin perder la fe en Dios y sin lamentarse de sus desgracias.

Al final de los años le ha llegado una gran alegría. Hace 10 años nació Pepe su único nieto, que la ha hecho muy feliz. Los dos se quieren mucho y se divierten leyendo tebeos, dibujando, viendo la tele, jugando al dominó y siempre con su inseparable gato Manchitas. A veces regañan y se enfadan pero pronto todo se olvida y tan felices.

Estas palabras que he escrito son mi pequeño homenaje a mi madre, una mujer buena, valiente y sacrificada que nunca se ha quejado de sus desdichas y siempre ha afrontado las dificultades con optimismo y esperanza.

Madre, que Dios y la Virgen del Carmen, te den salud para que puedas disfrutar de tu nieto y sigas siendo muchos años la abuela de Leiva.

Rogelio Morales Hernández

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