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Ejercicio, salud y

Unidad de Cardiología

Dr. Miguel Ángel Quiñones Pérez

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EJERCICIO, SALUD Y RECONOCIMIENTO CARDIOLÓGICO PRECOMPETITIVO

Los efectos benefi ciosos del ejercicio físico sobre la salud, el aparato cardio circulatorio y nuestro estado metabólico son indiscutibles.

BENEFICIOS

El ejercicio adelgaza al reducir la grasa corporal. Mejora la función cardiovascular, la capacidad pulmonar y el aprovechamiento del oxígeno por los tejidos. Disminuye la presión sanguínea. Baja los niveles de colesterol total, de colesterol LDL (malo), de los triglicéridos, y aumenta el colesterol HDL (bueno), reduciendo el riesgo de infarto. Reduce los niveles de glucemia en los diabéticos. Reafi rma los tejidos. Aumenta la reabsorción de calcio por los huesos. Disminuye los niveles circulantes de adrenalina, la hormona del estrés y aumenta los niveles de endorfi nas. Infl uye positivamente en el estado de ánimo, mejorando la autoestima y reduce la mortalidad cardiovascular. No existe ningún medicamento que aporte tantos benefi cios a la salud como el ejercicio físico.

RECOMENDACIONES

La Organización Mundial de Salud (OMS) ha elaborado las Recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud con el objetivo de proporcionar a los formuladores de políticas orientación sobre la relación dosis-respuesta entre frecuencia,

“Los bene cios del ejercicio físico sobre la salud, el aparato cardio circulatorio y nuestro estado metabólico son indiscutibles, pero su práctica sin previo conocimiento del estado del mismo y del riesgo cardiovascular conlleva riesgos”

duración, intensidad, tipo y cantidad total de actividad física a realizar para lograr la prevención de enfermedades no transmisibles (hipertensión, diabetes, obesidad, ateroesclerosis y sus consecuencias).

Las recomendaciones distinguen tres gru-

pos de edad: 5-17 años, 18-64 años y más

de 65 años. Se recomiendan ejercicios aeróbicos (juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados) en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias, ocupacionales (trabajo) y tareas domésticas según la edad.

En relación al tiempo de ejercicio para los niños y jóvenes de 5 a 17 años recomiendan que dediquen 60 minutos diarios a actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa. Los adultos de 18 a 64 años dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas en sesiones de 10 minutos de duración. A fi n de obtener aún mayores benefi cios para la salud, recomiendan que aumenten hasta 300 minutos por semana la práctica de actividad física moderada aeróbica.

RIESGOS

Sin embargo, la práctica de ejercicio físico no está exenta de riesgos y su práctica sin el previo conocimiento del estado de salud cardio

circulatorio y riesgo cardiovascular no está recomendada, más aún cuando se participa en programas de ejercicio o competiciones de alta intensidad y/o resistencia (spining, carreras de larga y media distancia).

La muerte súbita es el evento adverso más catastrófi co y es aquella que ocurre de manera inesperada durante la práctica deportiva o una hora tras fi nalizarla, por causa natural, no traumática ni violenta, en una persona con aparente buen estado de salud. Se estima que aproximadamente ocurre en 2/100.000 <35 años y 1/18.000 entre los de 35 a 75 años. Es 10 veces más frecuente en hombres. Las causas de muerte súbita dependen de la edad.

En <35 años, las cardiopatías congénitas (problemas al nacer en las válvulas o arterias coronarias), o cardiopatías familiares y/o hereditarias (miocardiopatias y canalopatias). En >35 años, lo más frecuente es el infarto miocárdico provocado por la ateroesclerosis coronaria (enfermedad adquirida por la presencia de factores de riesgo).

PREVENCIÓN

La primera medida para disminuir su incidencia es el reconocimiento cardiológico

pre-participación deportiva.

La historia clínica que incluye antecedentes personales/heredofamiliares, identifi cación de factores de riesgo cardiovascular (HTA, obesidad, diabetes, tabaquismo, hipercolesterolemia), así como un examen físico dirigido y un electrocardiograma basal, son los primeros escalones de la evaluación previa al inicio de la actividad física. Para hacer una valoración más completa (estructural como funcional del corazón), teniendo en cuenta las limitaciones del electrocardiograma en estos sentidos disponemos de otros estudios complementarios.

El Ecocardiograma Doppler Color, que nos aporta datos acerca de la estructura, la movilidad del corazón, el funcionamiento y anatomía de las válvulas cardíacas. La Prue-

ba de Esfuerzo simple de 12 derivaciones,

que consiste en la realización de un esfuerzo protocolizado (en cinta o en bicicleta fi ja) con monitorización electrocardiográfi ca y de parámetros vitales. Nos permite valorar la capacidad física, identifi car síntomas, comportamiento del ritmo, tensión arterial al esfuerzo y mediante el análisis del electrocardiograma descartar lesiones obstructivas en las arterias coronarias de manera indirecta. Una vez obtenidos los resultados, estaremos en condiciones de ver qué tipo de actividades son las recomendadas para determinado paciente de acuerdo a edad, contextura física y respuesta ante el esfuerzo.

Sin embargo, incluso con el estudio más completo es imposible prevenir el 100% de las muertes súbitas, por lo que resulta imprescindible que sean más las personas que estén formadas en reanimación cardiopulmonar básica, crear espacios cardioprotegidos (con la presencia de desfi briladores y gente preparada para usarlos en caso de necesidad).

Por último, recordar que no todos los cuerpos responden de la misma manera a las exigencias físicas, por lo cual, guiarse por la capacidad de respuesta de un vecino o familiar, aún de similar edad, sólo aportará ansiedad a una actividad que, como se destaca al inicio del artículo, muchas veces debe ser el punto de partida para la práctica de una vida saludable.

“Incluso con el estudio médico más completo es imposible prevenir el 100% de las muertes súbitas”

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