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La vida madre: historias de maternidad realista ENTREVISTA> ‘Livin´la vida madre’, proyecto que aúna libro y exposición, habla de distintas formas de vivir la crianza – Elena Aljarilla es una de sus protagonistas Entrevista: Patricia Campelo Fotografía: Luis García Craus
uando Elena estaba embarazada vivía en Bruselas, su pareja en Madrid, y su bebé nació con casi tres meses de antelación. Alicia nunca leyó, ni nadie le contó, que podría sentirse tan triste durante el embarazo. Sandra se centró en su carrera; cuando planeó la maternidad no llegó, y recurrió a la fecundación in vitro. Olga no lograba el deseado embarazo y optó por la adopción. Jimena tuvo que renunciar a su trabajo como periodista al ser madre. Y la maternidad acabó con el matrimonio de Silka.
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Ellas son algunas de las 16 mujeres que han querido ceder sus testimonios personales para el libro ‘Livin´la vida madre. Amor y muchas dudas’ (Fanes, 2016) con el objetivo de desmontar el mito de la maternidad idealizada hablando de la realidad que atraviesa sus cuerpos y mentes durante, y después, del embarazo. Y pese a la crudeza de algunos episodios, un elemento común los hilvana: el optimismo. “Todas somos muy felices con nuestros hijos. Al final son todo historias alegres”, desgrana una de las protagonistas, Elena Aljarilla, periodista y madre de Damián y Manel. Esa dicha, que emana de las narraciones, se refleja en la exposición que ha saltado de las páginas del libro al centro para la infancia Bhima Sangha [del 6 al 22 de junio] para agrandar el proyecto de estas madres que defienden múltiples formas de afrontar la maternidad. La muestra se presenta el viernes 9 en compañía de la concejala ripense de Infancia, Aída Castillejo, y de alguna de las autoras. Las mujeres de ‘Livin´la vida madre. Amor y muchas dudas’ son profesiona-
les -en activo la mayoría-, un rasgo deliberado que sirve para ensalzar la lucha por la conciliación. “Queremos mantener el debate abierto. El libro es una excusa para hablar de conciliación. Hay que acabar con el ‘me ayuda en casa’ o con el ‘me han aceptado la reducción de jornada’. La reducción es la única medida que tenemos en la legislación española, pero es un castigo económico y profesional porque te impide promocionar. Te penaliza frente a tus compañeros”, lamenta Elena. La solución, a juicio de esta profesional de la comunicación, pasa por legislar bajas de maternidad y paternidad “iguales, obligatorias e intransferibles”, y apela a la “concienciación” que deben adquirir las propias madres para trascender la exclusividad sobre sus bebés. “Cuando estaba embaraza-
“Cuando estaba embarazada vivía en Bruselas y Joan en Madrid. La gente daba por hecho que yo me iba a volver”
En ese momento, tanto Elena como su pareja disponían de sueldos equivalentes, y podían elegir. Fue él, ingeniero de profesión, quien se despidió de su empleo y permaneció en Bruselas cuidando al pequeño Damián. “La gente tampoco entendió que yo, que era autónoma, volviera enseguida a trabajar, pero estaba su padre, que había hecho la renuncia, y no íbamos a vivir solo de nuestro amor”, ironiza sobre una situación que condiciona a tantas familias.
da vivía en Bruselas y Joan en Madrid. La gente me preguntaba que cuándo me volvía yo a España. Uno tenía que renunciar a su trabajo para ir al país por otro y daban por hecho que yo me iba a mover”, describe.
MADRES NORMALES ‘Livin’la vida madre’, gestado durante ocho años, plasma una visión ajustada a múltiples realidades que sobrevuelan la maternidad, y sus autoras promueven una segunda parte en la que ya están recabando nuevas miradas, como la de una “madre lesbiana”; un “niño con problemas” o una “familia de acogida”.
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