guía del 2025
Sumario
Agraria, la bienal de maquinaria agrícola, abre sus puertas en Feria de Valladolid
Agraria, organizada por Feria de Valladolid, está consolidada como un certamen para profesionales del sector primario que incluye desde grandes máquinas hasta aplicaciones para la agricultura de precisión.
Participan 120 expositores directos y más de 350 marcas nacionales e internacionales, fabricantes, distribuidores e importadores de maquinaria, bienes y servicios para las diferentes fases de los trabajos agrícolas en cultivos de todo tipo, desde los extensivos propios de las mesetas hasta industriales, forrajeros, leñosos… tanto de secano como de regadío.
El perfil de las empresas expositoras incluye desde grandes multinacionales hasta pymes de carácter familiar. Y la procedencia geográfica dibuja un mapa con diez comunidades autónomas españolas, Portugal, Francia e Italia; relación que en el caso de las marcas se amplía a países como Estados Unidos, dinamarca, turquía, Alemania, Eslovenia, India, Irlanda, etc.
Entre las novedades de esta edición se incluye la convocatoria, en colaboración con el Consejo de Colegios de Ingenieros Agrónomos de España, del primer Premio Agraria que distinguirá los mejores trabajos fin de máster en Ingeniería Agronómica.
A esta primera convocatoria se han presentado 24 trabajos de las demarcaciones de Albacete, Aragón, País Vasco y Navarra, Castilla y León y Cantabria, Cataluña, Levante y Andalucía.
Esta iniciativa quiere reconocer el esfuerzo innovador de los estudiantes y favorecer el encuentro con el sector empresarial de la maquinaria agrícola. Servirá, además, como ha mencionado el presidente del Consejo General, Baldomero Segura García del Río, “para poner valor la figura de los ingenieros agrónomos y dar visibilidad a propuestas que contribuyan al desarrollo agrario en un escenario que requiere, cada vez, profesionales capaces de dar respuestas innovadoras a los retos que plantea el futuro para nuestro sector agroalimentario”.
El intercambio de conocimiento, análisis, debate y presentaciones son otro de los pilares de Agraria. Este año se abordarán cuestiones como los retos de los regadíos, el auge de los cultivos leñosos, PAC, cereales, futuro del cáñamo industrial… con un enforque que pone el acento en la investigación y su aplicación práctica.
El comercio internacional de maquinaria agrícola y las oportunidades abiertas para las empresas españolas será analizado por la delegada del ICEX en Castilla y León, Isabel Clavero.
Inteligencia artificial, mujeres profesionales de la agricultura, comercialización de cereales y el futuro del cultivo de los frutos secos serán abordados en las mesas de trabajo que se desarrollarán en Agraria hasta el viernes 31 de enero.
Maquinaria agrícola de vanguardia: el futuro de la tecnología en el campo
En un contexto de constante innovación, la tecnología de vanguardia en maquinaria agrícola se ha consolidado como un elemento clave para mejorar tanto la productividad como la sostenibilidad en el sector agrícola. Estos avances no solo optimizan los métodos de cultivo, sino que también ofrecen soluciones para enfrentar desafíos como el cambio climático y la escasez de recursos. desde tractores inteligentes hasta sistemas de riego automatizados, la incorporación de tecnología avanzada está redefiniendo la forma en que trabajamos la tierra, asegurando un futuro más eficiente y respetuoso con el entorno.
La tecnología avanzada en la agricultura está revolucionando la
manera en que se cultivan y gestionan los recursos agrícolas. Este enfoque moderno integra la digitalización y diversas herramientas tecnológicas que permiten a los agricultores tomar decisiones más precisas e informadas. Al basarse en datos concretos, esta forma de agricultura no solo mejora la eficiencia de los cultivos, sino que también promueve prácticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
Además, la adopción de tecnologías de última generación facilita un monitoreo continuo de las condiciones del suelo, el clima y el crecimiento de las plantas. Esto permite anticipar problemas y optimizar el uso de insumos, lo que conduce a una producción más rentable y responsable. En resumen, la agricultura de vanguardia no solo busca aumentar la producción, sino también garantizar un futuro más sostenible para el planeta.
La tecnología toma el mando
La tecnología de punta hace referencia a los avances más recientes y sofisticados en diversos sectores, que van desde la informática hasta la biotecnología. Este tipo de tecnología se distingue por su capacidad para innovar y resolver problemas complejos mediante métodos y herramientas que se encuentran en la vanguardia del conocimiento actual. Su desarrollo implica una constante investigación e implementación de ideas que, a menudo, transforman por completo industrias enteras.
Este nivel de tecnología no solo optimiza la eficiencia y calidad de productos y servicios, sino que también fomenta el crecimiento económico y la competitividad. Al integrar tecnologías avanzadas, las empresas pueden ofrecer soluciones más operativas y personaliza-
das, adaptándose de manera más precisa a las necesidades de sus clientes. En definitiva, la tecnología de punta representa un horizonte de posibilidades ilimitadas y el camino hacia el futuro.
Maquinaria de punta
Las herramientas y equipos más avanzados, conocidos como maquinaria de punta, incorporan las últimas innovaciones tecnológicas. Este tipo de maquinaria no solo optimiza la eficiencia y la productividad, sino que también permite a las empresas mantenerse competitivas en un entorno de mercado en constante evolución. La implementación de estas tecnologías de vanguardia es esencial para aquellos que buscan mejorar sus procesos y alcanzar mejores resultados.
El progreso de la maquinaria de punta demanda inversiones en investigación y desarrollo, así como en la capacitación del personal encargado de operar estos equipos. Esto garantiza que las empresas puedan aprovechar todo el potencial de la tecnología más reciente,
que va desde la automatización hasta la inteligencia artificial. La flexibilidad y la capacidad de integrar nuevas funcionalidades son aspectos clave de estos equipos.
A su vez, la maquinaria avanzada no solo busca mejorar la eficiencia operativa, sino que también juega un papel crucial en la sostenibilidad. Gracias a la reducción en el consumo de recursos y la minimización de desechos, estas innovaciones contribuyen a que las empresas adopten prácticas más responsables y respetuosas con el medio ambiente. En resumen, la maquinaria de punta no solo impulsa el progreso industrial, sino que también es esencial para un futuro más sostenible.
Innovación en el Agro
La agricultura, base fundamental de la civilización humana, está atravesando una transformación radical impulsada por la innovación tecnológica. Herramientas como los drones para el monitoreo de cultivos y los sensores de suelo para optimizar el riego están cambiando
la manera en que los agricultores gestionan sus tierras. Estas tecnologías no solo incrementan la eficiencia, sino que favorecen un uso más consciente y responsable de los recursos naturales.
Por otro lado, la biotecnología ha logrado avances significativos en el desarrollo de cultivos más resistentes a plagas y condiciones climáticas extremas. A través de la ingeniería genética, se están creando variedades de plantas que demandan menos pesticidas y pueden prosperar con menos agua. de este modo, no solo se garantiza la seguridad alimentaria, sino que también se disminuye el impacto ambiental de la actividad agrícola, alineando el sector con prácticas más sostenibles.
La digitalización del sector agrícola está desempeñando un papel clave en la mejora de la toma de
decisiones. Gracias a plataformas de análisis de datos, los agricultores pueden acceder a información en tiempo real sobre condiciones climáticas, precios de mercado y tendencias de consumo. Esta conectividad no solo optimiza la producción, sino que brinda a los agricultores la flexibilidad para adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. En conjunto, todos estos avances están configurando una agricultura más eficiente, sostenible y resiliente.
La maquinaria del mañana
En un contexto global donde la eficiencia y la sostenibilidad son esenciales, la maquinaria moderna se erige como un pilar clave para el progreso. La incorporación de tecnologías de vanguardia optimiza los procesos de producción,
disminuyendo el uso de recursos y reduciendo el impacto ambiental. Equipos fabricados con materiales reciclables y sistemas energéticos renovables garantizan un desempeño eficiente, promoviendo prácticas responsables que benefician tanto a las empresas como al medio ambiente.
La innovación en diseño de maquinaria ha logrado elevar la productividad sin comprometer la salud del entorno. Gracias a la automatización y el empleo de inteligencia artificial, las operaciones se agilizan, mejorando la precisión y minimizando los residuos. Al optar por soluciones sostenibles, las industrias no solo cumplen con las normativas medioambientales, sino que también se posicionan como líderes en un mercado que valora la responsabilidad social y la protección del planeta.
Prevenir para mantener
Garantizar un rendimiento prolongado y seguro de tu maquinaria agrícola requiere prestar atención a varios factores clave. Hay ciertas acciones fundamentales que no solo contribuyen a extender la vida útil de tus equipos, sino que también aseguran un trabajo seguro y eficiente en el campo. El mantenimiento se divide en dos categorías principales: el mante-
nimiento preventivo y las revisiones periódicas. El mantenimiento preventivo consiste en realizar, durante la temporada de trabajo, una serie de acciones simples destinadas a verificar el correcto estado de los componentes y a mantener las piezas limpias y en buen funcionamiento. Por otra parte, es esencial programar revisiones más exhaustivas con un profesional. Estas inspeccio-
nes detalladas permiten comprobar el estado general de la máquina, sustituir piezas desgastadas o ausentes y solucionar cualquier avería que pueda comprometer su operación. Adoptar estas prácticas de cuidado no solo maximiza la durabilidad de la maquinaria, sino que también asegura un desempeño óptimo y reduce riesgos asociados al uso de equipos en mal estado.
Mantenimiento agrícola esencial
® Mantén las máquinas limpias: Al final de cada jornada, elimina el barro y los desechos acumulados, especialmente en la parrilla. durante los periodos en que no estén en uso, asegúrate de guardarlas en un lugar cubierto y libre de humedad.
® Inspecciona correas, mangueras y filtros: Realiza una verificación periódica para identificar posibles fallas en el sistema hidráulico o de dirección y prevenir problemas mayores.
® Prueba los frenos: Lubrica los frenos regularmente y comprueba que estén ajustados y funcionando correctamente para garantizar la seguridad.
® Cuida la presión de las llantas: Mantén los neumáticos adecuadamente inflados. Para las llantas traseras, se recomienda una presión de entre 0.8 y 1.3 bar (12-20 psi), mientras que las
delanteras deben tener alrededor de 2.2 bar (32 psi).
® Monitorea los fluidos: Realiza revisiones frecuentes para detectar fugas que puedan indicar daños graves en los sistemas internos.
® Controla los indicadores: Asegúrate de que la presión de aceite se mantenga entre 2.7 y 4 bar (40-60 psi), el tacómetro no supere los niveles de RPM recomendados, y la temperatura del motor no exceda los 90 °C.
® Lubrica las partes móviles: Presta especial atención a las piezas móviles de la maquinaria para evitar fricciones que puedan desgastarlas o comprometer su funcionamiento.
® Consulta el manual del fabricante: No subestimes la importancia de seguir las instrucciones específicas proporcionadas por el fabricante para garantizar el cuidado y la durabilidad de tus equipos.
Checklist para el mantenimiento del tractor
El funcionamiento del tractor se evalúa en horas de uso. Por esta razón, es fundamental realizar las siguientes inspecciones dentro del intervalo de tiempo sugerido:
ɕ Cada 10 horas: nivel de aceite, agua del radiador y filtro de aire.
ɕ Cada 100 horas: cambio de aceite de motor.
ɕ Cada 200 horas: cambio de filtros de aceite del motor, revisión del filtro de aire y frenos (verificando el nivel del líquido).
ɕ Cada 400 horas: cambio de los filtros de combustible.
ɕ Cada 600 horas: controlar el filtro de aire, revisar el tanque de combustible, los rodamientos, la caja de dirección y cambio de los filtros de transmisión.
ɕ Cada 1200 horas: cambio del filtro de dirección hidráulica.
Básculas Sanz colabora en la mejora de la productividad del sector agroganadero
La empresa vallisoletana fabrica equipos a medida de las necesidades del sector agrícola
Basculas Sanz es una empresa familiar que cuenta con profesionales de una dilatada experiencia y abiertos a los avances y nuevas aplicaciones en el campo del pesaje. “desarrollamos nuestra actividad en Castilla y León de forma principal, aunque contamos también con clientes en España y Europa”, afirman desde esta empresa vallisoletana, quien destaca el peso del sector agrícola en su cartera de clientes, “con los que colaboramos para mejorar la productividad de las instalaciones”.
El catálogo de Básculas Sanz incluye productos y servicios en todos los ámbitos del pesaje, como básculas para pesaje de camiones, industriales y de ganado. “Al contar con fabricación propia,
realizamos equipos a medida para aprovechar la obra de asiento existente o para colocar básculas en pasillos o bajo tolvas, entre otras ubicaciones específicas”, comentan . dentro de sus productos más representativos sobresalen las básculas de camiones de hormigón o chapa, con sistemas adaptados a cada necesidad. “Recientemente hemos instalado varios equipos para pesaje desatendido y reconocimiento de matrículas y básculas de grandes longitudes bajo cargaderos, de forma que el camión va avanzando y se va llenando con diferentes materias primas. Saliendo de la báscula con la mezcla adecuada. Es la báscula la que ordena la apertura y cierre de cada tolva”
Asimismo, fabrica diferentes tipos de básculas industriales para pesaje de sacos o palés y para ganado porcino, bovino y ovino. “Pueden ubicarse en corrales o ser de carácter individual, en forma de carros transportables. también hemos desarrollado algunas básculas para pesaje desatendido o apertura automática de puertas para clasificación de ganado. Además, instalamos sistemas de dosificación en tolvas y transformamos las antiguas básculas mecánicas en electrónicas”. Subraya que sus productos están homologados por el NMi (CertinBV) con número t11703 y son reparadores autorizados por la Junta de Castilla y León con número de Registro de Control Metrológico 17-M-0043.
Repercusiones Laborales de la Automatización Agrícola
La automatización en la agricultura ha traído consigo importantes transformaciones tanto en la producción como en el empleo dentro del sector agrícola. En este artículo, exploraremos cómo la integración de nuevas tecnologías afecta tanto a la producción de cultivos como a la mano de obra que históricamente ha sustentado este sector. Los efectos de esta automatización son variados, y aunque algunos son claramente positivos, otros generan desafíos que deben ser gestionados adecuadamente para garantizar un futuro sostenible e inclusivo para todos los trabajadores del campo.
Aumento de la productividad y mejora en la eficiencia
Uno de los efectos más inmediatos de la automatización agrícola es el aumento en la productividad y eficiencia de la producción. Gracias al uso de maquinaria avanzada, los agricultores pueden aumentar la extensión de tierras cultivadas y mejorar los rendimientos por hectárea. En el ámbito ganadero, la automatización facilita tareas como el ordeño y la alimentación de los animales, lo que no solo reduce el trabajo físico, sino que también incrementa la productividad de la mano de obra. de forma similar, en la pesca y la acuicultura, la automatización permite optimizar los recursos y mejorar las condiciones de trabajo.
El beneficio de la automatización también se extiende a la seguridad de los trabajadores, especial-
mente en actividades de alto riesgo como la tala de árboles en la actividad forestal. No obstante, a medida que los productores más grandes adoptan esta tecnología, puede producirse una consolidación en el sector, dejando fuera a los pequeños productores que no tienen acceso a estas innovaciones. Esto podría intensificar las desigualdades en el acceso a oportunidades de empleo.
Desplazamiento de la mano de obra no cualificada
Uno de los aspectos más debatidos en cuanto a la automatización agrícola es su impacto en el empleo, en especial el desplazamiento de los trabajadores menos cualificados. Las tareas que tra-
dicionalmente requerían mano de obra intensiva, como la cosecha de cultivos o el trabajo en la ganadería, se están automatizando rápidamente. Esto ha resultado en una reducción de la demanda de trabajo estacional de bajo salario, mientras que las nuevas tecnologías generan una mayor demanda de trabajadores cualificados en la operación y mantenimiento de maquinaria avanzada.
El fenómeno es complejo, pues la automatización de algunos procesos puede reducir el empleo en el campo, pero también puede crear nuevas oportunidades en otras áreas, como la fabricación de tecnología, el mantenimiento de los equipos y la gestión de los datos recogidos por los sistemas automatizados. Sin embargo, es fun-
damental que se diseñen políticas que acompañen esta transición, brindando formación a los trabajadores menos cualificados y ayudando a mitigar el impacto social en las comunidades rurales.
El desafío de la estacionalidad y la escasez de mano de obra
La estacionalidad del empleo en la agricultura es otro desafío significativo. Muchas de las tareas agrícolas, como la cosecha de frutas y hortalizas, son estacionales y dependen de la disponibilidad de mano de obra durante ciertas épocas del año. La automatización puede aliviar el exceso de demanda de mano de obra en algunas temporadas, pero también plantea la pregunta de qué tipo de trabajos pueden ser fácilmente automatizados sin afectar la calidad de la producción.
En cultivos que requieren una intervención manual cuidadosa, como las frutas y hortalizas, la au-
tomatización sigue siendo un reto. Sin embargo, la innovación tecnológica está impulsando el desarrollo de soluciones robóticas que podrían eventualmente sustituir el trabajo manual en la recolección. Estas tecnologías se están desarrollando para abordar la escasez de mano de obra y el aumento de salarios, especialmente en países con altos costos laborales como Estados Unidos.
Impacto en el empleo y nuevas oportunidades
La automatización no solo cambia la naturaleza del empleo agrícola, sino también las condiciones laborales. En general, los trabajos relacionados con la automatización, como los de operador de maquinaria o mecánico, suelen ser menos estacionales que los trabajos en el campo, lo que puede mejorar la estabilidad laboral. Sin embargo, la automatización también puede aumentar la segmentación del merca-
do laboral, favoreciendo a los trabajadores cualificados y dejando atrás a aquellos que no tienen acceso a formación técnica.
A pesar de estos desafíos, la automatización ofrece una oportunidad para mejorar las condiciones laborales en general, incrementando la demanda de empleos más estables y mejor remunerados en las etapas iniciales y finales de la producción, tales como el transporte, la distribución y la comercialización de productos. Para que estos cambios sean inclusivos y equitativos, es necesario que las políticas laborales y sociales se adapten a esta nueva realidad, promoviendo el empleo decente y la capacitación continua.
Hacia un futuro inclusivo
La automatización agrícola tiene el potencial de transformar profundamente el sector agrícola, tanto en términos de eficiencia productiva como de empleo. No obstante, para que esta transformación sea positiva, es crucial que se implementen políticas públicas que faciliten la adaptación de la fuerza laboral, promoviendo la capacitación técnica y protegiendo a los trabajadores más vulnerables.
Con un enfoque adecuado, la automatización no solo puede aumentar la competitividad de la agricultura, sino también generar empleo de calidad en áreas clave como la tecnología, la gestión de datos y el mantenimiento de maquinaria. Al mismo tiempo, debe abordarse la creciente concentración de la producción en grandes empresas, asegurando que los pequeños productores puedan competir y beneficiarse de las nuevas tecnologías. El futuro de la agricultura dependerá de cómo logremos equilibrar la innovación con el bienestar de los trabajadores del campo.
El papel de las cooperativas agrarias en España: clave para la competitividad global y el comercio justo
En el corazón de los campos y viñedos de España, las cooperativas agrarias han emergido como un motor fundamental para el desarrollo sostenible y la competitividad de los pequeños productores. En un contexto global dominado por grandes multinacionales y cadenas de distribución, estas organizaciones han demostrado ser una herramienta eficaz para equilibrar la balanza, promoviendo el comercio
justo y mejorando las condiciones de vida de las comunidades rurales.
Las cooperativas agrarias en España tienen una larga tradición, remontándose al siglo XIX, y han evolucionado para convertirse en estructuras modernas y profesionalizadas. Estas organizaciones permiten a pequeños agricultores y ganaderos unir fuerzas para acceder a recursos, tecnología y mercados que de otro modo serían
inaccesibles para ellos. Mediante la compra conjunta de insumos, la mejora en la transformación de productos y la comercialización directa, las cooperativas reducen los costes y aumentan los ingresos de sus miembros.
Actualmente, en España existen más de 3.700 cooperativas agrarias que agrupan a alrededor de 1.150.000 socios, generando un volumen de facturación anual su-
perior a los 34.000 millones de euros, según datos de Cooperativas Agro-alimentarias de España. Estas cifras subrayan el peso económico y social de estas organizaciones en el sector agrícola.
Por ejemplo, en regiones como Castilla-La Mancha, las cooperativas vitivinícolas han desempeñado un papel crucial en la exportación de vinos de alta calidad a mercados internacionales. Esta comunidad ha logrado un récord histórico en la facturación de exportaciones de vino y mosto en la campaña 20232024: han crecido un 8,3% tanto en volumen como en valor, hasta alcanzar casi 15 millones de hectolitros y 951 millones de euros.
Uno de los aspectos más destacados de las cooperativas agrarias es su compromiso con el comercio justo. Al eliminar intermediarios, estas organizaciones aseguran que los agricultores reciban un precio más equitativo por sus productos. Además, muchas cooperativas han adoptado prácticas sostenibles, como la agricultura ecológica y el uso eficiente del agua, alineándose con las crecientes demandas de los consumidores por productos responsables y de calidad.
Un ejemplo destacado es la Cooperativa Agrícola San Isidro (CASI), en Almería, líder en la producción y exportación de tomates. Con más de 1.500 socios y una facturación anual que supera los 250 millones de euros, CASI ha logrado implementar técnicas de cultivo sostenible que no solo benefician al medio ambiente, sino que también garantizan ingresos justos para sus agricultores.
A pesar de sus éxitos, las cooperativas agrarias también enfrentan desafíos significativos. La volatilidad de los precios en los mercados internacionales, la competencia desleal y las exigencias regulatorias son algunas de las di-
ficultades que deben superar. Además, la necesidad de digitalización y modernización sigue siendo un reto para muchas de estas entidades.
Sin embargo, el crecimiento del comercio electrónico y la creciente demanda de productos locales y sostenibles presentan una oportunidad única. Según un informe reciente, el mercado global de alimentos sostenibles podría alcanzar los 680.000 millones de euros para 2030, y las cooperativas agrarias están bien posicionadas para capitalizar esta tendencia.
En un mundo donde la globalización y el cambio climático plantean nuevos retos, las cooperati-
vas agrarias se perfilan como una solución viable para garantizar la sostenibilidad del sector agrícola. Su capacidad para empoderar a los pequeños productores, fomentar el comercio justo y promover prácticas sostenibles las convierte en un modelo digno de replicar y apoyar. El caso de España es un testimonio de cómo estas organizaciones pueden transformar realidades y abrir nuevas puertas en los mercados globales, sin perder de vista las raíces y valores que las definen. En definitiva, las cooperativas agrarias no solo están cambiando el paisaje rural, sino también contribuyendo a un mundo más justo y equilibrado.
Agricultura familiar en España: equilibrio entre tradición y modernidad
La agricultura familiar ha sido, durante siglos, el eje vertebrador del paisaje rural español, una forma de vida que no solo ha garantizado la producción de alimentos, sino que también ha moldeado la cultura, la economía y el tejido social de innumerables comunidades. Sin embargo, este modelo de explotación, que abarca más del 80% de las explotaciones agrarias del país, se encuentra en una encrucijada histórica: mantener su esencia mientras responde a las nuevas demandas del mercado, las políticas públicas y las exigencias medioambientales.
Un modelo imprescindible pero frágil
Las explotaciones familiares son pequeñas unidades económicas, gestionadas y trabajadas mayoritariamente por los propios miembros del núcleo familiar. Este modelo es esencial para garantizar la seguridad alimentaria, conservar paisajes de gran valor ecológico y mantener vivas las tradiciones agrarias. En regiones como Galicia, la agricultura familiar preserva técnicas ancestrales que, pese a su innegable valor cultural, presentan limitaciones estructurales como
la alta parcelación, un fenómeno que dificulta la competitividad y la incorporación de innovaciones tecnológicas.
A pesar de su importancia, la agricultura familiar enfrenta retos cada vez más complejos: el éxodo rural ha dejado despobladas muchas áreas agrícolas, mientras que el envejecimiento de la población agraria amenaza la continuidad generacional. Los jóvenes, que deberían garantizar el relevo, se encuentran con barreras económicas y administrativas que dificultan el acceso a tierras y recursos financieros. A esto se suman las presio-
nes del mercado, que exige productos más diversificados, sostenibles y con un valor añadido que muchas explotaciones tradicionales no están preparadas para ofrecer.
Retos económicos, sociales y medioambientales
La modernización de la agricultura familiar ha avanzado de forma desigual en España. Mientras que,
en regiones como Murcia o Almería, las técnicas intensivas de cultivo bajo plástico han impulsado la productividad y el empleo, otras zonas, como la Cornisa Cantábrica, se enfrentan a un modelo más tradicional que lucha por sobrevivir. Según datos recientes, la productividad del trabajo en regiones como Navarra quintuplica a la de Galicia, una disparidad que refleja las diferencias en la mecanización y el acceso a infraestructuras agrarias.
El cambio climático también supone una amenaza seria para estas explotaciones. La desertificación y la escasez hídrica impactan gravemente en la rentabilidad de los cultivos dependientes de lluvias, mientras que fenómenos como el aumento de temperaturas alteran los ciclos productivos tradicionales. Frente a estos desafíos, las explotaciones familiares están recurriendo a prácticas sostenibles y agroecológicas que no solo aumentan la resiliencia frente al cambio climático, sino que también responden a las demandas de consumidores cada vez más preocupados por el impacto medioambiental de sus alimentos.
Modernización y políticas públicas
En este contexto, la modernización se presenta como una vía imprescindible para garantizar la viabilidad de la agricultura familiar en el siglo XXI. En zonas como Cataluña, donde el elevado precio de la tierra limita la expansión de las explotaciones, las familias han optado por la mecanización y la diversificación, con un aumento notable de la ganadería y los cultivos hortofrutícolas. Por otro lado, los avances en riego eficiente y la digitalización del sector ofrecen nuevas oportunidades para mejorar la productividad y la sostenibilidad.
No obstante, la modernización requiere un apoyo firme de las instituciones. La Política Agraria Común (PAC) ha sido un salvavidas para muchas explotaciones familiares, al proporcionar ayudas económicas que facilitan la transición hacia modelos más sostenibles. Sin embargo, los expertos advierten que estas políticas deben adaptarse mejor a las particularidades de la agricultura familiar, promoviendo el acceso a créditos, formación técnica y mercados locales.
En este ámbito, las cooperativas y asociaciones agrarias juegan un papel crucial. Estas estructuras permiten a los pequeños agricultores acceder a recursos y mercados que, de forma individual, serían inaccesibles. Además, impulsan la colaboración y el intercambio de conocimientos, fortaleciendo la posición de la agricultura familiar frente a las grandes corporaciones agroindustriales.
Mirando hacia el futuro
El futuro de la agricultura familiar en España dependerá de su capacidad para adaptarse a un entorno en constante cambio. Las prioridades pasan por garantizar el relevo generacional mediante políticas que faciliten el acceso a la tierra y los recursos a los jóvenes, así como fomentar la formación técnica para que los agricultores puedan gestionar explotaciones más eficientes y sostenibles.
Asimismo, la creación de circuitos cortos de comercialización, que conecten directamente a los agricultores con los consumidores, se perfila como una herramienta clave para aumentar los ingresos y reducir la dependencia de intermediarios. Estas iniciativas, además, responden al creciente interés de la sociedad por los productos de proximidad y calidad.
Plagas y enfermedades: amenazas emergentes para los cultivos españoles
La agricultura española, sector clave para la economía y la seguridad alimentaria, enfrenta un reto creciente debido a la aparición y propagación de plagas y enfermedades emergentes. Entre las más preocupantes destacan la Xylella fastidiosa y el pulgón (Aphididae), que están comprometiendo seriamente la productividad de los cultivos y la sostenibilidad del sector agrícola.
La Xylella fastidiosa, una bacteria de distribución global, afecta a más de 500 especies vegetales, incluyendo olivos, almendros y vides, pilares fundamentales de la agricultura española. desde su detección en España en 2017, esta bacteria ha causado graves perjuicios, especialmente en las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana. La Xylella fastidiosa obstruye los vasos conductores de las plantas, provocando el denominado «mal de Pierce», que se manifiesta en marchitez, clorosis y eventual muerte de los ejemplares afectados. Las pérdidas
económicas asociadas son considerables, no solo por la destrucción de cultivos, sino también por la obligatoriedad de eliminar plantas hospedantes en amplias zonas de contención.
Por otro lado, el pulgón, insecto hemíptero ampliamente distribuido, representa una amenaza tanto directa como indirecta. directamente, se alimenta de la savia de las plantas, debilitándolas y reduciendo su capacidad fotosintética. Indirectamente, actúa como vector de numerosos virus vegetales, entre ellos el virus del mosaico del pepino y el virus del amarilleo de la remolacha. Su alta capacidad reproductiva y adaptativa complica enormemente su control, especialmente en el contexto del cambio climático, que está ampliando las áreas geográficas favorables para su proliferación.
Ante este panorama, se han implementado diversas estrategias
para mitigar el impacto de estas amenazas emergentes. En el caso de la Xylella fastidiosa, las medidas adoptadas incluyen la vigilancia fitosanitaria intensiva, la erradicación de plantas infectadas y la restricción del movimiento de material vegetal en las zonas afectadas. Además, se han promovido programas de investigación para desarrollar variedades resistentes y mejorar el conocimiento sobre los vectores que facilitan su transmisión, como los insectos del género Philaenus. En cuanto al pulgón, el control integrado de plagas (CIP) se ha convertido en la herramienta fundamental. Este enfoque combina métodos químicos, biológicos y culturales para minimizar su incidencia. La utilización de enemigos naturales, como mariquitas y crisopas, junto con la aplicación controlada de insecticidas específicos, ha mostrado resultados prometedores. Asimismo, se fomenta la rotación
de cultivos y la implementación de barreras naturales para reducir las poblaciones de pulgones.
Sin embargo, estos esfuerzos requieren un enfoque coordinado a nivel nacional y europeo, dada la naturaleza transfronteriza de estas amenazas. Además, el papel de los agricultores es fundamental en la detección temprana y la adopción de prácticas sostenibles que contribuyan a mitigar el impacto de estas plagas y enfermedades.
Aunque las estrategias actuales han mostrado cierto grado de eficacia, es imprescindible continuar invirtiendo en investigación, innovación y educación agrícola. Solo así se podrá garantizar la sostenibilidad del sector y la seguridad alimentaria en un contexto de cambio global. Además de estas amenazas, destacan otras plagas y enfermedades significativas. La mosca del olivo (Bactrocera oleae), especializada en este cultivo, causa daños graves en los frutos y afecta la producción de aceite. La procesionaria del pino ( Thaumetopoea pityocampa) debilita los pinares al defoliar los árboles, y sus orugas representan un riesgo para la salud humana. La cochinilla algodonosa (Planococcus citri) afecta a los cítricos, favoreciendo el desarrollo de hongos y reduciendo la calidad de los frutos. La polilla del tomate ( Tuta absoluta ), perfora hojas y frutos, comprometiendo la producción de este alimento. Entre las enfermedades, el mildiu (Phytophthora infestans) y el oídio provocan manchas y pudriciones en cultivos como patatas y cereales, mientras que los nemátodos (Meloidogyne spp.) afectan las raíces, debilitando las plantas y reduciendo los rendimientos. todas ellas requieren estrategias de manejo integrado y coordinado para proteger los cultivos y garantizar la sostenibilidad agrícola.
Efectos del cambio climático en la agricultura de España
El campo siempre ha dependido del clima para su labranza, y la agricultura y la ganadería son especialmente vulnerables a factores como la temperatura y humedad. Las adversidades climáticas pueden afectar la seguridad alimentaria, como ocurrió en 2008 y 2011, cuando malas cosechas contribuyeron a una crisis con repercusiones políticas y sociales. El cambio climático representa un gran desafío para la agricultura, ya que el aumento de temperaturas puede desestabilizar cultivos sensibles. Esta amenaza es particularmente grave en la región mediterránea y especialmente en España, donde el 75% del territorio enfrenta algún nivel de desertificación. Además, el sector agroalimentario es clave para la economía y el equilibrio territorial, ayudando a frenar la despoblación rural.
Ante este panorama, surge la pregunta: ¿cómo impactará el calentamiento global en nuestra producción agraria? Aunque las consecuencias pueden variar por regiones, la ciencia constata que ningún cultivo es inmune a este fenómeno.
El cambio climático
El crecimiento de la población y el aumento del consumo han disparado la demanda de recursos en los últimos dos siglos, generando impactos ambientales significativos. Entre ellos, el más preocupante es el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, derivados en gran parte de la quema de combustibles fósiles. Este fenómeno ha
provocado un calentamiento global inusual de 1,07 ºC en los últimos 150 años, lo que conocemos como cambio climático.
Las evidencias del cambio climático son claras: aumento de las temperaturas globales, deshielo, subida del nivel del mar y una mayor frecuencia de eventos climáticos extremos, como olas de calor y sequías. Sin embargo, sus efectos no son uniformes, afectando más intensamente a ciertas regiones, como el Mediterráneo. En España, las temperaturas han subido por encima de la media global desde los años 70, las precipitaciones han disminuido, y la variabilidad climática ha crecido, lo que ha intensificado el impacto de la sequía, con pérdidas económicas estimadas en 1.500 millones de euros anuales, especialmente en el sector agrario y energético.
El futuro dependerá del nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. Si no se reducen drásticamente, el calentamiento podría superar los 2 ºC en 2050 y alcanzar los 3 ºC a finales de siglo, con graves consecuencias económicas y sociales. En España, esto podría traducirse en la pérdida del 7% del PIB y un aumento de los daños por sequía hasta tres veces más que en la actualidad.
Uno de los sectores más vulnerables es la agricultura, cuya productividad podría verse seriamente afectada, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria, especialmente en un contexto donde se prevé que la demanda de alimentos aumente entre un 35% y un 50% para 2050. Aunque las medidas de adaptación
pueden mitigar algunos efectos, su efectividad es limitada sin una reducción clara de las emisiones.
Efectos del fenómeno en España
El sector agroalimentario es un pilar clave de la economía española, representando el 5,8% del PIB (11% si se incluye el comercio) y un 17% de las exportaciones totales. Sin embargo, su dependencia de la agricultura lo hace especialmente vulnerable al cambio climático, cuyos efectos podrían tener graves consecuencias para la producción y la economía.
El aumento de la temperatura afectaría a la agricultura de diversas maneras. Aunque podría alargar la temporada de cultivo, también alteraría el desarrollo de las plantas, afectando su productividad y calidad. En España, donde el 75% del territorio enfrenta algún nivel de riesgo de desertificación, el calentamiento aceleraría la aridificación, impactando especialmente a los
cultivos de secano. En el caso del regadío, las necesidades de agua aumentarían mientras las reservas hídricas disminuirían hasta un 11% con un calentamiento de 2 ºC, en un contexto donde el 25% de los acuíferos ya está en riesgo. El cambio climático también incrementaría la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos, como sequías y tormentas de granizo, que ya están causando pérdidas anuales del 6% en el valor de la producción agraria. Además, la erosión del suelo se vería agravada por la reducción de la cubierta vegetal y las lluvias torrenciales, afectando 250.000 hectáreas en riesgo severo y generando costes adicionales en fertilización. Las zonas agrícolas costeras tampoco quedarían exentas. El aumento del nivel del mar reduciría las tierras cultivables en deltas y marismas, y la salinización de acuíferos costeros perjudicaría el riego. A esto se suma la mayor proliferación de plagas y enfermedades debido a
cambios en las condiciones climáticas, especialmente en regiones más húmedas y cálidas.
La capacidad de adaptación del sector será clave para mitigar estos impactos, aunque con límites. Por ejemplo, el seguro agrario podría volverse menos accesible y eficaz si los siniestros aumentan de forma continuada. En el cultivo del viñedo, un calentamiento excesivo de la atmósfera ocasionaría alteraciones en la fenología de la vid, adelantando etapas y aumentando sus periodos activos. En el caso de los cereales, los cuales poseen una mayor dependencia del clima, otorgan al calentamiento global su mayor amenaza. El fenómeno podría modificar la duración de la estación de crecimiento, reducir la disponibilidad de agua y aumentar el estrés térmico. de hecho, aunque una mayor concentración de CO2 atmosférico podría aumentar la eficiencia del uso del agua en el maíz, o la tasa de fotosíntesis en el caso del trigo, no se llegaría a compensar el resto de las pérdidas que podrían aproximarse a una reducción media del 5% del rendimiento de los cereales a escala global por cada grado centígrado de calentamiento. Por otro lado, el olivar, otro de los grandes cultivos más afectados por el cambio climático, podrá ver un impacto significativo en la distribución de las variedades de aceituna, así como en su crecimiento y productividad.
El cambio climático plantea un desafío ineludible para la agricultura española, amenazando su productividad y sostenibilidad. La adaptación será clave, pero sin una reducción drástica de emisiones, las pérdidas podrían superar la capacidad de respuesta del sector. Proteger el agro no solo es una necesidad económica, sino también un compromiso con el futuro del territorio y su gente.
Agricultura y turismo: la importancia del agroturismo en España
En el contexto de la economía española, la agricultura ha sido históricamente un pilar fundamental. En 2023, el sector agrícola contribuyó con un 8,9% al Producto Interior Bruto (PIB) nacional y un 11,3% del empleo a la economía española en 2023. Representa una fuente principal de ingresos y empleo en las regiones rurales, generando más de 750.000 puestos de trabajo directos. Sin embargo, los retos derivados de la globalización, la fluctuación de los precios de los productos agrarios y el despoblamiento rural han impulsado la necesidad de buscar estrategias de diversificación económica. Una de
estas estrategias, que ha ganado relevancia en las últimas décadas, es el agroturismo, una fusión entre la actividad agrícola y el turismo, que contribuye al desarrollo económico y a la valorización del patrimonio cultural y medioambiental. El agroturismo permite a las explotaciones agrícolas ampliar su modelo de negocio al integrar actividades turísticas, como visitas guiadas a cultivos, talleres de elaboración de productos locales, catas de vino o de aceite de oliva, y alojamiento en casas rurales.
Según la Cámara de Comercio de España, se estima que en 2021 el impacto total del sector agroalimentario español presentó 370.000 millones de euros de producción, casi 145.000 millones de euros de Valor Agregado Bruto (VAB) y cerca de tres millones de empleos. Además, más del 30% de los turistas rurales buscan actividades vinculadas a la agricultura y la gastronomía, lo que evidencia el potencial de esta industria.
En España, regiones como La Rioja, Andalucía y Cataluña han liderado el desarrollo del agroturismo gracias a su rica tradición agrícola y paisajes singulares. La Rioja ha capitalizado su prestigio vitivinícola mediante la creación de rutas del vino, que incluyen visitas a más de ochenta bodegas y experiencias gastronómicas. Estas actividades atraen anualmente a más de 800.000 visitantes y generan ingresos superiores a los 150 millones de euros. Andalucía, que produce el 80% de la producción nacional y el 37% de la producción mundial de aceite de oliva, ofrece actividades relacionadas con el cultivo de olivares y la producción de aceite. Ciudades como Jaén, principal productora de aceite de oliva a nivel mundial, han desarrollado rutas del aceite que reciben más de 200.000 visitantes al año. Cataluña, por otro
lado, con una producción anual de 500.000 toneladas de frutas y hortalizas, organiza mercados locales y ferias agrícolas que dinamizan la economía de la región. Eventos como la Feria de Sant Miquel en Lleida, que reúne anualmente una amplia oferta de maquinaria agrícola y equipos y servicios para la agricultura, atraen más de 100.000 personas cada año.
El agroturismo también juega un papel crucial en la lucha contra el despoblamiento rural. En España, la mitad de los municipios se encuentran ya en riesgo de extinción. En estos momentos, subsisten con menos de mil habitantes 4.995 de los 8.125 municipios que tiene España en total, según datos de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Al fomentar la creación de empleo local, mejorar la infraestructura y atraer inversiones, el agroturismo contribuye a la revitalización de estas áreas.
desde una perspectiva medioambiental, el agroturismo impulsa prácticas sostenibles al incentivar modelos agrícolas que respeten el entorno natural. La agricultura ecológica ganó terreno en España al in-
corporar 316.550 nuevas hectáreas en 2023, un 12 % más que en 2022. también elevó, en solo un año, desde el 10,83 % hasta el 12,51 % el porcentaje de la superficie agraria útil dedicada a esta práctica, que roza ya los tres millones de hectáreas. todo esto, según el informe Estadísticas de producción ecológica año 2023 y la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es lo que hace que España continúe en cabeza en producción ecológica, y aumente año tras año la participación de esta actividad en la economía del sector primario. El agroturismo representa una vía eficaz para revitalizar las explotaciones agrícolas en España, asegurando su sostenibilidad económica, social y ambiental. La integración del turismo en la agricultura no solo beneficia a los agricultores, sino que también enriquece la oferta turística del país y contribuye a la preservación de su patrimonio cultural y natural. Este modelo de diversificación, por tanto, debe ser respaldado mediante políticas públicas y estrategias privadas que potencien su desarrollo y consolidación a largo plazo.
“Nadie como los agricultores y ganaderos sabemos defender el campo. Es nuestro medio de vida”
Francisco Aguilar, Fundador de Abogados Aguilar
Don Francisco Aguilar Cañedo es el fundador del despacho de Abogados Aguilar. Hijo de abogado y padre de abogada, su trayectoria siempre ha estado ligada al campo. Su pasión ha sido siempre su finca y su yeguada, y el trabajo de su despacho ha estado siempre relacionado con derecho agrario, la normativa de rústicos, deslindes, el desarrollo legislativo de la SAt, colonatos y sucesiones en tierras y explotaciones.A sus 84 años observa los nuevos retos a los que se enfrentan nuestros agricultores y ganaderos desde la confianza y el optimismo.
¿Cuáles son los principales cambios en la Política Agraria Común (PAC) que entrarán en vigor próximamente y cómo afectarán a los agricultores y ganaderos?
Los nuevos planes estratégicos siempre se han orientado hacia una obtención de resultados concretos. Puedo decir que ninguno de
nuestros clientes debe temer esos cambios. A la gente honrada y trabajadora le irá bien, sin embargo, me preocupa que la burocracia sea cada vez más compleja, que no se proteja nuestro producto frente a países que no se ajustan a nuestra normativa ambiental o que no se reaccione a tiempo frente a sequías, a enfermedades de animales o el alza de los costes que nos dejan cada vez menos margen.
¿Qué implicaciones tiene el Pacto Verde Europeo para las explotaciones agrarias en términos legales? tiene muchísimas aristas. Creo que la legislación debe proteger un modo de vida que ha estado generalmente alineado con la defensa del Medio Ambiente. Nadie como los agricultores y ganaderos –que lo soy, además de abogado– sabemos defender el campo. Es nuestro medio de vida. Creo que hay que castigar a los que incumplen, pero no llegar a imponer normas que no
se pueden cumplir. Los propósitos están muy bien, pero los problemas llegan cuando se aterrizan en normativas imposibles.
La Ley de la Cadena Alimentaria ha introducido nuevos mecanismos para proteger a los productores. ¿Cómo pueden los agricultores asegurarse de que sus contratos cumplen con esta normativa?
Existen diversos mecanismos tanto a nivel de modelos de contratación como preguntas vinculantes a instituciones. Cada vez vemos con más naturalidad que las gestorías lleven toda la documentación de las explotaciones, no obstante, creo que en puntos como este es necesario confiar en despachos que, como el nuestro, incorporan equipos de economistas a servicios jurídicos. El agricultor se enfrenta a muchos retos y no puede llevar toda la documentación al día, contratos de producto, proveedores, renting, seguros, trabajadores…
Nadie se da cuenta de que son verdaderos empresarios.
En la práctica, ¿qué cláusulas deben ser revisadas con especial atención en los contratos de venta de productos agrarios a grandes distribuidores?
desgraciadamente nos encontramos siempre con un desequilibro enorme en la posición negociadora de las partes. Creemos que es necesaria una reforma legislativa similar a la normativa de consumidores que permita garantizar unos derechos mínimos a los productores y destierre los abusos que son fuente de nuestra queja.
¿Qué recomendaciones legales daría a los productores que buscan internacionalizar su comercialización y exportar sus productos?
En primer lugar, que se pongan en manos de profesionales. Nosotros hemos logrado como d espacho canalizar inversiones hacia España, y ventas de producto español a mercados internacionales. Como ganadero, todos los años exportamos varios caballos de competición al extranjero. La regulación está plagada de límites y limitaciones, pero animo a todos los que me leen a explorar esa vía. No somos muchos los despachos capaces de hacerlo. Nosotros le ponemos el mismo empeño tanto cuando se trata de los productos de nuestras fincas como si es de nuestros clientes.
¿Qué requisitos legales deben cumplir las explotaciones agrarias que desean invertir en energías renovables, como placas solares o biomasa?
En rigor, los requisitos son completamente distintos. Las inversiones en autoconsumo y riego solar pueden ser interesantes siempre
que se haga una proyección seria con plazos de retorno y con conocimiento de las condiciones financieras para ellos.
En relación con la instalación de parques fotovoltaicos, debemos ser conscientes de que hay muchos extremos que no están en nuestra mano, como cumplir con los requisitos técnicos de acceso a la Red, los estudios ambientales, arqueológicos, etc. En todo caso, siempre recomendamos actuar con toda la cautela, verificar que los contratos se cumplen íntegramente y que no haya cláusulas abusivas. No todo vale, no todo está bien hecho y a veces nos encontramos con problemas porque en su momento el contrato no fue revisado por un abogado especializado.
¿Cómo pueden los empleadores del sector agrario asegurarse de que cumplen con la normativa en materia de prevención de riesgos laborales en el campo?
Es fundamental trabajar con una buena empresa de prevención de riesgos laborales y estar completamente actualizado, cumpliendo con todos los requisitos. Entendemos que todos tenemos ganas de sacar nuestras explotaciones adelante, pero hay inspecciones que son importantes tanto para que no se produzca el siniestro como para que, si este por desgracia, se produce, las aseguradoras cumplan con el objeto de su contrato.
Siempre que llega un nuevo cliente recomendamos hacer una auditoría, y, tras ello, le informamos de los peligros y de las oportunidades que en determinadas explotaciones y fincas existen. Estoy pensando en este momento, por ejemplo, en la oportunidad urbanística de construir vivienda para trabajadores en terreno rústico dentro de nuestras fincas.
¿Cuáles son los conflictos legales más comunes en el sector agrario y cuál es la mejor estrategia para resolverlos?
En nuestro caso, desde deslindes hasta formación y disolución de Sociedades Agrarias de transformación pasando por contratos de arrendamiento, cesiones, servidumbres o extinciones de condominio. La mayoría los resolvemos acudiendo al técnico correspondiente para medir, valorar y acordar. Los Juzgados son demasiado lentos en muchas ocasiones y debemos tener presente que es el último recurso. No queremos pleitos, damos soluciones.
¿Qué ventajas tiene la mediación y el arbitraje en disputas agrarias en comparación con la vía judicial?
Nosotros tenemos por máxima siempre y en todo caso visitar la tierra. No hablamos de una finca sin conocer exactamente la problemática y las circunstancias de la heredad. En muchas ocasiones la solución se consigue gracias a que los abogados y los técnicos hemos analizado juntos las posibles soluciones, y que conocemos la finca perfectamente. Si el pleito es ineludible, el abogado que ha pisado la tierra tiene en sala todos los argumentos y cierta ventaja sobre el letrado que la conoce por los papeles.
Política agraria en España: análisis de las ayudas de la PAC y su impacto en el sector
La Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea constituye una herramienta clave para garantizar la estabilidad económica del sector agrario y promover su adaptación a los retos medioambientales del siglo XXI. desde su establecimiento en 1962, la PAC ha sido fundamental para regular los mercados agrícolas, apoyar los ingresos de los agricultores y fomentar la sostenibilidad en las zonas rurales. Este artículo explora el impacto de las ayudas de la PAC en España y analiza las reformas previstas para 2025, con un enfoque en cómo estas transformaciones afectarán a los agricultores del país.
desde su establecimiento en 1962, la PAC ha desempeñado un papel clave en la regulación de los mercados agrícolas, garantizando ingresos dignos para los agricultores y fomentando la estabilidad alimentaria. En el caso de España, donde más de 650.000 agricultores y ganaderos reciben ayudas anualmente, el impacto económico de la PAC es indiscutible. En 2022, estas ayudas superaron los 6.000 millones de euros, consolidándose como una de las principales fuentes de apoyo al sector. El sistema de ayudas se organiza en dos pilares principales: los pagos directos, orientados a garantizar ingresos estables, y el de-
sarrollo rural, que impulsa proyectos sostenibles e innovadores.
Impacto en las explotaciones agrícolas
Las ayudas directas de la PAC han sido esenciales para la estabilidad de las explotaciones agrícolas españolas, especialmente en cultivos sensibles a la volatilidad del mercado, como el olivar y los cereales. Estas ayudas permiten a los agricultores cubrir costos operativos, invertir en mejoras técnicas y mantener la competitividad en un entorno globalizado. En términos de sostenibilidad, la PAC fomenta prácticas agrícolas
responsables mediante la rotación de cultivos, el mantenimiento de cubiertas vegetales y la protección de elementos del paisaje, contribuyendo a la preservación del medio ambiente y a la mejora de la fertilidad del suelo. Sin embargo, estas medidas también imponen demandas adicionales, como la adopción de nuevas tecnologías y la gestión de normativas complejas, lo que supone un desafío especial para los pequeños agricultores.
Reformas de la PAC para 2025
La nueva PAC, que entrará en vigor en 2025, introduce cambios significativos destinados a abordar los retos emergentes del sector agrícola. Una de las modificaciones más relevantes es la condicionalidad reforzada, que vincula el acceso a las ayudas al cumplimiento de Buenas Prácticas Agrarias y Medioambientales. Estas incluyen medidas como la prevención de la erosión del suelo, la diversificación de cultivos y la protección de áreas de biodiversidad.
Otra novedad destacada es la introducción de los ecorregímenes, diseñados para incentivar prácticas sostenibles como el pastoreo extensivo, la siembra directa y la conservación de islas de biodiversidad. Estas medidas también incluyen una mayor flexibilidad para los agricultores, como la posibilidad de combinar cubiertas vegetales espontáneas y sembradas, adaptándose así a las particularidades de cada región.
Desafíos persistentes
A pesar de los avances, el sector enfrenta una serie de retos que requieren atención continua. La distribución desigual de las ayudas sigue siendo un tema controvertido, ya que las grandes explotaciones concentran la mayoría de los fondos, dejando a los pequeños agricultores en desventaja. Además, la transición hacia un modelo climáticamente neutro implica inversiones significativas y cambios estructurales que pueden ser difíciles de asumir, especialmente en las regiones más afectadas por la sequía y la desertificación.
Hacia un futuro sostenible
El futuro del sector agrícola español dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas demandas y aprovechar las oportunidades que ofrecen las reformas de la PAC. La digitalización de las explotaciones, mediante herramientas como los cuadernos digitales, promete una mejora significativa en la gestión de los recursos y el cumplimiento normativo. Asimismo, los incentivos verdes continúan impulsando la transición hacia una agricultura regenerativa y climáticamente neutra. Es fundamental que las políticas futuras garanticen una distribución más equitativa de las ayudas, promoviendo la inclusión de pequeñas explotaciones y el fortalecimiento de las economías rurales. Además, es necesario seguir avanzando en la reducción de la carga administrativa, para que todos los agricultores puedan beneficiarse plenamente de estas ayudas.
España: la despensa de Europa y líder en exportación agrícola
En el corazón del sur de Europa, España ha consolidado su posición como uno de los gigantes agrícolas del continente. Sus campos, invernaderos y viñedos no solo alimentan a su población, sino que también nutren mesas en todo el mundo. Con productos que van desde frutas y hortalizas frescas hasta vinos de prestigio y aceite de oliva premiado, el sector agrícola español se ha convertido en un motor clave de la economía nacional.
Cuando se piensa en España, las imágenes de naranjas valencianas, tomates almerienses y aceitunas andaluzas vienen rápidamente a la mente. Estos productos, junto a otros muchos, destacan en un mercado internacional altamente competitivo.
® Frutas y hortalizas: España es el principal exportador europeo de estos productos, con cifras que superan los 15.000 millones de euros anuales. Las naranjas y mandarinas de la Comunidad Valenciana, junto a los tomates y pimientos cultivados en los invernaderos de Almería, lideran la lista.
® Aceite de oliva: El “oro líquido” español representa más del 50% de la producción mundial, con Andalucía como la región líder. Su calidad y diversidad han conquistado mercados tan exigentes como el estadounidense y el asiático.
® Vino: España ocupa el tercer lugar mundial en exportaciones vinícolas, con denominaciones
de origen como Rioja, Ribera del duero y Jerez, que atraen tanto a consumidores habituales como a enófilos de lujo.
® Frutos secos: Las almendras y otros frutos secos cultivados en regiones como Cataluña y Andalucía han ganado terreno, especialmente en Estados Unidos y Europa.
® Productos ecológicos: Con más de 2 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura orgánica, España se posiciona como líder europeo en este creciente segmento. La demanda de productos libres de pesticidas y químicos sigue en aumento.
Las claves del éxito español
El liderazgo agrícola español no es casualidad, sino el resultado de varios factores estratégicos que han permitido a sus agricultores competir en un mercado global cada vez más exigente.
1. Una geografía privilegiada
España goza de un clima mediterráneo que permite una producción agrícola diversa durante todo el año. Mientras el norte favorece cultivos como las manzanas y los lácteos, el sur brilla con sus olivos, cítricos y viñedos.
2. Infraestructura de primer nivel Con puertos clave como el de Valencia y Algeciras, España asegura una distribución ágil hacia Europa, su principal cliente, y otros destinos internacionales. Su red de
transporte terrestre y aéreo complementa esta ventaja.
3. Innovación tecnológica
El uso de sistemas avanzados en agricultura, como los invernaderos de última generación en Almería, ha maximizado la productividad y reducido el impacto ambiental. Además, la digitalización del sector permite un monitoreo en tiempo real para mejorar la eficiencia.
4. Enfoque en la calidad d enominaciones de origen como las del aceite de oliva virgen extra y el vino español garantizan un nivel de excelencia que pocos países pueden igualar. Estas certificaciones no solo elevan el prestigio del producto, sino que también generan confianza en el consumidor.
5. Compromiso con la sostenibilidad
La apuesta por la agricultura ecológica y las prácticas sostenibles ha posicionado a España como un referente en un mercado que valora cada vez más la responsabilidad medioambiental.
6. Apoyo institucional
El respaldo de la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea y los programas nacionales ha sido fundamental para modernizar el sector, fomentar la innovación y abrir nuevos mercados.
Los desafíos del futuro
A pesar de su éxito, el sector agrícola español enfrenta retos significativos:
® Cambio climático: Sequías prolongadas y temperaturas extremas amenazan la producción agrícola. Adaptar las técnicas de cultivo será crucial para mitigar estos efectos.
® Competencia global: Países como Marruecos y turquía están ganando terreno en productos similares, ofreciendo precios más bajos.
® Regulaciones más estrictas: La Unión Europea exige estándares de sostenibilidad y trazabilidad cada vez más rigurosos.
No obstante, también hay oportunidades. La expansión hacia mercados asiáticos y latinoamericanos, junto al aumento de la demanda global de productos ecológicos, presenta un panorama prometedor para los agricultores españoles.
La agricultura española, pilar de la economía
Con exportaciones que superan los 60.000 millones de euros anuales, el sector agrícola español no solo es una pieza clave en la economía nacional, sino también un símbolo del carácter emprendedor del país. desde los campos de trigo de Castilla-La Mancha hasta las viñas de La Rioja y los invernaderos de Almería, España ha sabido transformar sus recursos naturales en un legado global.
La despensa de Europa está en España, y su influencia continúa creciendo en el resto del mundo.
La agricultura ecológica crece con fuerza en España
En tan solo un año, el país aumenta del 10,83 % al 12,51 % la superficie agraria útil destinada a esta práctica, alcanzando cerca de tres millones de hectáreas
España sigue liderando la producción ecológica, consolidándose como una de las principales referencias en este ámbito y aumentando cada año su impacto en la economía del sector primario. Así lo refleja el informe Estadísticas de producción ecológica 2023, publicado en octubre de 2024 por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su página web.
Al cierre de 2023, la superficie agraria útil (SAU) destinada a la producción vegetal ecológica alcanzó las 2.991.881 hectáreas,
lo que supone un incremento de 316.550 hectáreas, o un 12 % más respecto al año anterior. Incluyendo las tierras forestales ecológicas no consideradas agrarias, la superficie total se eleva a 3.161.038 hectáreas. Estos datos, recopilados por las comunidades autónomas y aún pendientes de validación por la agencia europea Eurostat, indican que la producción vegetal ecológica representa el 12,51 % de la SAU de España, frente al 10,83 % registrado en 2022.
Entre los cultivos ecológicos con mayor extensión destacan:
® Frutos secos: 310.096 hectáreas.
® Olivar: 292.868 hectáreas.
® Cereales para grano: 261.924 hectáreas.
® Viñedo: 166.285 hectáreas. Por comunidades autónomas, Andalucía lidera con 1,5 millones de hectáreas de SAU en producción ecológica, seguida por Castilla-La Mancha (519.327 hectáreas), Cataluña (253.642 hectáreas), Extremadura (141.001 hectáreas), Región de Murcia (117.415 hectáreas) y Aragón (100.557 hectáreas).
En lo que respecta a la producción animal, las actividades ganaderas ecológicas experimentaron un aumento del 18 % en 2023, con un total de 11.106 explotaciones. El sector bovino destacó, representando el 53,52 % del total. Sin embargo, el número de animales en explotaciones ecológicas descendió un 15 % , situándose en 2.531.467 cabezas. En este ámbi-
to, también se registraron 92.487 colmenas
La producción certificada como ecológica en 2023 incluye:
® 32.064 toneladas de carne de vacuno.
® 9.998 toneladas de carne de ovino.
® 4.449 toneladas de carne de porcino.
® 19.203 toneladas de leche para consumo directo.
® 1.575 toneladas de queso.
® 163,05 millones de huevos.
® 1.164 toneladas de miel.
La acuicultura ecológica también mostró un crecimiento, con una producción de 4.306 toneladas, lo que representa un aumento del 7 % respecto a 2022. de esta cifra, generada principalmente en Galicia y Asturias, 1.745 toneladas correspondieron a mejillón.
La producción industrial ecológica abarcó 11.908 actividades relacionadas con la elaboración de aceites, conservas de frutas y pescados, productos de panadería,
Orígenes y la evolución de la agricultura ecológica en España
Aunque este modelo de agricultura más respetuoso con el medio ambiente tiene su origen en Austria en 1924, no fue hasta los años 60 cuando comenzó a desarrollarse en España. La verdadera transformación llegó en los años 80, especialmente en 1989, cuando se aprobaron el Reglamento de la denominación Genérica “Agricultura Ecológica” y su Consejo Regulador. Estas normativas sentaron las bases para una agricultura que excluye el uso de productos químicos, priorizando la conservación de las propiedades naturales de los alimentos, el respeto al medio ambiente y el mantenimiento de la fertilidad del suelo.
durante los años 90, la agricultura ecológica experimentó un notable crecimiento en España. Además de un aumento significativo en la superficie cultivada, se produjo un incremento de operadores. Según GREFA, esto se atribuye a que las Comunidades Autónomas asumieron competencias en la materia a mediados de la década y apoyaron activamente este modelo de producción. La aprobación de sucesivas normativas impulsó aún más su desarrollo, como se refleja en las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que muestran un incremento continuo desde 1991 en la superficie agrícola dedicada a este tipo de cultivos.
bebidas, vinos, lácteos, preparados cárnicos y piensos para alimentación animal.
Por último, el número de operadores en el sector ecológico también creció significativamente, alcanzando los 64.430 en 2023, un 6,28 % más que en 2022. Además, muchos operadores desarrollaron más de una actividad, elevando el total a 68.448 actividades registradas.
España, líder global y referente en agricultura ecológica
El informe del Ministerio confirma un crecimiento constante del sector, clave en los objetivos del
Pacto Verde Europeo. España se posiciona como un actor esencial en el camino hacia destinar el 25 % de las tierras agrícolas de la Unión Europea a prácticas ecológicas para 2030, tal y como establece la Comisión Europea.
Con los últimos datos de Eurostat (2022), España ocupa el segundo lugar en superficie agraria útil ecológica dentro de la UE, solo superada por Francia. Sin embargo, según informes de L’Agence BIO, en 2023 España habría recuperado el primer puesto, a la espera de confirmación oficial de Eurostat.
A nivel global, el informe 2024 de Organics International (IFOAM) y el Instituto de Investigación Orgá-
nica (FiBL), con datos de 2022, coloca a España en el séptimo puesto en superficie ecológica, con 2,62 millones de hectáreas, de un total de 96 millones en 186 países. Este informe también destaca a España como líder mundial en producción de aceituna ecológica, y segunda en cítricos y uvas. Además, refleja que las ventas globales de alimentos y bebidas orgánicas alcanzaron casi 135.000 millones de euros en 2022.
“La adaptabilidad es la mayor virtud del agricultor”
LaCarlos Garrachón Arias, Portavoz de la Asociación Vallisoletana de Agricultura de Conservación (AVAC)
agricultura de conservación se ha convertido en una alternativa sostenible para mejorar la fertilidad del suelo, optimizar el uso del agua y reducir el impacto ambiental de la actividad agrícola. Carlos Garrachón Arias, portavoz de la Asociación Vallisoletana de Agricultura de Conservación (AVAC), nos explica los retos, beneficios y futuro de estas prácticas que buscan garantizar la rentabilidad y sostenibilidad del campo.
¿Cuál es la misión y visión de la asociación?
Según el artículo dos de nuestros estatutos, los fines de AVAC (Asociación Vallisoletana de Agricultura de Conservación) son, en primer lugar, promover la información a agricultores, técnicos agrarios y la sociedad en general, sobre las técnicas que hagan posible conservar el suelo agrario y su biodiversidad, en el contexto de una agricultura sostenible. En segundo lugar, fomentar el desarrollo, docencia e investigación, de cualquier aspecto relacionado con el laboreo de conservación, biodiversidad del suelo agrario o cualquier otra actividad que esté encaminada a una mejora de la rentabilidad de la explotación. Finalmente, en este segundo punto de los estatutos, recogemos la importancia del propósito final y último de la asociación, que son puramente de transferencia de
tecnología y de índole científica y técnica. Es por ello por lo que sus actividades no serán lucrativas. En resumidas cuentas, la visión es de amplio espectro, con ganas de progresar en un mismo contexto de manera ambiciosa y generosa de cara al sector agrícola y a la sociedad en general.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la agricultura de conservación en la actualidad?
Como en todos los avances científicos, nos movemos “a hombros de gigante”, trabajando sobre el esfuerzo que otros han hecho en un principio y aprovechándonos de sus éxitos y fracasos. Esos gigantes como Fawlkner o Crovetto, a cuyos hombros nos hemos subido, han logrado que el 80 % de la superficie de Brasil y otras grandes extensiones agrícolas se estén beneficiando actualmente del control de la pérdida de suelo, materia orgánica y carbono conseguidos hasta la fecha. Actualmente la tecnología está aportando, como en muchas otras áreas, un imparable suministro de sensores y dispositivos que encajan con esta práctica a la perfección.
Como se habrá podido leer, en el origen, los estatutos hablan de “Laboreo de conservación”, término obsoleto que ha dado lugar a la “Agricultura de Conservación”,
pues labrar el suelo no es correcto como práctica habitual. Estos eran los primeros escollos en la cultura tradicional.
¿Cuáles son las principales prácticas de agricultura de conservación y qué beneficios aportan?
Las tres reglas de oro son taxativas y muy sencillas de comprender. En primer lugar, no labrar el suelo. Labrar es alterar la estructura natural del suelo y exponerlo a la erosión (máxime si hay pendientes) y pérdida tanto de agua como de su propia materia orgánica. Un suelo adicto a las labores se compactará más rápidamente, exento de una parte importante de su biodiversidad, auténtica fábrica de fertilidad natural. Salvando las distancias; cuando una ciudad o un embalse se colmatan de barro y lodo (arcilla, limo, materia orgánica) estos elementos proceden de la erosión de un suelo.
En segundo lugar, debemos dejar cubiertas vegetales sobre la superficie; cubiertas vivas, cubiertas muertas o ambas en algún periodo de la campaña. La cubierta protege al suelo de la desecación y del laceramiento de la lluvia. Además, lo alimenta en su degradación.
Como tercer punto disponemos las rotaciones de cultivos; vía de combate contra tres problemas importantes que todo agricultor pa-
dece a saber; plagas de seres vivos, enfermedades específicas y malas hierbas. Como quiera que cada especie y cultivo es propenso a determinadas plagas, enfermedades y sensible a diferentes especies de hierbas indeseadas (alelopatías), puesto que los fitosanitarios son selectivos y las plagas y enfermedades esperan una campaña tras otra a que se repitan las mismas pautas para reproducirse, el objetivo es confundir a todas ellas.
Bajo estas premisas, la siembra directa es la reina de las prácticas de la AC (Agricultura de Conservación), quedando relegadas el segundo término el mínimo laboreo (y mínimas veces) o los cultivos en bandas con diversos castigos al suelo.
¿Qué evidencias existen sobre el impacto positivo en la biodiversidad y la reducción de emisiones de carbono?
La biodiversidad, rica y en un suelo sano, sin compactar, trabaja en un silencio constante, imperceptible para el agricultor, mientras existan las condiciones adecuadas de humedad y temperatura ambiente.
Por otro lado, la exposición del interior del suelo a la atmosfera por medio de la labranza permite determinadas reacciones de oxidación del carbono contenido en el suelo, movilizándolo en parte a favor del agricultor y perdiéndolo en la atmosfera en otra sustancial cantidad, enajenándolo a favor del aumento del CO2; pérdida irreparable (o reparable a largo plazo si se tomasen medidas).
¿Qué ventajas económicas ofrece la agricultura de conservación en comparación con la convencional?
En primer lugar, supone una reducción de gastos de horas/gasóleo, de funcionamiento de la ma-
quinaria, ajuste de la fertilización por aporte de restos de cosecha y nitrógeno procedente de las rotaciones con leguminosas. teniendo en cuenta que la cantidad de cosecha es similar, en mayor o menor medida, dependiendo de las campañas, podremos asegurar que el MARGEN NEtO (diferencia entre ingresos y gastos) hace de esta práctica una de las más competitivas, sin llegar a comparación.
también, si se quiere valorar la revalorización patrimonial de unos suelos con mayor contenido de materia orgánica (más productivos), esta sería otra ventaja económica.
¿Cuáles son las principales barreras para su adopción por parte de los agricultores?
¿Existen incentivos o ayudas económicas para fomentar estas prácticas?
Falta de conocimiento y de confianza. Problemas conceptuales sobre un conocimiento tradicional del “labrador” versus “agricultor”. Falta de soluciones por limitaciones reglamentarias a la hora de atacar problemas de determinadas plagas como el topillo, etc. Falta de investigación. A menudo hay dotaciones para la compra de maquinaria específica que se agotan en pocos días.
¿Cómo afectan las políticas agrarias actuales a la implementación de la agricultura de conservación?
Cuando empezamos en la asociación, hace 23 años, las parcelas en siembra directa no se podían asegurar, no estaba permitido. Ahora tenemos un ecorégimen que premia estas prácticas; ha habido pues, un avance. Se han desarrollado, por otra parte, un excelente y probado catálogo de máquinas con eficiencia probada. Incluso en nuestra provincia de Valladolid, tenemos un fabricante que ha hecho un excelente producto adaptado a nuestra agricultura de conservación propia.
¿Cómo ven el futuro de la agricultura de conservación en los próximos 10-20 años?
Competirá con los demás métodos, no cabe duda. Pero la necesidad de sobrevivir al modelo de tendencia de referencia hasta la fecha pondrá a la agricultura de conservación en un lugar muy destacable.
¿Cuáles son los principales desafíos que deben abordarse para su consolidación?
desafíos es lo que nos encontramos cada día, hagámonos con ellos. Seguir a hombros de gigantes.
Nuevos modelos de cultivo: agricultura vertical y urbana en España
En un mundo marcado por la urbanización acelerada y la creciente demanda de alimentos, los modelos de cultivo tradicionales enfrentan retos cada vez más significativos. En España, la agricultura vertical y urbana emerge como una respuesta innovadora a los desafíos contemporáneos, integrando tecnología, sostenibilidad y aprovechamiento del espacio en entornos urbanos. Esta tendencia, que conjuga arquitectura y agricultura, está transformando paisajes urbanos mientras redefine nuestra relación con los alimentos.
¿Qué es?
La agricultura vertical se basa en la producción de cultivos en capas apiladas, generalmente en interiores controlados, utilizando tecnologías como hidroponía, aeroponía y sistemas de iluminación LEd Este modelo, que minimiza la huella de carbono al reducir las distancias de transporte y optimiza el uso del agua y los nutrientes, ha ganado popularidad en ciudades españolas como Madrid, Barcelona y Valencia.
Un ejemplo destacado es el proyecto de granjas verticales en espacios urbanos desaprovechados. Estas instalaciones producen hierbas aromáticas, microvegetales
y hortalizas frescas con un consumo de agua hasta un 90 % menor que el de la agricultura tradicional. Además, al estar ubicadas en el corazón de la ciudad, los alimentos llegan al consumidor con una frescura incomparable.
La agricultura urbana, que incluye desde huertos comunitarios hasta granjas verticales de alta tecnología, está transformando cómo se produce y consume la comida en las ciudades españolas. Según datos del Ministerio de transición Ecológica, el 15 % de las ciudades españolas cuentan con proyectos de agricultura urbana en funcionamiento, con iniciativas que abarcan desde techos verdes en edificios hasta espacios verdes rehabilitados.
Por ejemplo, en Barcelona, la Red de Huertos Municipales fomenta la participación ciudadana en la producción de alimentos locales. La ciudad dispone de quince huertos municipales distribuidos por los diez distritos de la ciudad. Estos espacios de huerta están parcelados de tal manera que se ceden parcelas de entre 20 y 40 m2 a personas jubiladas mayores de 65 años y a entidades de la ciudad. El objetivo es que estas personas puedan participar en actividades de mejora ambiental mediante el cultivo de hortalizas y siguiendo los principios de la agricultura ecológica. Este proyecto no solo contribuye a la seguridad alimentaria, sino que también refuerza el tejido social y promueve la educación ambiental.
El éxito de la agricultura vertical y urbana en el país está estrechamente ligado al avance tecnológico. Los sistemas de iluminación LE d optimizados, sensores de humedad y temperatura, y aplicaciones de inteligencia artificial para gestionar el riego y los nutrientes permiten una producción eficiente y sostenible. Según un informe de techAgro España 2023, el mercado de la agricultura tecnológica en España ha crecido un 20 % anual desde 2020, impulsado en gran parte por estas innovaciones. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, por su parte, indica que el sector agroalimentario español invierte en I+d unos 900 millones de euros al año.
Otro factor clave es la sostenibilidad. Mientras que la agricultura tradicional consume aproximadamente el 70 % del agua dulce disponible a nivel global, los sistemas verticales e hidropónicos reducen ese consumo significativamente. Además, al reutilizar espacios urbanos ociosos, estas prácticas contribuyen a la reducción de la urbanización extensiva y a la protección de los ecosistemas naturales. Aunque estos modelos están en sus primeras etapas de desarrollo, su potencial es indiscutible. La integración de la agricultura en los diseños urbanos no solo mejora la sostenibilidad de las ciudades, sino que también crea oportunidades económicas y educativas. En los próximos años, se espera que estas iniciativas se expandan gracias
al apoyo de programas europeos como el Pacto Verde Europeo, estrategia de crecimiento que la UE estableció en 2019, y que consiste en un paquete de iniciativas políticas que sitúan a los países de la unión en el camino hacia una transición ecológica, con el objetivo último de alcanzar la neutralidad climática para 2050.
La visión de ciudades españolas con fachadas cubiertas de jardines verticales y rascacielos que albergan granjas interiores ya no es un sueño utópico, sino una realidad en construcción. Al unir tecnología, sostenibilidad y colaboración ciudadana, la agricultura vertical y urbana promete redefinir el concepto de alimentación sostenible en España, marcando un paso firme hacia un futuro más verde y resiliente.
Biodiversidad agrícola: preservación de variedades locales
En el mosaico natural que compone nuestro planeta, la biodiversidad agrícola desempeña un papel crucial para garantizar la seguridad alimentaria, la estabilidad ecológica y la adaptación al cambio climático. Sin embargo, esta riqueza está amenazada por la creciente homogeneización de los cultivos, impulsada por el uso de semillas híbridas y organismos genéticamente modificados (OGM). En este contexto, la preservación de las variedades locales de cultivos se erige como una estrategia esencial para proteger la sostenibilidad de nuestros sistemas alimentarios.
Las variedades locales, también conocidas como variedades tradicionales o autóctonas, son el resultado de siglos de selección natural y cultural. Adaptadas a condiciones
ambientales específicas y manejadas por comunidades rurales, estas variedades poseen una diversidad genética que las hace más resilientes frente a enfermedades, plagas y fluctuaciones climáticas. En contraposición, las semillas híbridas y OGM suelen estar diseñadas para maximizar rendimientos bajo condiciones controladas, pero carecen de la diversidad necesaria para enfrentar cambios imprevistos. datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) revelan que, desde principios del siglo XX, hemos perdido más del 75% de la diversidad genética de los cultivos agrícolas a nivel mundial. Este declive se debe, en gran parte, a la industrialización de la agricultura y la adopción masiva de variedades
comerciales estandarizadas. En España, donde el paisaje agrícola es una pieza clave de la identidad cultural, se estima que alrededor de 3.000 variedades locales están en peligro de desaparecer.
España alberga una notable riqueza en variedades locales, desde el trigo candeal de Castilla hasta las aceitunas picual de Jaén, pasando por los tomates Raf de Almería y los pimientos de Padrón en Galicia. Estas variedades no solo son esenciales para mantener la biodiversidad, sino también para preservar sabores y tradiciones únicos.
Un ejemplo paradigmático de la importancia de proteger estas variedades es el caso de los garbanzos de Fuentesaúco, en Zamora. Esta legumbre, reconocida con una denominación de origen, ha logrado resistir las presiones del mercado global gracias a la intervención de agricultores locales y organizaciones de conservación. En este caso, la protección de una variedad local no solo ha contribuido a la biodiversidad, sino también al desarrollo económico y cultural de la región. El predominio de las semillas comerciales, incluidas las OGM, plantea riesgos significativos. La reducción de la diversidad genética de los cultivos los hace más vulnerables a brotes de enfermedades y eventos climáticos extremos, como las sequías o las inundaciones. Además, muchas variedades
comerciales dependen de un alto consumo de insumos químicos, como fertilizantes y pesticidas, lo que genera impactos negativos en los ecosistemas y la salud humana.
Por otro lado, las semillas híbridas y OGM suelen estar sujetas a derechos de propiedad intelectual, lo que limita la capacidad de los agricultores para guardar y replantar sus semillas. Esto crea una dependencia económica y reduce la soberanía alimentaria de las comunidades rurales, especialmente en países en vías de desarrollo.
Para revertir esta tendencia, es fundamental implementar políticas y estrategias dirigidas a la protección y promoción de las variedades locales. Entre las acciones prioritarias destacan los bancos de semillas locales y regionales. Instituciones como el Centro de Recursos Fitogenéticos en España desempeñan un papel clave en la conservación de semillas autóctonas.
Otras acciones pueden ser las subvenciones y certificaciones para agricultores que cultivan variedades tradicionales, campañas dirigidas a consumidores para destacar los beneficios de consumir productos de variedades locales, y el fomento de mercados locales para impulsar la viabilidad comercial de estos productos autóctonos.
La biodiversidad agrícola no es solo un legado del pasado; es una herramienta vital para enfrentar los desafíos del futuro. Proteger las variedades locales de cultivos significa garantizar la seguridad alimentaria, conservar el patrimonio cultural y fortalecer la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático. En un mundo que enfrenta la amenaza de la homogeneización agrícola, las semillas locales representan una esperanza de sostenibilidad y equilibrio. Ahora más que nunca, es imprescindible actuar para preservar este tesoro insustituible.
Innovaciones en maquinaria agrícola para 2025 en España
La agricultura española se encuentra en una fase de transformación impulsada por avances tecnológicos que buscan optimizar la producción, mejorar la sostenibilidad y enfrentar desafíos como la escasez de mano de obra y el cambio climático. En 2025, las innovaciones en maquinaria agrícola desempeñan un papel crucial en esta evolución, incorporando tecnologías avanzadas que redefinen las prácticas tradicionales del sector.
Automatización y maquinaria autónoma
La automatización se ha consolidado como una tendencia do -
minante en la maquinaria agrícola. Los tractores y equipos autónomos, equipados con sistemas de navegación GPS y sensores avanzados, permiten operaciones precisas sin intervención humana directa. Esta tecnología no solo incrementa la eficiencia operativa, sino que también mitiga la dependencia de mano de obra, un desafío creciente en el sector agrícola español. Empresas como John deere han presentado en eventos recientes, como el CES 2025, tractores autónomos diseñados para tareas específicas como la pulverización en huertos, abordando directamente la escasez de trabajadores y mejorando la precisión en las aplicaciones agrícolas.
Inteligencia artificial y aprendizaje automático
La integración de inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático en la maquinaria agrícola permite el análisis de grandes volúmenes de datos para optimizar decisiones en tiempo real. Sistemas equipados con IA pueden identificar plagas, enfermedades y necesidades nutricionales de los cultivos, facilitando una gestión más eficiente y sostenible. Proyectos en España, como ‘Life triplet’, liderado por la Universidad Politécnica de Cartagena, están desarrollando herramientas digitales que utilizan IA para monitorizar cultivos y
gestionar de manera sostenible la fertirrigación, contribuyendo a una agricultura más precisa y adaptada a las condiciones específicas de cada explotación.
Agricultura de precisión y sensores avanzados
La agricultura de precisión se basa en el uso de tecnologías que permiten la gestión específica de áreas dentro de una parcela, optimizando el uso de insumos y mejorando los rendimientos. La incorporación de sensores en la maquinaria agrícola facilita la recolección de datos en tiempo real sobre variables como humedad del suelo, temperatura y estado de los cultivos. Estos datos permiten ajustar las prácticas agrícolas de manera precisa, reduciendo el desperdicio de recursos y minimizando el impacto ambiental. Empresas tecnológicas en España están desarrollando soluciones Iot (Internet de las Cosas) para monitorear las
condiciones ambientales y mejorar la toma de decisiones en tiempo real, promoviendo una gestión más eficiente de las explotaciones agrícolas.
Energías renovables y maquinaria sostenible
La transición hacia una agricultura más sostenible ha impulsado el desarrollo de maquinaria que utiliza energías renovables. tractores eléctricos y equipos que funcionan con biocombustibles están emergiendo como alternativas viables para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la dependencia de combustibles fósiles. Iniciativas en España, como la modernización de infraestructuras de regadío en la Comunidad de Madrid, incluyen la instalación de huertos solares para generar energía eléctrica destinada a sistemas de riego automatizados, demostrando el compromiso con prácticas agrícolas más sostenibles y eficientes.
Robótica y drones en la agricultura
La robótica ha encontrado aplicaciones significativas en la agricultura, desde robots recolectores hasta sistemas de siembra automatizados. Los drones, equipados con cámaras multiespectrales y sensores, proporcionan información detallada sobre el estado de los cultivos, permitiendo la detección temprana de problemas y la aplicación precisa de tratamientos. Estas tecnologías mejoran la eficiencia y reducen los costos operativos, al tiempo que aumentan la precisión en las labores agrícolas. Empresas en España están ofreciendo servicios de drones para la agricultura de precisión, proporcionando análisis detallados sobre la salud de los cultivos y aplicaciones aéreas eficientes, contribuyendo a una gestión más informada y precisa de las explotaciones agrícolas.
Mejoras en la eficiencia de los tractores
Los fabricantes de maquinaria agrícola están introduciendo mejoras significativas en los tractores, enfocándose en la eficiencia y la funcionalidad. Innovaciones como transmisiones mejoradas, mayor capacidad de elevación, neumáticos de mayor tamaño para mejor tracción y sistemas de iluminación LE d avanzada están diseñadas para optimizar el rendimiento en diversas condiciones de trabajo. Además, la incorporación de sistemas de reconocimiento del entorno basados en inteligencia artificial permite a los tractores evitar obstáculos y facilitar el enganche automático de implementos, mejorando la seguridad y la eficiencia en las operaciones agrícolas.
Agricultura regenerativa: el modelo que revoluciona los campos y el medio ambiente
En un mundo que enfrenta los desafíos del cambio climático y la degradación del suelo, la agricultura regenerativa emerge como una solución transformadora. Este modelo de producción busca no solo mantener la productividad agrícola, sino también restaurar la salud de los suelos, incrementar la biodiversidad y combatir la crisis ambiental. Pero ¿qué hace que esta tendencia esté captando la atención de agricultores, científicos y empresas a nivel global?
Un modelo basado en la regeneración
La agricultura regenerativa no es solo un cambio en las prácticas agrícolas, sino una filosofía que prioriza la conexión entre los sistemas naturales y las actividades humanas. Su objetivo principal es rehabilitar los ecosistemas agrícolas mediante técnicas que no solo detienen el daño ambiental, sino que lo revierten.
Entre sus pilares fundamentales destacan:
® Labranza mínima o nula: Preservar la estructura del suelo y su microbiota esencial.
® Cobertura vegetal permanente: Proteger la tierra de la erosión y mejorar su fertilidad con cultivos de cobertura.
® Diversidad de cultivos: Combatir plagas y enfermedades mediante rotaciones y asociaciones estratégicas.
® Integración de ganado: Aprovechar el pastoreo planificado para enriquecer los suelos y revitalizar los ciclos naturales.
® Uso de compost: Sustituir fertilizantes químicos por abonos orgánicos que nutren el suelo de forma sostenible.
Estas prácticas generan un efecto dominó positivo: suelos más sanos, mayores rendimientos y ecosistemas más resilientes.
Los beneficios que marcan la diferencia
La implementación de este modelo trae consigo impactos profundos, tanto en términos ecológicos como económicos. Según un estudio del Rodale Institute, los suelos manejados con agricultura regenerativa pueden almacenar hasta 40 toneladas de carbono por hectárea, contribuyendo significativamente a la lucha contra el cambio climático.
Otros beneficios clave incluyen:
® Conservación del agua: Los suelos regenerados retienen mejor la humedad, reduciendo el impacto de las sequías.
® Mayor biodiversidad: Al integrar plantas, animales e insectos, los ecosistemas agrícolas se vuelven más equilibrados.
® Economía sostenible: La reducción en el uso de insumos químicos disminuye los costos de producción y, a largo plazo, aumenta la rentabilidad.
España y su apuesta por la regeneración
En España, donde el 75 % del territorio es susceptible a la desertificación, la agricultura regenerativa ha comenzado a ganar terreno como una herramienta vital para combatir la erosión del suelo. Proyectos como AgriRegenCarbon promueven prácticas regenerativas
en cultivos clave como los olivares, mientras generan créditos de carbono que los agricultores pueden comercializar en mercados internacionales.
Un ejemplo notable es el de la finca La Selvatana, en Girona, donde la integración del pastoreo planificado y el uso de abonos naturales ha revitalizado los pastos y aumentado la rentabilidad. “Hemos visto cómo las tierras se transforman en pocos años. Los pastos son más verdes, y el suelo retiene mejor la humedad incluso en épocas secas”, explica uno de los responsables de la finca. Por su parte, iniciativas privadas como las de grandes empresas alimentarias comienzan a incluir este modelo en sus cadenas de suministro. Según un informe reciente de Unilever, los primeros proyectos piloto de agricultura regenerativa en España han mostrado un aumento en la biodiversidad y una disminución del impacto ambiental de sus operaciones.
Un modelo con retos y oportunidades
Aunque sus ventajas son innegables, la transición hacia la agricultura regenerativa no está exenta de desafíos. Los agricultores deben adaptarse a nuevas formas de manejo, lo que requiere capacitación y recursos financieros. Además, las políticas públicas aún tienen un largo camino por recorrer para integrar incentivos que fomenten esta práctica de manera masiva.
A pesar de estos obstáculos, el interés por la agricultura regenerativa sigue creciendo. Un artículo publicado por Perfect daily Grind destaca cómo este modelo está siendo adoptado por productores de café en América Latina, quienes han logrado reducir su impacto ambiental mientras mejoran la calidad de sus cultivos.
Sistemas de riego eficientes: clave para la agricultura sostenible
La agricultura, un pilar fundamental de la economía española, enfrenta un gran desafío en el contexto actual de cambio climático y escasez de agua. España, uno de los exportadores principales de frutas y hortalizas de Europa y uno de los primeros en el mundo, depende enormemente de los recursos hídricos para mantener la productividad agrícola. No obstante, el uso intensivo de agua ha provocado problemas como la sobreexplotación de acuíferos, la salinización de suelos
y el deterioro de ecosistemas acuáticos. Ante esta situación, la modernización de los sistemas de riego se ha convertido en una prioridad para garantizar la sostenibilidad de la agricultura.
Los datos son precisos, según el Ministerio para la transición Ecológica y el Reto demográfico, el cual recoge desde 2018 a 2021, un 79,1% del recurso hídrico es destinado a la agricultura y a la ganadería. del resto, un 15,03% corresponde al abastecimiento urbano, un
5,8% la industria y un 0,4% al uso recreativo, en el que se encuentran entre otras actividades el riego de campos de golf, el llenado de piscinas o parques acuáticos.
La transición hacia tecnologías más eficientes se ha acelerado en los últimos años. Entre los métodos más utilizados, se encuentran el riego de precisión y uso hídrico eficiente, como son los gemelos digitales, la Inteligencia Artificial o la energía agrovoltaica. A través de estos, se consigue el uso racional
del recurso para mantener la salud y el rendimiento de los cultivos sin desperdiciar ni una gota.
El riego por goteo se destaca como el sistema más eficiente, al suministrar agua directamente a las raíces de las plantas y reducir la evaporación y el crecimiento de malezas. Junto a él, los sensores de humedad del suelo y los sistemas de riego inteligente están revolucionando la gestión del agua, permitiendo ajustar el suministro hídrico de manera precisa en función de las necesidades específicas de cada cultivo. A diferencia de otros métodos más tradicionales como el regadío por gravedad, la irrigación por goteo ya sea en superficie o en subterráneo, consigue ahorrar al año hasta tres mil hectómetros cúbicos, según el Ministerio de Agricultura.
Una transición paulatina hacia la eficiencia
El éxito de esta agricultura sostenible se ve en la implementación de la misma. de los 3,71 millones de hectáreas nacionales en regadío, el 80,57 % cuenta con sistemas de riego localizado, automotriz o de aspersión, según los datos recogidos en la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE) de 2023. Un porcentaje que, año tras año, siguen ganando terreno al tradicional sistema de riego por gravedad, con un 19,44% de regadío en 2023.
Otra estrategia innovadora es la reutilización de aguas residuales tratadas, que está ganando popularidad en regiones con escasez de agua, como el sureste español. Este enfoque sostenible contribuye a aliviar la presión sobre los recursos naturales, mientras que técnicas como las cubiertas vegetales y los acolchados ayudan a conservar la humedad del suelo, reduciendo la frecuencia de riego necesaria.
Los beneficios de estos sistemas de riego eficientes son significativos. Reducen el consumo de agua hasta en un 50% en comparación con los métodos tradicionales, aumentan la productividad agrícola al mejorar la calidad de las cosechas y disminuyen los costos operativos al optimizar el uso de agua y energía. Además, contribuyen a mitigar el impacto ambiental al reducir el desperdicio de recursos y proteger los ecosistemas.
A pesar de estos avances, la adopción de estas tecnologías enfrenta desafíos importantes. Los altos costos iniciales de instalación, la necesidad de formación especializada para los agricultores y las barreras administrativas relacionadas con la gestión del agua son algunos de los obstáculos más destacados. Sin embargo, el apoyo
gubernamental y europeo, a través de iniciativas como la Política Agraria Común (PAC) y los fondos Next Generation EU, está desempeñando un papel crucial para superar estas dificultades.
En definitiva, los sistemas de riego eficientes serán fundamentales para el futuro de la agricultura en España. En 2025, su adopción generalizada no solo ayudará a afrontar los retos derivados del cambio climático y la escasez de agua, sino que también permitirá una producción agrícola más sostenible, competitiva y respetuosa con el medio ambiente. Este cambio marcará un hito en el sector agrícola español, garantizando su viabilidad y sostenibilidad a largo plazo donde la optimización más que un añadido será una prioridad.