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OPINIÓN: ¡Hola, amigos del Oval
¡Hola, amigos del OVAL!
José A. Vera
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Periodista del diario AS
in atraer los focos de la División de Honor, el rugby modesto sigue siendo uno de los grandes atractivos de nuestra geografía. Es en el club de tu ciudad o provincia donde encuentras la salsa: entrenadores con ficha para vestirse de corto, jugadores que alternan sus estudios o sus trabajos de todo tipo con viajes eternos cada fin de semana o esos Erasmus que cazar de las facultades más cercanas en busca de ese guiri que aumente el nivel del equipo. Hablo de los torneos territoriales o de los equipos que crecen en aquellas autonomías sin tanta tradición oval. Todos barremos para casa, nos ponemos la boina y buscamos el ejemplo más a mano y a mí me tiene entusiasmado el humilde proyecto del XV Murcia. Un equipo con menos de una década de vida que este año ganó deportivamente su ascenso a División de Honor B Masculina y también una plaza en la nueva División de Honor B Femenina. Especial el caso de este equipo, con chicas que apenas llevan jugando tres años y que se van a codear con jugadoras como Hortaleza, asentadas en la élite varios años. El panorama es complicado: subsistir económicamente en esta gran aventura y aprender mucho en el campo siendo conscientes de las palizas que le pueden esperar. Los chicos, que han arrancado ya, se han comido ya varias en el Grupo B, pero siguen progresando. La permanencia será complicada, pero es un año de disfrute y aprendizaje. A las Leonas del XV Murcia no les espera un horizonte más halagüeño. Saco a colación el caso de los equipos murcianos porque son los que me pillan más a mano, pero buceando en la composición de otros grupos encuentro los casos de provincias relativamente aisladas donde la locura del rugby se va impregnando. Bien cerca desde donde escribo estas líneas, el caso de los chicos del URA de Almería, que ha logrado que le renueven
Sel antiguo campo de fútbol del Juan Rojas (y albergarán pronto un partidazo femenino entre Escocia y las Leonas de Yunque). Un poco más al norte, los locos de Jaén… en suelo extremeño Cáceres, en Baleares el equipo de Calviá (aún más complicado por su condición insular, aunque se ‘alimente’ de guiris disfrutones) o en el norte el femenino del Muralla de Lugo. Traigo aquí todos estos nombres que encontré en el segundo escalón de nuestro panorama nacional, pero si bajamos a los campeonatos territoriales la magia es aún mayor. Clubes de barrio, o de poblaciones diseminadas donde un grupo de descerebraos, de todo tamaño y pelaje, desde juveniles al eterno veterano que se niega a colgar las botas. Todos hacen nuestro rugby patrio. Muchos peregrinan al Central en febrero y marzo para ver de cerca a los Leones, contra los que días más tarde te puedes llegar a cruzar (me viene a la mente el caso de mi querido Jesús Moreno en Marbella). Son equipos que llevan el rugby más allá, en el que todos venden polos, le pasan botas usadas a ese recién llegado al que directamente hay que enseñarle incluso las normas… Da igual. El caso es jugar. Jugar y divertirse. Y si hay compromiso y opción, sacarse una licencia, pertenecer a un club y hacer que las federaciones territoriales sigan creciendo. Hace 10 años el XV Murcia surgió de la escisión de un histórico, el CURM de Margarita y Javier (que siguen apostando fuerte en autonómica y fomentando mucho la cantera), y ahora tienen a sus dos equipos en División de Honor B. Y si estos pueden, más allá de cómo acabe el año, también hay camino para los bisoños e ilusionados equipos de provincias de menor tradición de Castilla La Mancha, Canarias, Ceuta o Melilla. Y que veamos “Ejemplos de más arriba a otros focos con recorrido como aragoneses, asturianos, gasuperación como el llegos y navarros. Lo veamos, y celebremos. Por el bien de nuestro rugby. del XV Murcia hacen nuestro rugby”