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Riego, Tesoro Líquido
riego
tesoro líquido
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La inversión en la modernización de los sistemas de regadío requiere un esfuerzo no suficientemente valorado por la sociedad. En los últimos 12 años, las administraciones y regantes han invertido 5.000 millones de euros, una cifra que denota el esfuerzo por avanzar hacia un uso sostenible del agua.
El uso de agua para riego se ha visto reducido en torno al 14% de media desde el año 2000, llegando a superar el 25% en algunas zonas regables en España. Actualmente, su volumen de consumo neto se sitúa en el entorno de los 14.500 hm3/año de promedio.
Este descenso progresivo se debe al proceso de modernización de regadíos realizado por los regantes en colaboración con las Administraciones públicas y que, con una inversión de unos 5.000 millones de euros ha permitido la transformación de los tradicionales riegos de superficie en sistemas de goteo, situando a España como referente internacional en ahorro de agua, sólo por detrás de Israel.
Estas inversiones se han centrado en modernizar las infraestructuras de regadío con objeto de aumentar la eficiencia del riego. Según las cifras del Ministerio de Agricultura, se ha conseguido casi un 12% de ahorro de agua gracias a estas actuaciones. Hay que destacar que cada regante debe de invertir una cantidad de dinero muy importante, tanto para la construcción de las infraestructuras generales como para la ejecución de la instalación de riego de su parcela, inversiones que representan un esfuerzo empresarial aún poco valorado por la sociedad.
Es significativo, si se establece una comparación entre países donde los cultivos agrícolas tienen un peso significativo en su economía, que España se sitúa a la cabeza en capacidad de producir más con menos agua, al tener casi la mitad de sus 3,6 Mha de ex-
España se sitúa a la cabeza en
capacidad de producir más con
menos agua, al tener casi la mitad
de sus 3,6 Mha de extensión
regable dotada con sistemas de
goteo, considerado el más eficiente
por su bajo consumo.
tensión regable dotada con estos sistemas de riego, considerado el más eficiente por su bajo consumo. Concretamente, de las 331 Mha de superficie regable en todo el mundo, apenas un 6% cuenta con este tipo de sistemas.
Novedades de los planes hidrológicos
Los 12 planes hidrológicos de competencia estatal afectan a las demarcaciones hidrográficas del Cantábrico Occidental, Cantábrico Oriental, Miño-Sil, Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Segura, Júcar, Ebro, Ceuta y Melilla. Estos planes hidrológicos, correspondientes al periodo 2016-2021, han sido informados favorablemente y por una amplia mayoría por el Consejo Nacional del Agua, con más de 80% de votos a favor. Algunas novedades de los nuevos planes conllevan la actualización del inventario de zonas protegidas; el refuerzo de los programas de seguimiento de las masas de agua; la incorporación de un estudio sobre la recuperación del coste de los servicios del agua más amplio; y la reorganización de los programas de medidas de los planes hidrológicos, que contemplan unas inversiones hasta 2021 de más de 17.500 millones de euros para la ejecución de las actuaciones previstas en los programas de medidas de cada Plan. El 65% de esta inversión, aproximadamente, corresponde a medidas destinadas a cumplir los objetivos ambientales y objetivos de protección frente a inundaciones establecidos en la normativa europea, mientras que el 35% restante se englobaría dentro de las medidas previstas para
la satisfacción de las demandas y otros usos sectoriales relacionados con el agua.
Superficie regada
Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivo (ESYRCE) publicada recientemente por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el total de la superficie regada en España hasta el año 2015 se situaba en 3.636.519 hectáreas.
El sistema localizado aglutina 1.792.911 ha, lo que significa casi el 49,30 % del total mientras que el de gravedad alcanza las 978.125 ha, lo que representa el 26,90% del conjunto nacional. Por su parte, el sistema de aspersión reúne 558.834 hectáreas, cifra que equivale al 15,37 % del total de España y, finalmente, el de automotriz supone el 8,42% del total nacional lo que representa 306.272 ha y el 8,42% del total.
Las cuatro comunidades autónomas con más superficie regada son: Andalucía (1.064.771 ha - 29,28% del total nacional), Castilla-La Mancha (509.891 ha -
14,02%), Castilla y León (449.145 ha - 12,35%) y Aragón (395.211 ha - 10,87%)
En cuanto a la localidad de los regadíos por tipo y comunidad autónoma, la superficie regada por gravedad se localiza mayoritariamente en Aragón, mientras que los riegos por aspersión y automotriz se concentran principalmente en Castilla y León. Andalucía lidera en riego localizado.
Las cuatro comunidades
autónomas con más superficie regada son: Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Aragón
Los campos de
Las cifras no engañan. Son frías, -innegable-, pero implacables y reales. La situación es la siguiente: a las labores agrícolas apenas se dedica el 3,5% de una población activa de 22,9 millones de personas. Nos falta gente en el campo. Por eso, el lema “renovarse o morir” no puede ser más acertado. Las nuevas tecnologías pueden controlar la agricultura. Ya están aquí y han llegado para quedarse.
Lo de la película Matrix es ciencia ficción, afortunadamente. Pero lo cierto es que la tecnología avanza a tal celeridad que no podremos imaginar el mundo de aquí a cien años sin un móvil o un aparato tecnológico al que consultar todo lo que compete a nuestras vidas. El oráculo de Matrix bien podría ser el señor google.
El campo no se escapa a este frenesí tecnológico. Control de riego por Smartphone, uso de drones para analizar cosechas, tractores sin tractorista… No es ciencia ficción, es real. Lejos quedan los arados vetustos, la escarda que arranca los cardos y agrieta las manos o el sol despiadado. Lejos queda esa imagen de hombre desprotegido, desamparado ante la dureza de unos campos que sustentaban caprichosos los designios familiares.
La era tecnológica busca hundir sus raíces en este sector para promover un relanzamiento que haga posible la innovación. Como ejemplo, la App Agroptima, desarrollada junto a un grupo de agricultores profesionales. Esta aplicación para Smartphone está triunfando por ser una herramienta muy útil, fácil de usar, que ahorra tiempo y papeleo, y ayuda claramente a mejorar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas que ya la están utilizando.
Su facilidad de uso a pie de campo es la clave de este éxito: se pueden tener los mapas de cada parcela y usar la geolocalización del móvil para saber dónde se está trabajando en cada momento; se pueden meter todo tipo de datos de tareas realizadas en la parcela sin necesidad de cobertura y está pensada para usarla en movimiento y con botones grandes para facilitar la introducción de datos. Otras empresas como Topcon Positioning cuenta con soluciones en agricultura de precisión que permiten alcanzar importantes incrementos en producción y reducciones de costes significativas; Isagri aporta software por sectores tanto en agricultura como en ganadería para tratar las principales problemáticas de las explotaciones agrarias y ganaderas; e Ingenieria y sistemas Cerea dispone de sistemas de autoguiado muy precisos.
Elemental querido Watson
Según la FAO, será necesario incrementar la producción hasta un 70% para alimentar a la población mundial en el año 2050. La industria agroalimentaria necesita afrontar una transformación digital para poder responder a demandas cada vez mayores en un planeta con recursos limitados.
Otro de los avances es la IBM Watson, una tecnología pionera de computación cognitiva que logra interaccionar de manera similar a como lo hacen las personas, lee y entiende el lenguaje natural, con su riqueza de matices y giros lingüísticos. Es capaz de responder a preguntas complejas en pocos segundos a partir de su avanzada capacidad para analizar grandes cantidades de datos. Ante un interrogante, formula hipótesis y escoge la respuesta en la que tiene mayor nivel de confianza, presentando su razonamiento.
Puede ser una herramienta fundamental para la toma de decisiones cuya aplicación en el sector agrícola puede ayudar a los agricultores a optimizar sus actividades y extraer un mejor rendimiento de sus campos. Por ejemplo, esta tecnología es capaz de crear planes de fertilización optimizados y comprobar su progreso. Esta plataforma es capaz de integrar datos de múltiples fuentes (sensores, imágenes, textos, datos estructurados, datos climáticos) y, además, aprender de esta información. Puede ayudar a los agricultores a tomar decisiones estratégicas en los cultivos para prevenir las pérdidas como consecuencia del clima o a construir sistemas avanzados de riego para ahorrar mediante la predicción de lluvias.
Las imágenes captadas mediante drones (vuelos aéreos no tripulados) y los datos obtenidos mediante sensores a pie de cultivo también se pueden integrar en la plataforma, lo cual permite realizar una monitorización tanto a nivel de planta como de cultivo en tiempo real.