1 minute read

Encontrarnos en la Pasión

Next Article
Instrumentos

Instrumentos

Encontrarnos

EN LA PASIÓN…

Advertisement

Estamos a punto de celebrar estos días sagrados de la Semana Santa. La pasión de Cristo, sigue siendo en gran medida la pasión del mundo actual. Cuando vemos la situación que nos toca vivir, podemos observar diferentes escenarios, actitudes, personas y posicionamientos que nos permiten transitar por los diferentes vericuetos de la condición humana.

Hay algunas expresiones, como, por ejemplo: “El beso de Judas”, “…rasgarse las vestiduras”, “lo han dejado hecho un eccehomo…”, y otras que han quedado, de forma permanente, en nuestro vocabulario, en el uso del lenguaje de nuestra vida cotidiana.

Contemplar la pasión, en el mejor de los casos, nos lleva a admirar a la persona de Jesús como alguien, absolutamente, extraordinario que fue capaz de soportar tamaña farsa, y a la vez, tanto sufrimiento y de una forma tan injusta… Sin embargo, la actitud de la admiración hacia Jesús se torna insuficiente en nuestra vida humana. La pasión es fuente permanente de reflexión, experiencia profunda de vida, verdadera escuela de amor, espacio desde donde situar nuestra experiencia de Dios, y punto de partida y encuentro para nuestra esperanza.

Por esto mismo, la pasión ha quedado como un monumento que está a nuestra disposición que, ciertamente, no nos evita el sufrimiento en todas y cada una de las situaciones que nos toca vivir, pero que nos fortalece y nos ayuda a dar el sentido profundo desde Dios a nuestras experiencias humanas de una forma y con una esperanza renovada.

Cada año volvemos a leer el Domingo de Ramos y el Viernes Santo la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Que nunca nos habituemos a escucharla sin que nos interpele! ¡Ojalá nunca nos acostumbremos a Dios! Dios es siempre más grande y más profundo que nuestro afán por contenerlo y comprenderlo. Porque Dios transciende siempre a nuestras ideas religiosas, a nuestras prácticas piadosas.

Cuando nos ponemos delante del misterio de la cruz, de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo sólo cabe el silencio y la contemplación. Por eso, una vez más, cuando estés delante de la Cruz de Cristo…, calla, adora y confía.

D. Fernando Arregui Moreno Consiliario de la Junta Coordinadora

This article is from: