Vía crucis de la vida

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Julia Merodio Atance

VĂ­a crucis de la vida


Cubierta: foto, Pixabay © PAULINAS 2020 Carril del Conde, 62 - 28043 Madrid Tel.: 91 721 89 84 - Fax: 91 759 02 04 E-mail: editorial@paulinas.es www.paulinas.es © Julia Merodio Atance ISBN: 978-84-17398-42-2 Depósito Legal: M-455-2020 Printed in Spain. Impreso en España «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 /93 272 04 45.


Introducción

En aquel tiempo Jesús dijo: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y se las has manifestado a los sencillos» (Mt 11,25).

Estamos ante el Vía crucis de la Vida. Un Vía crucis que quiere alertarnos sobre la importancia de dejarnos sorprender por ese Jesús, que camina cada día a nuestro lado cargado con la Cruz. Al adentrarnos en él nos daremos cuenta de que, ninguno de los que acompañaron a Jesús en su dolor, volvió a su casa como estaba. Ni los verdugos, ni los poderes que lo condenaron, ni la muchedumbre… ¡Ninguno! Todos tuvieron experiencias inexplicables, sentimientos desconocidos y emociones inesperadas. Porque, como dice Jesús en el evangelio, la revelación la da el Padre a quien Él quiere y para recibirla tan solo se necesita ser sencillo y humilde. Por tanto acojamos esas actitudes, para recorrer este Vía crucis junto a Jesús, a fin de penetrar en 3


los sentimientos que despertó en las personas que lo vivieron a su lado. Para que también nosotros seamos capaces de experimentar lo que significa vivir ‒junto a Jesús‒ nuestro propio vía crucis.

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Segunda estación Jesús es juzgado injustamente V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Porque por tu santa cruz has redimido al mundo.

De la Carta de Santiago Hablad y obrad como quien debe ser juzgado por una ley de libertad. Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha tenido misericordia; pero la misericordia triunfa sobre el juicio (Sant 2,12-13).

Habla un miembro del Sanedrín Yo pertenecía al alto tribunal que se encargaba de mantener viva la ley judía, y llevaba una vida que, hasta aquel momento, me parecía justa. Pero al ver entrar a aquel hombre, un temor misterioso sacudió mi ser, no sabía de qué se trataba, me daba miedo lo que estaba experimentando. Al parecer era un hombre al que llamaban Maestro, porque sabía hablar a las gentes como nadie lo había hecho. Su sola presencia me llevó a preguntarme sobre el sentido de la vida, sobre la verdad, sobre qué cosas tenía que desear o rechazar. 7


Y mirándole fui comprendiendo que, contrariamente a lo que pensaba, lo que aquel hombre estaba haciendo era darme una razón para vivir. Ante nuestra realidad En este momento de la historia –lo mismo que entonces‒ unos simplemente miran a Jesús, algunos le desprecian, otros se muestran indiferentes… Pero la inmensa mayoría lo único que hace es juzgarle. Juzgarle a través de sus seguidores y de toda la jerarquía eclesiástica. Y ahí tenemos juicios injustos contra la Iglesia, el Papa, el clero en general y todo lo que se relacione con ser cristiano. La enseñanza de Jesús No he venido a condenar al mundo, sino a salvarlo (Jn 12,47). Por eso, sin pactar con el pecado, acogí al pecador: Mujer, ¿ninguno te ha condenado? Pues tampoco yo te condeno. Vete y no peques más (Jn 8,10-11).

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Octava estación Jesús es ayudado por el Cireneo V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Porque por tu santa cruz has redimido al mundo.

Del evangelio según san Lucas Cuando lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús (Lc 23,26).

Habla el Cireneo Yo no tenía nada que ver con esa historia. Me vi metido en ella sin haberlo pretendido, y tengo que confesar que el miedo recorrió mi cuerpo como una descarga eléctrica. Pero al coger la cruz vi su Rostro, un rostro distinto a los que había visto durante toda mi vida. Cuando sus ojos me miraron todo mi ser se serenó. Comprendí que ese hombre era un «varón de dolores, ante quien se inclina el rostro»; la sangre, el sudor, los hematomas… ocultaban su cara, pero no su afabilidad.

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Ante nuestra realidad A pesar de estar inmersos en un mundo materialista y despiadado, sigue habiendo cireneos que ayudan a los demás a llevar su pesada carga. Ayúdanos Jesús a no tener miramientos a la hora de acercarnos al que sufre. Ayúdanos a ponernos en su lugar y a darnos como Tú te diste. Pero ayúdanos también a dejarnos ayudar. Pues Tú, con este gesto, no solo nos estás enseñando a ayudar a los demás, sino a dejarnos ayudar también por ellos. La enseñanza de Jesús Venid a mí cuando os lleguen las cruces de la vida. ¡No lo dudéis! Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. Pero, sobre todo, aprended de mí que soy paciente y humilde de corazón, pues eso os hará encontrar vuestro descanso.

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Décimo segunda estación Jesús muere en la cruz V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R/. Porque por tu santa cruz has redimido al mundo.

De la Carta a los Filipenses Cristo Jesús, teniendo la naturaleza gloriosa de Dios, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por ello Dios le exaltó sobremanera y le otorgó un nombre que está sobre cualquier otro nombre (Flp 2,6.8-9).

Habla el centurión Yo era el jefe de la ejecución y, dado el riesgo que conllevaba, me preparé como requiere el caso, pero las sorpresas se sucedían ante mí. Junto a la Cruz –donde nadie podía estar‒ se encontraba una mujer joven totalmente destrozada, que decían era su madre; un joven, que al parecer era discípulo y algunas mujeres. Ante mi asombro, el silencio del ejecutado se rompe y comienza a balbucear algunas palabras: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Mujer ahí tienes a tu hijo… 27


A pesar de mi fortaleza, al verlo morir, mi cuerpo comenzó a balancearse. Y de pronto, veo oscurecerse la tierra, la veo temblar, veo como huye la gente… Y a mi vida llega la certeza: ¡Realmente este hombre es el Hijo de Dios! Ante nuestra realidad Es fácil confesar a Jesús con palabras, pero no tanto seguir su proyecto de vida. Sin embargo, tampoco se obliga a nadie a seguirle. Seguir a Jesús es una decisión libre, que se realiza renunciando a los designios que se oponen al Plan de Dios y acogiendo los sufrimientos que nos puedan llegar, por haber optado por Él. La enseñanza de Jesús Toma tu cruz, no huyas de ella. Pon en ella a Cristo. Una cruz con Cristo no es menos cruz, pero se convierte en Redención. Pues la cruz de Cristo no dejó a nadie indiferente, ya que ella dio a la muerte un sentido de salvación. Pues con la muerte de Jesús se abrieron de par en par las puertas del Reino.

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Índice Introducción ................................................... 3 1ª. Jesús en el Huerto de los Olivos ............ 5 2ª. Jesús es juzgado injustamente................. 7 3ª. Jesús es condenado a muerte................... 9 4ª. Jesús es azotado y coronado de espinas.. 11 5ª. Jesús es cargado con la cruz.................... 13 6ª. Jesús se encuentra con su Madre........... 15 7ª. La Verónica limpia el rostro de Jesús..... 17 8ª. Jesús es ayudado por el Cireneo............. 19 9ª. Las sensibles mujeres del camino........... 21 10ª. La crucifixión.......................................... 23 11ª. El buen ladrón......................................... 25 12ª. Jesús muere en la cruz............................. 27 13ª. Ponen a Jesús en brazos de su Madre..... 29 14ª. Jesús es sepultado................................... 31 15ª. Jesús ha resucitado.................................. 33

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