Arbรณrea luz Alfonso Carballo
Alfonso Carballo (1979, Tehuantepec, Oaxaca). Poeta; exfirmante del movimiento Poscorrientista y actual apologista del cristianismo. Su obra poética aparece incluida en antologías como: Nuevos horizontes en la poesía zapoteca (Dos Puntos Editorial, Veracruz, 2014), Desde el fondo de la tierra, poetas jóvenes de Oaxaca (Praxis, México, D. F., 2012), NorteSur, Antología de frontera (Cohuiná Cartonera, Chiapas, 2012), Poemas para un poeta que dejó la poesía (Cuadernos de El Financiero, México, D. F., 2011), “Muestra de Literatura Oaxaqueña Joven”(Revista Salamandra/ Versión digital, Oaxaca, 2010). Formó parte del Directorio de creadores y promotores culturales de Juchitán (PRODICI/ CONACULTA-Oaxaca, 2009) y del Consejo Editorial de la revista Guidxizá (Nación Zapoteca). Asimismo instauró y dirigió el otrora Tour de Poetas Jóvenes en el Istmo (2008-2012).
ŠAlfonso Carballo y Editorial Pharus, 2017 Foto de portada e interiores: Alejandro Ortega Sibaja Editorial Pharus http://issuu.com/editorialpharus editorialpharus@gmail.com Twitter: @editorialpharus Facebook: Editorial Pharus
Índice 9 / Y el rapsoda, cual centinela entre un mar de runas 10 / Ay de las piedras filosas que muerden la angostura 9 / Yo también miro la ciudad 11 / Él también mira la ciudad 12 / Quien mira los rastros de la naturaleza 13 / Soy raíz 15 / Este sitio no tiene nombre 16 / Y verán, quise atrapar el murmullo de los árboles en un poema 17 / La sed del silencio es la sed de los árboles… 19 / Né apá, ora sí la ciudad crece como una bestia enorme 20/ Acá los atajos de la esperanza 21 / Mirad 23 / Oíd
Cuando encuentres al cabo la verdad que aún no eres, recuérdalo: yo he sido una parte de ti.
Jenaro Talens
Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia: Tú eres el que viertes los manantiales en los arroyos; van entre los montes… En sus orillas habitan las aves del cielo; ¡cantan entre las ramas! Salmos 104: 1, 10, 12
¡Todo lo que respira alabe a Jah!
Salmos 150: 6
Alfonso Carballo
1.
A Santiago, Aurora, Alejandra y Román
Y el rapsoda, cual centinela entre un mar de runas y de silencios, dijo:
Mira el aparejo de la ciudad, los escarpados ruidos que escapan del asfalto, la guarnición de voces en las esquinas, los orines que mean los ojos de la noche, los ensalmos que varan la boca de los desposeídos, el miedo que traza los aguijones del silencio, mira la tala de este horizonte que avanza como un paraje huérfano de sed, y aguza la vista, migra hacia el pecho tuyo, guarda estas palabras en la boca de tu alma, enarbola el beso que amanece en forma de arbórea claridad: vos. Sois el aliento de este bosque de asfalto ávido de sed.
9
Arbórea Luz
2.
Ay de las piedras filosas que muerden la angostura de la tierra. Ay de las manos de concreto que arrumban su peso sobre la floresta espesa de los patios. Ay de la inhóspita sed donde el golpe seco del hacha poda la heredad de los desposeídos. Ay, ay, ay: Habitable cuenco de asfalto en cada ojo.
10
Alfonso Carballo
3.
Yo tambiĂŠn miro la ciudad: Y en sus ojos a) Se aniquila el verde del poema b) Se encaraman los resquicios del silencio c) Se adivina la metamorfosis de su orfandad
11
Alfonso Carballo
4.
Él también mira la ciudad: Y en sus ojos a) El asfalto nombra sus sueños b) El silencio cose su piel c) Él arboriza sus pulmones
13
Arbórea Luz
5.
A Noel Arista y Eder Noda
Quien mira los rastros de la naturaleza arboriza sus pulmones; encala la metamorfosis de su orfandad con el viento proveniente de la vereda; iza sus brazos cual copa de árbol al Dador que le procura la vida; su hábitat se extiende hacia el curso natural del río que viaja desnudo entre la húmeda arboleda: Su mañana es hoy.
14
Alfonso Carballo
6.
A Jacinta Fuentes y Manuela Díaz
Soy raíz. Floresta de rostros múltiples amamantando este temblor de goces. Soy la entraña silvestre de un fruto arboriforme dándose al verdor de las estaciones. Semilla de otras voces sobreviviendo a la tierra hostil pero dulce. Soy vos en la alegría espiritual del otro.
15
Alfonso Carballo
7.
Este sitio no tiene nombre, ni dedicatoria, nada: la tala cercenĂł sus sueĂąos.
17
Arbórea Luz
8.
A Sonia Prudente y Elvira de los Ángeles
Y verán, quise atrapar el murmullo de los árboles en un poema. El temblor lírico del paisaje en dos o tres líneas decodificadas por el ritmo. La audacia que usurpa el silencio de los pájaros lejanos. El vocerío de esta floresta habitando el asfalto. Quise atrapar la armónica de un ruido suave mientras éste perduraba en su canto. El instante de un pabilo arborescente en el momento justo del amanecer. Y verán, ¿acaso cabría esto en un poema? ¿En un mirar en un poema? Quizá… Quizá…
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Alfonso Carballo
9.
A Francisco Javier y Martha Ramírez
La sed del silencio es la sed de los árboles…
Así dijo nuestro guía mientras veíamos los rastros del sol en los tamos arrumbados sobre la plancha de asfalto. Oímos luego la endecha de la tarde en la niebla neón del crepúsculo y apresuramos el paso sin volver la vista atrás. Ambos íbamos extasiados. Pensábamos en aquella bandada de pájaros que el último invierno enterró en su mausoleo de nieve. ¿Quién más ensaya esta última elegía?, dijimos. Y, camino arriba, no éramos los únicos. Alguien más reconocía la sed de los árboles en la morbidez del silencio. Al amanecer, la ciudad era una estatua de sal. Y nosotros, si dormitábamos o amanecíamos, ¡quién sabe!, veíamos las cosas como desde un refugio lejano…
19
Alfonso Carballo
10.
A Jacciel Morales y Diana Manzo
Né apá, ora sí la ciudad crece como una bestia enorme. Oídla como cuelga su esperanza en la viga de la casa. Pende de un hilo bajo los árboles de guie’chaachi’ y los ojos petrificados del jardín. Ora sí la tierra quedará en puros huesos de concreto y plazuelas besando la fiebre del progreso anunciado. Qué hueva apá; ya ni la amuelan. Ora sí creo que eso de escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol es la mejor forma de supervivencia. Ay apá, ora sí que nos dieron en la canilla…
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Arbórea Luz
11.
A Omar Francisco
Acá los atajos de la esperanza arden con los bramidos del sol. Acá el armiño de los árboles agoniza bajo una fronda de pájaros heridos. Acá la arbórea sed se amuralla tras montículos de árboles aislados oscilando entre el salvaje bosque de cables eléctricos. Acá los patios ebrios de tamos y de raíces incendian las casas que talan el último verdor de su hendidura. Mientras tanto la música del viento, amigos, también se desploma repetitiva y violenta.
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12. A Gubidxa Guerrero y Tlalok Guerrero
Mirad: La tierra esta arborece apenas esperando manos nuevas: Arboricultores de istmopías que den forma a ese pedazo de tierra hoy mancha de asfalto y sueño de progreso en la boca de estómagos desheredados…
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Alfonso Carballo
13. Oíd: entre la sed de los árboles está cantando el silencio.
A Jesús Rito
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Arbórea luz de
Alfonso Carballo El cuidado de la edición estuvo a cargo de Jesús Rito García. Puerto Escondido, Oaxaca. Agosto de 2017