COR antología de Amor

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Antología

C

de amor

oR Selección

Poesía y Prosa

Autor

Marc Valenz

Derechos Reservados



Índice 9… 10… 11… 12… 13… 14… 15… 16… 17… 18… 19… 20… 21… 22… 23… 24… 25… 26… 27… 28… 29… 30… 31… 32… 33…

Trofeo Supremacía Solicitud Parpadeo Convicciones Cronología Magia Lo esencial Día eterno Encuentro Dicotomía Chispa sagrada Asociación Eslabones Remordimiento Ficciones Excusa Ahora Progresión Velero La diferencia Altra La vida en un segundo La noche Adyacente

34… 35… 36… 37… 38… 39… 40… 41… 42… 43… 44… 45… 46… 47… 48… 49… 50… 51… 52… 53… 54… 55… 56… 57… 58…

Sin retorno Dejamos anidar a los pájaros del olvido Elecciones presidenciales La mesa de áfrica Vedado Buscando Akenatón Torso Acalanto Romina Mujer de papel El amor y la costumbre Mujer de Francia Imagen sonora Uno Oquedad Relaciones virtuales Un instante Tengo de ti Doncellas y orquídeas Póstumo Pasión El minero El pescador El constructor

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59… 60… 61… 63… 64… 65… 66… 67… 68… 69… 70… 71… 72… 73… 74… 75… 76… 77… 78… 79… 80… 81… 82… 83… 85…

De urgencia El hereje Cita en el puente Tarde fría Cronos Háblame de ti Insomnio Cama vacía Sirena mestiza De tu ternura Ayer vi a la otra Si yo fuera el viento Rocío El árbol de naranjas ¿Dónde estás? Pequeños cambios El bienaventurado El cazador Estupefacto Ahí, estas tú De tu ternura De tu cuerpo Quedarme contigo Tatuaje ¿Cuándo volverás a mi lado?


Antología

C

de amor

oR Selección

Poesía y Prosa

Autor

Marc Valenz

Derechos Reservados



Trofeo “A ella no le bastaba, que él la tuviera como un trofeo; como un cuadro que admirar en la soledad de una pared. Sin embargo, en la pared yo no la quería; la quería en mi mesa para compartir el pan, en mis brazos para amarla, y en mi cama para compartir el deseo…”

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Supremacía "...te vas a quedar sola, y yo me quedaré sin ti. ¿Qué duele más: quedarse sola, o quedarme sin ti?..."


Solicitud “Dos cosas pido esta noche: que tu risa ilumine mi calle, y que el olvido no arranque mi existencia…”

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Parpadeo “Tu mirada es, una lluvia de luciérnagas parpadeando en las sombras de mi alma en soledad…”


Convicciones “…ella siempre quería tener la razón: eso a mí no me importaba, yo solo quería tenerla a ella…”

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CronologĂ­a "Lo nuestro, lo divide la cronologĂ­a: pero es posible que nos una, el amor..."


“...Moriremos mil veces, pero volveremos a nacer para experimentar la magia mĂĄs excelsa de todas: el amor.â€?

Magia

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Lo esencial No me gustan tus ojos Por el hecho de ser tan bellos: Me gustan tus ojos simplemente Porque me miran. No me gustan tus labios Porque me hablan y provocan: Me gustan tus labios, simplemente Porque me besan.


Día eterno -¿el amor es para siempre?-preguntó con ansiedad: -no, el amor es para día a día-respondió el maestro. -¿Por qué?-porque un día, es para siempre-.

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Encuentro “Siempre hay un alma que quiere dar amor, y siempre habrá otra dispuesta a ser amada: Solo falta que ambos se conozcan.”


Dicotomía "Que maravillosa dicotomía: cada vez que ella y yo nos acercamos, más lejos llegamos…”

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Chispa sagrada "El amor es un pequeĂąo rayo de luz que entra por un rincĂłn de nuestra alma. Luego, lo inunda todo: de tal forma, que somos una luminaria que ensombrece el sol..."


Asociación …¡En vez de vivir separados y complicarnos con nuestras diferencias ¡ ¿Por qué mejor nos unimos y nos amamos?...

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“Quería liberarse de la opresión del hombre, pero no podía vivir sin él. Para retenerlo, fingía sumisión; para darse un respiro, fingía jaqueca…”

Eslabones


“Me duele el corazón de tanto amarte, y la conciencia por no buscarte...”

Remordimiento

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“Nos dijimos adiós; yo fingí tristeza, ella fingió alegría…”

Ficciones


-ÂĄte amo!-me dijo. De inmediato, la besĂŠ larga y apasionadamente. Esa fue mi excusa para no decirle que yo, no la amaba.

Excusa

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Ahora Su plรกcida mirada fue Suave luz en mi pecho Un deseo inquietante Un imรกn inevitable En mi metรกlica mirada. Ahora, la apagada rosa Se abstiene de buscarte.


“Ya no te amo, hoy apenas te quiero: Mañana tan solo serás un recuerdo…”

Progresión

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Velero A tu corazón llego Sobre tus aguas y playas que de no llegar muero sobre otras aguas extrañas. Es más fácil combatir con las garras del mar que lograr sobrevivir si tu no me has de amar.


La diferencia Ella dice que no, él dice que sí. Ella bebe el agua, él se bebe el mar. Ella canta silbando, él canta gritando. Ella quiere un beso, él lo quiere todo. Al final (aunque diferentes) juntos, son los mismo.

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Altra Ayer te amaba, hoy apenas te quiero mañana; tan solo serás un recuerdo. Lo que hoy es, no será mañana. Y así, la laxitud de la memoria no encarnará ni la carne, ni algún dios.


La vida en un segundo Uno. Tan solo uno. Un cigarro, solo uno. Una copa nada mĂĄs, tan sola una. Un pedazo de pan, tan solo un pedazo. Algunos dependen de tan solo “unoâ€? para vivir. Entonces yo te pido, tan solo un beso, tan solo uno .

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La noche “Si en algún momento, en el amor, llega la noche: no has de cerrar la puerta para finiquitarlo todo. Tendrás que iluminarla con una pequeña llama. Con eso bastará para iluminarlo todo, e incendiarlo todo.


Adyacente Duermo de costado, para creer que aún estas aquí. Duermo con los ojos abiertos para fingir a los tuyos: mirándome absortos, yertos y brillantes en la leve oscuridad del espacio. Me pierdo, acabo de acostarme. Ya es de mañana. Me levanto, y queda el vacío.

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Sin retorno Me voy, todo quedará en este lugar; Mi amor, su sombra, su color. En mi pequeño equipaje llevaré La memoria de nuestros momentos; Un pedazo de tiempo en mi reloj, El suave sonido de tu voz al besar, Y el olor de la yerba dormida en el patio. Me voy, y para no regresar a ti, Te dejo tu nombre, tus actitudes, tu cuerpo. Y si algún día caigo en la tentación de volver, espero no encontrarte.


Dejamos anidar a los pájaros de olvido

Dejamos anidar a los pájaros del olvido y nos comieron la conciencia. En los invisibles sucesos de los días lo cotidiano y la costumbre fueron; infiltrados enemigos de nuestra red. Pero nada hicimos por salvar la barca: como kamikaze absurdo lo dejamos todo; la llama, el tiempo, el cuerpo, los caminos.

Pero de todos los caminos que anduve tú, fuiste tácitamente única: y de todas tus caminos que anduve, el mejor fue tu corazón. Porque fuiste en mi vida apenas una estrella más en mi universo infinito, algo relativamente posible, imprudentemente aceptable. Porque fuiste mi deseo silencioso, algo parecido al hambre de un pobre, un camino sin final y una puerta sin llaves. Porque hiciste de mi alma un hogar sin amueblar una tarde sin caminos ni plazas una lámpara sin algo que iluminar. Por eso, después de beber resignado nuestra última copa derribaré el cristal desde el aire para que no exista motivo ni posibilidad de volver a ser recipiente que aguante tanto amor y fuego por ti, y me convenza a mismo mañana, que lo que tuvo que ser, fue nada más que eso, una pequeña excusa vestida de esperanza. (35)


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Elecciones presidenciales Recorté la foto del candidato que aparecía en un lienzo que cruzaba la avenida del 14 de Vicuña Mackenna. Imprimí por partes la foto de la cara de ella y las pegué en el lienzo. Luego, escribí letras grandes con spray la frase, -“Camille, te amo ¿quieres pololear conmigo?”-. En la tarde, después de que los carabineros me soltaron (porque alegué demencia), me di cuenta que el único que había ganado las elecciones era yo, porque ella me eligió a mí.


La mesa de áfrica Vale más una rosa En una tribu de África, Que en la mesa o jardín Estilizado de occidente. Se aprecia la flor adolescente en su frágil ternura. La tierra y su carne confunden Los ojos del forastero hambriento. En mi memoria los olores, Encadenado a mi cuerpo. Respiro hondo… te recuerdo. ¡Rápido… bombean mis venas! Hoy eres masa purificada En mis manos de alfarero. Mañana amasarás mi alma Comprada por tus besos. Flor blanca, botón cerrado; No te cubras con las manos. No serás la de ayer, ni la misma. Serás la rosa roja, pero mía. Escarban tu boca mis labios. Inundo tu tierra y arranco El velo desabotonado de tu tienda: Habito en ella cual heredero. No da lo mismo cual sea la rosa, Ni la mesa o jardín tu altar. Es mejor tus espinas en mi alma, Tu olor lascivo en mi nariz. Antes que olvidada en el jarrón O después reseca, desechada, Mejor desmenuzada en mis manos, Y todos digan, ¡la rosa fue amada! (37)


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Vedado Te quiero, pero no, no te quiero. Más bien, no quiero quererte. Lo que quiero decir, es que no debo quererte en ninguna circunstancia: al menos, después del día dieciocho. ¡Te deseo, pero… no!, no quiero desearte. Mis manos van y vienen retráctiles Sobre ti, debajo de ti. ¡Pero no! La conciencia de la ley martilla mi mente Pero la inconsciencia del fuego me atrapa. Los átomos del deseo son un placer y la mente de nuestras células es impávida. Me ha sido vedado bajar al día catorce. ¡Pero cuanto deseo beber del cáliz, Construir la cruz donde la vida es semilla, Donde germina el juego de la creación, En el escenario de un par de sábanas! Tal vez, es mejor rendirse ante el precipicio del deseo, ante la evidencia de los dioses, ante la desesperada atracción del pensamiento y de la carne. ¡Ah… morir, morir…! Hasta la muerte da placer. …qué importa si no vuelvo a despertar mañana …qué importa si la tierra deja de girar. ¡Que se detengan los pájaros en el vuelo, O que los mares se beban la tierra. Que importa la vida, si la vida me la bebí contigo!


Buscando Voy pensando En el canto de los pájaros En las alas de los hombres Y sobre el horizonte Tu cuerpo tendido. Ese pájaro que canta -¿será tu voz lo que trae al viento?- o ¿Solo es el eco de mi pensamiento? Nos estamos buscando En el golpe del silencio.

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Akenatón A veces la muerte se viste con átomos fatales: en tus umbrales, el morir es un placer. Nefertiti vuelve de su gélida tumba, al pábilo de Akenatón encender. No sé, si soy su reencarnación, o la excusa del deseo en penumbras. ¿Es más fría la tumba o la muerte, o, esta soledad de catacumbas? En las noches con luna o sin ella, Busca hábilmente aquel pábilo Que en una caricia, un roce, un beso; Haga de la tumba una hoguera y Se rinda ante el arte del orfebre, Para que palmo a palmo en su cuerpo Grave la eternidad humana. ¿Es más fría la tumba o la muerte, O esta soledad de catacumbas? No es la flor apagada, ni de cerrados ojos: Siempre debe existir un hombre que encienda, No solo la luz del alma, también la llama. Sé que otras (como tantas en el Asia) Mueren sin saber de volcanes placenteros ¡...nacer, nuevamente vivir…! ¡…sentir, nuevamente vivir…! Solo así sabrás mujer del oriente, que el deseo es vivir; Que en tus umbrales, morir es un placer.


Torso Madura el limonero en los labios Que el beso del rocío del poeta, Provoca dilataciones de cuerdas Con su arpegio sublime de las letras. El limonero canta en las manos, Lo que el verso de los labios no canta. Dulce y suave olor primaveral: Sus ejes humedecidos escapan. Aquí bebí de tus diáfanas copas Exprimiendo el fruto inocente. ¡No dudes, en cada caricia puse El amor y el alma correspondiente! El tiempo tornará aún mejores El fruto codiciable y maduro Que el desarrollo y la experiencia Buscará mi boca en el futuro. Entonces bajaré desde el olimpo A beber la leche de los tazones Con mis labios sedientos y de brazas: El fruto que hoy es, ayer, limones. Maduró en las manos el limonero Que ama con sus labios el poeta. Ahora besa, y luego descansa Sobre el pecho, de quien canta sus letras.

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Acalanto El alma está estrellada, y la noche es fecunda. No hay pájaros nocturnos en la sombra de mi mente. El viento trae el sonido de habitantes selváticos. Tú, te arrullas en mi cuerpo, Y la voz en llamas de Nefertiti escucho en el nido. Antes de la batalla corpórea: El abrazo del silencio, el beso, La entrega, la muerte. Y volvemos a nacer; en diferentes madrugadas, con otras formas y labios. Se hunde la luna en las aguas, Yo, en ti. Y el sol sale sonriente, la noche fue fecundada.


Romina Eras tú, un frágil sueño de otoño una tarde desprovista de abrazos. Conocía yo, ese pasaje histórico en el corto trance invernal hostil hacia la primavera de tu cuerpo, abriendo los botones de tus rosas, y tu monte con su pequeño césped. Algo había en el aire entre los dos Como un imán de júbilo invisible Restando a los otros de lo nuestro Abandonando el exterior mundo Concentrado en cuatro estrellas Atrapadas fuertemente entre sí (Tus ojos mirando los míos). Yo no te amaba, tú a mí, sí. Tú me amabas, yo solo te quería. Tu adolescencia prohibitiva -al menos para mí entoncesuna gloria sin descripción alguna que muchos envidiaban.

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Mujer de papel Papel en blanco, vientre de mujer que amo. Hoja uniforme y vacía sin colonizar. Como el lápiz al papel, la semilla a la fuente. Flor humedecida, tinta del escribano. Me apresuro en las tardes para expandir mis versos Me apresuro en las noches para expandir mis besos A veces me confundo, lo uno con lo otro: Escribo sobre el vientre y beso sobre el papel. En la vacía hoja no estaban los dichos de mi alma Ni en tu vacío vientre mis cristales esparcidos. Como nacen los versos y la prosa, así nace el hijo Buscando papel en blanco, o la hija, siendo mariposa.


El amor y la costumbre Sé, que has viciado involuntariamente aquel amor de mariposas y de rosas con el nefasto círculo de la costumbre, con los mismos días, las mismas salidas, las mismas palabras, y los mismos besos. La costumbre es más fuerte que el amor. Lo esperas, adivinas su llegada y su retraso, el olor de su perfume, su voz, el tacto; conoces de memoria los mismos detalles sin alas. Le amas por ser lo que es, pero luego dudas si acaso hay algo más que esa eternidad de un minuto, o una hora, o un día. Solo la muerte se mantiene yerta en el tiempo lo muerto no se mueve ni genera colores ni en el pecho hay canciones sublimes aún la lápida es gris, triste y desolada. Solo la muerte se mantiene yerta en la cama el amor deja de ser la semilla que retorna.

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Mujer de Francia Sé que no lo amas, me lo han dicho tus ojos cuando me mirabas. Cuando besas al otro tu mundo es infinito: detenido en un segundo. Cuando te entregas al otro conciben los átomos conjunciones de galaxias. Cuando abandonas al otro mueres para volver a nacer en el sepulcro yerto y vacío. Sé que no lo amas, me lo han dicho tus ojos cuando me mirabas. No olvides que siempre el otro, fui yo.


Imagen sonora Cada vez que la veo, suena una canción en mí: la misma melodía que aparece con acordes de estrellas y ritmos cardíacos. ¿Silencios? Si, tan solo para volver a respirarte, quizá así pueda inhalar tus células imaginando su cabalgata de colores en mis venas. Todos los sonidos del mundo se apagan, todos los objetos padecen uniforme languidez; se detienen los soles y galaxias, se enmudece Dios, y Lucifer se vuelve a extinguir para siempre.

Yo tan solo escucho una sola canción, la mía, la misma que suena cada vez que te veo. y si…¿cantase mi canción de pájaros? Cada uno tiene su canción, y tú eres la mía.

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Uno Aunque una sonrisa tuya Dure menos, lo que el olor A las rosas, al menos una, Me basta para creer en ti. Aunque una mirada tuya Sea casual o taciturna: Serian mis ojos Da Vinci Plasmando mi epifanía. Aunque una palabra tuya, Tan solo suene en el aire, Arrebataré con mis manos El sonido suave del eco. Aunque sea un beso tuyo Un-hola o un hasta prontoAscendería de mi cuerpo Arrastrando el alma al cielo. Aunque sea un solo toque De tus largos y suaves dedos, Una o dos de tus células; Haría el amor conmigo. Aunque una oportunidad Sea vivir y luego morir, Lo que el olor a las rosas: Vivir, morir, pero contigo.


Oquedad ¿Eres feliz amor?-le preguntaba-¿eres feliz amor cada mañana? Cuando interrumpe el sol en las sábanas ¿Tienes ojos ajenos contemplándote, o unas manos cálidas peinando tus cabellos, alguien que apriete tierna y firmemente su cuerpo contra el tuyo? ¿Eres feliz amor?-le preguntaba-. Le respondía que sí, que si era feliz: volteando con levedad su rostro, fingiendo que era tiempo de marcharse a sus cosas; a su mundo, a su pálida existencia. ¿Eres feliz amor?-le preguntaba- ¿Algún mensaje en facebook, o una cómplice llamada, un código secreto que interprete tu alma, un deseo ardiente por tenerte cerca o un café a media tarde en aquel lugar donde se dicen todo, donde se miran todo, donde se aman todo; apenas con la mirada? ¿Eres feliz amor? dime la verdad. -si soy feliz, por supuesto que sí- respondía: como siempre, como buena actriz, con un sólido desplante y un refinado libreto. -¿seré feliz amor? -se preguntaba en soledad cuando veía en el espejo la maravilla oculta de su cuerpo, estando en su cama, apenas ocupada por cojines abultados y una blanca almohada: hacían un espacio no tan vacío como su alma. -¿seré feliz amor? -se preguntaba. .

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Relaciones virtuales Nos conocimos a través del Facebook. Tuvimos una relación amorosa durante ocho meses: nos amamos con eterna pasión hasta que nos conocimos personalmente. Ahí fue cuando terminamos. Teníamos la certeza de que la virtualidad de nuestro romance bastaba para sostenerse en el tiempo y sin espacio. Entonces aprendimos que el amor sin presencia presente, no valida la existencia de dos seres que se aman. Que era fundamental la transferencia de las células de la piel; el fuego del alma, las miradas eternas, y los besos enardecidos: que eran imprescindibles para fundir dos mundos; dos cuerpos, dos seres eternos que por un momento de amor, son capaces de renunciar y otorgar su propia vida, para morir en el paréntesis de la locura y la gloria.


Un instante En una tarde de lluvias espontaneas, Mojada estaba su morena esfinge. Descender la vi en el parque, sola. La seguí, le pregunté alguna cosa. Despuntamos la tarde hablando Cerca del café, en el cerro quedamos Despuntando ya la noche despejada: Fue el amor de unas horas, luego el adiós. La vida fue toda en ese único instante: en un minuto cabe el universo, en un beso. No vi más esos abismantes ojos oscuros. Esa mujer no dio nombre ni domicilio. Al día siguiente extrañaba la caricia, El beso, el dulce enredo corpóreo. De andar he gastado las piedras, Buscándote en esta eléctrica selva: Desde el parque La leona te llamo Hasta Suyapa el santuario, te busco. Mis ojos, faroles vagabundos, No te encuentran en estas calles. Las veredas y paisajes conocen Mis peregrinos pasos nocturnos. La vida fue toda en ese único instante: en un minuto cabe el universo, en un beso.

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Tengo de ti

Tengo mis manos llenas de ti, Del mineral brotado del suelo, De los ojos de corales isleños. Tengo el alma llena de ti, Muchacha de ojos curiosos: Tus labios son fruto jugoso. Tengo la historia del pueblo, La costumbre de sus habitantes; La risa, la rabia, la bravura. Tengo la memoria del pasado, Constructores y forjadores Indelebles Jeroglíficos tatuados. Tengo las plumas de guacamayas, el volátil vestido folclórico de las rosas y orquídeas. Tengo la bendición del Cristo, Mis aventuras románticas, La lluvia y el sol de un día. Tengo el cuerpo lleno de ti, De la limpia espuma marina. Del dulce agua de tus ríos. Tengo de ti el rastro de selvas, Caminos polvorientos; también Húmedos lugares olorosos. Tengo tanto de ti en mí, Que siendo yo extranjero Fui abducido en afecto. Llevo tanto de ti en mí, Que no cabe en el pecho La nostalgia antes de partir.


Doncellas y orquídeas Del suelo nacen las doncellas Esas orquídeas sin jarrones, Fueron semillas un día, ahora, Venas alimentadas por la tierra.

Esas muchachas adolescentes, Postulantes a mujer un día: Recogen aguas de las fuentes Y de sus fuentes dan de beber. ¿Quién cortará el talle o la cintura, El abrazo palpitante y Apasionado, El beso entregado, como la vida, El amor encendido e ilimitado? Esas muchachas de Honduras A veces quieren ser adornos: En la playa, en campos y ciudades Otras; el abrazo, el beso, la tierra. El viento peina y matiza Las líneas y límites corpóreos Primero fueron rosas cerradas, Ahora orquídeas en plenitud. Las fuentes de su vientre son reservas Catrachos esplendorosos del mañana Esposa; madre, hermana, amiga; Huerto donde se extiende la patria.

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E-mail n°1

(Póstumo)

Dejo estas póstumas palabras Al idilio de los habitantes futuros. Palabras que el amor produjo En mi presente historia develada. Necesitaba grabar en el universo Nuestros íntimos versos contados: Quizá los dioses y profetas del futuro Encuentren inspiración en ellos. Dejo mis quejas en el viento viajero Envuelto en palabras audibles. Estrofas y prosas confesas de amores; Arrancadas de mi alma hacia la boca. Quizá encuentren nuestros huesos Bajo los secretos ejes de Stonehenge, Abrazados, como el aire con las aves; Besándonos como el mar a la tierra.


E-mail n°2

(Pasión)

Hendidura en la tierra granos de trigo Volcán encerrado atado enloquecido. De doble filo el cuchillo, en el viento corta; En el agua raya y divide elementos. Sobreviven peñascos molidos como polvo, Regurgita la tierra lamiendo los mares. Se apaga el infierno y se encienden estrellas; los polos se besan, se tocan, se miran. Los muertos destruyen sus tumbas vacías, Las bestias del campo arman protestas, Los ejércitos caen y tiemblan los estados. ¡Cuán grande es la pasión cuando nos amamos! Es el dínamo de la existencia nuestra: la muerte ya no puede separarnos.

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E-mail n°3

(El minero)

Excavador y minero soy de tu tierra. De tus pozos y galerías tengo planos marcados. Escalo con mis dedos por los vértices blancos, y bajo hasta las laderas de tus faldas. Me interno a tus cavidades subterráneas: No necesito luz para caminar en tus túneles. Me basta la memoria de nuestros encuentros: ya me conocen tus caminos, y yo, a ellos. Oro, plata, cobre, y otros minerales: brotan de las rocas y piedras del vientre de tu tierra; me alegro en ellos cuando los encuentro. Voy a minar tu boca para encontrar agua, voy a minar tu alma para encontrar el oro, voy a minar tu vientre para encontrar al hijo.


E-mail n°4

(El pescador)

Del mar adentro vengo esta madrugada. La noche y la luna fueron mis compañeras. En mi bote, con paciencia el fruto esperaba, mientras cantaba y pensaba en ella. -Venid peces a mis redes, venid y llenadlasEran mis conjuros que evocaban mis palabras. Un litro de café y tres panes eran mi merienda, y una fotografía de ella me iluminaba. Ya dejé en la orilla mi bote, la red y el fruto. Corrí al hogar donde calienta la leña y la leche, me esperaban el manjar de sus besos. Primero fui pescador y señor del mar, ahora soy un pez atrapado entre sus redes: me lleva a sus dulces profundidades.

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E-mail n°5

(El constructor)

Estaba pensando construir un nido para ti, paloma. Un lugar donde se enreden nuestras alas y besos. Tal vez, en la playa junto al mar: las rocas y cerros. Quizá en el campo junto al río, la hierba y el trigo. Lo quiero con madera de cerezos y guindas: porque me parecen al color y sabor de tus labios. También con listones de castaños y piñones: porque se parecen al color de tu pelo y a tus ojos. ¿Quieres un nido conmigo hermosa paloma? Habitaremos con nuestros idilios en verano, y dormiremos apretados, muy apretados en invierno. ¿Cómo quieres que lo construya inquieta paloma? -en el techo ventanales para ver el cielo nocturno con las puertas cerradas para amarnos -respondiste.


E-mail n°6

(De urgencia)

Hoy desperté temblando buscando la cama tibia la almohada ocupada por el perfume de tus senos. Extraño tu risa horizontal el sonido de sus notas. ¡¡¡ Quiero verte ahora mismo, de suma urgencia!!!

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E-mail n°7

(El hereje)

Recuerdo el templo donde cantaban Salmos, los feligreses y profanos. Rezaban sus oraciones ardientes, rezabas también tú, pero en vano. Te hallé en los marmoleados pilares -adyacente al altar bermellónel lánguido velo, eran tus manos portando la ofrenda, y tu devoción. La delgada figura de tu cuerpo, Tu piel, color de las humedecidas rosas: fue la causa primera de mi herejía, que por beberla, he dado la vida. Te perseguí en suspenso por el altar, Serpenteando palabras al oído -Si ganara la gloria o la muerte Me da lo mismo, si me voy contigo-. No fue el conocimiento ni ciencia; Mi tesoro codiciable del alma, Sino, revolcarme de tus amores En la lápida pulcra de la santa. A mi alma acude con tu pronto auxilio, Que por amor he caído en agonía, Y de la gloria; mi autoexilio.


E-mail n°8

(Cita en el puente) Espérame en el puente de la pequeña avenida cerca del conjunto de piedras usadas bajo la hilera de los árboles sin hojas en el pasto entibiado por la tarde en la madera descascarada con los nombres escritos de los enamorados. No lleves contigo otras pertenencias: que no harán faltas. Solo lleva el don de tu naturaleza del que por voluntad divina eres dádiva del arquitecto. Lleva tus labios y tu boca vaciada de antiguas historias: no olvides su color y aromas. Llevaré conmigo las cerezas, las uvas y el agua, para jugar antes de continuar por la ruta agendada. Lleva contigo tus cabellos atados: sin gargantilla, con el cuello desnudo. Me haré cargo de soltarlos al aire con mis manos amantes y cariñosas. Luego serán lazos para retenerte y cortinas para tu timidez. Lleva tu rostro de siempre el que miro sin parpadear el que cautivado beso y acaricio, como emblema de mi pertenencia.

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No olvides tus límpidos ojos, aquellos faroles abiertos, que no me atrevo a decir no ni a entregarme a la ira. Esos ojos húmedos en reposo que se cierran cuando te amo y se dilatan sus esferas si te entregas. Trae contigo tu piel extendida para esparcirla en la mía. Tu piel, sábana suave; lavanda, naranjas y madera. Polvo uniforme y tibio. Chocan tus venas con mis labios, siento tu sangre moverse: inquieta y alegre. Ya quiero ser el viajero indomable: buscar las tabernas de tu cuerpo, perderme en los espacios y encontrarme. ¡Tu cuerpo, mapa de mis tesoros! Ya tengo delineada tus canteras subterráneas, y la vertiente de la leche de tus senos. Llevaré conmigo las palabras, Las que cabalgan presurosas en tu mente en llamas, cuando te vas súbitamente al cosmos de maravillas.


E-mail n°9

(Tarde fría)

Que fría y triste está la tarde: se moja mi anatomía al caminar. En estas calles grises y vacías se refrigera mi alma en soledad. El gélido café no tiene sombras, Ni retóricas olas el mar. La delgada línea del sol y del frio La marca tu presencia, y tú no estás. Afuera es verano en plenitud Adentro tan solo humedad, Y para hacer de mi invierno, verano, Es mejor que te vaya a buscar.

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E-mail n°10

(Cronos)

El cronos es lento y tedioso: no puedo apresurarlo.

Con monotonía desgarran Los segundos en el martillo. Tengo grabadas en mi mente las piernas cojas del reloj. La ansiedad es una espina pequeña.

Si no te veo pronto, se detendrá mi sangre y el aire. Si no te veo pronto, cuando vuelvas, tendrás que desenterrarme.


E-mail n°14

(Háblame de ti)

Se que te molesta cuando no te escucho: de nada valen mis justificaciones. Si…, en este momento abandono mis cosas para detenerme ante tus palabras. Háblame de tu universo de tesoros, de las cotidianas cosas personales, de tus alegrías, sugerencias y preguntas: de sus grandes y pequeños detalles. -Se te ven bien aquellos nuevos aretes ¿Qué le hiciste a tus cabellos hoy? Te ves tan linda cuando te escucho-. -¿Quieres salir a cenar esta noche? Quiero conocer cosas nuevas de ti. Háblame de lo que sientes hoy-.

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E-mail n°15

(Insomnio)

No puedo dormir y aún no es de madrugada. Tengo los ojos rígidos de insomnio De tanto pensar y ver la oscuridad. Se atropellan las imágenes, los deseos y filosofías dentro de mi cabeza. En el precipicio de mi almohada te has unido con mi aliento. Los ruidos sucios de motores se escuchan a lo lejos: trastornadores bohemios, madrugadores laboriosos. No consigo dormir aun no te apartas de mí. No es que no pueda, es porque no quiero.


E-mal n°17

(Cama vacía)

Tengo la cama dividida en dos; en una mitad estoy yo, y en la otra duerme el vacío. ¿Qué haré con ella? Mi lecho es demasiado grande, esta fría sin tu cuerpo: ambos extrañamos tu presencia. Tu presencia de aromas traspasa las paredes de mi casa, viola y transgrede mi intimidad. Se filtra en mi boca, nariz y oídos, amarra mis brazos y piernas. Inmóvil quedan los pensamientos: los pelos de mi cuerpo se erizan, como antenas y radares. Tu presencia se estaciona; En mis ropas, libros, sábanas: Olor a huerto regado por las noches y a flores abiertas por las mañanas. Tengo la cama dividida en dos; en una mitad estoy yo, y en la otra duerme el vacío.

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E-mail n°18

(Sirena mestiza)

Sirena mestiza sobrenatural creación café tostado en la arena molida en la piedra caliza. Te he visto en el agua aparecer en las tarde bañándote de espuma secándote de aires. Sirena mestiza desde el faro pestañean mis señales de conquista. Llévame contigo a tus aguas, a la isla vacía donde vives: yo seré habitante de tus playas.


E-mail n°19

(De tu hermosura)

¡Que hermosa eres mujer, que hermosa eres! Isis de los pueblos occidentales. Como árbol de manzanas pareces: entre espinos y espesos matorrales. Como luz única entre tinieblas alumbran en pleno día tus ojos. De vez en cuando abandono mi tienda Para hallar en tus caminos, el pozo. Picasso debe envidiar mi existencia: no pueden hoy sus pinceles pintarte. Se recrea mi Alma en tu hermosura, me duelen los ojos de tanto mirarte. De todas las mujeres de la tierra, Eres el arquetipo de los dioses: Alquimia de este hombre poeta Que transmuta sus palabras precoces.

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E-mail n°20

(Ayer vi a la otra)

Sí, es verdad, ayer vi a la otra. No encontré en ella buen parecer alguno. Nada sentí en mi pecho, te lo aseguro. La borré de mi tierra Definitivamente, ni su nombre ya recuerdo. No hay huellas en mis brazos, ni sabores en mi boca: No sientas celos de la otra; de ella nada tengo, poco de mí tuvo ella, todo de mi tienes tú.


E-mail n°22

(Si yo fuera el viento)

Me gusta cuando caminas como si el viento meciera un limonero en primavera. Me gusta cuando caminas Porque detienes mi mundo En apenas un segundo.

Luego, guardo en mi memoria La sincronía de tus pasos, Para escribir otra historia. -¿Y si yo fuera el viento?Soplaría tus dóciles cabellos Enredándome por la torre de tu cuello.

Escalaría por tus caderas Besando inseparable la danza de las enredaderas. Si yo fuera el viento; entraría como ladrón por las manillas de las puertas, por las rendijas de las ventanas; te esperaría cuando despiertas y cuando te lavas cada mañana. Si yo fuera el viento, mecería inseparable tus caderas de guitarra. sobre mi rostro, Frio tocando mis poros, Briza de otoño.

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E-mail n°24

(Rocío)

A veces cuando te quedas conmigo, física o intangiblemente, me levanto con sed en las mañanas. Antes de que tú despiertes voy al jardín, recojo pequeños charcos de rocío para beberlo. Contengo en las fuentes de mis manos miles de gotas condensadas de vapores de agua. Las llevo a nuestro altar; te despierto, te doy de beber, te lavo la cara y el cuerpo. Luego te beso, y con mis labios seco tu piel mojada. Cuando despierto con sed en las mañanas, el rocío solo es una excusa, para lavarte el cuerpo y la cara.


E-mail n°25

(El árbol de naranjas) Aquel árbol de naranjas es el único en el patio. No hay más compañero para él, que las maderas abandonadas; los fierros y estantes polvorientos. Me senté junto a él. Tomamos sol y agua. Nos contamos secretas historias. El árbol de naranjas me dijo que conocía muchas horas de amor de aquellos anteriores dueños de la casa. Que escribieron sus nombres en su tronco, pero que el tiempo los había borrado. El naranjo me dio un consejo de amigos: -si quieres que el amor nunca termine, debes escribir tu nombre y el de ella en vuestros huesos. De esa forma no lo borrará el tiempo, tampoco la muerte-. Y seguimos charlando hasta la noche. Intercambiamos presentes. El me dio algunas naranjas, yo le convidé agua.

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E-mail n°26

(¿Dónde estás?)

¿Dónde estás amiga mía en esta tarde? ¿Qué polvoriento suelo, o seco cemento pisas? ¿En qué avenida o calle se inclinan los árboles cuando pasas mirando el horizonte? ¿Cuáles son los semidioses que celan tu hermosura de estatua en los altares? Envíame un mensaje por el aire. Seré como hábil teólogo, he interpretaré tus señales misteriosas. Te esperaré afuera del olimpo esta tarde. Tengo los cauces rompiendo orillas. Como mariposa ávida y hambrienta: mi corazón llevaré batiendo en el aire.


E-mail n°28

(Pequeños cambios) Yo nunca vagué por las noches ni caminé descalzo por la playa no recogí caracolas marinas ni escribí sobre las rocas del mar Yo nunca antes pedí un deseo no vi el sol hundirse en el horizonte nunca antes anduve entre el agua y la luna ni perseguí a las gaviotas al amanecer Desde que apareciste en mi vida, amo las cosas sencillas, pero importantes. Hasta los mismos lugares me parecen nuevos.

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E-mail n°30

(El bienaventurado) Bienaventurado el ser que ama y es amado sin esperar de otros retribución alguna.

Bienaventurado el que es fiel al lecho amante: porque ama en todo momento, no solo en la cama. Bienaventurado el ser que siembra en su propio huerto: porque de él comerá el fruto dulce de su fuente. Bienaventurado el ser que con ternura habla a quien ama: porque serán retornadas como seda, las palabras. Bienaventurado el que mide y retiene el enojo: porque no será medido en el día malo. Bienaventurado yo, cuando por causa tuya, se alegran mis dientes y alinea mi frente. Bienaventurado yo, que conozco lo que eres; lo que piensas, lo que quieres y tu intimidad. Bienaventurado yo, por ser el primero que te mira, cuando despiertas y cuando te duermes. Bienaventurado yo, por ser la causa de tus deseos, de tus suspiros, de tu entrega incondicional. Bienaventurado yo, cuando pintas con tus locuras los días nublados y lluviosos en invierno. Bienaventurado yo, porque el día de mi muerte Será dulce después de haberte amado.


E-mail n°31

(El cazador)

He tendido las trampas en tus pies, salvaje hembra de selvas eléctricas. En la jaula fuerte de mis brazos te encierro, y en la cárcel de mi corazón te amo. Con lazos de amor cortejo tu bravura, con paciencia venceré tu agreste alma. ¡Ah, si yo domesticara tu corazón, serias trofeo único en mi residencia! Silvestre vengadora, con tus ojos y Labios, piernas y brazos; me persigues, me amenazas, y te enredas por las noches en mis sueños y sábanas. Agresora del viento, devoradora de besos: la vida entrego por tus suculentos bocados. Busco en tus bosques la leche y la carne.

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E-mail n°32

(Estupefacto)

Te miro y quedan en trance mis pensamientos sordo de todo y de todos, en abandono. Aparición milagrosa de la naturaleza. Se quedó en mi centro vital tu hermosa calavera. No me aparto de la dimensión de tu espacio poseído por tu ondeante esfinge en reposo. De caoba son los canales de tu espalda. Miles de hormigas saltan en mis manos; para tocarte, amarte, sentirte. ¡¡¡Te miro, el límite de mi planeta se acaba la muchedumbre y elementos se acaban!!! Este amor es lo mismo que la vida y la muerte: podría morir hoy a las doce y no darme cuenta.


E-mail n°33

(Ahí, estas tú)

Ahí estas tú, espiga erguida al viento tu rostro -obra de orfebrería- me atrapa te idolatran las venas de mi centro vibran los peces de mis aguas; palpitan, se conectan, te buscan. Ahí estas tú, te huelo a lo lejos saliva mi lengua y se tocan mis dientes el imán de mis brazos te busca para cortar el talle de tu cuerpo como se cortan las prodigiosas flores. Ahí estas tú, caoba valiosa, hermosa esculpida con martillo de ámbar dibujada con pinceles de nácar la madera de tu cuerpo es tibia semejante a Isis enamorada.

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E-mail n°34

(De tu ternura)

La ternura -de tus actos- me derribó, cual pared inmensa de acero invencible. Tus palabras son dagas que no hieren: solo extirpan de mí la piedra tosca y gris. ¡Ah...! tu ternura debilita mis reproches reconcilian mi fe con el camino, tu camino domando con tus lasos suaves cercándome a tus corrales. ¡Ah…! cazadora del corcel de mi tierra no puedo correr ni escaparme de ti. Tus tiernas lazadas me atrapan aunque ya no soy libre, soy feliz.


E-mail n°36

(De tu cuerpo)

Las planicies de tu cuerpo son arenas húmedas y accidentadas como arenas del mar tibias y reposadas como las del desierto como el campo asoleado en verano con sus frutos maduros y codiciosos. Mis labios reclaman el agua de tus valles sediento por la noria de tu boca y mi boca tiembla de hambre por tus frutos por arrancar el pasto de tus praderas por recoger tus flores con mis propios dientes. Tierra de caoba, fértil es tu cuerpo labrador quiero ser en ti todo el año sembrar la semilla en tus canales regar y cuidar con amores el sembradío y recogerte en mis graneros cada noche.

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E-mail n°38

(Quedarme contigo)

¡Oh, madera suave, caoba tímida amo la belleza de tus colores amo tu carácter dúctil y fuerte amo tu ternura, tu mirada, tu piel tu sonrisa infantil, tu amor de mujer! Con paciencia he visto crecer el árbol y madurar tu piel. Quiero quedarme contigo en mi ser; en mi casa, en mi ciudad, en mi vida. Aún en mi muerte, el ataúd sea de tus maderas.


E-mail n°39

(Tatuaje)

Si fuera yo un tatuaje en tu cuerpo ¿Cuál sería mi lugar? Me quedaría en tantas partes. Por ejemplo; en el caoba de tu piel Por la escultura de tu cuello En la orfebrería de tu cara Sobre las escaleras de tus costados O en los dos montes erguidos. Me quedaría en alguna curva o canal O en tus manos que hacen las cosas. Quizás en tus extremidades que son alas En el coxis silencioso. Tal vez en los muslos de tus andares O en tus tobillos descalzos, O en tus pies que van por el camino del bien. Si yo fuera un tatuaje en tu cuerpo ¿Qué seria yo? Seria muchas cosas. Un lunar cerca del tuyo Collares en tus brazos Estrellas como pendientes Mi nombre escrito en tu espalda Mis labios al final de tu columna. Una ola del mar embravecido Un monstruo marino para defenderte O las quietas aguas de un lago. Una curiosa mirada entre tus senos Una rosa para Venus Un sol para el invierno Una cruz vacía O una luna en tu vientre, para dormirme esta noche en paz. (83)


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Si yo fuera un tatuaje en tu alma ¿Qué seria yo? Un ancla para estacionarme en tu mundo Un corazón en perpetuidad con el tuyo Un barco rumbo a tus sueños Un bien de tu propiedad Pañuelo para tus lágrimas grises La palabra justa, en el momento justo Despensas de ternura; amor y pasión Un libro abierto con mis poemas a tu honor El altar de tu amor infinito El agua para tus ríos La semilla de tu tierra. Si yo fuera un tatuaje en tu alma, Sería de fuego, inmortal y perpetuo. No me borraría nunca: hasta tu muerte.


E-mail n°40

(¿Cuándo volverás a mi lado?) Aún espera el agua caer en tu boca En este tiempo enajenado de horas a tu lado. Se aparta el viento del abismo de tus ojos, para no caer en lo profundo de tu alma. Con todo, te ama y llama mi otro yo, Que golpea las paredes de mi pecho; Acorralado, hambriento, galopante. Qué triste es estar sin ti por un momento, Parece que falta un pedazo de mí. Las sombras de la tarde son grises y espesas: Vacía está la casa, tanto como mi ser. Se quejan las ventanas golpeadas por el viento. Los fantasmas burlones me persiguen. Las lentas horas martillan mi mente. ¿Cuándo volverás a mi lado? Me falta tu aliento, tu risa, tu piel; Tanto como me falta la vida. Que eterno es el día sin tu presencia. Tu morena sombra errante me acompaña: como migajas de consuelo me parece. Lagrimea con amargura mi garganta ¿Cuándo volverás a mi lado? Te extraño tanto, tanto como los muertos extrañan la vida.

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“…uno deja de disfrutar cada historia expuesta en los textos: ficción, fábulas, poesía, relatos, etc. El libro muestra diversos componentes relacionados a la visión de sus propios autores, que desde su poca o mucha experiencia, construyen con el lenguaje propio los textos, ya sean descripciones o metáforas…” -Marc Valenz-

ALEPH 405 “Taller Verano en letras. 2015 “ Libro formato digital Patrocinado por Club logos, co. Producido por Marc Valenz y Editorial Quantum Valdivia, Chile, mayo 2015. Información y contacto: editorialquantum@gmail.com


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